Literatura de la
edad moderna

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imagen Literatura renacentista 1453-1597

•   1453 Publicación de la Biblia de Gutenberg

•   1508 Garci Rodríguez de Montalvo, Amadís de Gaula

•   1528 Baltasar de Castiglioni, El cortesano

•   1559 Jorge de Montemayor, Los siete libros de la Diana

•   1597 William Shakespeare, Romeo y Julieta

imagen Literatura barroca 1605-1692

•   1605 Miguel de Cervantes, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha

•   1637 Pierre Corneille, El Cid

•   1665 Jean-Baptiste Poquelin, Molière, Don Juan o el festín de piedra

•   1692 Sor Juana Inés de la Cruz, Primer sueño

imagen Literatura ilustrada 1668-1772

•   1668-1694 Jean de la Fontaine, Fábulas

•   1751-1772 Diderot y Jean d’Alembert, Primera edición de la Enciclopedia

•   1762 Jean-Jacques Rousseau, El contrato social

 

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No debe confundirse la expresión «literatura moderna», referida a la literatura contemporánea, con «literatura de la Edad Moderna», es decir, aquella comprendida entre los siglos XV y XV. La Edad Moderna es la etapa de la historia que abarca desde la caída de Constantinopla en manos del Imperio otomano (1453) hasta la Revolución francesa (1789). La literatura de la Edad Moderna comprende diversas tendencias literarias, entre las que destacan el Renacimiento, el Barroco y el Neoclasicismo.

LITERATURA RENACENTISTA

La palabra Renacimiento proviene de renacer y hace referencia a un resurgir de la cultura clásica, tanto griega como latina. Sus límites cronológicos varían dependiendo del país. Se puede afirmar que algunos de sus rasgos definitorios ya estaban presentes en Italia en el siglo XIV, mientras que no será hasta casi dos siglos después que se introduzcan en Inglaterra. Por lo tanto, se considera literatura renacentista el conjunto de obras escritas dentro de esta etapa de la historia, en los siglos XIV, XV y XVI.

El Renacimiento fue un periodo marcado por grandes transformaciones en numerosos ámbitos: crisis del sistema feudal, nacimiento de las ciudades, desarrollo de los studia humanitatis en las universidades, avances científicos, invención de la imprenta o descubrimiento de América, entre otras. Supone un cambio de mentalidad radical respecto a la Edad Media y extiende a lo largo de toda Europa el pensamiento humanista que se había originado en Italia. El humanismo enmarca al ser humano como centro del universo. Dos sus rasgos esenciales y, por lo tanto, características también del Renacimiento, son el antropocentrismo (hombre como centro y medida del universo) y la recuperación de la cultura clásica (estudio de las lenguas griega y latina, propagación de obras, temas y tópicos clásicos).

La estética de la literatura renacentista rescata tres temas clásicos: la naturaleza, el amor y la mitología. También recupera las ideas platónicas de la belleza del mundo como reflejo de Dios (neoplatonismo). Influenciados por el petrarquismo, los poetas ambientan sus composiciones en paisajes idealizados y cantan a la belleza de la mujer desde un punto de vista melancólico, de un amor no correspondido o de la ausencia de la amada. Se recuperan tópicos literarios como el tempus fugit, el carpe diem, la donna angelicata o el collige virgo rosas.

ITALIA

Poesía

La poesía épica renacentista italiana entremezcla pasajes heroicos realistas con otros fantásticos. Amor, magia, personajes mitológicos y heroísmo se unen en obras como Orlando enamorado, de Mateo Boiardo (1430-1494); Orlando el furioso, de Ludovico Ariosto (1474-1533); o Jerusalén liberada, de Torquato Tasso (1544-1595).

Siguiendo los pasos de Torquato Tasso, algunos escritores del siglo XVII se interesaron por la poesía épica y lograron recuperar un género ya perdido. Tommaso Stigliani (1573-1651) publicó en 1628 Il mondo nuovo, un poema épico que narra las aventuras de Cristóbal Colón durante el descubrimiento y conquista de América.

