Un mamón…
Lo defino como la persona que no ha madurado porque en su niñez, sus padres no le permitieron ser protagonista de su vida.
Un mamón ha sido sobreprotegido por sus padres durante su etapa de crianza, pensando que de ese modo lo cuidaban y amaban, y no le entregaron los hábitos, valores y habilidades que necesitaría para hacerse cargo de su vida. Le facilitaron la vida, porque no creían ni confiaron en sus capacidades. Le hicieron creer que todo tiene que ser rápido, fácil y entretenido.
Este concepto se puede ampliar al de “papón”, “mamona” y “papona”, también se observa en la relación de parejas, profesores con alumnos y jefes con sus empleados.
Consecuencia de esta sobreprotección, el mamón de adulto siempre tiene a “alguien” que le resuelva los problemas, a “otra persona” que se responsabiliza por él y a “alguien” a quien culpar. Se victimiza y manipula para conseguir lo que quiere, siempre tiene una excusa para no cumplir con sus responsabilidades y regresar al mismo patrón de conducta que aprendió en casa y/o en el colegio.
En resumen, un mamón…
Excusas para todo...
…no confía en sí mismo, ni en los demás...
El mamón piensa y dice frases como:
De este modo, el mamón construye una realidad llena de limitaciones, en la que todo tiene que ser fácil, rápido y entretenido. Una realidad en la que no vale la pena el esfuerzo; en la que los resultados están determinados y las ideas se dividen entre buenas y malas, exitosas y fracasadas. Una realidad en el que tener suerte o encontrar a “alguien que nos ayude” para lograr el objetivo son factores indispensables.
Por otro lado, un emprendedor, lo defino como el antagonista del “mamón”, es decir, una persona que se hace cargo de su vida y ha aprendido a ser responsable y confiar en sus capacidades. Tiene claro que sus límites son los que el mismo se ha trazado; por ello, intenta cuidar sus pensamientos por que sabe que estos se convierten en palabras y finalmente se transforman en su realidad.
Al tener confianza en si mismo y en sus capacidades, el emprendedor se responsabiliza de sus actos, es decir, no culpa a los demás de sus fracasos o problemas. Busca aprender de sus errores y adquirir experiencia.
Un emprendedor es una persona resolutiva, soñadora, apasionada, proactiva, creativa, innovadora, trabajadora, esforzada, disciplinada y feliz.
En resumen, un emprendedor…
…simplemente actúa…
…confía en sí mismo y en los demás...
El emprendedor piensa y dice frases como:
Al reconocer lo que define un emprendedor y un mamón; podemos entender porque es distinto trabajar con cada uno de ellos. Claramente es más fácil estar con quien busque soluciones y no ponga excusas para cada cosa.
El poder de las palabras
Cuenta una fábula oriental muy antigua, escrita por el pensador Hsien-Sheng Liang, en la que se aprecia cómo las palabras construyen nuestra realidad.
La fábula relata que un grupo de ranas viajaban por el bosque y dos de ellas cayeron en un hoyo. Las demás se detuvieron a ver la profundidad del hoyo. Era muy profundo y por ello les dijeron a las ranas que se cayeron, que no había nada que hacer.
Pero, las ranas siguieron saltando con todas sus fuerzas y no hicieron caso a los consejos de sus amigas.
Finalmente, una de ellas se rindió y murió. La otra continuó saltando cada vez con más fuerza, a pesar de que le seguían gritando que aceptara su destino. La rana continuó saltando hasta que logró salir del hoyo. Una vez a salvo, las otras ranas le dijeron: “nos da gusto que hayas logrado salir, a pesar que te gritábamos que te rindieras”. Entonces la rana les explicó que era sorda y que creía que la estaban animando a esforzarse más.

¿Qué le hubiera pasado a la rana si no fuese sorda? Parece que es bueno hacer oídos sordos a palabras y pensamientos negativos, ya que estas tienen poder sobre nosotros. ¿Qué nos pasa cuando tenemos una idea y nos dicen que no va funcionar? ¿Cuántas ideas se quedan en carpetas porque no se intentó lo suficiente, o se desistió por falta de apoyo?
Otro ejemplo de la importancia del pensamiento y las palabras en la construcción de nuestra realidad, lo demuestra la NASA. Su director de investigaciones Julian Earl, en un encuentro con jóvenes dijo: “Han escuchado la vieja ley física que dice que un abejorro no puede volar, porque los principio aerodinámicos dicen que la envergadura de sus alas es muy pequeña para mantener su enorme cuerpo en vuelo, pero el abejorro no lo sabe, no comprende la física, ella vuela de todas formas y eso es lo que todos deben hacer”. Las palabras del director de la NASA, nos recuerda que nuestras mayores limitaciones están sujetas a nuestros propios pensamientos; y que depende de nosotros que sean positivas o negativas. Por eso, es importante cuidar nuestros pensamientos y nuestras palabras porque estas construyen nuestra realidad.

