Los aproximadamente veinticinco años que van desde 1980 a 2006 han sido tiempos de transformación profunda de la población de Barcelona. La sociedad catalana y también la española, en su conjunto, han evolucionado muy rápidamente, probablemente como consecuencia de los largos años de retraso que las separaban de la mayoría de los países europeos. En efecto, al término de la Segunda Guerra Mundial, muchos de los países que habían participado en ella iniciaron una transformación modernizadora, que se aceleró durante la década de los sesenta. De 1945 a 1980 cambiaron muchas cosas en la Europa de nuestro entorno, adecuándose a una sociedad que comenzaba a salir de la escasez y a ofrecer cierto bienestar a una parte importante de la población.
Pero no fue así entre nosotros. En Cataluña, en España, el franquismo fue una losa que no pudo impedir totalmente la modernización económica, pero que frenó radicalmente todas las formas de modernización social, política y cultural. Esta doble velocidad de cambio —cierta modernización económica, que, con dificultades, iba abriéndose paso, y unas estructuras sociales, políticas y culturales inamovibles, creadas en la etapa de posguerra que en los sesenta ya quedaba lejos– fue creando unas tensiones cada vez mayores, que, sobre todo en las zonas industrializadas como Cataluña, el País Vasco o Madrid, propiciaron la aparición de unos movimientos antifranquistas y unas organizaciones clandestinas que acabarían conduciendo a la transición política y a la desaparición de las instituciones franquistas surgidas de la Guerra Civil.
Los primeros años de la transición corresponden a la etapa de difícil sustitución de las instituciones franquistas por instituciones democráticas. Es la preparación para una serie de cambios que, a partir de los primeros años ochenta, aproximadamente, comenzarán a producirse en casi todos los órdenes de la sociedad, en todo el territorio español y en cada uno de ellos según su especificidad. Veremos así las transformaciones que se llevan a cabo en el ámbito de Barcelona, aunque no exactamente en su ámbito municipal, con referencias puntuales a ámbitos territoriales mayores, especialmente a Cataluña y en algún caso, a España.
El tipo de exposición que seguiremos aquí utiliza una metodología distinta de la que será empleada en la segunda parte del libro. En aquella se trata básicamente de describir los grupos sociales de la Región Metropolitana según la imagen que aparece a partir de la Encuesta Metropolitana realizada en 2006 y trataremos cada clase y cada capa por separado, mientras que en esta parte, expondremos las variaciones de algunos de los aspectos sociales que afectan a todo el conjunto y que podemos considerar fundamentales para ver cuáles son las tendencias que prevalecen a través del tiempo, de manera que eso nos permita situar mejor las circunstancias que han presidido y ocasionado los cambios de los propios grupos sociales.
Evidentemente, no se trata de llevar a cabo una descripción exhaustiva de los fenómenos que afectan durante estos años al conjunto de la sociedad barcelonesa, sino únicamente de situar las líneas de algunos de los que tienen una importancia capital en la evolución. Dejando de lado los cambios políticos, ya muy conocidos y estudiados, veremos otros aspectos clave para una sociedad: la evolución de la población, tanto en su magnitud como en su naturaleza; algunos rasgos de su movilidad en el territorio; algunos aspectos relativos a la lengua, que tanta importancia reviste en la fijación de la identidad como en la configuración de los proyectos políticos y culturales; algunas de las características laborales, condición básica en la que se inscriben las clases y grupos sociales; la evolución en el acceso a la educación, vía del progreso individual y colectivo en este período; y los cambios que se han producido en la estructura familiar y en las formas de vida de las mujeres. Ámbitos, todos ellos, de gran importancia para comprender las variaciones de la estructura social de la Región Metropolitana, la aparición de nuevas desigualdades y las potencialidades de cada grupo. Antes, sin embargo, recordaremos brevemente las características de la sociedad metropolitana al comienzo de los años ochenta del siglo xx, resultado de los años del franquismo y del conjunto de cambios económicos y políticos que se sucedieron durante los setenta, sin los cuales no acaban de situarse los acontecimientos posteriores.