III

Una Inesperada Revelación

Los mismos enanos que los recibieron en la entrada los escoltaron por otra puerta. Mientras caminaban en fila por el angosto túnel, Aura tocó el hombro de Obuz.

— Hay algo que no entiendo, ¿Qué es un trasgo?

trasgo.png

— Son criaturas abominables: un poco más altas que nosotros los enanos; su piel es verdosa y los rasgos de sus caras son exagerados: la nariz y las orejas largas. Casi nunca luchan por voluntad propia, siempre prestan servicios a cambio de riquezas o tierras. Son un poco torpes, pero en materia militar son muy aplicados. Vienen de otro mundo, uno subterráneo creo. Antes ellos no podían soportar la luz del sol, pero Dorgan creó un hechizo para que eso no fuera un problema.

— ¿Y quién es él?

— Dorgan fue unos de los Hechiceros más temidos de Admar. Hace algunos años desplegó toda su furia para construir un imperio con el que conquistaría los demás mundos que existen. En ese tiempo esclavizó a los inocentes y quería borrar de la existencia a todas las crías de ellos para que no hubiera descendientes que intentaran acabar con lo que estaba tramando.

“Años difíciles fueron aquellos. Entonces apareció un hombre que incitó a los pueblos refugiados a contraatacar. Todas las razas nos unimos en su causa y logramos derrotar al Hechicero, claro que aquel hombre que nos trajo la tranquilidad murió junto con Dorgan…

§

La conversación se vio interrumpida en seco por un conjunto de voces que se escuchaban al otro lado de una puerta que era donde terminaba el túnel. Cuando la abrieron, una gigantesca caverna quedó frente a sus ojos. El techo en forma de domo era sostenido por pilares uniformes. Los ojos de Aura se maravillaron porque en la parte superior de cada pilar, un centenar de luciérnagas lo rodeaban no dejando espacio entre ellas, proyectando una intensa luminosidad al lugar.

La algarabía del lugar era increíble. Gente de todas las razas estaban hablando y comiendo: faunos, hombres, enanos componían la mayoría. Los niños corrían de un lugar a otro disfrutando de aquel diminuto periodo de seguridad que se les presentaba.

Cuando uno de los enanos presentó públicamente a los tres recién llegados, todos se quedaron en silencio al escuchar el nombre de Aura. Ella no entendía mucho el por qué de esa reacción. Un sujeto en medio de la multitud gritó “Que viva Dirián, el guerrero eterno” y todos respondieron con un “Viva” al unísono. Celeste como pudo agarró a su hija del brazo y la condujo hacia la multitud para distraer a Aura. De inmediato trajeron comida y bebidas para ellos y el enano. Por más que intentaban disimular, Aura siempre sorprendía a alguno que de soslayo la miraba.

— ¿Por qué mamá todos callaron cuando dijeron mi nombre? ¿Y cómo es que conocen el nombre de mi padre?

— Hija mía, hay otra razón muy poderoso porque te traje aquí. Aura…

Un intenso abrazo recibió Celeste interrumpiendo la conversación. Aquel calor fraternal lo había sentido varias veces, al igual que ese olor frutal. No cabía duda.

— Que lástima que nos encontremos en estas circunstancias. Si no te hubiera hecho ese pastel de fresas que tanto te gusta — dijo una fauna de aspecto mayor vestida con mantas de color café. A su lado la acompañaba otro pero mucho más joven.

— Gracias a Dios que estás aquí. Pensé que te había sucedido algo — dijo Celeste al tiempo que con un brazo acercaba a Aura — . Hija, ella es Aura, la fauna de la cual te hablé. Él es su hijo Dante, pero mira que grande estás.

Todos se saludaron amistosamente. Ahí la fauna contó sobre el ataque en Alfaría, la ciudad donde viven; también habló sobre el secuestro de Dener, su esposo, y de su milagrosa escapada gracias a la oportuna ayuda de un grupo de enanos.

