Ecobarrios Hammarby, Royal Seaport
en Estocolmo y Vallbona en Barcelona

1.1. Introducción

El mundo es mayoritariamente urbano; ya hace unos años que la población humana dejó de ser mayoritariamente rural y pasamos a tener a más del 50% de la población en áreas urbanas. Las previsiones van en aumento según Naciones Unidas, ya que en el año 2050 el 66% vivirá en ciudades. La evolución a lo largo del siglo XX y XXI ha sido espectacular: en 1930 solo el 30% de la población mundial vivía en ciudades, y en menos de cien años le hemos dado la vuelta.1

Las ciudades son también los motores que mueven la economía global, son demandantes de energía, recursos, materias primas y las principales emisoras de gases de efecto invernadero. Por consiguiente, plantear este –al parecer– inevitable crecimiento urbano de manera más racional, menos impactante, más sostenible en la utilización de recursos (suelo, agua, materias primas, etc.) es, sin lugar a duda, uno de los retos a los que se enfrenta la humanidad.

Ya hace años que han surgido distintas iniciativas, ya bien sea de carácter demostrativo o como posibles nuevos modelos de desarrollo urbano, de barrios sostenibles, ecobarrios, green neighbourhoods, ecodistritos y un largo sinfín de etiquetas. Una de las posibles críticas es: ¿cuánto hay de marketing, branding, en estos barrios?

El planteamiento de todos ellos es ser eficientes en el uso de recursos, pero muchos de ellos son barrios experimento. No suelen estar imbricados en la trama urbana. Normalmente hay más ejemplos de ecobarrios en países nórdicos y anglosajones, y todos suelen presentar bajas densidades si los comparamos con otras realidades. Suelen tener pocas viviendas por hectárea así como pocos habitantes por km2. No hay que desmerecerlos tampoco, ya que hoy por hoy son modelos en prueba, experiencias de las que aprender, donde testar modelos, probar tecnologías, procesos, etc.

El reto reside en la superficie urbana ya existente: ¿cómo mejoramos las prestaciones ambientales de los tejidos, algunos de los cuales con siglos de historia? Por otro lado, ¿cómo pasamos de estos barrios prototipo a incorporar los aspectos ambientales en cualquier tipo de transformación urbana? El desarrollo urbano debe considerar de manera holística la sostenibilidad en cualquier proceso de transformación, rehabilitación o desarrollo. Los aspectos ambientales no pueden ser un mero trámite administrativo, deben ser un elemento troncal en la manera de hacer ciudad.

1.2. Concepto de ecobarrio

No existe ninguna definición ampliamente aceptada del término ciudad sostenible, y al igual que ha pasado con el concepto de desarrollo sostenible, existen muchas interpretaciones sobre qué características deberían estar presentes para que una ciudad se considere sostenible. Tampoco hay una definición estándar de ecobarrio.

Asimismo, también son muchos los criterios y los indicadores desarrollados para evaluarla. A continuación se describen algunas definiciones de organismos internacionales al respecto.

El organismo internacional de referencia en el campo de la sostenibilidad urbana, el International Council for Local Environmental Initiatives (ICLEI), define una ciudad sostenible como aquella que:

«Satisface las necesidades sociales y económicas de los habitantes de las ciudades respetando los sistemas naturales locales, regionales y mundiales. Solucionando, cuando sea posible, los problemas en su entorno en lugar de trasladarlos a otro lugar o dejarlos como herencia para las generaciones futuras».

Otras definiciones del término son la que ofrece el Centro de Excelencia para el Desarrollo Sostenible:

«Una ciudad sostenible se crea a través del esfuerzo deliberado para asegurar que el desarrollo de comunidad no solo realce la economía local, pero también el ambiente local y calidad de vida»,

y el Centro Internacional para Ciudades Sostenibles:

«Una ciudad sostenible realza e integra el bienestar económico, social, cultural y medioambiental de generaciones actuales y futuras».

De estas y otras definiciones se desprenden los siguientes principios sobre cómo debe ser una ciudad sostenible:

El desarrollo de una ciudad sostenible debe ser algo compatible con los sistemas ecológicos locales, regionales y global, que permita una herencia para las generaciones futuras no condicionada por nuestras actividades actuales, y que suponga tener en cuenta, sobre todo, la búsqueda de la equidad en los tres niveles mencionados.

Debe satisfacer las necesidades sociales y económicas de los habitantes de un barrio respetando los sistemas naturales locales, regionales y mundiales.

Debe solucionar, cuando sea posible, los problemas en su entorno en lugar de trasladarlos a otro lugar o dejarlos como herencia para las generaciones futuras.

El desarrollo de la ciudad sostenible es aquel que favorece los servicios ambientales, sociales y económicos básicos a todos los miembros de una comunidad sin poner en peligro la viabilidad de los entornos naturales, artificiales y sociales de los que dependen.

