Presentación
Este libro es una breve introducción a la obra de Mary Douglas para los lectores en
lengua catalana. Las pocas traducciones que encontramos de sus libros están hechas
en lengua castellana y no disponemos de ninguna biografía intelectual disponible ni
en catalán ni en castellano. La única referencia que hemos podido localizar en nuestra
lengua es un artículo publicado como resultado de un curso que la Fundació La Caixa
organizó en 1988 sobre el papel de los mitos y los símbolos en el proceso de construcción
de las identidades (Douglas, 1988).
En este ensayo se lleva a cabo una descripción de sus aportaciones intelectuales,
tanto teóricas como etnográficas, que contribuyeron al desarrollo de la disciplina
y que fueron difundidas más allá de la propia disciplina. La obra de Mary Douglas
es fascinante por su capacidad de abordar temas tan variados y sugerentes como la
religión, el simbolismo, las nociones de limpieza y suciedad, el cuerpo, el riesgo
ambiental, los bienes y el consumo alimentario. Fue una escritora prolífica y muy
conocida fuera de las fronteras de la antropología. Su trayectoria intelectual transcurrió
preocupada por analizar el mundo de la vida cotidiana dramatizado a través de los
símbolos y los rituales, y se dedicó con cuidado a desvelarnos los sistemas de clasificación
y sus significados. El antropólogo Joan Bestard (1996: 10) destacó en el prólogo de
uno de sus libros que para Douglas “la cultura es precisamente este esquema de clasificación
que da significado a los símbolos concretos reafirmados en el ritual y en el discurso”.
Douglas desarrolló una perspectiva estructuralista relativamente heterodoxa al no
abandonar definitivamente la tradición metodológica funcionalista que daba especial
importancia a los estudios empíricos concretos (Heusch, 1975; Giobellina-Brumana y
González, 1981). La influencia de Durkheim la llevó a tratar los fenómenos sociales
como hechos y a analizar las fronteras simbólicas y las distinciones culturales para
comprender mejor los límites del orden social en la vida cotidiana (Wuthnow et al., 1988). Reconoció el origen social del pensamiento humano y el mundo social como
espacio desde el cual se construyen los conceptos (Bestard, 1996). Interesada por
la naturaleza colectiva de la existencia humana, tomó como punto de partida el estudio
de la cultura en sí misma para tratar de comprender los sistemas de creencias en la
sociedad moderna.
A diferencia de Durkheim, no separó el mundo primitivo del moderno sino que trató
de comprenderlos a partir de sus modelos particulares de relación social. Por ejemplo,
las oposiciones ciencia-religión y secular-sagrado, como características diferentes
de los mundos moderno y primitivo respectivamente, estaban carentes de sentido si
no se analizaban en relación con el tipo de organización social. Para ella, era más
sugerente analizar las fronteras simbólicas que existen en cada cultura para comprender
mejor cómo la sociedad dramatiza los sistemas de clasificación, que estudiarlos como
un conjunto de oposiciones binarias. En este sentido, siguió los mismos pasos que
Evans-Pritchard, al evitar trazar una separación rígida entre la mentalidad europea
y la primitiva. Este antropólogo había mostrado en su monografía que las creencias
de los azande en la brujería adquirían una función constructiva en todo el sistema
social y permitían reflexionar sobre la mentalidad y la historia europea (Douglas,
1971). Ambos compartían el mismo interés por minimizar el abismo que los antropólogos
habían creado al diferenciar las creencias de la cultura europea de las de la primitiva.
Estudiar la brujería significaba reflexionar al mismo tiempo sobre el tema de la racionalidad.
Influida por David Hume, partió del principio filosófico de que las teorías causales
no proceden de la naturaleza cognoscitiva, sino de la perceptiva (Douglas, 1975).
El conocimiento de la causalidad es intuitivo e instintivo y pertenece al mundo de
las costumbres. La traducción de la experiencia del mundo primitivo al mundo moderno
tiene éxito cuando las experiencias son coincidentes.
Sin embargo, fracasa cuando el acto de traducir implica reducir las confrontaciones
y las explicaciones de diferentes experiencias. Por eso, el reto antropológico consiste
en superar las deficiencias de una traducción cultural de experiencias que difícilmente
coinciden. Para Douglas, el esfuerzo intelectual de un antropólogo tendría que dirigirse
hacia el estudio detallado de los datos discordantes, con el objetivo de conseguir
niveles más altos de generalización que demuestren las evidencias del conflicto de
opinión en el origen cultural (Douglas, 1975).
Reconocida como una de las más brillantes antropólogas británicas del siglo xx, su legado intelectual ha tenido una gran influencia dentro y fuera de la disciplina.
Contamos con una brillante biografía intelectual escrita por Richard Fardon, que le
costó diez años de investigación, y que publicó finalmente en 1999, pocos años antes
de la defunción de la autora (Londres, 2007). Encontramos una traducción de este libro
en lengua portuguesa con un prólogo de su discípulo Peter Fry, profesor de Antropología
en la Universidad Federal de Río de Janeiro. Aquel mismo año se publicó una entrevista
de Mary Douglas en la revista Mana realizada por este discípulo establecido en Brasil (Douglas, 1999b).
En este libro, Fardon (1999, 2004) describe la trayectoria intelectual de Mary Douglas
sin profundizar en los aspectos más personales de su vida.
Utiliza la estructura biográfica –y no hagiográfica– para mostrar cuáles fueron las
circunstancias sociales en las que transcurrió la vida de la antropóloga. Destaca
cómo las influencias personales e intelectuales, así como las condiciones ideológicas,
sociales y políticas, estimularon sus ideas y conformaron su línea de pensamiento.
Otra de las entrevistas personales más recientes, un año antes de su defunción, fue
realizada por el antropólogo Alan Macfarlane en febrero del año 2006, disponible en
formato audiovisual en la página web de Youtube.
Este ensayo se basa en una descripción, más que en la valoración de su obra, y en
la revisión de sus publicaciones principales. Nos hemos detenido más exhaustivamente
en los libros traducidos al castellano por haber sido los más difundidos en nuestro
medio, sin pasar por alto sus principales contribuciones en lengua inglesa. Al final
ofrecemos una lista seleccionada de la biografía utilizada para este libro y un listado
de sus obras principales en lengua original y traducidas al castellano.