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Ambos autores como amantes del séptimo arte y apasionados de nuestra profesión, la psicología, pensamos que existía una estrecha relación entre ambas disciplinas, Psicología y Cine.
Partiendo de estas premisas necesarias para poder escribir un libro de estas características, nos planteamos el siguiente objetivo: acercar nuestra profesión a la población a través del cine. Dado que lo que queríamos era ser muy cercanos al público en general, debíamos hacerlo de una forma sencilla y amena, siendo el lector el que valore si hemos cumplido o no con nuestro cometido. Aún cuando la pretensión es amplia, al ir dirigido a la población en general, entendemos que profesionales del ámbito de la salud y más concretamente los psicólogos, pueden aprender a sacar ideas e ilustrarse con el presente manuscrito.
Lo primero que nos encontramos es que psicología y cine comparten multitud de similitudes, que se irán abordando durante el desarrollo del capítulo. Lo que también observamos es que ese punto de unión entre ambas disciplinas ha sido un área poco explotada, así hemos encontrado dos escasos manuales que abordan esta temática, pero ambos con una orientación distinta, ya que nuestro libro lo que hace es a partir de diferentes películas desarrollar los distintos trastornos más frecuentes en nuestra práctica clínica y además dar unas pinceladas sobre cómo es la forma de intervenir más frecuente con cada una de las patologías.
Por supuesto son ideas, ya que no pretende ser un libro de recetas donde para tal trastorno lo que debemos hacer es lo siguiente, por ello observará el lector que el abordaje sobre las formas de intervenir es general, dando como hemos indicado meras pinceladas, las cuales sin lugar a dudas estarán influenciadas por nuestra experiencia en el abordaje de dichos trastornos, aunque probablemente otros psicólogos valoren como más positivas otras estrategias de intervención.
Aún cuando, como hemos mencionado, es un área desconocida, lo que sí observamos es que está despertando un creciente interés, ya que además de algún manual, recientemente ha nacido en el Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid un grupo de trabajo sobre medios audiovisuales, donde también se está trabajando sobre la relación entre cine y psicología. Otros Colegios profesionales como el de psicólogos de Castilla la Mancha ya cuentan con las II Jornadas de Cine y Psicología. Añadido a lo anterior, hemos contrastado el crecimiento de videoforums capitaneados por psicólogos.
Aún con los pasos evidentes que se están dando, debemos partir de una premisa clara e indiscutible y es que no constituye un área de conocimiento dentro de la psicología, sino que se trata de un campo de actuación profesional.
Haciendo una relación con otras disciplinas de la psicología, como por ejemplo la hipnosis, que poco a poco ha ido instaurándose en Universidades como materia de estudio, se han realizado tesis doctorales, han surgido numerosos artículos de investigación, cada vez se imparten más cursos en Colegios Oficiales de Psicólogos, etc., cuando no hace muchos años, de forma errónea, se consideraba casi como una parte de la parapsicología. De la misma forma podemos augurar que las relaciones se irán estrechando entre Cine y Psicología, lo cual hará que se vaya abriendo camino como disciplinas unidas y que al igual que la hipnosis, surja una importante expansión e interés por su conocimiento. Con este libro, al menos, deseamos poner un pequeño granito de arena en ese largo y prolífero camino que auguramos en su expansión y posterior reconocimiento.
Si nos adentramos en la relación entre Psicología y Cine, una de las primeras cuestiones que salta a la vista es que data de antaño, ya que ambas nacieron prácticamente a la par, a finales del siglo XIX. Es obvio que el estudio del ser humano y más concretamente en su dimensión psicológica es tan antiguo como la propia historia del pensamiento, ya que numerosos filósofos han sido precursores de este área de conocimiento, pero hay una fecha clave en lo que se conoce como el nacimiento de la psicología científica que es 1879, cuando el ilustre Wilhelm Wundt crea el primer laboratorio de psicología experimental. Si nos damos cuenta existe una gran cercanía con otra fecha; el 28 de diciembre de 1895 cuando los hermanos Lumière crean en su laboratorio una serie de imágenes proyectadas, que se consideran el origen del cine.
De esta forma, el final del siglo XIX y principio del XX fueron épocas de gran relevancia para que la psicología empezara a contemplarse como parte de la ciencia y por ende surgiera como profesión, y para la efectiva consolidación del llamado séptimo arte.
En los argumentos de multitud de películas aparecen teorías psicológicas, y algo que vivimos desde que nos sentamos a visionar una película es que fomenta multitud de emociones desde la sorpresa al miedo, pasando por la tristeza y un largo etcétera de sensaciones.
También sabemos que el cine ha sido el precursor de ciertos comportamientos, ya que en sus representaciones los actores funcionan como modelos sociales al igual que en su vida real, dado que son admirados y seguidos por una gran cantidad de personas.
