INTRODUCCIÓN
Internet ha penetrado con fuerza en nuestras vidas en pocos años. La presencia de la red es tan potente que ya no es posible vivir al margen de esta. Se ha convertido en una herramienta de comunicación imprescindible, tanto en el ámbito personal como en el profesional. Se ha configurado como el punto de encuentro de todas las actividades posibles. Personalmente, no estar en las redes sociales ya no es una opción. Profesionalmente, no tener espacios propios en la red, realizados con objetivos y coherencia, puede ser un obstáculo para cualquier proyecto.
Estamos ante un fenómeno comunicativo sin precedentes, solo comparable a la expansión de los medios de comunicación de masas que acabaron de configurar la sociedad industrial en el siglo xx. El ritmo de crecimiento de la red, sin embargo, no tiene parangón en la historia de la comunicación. El número de usuarios conectados crece de manera exponencial. La naturaleza de la red es suficientemente abierta como para que participe todo el mundo, adoptando cualquiera de los roles del proceso comunicativo. Por suerte, sigue siendo la persona la que decide qué quiere hacer a través de internet y, sobre todo, qué imagen quiere dar dentro y fuera de la red.
Actualmente, en nuestras latitudes, más que el número de usuarios, es más interesante saber cuántos dispositivos tenemos conectados, a qué horas y para satisfacer qué necesidades. La llamada «brecha digital» ya no está tanto en el acceso a internet, sino en cómo se utiliza. Cualquiera que hoy no sepa cómo utilizar la red se verá tan perjudicado como si tiempo atrás no supiera leer y escribir. Pero, con el tiempo, las personas «desconectadas» se pondrán al día rápidamente, reinterpretando los medios, adaptándolos a sus realidades y dándoles nuevos usos que ahora nos son desconocidos.
El crecimiento imparable del mundo digital conectado a la red conlleva una sociedad global, donde hay modelos que se exportan y aspiran a funcionar en cualquier lugar del mundo, pero también donde se repiensan y se proyectan las identidades personales y colectivas, y adquieren un nuevo protagonismo. Contrariamente a lo que pueda parecer, no existe un catálogo de usos establecido. La existencia de plataformas y aplicaciones para resolver cualquier situación ya nos da una idea del cambio que se ha producido.
Esta complejidad se debe entender y abordar positivamente, desde el reconocimiento del hecho de que estamos inmersos en un cambio de modelo comunicativo, donde la digitalización y la conexión en red son su motor. Entre otros, internet ha roto la verticalidad de los procesos de comunicación y está modificando la manera de entender el mundo y la sociedad en que vivimos. Una característica destacada es la apertura de las posibilidades de interactuar. En este nuevo modelo que se configura, las personas, las instituciones y las empresas pueden conversar y tutearse.
Desde otro punto de vista, la comunicación personal ofrece tantas oportunidades como amenazas que no son nada desdeñables y que deben ser tomadas en consideración. Cualquier persona, con un dispositivo conectado, se puede convertir en generador de conocimiento y opinión. Cualquier organización, por pequeña que sea, puede convertirse en el centro de atención. Conscientes de la potencialidad de internet como un campo de oportunidades, hay que conocer las herramientas, plantearse objetivos que permitan posicionarnos y mantener un diálogo natural y fluido en la red. Nuestros interlocutores, conocidos y desconocidos, cercanos y lejanos, se encuentran en espacios que se han desdibujado.
Esta capacidad comunicativa de internet exige a los profesionales que entiendan la red como una plataforma para mejorar las estrategias de comunicación, como una potente herramienta para gestionar la imagen personal. Este nuevo ámbito de interacción posee su propio lenguaje, que se expresa aprovechando todo el potencial multimedia, y utiliza herramientas que evolucionan constantemente y cambian con mucha rapidez. Aprehender esta realidad constituye un primer paso necesario para poder decidir en qué condiciones queremos que se nos reconozca en la sociedad digital en que vivimos.
Este libro que tiene en las manos, o en la pantalla, pretende hacer una inmersión en la sociedad actual, para explicar cómo se ha transformado la comunicación personal y profesional. Su contenido lo podemos comparar con una fotografía subacuática, a partir de la cual se pueden hacer propuestas sobre cómo salir a la superficie, y establecer luego cuál puede ser el rumbo de navegación en el mundo digital. Esta imagen submarina tiene un enfoque en el único punto de luz que nos puede guiar a la superficie: el mensaje, o el contenido de la comunicación, que definiremos como el elemento más relevante y perdurable del proceso comunicativo.
En cierto modo, este libro recoge la experiencia personal, marcada por lo que podríamos llamar la primera expansión de internet. Como la mayoría de ustedes, soy de las personas que se ha convertido a la sociedad digital. Todos los trabajos del instituto los hice con la máquina de escribir Olivetti de mi padre. Fue poco después de comenzar los estudios de Periodismo en la Universidad Autónoma de Barcelona cuando descubrí los ordenadores conectados a la incipiente World Wide Web y conseguí mi primera dirección electrónica.
Después de algunos años trabajando en los ámbitos de la comunicación corporativa e institucional, actualmente me dedico a la realización de proyectos web para profesionales y empresas. Es en este campo de la comunicación donde se percibe más claramente la necesidad de poner en valor los contenidos, como uno de los recursos más potentes para proyectarse profesionalmente en la red. O dicho de otro modo: «participar» y «darse a conocer» en la sociedad digital.
Esta es una propuesta dirigida a las personas que quieran ampliar sus conocimientos sobre cómo funciona la red. Por ello, antes de nada, había que hacer las presentaciones, pero también dejar a un lado cualquier reticencia así como deshacer algunos mitos relacionados con internet, las redes sociales y los contenidos online. Todo esto lo repasaremos en seguida, en el primer capítulo.
El objetivo principal de este libro es plantear al lector la necesidad de especializarse, de convertirse en una persona experta en un ámbito concreto, y proyectar este conocimiento en la red a partir de una estrategia comunicativa de los contenidos. El criterio y la naturalidad son las actitudes más valoradas a la hora de interactuar en internet. Mientras que el establecimiento de objetivos y el uso de las herramientas y de las técnicas adecuadas son las vertientes menos espontáneas de la comunicación en la red. Sin embargo son esenciales para posicionarse en condiciones y con garantías de éxito.
Para que esto ocurra, veremos cómo elaborar mensajes eficaces y contenidos expertos, cómo ubicarlos en la red para que tengan la incidencia deseada, tanto en el entorno personal como en los diferentes ámbitos profesionales. También repasaremos las herramientas de comunicación y las técnicas de posicionamiento de contenidos, con la idea de construir y hacer crecer un entorno propio en la red, adaptándolo a las necesidades cambiantes, y preparado para afrontar la evolución tecnológica en que estamos inmersos.
De la misma manera que la evolución de internet transforma las herramientas, las técnicas y las estrategias de comunicación, la expansión de la red también está incidiendo en la forma en que las empresas y los profesionales se relacionan con sus diferentes públicos. Este libro pretende dar las claves para desarrollar una comunicación estratégica en este contexto a partir de los contenidos, el elemento de la comunicación más relevante y perdurable.
Este libro en cien palabras:
