EL PUEBLO DE LA TIRANA

La provincia del Tamarugal, a la que se adscribe la comuna de Pozo Almonte y a su vez, al pueblo de La Tirana, fue creada el 11 de abril de 2007, mediante la ley Nº 20.175. Pozo Almonte cuenta con 14.950 habitantes, y en el pueblo de La Tirana no viven más de 800 personas en forma permanente. Pozo Almonte gracias a la actividad minera tiene un gran dinamismo económico. Según Podestá (2014), el eje sur de la provincia del Tamarugal, es decir Pica y Pozo Almonte, son los más beneficiados con el crecimiento minero y turístico. Sin embargo, al interior de esta misma provincia hay desigualdades evidentes, como las que se observan, por ejemplo, entre Pozo Almonte y La Tirana. Los tiraneños acusan a los de Pozo Almonte, de centralistas.

El pueblo de La Tirana está emplazado en aproximadamente 361 hectáreas en una superficie plana sin cerros, en plena pampa del Tamarugal. Un menudo bosque de tamarugos lo rodea. Las crónicas históricas hablan de un bosque surtido que conforme se instalaron las actividades mineras, se fue desforestando. Hoy el robo de carbón es frecuente. Se encuentra a 72 kms de Iquique, en el sur-este. A 20 kilómetros de Pozo Almonte y a 1.773 de la capital, Santiago.

La Tirana está a una altura promedio de 1.000 metros sobre el nivel del mar. El clima de La Tirana es desértico, durante casi todo el año el día se caracteriza por ser soleado de cielos despejados, las tardes son calurosas, y por la noche baja drásticamente la temperatura. La oscilación de la temperatura en la mañana es entre -0.6 a 12,2 grados °C. Sus coordenadas UTM: 431482 m E - 7751210 m S. Se encuentra a una altura de 1.000 m.s.n.m.

El pueblo de La Tirana, al igual que los otros del Norte Grande de Chile, se fue construyendo de un modo espontáneo. La ocupación y el diseño urbanístico nunca fueron ordenados de forma racional ni mucho menos. No hubo una élite que pensara cómo organizar ese espacio. Los datos que tenemos de este poblado indican que en el siglo XVIII ya se habían asentado algunas familias (Núñez, 1988:28). Se afirma que este pueblo fue fundado en 1567.

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Plano del pueblo de La Tirana. Año 2006

La Tirana siempre se estructuró en torno a las tareas mineras. Primero, como surtidora de agua, luego por la presencia de tamarugos para la leña y después por la crianza de ganado. En la actualidad es lugar de comerciantes y de pequeños parceleros que además crían ganado como corderos y ovejas.

Al parecer, y siguiendo a Núñez (1988: 28) el poblamiento de La Tirana data de 1780. Es en el siglo XVIII que la Pampa del Tamarugal empieza a habitarse, siguiendo el patrón rural andino. La economía se sustentaba en la crianza de animales, en la elaboración de carbón de leña y en el procesamiento de la plata.

Para Núñez, el origen del culto a la Virgen del Carmen hay que buscarlo a fines del siglo XVIII. A lo largo del siglo XVIII, prosigue Núñez: “se desarrolló una población minera bajo condiciones de explotación bastantes deplorables. Todos habían recibido una intensa formación católica puesto que en su mayoría provenían de valles y oasis donde los señores españoles, junto a sus magníficas iglesias, habían impuesto una rigurosa catequesis. “Tanto los mineros de Huantajaya como los buitroneros del Tamarugal eran profunda e intensamente devotos” (1988: 32). Francisco Risopatrón en su Diccionario Geográfico de Tarapacá y Tacna escribe:

“En el último tercio del siglo pasado, los elaboradores del nitrato de soda, se cobijaban en los espesos bosques de la Tirana, como alquimistas perseguidos, para cocer clandestinamente el caliche y extraer de él, esa valiosa sustancia, que a pesar de sus inconvenientes químicos, aplicaban a la fabricación de la pólvora, en oposición al Rey de España, que la tenía monopolizada y la expendía en sus estancos y factorías” (1890:111).

Es un pueblo con una traza urbana clásica, en base a la plaza y la iglesia. Sus casas son relativamente homogéneas entre sí. Nada indica que haya diferencias sociales y económicas entre sus habitantes. Hay casas de concreto y otras de material ligero. Las primeras son las menos. Muchas de esas habitaciones son de gente que vive en Iquique. Los fines de semanas y sobre todo para los días de la fiesta del 16 de julio, se ocupan. Se arriendan piezas para los peregrinos. Algunos bailes religiosos tienen además su sede social.

En la década de los 30, en plena crisis del salitre, la fiesta decayó en cuanto a la asistencia de fieles. Una crónica de la prensa, refiriéndose al pueblo dice:

“Junto con decaer también las fiestas de la virgen, ha ido decayendo la importancia de La Tirana, que de pueblo lleno de vida ha quedado convertido en un caserío con solo algunos pobladores terratenientes de la misma región. Todavía quedan algunos rastros de las actividades industriales que allí se desarrollaban restos de fundiciones de minerales que se habían instalado aprovechando la abundancia de tamarugos” (El Tarapacá, 16 de julio de 1931, página 6).


LA IGLESIA DE LA TIRANA

La antigua iglesia de La Tirana estaba ubicada a unos 1.500 metros al este de la actual Se habría construido alrededor del año 1765 y funcionó hasta mediados del siglo XVIII. La actual iglesia, la que está en uso data, del 1886 (Núñez, 1988: 45). Ésta fue mejorada y se ocupa el día 15 por la tarde, en la misa para los bailes que pertenecen al llamado Cuerpo de Bailes. Se reconstruyó al modo andino, pero mira hacia al norte, igual que la nueva.