Prosa

Nicolás Maquiavelo (1469-1527), político, escritor y filósofo, en su obra El príncipe, expuso sus teorías políticas e hizo célebre la idea de que los medios no importan con tal de lograr los objetivos. Baltasar de Castiglioni, en El cortesano (1528), describe al ideal de hombre renacentista, perfecto ejemplo de hombre virtuoso tanto en el plano físico como en el intelectual, capaz de tocar un instrumento, componer poesía o ejercer como soldado: el hombre «de armas y letras».

La novela pastoril fue un género que gozó de gran éxito tanto en Italia como en España. Nace tomando como base las églogas de Teócrito y de Virgilio y se inicia con la obra Arcadia, de Jacobo Sannazaro. En la novela pastoril se suelen intercalar pasajes en verso, la acción se ambienta en un locus amoenus y está protagonizada por pastores idealizados que dialogan sobre amor.

Teatro

Hubo dos corrientes dominantes: una, de clara inspiración clásica, estaba influida por Plauto y Terencio; otra, de tipo popular, fue la llamada commedia dell’arte: obras breves con tramas sencillas y a veces carnavalescas, con acrobacias y personajes arquetípicos, como Arlequín, Colombina o Pierrot.

FRANCIA

Poesía

La Pléyade («brigada») fue un grupo de poetas franceses de influencia petrarquista entre los que destacaban Pierre de Ronsard (1524-1585) y Joachim du Bellay (1522-1560). Este último publicó un manifiesto en el que resumía las ideas que defendía el grupo; entre ellas destacan la defensa del francés ante el latín y la imitación de los clásicos grecolatinos.

Prosa

François Rabelais (1494-1553), fraile benedictino y médico, fue el autor de Pantagruel (1532), primero de los libros que cuentan la historia satírico-burlesca, en tono humorístico, de los gigantes Gargantúa y Pantagruel.

Uno de los grandes representantes de la prosa francesa del siglo XVI fue Michel de Montaigne (1533-1592), considerado el creador de un nuevo género literario, el ensayo. En Ensayos (1580) reflexiona sobre temas de todo tipo (políticos, morales, emocionales, metafísicos…).

ESPAÑA

El Renacimiento en España comienza de manera tardía respecto a Italia y presenta dos fases bastante diferenciadas. Por un lado, la que tiene lugar durante el reinado de Carlos I (1516-1556), periodo de gran prosperidad económica y aperturismo al mundo. Por otro, la del reinado de Felipe II el Prudente (1556-1598), caracterizado por el aislamiento del país para evitar que las ideas protestantes llegaran a España.

Poesía

Juan Boscán será el primer poeta en introducir la métrica italiana (formas regulares y estrofas con versos endecasílabos, como el soneto, el terceto, la canción o la octava real), pero será su amigo Garcilaso de la Vega (1501-1536) quien la adapte a la literatura castellana con éxito. Entre sus obras destacan églogas y sonetos. Adaptó la oda horaciana en su Canción V y, desde entonces, debido al primer verso de esta composición, se llama «lira» a ese tipo de estrofa de versos heptasílabos y endecasílabos. Fray Luis de León y san Juan de la Cruz la usaron en sus obras.

Fray Luis de León (1527-1591) fue un fraile agustino cuya vida estuvo vinculada a la Universidad de Salamanca. Llegó a estar preso cinco años acusado de traducir al castellano el Cantar de los Cantares de la Biblia. Destaca entre sus composiciones Oda a la vida retirada, además de por su perfección formal, por el desarrollo del beatus ille de Horacio (feliz de aquel que se retira al campo y abandona el mundanal ruido).

San Juan de la Cruz (1542-1591) fue un sacerdote carmelita que colaboró con santa Teresa de Jesús en la reforma de la orden. Sus obras son reflejo de un proceso místico de unión del alma con Dios. Estas vivencias ascético-místicas las cuenta en Cántico espiritual, poema de amor basado en el Cantar de los Cantares. Otras composiciones suyas son Noche oscura del alma y Llama de amor viva.

