Para una mejor comprensión de la materia y para poder adentrarnos al máximo en ella, en este capítulo se aclararán cada uno de los conceptos fundamentales necesarios para sacar el máximo partido de este libro.
Como ya hemos dicho en la introducción, el mal de ojo y el hechizo son cosas distintas, si bien las dos son envíos de energía negativa hacia alguien. El mal de ojo es energía negativa enviada involuntariamente (es esencial en el mal de ojo tener en cuenta que es completamente involuntario), sobre personas o cualquier tipo de ser vivo, por parte de alguien que alimenta sentimientos malévolos hacia los mismos. El hechizo es una acción totalmente voluntaria (la voluntad, existente en el hechizo, es el principal rasgo que lo distingue del mal de ojo). Si se habla de hechizos se habla de un encantamiento de magia baja, de brujería y sus objetivos son muy definidos. Se trata de un móvil mágico y pensado que por medio de un ritual pone en marcha fuerzas altamente negativas El que opera con este tipo de energías recibe todo aquello que maquina. El hechizo es negativo, es malo, sea cual sea el fin, sea amoroso u homicida.
En cuanto al hechicero, hay que decir que no todo el mundo puede serlo. El hechicero posee un tipo de conocimiento especial, un conocimiento orientado hacia el mal, por supuesto, pero superior al fin y al cabo. Los que se quieran adentrar en la parapsicología llegarán a ser buenos adivinos o videntes, pero no podrán utilizar más medios externos que las cartas, el péndulo o la esfera de cristal. Los brujos son compadecidos y ayudados por pensamientos de amor. Estas personas creen haber alcanzado el conocimiento y, en cambio, son las primeras víctimas de sus encantamientos. Se venden ellos mismos por dinero, el que sonsacan a personas que por ignorancia piden los hechizos, pensando resolver de este modo sus problemas. Con este comportamiento, perjudican también a las personas que han ordenado el rito, y alimentan las fuerzas negativas que, subyugando a los hombres necios, combaten las fuerzas del bien. Por ello, hay que tener en cuenta que, aunque las dos materias están dentro de la llamada parapsicología, hay que distinguir entre hechizos, videncia, tarot o poder mental. La hechicería está orientada hacia el mal, el resto simplemente se valen de fuerzas desconocidas pero no perjudiciales.
Los hechizos de amor son los más conocidos y, por su nombre, se tendría que pensar que son los únicos que se salvan de ese carácter negativo de los hechizos en general. Hay que tener en cuenta que un hechizo actúa directamente sobre otra persona, en beneficio del egocentrismo de otra, y la víctima no elige, mejor dicho, no se defiende porque no sabe lo que le está pasando. Así pues, aunque de amor, los hechizos de este tipo también están regidos por el mal, por lo tanto, también son negativos. A pesar de que nombrarlos no porporciona ninguna información práctica a los lectores (quiero decir, con ello, que no se va a enseñar ninguna brujería), merece la pena explicar algunos de ellos para averiguar qué tipo de pensamiento hay bajo tales hechizos.
Los elementos utilizados para tales hechizos están cargados de mensajes sexuales; la sangre menstrual es básica para conseguir el amor de un hombre, y en el caso de querer obtener el amor de una mujer el esperma será la materia prima para el hechizo. También servirán los pelos o el sudor. El lazo es el símbolo más típico y tópico del amor. Un ejemplo de ello es el hechizo que consiste en enrollar tres cabellos, uniéndolos con tres gotas de sangre sacadas del dedo anular izquierdo, el dedo del matrimonio, el de la «verdad». Todo ello se coloca en una botellita, y se mantiene entre los senos durante nueve días y nueve noches; después, se le da al hombre amado un medallón o colgante. En los hechizos de amor, la principal finalidad del encantamiento se basa en el envío, en el plano físico, de sustancias, símbolos, imágenes que, por correspondencia vibratoria, crean una resonancia en el plano anímico.