Si nos adentramos en la multitud de potencialidades de las que se nutren ambas disciplinas, podemos reseñar cuáles pueden ser las funciones que ejerce el psicólogo en relación al mundo audiovisual.
Estudios sobre el guión. La función de los psicólogos será orientar sobre el comportamiento ante diferentes estilos de personalidad o incluso si durante la película se pretende mostrar algún cuadro psicopatológico. Así, el psicólogo, actuará como un consultor experto para mostrar una realidad no distorsionada que acerque un problema a la sociedad y que amplíe un conocimiento ajustado a la situación real sin magnificarla.
Orientar a los actores. Nos referimos a la actuación ante ciertos cuadros psicopatológicos y de esta forma, prevenir la aparición de una sobreactuación. Con ello contribuimos a la mejora de las técnicas interpretativas.
Mediar en la transmisión de valores. Lo que observamos suele llevarnos a considerarlo dentro de la normalidad e influir negativamente, especialmente en jóvenes, aunque también en adultos. Tanto en series televisivas, como en distintas películas nos sorprende cómo tratan de normalizar conductas promiscuas, embarazos no deseados, consumo de sustancias y no nos muestran con la debida atención las posibles consecuencias de dichos actos. Como ejemplo que nos debe hacer reflexionar tengamos en cuenta la gran aceptación social que tiene, las reiteradas muestras del afrontamiento de situaciones difíciles o conflictivas mediante el consumo de alcohol y cómo son visionadas por la población en la gran pantalla, generando un hondo calado en nuestra sociedad.
El psicólogo como crítico. La profesión que mejor entiende el comportamiento humano y sus trastornos es la psicología y desde ahí cualquier película tiene comportamientos, actitudes, etc. que pueden ser revisados y comentados por psicólogos especialistas en esta temática.
Las convergencias entre Psicología y Cine son muchas y muy variadas, las cuales pueden dar lugar a multitud de manuales, pero la pretensión del presente escrito es acercar las principales ramas de la psicología clínica, es decir, lo que un psicólogo observa en su consulta y que la población pueda entenderlo de forma sencilla, a través de la observación de una película y su posterior comentario.
Esta ha sido una de las labores más arduas y complejas, dado que existen miles y miles de películas pudiendo extraerse de cualquiera de ellas aspectos psicológicos. Es evidente que al abordar sobre temáticas concretas, al realizar la búsqueda de películas, la trama debía centrarse de manera prioritaria en las áreas que deseábamos ampliar.
Antes de nada debíamos elegir unas temáticas a desarrollar, pero como es bien sabido, la psicología es muy extensa, así el factor para decidir qué materias van a desarrollarse ha sido en base a la frecuencia con la que se nos presentan en consulta determinados casos: problemas de ansiedad, estados de ánimo depresivo, adicciones, trastornos psicóticos, y problemas de pareja y sexuales. Es obvio que cualquier lector puede encontrar la ausencia de algunas cuestiones y también nosotros lo apreciamos, pero nos parece que las que hemos reseñado son las más salientes desde el ámbito clínico o al menos desde nuestra visión.
A la hora de decidir qué películas íbamos a incluir, un primer criterio ha sido que nos resultaran interesantes, cuestión evidente con la cual el lector puede nuevamente no coincidir. Consideramos que tres películas por área serían suficientes para hacer un recorrido por lo que es el trastorno, sus síntomas, causas fundamentales que pueden originarlos, así como el modo de intervención. Por ello, en la selección, la película tendría que abordar algunos de los aspectos anteriormente señalados. Para cada capítulo seleccionamos un mínimo de seis películas, las cuales fueron visionadas y analizadas para posteriormente quedarnos con tres, atendiendo a que despertaran nuestro interés y que abordara alguna cuestión relevante de este tipo de trastorno.
Así el lector encontrará una amalgama de películas: recientes frente a clásicas, muy conocidas a nivel comercial frente a desconocidas para el gran público, con presencia de actores de gran relevancia y otras con interpretes menos conocidos, algunas con grandes premios y otras que no han tenido dicho privilegio…
De cualquier forma, esperamos que les resulten entretenidas las películas que hemos seleccionado, si deciden recrearse en su visionado. De lo que estamos seguros es que les ayudará a entender cuestiones psicológicas y así se acercará a la psicología, una disciplina apasionante, de una forma amena para usted.
Durante el transcurso del tiempo, el cine ha mostrado los distintos quehaceres de nuestra profesión, en ocasiones de forma partidista, como en el psicoanálisis, casi la única orientación psicológica abordada, aunque tenemos excepciones como en la clásica película La Naranja Mecánica donde nos ilustran de forma detallada sobre las técnicas de modificación de conducta.