Prosa

En la sociedad renacentista española, las novelas de caballerías disfrutaban de un notable éxito, entretenían y servían, además, para hacer propaganda social al contar hechos históricos desde el punto de vista que mejor sirviera para subirle la moral al pueblo. Contaban con unas características estructurales comunes (lengua arcaizante, narrador omnisciente, espacios remotos…). En ellas, un caballero, modelo de conducta, luchaba en peligrosos combates, conquistaba fortalezas y demostraba su amor a una dama. Tirant lo Blanc (1490), de Joanot Martorell, o Amadís de Gaula (1508), de Garci Rodríguez de Montalvo, son ejemplo del éxito de este tipo de novelas.

Una de las mayores aportaciones de la narrativa castellana del siglo XVI fue la creación de un nuevo género narrativo con la publicación del Lazarillo de Tormes, la primera novela picaresca. Publicada en 1554 y de incierto autor, fue junto con La vida del pícaro Guzmán de Alfarache (1599), de Mateo Alemán, una de las novelas de más éxito en el momento. Este tipo de novelas reflejan la realidad social de la España del siglo XVI desde el punto de vista de un pícaro, generalmente un muchacho de los bajos fondos que debe buscarse la vida para sobrevivir.

Cabe mencionar también a santa Teresa de Jesús (1515-1582), una monja carmelita que sufrió persecución por sus ideas reformistas en la orden. Aunque escribió poesía, destacó en prosa, pues con un lenguaje sencillo explicaba sus experiencias místicas en obras como Camino de perfección.

Miguel de Cervantes (1547-1616) será el escritor que marque la transición entre el Renacimiento y el Barroco. Un siglo después del gran éxito de Amadís de Gaula, Cervantes parodiaría las novelas de caballerías y pondría fin al género con su genial obra El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha (1605) y sus universales personajes: don Quijote y Sancho. Cervantes nos legó uno de los libros más humanos de toda la literatura. Don Quijote, loco y disparatado, se adueña muy pronto de los lectores gracias a su nobleza y bondad, de tal manera que acabamos viendo en él a una persona íntegra y honrada en lugar de a un pobre chiflado. A nivel estilístico llama la atención su agilidad narrativa, la variedad de la prosa, ya que concurren en ella todos los géneros novelescos del siglo XVI, y el dinámico diálogo entre sus protagonistas. Por estas características y por otras, como son la perspectiva de voces narrativas o la creación de los dos personajes principales, se dice que es la primera novela moderna de la literatura universal.

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Ilustración de Gustave Doré para la versión francesa de Don Quijote (1863).

Cervantes fue unos de los primeros en escribir narraciones breves. Sus Novelas ejemplares (1613) contienen doce novelas breves de carácter didáctico y moral. Otras obras narrativas son La Galatea, una novela pastoril (1585) y Los trabajos de Persiles y Segismunda, novela bizantina de aventuras que se publicó póstumamente (1617).

Teatro

Juan del Encina (1468-1529), músico, poeta y dramaturgo, ha sido considerado el padre del teatro español con obras como Égloga de Plácida y Vitoriano. Lucas Fernández (1474-1542), rival del anterior por ganar la plaza de maestro cantor de la catedral de Santiago, fue el primer dramaturgo en lengua castellana que reunió su obra dramática en un solo impreso, bajo el título de Farsas y églogas al modo y estilo pastoril y castellano (1514). Coetáneo a ellos, cabe destacar también a Bartolomé Torres Naharro (1480-1531).

Lope de Rueda (1505-1565), creador de los «pasos» (pieza teatral cómica de un acto, antesala del «entremés», que solía representarse entre la primera y la segunda jornada de las comedias), está considerado como el fundador del teatro popular español. Entre sus obras más célebres se encuentra Las aceitunas (1548).

Por su parte, Juan de la Cueva (1543-1610) es, según los expertos, el primer dramaturgo de obras de temática histórico-nacional.

HISPANOAMÉRICA

El Inca Garcilaso de la Vega (1539-1616) marca el inicio de las letras novohispanas. Su obra Los comentarios reales de los incas la concibió a partir de sus propios recuerdos, de conversaciones con familiares u otros contactos del Virreinato del Perú. Pese a las fuentes que usó, se considera una obra maestra por ser un intento de salvaguardar la memoria del pueblo andino.

PORTUGAL

Poesía

En 1516 se publica el Cancioneiro geral, de García de Resende, ejemplo de transición entre la poesía trovadoresca y la renacentista. El cancionero reúne poesía escrita en portugués y en castellano desde mediados del siglo XV hasta 1516. Consta de unos novecientos textos redactados por más de cien poetas; entre ellos, destaca la poesía de Bernadim Ribeiro. Otro poeta que cabe mencionar es Francisco Sá de Miranda (1481-1558), cuya principal aportación fue introducir en la poesía portuguesa las novedades métricas italianizantes. En poesía épica la figura más destacada fue Luis Camões (1524-1580) con su obra Os lusiadas.

Prosa

Francisco de Morais (1500-1572) fue el autor de una de las mejores novelas de caballerías de la península ibérica: Libro del muy esforzado caballero Palmerín de Inglaterra (Toledo, 1547). Jorge de Montemayor (1520-1561) es reconocido por su obra Los siete libros de la Diana (1559), novela pastoril que marcó un precedente en Europa y tuvo gran influencia en la literatura renacentista española. Aunque era portugués, escribió en lengua castellana.

Teatro

En el Renacimiento literario portugués, cabe destacar al dramaturgo Gil Vicente (1460-1536). Es considerado el padre del teatro portugués, e incluso, desde un punto de vista más amplio, del ibérico, junto con el español Juan del Encina, puesto que escribió también en castellano. Aunque los temas pastoriles predominan en sus primeras obras, evoluciona hacia una forma de teatro más simbólico en obras como Trilogía de las barcas, en la que se burla de la sociedad de su época.

INGLATERRA

Poesía

La imitación de los modelos clásicos y la influencia del petrarquismo germinan en la poesía renacentista inglesa con poetas como el Conde de Surrey (1516-1547) o Philip Sidney (1554-1586). Destaca también Edmund Spencer (1553-1599) por sus églogas El calendario del pastor, en las que ensalza la política isabelina.

Prosa

Tomás Moro (1478-1535) fue consejero del rey Enrique VIII y su oposición al divorcio de Catalina de Aragón hizo que lo acusaran de traición. Destaca como escritor de prosa de ideas con obras como Utopía (1516), en la que explica cómo sería una sociedad ideal.

Teatro

Muchos años después que en el resto de Europa, a mediados del siglo XVI y bajo el reinado de Isabel I (1558-1603), nace el teatro renacentista inglés o teatro isabelino. Al principio predomina una forma medieval de corte religioso, pero luego se da paso a dos tipos, uno cortesano y otro popular. Este último es el que acaba triunfando. La primera compañía de actores con licencia profesional fue la de los llamados Leicester’s Men (1574). Los primeros actores profesionales pertenecían a compañías itinerantes, pero en 1576 se construye en Londres el primer teatro al amparo de las primeras compañías permanentes. A finales del siglo XVI son varios los teatros de la ciudad: The Rose, The Swan o The Courtain, entre otros.

El teatro isabelino transgrede las normas clásicas: rompe las unidades de tiempo, espacio y acción; mezcla géneros, así como personajes, nobles y plebeyos; y alterna prosa y verso.

El más grande de los dramaturgos de la época fue William Shakespeare (1564-1616), también poeta y actor. Sus obras se representaron en The Globe Theatre, de Londres. Algunos de los inversores de este teatro eran miembros de la compañía de actores profesional Chamberlain’s Men y Shakespeare era uno de ellos. The Globe, como la mayoría de los teatros, tenía planta hexagonal o casi circular, con una parte central a cielo abierto, tres niveles de asientos y un escenario rectangular de unos 12 metros de largo cubierto por un voladizo.

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Portada de la primera edición de Romeo y Julieta, de William Shakespeare. 1597

Entre sus obras destacan tragedias como Romeo y Julieta (1597), Macbeth (1606) o Hamlet (1623); dramas históricos como Ricardo III (1592) o Enrique IV (1597); y comedias como El sueño de una noche de verano (1595). Shakespeare es un creador de personajes de valor universal: Romeo y Julieta es el símbolo de los amantes o Hamlet, un príncipe danés del ideario colectivo.