En los atados se utiliza preferentemente la imagen del corazón. Quien quiere atar a otra persona dibuja dos corazones superpuestos, uno de ellos dirigido hacia arriba (el masculino), y el otro vuelto hacia abajo (el femenino). En los hechizos de amor son muy utilizados los lazos. Las cuerdas a unir son dos: una representa al hombre y otra a la mujer. El nudo se estrecha, de un modo oculto, en presencia de la pareja. Se actúa con otra técnica durante siete días consecutivos: cada día se hace un nudo, pensando de este modo enlazar a la persona amada. Es mejor iniciar el encantamiento en viernes, el día dedicado a Venus, y por tanto al amor, y utilizar un lazo de color rojo, el color de la pasión.
Otros encantamientos se basan en la atracción, pues del mismo modo que el imán atrae al hierro, puede atraer a la persona amada. La tradición popular aconseja a quien busca el amor que lleve encima un imán, o bien que construya un verdadero atado, haciendo incidir sobre dos imanes los nombres de la pareja, y uniéndolos en viernes. De este modo, también se unen simbólicamente los corazones.
En los ligados de amor se utilizan asimismo las fotografías. Se ponen en un sobre las de las dos personas que forman la pareja, vueltas una hacia otra, y se une alguna parte de sus cuerpos, como por ejemplo los cabellos. Se coloca el sobre en un lugar oscuro, y cada noche deben enviarse pensamientos de amor hacia la persona que se desea atar.
Otro importante ingrediente de los atados de amor lo constituyen las hierbas, que la mayoría de las veces son suministradas en los alimentos.
Por último nos queda la denominada atadura del huevo. Se toma un huevo fecundado; en la parte terminada en punta se escribe el nombre del hombre, y sobre la parte más redonda el de la mujer. Después, se tiene en la mano izquierda (la del corazón) hasta que alcance la temperatura corpórea. Al mismo tiempo se envían intensos pensamientos de amor hacia la pareja. Después, se coloca el huevo en el propio dormitorio, en un lugar oscuro, y en el ángulo dirigido hacia la casa del amado. En esta ligazón el huevo representa el acto fecundante (pues es una célula), que cataliza los pensamientos de amor proyectándolos hacia la pareja.
Vistos los hechizos de amor, vayamos a ver de qué manera se puede frenar un hechizo o, mejor dicho, hacer que el hechizo no llegue a su fin, es decir, a someter a la víctima. Los que no quieran enamorarse de alguien que les está hechizando, tomen nota de este apartado. El efecto que origina un estado de hechicería en el atacante, provocado por la víctima, recibe el nombre de contrahechizo. Hay tres tipos de contrahechizo: el efecto boomerang, el contrahechizo de disgregación y el contrahechizo de absorción. El primero es involuntario (parecido al mal de ojo) y se caracteriza por el hecho de que el atacante recibe todo aquello que había planeado para la víctima, automáticamente; en este contrahechizo la víctima no recibe ningún mal. El segundo no es tan simple. Exige la dirección de un buen mago, que no hechicero, porque se trata de enviar una energía opuesta al atacante, de forma que es necesario saber «qué cantidad de energía negativa ha sido enviada», a la par que hay que lograr que el método que se emplee para el contrahechizo sea meramente de defensa y no de «contraataque». El último de ellos es el que se caracteriza por el uso de cristales y piedras preciosas que son unos muy buenos absorbentes de la energía negativa; más adelante, cuando hablemos de la protección hacia los hechizos explicaremos de qué se trata.
La limpieza de los utensilios utilizados para los hechizos recibe el nombre de neutralización. En ocasiones, los hechizos son realizados con posesiones de las víctimas, por lo que estas deben liberarlas de la energía negativa que hay impregnada en ellas. Los objetos utilizados para el hechizo reciben el nombre de frutos que con la neutralización vuelven a un estado normal. El profano en la materia, para llevar a cabo la neutralización, deberá mojarse las manos en agua salada y untarse las yemas de los dedos con cera blanca antes de tocar cualquiera de los frutos; después deberá envolver todos los frutos en papel negro. El experto tendrá suficiente con un talismán protector.