Hablaron por bastante tiempo; transcurso en los que Celeste y la fauna repletaron los oídos de Aura contando anécdotas graciosas, aunque nadie podía borrar aquella mirada de angustia que la fauna portaba, al igual que su hijo por el rapto de su padre. Atrás quedó la importante conversación entre Aura y su madre. Para romper el hielo Dante contó a Aura que él era muy diestro con el arco. Cada día, antes de que fueran a dar al refugio, el fauno entrenaba disparando flechas a troncos y frutas. Por su parte Aura habló sobre su escuela, aunque su nuevo amigo no pudo entender muy bien cómo era posible que a un grupo de niños los encerraran para explicarles cosas que se encontraban en la naturaleza.

— En Alfaria son nuestros árboles y la gente mayor quienes nos traspasan conocimiento, siempre en contacto con la naturaleza.

Siguieron hablando, hasta que por una de las entradas a la caverna se escuchó el sonido de unos cascos de caballos. La multitud guardó silencio expectante mientras el sonido de los cascos se acrecentaba. A Aura la idea de caballos dentro de una caverna le parecía muy extraña.

De sorpresa por una amplia entrada que estaba cerca de la niña apareció una manada de centauros. Por lo que pudo contar Aura, eran alrededor de diecinueve, todos de apariencia vigorosa y con gran agilidad para desplazarse. También ingresó a la caverna Okhram para recibirlos. Uno de los centauros, que parecía ser el jefe, habló con el ministro en voz baja. La demás gente se encontraba murmurando cualquier teoría de lo que habría sucedido en las últimas horas. Al final, el jefe de los centauros tomó la palabra:

— Para los que no me conocen, mi nombre es Gerrardous, jefe de la Legión de los Centauros del Oeste. Venimos de enfrentarnos contra un grupo de trasgos a quienes dimos una contundente derrota — al decir esto la multitud estalló en una mezcla de cantos y gritos. El centauro tuvo que esperan un poco para poder continuar — . Aprecio mucho vuestra alegría. Solo hubo un problema, antes de que los atacáramos, enviamos a uno de nuestra raza como espía para saber sus próximos planes. Por alguna extraña razón el ejército de trasgos y de trolls han sabido de la ubicación de este refugio y han dispuesto atacarlo en cualquier instante — el silencio se propagó como agua derramada en una mesa — . Pero después de todo hay buenas noticias: Entoria, ciudad de nobles hombres ubicada al sur de estas tierras acogió nuestro llamado de auxilio y en este preciso momento nos están esperando con los brazos abiertos. Lo único que queda es que todos ustedes alisten sus cosas para partir dentro de unas horas, cuando el sol se ponga.

Terminado de hablar Gerrardous se acercó hacia Aura, a la cual había estado mirando mientras entregaba el mensaje al resto de la gente, he hizo una solemne reverencia a su persona al igual que los demás centauros. La niña por su parte quedó pálida de impresión y una vez más, desconcertada.

— Muchas ganas tenía de conocerte. Sé quién eres por tu aroma. El aroma de la sangre de la hija de un guerrero — le dijo el centauro con la mirada fija — . Tenga presente que cualquier cosa que necesite no dude en pedírselo a cualquiera de mis subordinados o incluso a mí — dicho esto se retiró a encontrarse con Orkhram. Juntos se perdieron por la puerta en la que Aura ingresó a la caverna.

— ¡Viste eso mamá! — exclamó eufórica Aura — . No entiendo porque lo hizo.

— Lo que pasa hija es que tú eres muy importante para ellos.

— Pero ¿por qué?…

Una vez más la conversación se vió interrumpida. Ahora era uno de los guerreros enanos que pedía que Aura y Celeste fueran de inmediato a reunirse con Orkhram y Gerrardous. No mencionaron nada sobre Obuz, así que tuvo que quedarse con cierta reticencia. Todavía ellas no entendían por qué aquel trato con su amigo enano.