Entonces, ¿nuestra historia nos determina?
No. Todos podemos escribir una nueva historia. Se puede continuar siendo un mamón o cambiar y convertirnos en un emprendedor. La historia la escribimos haciendo.
Como dice el psicólogo y escritor Wayne Dyer:
“Deja de quejarte. Sé diferente de tu competencia. No seas un pato. Sé un águila. Los patos solo hacen ruido y se quejan, las águilas se elevan por encima del grupo”.
Guardando las diferencias, el mamón es el pato; el emprendedor es el águila.
¿Qué pasaría si colocamos un huevo de un águila en el nido de un pato? El águila nacería y aprendería a vivir como pato. Y si algún día viera un águila volar, pensaría qué maravillosa ave que vuela en lo alto, me gustaría ser como ella…
Realmente, ¿Estamos condenados a ser un pato? ¿Podemos ser un águila? Nosotros tenemos la capacidad de escoger y cambiar; podemos ser un pato o elegir ser un águila; para ello, tenemos que estar dispuestos a asumir el reto y convertirlo en nuestra realidad.

El águila vive aproximadamente 70 años, pero a los 40 se enfrenta a una situación muy difícil; sus uñas son muy largas y flexibles, por lo que no puede agarrar sus presas y tiene serias dificultades para alimentarse. A esto se suma, que su pico es muy curvo para sacarse sus uñas para renovarlas y sus plumas más viejas y pesadas que no le permiten volar adecuadamente. En ese momento debe tomar decisiones: morir o enfrentar un doloroso proceso de renovación que dura aproximadamente cinco meses. Vuela a lo alto de una montaña y se protege en un nido. El proceso de transformación se inicia golpeando su pico contra una roca, hasta que logra arrancarlo. Luego, con paciencia y tranquilidad, espera que crezca un nuevo pico con el cual podrá arrancar sus uñas y logrará desprenderse de sus viejas plumas.
Después de cinco largos y dolorosos meses de heridas, cicatrizaciones y crecimiento, está lista para vivir otros 30 años como la reina de las aves ¿Cuántas águilas deciden morir?
Al igual que las águilas, para poder volar alto es necesario tomar decisiones y actuar.
Todos tenemos la esencia de ser un líder, pero para ello debemos escoger innovar y ser diferentes, es decir, crecer. Siempre pensamos que solo unos pocos son capaces de liderar, que es casi como un “don natural”. Sin embargo, todos podemos liderar, si previamente somos capaces de hacernos cargo de nuestras vidas.

Para liderar, una de las cosas más difíciles es romper nuestras propias cadenas. Las cadenas que nos atan a nuestras creencias, miedos y dudas. El mayor miedo y obstáculo al que nos enfrentamos somos nosotros mismos.
Está en nuestras manos ser un pato o un águila; ser mamón o ser emprendedor. El águila hace lo que tiene que hacer y es libre. El pato, en cambio, se queja y no vuela alto. Nosotros decidimos seguir igual o cambiar. Y el cambio no significa otra cosa que a atrevernos a innovar, equivocarnos, reflexionar y aprender.
Un emprendedor tiene un sentido de vida y en su caminar se encuentra con quienes compartir. Toma conciencia de quién es, desarrolla habilidades, hábitos y valores, tiene principios de vida y es responsable de sus actos: se hace cargo de su vida y de su entorno, y está preparado para co-construir con otros.
Cuando un mamón dirige a otros…
Este tipo de liderazgo es conocida como “jefe”. Le gusta el poder que le da su puesto. Un poder que normalmente surge desde su posición jerárquica y no siempre por sus habilidades. Como el “mamón o la mamona” está centrado en sí mismo, este tipo de liderazgo se construye desde los logros personales, y sin percatarse del rol de otros. Por eso es un liderazgo soberbio al que le cuesta tomar conciencia y reconocer que los mejores resultados han sido trabajado entre varios.
Considera que su dirección es la clave. Por ello, es difícil que reciba una retroalimentación real, pues vive lejano y ajeno a lo que ocurre a su alrededor.
El egocentrismo de este tipo de liderazgo desmotiva, dificulta generar compromiso, comunicación y lealtad. Su ego no permite escuchar lo que está ocurriendo y por ello, distorsiona la realidad y dificulta que se pueda dar una respuesta rápida. Suele victimizarse y no se hace responsable de sus actos.
El “jefe” necesita tener reuniones donde él habla y el resto escucha:
“Veo que no estamos cumpliendo con las metas. Claramente hay un departamento que no está funcionando. Si no logran las metas de aquí al final de mes, lo lamento mucho pero el departamento será reducido a la mitad. La empresa no puede estar pagando sueldos que no son rentables. La empresa les ha entregado muchas herramientas, no entiendo por qué no las ponen en práctica. Cuando yo estaba a cargo de ese departamento, lo lograba. Creo que no trabajan lo suficiente.”