El vampirismo es un tema que está muy atado a la hechicería y a la magia; en seguida veremos por qué. Lo que es cierto es que el vampirismo existe, aunque no de la forma que la literatura y el cine nos los han presentado, es decir, como hombres con unos largos colmillos que persiguen a la gente en las noches de luna llena para morderles el cuello y exprimirles hasta la última gota de su sangre. Los médicos han diagnosticado una enfermedad que se caracteriza por la falta de sangre y la necesidad de continuas transfusiones a las personas que la sufren; tal enfermedad recibe el nombre de hematodipsia. De todas formas, volviendo a la leyenda popular, hay que tener en cuenta que el vampirismo se puede entender como el abuso de unas personas a otras, del dominio de unas personas sobre otras y, de hecho, la sangre es el símbolo más conocido y tópico del alma, la sangre se entiende, en vampirismo, como símbolo vital.
Pero para tratar el tema de la hechicería y los males de ojo, hay que fijarse con más hincapié en el significado implícito de vampirismo, esto es, en la absorción que ejerce una persona sobre otra. El mismo canibalismo es una forma de vampirismo, puesto que no se come a los hombres con finalidad nutritiva, sino para adquirir las cualidades del individuo. Por tanto, el canibalismo es una forma de homeopatía, con la que, por la asimilación de la carne de una persona, se cree poder adquirir todas las cualidades, fuerzas y conocimientos. Este ritual era utilizado en las tribus salvajes, en donde el jefe era devorado, tras su muerte, por los habitantes del poblado, que creían poder tener de este modo todos sus conocimientos.
En la Antigüedad, se utilizaban técnicas muy particulares para alejar la vejez, la más común de las cuales era la de hacer el amor con jóvenes vírgenes, para nutrirse de su fuerza vital. Una costumbre medieval consistía en que el padre del esposo tenía derecho a la primera noche de bodas.
Los hebreos y los sirios se bañaban en la sangre de los jóvenes para recuperar la juventud, y chupaban leche mezclada con sangre de jóvenes o con sangre de los senos de las jóvenes esclavas nodrizas. Durante la luna llena, chupaban directamente la sangre de los jóvenes esclavos, y después comían perejil con azúcar como afrodisíaco. También comían la médula de los osos jóvenes y los testículos de los tigres, para poder de este modo asimilar su fuerza.
En el año 1400, se realizó una transfusión de sangre al papa Inocencio VIII, que estaba a punto de morir. Un médico dijo poder hacer inmortal al Papa inyectando en sus venas sangre de joven. Fueron desangrados tres muchachos, que murieron para proporcionar la sangre necesaria, pero el Papa también murió, por incompatibilidad de los grupos sanguíneos.
El vampiro hechicero es el que se alimenta de las energías de los demás. Los vampiros más comunes son las personas mayores, los abuelos, y los espíritus de los muertos, que se resisten a aceptar la muerte y exprimen la energía de personas más jóvenes que ellos, en el primer caso, vivas, en el segundo, porque tanto en un caso como en el otro, les sirve para creer que evitan su destino. Ha habido casos de esquizofrenia, que no han resultado ser tales, sino que se trataba de personas poseídas por algún espíritu rebelde que no querría haber muerto cuando era cuerpo.
Pero no hay que confundir el ataque psíquico con el vampirismo. El ataque psíquico suele ser el producto de la fuerza del ascendente de una persona sobre otra. Los lugares cargados de energía negativa provocan, a menudo, ataques psíquicos.
El hombre lobo es otro de los fenómenos estudiados en hechicería. El lobo es un típico y conocido símbolo de la maldad, de todo aquello que está relacionado con lo malvado. El lobo se ha dicho muchas veces que es un perro malo, recordemos la gran obra de Jack London Colmillo Blanco; en ella, el lobo que lleva el mismo nombre, se dice que se parece a un perro, a la par que el principal enemigo de los hombres que peregrinan por la nieve durante largos días, es el lobo. El hombre lobo es el símbolo del hombre malvado, del hombre que no posee ninguna virtud, del hombre que ataca a los demás hombres.
Científicamente, cuando se habla del síndrome del hombre lobo se está hablando de personas susceptibles a manifestar su inconsciente violento, faceta de la psique que las personas normales, es decir, que no están dentro del grupo mentalmente patológico, también tienen, a pesar de que la dominan. Otra enfermedad de los hombres lobo es la licantropía, que podríamos decir que es la total convicción por parte de estos, de estar poseídos por un animal, en este caso el lobo. En hechicería la licantropía existe, por lo que el hechicero puede manipular las fuerzas naturales hasta el punto de que existan personas que estén verdaderamente poseídas por un animal.