Una ciudad sostenible debe reducir el uso de recursos y minimizar la generación de emisiones, en un marco de igualdad y bienestar social.

El desarrollo de la ciudad sostenible debe tener en cuenta la capacidad de carga local y global del medio y promover el aumento de su complejidad y de la diversidad funcional del sistema.

Es en concordancia con estas definiciones y principios que se propuso una definición propia para el ecobarrio de Vallbona:

«El futuro barrio de Vallbona se desarrollará bajo criterios de eficiencia ambiental y energética, optimizando la utilización de recursos locales (sol, agua, verde y residuos) y minimizando sus emisiones, incrementando la calidad de vida y respetando el entorno. Para alcanzar un barrio integrado en su entorno hay que incorporar los condicionantes de partida y hacerlos virtud. A su vez muchos de los sistemas de ahorro y eficiencia planteados requieren de una gestión integrada que permita garantizar los objetivos socioambientales fijados».

A continuación se describen dos buenos ejemplos de la reconversión de tejidos urbanos y la planificación sostenible, los casos de Hammarby y del Royal Seaport, en Estocolmo. En el caso de Hammarby, un barrio ya prácticamente ejecutado, y en el caso del Royal Seaport, un proyecto de barrio aún por desarrollar.

Un tercer ejemplo es el caso del ARE (Areas Residenciales Estrategicas) de Vallbona, en Barcelona, que no se llegó a desarrollar, pero que se planteó como uno de los primeros ecobarrios de la ciudad. En este caso se trataba de una transformación de suelo que en estos momentos se utiliza como zona agrícola, pero que urbanísticamente son reservas ferroviarias, viarias y equipamientos metropolitanos mayoritariamente.

Explicamos brevemente el contexto y los principios básicos de estos tres ejemplos. Los tres son buenos referentes de la planificación pluridisciplinar con criterios ambientales.

1.3. Hammarby

El modelo de Hammarby fue creado para dar una visión holística del desarrollo de un distrito de la ciudad. Ofrece una clara visión del programa ambiental del distrito y su implementación en condiciones reales. El modelo está conformado por las soluciones infraestructurales y sistemas técnicos orientados al ciclo ecológico que determinan el perfil ambiental de Hammarby Sjöstad.

Figura 1

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El objetivo global ambiental es que el impacto del barrio en términos de emisiones sea como mínimo un 50% inferior al nivel correspondiente a las zonas de nueva construcción en Estocolmo en los años noventa. En el sector energético el objetivo es producir combustibles renovables, biogás y reutilizar el calor residual juntamente con la eficiencia en el consumo energético de los edificios (www.hammarbysjostad.se). El modelo engloba climatización centralizada, sistema de saneamiento, producción de biogás y tratamiento de agua residual.

El resultado es un distrito urbano de alta calidad, con soluciones técnicas buenas e incluso excepcionales, buen transporte público y un aparador de estilos de vida ambiental y climáticamente amigables. De la experiencia destaca la importancia de tener una visión y objetivos claros. La implementación se debe combinar con medidas de seguimiento para garantizar una buena implementación. Lo más importante es una implicación desde el principio de todos los agentes implicados e informar a los habitantes de las soluciones.

Figura 2

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El modelo de Hammarby Sjöstad utiliza la aproximación de ecomodelo. Se trata de desarrollo sostenible, remarcando el incremento de eficiencia energética y el uso de energías renovables (biogás, solar) para mitigar el cambio climático a través de la colaboración público-privada y triple hélice. Incluye la influencia en los cambios de comportamiento relativos al uso de recursos y el transporte.

El modelo se caracteriza como un aparador de cómo materiales y energía fluyen en el distrito intentando cerrar ciclos, ser más efectivos y más orientados hacia las formas de energía renovables. El modelo se muestra en la figura 3:

Figura 3. El modelo de Hammarby. Flujos y conexiones

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Fuente: Hammarby Sjöstad

Una conclusión de las diferentes evaluaciones del modelo de Hammarby y del distrito de Hammarby Sjöstad es que el riguroso perfil ambiental ha incrementado la integración de soluciones ambientales y sostenibles a un nuevo nivel en planificación de distritos urbanos a escala nacional e internacional, siendo desde 1996 un proyecto de referencia.

El distrito comprende un área de 1,6 km2 que incluye 0,9 km2 de edificios, 0,4 km2 de infraestructuras y 0,3 km2 de áreas verdes (unos 25 m2 por habitante). La planificación del proyecto empezó en 1990, y se prevé que la construcción iniciada en 1992 finalice en 2017 con 11.500 nuevas viviendas, 26.000 habitantes y 10.000 puestos de trabajo en el distrito.

