Prólogo
El propósito de este libro es acercar al lector a algunos de los instrumentos conceptuales fundamentales de la sociología, pero sin renunciar a hacer una aproximación crítica a los mismos.
Por este motivo los autores han creído oportuno presentar los contenidos expuestos en dos partes centrales: una acerca de los mecanismos de funcionamiento de lo que llamamos sociedad y otra que verse sobre aquellas que han sido las aportaciones fundamentales del pensamiento sociológico, ambas prologadas por un primer capítulo, que inicia la perspectiva sociológica, y seguidas de un último y conclusivo, que invita a hacer una sencilla aproximación epistemológica a la práctica de la sociología.
Así pues, los capítulos centrales explican sociología, mientras que el primero y el último hablan de la sociología como forma de conocimiento y, por tanto, adoptan una perspectiva reflexiva que obliga a tomar cierta distancia de la propia materia. Esta opción se justifica por el hecho de dar por descontado que la mayoría de los lectores de este libro no esperan profesionalizarse como sociólogos, sino que buscan tener una visión amplia y crítica de esta tan apasionante como mal conocida ciencia social. Y es éste el motivo por el que se ha intentando no caer en un visión estrechamente academicista y corporativa de lo que es la sociología y, sin renunciar a la centralidad de sus aportaciones, hemos preferido permanecer abiertos a todo tipo de conexiones con las disciplinas fronterizas.
Al final del libro se presenta la lista de referencias bibliográficas de las que nacen buena parte de las ideas que se exponen en esta obra o que permiten un desarrollo más extenso de las mismas. Pero hay una en concreto que se podría considerar la inspiradora general de la manera de entender la sociología de los autores de este libro; se trata del repetidamente citado Introducción a la sociología, de Peter L. Berger.
La sociología proporciona una nueva perspectiva, una nueva mirada, sobre los asuntos más cotidianos de nuestra propia vida. Si el lector consigue adoptarla, no tardará en darse cuenta de que, además de ver aspectos ocultos de esta realidad de la vida cotidiana que quizá no había ni sospechado, también empezará a discutir con quienes no puedan acompañarlo en el ejercicio de distanciamiento intelectual que propone la sociología. Puede aprovecharlo para poner a prueba la coherencia y solidez de sus progresos sociológicos, y contrastar las diferencias teóricas y prácticas de ambas perspectivas: la del sentido común y la sociológica.
En definitiva, los autores desearían que el lector descubriese el interés por la sociología y que, como dice Carl Wright Mills, gracias a la imaginación sociológica pudiese comprender su propia experiencia y su destino poniéndolos en relación con el complejo y cambiante marco social e histórico en el que nos ha tocado vivir.
Los autores