¿QUÉ ES LA DOCUMENTACIÓN CINEMATOGRÁFICA?

El cine y la documentación

El cine ha cumplido ya más de 125 años, y, como cualquier otro arte o medio de comunicación (ya que de las dos facetas participa), ha evolucionado con el tiempo. Desde las primeras películas de ficción de apenas 10 minutos, hasta los actuales y complejos filmes políticos “basados en una historia real” de más de dos horas, se observa una clara evolución en muchos aspectos: en el lenguaje cinematográfico, en el modo de interpretar, en el montaje, en el sonido. Esto también sucede en el otro lado de la pantalla, en el espectador: ha ido variando el modo en que éste percibe un filme o lo que exige a esta industria del entretenimiento.

Además de la industria y del espectador, también ha cambiado algo que afecta a ambas partes, y que nos atañe directamente: las necesidades de información. En un mundo hiperinformado, en el que tenemos acceso a internet, y con ello a fuentes de todo tipo en segundos, el espectador reclama a los productos audiovisuales y cinematográficos más y mejor calidad en la información.

El papel de la documentación en el cine no está tan arraigado como en otros medios de comunicación. En los planes de estudio de periodismo de las facultades españolas hace años que está presente la asignatura Documentación informativa: se entiende fácilmente que un periodista necesite recurrir a la documentación para elaborar su información. También en otros estudios, como Comunicación audiovisual o Publicidad, se han incluido este tipo de materias. Por otro lado, las facultades de Documentación están arraigadas en muchas universidades, aunque esta disciplina no sea muy conocida en la población, que suele desconocer el papel de los documentalistas si no se les asocia a los bibliotecarios.

Refiriéndonos más concretamente a la especialidad de la documentación audiovisual, vemos que sí que está presente en los planes de estudio de Comunicación audiovisual, si bien no se encuentra en las escuelas de cine. Por su parte, en los planes de estudio de los grados en Documentación no siempre se encuentran asignaturas claramente relacionadas con la documentación audiovisual; generalmente esta especialidad o no es obligatoria o sus contenidos quedan diluidos en otras o simplemente es inexistente.

En resumen, a veces parece que la documentación y la producción audiovisual o cinematográfica no tengan nada que ver. Sin embargo, cuando un director de cine descubre esta disciplina, especialidad o profesión, siempre comenta algo parecido a: “No sabía que existía este perfil profesional”. Cuando conocen la función que desarrolla el experto en documentación, descubren que en sus películas siempre ha habido hueco para este profesional, pero ese hueco se ha llenado con el buen hacer de profesionales de otros sectores, quienes, pese a no conocer los fundamentos, han conseguido posiblemente con el doble de esfuerzo del necesario, documentar una película de manera satisfactoria.

Definición

¿Qué es un documentalista cinematográfico? ¿No es un director de cine de documentales? Sí: en el cine se ha llamado tradicionalmente documentalista al profesional que dirige productos cinematográficos documentales. Así, en el esfuerzo de evitar esta homonimia –y con ella la confusión de roles profesionales– en español se han propuesto otras denominaciones.

Un término es documentador, que mantiene la raíz que une el trabajo profesional y la disciplina. También se está introduciendo en España el término researcher o film researcher, adoptando la nomenclatura anglosajona, que resalta especialmente la tarea de investigación que implica este trabajo.

Vamos a desgranar en este libro las funciones que caracterizan a este profesional, pero podemos adelantar ya una definición que, como todas las definiciones de productos, profesiones o disciplinas incipientes o emergentes (y como el buen vino) podrá mejorar con los años.

Documentalista cinematográfico (documentador o film researcher): profesional de la documentación que, de acuerdo con los principales creativos de la película y tras la lectura del guión, se encarga de buscar, resumir, adaptar y gestionar la información (audiovisual, textual o de otro tipo) que cualquier equipo de elaboración de la película pueda necesitar, así como de facilitar la circulación de esta información y analizarla y conservarla para futuras producciones. Se encarga también de encontrar sonidos e imágenes de archivo (fijas o en movimiento) adecuados para inspirar a los equipos o para ser insertadas en la obra en curso.

Cuando intentamos definir Documentación cinematográfica nos encontramos con la dificultad de distinguir lo cinematográfico de lo audiovisual. En principio, y aunque suene a perogrullada, cinematográfico es aquello que se refiere al cine. Así lo define la RAE1, y así se entiende habitualmente.

Cinematográfico, ca.

1. adj. Perteneciente o relativo al cinematógrafo o a la cinematografía.

Cinematografía.

(De cinematógrafo).

1. f. Captación y proyección sobre una pantalla de imágenes fotográficas en movimiento.

Por otro lado, también según la RAE:

Audiovisual.

1. adj. Que se refiere conjuntamente al oído y a la vista, o los emplea a la vez. Se dice especialmente de métodos didácticos que se valen de grabaciones acústicas acompañadas de imágenes ópticas.

Si observamos detenidamente ambas definiciones, ya tenemos una primera excusa tecnicolingüística para diferenciar el cine de lo audiovisual: el cine son “fotos en movimiento” y lo audiovisual son imágenes ópticas acompañas de sonidos. Esto nos serviría para hacer una primera diferenciación, pero si intentamos profundizar, veremos que:

  1. El cine no siempre son fotos en movimiento: el cine digital ha cambiado radicalmente las definiciones habituales.
  2. El cine no siempre tiene un componente auditivo: el cine mudo también es un producto cinematográfico.
  3. En muchas ocasiones podríamos utilizar el adjetivo “audiovisual” para referirnos a ambas cosas.