El financiamiento de prácticamente toda la infraestructura del distrito proviene principalmente de la ciudad de Estocolmo. El coste total de inversión por infraestructuras es de aproximadamente 3.900 millones de euros, de los que 550 millones son inversión pública. Se desconoce qué proporción de esta inversión está relacionada con el modelo de ecociclo.

La iniciativa del gobierno sueco del Programa de Inversión Local, realizado entre 1998 y 2004, fue un incentivo para la implementación del modelo de Hammarby. A raíz de este programa se hicieron grandes inversiones en la ciudad, un 75% de las cuales realizadas por promotores.

Figura 4

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Criterios ambientales desarrollados por temáticas:

Energía

Los residuos combustibles se convierten en sistemas de calefacción centralizados y electricidad.

El calor residual del agua tratada se convierte en un sistema de centralizado de frío/calor.

La energía solar se convierte en electricidad o se utiliza para calentar agua.

Agua

Se ha construido una planta piloto de tratamiento de aguas residuales para evaluar nuevas técnicas de tratamiento.

Se extrae biogás de los lodos de las aguas residuales.

Se realiza un tratamiento local del agua pluvial de las calles y los tejados y luego se drena hacia canales y lagos de los parques del barrio.

Residuos

Un sistema de recogida neumática de residuos reduce el transporte y facilita la clasificación de residuos.

Introducción de espacios de reciclaje en edificios, y áreas de reciclaje en la calle.

Todo el material susceptible de ser reciclado es reciclado.

Figura 5

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1.4. Royal Seaport

Con el proyecto de Stockholm Royal Seaport (SRS), la ciudad de Estocolmo se planteó transformar una antigua zona industrial portuaria de 236 ha en un distrito sostenible de la ciudad con 12.000 nuevas viviendas y 30.000 puestos de trabajo. El proyecto se construyó con la experiencia previa del ecobarrio de Hammarby Sjöstad. La ciudad elaboró un concepto de perfil ecológico muy ambicioso, con diseño y tecnología que facilita la elección del estilo de vida y trabajo sostenible de los habitantes y empresas.

Para el éxito del proyecto es importante tener una organización clara con distintas responsabilidades y una fuerte colaboración entre promotores y ciudadanos, y también universidades.

Figura 6

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El programa global de medio ambiente y desarrollo urbano sostenible de 2010 es uno de los pilares principales del proyecto de Stockholm Royal Seaport. Los objetivos principales son construir un distrito de la ciudad climáticamente positivo, que sea libre de energía fósil en 2030 y tenga emisiones de CO2 por debajo de 1,5 t/cápita utilizando nuevas técnicas ambientales e integrando diferentes perspectivas de desarrollo urbano. Otros objetivos relevantes son la adaptación al cambio climático, minimizar el uso de recursos (ecociclo) y limitar el impacto en la salud y el medio ambiente, así como tener una buena infraestructura verde de soporte.

El área de Stockholm Royal Seaport es una parte del centro de Estocolmo. Su frente litoral es a su vez parte de un puerto activo (con 1,5 millones de toneladas de mercancías y 4 millones de pasajeros en 2012). La figura 7 muestra las áreas y cómo se estructura con las áreas residenciales, mixtas (residencial/oficinas) y funciones portuarias e industriales. El proyecto tiene tres fases hasta 2030.

Figura 7. Esquema de planificación de Stockholm Royal Seaport

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El Stockholm Royal Seaport tiene la sostenibilidad como su principal objetivo, y es ambicioso en eficiencia energética, uso de energías renovables, mitigación climática, soluciones ecocíclicas y estilos de vida sostenibles establecidos en el Programa en 2010.

El proyecto ha recibido financiamiento de diferentes programas de desarrollo e I+D suecos para desarrollar soluciones innovadoras.

El programa incluye una batería de temas que se estructuran entre «futura realización» y «objetivos operacionales», y contiene objetivos para desarrollarlos. Los temas son: espacios verdes climáticamente adaptados, sistemas energéticos sostenibles, sistemas de reciclaje, agua y saneamiento, transportes, viviendas y lugares de trabajo planteados con criterios ambientales, estilos de vida y trabajo sostenibles, así como marketing de técnicas ambientales y competencia.

La planificación del barrio empezó en 2000, su construcción en 2011, y se prevé el final de la explotación aproximadamente en 2030.

Se incluyen en el proyecto administraciones y compañías (como Harbour of Stockholm, Stockholm Water, City’s housing companies), diferentes agentes promotores públicos y privados, consultores y arquitectos, autoridades del estado, ciudadanos y la Administración del Transporte de Estocolmo. Esto implica un trabajo conjunto, organizado y estructurado que implica desde el ámbito político hasta los promotores privados. Las responsabilidades son claras y el liderazgo lo ejerce la administración local.

