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Introducción al análisis transaccional

El primer paso es la mitad del todo.

Horacio

INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA

La mayoría de personas que no están introducidas en el mundo de la «psiquis» se sorprenden cuando explico en mis seminarios o conferencias, que la psicología no es una ciencia uniforme, con una fuente única, donde todos los profesionales, estudiosos, curiosos y aficionados puedan acercarse a «beber». Diría yo, que ni siquiera es una fuente con varios «chorros» donde se puede beber diferentes tipos de agua, pero «agua» al fin y al cabo.

Muchas veces me han pedido mi opinión sobre este asunto. Al respecto, y después de bastantes años leyendo, estudiando, escuchando, compartiendo, probando, aplicando y, por supuesto, reflexionando antes de dar una respuesta que, como mínino, se acerque a la realidad actual de la psicología, opino que, en el fondo, en el fondo... no hay tanta diferencia entre las variadas ramas que configuran el árbol de esa ciencia (para algunos, la psicología no es ciencia).

La diferencia se empeñan en marcarla algunos de los componentes adscritos a algunas de estas corrientes. Parece mentira, pero en el campo de la «psiquis» hay bastantes «mentes cerradas». ¡Quién lo diría!, ¿verdad?

Durante años me he ido «introduciendo» en algunas de las corrientes que hoy en día configuran las teorías y técnicas más en uso: Psicoanálisis (estudié cinco años esta teoría, ¡y no me arrepiento!), Conductismo, Gestal, Bioenergética, Sistémica, P.N.L., A.T. y alguna más. Incluso he realizado, ya desde hace bastantes años, incursiones en el campo de la filosofía. Mi conclusión es que todas estas teorías y técnicas tienen cosas y aspectos muy positivos. No, no es que quiera ser diplomático, porque lo cierto es que, en muchas ocasiones, me valgo de distintas técnicas para su aplicación a determinadas situaciones, y esto puedo asegurar que funciona. ¿Por qué negar lo evidente?

¿Qué con cuál de estas «ramas» me quedo? Sin duda, con el Análisis Transaccional. Por su posibilidad de aplicación en el campo clínico, por sus extraordinarias posibilidades en su aplicación al campo pedagógico, al empresarial y sobre todo, por sus posibilidades de integrar técnicas de otras corrientes. Y de modo muy especial, por su «bondad» para su divulgación y entendimiento por personas ajenas a la psicología.

No voy a caer en la tentación (porque me sería imposible) de desprestigiar a otras corrientes, como hace, por ejemplo, el señor L. Marinof en su buen libro Más Platón y menos Prozac (Ed. Sine Quanon, año 2000) donde dedica más de cincuenta páginas a intentar destruir de forma desordenada, inexacta y con gran falta de rigor, la psiquiatría y la psicología, para presentarnos la filosofía como la casi única forma de salvación. Tampoco es eso, ¡oiga! Yo también creo en las magníficas bondades de la filosofía, pero también veo sus enormes lagunas. Además, mi filosofía me dice que es mejor sumar que restar.

Soy de la opinión de que la buena técnica es la que «funciona», pero si me quedase aquí estaría a mitad del camino entre lo que se hace y lo que se puede hacer. Me explico, todos los que nos dedicamos (de alguna manera) al mundo de la «psiquis», tenemos la obligación, al menos moral, de investigar constantemente nuevas teorías y nuevas fórmulas que ayuden a las personas a encontrarse mejor y ser más felices. Esa es nuestra profesión. Encerrarse en lo que dijo un señor o señora, por muy sabio o sabia que fuese, hace decenas de años, es negar la posibilidad de ayuda a muchas personas que nos lo demandan. Eso no sólo es poco profesional, sino que es poco humano.

Más adelante, cuando explique las posibilidades del A.T. comprenderán más claramente porque apuesto por el A.T.

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¿Nacen del mismo «árbol» o son de árboles distintos?

Muchas veces me he preguntado: ¿Por qué muchos psicólogos y psicoterapeutas se empeñan en desdeñar los valores y conocimientos de «otras corrientes»? ¿Por qué viven aislados, al menos algunos, en unas teorías y técnicas que no han modificado lo más mínimo desde que su creador o creadora dejaron de escribir sobre el tema?

Mi opinión, modesta pero firme, es que esta situación es lamentable, no me gusta. Todos tenemos que hacer un esfuerzo de convergencia, el sentido común así nos lo exige, y los beneficios podrían ser enormes.

Posiblemente, amable lector o lectora, si termina de leer este libro (estoy seguro de que así será) pueda formarse alguna opinión sobre por qué hombres y mujeres tan inteligentes se aferran a estas posiciones tan rígidas y contradictorias. Por lo tanto, dejamos aquí el interrogante y seguimos nuestro camino.

ERIC BERNE, CREADOR DEL A.T.

Mucho se ha escrito sobre el Análisis Transaccional (a partir de ahora, para abreviar, lo denominaremos A.T.). Pero como mi intención es que este libro llegue a muchas personas que todavía no lo conocen, voy a hacer una reseña sobre el mismo. Como me gusta lo que escribe sobre A.T. R. Kertész, me guiaré, en parte, por una recopilación de alguna de sus obras.

El A.T. es una nueva ciencia de la conducta –ve la luz en los años cincuenta– creada por el psiquiatra canadiense Eric Berne.

Se llama «Análisis» por separar el comportamiento en unidades fácilmente observables, y «Transaccional» por su énfasis en las transacciones, que para el A.T. significa «comunicación entre personas».

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Eric Berne, cuyo nombre completo original era Eric Lennar Bernstein, nació en Montreal, Canadá, en 1910, de padre médico y madre escritora.

A los 10 años fallece su padre; a los 25 años termina sus estudios médicos en la Universidad de McGill, en Montreal; a los 29 años emigra a EE.UU., cuya nacionalidad adopta, cambiando su apellido por Berne.

En 1939 inicia la primera publicación de sus artículos. En 1941 publica Los mecanismos de la mente, su primer libro sobre A.T. Análisis Transaccional en Psicoterapia, ve la luz en 1961. En 1964 publica Games people play (Juegos en que participamos). Para poder publicarlo tuvo que recurrir a una treintena de colegas, cada uno de los cuales colaboró en la financiación de 30 ejemplares, ya que la casa editora no quiso arriesgarse en su publicación. Este libro, en el que la editorial no confió, se convirtió en un extraordinario best-seller, siendo traducido a varios idiomas en los cinco continentes.

Eric Berne falleció el 15 de julio de 1970, a los 60 años, exactamente con la misma edad (con unos pocos días de diferencia) y de la misma afección que falleció su madre.

Berne fue un incansable trabajador, ejercía de forma brillante la psicoterapia, la docencia y la escritura. Ha sido, sin duda, uno de los más grandes genios de nuestro tiempo. Ingenioso y con mucho humor, viajero infatigable y escritor prolífico, supo rodearse de un buen grupo de colegas y colaboradores.

Con este grupo fundó a mediados de los cincuenta el «Seminario de Psiquiatría Social de San Francisco», lo que ellos denominaban «el grupo de los martes», que se reunían en su casa, donde se discutían los primeros principios del A.T., siendo éstos mismos quienes se ocuparon de editar su obra póstuma y nuevo best-seller ¿Qué dice usted después de decir hola?

Berne siempre se significó por la idea de acercar la psicología a la calle, poner los conocimientos psiquiátricos y psicológicos al alcance de todas las personas, insistiendo para ello en utilizar términos fácilmente comprensibles, aunque no se perteneciese al mundo de la psicología. Este empeño es algo que todos debemos agradecer.

El A.T. rechaza toda terminología compleja y farragosa que utilizan tanto la psicología como otras ciencias, ya que sólo sirve para intentar crear «clases» y, en muchos casos, a través de corporativismos baratos, disimular grandes complejos de inferioridad.

Algunos ignorantes creen que porque no se utilizan términos extraños y complejos, el A.T. es menos científico; su único problema es que no lo conocen «a fondo» (por eso, lo de ignorantes).

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Es decir: «Se ha roto el brazo derecho»

La mayoría de colegas y alumnos de Berne han seguido esta idea del fundador, y hoy el A.T. se explica en universidades, pero también en las escuelas, en las empresas, en seminarios abiertos, etc., a personas de cualquier nivel intelectual, hecho que facilita el aprovechamiento de estas técnicas por muchas personas, sirviendo a una función social en pro de la salud mental de todo ser humano.