Siempre se ha creído que el hombre lobo aparecía en las noches de luna llena, cuando el astro nocturno está en todo su esplendor. Por otra parte, el lobo siempre ha estado ligado a nuestro satélite. Cuántas veces hemos visto la imagen de un perfil de lobo que aúlla a la Luna desde la cima de una colina. El lobo aúlla a la Luna, y el astro le da importantes fuerzas mágicas, aumenta las dotes latentes de su «mente de raza». La superstición popular dice que el cerebro del lobo crece y se reduce siguiendo las fases lunares. Según la tradición el hombre lobo es un hombre que cada plenilunio se transforma en lobo, agrediendo y devorando a las personas que encuentra en su camino. Las leyendas alrededor de este ser, transmitidas desde hace siglos, han suscitado siempre miedo y escepticismo. Pero, durante la Edad Media, en las noches de luna llena, los hombres se quedaban siempre en casa. Se dice que para poder matar al hombre lobo es necesario herirlo en la frente, en los ojos, con una bala de plata (el metal de frecuencia lunar) bendecida en una capilla dedicada a san Uberto, el patrón de los cazadores. La superstición alrededor de la luna viene a partir del hecho de que la luna no brilla con luz propia, sino que refleja y, por tanto, en magia es considerada falsa y peligrosa. El astro influye en la psique del hombre, crea alucinaciones y favorece las enfermedades mentales. Además en lugar de dar las energías vitales, como hace el Sol, la Luna las absorbe, las saca de los seres vivos. Por este motivo, se dice que es peligroso dormir a la luz de este astro.
La posesión, mejor dicho, el concepto que de ella se tiene, encuentra su origen en la religión. Según la religión —y no nos referimos a ninguna religión en especial, hay que tener en cuenta que todas las religiones constituyen un todo mucho más vasto que es la creencia en seres superiores, sobrenaturales— la posesión es el fenómeno que se conoce por el dominio total de cuerpo, alma y mente de un espíritu maligno sobre una persona. Antes, cuando hablábamos del vampirismo, hemos hablado del fenómeno del ataque psíquico en algunas personas y advertíamos de que no hay que confundir una verdadera posesión con un ataque psíquico. El poseído se distingue perfectamente del loco porque cumple con una serie de características: utiliza un lenguaje muy brusco y obsceno; actúa vulgarmente, por ejemplo, contesta a algo, levantando el dedo corazón de alguna de las manos mientras esconde los demás como si quisiera formar un puño; es exhibicionista; cambia la voz; comprende lenguas extranjeras que nunca ha hablado u oído; describe objetos que están fuera de su alcance; muestra una fuerza mucho más superior que la propia; siente repulsión hacia lo sagrado. Es cierto que el ser que posee forma parte del cuerpo etéreo con lo que es mucho más fuerte que nosotros mismos, y también es cierto que existe la llamada posesión colectiva por la que un mismo espíritu posee a varias personas durante una sesión de espiritismo. Sin embargo, hay que tener en cuenta que muchas veces se trata de algún tipo de enfermedad en el supuesto poseso.
La demonomanía es una enfermedad psíquica propia de aquellas personas que creen estar poseídas por el demonio. Muchas veces, lo que creemos un demonio es en cambio la imagen reflejada de nosotros mismos, con nuestros miedos, nuestros deseos, nuestros conflictos interiores que asumen la forma de demonios psíquicos. Las tentaciones de san Antonio y la lucha de san Jorge contra el dragón fueron verdaderas batallas internas que sirvieron para eliminar todas las energías negativas que llevaban en su interior, las cuales en su momento determinado explotan en toda su intensidad, creando graves alteraciones psíquicas. El esquizofrénico cree que es otra persona la que habla por él, piensa por él y actúa por él. Es como si alguien le transmitiese las ideas; oye voces que resuenan en su cerebro, cree que lo pilota y lo guía otra entidad. Con frecuencia se trata de torbellinos de hebefrenia, que ataca a los jóvenes que quieren evadirse de la realidad. Así se dobla su personalidad, no consiguiendo individualizarse. También las mujeres frustradas sexualmente encuentran en la posesión la excusa de sus acciones, destinadas a atraer la atención del varón. Una mujer oprimida por el marido inventa inconscientemente la posesión, que se convierte en el pretexto para recibir regalos, atenciones, o incluso para clamar impunemente contra el cónyuge y contra la familia, o lamentarse del comportamiento de alguien en particular.