Lo que nadie puede poner en duda es que el cine nos ha servido de promoción para nuestra profesión y si no recordemos a Bruce Willis en la archiconocida película “El sexto sentido”. Pero también ha contribuido a distorsionar nuestro desempeño laboral generando una serie de mitos y concepciones erróneas a cerca de nuestras intervenciones clínicas.
Como antes reseñábamos, de forma casi exclusiva, nos ha mostrado sesiones de diván con psicoanalistas, lo cual es una orientación psicológica de mucho peso para nuestra profesión, pero en la actualidad existen formas de abordaje que cuentan con un gran respaldo (cognitivas, conductuales, humanistas, etc.), que han estado prácticamente olvidadas en las películas.
Contamos con numerosas películas donde actores y actrices han ejercido la función de psicoterapeutas. Una cuestión que hemos observado es la no diferenciación que se hace entre la profesión de psiquiatra y la de psicólogo, así hay las que refieren que han ido al psicólogo y posteriormente afirman que tienen cita con el médico, haciéndose entender que a quien acuden es al psiquiatra. A este pequeño enredo contribuye el hecho antes mencionado que la orientación predominante en el cine ha sido el psicoanálisis, la cual es compartida por multitud de psiquiatras y psicólogos. Prueba de dicha confusión es que en una de las películas que hemos analizado: Gente Corriente, al que se denomina como psiquiatra, utiliza sin embargo herramientas propias del campo de la psicología y no de la psiquiatría.
Hay diferencias sustanciales entre ambas disciplinas tanto en su formación de base (la psiquiatría es una especialidad médica y la psicología una carrera universitaria en sí misma), cómo en la aplicación de su trabajo, pero hay una que nos diferencia de forma evidente y es que para el psiquiatra su principal herramienta de trabajo es la elección de psicofármacos adecuados al caso que tenga entre manos, mientras que para el psicólogo sus herramientas versan sobre estrategias que maneja en las sesiones a través de la palabra y la enseñanza de técnicas para que el paciente las ponga en funcionamiento en su vida.
Aún cuando nos estamos centrando en el área clínica o la psicoterapia que es lo que más jugo ha dado para el cine y es la especialidad dentro de la psicología más cursada en las Universidades y que además va a ser el núcleo central de desarrollo de este libro, no debemos olvidar la existencia de películas donde se recoge el trabajo de distintas áreas de la psicología.
Así contamos con las que desarrollan la actividad de psicólogos sociales donde aparecen vinculados a problemas de drogodependencias, manejo de situaciones familiares, como retiradas de patria potestad, orientación ante situaciones de inmigración, etc.
La psicología jurídica, en la que se observa a psicólogos forenses asistiendo a juicios para ratificar informes, por ejemplo sobre el estado mental de la persona, actuando como peritos. Dentro de esta misma rama contamos con psicólogos que ejercen su función en el ámbito penitenciario, quizá a muchos se nos venga a la cabeza la película El silencio de los corderos.
Otra labor es la de psicólogo de empresa, área también recogida en el cine, realizando en la mayoría de los casos procesos de selección donde se aprecia realizaciones fraudulentas de esta digna profesión como saltarse protocolos y seleccionar al “enchufado de turno” o mediante la puesta en marcha de innovadoras y poco éticas pruebas de selección de personal, como en la obra de teatro y film homónimo El método Grönholm.
También contamos con los psicólogos escolares reflejados en la gran pantalla en nuestro país en películas como Manolito gafotas y otras donde una temática recurrente es la presencia de padres separados que acuden al psicólogo u orientador del colegio solicitando asesoramiento.
Dado que la psicología y más concretamente la labor del psicólogo está en constante evolución y crecimiento, esto conlleva que el cine se vaya acercando a otras disciplinas psicológicas que van contando con un mayor apoyo de la sociedad y que cada vez son más demandadas.
Así podemos hablar de otras intervenciones que están evolucionando y que cambian la temática abordada en películas. Un área que ha despertado gran interés y que lo sigue haciendo es la hipnosis, por lo que observamos películas que abordan dicha temática, pero desgraciadamente contribuyendo en todos los casos a fomentar ese halo místico y distorsionado de esta técnica.
Hay otras intervenciones que están tomando relieve en la gran pantalla acompañado del crecimiento social que están experimentando como son el psicólogo deportivo, el psicólogo especialista en emergencias y situaciones críticas, cuyas actuaciones vemos reflejadas ante accidentes de avión, tren u otros tipos de catástrofes. Todo ello nos hace intuir que con los años cada vez será más demandado el psicólogo especialista en medios audiovisuales, ya que como hemos mencionado realiza multitud de funciones, a cual más valiosa.