Otros dramaturgos célebres fueron Thomas Kyd (1558-1594), autor de obras de tinte sangriento, como Tragedia española; Christopher Marlowe (1564-1593) y su Trágica historia del doctor Fausto; y Benjamin Jonson (1572-1637), autor de Volpone o el zorro.

HOLANDA

Erasmo de Rotterdam (1466-1536) fue un sacerdote arquetipo de humanista, filósofo y teólogo, considerado uno de los grandes pensadores de Occidente. Escribió libros y ensayos en latín, con un estilo sencillo y espontáneo, hizo numerosas traducciones y elaboró nuevas ediciones del Nuevo Testamento en latín y griego. Aunque fue muy crítico con los excesos de la Iglesia católica, se distanció de Lutero, Calvino y Enrique VIII. En su Elogio a la locura (1511), obra que gozó de gran éxito, critica a la sociedad de su época, incluida la corrupción de la Iglesia.

LITERATURA BARROCA

El Barroco fue un movimiento cultural, artístico y literario de finales del siglo XVI que se extendió a lo largo del siglo siguiente y principios del xviii. Influenciado por una época de crisis, tanto económica, como política y social, se caracteriza, frente al optimismo y la búsqueda de la belleza del Renacimiento, por presentar una visión más pesimista y fugaz de la vida. Se considera literatura barroca el conjunto de obras escritas dentro de esta etapa.

Desde el punto de vista literario, comparte con el Renacimiento la influencia de la antigüedad clásica, los temas o el uso de la métrica italiana. Pero el Barroco surge, en esencia, como reacción a la sencillez y el idealismo renacentista. Es sinónimo de exageración e intensificación y se centra en expresar la complejidad y el caos del mundo por medio de contrastes.

El lenguaje propio de la literatura barroca es culto, elaborado y plagado de recursos estilísticos que dificultan en algunos casos la comprensión: la metáfora, el hipérbaton o los juegos de palabras. Aunque se recuperen temas de la antigüedad clásica, estos se abordan desde un punto de vista pesimista y de desengaño hacia la vida. Ya no se alienta a aprovechar el tiempo, sino que se enfatiza la idea de que la vida lleva inevitablemente a la muerte, de que todo es fugaz.

ITALIA

Giambattista Marino (1569-1625) fue un poeta napolitano cuyo estilo lo llevaba a hacer un uso pintoresco y original de los conceptos. Su concepción poética estaba basada en la desmesura del manierismo, un estilo artificioso del Renacimiento tardío que preludió el Barroco y que se caracterizaba por su sofisticación, su refinamiento y musicalidad. Gozó de gran éxito en toda Europa y lo admiraron Lope de Vega o John Milton, entre otros.

ESPAÑA

El Siglo de Oro español tuvo dos momentos determinantes con su propia línea estética: el Renacimiento y el Barroco. Aunque la base de los materiales temáticos y estilísticos son casi los mismos, en el Barroco se someten a un tratamiento deformado y burlesco. El Barroco español es fruto de una España en crisis, un país en declive que engendró a una de las mejores generaciones de escritores de la historia de su literatura. Su contribución literaria marcó e influyó en escritores posteriores y siguen siendo recordados y valorados en la actualidad por su creatividad e ingenio.

Poesía

En España se distinguen dos grandes estilos que no son del todo contrapuestos. Es difícil discernir dónde se encuentra la frontera entre ambos, ya que parten de un intento común de superar las formas renacentistas, aunque siguen caminos estilísticos distintos. Se trata del culteranismo y del conceptismo. Destaca el uso del hipérbaton y de las figuras de contraposición tanto en los poetas culteranos como en los conceptistas y, en ambos casos, renuevan el uso de la metáfora estableciendo relaciones ocultas entre los objetos comparados.

El culteranismo recarga la forma del poema y dificulta el entendimiento de la obra para ejercitar la inteligencia. Su máximo representante es Luis de Góngora. Los poetas culteranos renuevan el léxico introduciendo latinismos y cultismos, aproximan la sintaxis castellana al orden de la latina y recurren a oraciones subordinadas extensas y a perífrasis.