De 1881 data la iglesia que se levantó sobre otra que fue destruida por un terremoto. El primer templo es de 1638, cuando Fray Antonio Sarmiento Rendón encuentra la cruz que da origen a la leyenda. El templo actual tiene 120 años y desde hace una década viene sometiéndose a mejoras. El objetivo es que sea nombrada basílica.

Hasta los años 50 la iglesia era más pobre y rústica. Lo mismo el pueblo.

El eje estructurante de su configuración urbana lo constituye la iglesia. Y frente a ella una gran explanada que funciona como plaza, pero que en el mes de julio se llena de bailes religiosos. La iglesia mira hacia el norte y, a diferencia de las iglesias andinas, no hacia el oriente, lugar donde nace el sol. Es una estructura de madera y de planchas de zinc que con el tiempo se ha ido habilitando mejor para acoger a los miles de fieles que llegan hasta allí.

Bien se podría decir que el pueblo de La Tirana es la iglesia. En ésta se concentra e irradia toda la vida social de este pueblo de 2000 personas que el día 16 llega a tener los 120 mil habitantes. Las calles que la circundan están constituidas por edificaciones de un solo piso, mayormente de madera. La superficie urbana no ha de sobrepasar los 2.600 metros cuadrados. En sus márgenes, sobre todo hacia el oriente, y en los días de fiesta, se llena de carpas que son instaladas por las personas que no tienen dinero para arrendar piezas.

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Iglesia de La Tirana. Año 2006

(Foto: Ricardo Díaz Quezada)

En el año 90, la Municipalidad instaló un camping para dotar de mejores servicios sanitarios a los que allí se alojaban. Hay baños públicos. Hasta la década de los 50, defecar y orinar había que realizarlo en los montes. Así se le llamaba a la planicie donde los tamarugos crecen. El año 90 además se puso la primera piedra para la construcción del viejo templo, y de la mano del dirigente Andrés Farías, se proponen convertir a este pueblo en comuna (La Estrella de Iquique, 4 de julio de 1990, página 6). Sergio Olivares destacó también como dirigente en la década de los 90, luego de ser un activo líder del movimiento sindical en Iquique.

En los años 60, les llegó el bautizo a sus calles. Y ese bautizo siguió la lógica chilenizante que invadió a todas las ciudades y poblados de esta zona. La religión y el nacionalismo se dan la mano. El nombre de sus calles así lo indica: calle Santa Teresita de los Andes, calle 16 de julio, calle Algarrobo, calle Obispado, entre otras.

Las calles que circundan directamente a la iglesia; como la 16 de Julio, Obispado, son ocupadas preferentemente como negocios, ya sea comida o de expendios de víveres, carnicerías, bazares, etc.

Los habitantes de La Tirana, sin embargo, reconocen en la llamada Pascua de Negros su fiesta. En la primera semana de enero se juntan para bailarle al niño Jesús y luego continuar con la fiesta en sus casas. Existen tres bailes de pastorcitos: Pastores del Niño Dios, el más antiguo, Pastores de la familia Choque y el de Elcira Morales.

Tres cementerios posee el pueblo de La Tirana. Dos municipales, y uno que se le conoce con el nombre del “cementerio de los Choques”, que ya no se usa.

Desde los años 50, los habitantes de La Tirana han demandado a Iquique y a sus autoridades por adelantos. Mejoramiento de la carretera de acceso al pueblo, alcantarillado, agua potable, regularización de títulos, luz eléctrica, escuela, posta de primeros auxilios, juegos infantiles, son entre otras, sus demandas principales. Se organizan a través de comités de desarrollo. En estas obras, sobresale la figura de Andrés Farías G. (1925-2009), quien lideró a los tiraneños en pos de sus demandas más sentidas. Por su condición de líder se le apodó el “cacique”.

El años 2014, el Servicio País de la Fundación para la Superación de la Pobreza, realizó una intervención comunitaria con los pobladores de La Tirana. Entre los puntos más destacados se dice, que hay una vinculación muy fuerte entre este pueblo y Pozo Almonte. Sólo el 16 de julio, las autoridades de Pozo Almonte y por la masividad de la fiesta dedican sus esfuerzos para que este pueblo reciba de buen modo a los miles de visitantes. La gente, dice este documento, participa de un sentimiento de abandono, que se concentra en los jóvenes y en los adultos mayores. Se afirma que La Tirana, está física, económica y socialmente aislada. No hay fuentes de trabajo ni menos ofertas culturales. Hay delincuencia y consumo de drogas.

Desde el gobierno regional de Tarapacá, a través de los Fondos Nacionales de Desarrollo Regional (FNDR) se han realizados varias obras en pos del mejoramiento de este pueblo. La más significativa es la construcción del alcantarillado. El año 2011 y 2012, se invirtieron MS 1.724.722. El 2013 y el 2014, no se hizo ninguna inversión en ese tema. En el 2012 y 2013, se gastaron MS431.443 en construcción de soluciones sanitarias tanto para La Tirana como Pozo Almonte. Por otro lado, de los fondos regionales, se invirtieron MS 141.571 para la construcción de la sede del Baile Chino, recientemente declarado Tesoro de la Humanidad por la Unesco, junto a todos los bailes chinos del país.