MI REENCUENTRO CON MI ALMA GEMELA

Poco antes del contacto con mi alma gemela, no hacían más que llegarme mensajes, textos, libros, vídeos e imágenes que hablaban de almas gemelas. Yo nunca había tocado este tema ni me había preocupado desde este punto de vista tan metafísico y cósmico, sólo había estado “ocupada” en encontrar a mi pareja ideal en esta dimensión, como casi todo el mundo.

De repente me venía información de que tenemos un complemento que tiene la misma esencia que uno mismo y que además te complementa y viceversa; no me daba cuenta en esos días, lo vi después, pero algo en mi interior comenzaba a emocionarse sin saber por qué.

En mi interior se sucedían muchas sensaciones extrañas que yo no entendía. Siempre he ayudado a seres que fallecen y están perdidos o necesitan algo, a muchos; vienen a mí o me los traen los guías para que los ayude, y pensé que esta vez era algo normal, alguien más a quien ayudar. Pero no.

Comencé a ver a una persona que acababa de dejar este plano, acababa de desencarnar hacía unos días y estaba algo “despistado”, no sabía lo que le había pasado, había “muerto” de repente y no le dio tiempo a darse cuenta de lo ocurrido.

Así que hice lo que hago siempre en estos casos, le ayudé a que viera a su guía; le expliqué un poco en qué situación se encontraba y lo que se hace en estos casos.

El caso es que yo no podía dormir bien esos días y, de repente, lo vi de nuevo. Pensé que, al morir de golpe, era un caso en el que tendría que explicarle más cosas para acompañarlo a la luz y ya está; pero me equivoqué. Después de ayudarlo yo dormía peor, veía su imagen y no entendía por qué, así que le pedí a una amiga que me guiara en una meditación especial con seres de luz elevados para ver qué pasaba.

Entré en la meditación y lo vi a él y a los guías. Él aún estaba como “aturdido” y me dijo literalmente: “¿Dónde estabas? Dijiste que estarías aquí. ¡Dijiste que vendrías a ayudarme!”.

Yo no salía de mi asombro; era la primera vez que me pasaba esto y de forma tan fuerte; además, sentía una sensación de familiaridad y de compromiso hacia él muy extraña. Le dije que estaba aquí para ayudarlo, y él me confesó que no sabía qué le pasaba, que estaba intentando dormir y que, cuando lo consiguió, de repente ya no sabía dónde estaba. Entonces me tocó el mal trago de explicarle que se durmió y ya no se despertó..., físicamente, claro.

Después de calmarle un poco, le pedí un momento de pausa y me dirigí a los guías diciéndoles de forma contundente que necesitaba que me explicaran por qué esto no estaba ocurriendo como siempre: quería saber qué pasaba, por qué sentía que tenía que ayudarlo de esa forma si nunca lo había conocido en vida.

Los guías me dijeron que los dos habíamos adquirido un compromiso antes de nacer: yo lo ayudaría en su trance, lo ayudaría a curar y sanar las “cicatrices” de su alma y, cuando él estuviera listo, sería él quien me ayudaría a mí, porque teníamos cosas en común que hacer. ¡Yo no salía de mi asombro, no podía creerlo!

Entonces me mostraron una imagen donde ya mi asombro pasó a ser mayúsculo.

Me mostraron como una unidad de luz en mitad del cosmos. Esta unidad de luz se convirtió en una bola de luz grande y brillante y, a su vez, comenzó a dividirse en dos partes iguales que eran como las del famoso dibujo circular del ying y el yang. Entonces me llegó claro el mensaje: “¿Están hablando de almas gemelas?”, pregunté con mucho asombro y emoción a la vez, ya que esto ni me lo imaginaba y me vino por sorpresa: “¿Queréis decir que él es mi alma gemela?”.

La respuesta fue una serie de risas y carcajadas por parte de los guías, asintiendo a mi pregunta.

Para mí fue un shock porque ni me esperaba eso ni podía imaginar que me iba a encontrar con mi alma gemela, y mucho menos en estas circunstancias.

Solicité pruebas físicas que fueran inconfundibles para mí, porque eso era demasiado y yo creía que mi mente me estaba gastando una broma o algo parecido (los guías, tras sonreír, me dijeron que las tendría muy pronto).

Quedé con él en entrar más tarde en otra meditación, ya que se lo debían llevar para ayudarlo y comenzar a “despertarlo”.

Me fui a mi casa y preferí no pensar en ello durante el resto del día. Realmente pensé que mi mente se había montado una película y prefería pasar de todo al menos por ese día, pero no pude.

Dos o tres horas después estaba buscando un vídeo de temas de metafísica en una página donde sólo había vídeos de metafísica y de la ley de atracción, y de repente me encuentro en medio de todos un vídeo de Michael Jackson, concretamente la canción Will you be there.

Como siempre hay que prestar atención a las señales, cosas que parecen fuera de lugar son señales muy claras. ¿Qué hacía un vídeo musical de Michael Jackson en una página donde todo eran vídeos de metafísica profunda y sobre la ley de atracción? Era tan rara esa posibilidad que puse el vídeo y zas, la primera prueba.

Fue alucinante, cuando puse el vídeo no pude parar de llorar al menos durante media hora. Ésa fue mi prueba, aunque tuve más a partir de ese día hasta que acepté del todo lo que ocurría. Pero ésa fue determinante porque, si recuerdas, las palabras que me dijo nada más verme fueron: “¿Dónde estabas?, dijiste que estarías aquí, dijiste que vendrías a ayudarme”. Eso mismo se decía en el vídeo, no exactamente con las mismas palabras, pero sí con el mismo sentido: hablaba del compromiso que acabo de comentar más arriba. Unas frases que no eran traducciones del vídeo, las escribió quien tradujo la canción, una canción que yo no había oído en mi vida (hubiera dado igual, ya que no sé inglés), pero el corazón me dio un vuelco y mi guía me dijo: “Aquí tienes tu prueba”.