El cine, además de lo que comporta de espectáculo y gozo para el tele espectador, nutre a otras disciplinas, ya que puede ser utilizado desde su perspectiva didáctica. En el campo de la psicología se ha utilizado de forma poco habitual como un recurso terapéutico, pero sí se ha trabajado con él en comunidades terapéuticas para el tratamiento de drogodependientes, siendo una herramienta más de las intervenciones, la proyección y posterior reflexión de los internos sobre: en qué se identifica, riesgos del consumo de sustancias, proyección de futuro si mantiene o no el consumo, etc., lo cual favorece la interiorización y comentario de distintas cuestiones importantes para el tratamiento. La forma de llevarlo a cabo ha sido como una terapia integrada en el paquete terapéutico.
De la misma forma que en el campo de las adicciones se ha utilizado mucho, no ha sido igual en otros ámbitos de la psicología, como hemos relatado, aún cuando existen prometedores abordajes: prevención de trastornos alimenticios, de conductas violentas y malos tratos, etc., donde de una forma fácil y cómoda podemos llegar a nuestros jóvenes a través del visionado de películas y posterior discusión, cómo un vehículo informativo y de concienciación.
Lo anteriormente descrito podría extrapolarse a las distintas temáticas elegidas en este libro, ya que a través del visionado se puede identificar en el modelo cuestiones similares a aquellas por las que pasa el paciente: identificar síntomas, aprender sobre formas de intervención, etc. tratando de relacionar todo ello con lo que está experimentando.
De este modo, una posible forma de intervención sería solicitar por escrito al paciente que después del visionado de cierta película hiciera un proceso de reflexión, lo cual serviría para posteriormente con el terapeuta abordar algún área relacionada con su problema. Sin lugar a dudas esta forma de intervención facilita que ciertas cuestiones salgan a la luz, por ejemplo ideación suicida, negación o minimización de problemas relacionados con el consumo de sustancias, etc.
Al igual que entendemos que el visionado de películas es un adecuado recurso terapéutico para pacientes con distintas patologías, puede ser un abordaje ideal para la prevención, que podemos realizar en colegios tanto con temáticas sobre adicciones, como para conocer diferentes cuadros psicológicos; sirviendo cómo puerta de entrada para el inicio de un debate y posterior discusión sobre la visión de cada uno. Hay áreas que el mero hecho de soltar una charla, sobre todo en el caso de adolescentes, no resulta del todo eficaz y el cine puede contribuir a romper el hielo, ya que estamos hablando de lo que le ocurre al personaje, siendo así más sencillo su abordaje.
Por último, un objetivo a cumplir sería contar con una base de datos de películas clasificadas por temáticas relevantes para la intervención de diferentes patologías psicológicas, las cuales pudieran ser utilizadas tanto desde el punto de vista preventivo, como clínico.
Aunque se están dando avances, es obvio que todavía quedan muchos pasos por realizar. Si deseamos ser en esta área unos profesionales bien considerados, debemos mostrar claramente lo que sabemos y podemos hacer, sin apelar a factores subjetivos, lo cual conlleva a que hagan actos de fe en nuestra labor. Esto permitirá que nuestros potenciales clientes puedan comprobar los resultados de nuestro quehacer. Somos conscientes que la tarea de objetivar es común a todas las ramas de la psicología, pero no por ello debemos olvidarnos de ello.
Otro reto es que se facilite una formación y capacitación adecuada para el desempeño profesional en esta área y, como es común a nuestra profesión de psicólogo, mantener un nivel de actualización constante.
Avanzar en el establecimiento de nuestro rol profesional en este campo de actuación, si ya de por sí sufrimos intrusismo al contar con gente que por distintos intereses se atribuyen funciones de psicólogo, más probable puede resultar en esta área, pero los riesgos a los que nos enfrentamos no deben suponer un freno para mejorar nuestro desempeño, ya que como hemos mencionado redundará en un beneficio social.
Como conclusión, desarrollar nuestro rol profesional como psicólogos expertos en medios audiovisuales tendrá importantes repercusiones tanto para nuestra profesión, como para la sociedad. Pensemos que imitamos lo que vemos y en especial lo que los medios de comunicación nos muestran, llegando a tener una influencia igual o mayor que la familia, educación… en especial cuando se nos presenta algo que puede resultar atractivo para el teleespectador.
Una vez justificada la relación entre Psicología y Cine y detalladas las distintas funciones que puede ejercer el psicólogo en esta disciplina, toca ahora acometer nuestro principal objetivo que no es otro que desarrollar diferentes temáticas de la psicología desde un prisma diferente, es decir, a través de lo que desprenden una serie de películas.