
Un ejemplar «nevado» de Sajón marfil rosa, perteneciente a la categoría de canarios de color

Un Malinois amarillo con mancha oscura en la cabeza
El canario toma el nombre de las islas en las que fue visto por primera vez, el archipiélago canario, donde vivía entre la densa y exuberante vegetación, aunque la especie también habitaba las Azores y Madeira.
Es un pájaro alegre y vivaz, de talla inferior a los 13 centímetros, que sabía camuflarse entre el follaje gracias a la coloración verde con franjas grises y amarillas de su plumaje. Y, sin embargo, precisamente por el canto melodioso que delata su presencia, fue observado por los navegantes españoles, que en el siglo xiv desembarcaron en las costas canarias procedentes de África occidental. En aquella misma época llegaron los navegantes genoveses, que también se atribuyen la paternidad del descubrimiento.
En cualquier caso, los primeros canarios llegaron a Europa en 1402, cuando el francés Jean de Bethencourt, que había ocupado las islas, regaló unos ejemplares a Enrique III de Castilla como agradecimiento por su ayuda en la conquista.
El éxito cosechado por estos pequeños pájaros en el viejo continente fue extraordinario, y en poco tiempo surgió una fuerte demanda. Así se inició el comercio del que fue el pilar de las razas modernas de canarios. En 1496, España completó la conquista de las islas Canarias; de 1580 a 1640, las Azores y Madeira estuvieron bajo dominio español, de forma que, en este periodo, España contó con el monopolio de la captura de estas codiciadas aves. Al darse cuenta de que no era difícil obtener ejemplares a través de la reproducción en cautividad, prohibieron su captura y la exportación de hembras con la intención de mantener el monopolio sobre el que ya se había convertido en el pájaro de jaula más querido.
El monopolio se mantuvo hasta finales del siglo xvi, cuando se produjo el naufragio de un barco cargado de canarios machos cerca de la isla de Elba. Muchos pájaros se salvaron y, cruzándose con ejemplares del lugar, dieron origen a una nueva familia. La habilidad de los criadores locales y de los comerciantes italianos hizo llegar a toda Europa un buen número de cantores de gran calidad.
La fama de este animal creció de forma paralela a la organización y la especialización de la cría, hasta el punto de que en ciudades como Nuremberg, en el siglo xvi, se aprobaron leyes para reglamentar su cría y comercialización.
La selección se inició teniendo en cuenta las capacidades cantoras de los pájaros. El color se empezó a trabajar más tarde. Así nació el Harzer Roller, conocido como Harz, que se caracteriza por cantar con el pico cerrado. Un siglo más tarde, la mutación amarilla da pie a la búsqueda del color y, después, de la postura. El trabajo sobre la talla empieza en esta segunda fase evolutiva, cuando el canario verde amarillo de 12-13 cm va perdiendo interés en favor de los canarios amarillos, luego blancos, de tallas notables y de forma y postura, que dan origen a las razas modernas. En último lugar apareció el «factor rojo».
Hoy en día se pueden observar canarios en estado natural iguales que los que en su día fueron usados para la selección del canario doméstico, que ha perdido todas las características del animal en estado salvaje y se ha adaptado a la perfección a la vida junto al hombre. Hasta hace pocos años, estos animales se usaban todavía para reforzar la sangre de las razas domésticas más debilitadas.
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CLASIFICACIÓN CIENTÍFICA
La primera clasificación científica del canario fue la de Linneo, que lo incluyó en el orden de los paseriformes con el nombre de Fringilla canaria. Hoy día, gracias a una clasificación mejor estructurada, el canario se incluye en el género Serinus, razón por la cual su nombre científico es Serinus canarius o Serinus canaria.
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El color verde intenso del Timbrado recuerda el plumaje del canario primitivo, que en España todavía es muy apreciado y se utiliza para refuerzos de sangre en la producción local