Cuando se piensa en los reptiles, enseguida acuden a la mente las grandes serpientes que viven en las selvas tropicales, los cocodrilos y los lagartos que se muestran amenazadores en los pantanos africanos y suramericanos, las pequeñas salamanquesas que esperan al acecho un insecto escondidas tras una lámpara, en las cálidas noches de verano… ¿Y las tortugas? ¿Acaso no son también reptiles?
Es cierto que su aspecto difiere notablemente del de los demás órdenes de reptiles existentes (Rhyncocephalia, Squamata y Crocodylia); sin embargo, las tortugas o quelonios (orden Testudines o Chelonia) forman parte de la clase de los reptiles (Reptilia), si bien son los únicos representantes de la subclase Anapsida, que agrupa los reptiles con cráneo carente de cavidades y forámenes en los huesos temporales.
Las tortugas comprenden casi 240 especies (un número voluntariamente indefinido porque todavía hay muchas dudas sobre la clasificación de algunos géneros, especies y subespecies, y en un futuro próximo, gracias a nuevos estudios genéticos, probablemente se añadirán nuevas especies y parte de la actual clasificación será modificada); más de 180 del total viven en biotopos de agua dulce (ríos, lagos, estanques, pantanos, estuarios); en esta obra nos ocuparemos específicamente de ellas.
El cráneo de todas las tortugas vivas es de tipo anápsido (no presenta depresiones ni fosas en las regiones temporales), mientras que el de todos los demás reptiles (escamosos, rincocéfalos y cocodrilos) es de tipo diápsido y presenta dos forámenes temporales a cada lado
anápsido
diápsido
La primera tortuga |
El fósil más antiguo descubierto de una tortuga se remonta hasta unos 220 millones de años (Triásico superior) y fue encontrado en una región de Alemania que entonces presentaba amplias zonas áridas y semidesérticas y un clima seco, aunque salpicadas con áreas húmedas de abundante vegetación. Es allí precisamente donde vivían grandes tortugas de agua dulce (pertenecientes a la especie Proganochelys quenstedti) con un caparazón de unos 40 cm de longitud, que se habían adaptado a caminar por el fondo de lagos y ríos. El debate científico sobre la línea evolutiva que ha producido la morfología de las tortugas que habitan en la actualidad el geoide terrestre (con excepción de la región antártica) sigue abierto. Según algunos estudios genéticos recientes (S. B. Blair Hedges & L. L. Poling) los quelonios no tendrían un descendiente entre los dinosaurios (los pareiasaurios), como se creía en el pasado (M. S. Y. Lee y otros autores), sino que se habrían desarrollado a partir de un antepasado común a los demás órdenes de reptiles, y en una fase posterior, el cráneo de las primeras tortugas habría pasado de ser diápsido (con cavidades y fosas en los huesos temporales) a ser anápsido. |
Macroclemys temminckii, la tortuga caimán |
Supuesto aspecto de una Proganochelys quenstedti: el pico es menos pronunciado y los tubérculos del cuello son más evidentes que en la tortuga caimán (Macroclemys temminckii, en la fotografía) |
Los pleurodiros acercan el largo cuello a la coraza en un movimiento lateral
Las tortugas se dividen en dos subórdenes (Cryptodira y Pleurodyra), que comprenden once familias. Las del primer orden (cerca de 170 especies) no poseen escudo intergular y su cabeza entra completamente en la coraza gracias a un movimiento vertical con forma de «S», con dirección anterior y posterior, mientras que los quelonios pleurodiros (cerca de 70 especies) tienen un escudo intergular en el peto y su cabeza puede entrar en la coraza, en algunos casos sólo en parte, mediante un movimiento lateral efectuado por el animal con forma de «S».
Las tortugas acuáticas que se suelen criar pertenecen a la familia Emydidae, en particular a la subfamilia Emydinae, que comprende diez géneros (Chrysemis, Clemmys, Deirochelys, Emydoidea, Emys, Graptemys, Malaclemys, Pseudemys, Terrapene y Trachemys) y unas cuarenta especies.
Los aficionados a estos reptiles con caparazón suelen criar con frecuencia especies palustres y fluviales pertenecientes a las familias Emydidae (subfamilia Batagurinae, géneros Chinemys, Cuora, Cyclemis, Heosemys, Kachuga, Mauremys, Ocadia y Siebenrockiella), Trionychidae (géneros Apalone, Pelodiscus y Trionyx), Pelomedusidae (géneros Pelomedusa y Pelusios) y, con menor frecuencia, Chelydae (géneros Chelodina, Elseya, Emydura y Platemys), Kinosternidae (géneros Kinosternon y Sternotherus), Carettochelydae (género Carettochelys) y Chelydridae (subfamilia Platysterninae, que algunos autores consideran una familia aparte, la Platysternidae).