Cruzaron la puerta de la caverna. Antes, por la conversación que sostuvo con Obuz en el túnel, la niña no se percató de la vasta cantidad de otros túneles que había, formando una verdadera telaraña subterránea. El enano las guió por otro camino hasta una sala mucho más amplia que la primera en que estuvieron. Allí los esperaban el ministro enano y el jefe centauro.

— ¿Qué pasa? ¿Por qué nos han mandado a llamar? — preguntó preocupada Celeste.

— Voy a ser sincero con ustedes — habló el enano con un tono solemne — . La situación es bastante crítica. El grupo de trasgos que los centauros detuvieron no es más que la milésima parte del ejército en su totalidad. Eso sin contar los trolls y el Dragón Negro que los siguió a ustedes hasta acá.

“Vemos un futuro muy malo para Admar, si es que existe ese futuro; pero nos queda una sola alternativa.

— ¿Cuál sería esa?

— Hay que ir a otro mundo; hasta Grandor. Ahí hay un ejército de hombres que nos darían una oportunidad para erradicar la maldad de esta tierra.

— Entiendo, pero para qué nos has llamado.

— Necesitamos de vuestra ayuda, pero mejor dicho de su ayuda — dijo el centauro fijando la vista en Aura — . Vuestro padre, El Gran Guerrero, mantuvo un fuerte lazo de amistad con Ireld, rey de Grandor, lo que nos lleva a que te pidamos que intercedas para que nos auxilie. Su pueblo a mi raza, junto con el de los enanos, nos guarda cierto rencor por algunos hechos que han sucedido en el pasado.

Cuando terminó de decir esas palabras, Aura no sabía si el centauro le hablaba a ella o no. Su padre fue un simple pescador y no como lo llamó Gerrarduos. Miró a su madre buscando una explicación pero ella respondió con el rostro perplejo.

— ¿Por qué están tan calladas? — preguntó Orkhram, no comprendiendo la situación. Inesperadamente, Celeste rompió en llanto. Aura al igual que el enano y el centauro saltaron alarmados para ayudarla. El enano estiró un pañuelo para cobijar las lágrimas de la mujer. Ella entre sollozos alzó la voz:

— Disculpen…pero lo que pasa es que ella no lo sabe — luego con sus brazos tomó por los hombros a su hija — . Aura por favor perdóname, pero si te lo decía en nuestro mundo no me ibas a creer. Tu padre no era un pescador, sino un Gran Guerrero como lo dijo el centauro…ojalá algún día me perdones hija mía. Por esa razón te traje hasta acá, para poderte explicar mejor la verdad. Intenté contártelo antes pero nos interrumpían, por favor perdóname.

La cabeza de Aura comenzó a dar vueltas. ¡Su padre un guerrero!, eso ni en sueños lo hubiera pensado. Mientras su madre la abrazaba, los pensamientos brotaban como burbujas en su mente. Imaginaba a su padre envuelto en una armadura peleando contra gigantes o salvando a un rey de un castillo, como le contaban en su escuela. Esbozó una perdida sonrisa. Orkhram y el jefe centauro llevaban las manos en sus cabezas culpables por la escena. Cuando Aura volvió de su mar de pensamientos irreales abrazó a su madre.

— No te preocupes mamá. Nunca conocí a mi padre, pero la idea de que él sea un gran guerrero es ¡¡¡increíble!!! Pero no entiendo cómo pasó.

— Fue en una de las veces que vine a Admar. En ese entonces Dirían, tu padre, era uno de los mejores guerreros de esa época. Nos enamoramos y decidimos unir nuestras vidas. Yo había decidido vivir aquí de manera definitiva, pero en esta tierra empezó a dominar la maldad de Dorgan. Después él murió — al recordar aquellos pasajes, hicieron que la voz de Celeste se tornara apagada y llena de nostalgia — .

