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El teatro representa la sala de ensayos,
algunas señoras estarán repasando música
con el guitarrista, para lo cual bastará cualquiera
coro que sea festivo, y acompañe la orquesta. MARTÍNEZ
se paseará pensativo, y GARRIDO y CORONADO estarán
hablando, sentados a un lado del teatro.
- GRANADINA
Señor
autor, me parece
que tarda mucho el poeta
que nos ofreció
traer
los sainetes de esta fiesta.
- MARTÍNEZ
Más
tarda la compañía,
que debiera estar completa,
según estaba citada
antes de las ocho y media
para oírlos, y a las
nueve
aún no hay traza de que vengan.
- GRANADINA
A bien que yo estoy aquí.
- GARRIDO
¿Adónde
se consintiera
que nosotras madruguemos
tanto y que los
hombres duerman
hasta que se les dé la gana?
- PONCHA
¡Si esto es una desvergüenza!
- MORALES
Yo no
vengo hasta las diez
mañana.
- ANTONIA
Yo
no viniera
muchos días a las once,
pero mi madre
me arrea
que rabia.
- CORONADO
Mientras
que vienen,
vamos a dar una vuelta
a la plaza, a ver
si hay algo
de provecho o fruta nueva
sazonada.
- GARRIDO
Como
usted
me convide, norabuena;
porque yo no tengo un
cuarto,
- CORONADO
Te llevaré a la derecha
y te dejaré
pagar.
- GARRIDO
Sería hacer dos ofensas
a la
antigüedad de usted;
no, señor; yo iré
a la izquierda
y detrás, como lacayo,
y lo que
se compre, mientras
usted lo fuere pagando,
cargaré
con ello a cuestas.
(Salen algunos.)
- ALGUNOS
Deo gracias.
- MARTÍNEZ
¡A
buena hora!
- RAMOS
No es tan mala que no pueda
ganar la
palmeta a muchos.
- NAVAS
Si se usara la palmeta,
¡cuántos
compañeros hay
que sin manos estuvieran!
(Salen SOBRESALIENTA y GUZMANA.)
- SOBRESALIENTA y
GUZMANA
¿Venimos muy tarde?
- GRANADINA
Sí;
pero la fortuna vuestra
es que no habéis hecho
falta.
- GARRIDO
Sino a mí, que en tus ausencias
estoy como el olmo triste
que desampara la yedra.
- GUZMANA
Quita de ahí, zalamerote.
(Llaman.)
- GRANADINA
Mirad quién llama a la puerta.
- MARTÍNEZ
Pase adelante quien fuere.
(Sale DON JUSTO, de militar.)
- DON JUSTO
Señores, a la obediencia
de ustedes.
- MARTÍNEZ
Señor
don Justo,
muy bien venido.
- CORONADO
El
poeta.
- MARTÍNEZ
¡Poeta y justo! Sin duda
que
serán sus obras buenas.
- CORONADO
Allá se verá.
Sentaos.
(Se
sientan.)
- GUZMANA
¿Me ha puesto usted alguna pieza
de
primor?
- NAVAS
¿Hay
cosa donde
un hombre la mano meta?
- DON JUSTO
No
lo sé.
- NAVAS
¿Pues
quién lo sabe?
- DON JUSTO
La idea solo;
porque ella
ha de elegir los actores
más propios
a sus escenas,
alternando en el trabajo
todos, según
las ideas.
- MARTÍNEZ
Dice bien.
- CORONADO
Parece
serio.
- GARRIDO
Pues si lo es, haga comedias
y no sainetes,
que es cosa
fácil, alegre y ligera.
- CORONADO
Así
dicen, pero dice
lo contrario la experiencia.
- MARTÍNEZ
Señores, ¿estamos todos?
- GRANADINA
No, pero no se
detenga
usted, que, los que avisados
no vienen, señal
que aprueban.
- DON JUSTO
Pues en esa confianza,
señoritas,
aquí cerca;
caballeros, atención.
(Saca
algunos papeles.)
- GUZMANA
¿Cuántos hay?
- DON JUSTO
Media
docena,
para que ustedes elijan
los que mejor les
parezca.
- TODOS
¡Viva!
- VOZ
¿Está
en casa Martínez?
(Dentro.)
- MARTÍNEZ
Respondan que no. Usted lea.
- DON JUSTO
El primero es
de un abate
que, sin vocación ni letras,
come
el pan de otro ministro
más útil para la
iglesia.
- TODOS
Buen asunto.
(Sale un ABATE.)
- ABATE
Si
está usted
en casa, ¿por qué se niega?
- GRANADINA
Sin duda el diablo le dijo
que a tan buena ocasión
venga.
- MARTÍNEZ
Estábamos ocupados.
Si a
usted le parece..., vuelva
otro día.
- ABATE
Mi
visita
será muy breve y mi arenga
mucho más.
- MARTÍNEZ
Pues
diga usted
todo lo que se le ofrezca.