Trachemys scripta elegans (del suborden de los criptodiros) con la cabeza totalmente escondida dentro del caparazón
Presencia del escudo intergular del peto de un pleurodiro (a la izquierda) junto al peto de un criptodiro, que no presenta dicho escudo
En algunos países está prohibido poseer ejemplares de Chelydra serpentina pues está considerada una especie peligrosa para la sanidad pública
Orden Testudines o Chelonia |
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Suborden |
Cryptodira |
Familia |
Carettochelyidae |
Géneros |
Carettochelys |
Familia |
Cheloniidae |
Subfamilia |
Carettinae |
Géneros |
Caretta Lepidochelys |
Subfamilia |
Cheloniinae |
Géneros |
Chelonia Eretmochelys Natator |
Familia |
Chelydridae[1] |
Subfamilia |
Chelydrinae |
Géneros |
Chelydra Macroclemys |
Subfamilia |
Platysterninae* |
Géneros |
Platysternon |
Familia |
Dermatemydidae |
Géneros |
Dermatemys |
Familia |
Dermochelyidae |
Géneros |
Dermochelys |
Familia |
Emydidae |
Subfamilia |
Batagurinae |
Géneros |
Batagur Callagur Chinemys Cuora Cistoclemmys Cyclemys Geoclemys Geoemyda Hardella Heosemys Hieremys Kachuga Malayemys Mauremys Melanochelys Morenia Notochelys Ocadia Orlitia Pyxidea Rhinoclemmys Sacalia Siebenrockiella |
Subfamilia |
Emydinae |
Géneros |
Chrysemys Clemmys Deirochelys Emydoidea Emys Graptemys Malaclemys Pseudemys Terrapene Trachemys |
Familia |
Kinosternidae |
Subfamilia |
Kinosterninae |
Géneros |
Kinosternon Sternotherus |
Subfamilia |
Staurotypinae |
Géneros |
Claudius Staurotypus |
Familia |
Testudininae |
Géneros[2] |
Dipsochelys Furculachelys Geochelone Gopherus Homopus Indotestudo Kinixys Malocochersus Manouria Psammobates Pyxis Testudo |
Familia |
Trionychidae |
Subfamilia |
Cyclanorbinae |
Géneros |
Cyclanorbis Cycloderma Lissemys |
Subfamilia |
Trionychinae |
Géneros |
Amyda Apalone Aspideretes Chitra Dogania Nilssonia Palea Pelochelys Pelodiscus Rafetus Trionyx |
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Suborden |
Pleurodyra |
Familia |
Chelydae |
Géneros |
Acanthochelys Chelodina Chelus Elseya Elusor Emydura Hydromedusa Phrynops Platemys Pseudemydura Rheodytes |
Familia |
Pelomedusidae |
Subfamilia |
Pelomedusinae |
Géneros |
Pelomedusa Pelusios |
Subfamilia |
Podocnemidinae |
Géneros |
Erymnochelys Peltocephalus Podocnemis |
Algunas curiosidades |
Puesto que este libro no trata de las tortugas marinas, remitimos al lector que quiera profundizar en el tema a otras obras especializadas. • Todas las tortugas marinas pertenecientes a la familia Cheloniidae están protegidas e inscritas en el Apéndice I de la Convención de Washington y en el Anexo A del Reglamento CE 338/97, así como en sus posteriores modificaciones y aplicaciones, por lo que están prohibidas su captura y su venta. • Algunos ejemplares de Caretta caretta caretta, la subespecie presente en el mar Mediterráneo, son mantenidos en acuarios europeos, gracias a unos permisos exclusivos. Como resultado del trabajo de algunas asociaciones y de muchos voluntarios, en los últimos años ha habido nacimientos frecuentes de esta especie en las islas Pelasgas (Lampedusa y Linosa). |
Las tortugas marinas están inscritas en el Apéndice I y en el Anexo A, por lo que no pueden tenerse en cautividad, excepto en acuarios y oceanarios con un permiso especial. En la foto, un ejemplar de Caretta caretta caretta del acuario de Génova (Italia)
• Algunas poblaciones de tortugas que viven cerca de las costas (por ejemplo, la Batagur baska de Indochina y de la isla de Sumatra, con un espaldar que llega a alcanzar los 60 cm de longitud) pueden permanecer en el océano durante largos periodos, alojando sobre su coraza colonias de cirrípedos, y por ello son consideradas por algunos autores como tortugas marinas. |
¿Tortugas o galápagos? |
Si bien los anglosajones poseen más términos para denominar a las tortugas según el ambiente en el que viven (turtle, tortoise o terrapin), nosotros sólo disponemos de dos términos: tortuga y galápago. Tortuga es el término más genérico, y galápago debería utilizarse sobre todo para denominar a los quelonios acuáticos, especialmente a los de agua dulce. Tortuga se utiliza en la mayoría de los casos para designar a las especies terrestres, pero en realidad puede destinarse también al resto de especies. La palabra tortuga deriva del término griego tartaruchos, con el cual se denominaban a las viviendas de los tártaros, y de la palabra tartaruchum, del latín, que significa «demonio». Por este motivo, durante muchos siglos las tortugas fueron consideradas la encarnación de espíritus malignos y negativos. |