Los “jefes” que tienen un ego fuerte causan muchos problemas interpersonales. Ven los errores de “otros” porque así se sienten superiores, competentes y valorados.
Este tipo de liderazgo desmotiva al grupo, porque:
Cuando un emprendedor dirige a otros…
Esta persona se conoce como “líder”. Un líder que “hace que las cosas pasen”, porque él comienza haciendo y dando el ejemplo. Tiene un espíritu de servicio y de equipo. Aprendió de sus guías que era necesario ser tranquilo, paciente, claro, cercano, sistemático y coherente, es decir, una persona que se hace cargo de su vida y deja de responsabilizar a otros de lo que le pasa. Respeta la diversidad y por ello, tiene claro que los ritmos de cada persona son diferentes y permite que tenga esos tiempos, pero tambien tiene claro que el objetivo que se debe lograr.
En otras palabras, aprendió a respetar, empatizar y a co-construir; y para lograrlo escoge y selecciona un equipo para mantener la esencia. Comprendió que sus pensamientos, palabras y actos tienen consecuencias positivas y negativas en él, en otras personas y en su entorno. Además sabe que la integridad de la persona se construye desde su coherencia, es decir, no hay diferencias entre lo que dice y con lo que hace.
El líder tiene la capacidad de desarrollar las individualidades y la potencialidad de su equipo, para abordar mayores desafíos y crecer. Este tipo de liderazgo genera una identidad, es decir, pertenencia. Como dice Lao Tse;
“el verdadero líder obtiene el poder del respeto, la gratitud y la admiración…, lo que genera un verdadero compromiso a largo plazo”.
El líder realiza reuniones de trabajo con su equipo en el que cada uno de los miembros es responsable de lo que es y de lo que hace: reflexiona y construye ante la crítica constructiva. ¿Estamos con un problema, no estamos logrando las metas? ¿Qué piensan que podríamos hacer? ¿En qué podemos mejorar? ¿Cuáles son nuestras debilidades? ¿Cómo distribuimos el trabajo para cumplir con lo que tenemos que hacer?
“El saber no es suficiente, debemos aplicarlo.
El querer no es suficiente, debemos hacer.”
Bruce Lee

Un jefe “está centrado en sí mismo” mientras que un líder “vive desde su centro”. Al estar centrados solo en uno mismo, es difícil ver a los demás y se pierde oportunidades. Solo queremos recibir y cuando damos, lo hacemos de acuerdo a lo que hemos recibido, lo que bloquea el flujo natural de la energía.
Caso contrario; cuando estamos al servicio de otros, el ego se reduce y lo importante es el objetivo que se logra entre varios.
No hay aprendizaje nuevo si estamos constantemente centrados en nosotros mismos, porque sentimos que sabemos todo y somos “dueños de la verdad”. No estamos abiertos a los cambios, a lo nuevo; y, preferimos seguir igual mientras criticamos y juzgamos lo que es diferente, aunque no sepamos lo que es. Como dice Wayne Dyer, “tu nivel más alto de ignorancia es cuando rechazas algo de lo cual no sabes nada”.
En definitiva, el “jefe” que vive centrado en si, solo verá a un grupo de personas para mandar y cumplir objetivos; no como un equipo para trabajar y cumplir sueños.
Trabajo en grupo vs Trabajo en equipo
Las personas podemos trabajar juntos de dos formas: en grupo o en equipo. Cuando trabajamos en grupo, las personas son solo responsables de sus áreas. Su compromiso es solo con sus propias metas. Pero en el trabajo en equipo, la responsabilidad y el compromiso es de todas las personas por todas las metas. Por ejemplo, el deporte se practica en equipo, ya que es conformado por personas de diferentes habilidades con funciones definidas en el que el resultado final es responsabilidad de todos. La información se comparte y las decisiones se toman conociendo las opiniones de los integrantes del equipo.
Para trabajar en equipo se requiere de confianza y mucha comunicación, que se traduce en un alto grado de compromiso y velocidad de respuestas y/o soluciones. Otro aspecto fundamental para trabajar en equipo es la diversidad, es decir, trabajar con diferentes tipos de personas. Sin duda, es más fácil ponernos de acuerdo con alguien que es parecido a nuestro modo de pensar, pero un equipo se potencia cuando hay más puntos de vistas que permitan generar más soluciones.
¿Un MAMÓN podrá trabajar en equipo? Una persona que no se hace cargo de su vida no puede trabajar en equipo, por que no tiene capacidad de autocrítica y carece de la virtud de escuchar a otros.
Es responsabilidad del líder tener un equipo, y debe tener claro que si lo conforman mamones no va a funcionar como tal.