Las frases traducidas antes de empezar la canción decían así:

 

Acabamos de tomar rumbos distintos...

Pero no será para siempre...

Yo siempre estaré aquí... Siempre tendrás mi apoyo

Y espero tener el tuyo también...

 

Lo curioso es que no son frases exactas de las que luego se dicen en la canción. Demasiada casualidad que tuvieran el sentido de las palabras que yo había recibido en la meditación unas horas antes. Luego, mis dudas fueron aclaradas con otras pruebas de este estilo y a través de otras personas que me mandaban ciertos mensajes concretos que les decían sus guías o que veían a mi alrededor sin saber nada de lo que me estaba pasando.

La letra de la canción era la confirmación de todo lo que había sucedido en aquella meditación, de lo que me había “reprochado” él: “¿Dónde estabas? Dijiste que estarías aquí, dijiste que vendrías a ayudarme”.

Aquí dejo la letra de la canción para que podáis entender cómo me sentí, ¡no salía de mi asombro!:

 

¿Estarás allí?

Sostenme, como el río Jordán

Y entonces yo te diré

que eres mi amiga

Llévame, como si fueras mi hermana

Ámame como una madre

¿Estarás allí?

 

Si me canso, dime si me sostendrás

Cuando esté mal, ¿me sostendrás?

Cuando me pierda, ¿me encontrarás?

 

Pero ellos me dijeron

Un hombre debe ser firme

Y caminar cuando no pueda

Y luchar hasta el fin

Pero yo soy sólo un humano

 

Todos toman control de mí

Pareciera que el mundo

tiene un papel para mí

Estoy muy confundido

Tú me lo deberás

¿Estarás allí por mí?

¿Y te preocuparás lo suficiente para llevarme?

Sostenme... pon tu cabeza humildemente

Suave... y luego audazmente

Llévame allí

Sostenme, ámame y aliméntame

Bésame y déjame libre

Yo me sentiré bendecido

Lleva, llévame audazmente

Levántame despacio

Llévame allí

Sálvame, cúrame y báñame

Suavemente dime

Yo estaré allí

 

Levántame, levántame despacio

Llévame audazmente

Muéstrame que te preocupas

En mi hora más oscura, en mi desesperación más profunda

¿Aún te preocuparás? ¿Estarás allí?

En mis pruebas y tribulaciones

A través de mis dudas y mis frustraciones

En mi violencia, en mi turbulencia

A través de mi miedo y mis creencias

En mi angustia y mi dolor

A través de mi alegría y mi dolor

En la promesa de otro mañana

Yo nunca te dejaré partir porque estás siempre en mi corazón

 

No puedo comentar aquí todas las pruebas que he recibido porque sería demasiado largo. Comentaré la definitiva, que también fue asombrosa:

Yo tenía una alumna que también ayudaba a otros seres a pasar a la luz y recibía mensajes de su guía, sobre todo a través de imágenes.

Un día vino a uno de mis cursos y se me quedó mirando extrañada (ella no sabía nada de lo que me estaba pasando; yo no había contado nada aún, tardé unos cuantos meses, hasta que lo acepté y me centré un poco). Así que como no sabía nada, sus palabras fueron ya la prueba irrefutable. Esta fue la conversación:

 

Ella: Oye, tienes un cordón de luz que sale de tu corazón.

Yo: Sí, ya lo sé.

Ella: Uhmmm... pero hay alguien al otro lado del cordón de luz.

Yo: Ja, ja, ja; sí, lo sé.

Ella: Ah, ¿y sabes quién es?

Yo: Sí.

De repente se queda sorprendida, con los ojos como platos, y se pone a gritar: ¡Es tu alma gemela!

Yo alucinaba.

Yo: ¿De verdad estás viendo eso?

Ella: ¡Sííí! Y está pegando saltos de alegría por que lo haya visto. Dice que a ver si ya te lo crees por fin.

 

Como comprenderás, después de todo esto y de las otras tantas pruebas que tuve, ya no pude negar la evidencia. Lo acepté, y comenzamos nuestro camino juntos.

Tras esto vino el momento más raro y difícil. Cuando conoces a alguien siempre quieres mostrar tu mejor parte y lo que consideras negativo prefieres que se vea después, pero con el alma gemela esto es imposible: él sabía perfectamente cómo era yo, tenía muchísima información y lo único que yo podía hacer era mostrarme tal cual era, con mis virtudes y defectos, y aceptar lo que se me proponía, ayudarlo a limpiar los “bloqueos” y las “cicatrices” emocionales que estaban impregnados en su alma, en su cuerpo emocional, y él me ayudó a mí.

Y ahora trabajamos muy unidos ayudando a otras personas a encontrar a su alma gemela y comunicarse con ella a través de nuestros cursos o de este libro; realizamos meditaciones y conferencias gratuitas por Internet en directo todas las semanas para contribuir a este proceso de ascensión que está viviendo la humanidad y nuestro planeta. También impartimos talleres y cursos on-line en los que enseñamos técnicas para crecer interior y espiritualmente; enseñamos a trabajar con los siete rayos y también con técnicas pleyadianas.

El trabajo con el alma gemela es muy gratificante, pero no podemos compararlo con una relación de tercera dimensión; esto va mucho más allá, es más profundo. Hay que verlo desde una perspectiva más cósmica. Es una relación de corazón a corazón.