Para la posesión, la solución más eficaz es el exorcismo que se regularizó a través del Ritual Rommanum de la Iglesia católica, en 1614. Para llevar a cabo este ritual hay que pasar por un proceso exhaustivo que tiene como fin averiguar si es una posesión real o sólo se trata de una enfermedad psíquica; tal proceso recibe el nombre de anamnesis. Una de las pruebas más infalibles de que el poseído es tal es, como se ha dicho anteriormente, el cambio que sufre su fuerza corporal. Una de las posiciones más típicas que demuestran este síntoma es la llamada posición del arco. En ella, la persona yace en posición supina, con la espalda arqueada, completamente levantada del suelo, y apoyando las manos y los pies en él. Los brazos están extendidos más allá de la cabeza, las manos vueltas hacia atrás, y las palmas apoyadas en el suelo. A veces, el poseído se desplaza en esta posición. Si el exorcismo es efectivo, es decir, si está consiguiendo que el poseído deje de estarlo, entonces este empezará a tener reacciones muy extrañas, vomitará (una de las mejores simbolizaciones de la expulsión del mal espíritu), la temperatura ambiental subirá, puesto que estarán saliendo al exterior del poseído las energías negativas. Pero durante este proceso la energía maligna intentará permanecer en el cuerpo del poseído, con lo que este empezará a leer los pensamientos de los que se encuentren con él y hasta es posible que se produzca una levitación de la víctima.
Hechizos, mal de ojo, vampiros, hombres lobo, exorcismo, poseídos... Todos estos conceptos, que no tienen nada de científico, forman parte de algo de lo que hemos oído hablar y seguro que, directa o indirectamente, hemos utilizado: la magia. La magia es, básicamente, un recurso del hombre, una forma de explicar fenómenos, de defenderse, de atacar, de librar los complejos, de sentirse más o menos satisfecho, de coger seguridad. ¡Cuántas veces se ha hablado de una persona mágica! Aunque el tono de las últimas frases parezca escéptico, en lo que a magia se refiere, lo que es cierto es que la magia existe, y en alguna medida, influye en nuestras vidas Por eso, a lo largo de la historia de la evolución cultural del hombre se ha distinguido entre dos magias: la magia blanca y la magia negra.
La magia blanca es aquella que está destinada a la armonía del cosmos, las energías empleadas para ella son las positivas y su raíz está en el poder de una minoría que utiliza al máximo estas energías como único utensilio de sus objetivos. Las fórmulas mágicas que están dentro del cuerpo de la magia blanca o alta magia son todas orales, verbales. La efectividad de la magia blanca depende de la capacidad que tenga el mago, que no hechicero, de entrar en armonía con el cosmos a través de la palabra, capacidad, la del habla, que junto a la racionalidad nos distingue de los animales. Son muy pocos los magos y muchos más los hechiceros. Y si no cualquier persona puede ser hechicero, menos todavía puede llegar a ser mago. Uno de los hechos más ilustrativos de lo dificultoso que resulta actuar por el bien, teniendo seguridad de no caer nunca en el mal, es que en el Ritual Rommanum de la Iglesia católica sólo se permite llevarlo a cabo a sacerdotes que son considerados superiores. La magia negra se distingue de la blanca por lo fácil que resulta acceder a ella y porque utiliza elementos tangibles exteriores al mismo hechicero (hierbas, animales...). Pero la principal diferencia que hay entre ellas es el enfoque de cada una; la magia negra es egoísta, está enfocada hacia el beneficio de la venganza o del resentimiento de alguien, hacia la sed posesiva y dominante de otros y sobre todo hacia el mal entendido orgullo del hechicero que se siente admirado y considerado superior por los que han solicitado sus servicios. Por ello, por ese carácter sucio que la caracteriza, los hechizos del amor también son maléficos, porque están proyectados hacia la falsa satisfacción de alguien que, lo único que ha hecho, es intervenir en la voluntad de otro.
