
(Hay un camino, donde se encuentran dos de las tres casas de los cerditos. Primero la de paja y su dueño delante de la puerta. Luego la de madera y su dueño delante de la puerta, junto con el hermano mayor. Detrás se ve el bosque, con grandes árboles).
CERDITO 3: ¡Ya está! ¡El lobo no nos volverá a molestar!
(Entra en escena el lobo, desde atrás de un árbol).
LOBO: ¿Alguien me nombró? Cerditos, vengo con hambre atrasado. No me pude comer a Caperucita ni a su abuela, pero a ustedes ¡me los voy a zampar!
(El cerdito pequeño y el del medio se apresuran a entrar en sus propias casas. El mayor corre fuera de escena. El lobo se dirige a la primera casa, donde vive el cerdito más pequeño).
LOBO: ¡Cerdito, ábreme la puerta!
CERDITO 3: ¡No! ¡No pienso abrirte!
LOBO: No necesitas pensar, simplemente abrirla. (Poniendo voz amenazante). Si no me abres, ¡derribaré toda tu casa! (Al público). Soy el lobo Hambruno. Si me abre, me comeré uno…
(El lobo comienza a soplar y la casa se desarma. El Cerdito 3 sale corriendo y entra en la casa de madera. El lobo lo sigue).
LOBO: ¡Abran, cerditos!
CERDITOS 3 Y 2: ¡No y no! ¡No pensamos abrirte!
LOBO: No necesitan pensar, simplemente abrirme. (Poniendo voz amenazante). Si no me abren, ¡derribaré toda tu casa! (Para sí mismo). Toda la casa, no creo, tendría que soplar con demasiada fuerza. (En voz alta). Si no me abren, ¡derribaré la puerta! (Al público). Soy el Lobo Feroz, ¡si me abren, me comeré a los dos!
(El lobo comienza a soplar. La casa se cae y el lobo empieza a dar saltos de alegría y a hacer gestos de orgullo, como felicitándose a sí mismo. Los cerditos 3 y 2 aprovechan que está distraído con su festejo y corren fuera de escena. El lobo se da cuenta, deja de hacer sus bailoteos de triunfo, y los sigue).