Por su parte, el conceptismo se encamina hacia el juego semántico y de conceptos, modificando el contenido poético, recargando el fondo y no la forma del poema. Busca la dificultad del lenguaje literario, pero con procedimientos opuestos al culteranismo: se centra en el contenido del poema, pretende comunicar el máximo de significados con el mínimo de palabras. El tratamiento de los temas es, en muchas ocasiones, irónico o incluso sarcástico. En cuanto a la lengua, el conceptismo destaca por los juegos conceptuales, los neologismos y las intensificaciones con figuras de repetición. Francisco de Quevedo es su máximo representante.

Luis de Góngora y Argote (1561-1627) escribió en su juventud composiciones tradicionales, como romances o letrillas, pero a partir de 1610 fue introduciendo rasgos culteranos en sus sonetos. En 1613 publica Fábula de Polifemo y Galatea, poema mitológico basado en las Metamorfosis de Ovidio, que narra la historia de amor entre el cíclope Polifemo y la ninfa Galatea. Soledades (1613) es su obra más compleja, caracterizada por un estilo culterano extremo y que se valoró escasamente, al menos hasta el siglo XX. Es una obra incompleta, puesto que solo incluye las dos primeras soledades. Cuenta el viaje de un náufrago a través de cuatro tipos de paisajes idílicos (campos, riberas, selvas y terreno yermo).

Francisco de Quevedo (1580-1645) destacó no solo como escritor, sino también por desempeñar labores diplomáticas para la Corte española. Sus sonetos suelen clasificarse en grupos temáticos: amorosos, filosófico-morales, satírico-burlescos y metafísicos (que incluyen temas existenciales de preocupación universal, como el paso del tiempo o la muerte).

Prosa

Francisco de Quevedo también escribió obras en prosa, como Los sueños (1627), una sátira cruel a la sociedad de su época, o La vida del Buscón llamado don Pablos (1626), novela picaresca.

Teatro

En 1565, el rey Felipe II dictaminó que las representaciones teatrales debían realizarse en espacios cerrados, en determinados patios de viviendas, lo cual daría lugar a los llamados «corrales de comedia», gestionados por las cofradías religiosas en un primer momento y, en época de Felipe III, por los ayuntamientos.

Lope de Vega cultivó todos los géneros y se convirtió en uno de los dramaturgos más célebres y admirados de Europa. Hacia 1590, en su Arte nuevo de hacer comedias, establece las pautas de la llamada «comedia nueva». Esta obra es una defensa de su dramaturgia y en ella critica la interpretación que se había hecho en el Renacimiento sobre las ideas aristotélicas del teatro. Para Lope, la comedia era diversión y entretenimiento para un público muy variado. A fin de cumplirlo, la acción debía ser rápida y el público debía identificarse fácilmente con las costumbres y los valores de los personajes. Su gran mérito fue la renovación del teatro español: la mezcla de lo trágico y lo cómico, la ruptura de las tres unidades (acción, tiempo, lugar), la división de la obra en tres actos, la introducción de variedad métrica (polimetría), la adecuación del lenguaje al carácter, edad o condición social del personaje (decoro poético), la introducción de personajes estereotipados y la inclusión de elementos líricos (canciones populares, bailes...).

Entre sus obras dramáticas destacan Fuenteovejuna (1614), en la que el pueblo se rebela contra el comendador, El caballero de Olmedo (1620), en la que se trata a aquel que no puede evitar su destino, o Peribáñez y el comendador de Ocaña (1614), que desarrolla el tema del honor y la honra.

Pedro Calderón de la Barca (1600-1681) optó por un teatro más reflexivo y filosófico, con un lenguaje muy elaborado, plagado de metáforas. Sus obras más célebres son La vida es sueño (1635), en la que reflexiona sobre la libertad del individuo y el destino, y El alcalde de Zalamea (1640), en la que trata el tema del honor de un campesino. Calderón también es conocido por sus autos sacramentales. Es el caso de El gran teatro del mundo (1655), en el que presenta la vida como una función teatral.