En este sentido es muy importante el sistema de seguimiento continuo, con programas de medidas y verificación, feedback continuo de los agentes implicados y desarrollo y publicación periódica de datos y resultados.

La inversión total, incluyendo la infraestructura, es de 12.000-13.000 millones de coronas suecas.

Figura 8

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1.5. Aspectos ambientales del área residencial estratégica de Vallbona, Barcelona

La Generalitat de Catalunya promovió la transformación urbanística de suelo para generar barrios eminentemente residenciales, y lo hizo mediante un plan para toda Cataluña donde se creaban áreas residenciales estratégicas. En Barcelona, el Ayuntamiento propuso desarrollar un ecobarrio en Vallbona. La propuesta planteaba construir un nuevo barrio incorporando el componente ambiental desde el momento inicial de su planificación.

Barcelona tiene la mayor parte de su territorio construido, disponiendo de pocas ocasiones de crear un nuevo barrio sobre un territorio que anteriormente no haya sido urbanizado. Vallbona es una de esas oportunidades: un ámbito donde se puede planificar sobre un territorio sin muchos condicionantes urbanísticos previos, teniendo como únicos condicionantes los asociados a sus características ambientales intrínsecas.

Pero Vallbona no era únicamente una oportunidad para Barcelona, sino que es una nueva aportación a los habituales diseños de los ecobarrios: es el diseño de un ecobarrio con una estructura urbanística de alta densidad.

La mayoría de los barrios que se han diseñado con criterios ambientales (BedZED, Vauban, Västra Hamnen, Kronsberg, Vikki, Braamwish, etc.) tienen unas densidades urbanísticas bajas. Este tejido de baja densidad no se corresponde ni a la disponibilidad de suelo de Barcelona, ni a sus características típicamente mediterráneas como son la elevada compacidad, la diversidad y la complejidad de actividades y usos de su espacio.

Vallbona supone la creación de 2.120 nuevas viviendas, con una densidad neta total de unas 575 viviendas/ha y con un índice neto de edificabilidad de 4,19 m2 techo/m2 suelo (llegando en algunos casos a PB + 9), logrando unos índices similares a los que se encuentran en el Eixample. Estas densidades son bastante superiores a la mayoría de los ecobarrios construidos hasta el momento.

Figura 9. Directrices Ambientales ARE de Vallbona

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Fuente: Barcelona Regional.

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Fuente: Barcelona Regional. Directrices Ambientales ARE de Vallbona

Los principales retos fueron apostar decididamente por las medidas ambientales clave planteadas en Vallbona, superar algunas limitaciones de carácter legislativo, adaptar algunos aspectos del modelo habitual de gestión de la ciudad de Barcelona y dar un primer impulso económico a actuaciones beneficiosas para el conjunto del barrio.

Un aspecto que hay que recordar es que el barrio se planteó para ser un ARE; por consiguiente, debe cumplir con una serie de requisitos que ya venían prefijados, y, por tanto, se trataba de un barrio práctica y exclusivamente de carácter residencial (90% viviendas), lo que implica que aspectos como la mixtura de usos eran imposibles de aplicar, ya que las ARE tenían una premisa básica que era la de generar vivienda y vivienda social. En este sentido la incorporación en el ámbito de Vallbona de determinados equipamientos iba encaminada a propiciar relaciones con los barrios colindantes.

La modificación de planeamiento planteada tenía un documento ambiental propio, donde se definieron los aspectos ambientales para el ecobarrio de Vallbona, que se denominó «Directrices y criterios para la ambientalización del ARE de Vallbona». En él se describían en detalle todas las actuaciones ambientales que se planteaba implantar en Vallbona.

Figura 10. Directrices Ambientales ARE de Vallbona

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Fuente: Barcelona Regional. Directrices Ambientales ARE de Vallbona

Entre estas cabe destacar las más relevantes, que son las que hubiesen podido determinar la bondad ambiental de la propuesta que se hizo para el Área Residencial Estratégica de Vallbona:

1) Minimizar la demanda de energía en el sector edificación y maximizar el uso de energías renovables locales

Vallbona fue diseñada bajo criterios de eficiencia energética, para reducir la demanda de energía y, al mismo tiempo, intentar cubrir el máximo de esta demanda con energías renovables generadas en el propio barrio.

Así, pues, para minimizar la demanda energética se estudiaron las orientaciones y volumetrías de los edificios destinados a viviendas para optimizar el asoleamiento, se minimizó la posible demanda de frío para las viviendas que disponen de elementos de protección solar en las fachadas más críticas y estableciendo crujías estrechas para favorecer la ventilación natural de las viviendas, y también se propuso alcanzar unos niveles de certificación energética de los edificios que van más allá de lo que establece la normativa.