El A.T. es todavía una ciencia en constante desarrollo y crecimiento. Berne murió muy joven y seguramente, no pudo aportar y legar muchos de los descubrimientos y pensamientos en los que seguro estaba trabajando. La mayoría de sus discípulos han continuado su obra, la cual es constantemente certificada por los avances conseguidos, sobre todo, en los campos de la neurología y la neurofisiología (el best-seller Inteligencia emocional de D. Goleman, Ed. Kairós, es una obra que perfectamente se puede interpretar en clave de A.T.). Hoy en día, dudar de las inmensas posibilidades del A.T. sólo puede ser la consecuencia de un gran desconocimiento del mismo. El A.T. no necesita defensores, se defiende solo.

CARACTERÍSTICAS DEL A.T.

No es mi intención relatar las excelencias del A.T. (al que ya he dedicado algunos años de mi vida), y que usted, amable lector o amable lectora, podrá comprobar y después juzgar ese valor que yo, personalmente, le supongo. Aunque quiero dejar muy claro, y que así conste, que el A.T. no es la panacea para todo; todavía tiene lagunas y un inmenso camino por recorrer, ¡en ello estamos!

Relacionaré a continuación algunas de las características más significativas del A.T.; para ello me limitaré a transcribir las que presenta R. Kertész en su libro Análisis Transaccional Integrado.

Características del Análisis Transaccional

1.   Está basado en una filosofía positiva y de confianza en el ser humano. Algunas de nuestras conductas son adecuadas, otras no; pero eso no modifica el valor intrínseco de la persona.

2.   Es un modelo de aprendizaje, no de enfermedad (desaprender lo aprendido, que no es positivo). La verdad es que desde el A.T. no se entiende muy bien (más bien se rechaza) la idea de la enfermedad mental. La enfermedad mental existe si ha habido un traumatismo, una infección, etc. En la mayoría de los casos, la asignación de enfermedad esta mal aplicada, ya que se trata (normalmente) de un desajuste de conducta o conductas inadecuadas, fruto de la educación.

3.   Es sencillo.Utiliza un vocabulario comprensible para un niño de siete años.

4.   Es natural.Se basa en necesidades biológicas de todo ser humano: afecto, contacto físico, etc.; necesidades psicológicas: reconocimiento, cómo me posiciono conmigo y con los demás, a qué dedico mi tiempo, etc.; necesidades sociales: pertenencia a un grupo, aceptación social.

5.   Es objetivo.Se basa fundamentalmente en hechos observables y registrables.

6.   Es diagramable. Cualquier situación se puede representar con líneas y gráficos. Las personas «visuales» tienen una gran oportunidad de aprender o explicar fácilmente esta teoría.

7.   Es predictivo.La observación de los signos de conducta, junto con el conocimiento de la historia personal de cada persona, nos indica que si sigue aplicando el mismo «programa» mental, tenderá a obtener ciertos resultados fácilmente predecibles. Dispone de herramientas muy fiables para la «predicción».

8.   Es preventivo.El hecho de ser «predictivo» facilita la prevención.

9.   Es efectivo.No necesita de largos períodos para determinar un diagnóstico y hacer efectivo un proceso de cambio. Dice R. Kertész: «Integrado con otras técnicas, resuelve un 80-90% de casos de nuestra casuística de pacientes de ambulatorio».

10.  Es integrable. Facilita la integración con otras técnicas terapéuticas. Gestal, Conductismo, Terapia Sistémica, incluso Psicoanálisis.

11.   Es contractual.Los transaccionalistas trabajan en base a unos objetivos consensuados con su cliente. En el contrato se refleja, al menos, el objetivo a conseguir y la duración de la intervención.

12.   Es igualitario.Psicólogo y cliente se sitúan siempre al mismo «nivel». Según la filosofía del A.T., todos nacemos con iguales valores y derechos. Nadie es mejor que nadie. En todo caso, puede haber diferentes capacidades. Nada más.

Y yo añadiría, es ameno y hasta divertido, pero científicamente serio.

¿Por qué el nombre de Analisis Transaccional?

Como ya he comentado, se llama Análisis porque permite separar y así analizar el comportamiento en unidades fácilmente observables, y Transaccional por el énfasis que pone en las transacciones, entendidas como las unidades de información intercambiadas entre una o más personas, dando más importancia a lo inter-personal que a lo intra-personal. Berne insistió en que el A.T. era una Ciencia Social, ya que en su época predominaba más el enfoque del individuo, tanto en el psicoanálisis, como en el conductismo norteamericano.