Entonces, ¿están todos los adultos preparados para trabajar en equipo? Definitivamente no. Si bien todos los adultos pueden trabajar en grupo; no todos pueden trabajar en equipo, solo podrán hacerlo aquellos que han hecho un proceso de crecimiento personal y se han hecho cargo de su vida.
Es decir, un jefe puede trabajar con mamones, pero un líder necesita un equipo de emprendedores: personas que no tengan excusas, trabajen en forma sistemática, con su máximo esfuerzo, con disciplina y responsabilidad, manejando sus tiempo y logrando las metas planteadas.
Un líder tiene que saber escoger a los “mejores” para los roles y funciones asignadas para no perder la esencia del proyecto. Si la esencia del proyecto es “un círculo”, el equipo tiene que tener ese sello. El costo puede ser muy alto insistir en “hacer funcionar círculos con cuadrados”.
¿Cómo sabemos que círculos están trabajando con cuadrados? Un indicador es cuanto tiempo nos toma ponernos de acuerdo o decir lo que nos incomoda o no comprendemos. Respetar es asumir las diferencias y poder trabajar a partir de ellas sin perder el norte.
“¿Puedes, liderar a tu gente sin tratar de controlarlos?
¿Puedes abrir y cerrar compuertas en armonía con la naturaleza?
¿Puedes ser comprensivo sin hacerte el sabio?
¿Puedes crear sin ser posesivo?
¿Lograr sin asumir el crédito?
¿Liderar sin ego?
Éste es el más alto poder.”
Lao Tse
Otro ejemplo muy claro de trabajo en equipo lo podemos ver en la naturaleza, en el vuelo de los gansos. Su bandada sabe cómo organizarse para optimizar sus recursos, por eso vuelan en forma de “V”, porque cada ave produce una corriente de aire que ayuda al que va más atrás. Volando con esta formación, la bandada de gansos aumenta en un 71% su capacidad de vuelo. En cambio, cuando se salen de la formación, sienten la resistencia del aire y vuelven a su posición. Es decir, requiere de un trabajo sistemático, un máximo esfuerzo y disciplina para lograrlo.
El líder se puede cansar y descansar cuando tiene un equipo, porque sabe que otro toma su lugar. Como en el caso de los gansos, los que están más atrás alientan a los que van adelante para que mantengan la velocidad. Si uno de ellos se enferma, otros dos salen de la formación y lo acompañan hasta que esté nuevamente en condiciones de volar. Entonces vuelven a su bandada o se unen a otra. Su estructura tiene un orden, adelante van los gansos más fuertes y atrás los más viejos o los enfermos.
Entonces, para trabajar en equipo es importante haber aprendido a:
Entonces, una persona que es capaz de trabajar en equipo y liderarlo; es un emprendedor de su vida.
¿Si comparto con líderes, me hago Líder?
No, el líder se hace a través de un trabajo personal: “HACER PARA SERLO”. Por eso, los hijos de líderes no necesariamente son líderes. Los padres tienen que criarlos como tal, es como el ejemplo del huevo del águila colocado en el nido de un pato.
En este sentido, los primeros Guías o Líderes son los padres y los profesores, quienes a través de su ejemplo y enseñanzas, desarrollan habilidades, hábitos y valores a los niños y jóvenes para que sean emprendedores de su vida y sean capaces de liderar a otros.
Ejemplos de niños y jóvenes que NO SON EMPRENDEDORES:

Un padre conversa con su hijo:
–En realidad no tienes “dedos para el piano”. Llevas tres meses tocando guitarra y claramente no sirves. Yo te sugiero que mejor juegues fútbol, eso sí lo haces bien.
–Pero, papá yo quiero tocar la guitarra.
–Hijo, no pierdas tú tiempo. Simplemente algunos sirven para la música y otros no. Y está claro que tu no sirves. No vale la pena seguir intentándolo, sabes que yo soy malo para la música y tú sacaste las mismas habilidades. Ahora, si decides seguir, yo no voy a gastar mi dinero. Olvídate que voy a pagar más clases.
Son palabras que no alientan a perseverar ni a seguir. Su mensaje es para qué seguir, no tiene sentido, busca algo más fácil, etc.
Muy distinto sería una conversación donde el padre guía a su hijo:
“Hijo, se que llevas tres meses y no tocas la guitarra como quisieras. La música, como los deportes o cualquiera cosa que decidas hacer en la vida, requieren de mucha dedicación para tener resultados. Un guitarrista no se forma de un día para otro. Escuchándote, veo que has mejorando en estos aspectos, pero claramente estos otros tienes que seguir trabajándolos. ¿Has averiguado cuantas horas diarias practica los grandes guitarristas? Hijo, si es lo que quieres, no te des por vencido, tu puedes…”
¿Cómo es un líder?…