Para el barrio de Vallbona se propuso un objetivo ambicioso de certificación energética de los edificios, que era el de lograr que el 90% de los edificios tengan una clasificación energética B, y para el 10% restante, una certificación energética A.

Según el estudio realizado específicamente para Vallbona, para alcanzar certificaciones energéticas superiores a los mínimos del CTE (ED), estas se pueden obtener mediante los estándares constructivos actuales, y lograr certificaciones CB se puede hacer con la introducción de pequeñas mejoras constructivas que prácticamente no supondrían un sobrecoste en la construcción (entre un 2-3%).

Por otra parte, con la implantación del sistema de climatización centralizada (que se explica más adelante) se ayudaría a lograr calificaciones B o A, y se podría llegar con toda seguridad a calificaciones A únicamente con pequeñas mejoras constructivas.

En los posteriores proyectos urbanísticos es donde deberían desarrollarse y detallarse los modelos de los edificios mediante las herramientas del código técnico de edificación (Calener, LIDER), y determinar qué mejoras deberían aplicarse sobre el edificio de referencia para mejorar su calificación.

Por otro lado, para maximizar el uso de energías renovables locales en Vallbona se previó implantar un sistema de climatización centralizada para suministrar calor a las viviendas, con la principal aportación a partir de la energía solar y apoyada por sistemas de generación térmica (calor y frío).

Este sistema implica disponer de instalaciones solares en las cubiertas de los edificios (con tecnología de tubos de vacío) interconectadas entre ellas a través de la red de climatización general. La red de climatización se plantea como una red troncal que alimenta (y al mismo tiempo recupera el calor proveniente de las diferentes instalaciones solares) de cada uno de los bloques o manzanas. Dentro de cada uno de estos bloques o manzanas deberá haber una distribución secundaria hasta terminar llegando a cada uno de los usuarios finales.

Para aprovechar el excedente térmico en verano se plantea la generación de frío a partir del calor sobrante de la energía solar mediante sistemas de absorción de bromuro de litio. Este frío solo se generará para los equipamientos. Por lo tanto, una de las premisas que se establecieron fue implementar un sistema centralizado que funcionara a partir de fuentes renovables y que se adecuara a la situación climática del entorno evitando consumos energéticos excesivos.

La implantación de este sistema de climatización centralizada en Vallbona permitiría cubrir con fuentes renovables el 70% de la demanda de calefacción y ACS del barrio (5936 MWh/año) y un 100% de la energía frigorífica de los edificios conectados a la red de frío (512 MWh/año). En conjunto, la cobertura solar supondría prácticamente el 72% de la energía total térmica (calor y frío) de los edificios conectados al sistema.

La implementación de este DHC hubiese supuesto un ahorro de energía primaria del 58% frente a una solución convencional, y una reducción de emisiones de CO2 eq del 58%. Además, tal y como ya se ha mencionado anteriormente, su implantación hubiese permitido alcanzar los niveles-objetivos de certificación energética de los edificios específicos de Vallbona (por encima de lo que marca la normativa).

Una de las premisas de cálculo fue que las viviendas no dispondrían de frío. Por este motivo convenía garantizar que las viviendas incorporaran de entrada medidas pasivas como protección frente el asoleamiento, ventilación cruzada y mejores aislamientos. Hay que pensar que las directivas europeas de futuro van encaminadas a edificaciones con muy bajas emisiones y que el compromiso para el 2020 es reducir en un 20% las emisiones de CO2. Debido a la premisa de falta de frío en todas las viviendas no se han planteado soluciones que requieran elevados consumos de combustibles fósiles, ya que otra de las ideas fuerza era la utilización de energías renovables al máximo yendo por encima de los requerimientos establecidos en las ordenanzas municipales y el CTE. El sistema de distribución propuesto alcanzaba las hipótesis de partida y garantizaba que casi todas las viviendas del barrio tuviesen una certificación energética por encima de B. A la vez, el sistema tenía una componente importante de cooperación en todo el barrio, ya que todas las edificaciones contribuyen al sistema de frío y calor y, por lo tanto, tiene un aspecto social y pedagógico.

Retos. La eficiencia energética es el aspecto ambiental verdaderamente clave de Vallbona, y más concretamente, la red de climatización centralizada. Los retos que se deberían superar para su ejecución son:

Garantizar una primera inversión pública de la red para asegurar su viabilidad. Un primer impulso que anime al sector privado a terminar de construir y gestionar el sistema.

Coordinar y promover que los diferentes constructores de los diferentes edificios se vayan conectando al sistema a medida que el barrio vaya creciendo.

Promover la figura de un gestor para esta red, que se encargará de su operación, mantenimiento y facturación a sus usuarios.

Poder pedir una certificación energética de los edificios (BA) superior a lo que establece la normativa.

Cesión del uso de las cubiertas para la instalación de sistemas de captación solar para el sistema de climatización centralizada.

