Tormenta de emociones
Detrás del 90% de aquellas llamadas, estaban
las emociones mal gestionadas, que, en varias ocasiones, estuvieron
a punto de hacer perder la vida. Elena, una joven de 34 años, salvó
la suya por marcar el número de teléfono de la radio. Estaba sola
en su casa, hacia apenas unos minutos que el hombre al que amaba le
había dicho adiós en el portal. Desbordada por la angustia, incapaz
de manejar aquella emoción que se le había anudado al cuello hasta
la asfixia, sus palabras eran el sonido de la desolación en la
noche. La vida no tenía ya ningún sentido, sin él no se sentía
capaz de esperar el suspiro que quedaba hasta el amanecer. Un
ruido, el de alguien que se desploma sobre el suelo, y el silencio
de Elena nos congeló a todos el corazón. El equipo del programa,
sorprendido y asustado, se movió con la rapidez de un rayo. En un
par de minutos, mientras yo, aturdida, seguía recibiendo llamadas
en antena, ellos consiguieron la dirección de la muchacha, llamaron
a la Policía y enviaron una ambulancia a su domicilio. Allí la
encontraron, desfallecida en el suelo. A su alrededor, envases de
pastillas vacíos; los que con el agua de su pena se había ido
tragado desde que la razón de su existencia la había abandonado.
Elena salvó su vida aquella noche, pero siempre he pensado en esos
otros seres que, incapaces de bregar con sus emociones, arrollados
por sus sentimientos, la perdían en la oscuridad de otras
madrugadas.
Los oyentes que lo escuchaban o los
periodistas que encontraron, en aquel tiempo de melancolías,
razones para escribir acerca de él, decían que ese era un programa
de emociones. Y sí, sin duda, lo era.
De la radio al papel
Probablemente, a consecuencia de aquel
programa, surgió en mí el interés por comprender los complejos y
fascinantes mecanismos de funcionamiento de la mente humana. Desde
entonces han pasado diez años, y casi de manera íntegra mi
actividad periodística se ha centrado en programas dedicados a la
psicología y el crecimiento personal. Y hoy, una década después, he
tenido la oportunidad de ampliar esa experiencia profesional y
personal con el propósito de ofrecerte una cálida perspectiva
humana del conflictivo mundo de las emociones y de los sentimientos
que constituyen, para todos nosotros, una parte esencial de nuestra
existencia. Una guía, sustentada en fuentes de alto reconocimiento
humano y profesional, que te oriente y ayude a resolver los
numerosos conflictos psíquicos que, derivados de las emociones,
afectan de manera directa a nuestra vida. Para ella he vuelto a
contar con la generosidad de prestigiosos psicólogos,
psicoterapeutas y psiquiatras que me han regalado sus valiosos
conocimientos como ya hicieran en otras aventuras divulgativas que
he emprendido durante estos años. Para este libro que, ahora,
sostienes en tus manos, me he valido de diferentes herramientas,
con la intención de que, combinadas todas ellas, encuentres en sus
páginas un atractivo cóctel de entretenimiento, conocimiento y, por
supuesto, ¡emoción!:
- Cuentos, ingenuas historias que nos
invitan a explorar la verdadera esencia del amor, la soledad, la
amistad y todos los sentimientos que forman parte de nuestra
existencia. Varios de ellos ilustran cada capítulo con la misma
intención que me llevaron a ponerles voz para los oyentes: moverte
a la reflexión y proporcionarte el efecto balsámico y estimulante
que cada uno de ellos contiene.
- Grandes novelas de la literatura en las
que la emoción tiene un valor esencial nos permiten reconocerlas
bajos todos sus disfraces y expresiones. A diferencia de las
emociones que se ocultan en la vida real, la que sienten
los personajes de ficción, se despliega ante nuestros ojos con
nitidez. La ficción, por tanto, nos ofrece una magnífica
oportunidad para que examinemos emociones de la que tan pocos están
dispuestos a hablar. A través de ella podemos reconocer con
facilidad en otras personas y en otras circunstancias nuestras
propias emociones. Aquellas que muy frecuentemente no nos
permitimos vivir, las que escondemos y tantas otras a las que
tememos enfrentarnos.
- Cine como instrumento terapéutico.
Películas con las que, sin gran dificultad, podemos identificar
cuál es la naturaleza de nuestros conflictos y la percepción que de
ellos tenemos, con el propósito de fomentar el autoconocimiento, la
toma de conciencia, la expresión de sentimientos negados o
desconocidos.
- Relatos de vida emocionantes basadas en
historias reales.
- Citas y aforismos riegan con la
sabiduría de grandes pensadores de todos los tiempos estas
páginas.
Con estos ingredientes, te ofrezco un manojo
de páginas escritas desde la convicción de que la gran mayoría de
las personas que se sienten desgraciadas podrían llegar a ser
felices si dispusieran de la información necesaria e hicieran un
esfuerzo bien dirigido. Si estás decidido a poner de tu parte, aquí
encontrarás, capítulo a capítulo, esa información que te ayudará a
comprender tus emociones desde una visión profundamente humana. Es
mi intención orientarte en el manejo de la rabia, el control de la
ira o los miedos. Ayudarte a combatir la tristeza, la inseguridad,
la baja autoestima, la falta de esperanza… Explorar contigo las
entrañas de la culpa, la envidia, la vergüenza, los celos o el
resentimiento. En definitiva, acercarte el conocimiento, que en la
actualidad existe sobre nuestro complejo laberinto emocional de una
manera detallada y muy documentada, a la par que práctica,
pedagógica y amena, aunque no por ello menos rigurosa.
Y por último, y no menos importante, ofrecerte
información y herramientas para que aprendas a regularlas y
transformarlas. Si decides emprender algunos de los caminos
propuestos, consulta la guía de psicoterapias que encontrarás al
final de estas páginas en orden alfabético. En ella hallarás de
manera detallada su origen, método e indicaciones. Un manual muy
completo que puede serte de gran utilidad para adentrarte en el
conocimiento y la conciencia de este fascinante universo de
sensaciones.
Comprender tus emociones es acercarte al
conocimiento de ti mismo. «Quien se conoce de verdad está llamado a
ser feliz de verdad», afirmaban los pensadores griegos. Uno de los
siete sabios lo dejó inscrito en el frontispicio del templo de
Delfos:
Nosce te ipsum [1]. ¡Feliz encuentro!
Comienza en el principio y continúa hasta que
llegues al final: entonces detente.
LEWIS
CARROLL