Pero, mientras que el término audiovisual podría abarcar en la actualidad los dos tipos de documentos, al revés no ocurre lo mismo: cinematográfico no puede aplicarse a todos los documentos audiovisuales.

Entramos entonces en un ámbito que va más allá de las definiciones: la costumbre, los 125 años de cine, la tradición. Un pequeño vídeo grabado con un teléfono móvil es un documento audiovisual, pero está muy lejos de ser cine. Lo que la mayoría de los espectadores entienden por cine es un largometraje, de ficción o documental, estrenado en salas públicas. Ya no podemos aferrarnos a la premisa de que el documento cinematográfico está plasmado en material fotosensible, pero rodar una película, hacer cine, sigue siendo mucho más complejo que grabar un documento audiovisual.

Habitualmente en la bibliografía más reciente cuando un autor habla de documentación audiovisual se refiere al trabajo de un profesional de la documentación que gestiona (busca, recopila, analiza, conserva y recupera) la información audiovisual en un entorno televisivo, especialmente de informativos. También es necesaria la documentación en otros géneros y formatos, pero cuanto más se acerca a la ficción, más diluido queda el término documentación audiovisual.

El problema de la denominación, que ha sido tratado por diversos autores como Bailac y Catalá (2003), o Ripoll y Tolosa (2009), proviene básicamente de dos factores:

  1. El nombre del profesional varía según el tipo de empresa en el que trabaje el documentalista: si es una producción única, concreta (por ejemplo, un documental, una película o una serie aisladas, sin continuidad en un entorno empresarial) o si es un archivo o un centro de documentación (por ejemplo, una filmoteca, una gran cadena de televisión, que constantemente reciben nuevos documentos).
  2. El idioma del que tomemos la denominación. Dado que en el mundo anglosajón no emplean como nosotros el término documentación, las denominaciones para designar a los profesionales de la documentación no tienen esta raíz, ni una fácil traducción: suelen derivar de los términos research del inglés o rechercher del francés. Y estos términos aportan matices de “investigación”, implícitos en la profesión del documentalista, pero con otro matiz.

En este libro vamos a centrarnos en el papel del profesional de la documentación que trabaja inmerso en una producción cinematográfica concreta, sea de ficción o no, con un equipo para el cual busca y gestiona información. El término que más adecuado nos parece sería el de documentador (De la Cuadra, 2006), que serviría para traducir el equivalente inglés de researcher (López de Solís, 2007). Cuando este profesional se especializa en búsquedas en archivos y gestión de derechos, podría denominarse film researcher (López de Solís, 2013), pero en cualquier caso, sigue siendo el mismo profesional de la documentación inmerso en una producción concreta.

Los matices entre la figura del film researcherresearcher, como su raíz etimológica indica, se encarga fundamentalmente de investigar en archivos audiovisuales. El documentador, además de esta tarea, forma parte de los equipos de una producción cinematográfica, es un creativo más del mundo del cine, que busca y gestiona información para todos los demás equipos.

Fases del trabajo de documentación

Para saber cuándo entra el documentador en un nuevo proyecto audiovisual, debemos conocer primero cómo se inicia una película. Esto, sin embargo, es demasiado complejo para abordarlo aquí en detalle; hay estupendos textos, por ejemplo de Jacoste (1996) o de Cuevas y Gómez (1999), en los que podemos aprender más sobre la industria cinematográfica en España. Para el propósito de este libro, simplificaremos el proceso afirmando que el germen de un filme es el guión.

Antes de escribir un guión, tiene que existir una idea. Esa idea puede ser de cualquier persona involucrada en el proceso de producción (lógicamente, el guionista; pero también un director, un productor, un actor... incluso un inversor privado; no hay una regla fija). Lo ideal sería que el documentador entrara a formar parte del equipo ya desde esa primera idea. No suele ser habitual, pero sería deseable que, desde el inicio mismo de la idea, un profesional comenzara a realizar las búsquedas de información más oportunas para ese proyecto. Como veremos en el capítulo “Documentar un proyecto”, si el documentador trabaja mano a mano con el equipo de guionistas, el rigor del filme será mucho mayor. Si no contamos con un documentador, y los guionistas comienzan a escribir sin la información exacta, podemos encontrarnos a mitad de proyecto con fallos, inexactitudes o errores históricos graves, cuando ya es quizá demasiado tarde para enmendarlos.

Así pues, lo ideal es que el documentador comience a trabajar desde que se empieza a escribir el guión. No suele ser así, y lo más habitual es que se una al equipo en la fase de preproducción. De nuevo, tenemos que detenernos aquí para señalar brevemente cuáles son los sectores de la industria del cine y las fases del trabajo cinematográfico.

La industria del cine se puede dividir en tres sectores claramente diferenciados: producción (quienes hacen la película), distribución (quienes permiten que llegue a salas, DVD o televisiones) y, por último, exhibición (las salas). Nuestra profesión se encuentra inmersa siempre, salvo contadísimas excepciones, en el primer sector, la producción. Esta a su vez tiene tres fases:

El documentador suele unirse al proyecto cuando ya está avanzada la fase de preproducción, y puede permanecer durante el rodaje. No hay unos plazos máximos o mínimos de la presencia del documentador entre los equipos de rodaje: depende de si es una película, un documental, una trilogía o cualquier producto que necesite cierta continuidad.

Las funciones del documentador, a las que dedicaremos un capítulo más adelante, son las siguientes: