LA HEREJÍA POR EXCELENCIA
El catarismo es un movimiento religioso que, con formas diversas pero con unos ejes
comunes, se desplegó durante la baja Edad Media (entre los siglos x y xiv) por varias regiones de Europa, del Asia Menor al Atlántico y de Alemania a Sicilia,
muy particularmente por los territorios de los Balcanes, el norte de Italia y sobre
todo por los condados y vizcondados que más tarde serían conocidos con el nombre de
Languedoc, en Occitania, al sur de la Francia actual.
En síntesis, el catarismo era una religión cristiana fundamentada esencialmente en
la Biblia y, en particular, en el Evangelio según san Juan, y se basaba en un cuerpo
doctrinal dualista, un único sacramento de salvación –la llamada consolación– y unas
prácticas religiosas estrictas. Estaba organizado en forma de iglesias locales que
adoptaban el modelo jerárquico de la Iglesia católica primitiva (obispos, diacónos,
ancianos). Sus miembros –llamadosados tradicionalmente cátaros o albigenses, pero
denominados históricamente de diversas maneras según los diferentes lugares y las
fuentes documentales– practicaban unas formas de vida parecidas que incluían el celibato,
la abstinencia de carne, la continencia sexual, la oración, la predicación y el trabajo
manual.
La Iglesia católica vio en el catarismo la herejía por excelencia, puesto que retomaba
todas las corrientes que, antes del concilio de Nicea del siglo iv, habían interpretado a su manera la revelación y el dualismo. Este hecho, unido a
la enorme expansión de la herejía, especialmente por la cristiandad occidental, indujo
a la Iglesia de Roma a desplegar varias iniciativas contra la «depravación herética»,
primero de carácter pacífico y después de carácter violento. Las más importantes serían
la cruzada conocida con el nombre de albigense (1209-1229) y la creación de los tribunales
de la Inquisición (1231). La acción de la Inquisición a lo largo de más de un siglo
fue determinante en la desaparición del catarismo, que se puede considerar definitiva
a finales del siglo xiv en el caso del Languedoc y a mediados del siglo xv en el caso de Bosnia.