2) Diversificar las fuentes de suministro y reducir la demanda de agua

Vallbona es el emplazamiento adecuado para proponer un sistema de gestión del ciclo del agua adaptado a las características hídricas de su entorno, intentando optimizar sus recursos hídricos alternativos y reducir la demanda de agua.

En este ámbito convergen varias características que hacen posible una gestión del ciclo del agua eficiente: diferentes fuentes de abastecimiento alternativas (aguas freáticas, aguas pluviales y las aguas del Rec Comtal), el medio receptor muy próximo al barrio de Vallbona (el río Besòs), y que es una zona de nueva construcción sin ningún condicionante previo (sin red de alcantarillado existente ni urbanización).

La propuesta para Vallbona consistía en adaptar para cada uso de agua el tipo de agua que fuera más eficiente y adecuado para su uso. Así, pues, la red de agua potable serviría para cubrir la demanda de las viviendas y los equipamientos, las aguas pluviales (tras descartar el primer lavado, que tiene unos niveles de contaminación altos) y las aguas freáticas (como apoyo) se destinarían a riego de zonas verdes, limpieza de viales y limpieza del depósito antiDSU, y las aguas provenientes del Rec Comtal continuarían regando la zona agrícola de Vallbona.

Además, se planteó la construcción de un depósito antiDSU de 30.000 m3 que recogería las aguas pluviales de las cuencas de los torrentes Tapioles y Torre Baró, y que permitiría mejorar la gestión del sistema de saneamiento en episodios de lluvia y reducir el impacto del medio receptor (el río Besòs).

Para reducir la demanda de agua se propuso reutilizar las aguas grises de la mitad de las viviendas protegidas, implantar una red de riego eficiente y un diseño de los espacios verdes adaptados a las características hídricas del entorno.

Vallbona tiene una situación privilegiada, con un medio receptor muy cercano; por lo tanto, es uno de los pocos lugares de Barcelona donde se podría plantear una gestión del ciclo del agua integrada y con un mayor grado de complejidad. La proximidad al río Besòs permite establecer una red separativa de agua, a la vez que se puede aprovechar el agua de lluvia una vez se haya descartado el agua del primer lavado de calles y superficies. El hecho de disponer de agua freática en sus proximidades (Baró de Viver) facilita integrar esta agua en el mismo depósito y garantizar el recurso en caso de no disponer de agua de lluvia. En este sentido seguramente el depósito tiene un mayor grado de complejidad que la mayoría de los depósitos implementados en la ciudad, pero la proximidad del Besòs y el hecho de poder ir un paso más allá en la gestión del ciclo del agua podrían hacer que esta complejidad sea un reto y una oportunidad.

El barrio tuvo en cuenta la disposición de superficies permeables para garantizar parcialmente la permeabilidad del mosaico agrícola. Mediante la disposición de zonas verdes y preservando 2,3 ha de los campos de cultivo se garantizaba una elevada relación de suelos permeables y suelos impermeables. Se descartaron las técnicas de drenaje urbano sostenible (TDUS) debido a que el barrio se localiza sobre el acuífero del Besòs y este tiene carácter de estratégico y está protegido; por lo tanto, el esfuerzo se centró en proponer una ocupación compacta que favoreciera la baja impermeabilización. Por otra parte, el hecho de implementar una red de pluviales con aprovechamiento hacía que la aplicación de técnicas de infiltración fuera poco necesaria.

Retos. Los principales retos en la gestión del ciclo del agua son:

Adaptar el modelo de gestión del ciclo del agua habitual en las especificidades de Vallbona.

Implantar una red de agua pluvial para su aprovechamiento, que a pesar de que aumenta un poco la complejidad en la gestión de la red, conlleva mejoras ambientales sustanciales.

El diseño constructivo de los depósitos antiDSU y pluviales-freáticos (aliviaderos y derivaciones) es la clave de bóveda de toda la gestión del ciclo del agua.

Obtener financiación para el depósito antiDSU.

Garantizar la viabilidad de llevar a cabo la reutilización de las aguas grises.

Elevada superficie permeable (casi 50% del suelo tiene elevada permeabilidad).

3) Calidad acústica del espacio público, y garantizar los niveles de ruido interior en las fachadas más expuestas

Vallbona es una zona con unos niveles de ruido elevados debido a la presencia de infraestructuras viarias (C-58, C-33 y C-17) y ferroviarias (las líneas de Cercanías C-3 y C-7). Estos niveles de ruido superan los límites establecidos por la normativa.

Es por ello que en el diseño del futuro barrio de Vallbona se propusieron medidas para mejorar la calidad acústica general del espacio público (mediante pantallas viarias y ferroviarias), y algunas medidas adicionales en algunas de las fachadas más expuestas para garantizar cumplir los niveles de ruido interior (evitar situar los habitáculos protegidos tipo dormitorios en las fachadas más expuestas, o mejorar los cerramientos de las fachadas expuestas).

