NARRANDO LAS FRONTERAS DE CHILE
Beatriz García-Huidobro
Andrea Jeftanovic
Un país es un relato. Un relato o varios relatos de la experiencia de morar en un espacio y en un lapso determinado. El país de cada uno se halla en algún punto entre los grandes espacios —la calle, el paisaje y la habitación— extendidos en una línea de tiempo. Territorios que se miden, dividen y delimitan para su apropiación a partir de nociones como trazado, horizonte, límite, espacio privado y espacio público. Una construcción que participa tanto de lo personal como de lo colectivo; profundamente imbricados en una compleja urdimbre de memoria histórica y biografía.
Fronteras hay muchas. Se tiende a pensar que son límites territoriales y estatales que delimitan los espacios geográficos y políticos entre países y dentro de estos mismos. Nuestros mapas también son internos, en nuestras cabezas, se manifiestan en nuestros sentimientos de pertenencia. La frontera es lo que separa el interior y el exterior, desde ellas es posible apreciar matices que no se ven o se ven a medias desde el centro que sólo piensa en sí mismo. Hay otras fronteras menos obvias y por eso más sugerentes: las lingüísticas, étnicas, de condición socioeconómica, de género, de opción sexual, de la ley, de la memoria, del sueño y la vigilia, de la vida y muerte, y tantas más, que dan lugar a zonas de tensión. En las fronteras se pueden estudiar procesos de mezcla, transferencia y amalgama en los que surge algo nuevo. Por eso propusimos a los autores convocados narrar sus fronteras y que a partir de ellas, narráramos Chile.
La literatura está constantemente “escribiendo” esas fronteras geográficas, históricas, culturas, idiomáticas, íntimas, emocionales, de género, vitales y más. En este libro cada autor es un cartógrafo, recorre una frontera y esboza un mapa. Los mapas que proyectan estas diversas fronteras también esbozan una cartografía de las relaciones de poder y dependencia, de los paisajes extremos, de la memoria de la violencia política, de las movilizaciones sociales, de reivindicaciones que aún esperan.
Estas fronteras hablan de las tensiones y las resonancias que emergen para el narrador-ciudadano de un país que tiene muchas zonas de fricción en las que la identidad se vuelve ambivalente. Los paisajes culturales y las fronteras son grandes textos. Por eso sugerimos a los autores que escribieran textos relacionados con las experiencias fronterizas del pueblo mapuche en un Chile contemporáneo, con el vivir en regiones apartadas o fuera del centro metropolitano, con el pertenecer a una minoría sexual o étnica en un país que se piensa homogéneo. También los invitamos a mirar la frontera ante la ley y el delito —sujetos marginales—, de la precariedad económica, la frontera de la violencia íntima, la violencia política del pasado y actual, los paisajes más agrestes de zonas alejadas del país, los fenómenos de migración campo-ciudad, los límites de las enfermedades y sus estigmas, la frontera del inmigrante y tantos más.
Se convocó a autores de distintas generaciones, estilos, sellos, lugares de origen y temáticas literarias, a participar en la propuesta y prontamente recibimos las motivadas respuestas de quienes están antologados. Si bien algunos por diversas razones personales no pudieron incluirse creemos que se logró una muestra amplia y diversa del mapa literario chileno. Los textos que encontrarán son heterogéneos en sus registros, en sus acercamientos, en su lenguaje.
Hemos trabajado con un comité literario del más alto nivel compuesto por Ignacio Álvarez, Lorena Amaro, Eugenia Brito, Javier Edwards y Fernando Pérez. Cada uno de ellos se comprometió con profesionalismo y generosidad en la selección y edición de los textos para llegar a la mejor muestra. Además, proponen un original recorrido para la lectura de este libro. Este trabajo en equipo de discusión y análisis ha sido uno de los aspectos más gratificantes durante el proceso.
La escritura del país no lo cierra ni lo estrecha: hace movimientos de apertura hacia posibles futuros, hacia posibles nuevos relatos porque cada época y lugar tiene su propia imagen de que es un mapa. Chile, larga y angosta franja de tierra es también una narrativa cartográfica.