- ABATE
Que usted
no vuelva a sacar
en entremés, en comedia,
tonadilla ni sainete
abate alguno, so pena
de amotinar
medio pueblo
contra las mejores fiestas;
darles palmadas
de moda
y no permitir que vengan
las damas que protegemos
por ningún motivo a verlas.
- DON JUSTO
Señor,
es pleito vencido
que en toda la Europa sean
los
abates el objeto
ridículo de la escena.
- ABATE
Aquí
no queremos serlo,
porque no nos tiene cuenta;
esto es
en pocas palabras.
Haga lo que le convenga.
(Vase.)
- MARTÍNEZ
Aguarde usted.
Déjalo,
que si por todos se empeña
en perseguirnos a todos,
es preciso que obedezcas;
que es mal contrario un
abate
cuando declara la guerra.
- GARRIDO
¿Guerra? ¿Y dónde
están las armas?
- DON JUSTO
¿Qué más
armas que la lengua?
Conque este no sirve; vamos
a otro.
- GUZMANA
La
dicha nuestra
es que haya en qué escoger.
- DON JUSTO
Este es de una petimetra
que gasta en sus diversiones
y sus adornos más renta,
en un mes, que su
marido
tiene de salario en treinta.
- SOBRESALIENTA
¿Y qué
se mete usted en eso?
(Se levanta.) ¿Saca de la papelera
suya el dinero que gasta,
ni usted le paga sus deudas?
- GRANADINA
¿Si ella tiene algún arbitrio,
(Se
levanta.) o alguna mina encubierta,
dice muy bien: cada
uno
se ingenia como se ingenia.
- GUZMANA
Pero ¿qué
le importa a nadie
(Se levanta.) que gasten y se diviertan,
ni por qué se han de quejar
si el marido no se
queja?
- DON JUSTO
Por lo mismo es el asunto
más
propio para la escena,
donde ese mal matrimonio
se ve
copiado y se afrenta;
y lo que hoy le desazona,
quizá
mañana lo enmienda.
- TODAS
Sin embargo, es mal
asunto.
- UNOS
Vaya fuera.
- OTROS
Vaya
fuera.
- DON JUSTO
Vaya otro sobre cortejos.
- GRANADINA
¿Se trata de que no sean
miserables ni celosos
y
den a las que cortejan
cuanto pidan?
- DON JUSTO
Al
contrario.
- GRANADINA
Pues tampoco es buena idea.
(Sale un VIEJO, con capa de grana, y una MUCHACHA.)
- VIEJO
¡Alabado sea el Señor!
No te quedes a la
puerta.
- MUCHACHA
Despacha, que aquí te espero.
- VIEJO
¿Qué te tapas? Vamos, entra,
que bien se
puede saber
que me quieres sin vergüenza.
- MARTÍNEZ
¿Qué manda usted?
- VIEJO
Lo
que mando
es que usted no se me atreva
hacer otra
vez sainetes
de viejos que galantean,
ni a enseñar
a las muchachas
que nos saquen la moneda
y nos dejen
luego alpiste,
que bastante saben ellas,
- DON JUSTO
Esos caracteres nunca
se sacan porque no sepan
ellas
más de lo preciso,
sino porque ustedes vean
lo desairada que está
la nieve en la primavera.
- GARRIDO
Me parece que usted sabe
muy poco de esas materias:
nunca es más útil la nieve
que cuando
el calor aprieta.
- SOBRESALIENTA
¿Y usted gusta de este mueble,
siendo tan niña y tan bella?
- MUCHACHA
Amiga, ¿qué
quiere usted?
Si de la elección pendieran
patria, padres y cortejos,
habría pocas plebeyas,
todas las mozas serían
de Cádiz o aragonesas
y no tendrían jamás
vacaciones ni cuaresma.
Pero como es necesario
que se sujete a su estrella
cada una, se conforma
con lo más útil
que encuentra.
- VIEJO
Señor Martínez, cuidado,
que no quiero yo que sepan
que cortejo esta muchacha,
y si vengo a la comedia
me señalen con el
dedo.
- DON JUSTO
Pues dígame usted: ¿no fuera
más propio que la dejase?
- VIEJO
¿Dejarla yo?¡Qué
simpleza!
Cuatro muelas tengo, y antes
dejaré
las cuatro muelas.
- GARRIDO
Y el corazón y los ojos
dejarían, como dejan
la vida, los viejos antes
que los vicios y pesetas.
- VIEJO
¿En qué quedamos?
- GRANADINA
En
que
para siempre se destierran
los sainetes de cortejos,
que no divierten las hembras
y escaman a los varones,
- VIEJO
Sea muy enhorabuena.
(Vanse los dos.)
- TODOS
Vaya otro.
- DON JUSTO
¡Qué
brava gente!
Dios me dé por hoy paciencia.
Trata
el cuarto de una junta
de la compañía entera,
sobre la elección de autor,
suponiendo que
lo era
usté y murió de repente.