Retos. Los principales retos para mejorar la calidad acústica de Vallbona son:

Hacer un diseño constructivo de las pantallas viarias (de 470 m de largo por 4 m de altura) que sea compatible con los requisitos de seguridad que pide la Dirección General de Carreteras.

Determinar el responsable de su mantenimiento.

4) Preservar al máximo el mosaico agrícola

Vallbona dispone de los últimos espacios agrícolas de Barcelona, dándole a la zona un valor paisajístico diferencial del resto de la ciudad. Con el diseño del futuro barrio se planteó preservar el máximo posible de mosaico agrícola (dejando una superficie de 2,3 ha) y se quiso integrar en el desarrollo del nuevo barrio (con una ordenación permeable a los huertos).

La mayor parte de este mosaico se destinaría a producción agrícola profesional tal y como se está llevando a cabo hoy por hoy. También se propuso destinar una pequeña parte de este ámbito agrícola a huertos públicos urbanos con el objetivo de cubrir una demanda latente en la zona (actualmente hay varios huertos marginales), y hacer una función social y ambiental importante dentro del barrio.

Reto. El principal reto para el mosaico agrícola de Vallbona es:

Integrar los futuros huertos públicos urbanos en la red existente de parques y jardines del Ayuntamiento de Barcelona.

5) Otros

Otros aspectos ambientales que son importantes para Vallbona son la mejora de la conectividad del futuro barrio con las zonas existentes de Trinitat Vella y Montcada, así como la potenciación del transporte público colectivo.

La mejora de la conectividad del barrio podría dar solución a la incomunicación histórica del barrio con su entorno. La apertura de nuevos viales permitiría una mejor relación con la trama urbana colindante, garantizar la continuidad de las redes de peatones y ciclistas entre barrios, así como el paso de autobuses para garantizar una buena cobertura de este servicio. Hay que remarcar, sin embargo, que dentro del futuro barrio solo podrán circular vehículos privados por las calles principales, siendo la mayoría de los viales del barrio de prioridad invertida.

En cuanto a la potenciación del transporte público colectivo, y dada la buena cobertura actual de las grandes redes de infraestructuras (Cercanías y metro), las medidas pasaban, pues, por actuaciones de ámbito local focalizadas sobre todo en la mejora de las conexiones en las estaciones existentes de Cercanías y metro mediante un autobús lanzadera, y por la mejor integración del puente de Vallbona en la trama urbana, disminuyendo así la distancia psicológica a las estaciones.

Por último, cabe mencionar que en el ámbito normativo había un reto importante, ya que algunas propuestas que se han planteado en Vallbona iban más allá de los requisitos normativos vigentes.

Muchas de las propuestas que se plantearon en el proyecto de Vallbona requerían de estudios de detalle, y hacía falta profundizar en algunas de las medidas planteadas por la propuesta de modificación de planeamiento y el documento ambiental que la acompañaba.

Muchos de los proyectos de ARE fracasaron por distintos motivos: por oposición vecinal, por problemas de incompatibilidad urbanística por zonas inundables, zonas de riesgo tecnológico, en otros casos porque el municipio decidió no crecer o desarrollar el barrio, etc. La crisis económica también contribuyó a que algunos de los proyectos que quizás podían haber sido viables no se desarrollaran. Por consiguiente, el nuevo ecobarrio de Vallbona no se desarrolló y el proyecto de realizar un barrio residencial está parado.

1.6. Conclusiones

La mayoría de los ecobarrios que hay en Europa suelen tener bajas densidades si las comparamos con ciudades compactas como Barcelona o París. Eso nos lleva a la controversia de la ocupación del suelo, uno de los primeros principios de la sostenibilidad. Si uno se fija en Hammarby; Royal Seaport; Malmö Bo01; Kronsberg, en Hannover, o BedZED, cerca de Londres, todos ellos tienen bajas densidades de viviendas por hectárea. Y en la realidad europea eso nos lleva a menos habitantes por suelo transformado y ocupado. Suele tratarse de barrios de edificios de pocas plantas y con mayor dotación de espacio público y espacios verdes. Por consiguiente, hallar el equilibrio de estas relaciones –compacidad, densidad de viviendas, superficies verdes, espacio público, equipamientos y cómo se planifica y gestiona la movilidad, la mixticidad, los sistemas de redes de servicios, entre otros– es fundamental para definir un barrio sostenible. En buena medida, tener un barrio sostenible requiere un uso racional de los recursos, trabajar con los condicionantes de entorno, tanto territoriales, climáticos como con los recursos del lugar, y, sobre todo, con los ciudadanos, que al final son los que hacen el barrio.