Tirso de Molina (1579-1648) destaca por ser el creador de la figura y prototipo universal del don Juan en su obra El burlador de Sevilla (1630).

HISPANOAMÉRICA

El Barroco de Hispanoamérica se caracteriza por un estilo ecléctico, de características europeas y americanas, que fusiona la mezcla cultural europea e indígena, y que incluso introduce elementos africanos.

Sor Juana Inés de la Cruz (1651-1695) es la principal representante del Barroco en Hispanoamérica. Monja, intelectual y escritora mexicana tanto en prosa como poesía y teatro, su estilo está marcado por la influencia de Góngora y Quevedo. Se la considera una de las primeras escritoras en defender la igualdad de género. Entre sus obras destacan su largo poema Primer sueño (1692), con influencias del culteranismo, Amor es laberinto, obra teatral al estilo de Lope de Vega, o Los empeños de una casa, de influencia calderoniana.

Otros autores que merece la pena reseñar son el peruano Juan de Espinosa Medrano (1632-1688), con Apologético en favor de don Luis de Góngora, primer tratado poético escrito por un español criollo; y Carlos de Sigüenza y Góngora (1645-1700), intelectual, poeta e historiador mexicano, además de matemático y geógrafo.

En el teatro, el mexicano Juan Ruiz de Alarcón (1581-1639) sigue la estela teatral de Lope de Vega, pero con personajes muy bien caracterizados psicológicamente, con obras como Las paredes oyen o La verdad sospechosa.

PORTUGAL

El Barroco portugués floreció de forma paralela al español y fue el producto de un punto de vista desengañado de la vida, fruto de la crisis económica, social y política, así como de la integración del territorio al Imperio español en 1580.

Poesía

Uno de los principales autores del Barroco literario portugués es Francisco Rodrigues Lobo (1580-1622), que presenta influencias de la lírica de Lope de Vega. Está considerado autor de transición entre el Renacimiento y el Barroco. De 1605 son sus Églogas. Destacan también sor Violante do Céu (1601-1693), en cuya obra se distingue una poesía lírica amorosa de otra mística, al estilo de santa Teresa, y Gregório de Matos (1623-1696), que es conocido por su poesía satírica.

Prosa

De Francisco Rodrigues Lobo es destacable su trilogía de novela pastoril conocida como Primavera. António Vieira (1608-1697), sacerdote, político y diplomático, está considerado el maestro de la prosa barroca y es conocido por sus Sermones, de gran reflexión filosófica.

Teatro

Francisco Manuel de Melo (1608-1666) fue un poeta y célebre dramaturgo de obras como el Auto do fidalgo aprendiz (1665).

INGLATERRA

John Donne (1572-1631) y George Herbert (1593-1633) fueron destacados poetas que desarrollaron temas metafísicos y espirituales. John Milton (1608-1674), reconocido como uno de los mejores poetas de la literatura inglesa, sobresale con un magnífico poema épico, El paraíso perdido (1667), en el que narra la lucha del ser humano por no pecar, encarnada en la relación entre Adán y Eva. La dramaturga, novelista y poeta Aphra Behn (1640-1689) está considerada una pionera en Inglaterra por ser una de las primeras mujeres en dedicarse profesionalmente a la escritura.

ALEMANIA

Poesía

Johann Scheffler, más conocido como Angelus Silesius (1620-1677), es considerado uno de los principales poetas místicos alemanes, a quien se debe la obra Rimas espirituales (1657).

Prosa

Hans Jakob von Grimmelshausen (1625-1676) escribió en 1668 El aventurero Simplicissimus, sátira social en la que un campesino se convierte en soldado. Se trata de una obra con influencias de la novela picaresca española y está considerada una de las primeras novelas modernas de la literatura alemana.