- MARTÍNEZ
Agradezco la fineza.
(Sale un ERUDITO, de militar
de moda.)
- ERUDITO
Amigo y señor Martínez.
- MARTÍNEZ
Téngalas usted muy buenas
y
diga lo que me manda.
- ERUDITO
Tome usted esa silleta
y
oiga de un apasionado
erudito que le aprecia
un consejo.
- GARRIDO
¿Si
será
erudito a la violeta?
- CORONADO
Sus obras y
sus palabras
hablen.
- MARTÍNEZ
Decid.
- ERUDITO
De
manera
que yo estoy interesado
en que el teatro aparezca
de repente corregido
y brillante con mi escuela.
Para
esto es menester
que usted queme sus comedias,
a
excepción de diez o doce
que dicen que son muy buenas.
- MARTÍNEZ
¿Y cuáles son?
- ERUDITO
Yo
no sé,
pero queda de mi cuenta
preguntarlo y avisar.
Usted ha de hacer zarzuelas
que tengan menos defectos
que las mejores tragedias.
- MARTÍNEZ
¡Ahí
es nada lo que pide!
- DON JUSTO
Eso no es fácil.
- ERUDITO
Hacerlas.
- DON JUSTO
¿Y usted por qué no las hace?
- ERUDITO
Para eso sé deshacerlas.
No ha de sacar
al tablado
los vicios de nuestra era
para que sirvan
de risa.
- DON JUSTO
Con dos preceptos enseña
todo lo contrario Horacio.
- GRANADINA
Usted calle, en penitencia
del pecado de escribir
versos.
- ERUDITO
Las
obras que sean
de muy pocos personajes,
y de ninguna
manera
ustedes como quien son
han de hacer papel en ellas;
y, sobre todo, lo que
todo el buen orden altera
de una república culta,
lo que el buen gusto reprueba,
lo que escandaliza al mundo
porque no hay en él
idea
ni ejemplar de tal abuso,
es aquella expresión
necia
de pedir todos, al fin,
«perdón de las faltas
nuestras».
Hasta aquí pudo llegar
(Se levanta.) mi oración y mi paciencia.
- DON JUSTO
Y
la mía. ¿Cómo es eso
(Se levantan todos.) de que ejemplares no tengan
los abusos que propone
de representar escenas
entre muchos, y los mismos
actores que representan?
¿Cuántas piezas quiere
usted
italianas y francesas
escritas así y escritas
por sus mejores poetas
cómicos? Y en cuanto
a que
se finalicen las piezas
(que por obras puede ser
que usted y otros no lo entiendan)
con la debida
atención
al público, decid: ¿qué era
el plaudite de Terencio?
¿Y qué son en Francia
aquellas
entradas de los bailetes,
adonde la última
letra
que se canta trata siempre
de conseguir indulgencia?
Y por esto ha de decirse
que todas las obras pecan
contra el arte y son indignas
todas...
- MARTÍNEZ
Usted
se contenga.
- DON JUSTO
No quiero; y sepan ustedes
que en Madrid sobran poetas
que no dan muchas funciones
por no exponerse a la necia
crítica de semisabios
sin acierto ni experiencia.
Queden ustedes con Dios,
y pues hay quien tanto sepa,
salga al público,
que él es
quien hace justicia seca.
(Vase.)
- MARTÍNEZ
El asunto es perseguirle
de muerte. ¡Detente,
espera!
(Vase.)
- GARRIDO
Pues le sigues y persigues
en vano, que el otro vuela.
- NAVAS
¡Pues hemos quedado
frescos!
- GUZMANA
La única cosa que hay buena
es
haber averiguado
la causa por que se niegan
tantos
a escribir.
- MARTÍNEZ
Es
cierto;
pues ¿a quién no desalienta
camino tan
escabroso
que en cada paso tropieza
y en que hay tantos
que censuren
y tan pocos que agradezcan?
- GARRIDO
¿Y
qué haremos sin sainetes?
- GRANADINA
Tal cual para
fin de fiesta
allí hay uno, sin cortejos,
abates,
que pocos entran
y todos somos supuestos.
Conque
en quitándole aquella
conterilla de las «faltas»,
será una cosa perfecta.
- MARTÍNEZ
Por fin
algo se remedia.
- GARRIDO
¿Y por entremés?
- GRANADINA
Se
hace
una introducción ligera
y que cante Antonia
Blanco
una tonadilla nueva.
- ANTONIA
¿Yo? ¿No hay otra
más bonita?
- GRANADINA
No.
- ANTONIA
Pues
todas sois muy feas.
- MARTÍNEZ
Ya te puedes prevenir.
- ANTONIA
Yo, protestando la fuerza,
cantaré.
- GRANADINA
Canta
y confía,
pues sabes que te toleran.
- GARRIDO
Y por alentarte, sin
que los críticos lo sepan,
pediremos muy quedito
perdón de las faltas nuestras.
- TODOS
Pediremos muy quedito
perdón de las faltas
nuestras.