INTRODUCCIÓN
En esta segunda serie de nuestro Ciclo de los Mitos de Cthulhu presentamos al lector una obra excepcional: El caso de Charles Dexter Ward (1927). Escrita cuando H. P. Lovecraft tenía 37 años, supone un paso importante en su obra al significar un momento de sistematización y condensación de sus temáticas habituales. Veinte años antes ya nos había ofrecido un anticipo con La tumba, relato sobre la pasión, y la locura, por la heredad del pasado. En 1919 nos enseñó cómo la búsqueda del saber oculto y escondido en las catacumbas de la tierra puede llevar al espanto absoluto y a la destrucción, con el cuento La declaración de Randolph Carter. Un año después reafirmaría con fuerza la temática de la maldición familiar, convertida en tara física heredada, en su obra Hechos tocantes al difunto Arthur Jermyn y su familia. En esta época los cuentos al estilo del Ciclo de Cthulhu comenzaban a tener una entidad propia dentro de su producción, como demuestra La ceremonia (1923), una narración sobre los cultos sin nombre de la Nueva Inglaterra oculta. En 1926, finalmente, escribiría la primera gran obra de este Ciclo: La llamada de Cthulhu, donde hacía su aparición por primera vez el dios de la ciudad sumergida de R’lyeh. Lovecraft emplea en esta obra un recurso que utilizará habitualmente en sus narraciones: la investigación de unos hechos inquietantes, a través de documentos y testimonios fehacientes, que van desvelando poco a poco una terrible verdad. Por último, El horror de Dunwich (1928) llegaría para poner el broche final a esta primera etapa de los Mitos.
En El caso de Charles Dexter Ward, Lovecraf hace una revisión completa de todas sus anteriores obsesiones literarias. La fascinación por lo antiguo de dos siglos atrás le lleva a crear una Nueva Inglaterra imaginaria y mágica, donde los poderes ocultos y el saber prohibido y arcano poseen una realidad opresiva y terrorífica. Nos describe una próspera y pre-revolucionaria ciudad de Providence, puerto libre y refugio para los desheredados, «paraíso universal de lo extraño, lo libre y lo disidente», según el autor. Allí, en el año 1692, llega Joseph Curwen, huyendo de la persecución religiosa y la caza de brujas de Salem. En el presente del relato, tres siglos después, Dexter Ward (trasunto de Lovecraft) es un joven erudito que se refugia en sus libros, y en una de sus investigaciones genealógicas (recordemos La sombra sobre Innsmouth, 1931) descubre la existencia de este siniestro antepasado. Es fascinante la facilidad del autor para arrastrarnos por el laberinto inquietante de un pasado maldito, por los estrechos pasadizos de los hechos narrados, hasta la verdad final: hay cosas que ni la ciencia misma debería descubrir, porque poseen una malignidad y una cualidad ajena a todo lo que somos y conocemos. Sólo resta la locura y la pasión de Charles Dexter Ward, en el caso más impactante que H. P. Lovecraft haya escrito jamás.
ALBERTO SANTOS