Introducción |
Cuando me pidieron sobre cuál de los doce signos deseaba escribir me encontré con algunos problemas. Se preguntará quizás el porqué puesto que normalmente todos tenemos algún signo zodiacal preferido. La respuesta es que me parecía hacer un feo a los no elegidos, puesto que para mí no existe un signo mejor que otro: todos tienen defectos y virtudes.
De hecho, en la creación todo está sometido a la ley de la dualidad: el principio masculino y femenino, el Sol y la Luna, la luz y las tinieblas, el día y la noche. La dualidad encierra en sí misma un gran equilibrio cuyo secreto no es la oposición entre los dos principios como se podría creer fácilmente, sino su complementariedad. Sólo cuando conseguimos unir a los aparentes contrarios crearemos armonía y comprenderemos la esencia velada de las cosas. Por lo tanto, cada signo tiene posibilidades de armonizar con todo y con todos. Finalmente, como tenía que decidirme, escogí el signo de Capricornio no sólo porque yo nací bajo este signo, sino porque me gustaría corregir algunos falsos prejuicios que existen respecto a sus características.
Al Capricornio se le atribuye a menudo mucho materialismo, se dice que es un signo de Tierra y que es árido, con poco empuje, incrédulo ante todo lo que no es tangible. Y no es raro que alguien exclame: «Entiendo lo difícil que puede ser vivir con una pareja Capricornio». Pero me rebelo ante estas afirmaciones y pienso que muchos de ustedes estarán de acuerdo conmigo. Este crudo análisis pertenece a concepciones de la vieja astrología, la moderna, estrechamente relacionada con la psicología, ve al nativo de Capricornio de forma muy distinta.
Tampoco podemos olvidar que en un cuidadoso análisis para determinar la personalidad de una persona no podemos basarnos exclusivamente en la posición del Sol, es decir únicamente en el signo zodiacal de nacimiento, sino que se debe tener en cuenta también el ascendente, la posición de los demás planetas en la carta, los aspectos que estos forman entre ellos y, sobre todo, la combinación de los elementos: Fuego, Tierra, Aire y Agua.
Conozco a muchos nativos de Capricornio que ejercen la profesión de astrólogo, de psicólogo o, como mínimo, una actividad relacionada con las relaciones humanas y con la introspección. También es verdad que entre los Capricornio nos encontramos a políticos, industriales, comerciantes o escépticos de forma particular en relación con la astrología, pero creo que esto no será una prerrogativa única de este signo. En cada uno de nosotros, de hecho, tenemos un componente material y uno espiritual e independientemente del signo de pertenencia, nos corresponde escoger cual de las dos vías seguiremos. Cada persona tiene que saber encontrar la luz entre las tinieblas a través de las propias experiencias.
Un Capricornio que ha sabido realizarse tiene un gran sentido del humor y es muy humano; su deseo de bienestar no está motivado por la posesión del dinero en cuanto tal, sino por el hecho de poder cubrir con holgura las necesidades de las personas que ama y hacia las cuales tiene responsabilidades.
Espero que todos los nativos de Capricornio consigan ser, en cada momento de la vida, plenamente ellos mismos.
Helene Kinauer Saltarini