Por último, para finalizar este capítulo de aclaraciones, hay que distinguir los distintos elementos y conceptos que se distinguen en una práctica mágica. Para ello, se confecciona una lista para que al lector le sea más fácil acceder al significado y al fin de cada uno de los elementos y conceptos.
Amuleto
Se trata de un objeto que debe utilizarse en la esfera individual y su finalidad es básicamente defensiva. Con él, se consigue el efecto de neutralización del que antes hemos hablado, por lo que si se es víctima de algún hechizo, se consigue parar el ataque y destruir las energías maléficas que la víctima tenga alrededor. No puede ocasionar ningún daño.
Encantamiento
Si se habla de encantamiento se está hablando del arte de producir ciertos efectos sobre seres vivos, por medio de la palabra, el canto, la música, etc. Otros sonidos, no humanos, también pueden producir encantamientos, por ejemplo, los tambores de los brujos servían para los encantamientos.
Fascinaciones
Se puede considerar una variedad del hipnotismo. Se dice que existe una fascinación si alguien ha sometido la voluntad de otro sólo a través de la mirada. Si la intención del que produce la fascinación es perjudicial para el que la recibe, entonces se puede hablar de mal de ojo, aunque se trate del único tipo de hechizo que no utiliza más poder que el de la mirada, es decir, el de uno mismo,
Filtro
El llamado filtro es una pócima que debe esparcirse por los lugares más frecuentados por el sujeto que la ha pedido, para crear una atmósfera afectiva entre todo lo que le rodea.
Hechicería
Se entiende por hechicería un conjunto de prácticas mágicas mediante las cuales se pretende dominar los sucesos y acontecimientos por vías irracionales, sometiendo al poder y servicio del hombre las fuerzas trascendentes. El hechicero es actualmente el ministro de la baja magia, a pesar de que, en sus orígenes, fuera un personaje que velaba por los intereses de la comunidad por la que velaba; en todas las culturas y en todos los pueblos ha existido la figura del hechicero. Este hechicero inicial se siente fuertemente vinculado a los espíritus buenos, a los dioses inferiores y hasta al mismo Dios supremo y sus ritos son orales y se remontan hasta el primer hechicero que existió, que recibió tales virtudes del mismo Dios. Al descubrirse la escritura, el hechicero pasa a ser mago; los individuos se asocian en corporación compartiendo e intercambiando experiencias y esta corporatividad hace que lleguen a formarse escuelas. De hecho, la distinción que se hace hoy entre mago y hechicero tiene origen en la transformación del lenguaje; los que, en principio eran hechiceros, hoy son magos y los que sólo utilizan sus ritos en beneficio del mal y a través de objetos que salen de ellos mismos, son hechiceros.
Maleficio
Es una actividad típica de la brujería, siempre empleada con fines malévolos. La víctima de un maleficio sufre graves daños físicos o psíquicos y puede llegar a morir.
Talismán
Al contrario que el amuleto, el talismán es una arma ofensiva. Se trata de un objeto mágicamente cargado que suele ser muy eficaz e infalible, puesto que, al ser un objeto mágico, su fuerza se multiplica sin límites.
Los hechizos, la magia en general, existen desde el principio del hombre, desde que el hombre empezó a pensar, a sentir una necesidad de hallar un sentido a la vida, a sus necesidades y a sus adversidades. En las grutas prehistóricas se pueden encontrar representaciones que tienen todo el carácter de las mágico religiosas (identificación magia-religión) y que según estudios, se trataba de encantamientos contra las fieras, mejor dicho, para defenderse de ellas. Si existe una imagen mental del enemigo, es más fácil enfrentarse a él.
Más adelante hablaremos profundamente de los hechizos existentes, aquí sólo los nombraremos: directo, indirecto, total, periódico, de muerte, de sufrimientos, de amor.