— Fue tanto mi dolor que me vi obligada a volver a mi mundo porque todo lo que observaba acá me recordaba su presencia. Luego supe que estaba embarazada de ti y decidí que cuando fueras más grande, iríamos hasta Admar para que entendieras la verdad. Sólo mantuve contacto con algunos por medio de cartas que entregaba a Obuz. No había otra forma de explicártelo mejor que estando acá, espero que lo entiendas…y me perdones.

— Tienes razón mamá. Si me lo hubieras dicho en nuestro mundo no lo habría comprendido. Lástima que no conocí a mi padre, pero espero que me cuentes muchas historias.

— Si hija, te las contaré todas, de eso no te preocupes, pero ahora tenemos que ayudarlos a ellos.

En eso intervino Orkhram, pidiendo disculpas en todos los idiomas posibles por hablar de un tema sin antes haber preguntado a Celeste. Lo mismo hizo Gerrardous, quien dijo que no había tiempo que perder y les explicó la forma como debían llegar hasta Grandor: tenían que pasar a través de un Mediador, ya que si intentaban cruzar de un mundo a otro en forma directa, sus enemigos se darían cuenta, he irían en busca de ellos inmediatamente, como cuando el Dragón Negro encontró a Aura en el Barco. También dijeron que junto con ellos los acompañaría un centauro como guardián.

— En un par de horas nos sincronizaremos, así que es en ese momento cuando ustedes deben entrar — prosiguió el enano. Aura se moría de ganas de preguntar que era todo eso que estaban hablando, pero mejor guardó el habla para cuando estuviera con su madre. “Cada vez que uno viaja a otro mundo, genera una especie de energía que puede ser captada por cualquiera que tenga la habilidad de hacerlo, pero con un Mediador no es posible. Para eso hay que esperar que los tiempos entre él y el mundo donde uno está se sincronicen”, respondió su madre después que salieron de la sala.

Para pasar el tiempo, Aura y Celeste se fueron a la caverna grande a conversar y comer algo. Celeste revisó su tobillo, el cual se encontraba en perfectas condiciones.

Ahí los recibió Obuz a quien contaron lo sucedido. Él dijo que hubiera podido acompañarlos, pero razones que no quiso contar lo impedían.

Transcurrieron en ese lugar alrededor de una hora y media, en las que Aura veía como todos arreglaban sus cosas para ir a Entoria.

Luego dos enanos fueron en busca de ella y su madre, no sin antes despedirse de Obuz y de los dos faunos.

— Cuando nos volvamos a ver te enseñaré a tirar con el arco — dijo Dante.

Después los enanos llevaron a Aura y a Celeste a otra habitación vacía salvo por otra puerta la cual estaba cerrada. La luz del lugar era producida por tres candelabros que colgaban del techo. Orkhram y Gerrardous los esperaban, además del centauro que los acompañaría. El rostro de este último era de facciones anguladas y el cabello largo de color blanco. Aunque proyectaba una vigorosidad propia de una persona joven.

— Los estábamos esperando. Él es Marcus, Protector de la Cruz del Oeste, quien estará con ustedes en su viaje — dijo el ministro enano a las dos mujeres mientras el centauro los saludó con una reverencia. Orkhram poseía en sus manos un cristal pulido de forma esférica, como del tamaño de una pelota de tenis. Una luz blanca brillaba con una claridad que asemejaba a una estrella. Aura no aguantó el preguntar qué era ese objeto — . Es un Sincronizador Temporal, con esto uno puede saber exactamente cuando se sincroniza este mundo con el del Mediador. Al cambiar a color amarillo el cristal es la señal que esperamos para abrir la puerta…vez ahora en este momento está cambiando.

Los ojos de Aura se maravillaron con el color dorado del cristal, entonces Gerrardous abrió la puerta a la cual ingresó primero Marcus. Celeste jaló del brazo de su hija para sacarla del trance en dirección la puerta. Lo único que alcanzó a escuchar Aura fue un “mucha suerte” por parte de Orkhram antes de que se cerrara la puerta.