Figura 11. Izquierda: Kronsberg, Hannover (Alemania); derecha: Bo01, Malmö (Suecia)

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Fuente: «De l’urbanisme a l’equilibri global. Discursos emergents per a un nou urbanisme». Papers, núm. 57.

Tener en cuenta el factor social también es un aspecto fundamental. Diseñar el mejor barrio con las herramientas de máxima eficiencia, que utilice recursos locales y renovables, ecodiseñado, no es condición necesaria y suficiente para que los ciudadanos que habitan el barrio tengan internalizados todos estos conceptos. Contar con los ciudadanos en las distintas fases –conceptualización, planificación, proyecto, construcción y, sobre todo, hacer seguimiento y comunicación de los retos establecidos en las distintas fases. Seguramente eso sí que, hoy por hoy, es un elemento común a muchos de estos barrios, ya que al ser singulares, escasos, suelen ser casos que se difunden. Pero lo que cuesta hallar realmente es el seguimiento años después; una vez estos han sido vividos, no es nada habitual encontrar información sobre su comportamiento. Una comparativa que explique qué objetivos se fijaron, cuáles se consiguieron y cómo se comporta el barrio a lo largo del tiempo. Por desgracia, eso sigue siendo la asignatura pendiente, y nos aportaría mucha información para mejorar las performances de nuestro ecosistema urbano.

Otro aspecto importante a considerar es que a menudo tenemos tendencia a utilizar referentes o ejemplos de otras realidades. Estos barrios pueden ser muy útiles como inspiración e incluso pueden provocarnos, y ayudarnos, a querer ir más allá de nuestro marco legal y de la planificación habitual. Pero cualquier componente que apliquemos de otras lugares debemos adaptarlo a nuestras necesidades, a nuestra realidad, tanto social, económica como ambiental. Por consiguiente, realizar un listado de actuaciones o propuestas para el barrio a base de gadgets, de criterios de diseño quimera de otros proyectos de ecobarrio de otros países y otras situaciones no es garantía de éxito. Entender nuestro entorno, nuestros condicionantes, las necesidades sociales y nuestro marco regulador es fundamental. Debemos intentar llevar algunos de los criterios al límite de nuestras normas o proponer fórmulas creativas que nos permitan dar pasos más allá de los estrictamente convencionales, y presionar al mercado para exigirle más en cuanto a sostenibilidad.

Por consiguiente, es muy importante el análisis inicial, tener claros los condicionantes de entorno y establecer unos objetivos de sostenibilidad claros. Una discusión que puede plantearse es si es mejor intentar establecer muchos objetivos de sostenibilidad o centrarse en aquellos que puedan ser más críticos, pero ser tremendamente exigente con estos.

Ecobarrio, leed neighborhood, zero emission neighborhood, eco-cartier, entre muchos otros vocablos. Lo que está claro es que el urbanismo, la creación de tejido urbano, debe adoptar criterios ambientales desde el principio. Muchos nombres pueden tener algo de marketing o branding para intentar diferenciarse y posicionarse. Más que una moda o un distintivo debería ser norma, ya que es donde residimos. El hecho urbano es lo que ha trasformado en mayor medida nuestro planeta; diseñarlo, pensarlo, gestionarlo, transformarlo, mantenerlo y rehabilitarlo siempre debería hacerse bajo una perspectiva global y una local fundamentalmente para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y para preservar los valores ambientales de nuestro planeta.

1.7. Bibliografía

Farreny, Ramon (*1); Oliver-Solà, Jordi (1,2); Montlleó, Marc (3); Escribà, Enric (3); Gabarrell, Xavier (1,4); Rieradevall, Joan (1,4) (2010). «Transition towards sustainable cities: opportunities, constraints and strategies in the planning of sustainable neighborhoods. A case study in Barcelona (Spain)». Proceedings of the National Academy of Sciences Sustainability Science Section.

Farreny, Ramon (*a,b); Oliver-Solà, Jordi (a,b); Montlleó, Marc (c); Escribà, Enric (c); Gabarrell, Xavier (a,d); Rieradevall, Joan (a,d) (2011). «The ecodesign and planning of sustainable neighbourhoods: the Vallbona case study (Barcelona). El ecodiseño y planeamiento de barrios sostenibles: el caso de estudio de Vallbona (Barcelona)».

Montlleó, Marc (2014). «De l’urbanisme a l’equilibri global. Discursos emergents per a un nou urbanisme». Papers, núm. 57.

United Nations, Department of Economic and Social Affairs, Population Division (2014). World Urbanization Prospects: The 2014 Revision, Highlights (ST/ESA/SER.A/352).


1 United Nations, Department of Economic and Social Affairs, Population Division (2014). World Urbanization Prospects: The 2014 Revision, Highlights (ST/ESA/SER.A/352).