¿Qué es el A.T.?

Encuadrada dentro de la psicología humanista, el A.T. es una «herramienta» singular y a la vez muy completa, ya que dispone de:

Una filosofía:confianza en el ser humano. Tiene su origen en la Teoría Existencial de J.P. Sartre. Aunque podríamos remontarnos a Confucio (500 ac.) para encontrar interesantes rasgos de humanismo en su filosofía:

También se puede ser dichoso no poseyendo más que arroz como único alimento, agua como única bebida y el brazo doblado como almohada; contrariamente, las riquezas y los honores indebidos son como nubes pasajeras en las que no podemos fundamentar la felicidad.

Confucio

Una teoría: teoría de la personalidad y los intercambios sociales.

Unas técnicas: técnicas para darse cuenta del «aquí y ahora» y desarrollar procesos de cambio.

Se utiliza como método racional para analizar y comprender comportamientos. Permite conocer y comprender muchos de los aspectos que intervienen en el desarrollo del proceso de: «crecer como persona», facilitando los procesos de cambio.

Explica el proceso desde una visión

Antropológica

Origen de la especie, algunas característica de la misma y algunas necesidades.

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Neurofisiológica

Estructura genética. La importancia de la genética en la predisposición hacia unas determinadas estructuras que facilitarán, o impedirán, el desarrollo de algunos aspectos relacionados con el carácter y la conducta.

Funciones cerebrales. El cerebro, como «gestor» y motor de los procesos emocionales.

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Transcultural

Sociológica raza - cultura - país - etc. Su influencia en las formas de pensar y actuar de los grupos y los individuos.

Psicológica ( madre – padre – familia – profesores – etc.) Como influencias más poderosas en el proceso de «programación» de los comportamientos.

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Fenomenológica

Estudia y analiza comportamientos individuales, interrelacionales y consecuencias de los mismos.

«Qué ocurre entre las personas.»

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FUNDAMENTOS DEL A.T.

A) Base neurofisiológica (Penfield 1951)

Wilder Penfield, neurocirujano de la Universidad de McGill (Montreal), descubrió que estimulando con una sonda galvánica la corteza temporal de algunos pacientes (normalmente eran pacientes aquejados de epilepsia), éstos volvían a revivir la misma experiencia, apareciendo conjuntamente en la misma secuencia, el recuerdo y el sentimiento que ésta suscitó en su momento.

Es decir, si «activaban la carpeta» (hoy sabemos que se trata de un canon neural) que contenía un determinado recuerdo, la persona no sólo recordaba el hecho sin más, sino que volvía a revivir la misma emoción que le produjo cuando el acontecimiento se produjo, y si en aquel momento había llorado o reído, al revivirlo no solamente lo recordaba, sino que volvía a reír o llorar.

Quedando demostrado que la memoria, tanto de imágenes como de emociones, tiene un enraizamiento biológico.

Cada experiencia queda grabada emocionalmente en el cerebro como en una cinta magnetofónica.

B) Observación clínica

El estudio de las diferentes personalidades y su afectación en el desarrollo físico de las mismas determina, en muchos casos, la relación de la dinámica psico-somática (mente-cuerpo) en las personas y su relación con los demás.

Berne también observó que estos comportamientos se pueden predecir, ya que las personas actúan siguiendo un plan determinado de vida, que se ha estructurado, a nivel inconsciente, durante los primeros años de su existencia.

C) Diagnóstico: social - histórico - fenomenológico - transcultural

La influencia sociocultural en la estructuración de la personalidad y su posterior comportamiento, tiene una gran importancia. Esta influencia se puede comprobar en el análisis del Guión, es decir, en el Plan de Vida que cada persona ha ido estructurando para su posterior «cumplimiento».

En función del país o una zona geográfica determinada, cuestiones como valores, conciencia de muchas cosas, bueno o malo, religión, cultura, etc,... suelen diferir bastante. Por ejemplo, no son iguales los valores sociales de la mujer en un país árabe que en un país occidental europeo.

Hay cosas o comportamientos que en un país están «bien vistas», formando parte de su cultura o valores. Así, por ejemplo, un hombre puede tener varias esposas a la vez y ser lo normal, justo, adecuado, etc., y en otra cultura, estaría catalogado como pecaminoso e inaceptable.