FRANCIA DURANTE EL CLASICISMO

El Barroco francés fue mucho menos exagerado que el español y se prolongó durante menos tiempo. Se cree que el reinado de Luis XIV, que comenzó en 1643, dio paso a una particular forma de neoclasicismo asociada con las características y principios del Barroco, pero sin perder de vista el racionalismo iniciado en el Renacimiento. Busca imitar a la naturaleza y a los autores clásicos siguiendo los preceptos de Aristóteles y la tradición grecorromana. La Academia Francesa, fundada por el cardenal Richelieu en 1635, apoyó las ideas de François de Malherbe, que fue el primer poeta en desafiar y criticar el barroquismo de la llamada «literatura lírica preciosista», que se oponía al racionalismo clasicista.

Poesía

A lo largo del siglo XVII, las ideas clasicistas las secundaron poetas como Nicolas Boileau (1636-1711) o Jean de la Fontaine (1621-1695), que escribió sus Fábulas en verso al estilo de las de Esopo y Fedro.

Prosa

Sobresalen en prosa Cyrano de Bergerac (1619-1655), conocido popularmente más por su vida que por su obra; Blaise Pascal (1632-1662), escritor y matemático, autor de Pensamientos (1670); Madame de la Fayette (1634-1693), que con La princesa de Clèves preludia el género de la novela psicológica; y Madame de Sevigné (1626-1696), que dejó reflejada en su Epistolario a la alta sociedad francesa del momento.

Teatro

El teatro en Francia se desarrolló más tarde que en España e Inglaterra. El siglo XVII se considera la época dorada del teatro francés, con dramaturgos de la talla de Pierre Corneille, Jean Racine y Jean-Baptiste Poquelin (Molière).

El teatro clasicista recuperó algunas de las ideas aristotélicas en torno a este género, como la separación de la tragedia y la comedia, la distribución de los personajes según el género literario (nobles, en la tragedia; plebeyos, en la comedia), las tres unidades (acción, tiempo y lugar) y la división en cinco actos.

A Pierre Corneille (1606-1684) se lo conoce como el fundador de la tragedia francesa, aunque también fue comediógrafo. Los protagonistas de Corneille suelen enfrentarse a grandes dilemas morales y deben decantarse por la razón ante la pasión. El Cid (1637), una de sus obras, obtuvo gran éxito en su momento, pero recibió numerosas críticas por no ajustarse del todo a los preceptos clásicos. Años después, escribió siguiendo las normas clásicas: Horacio (1640), Cinna (1641) y Polyeucto (1643).

Jean-Baptiste Poquelin, más conocido por su sobrenombre, Molière (1622-1673), está considerado el mejor comediógrafo francés. Siendo joven fundó su propia compañía teatral; en ella se representaban obras al estilo de la commedia dell’arte, en las cuales también era actor. Algunas de sus obras se prohibieron y le hicieron ganar ciertas enemistades, ya que criticaba a la alta sociedad, a la burguesía e incluso a la Iglesia, pese a contar siempre con el beneplácito real. Aunque su intención era burlesca, también había implícita una voluntad moral, pues ponía en ridículo a determinados personajes que no mostraban los comportamientos más ejemplares. Sus personajes se han convertido en prototipos universales al encarnar vicios o defectos del ser humano: los critica y se burla de ellos. Tartufo (1664), Don Juan o el festín de piedra (1665), El avaro (1668) o El enfermo imaginario (1673) son algunas de las más célebres comedias de Molière.

Jean Racine (1639-1699) destaca por crear tragedias marcadas por fatales desenlaces, con personajes que viven inmersos en dramas interiores y pasiones destructivas. Su estilo es sobrio y fino. Entre sus obras, destacan Andrómaca (1667), Berenice (1670), Fedra (1677) y Británico (1669).

La mayor
debilidad del
hombre es su amor
por la vida

MOLIÈRE

LITERATURA ILUSTRADA
Y NEOCLASICISMO

A principios del siglo XVIII nace una nueva mentalidad como reacción a las formas barrocas que se extiende rápidamente a Gran Bretaña, a Francia y, después, al resto de Europa y a América. Se trata de la Ilustración, un movimiento filosófico y cultural cuya base de pensamiento es la razón, se apoya en la ciencia y se fundamenta en la experiencia. El pensamiento ilustrado tiene espíritu crítico y pretende «iluminar» a través de la razón. Precisamente por este motivo el siglo XVIII es conocido como el «Siglo de las Luces» (Enlightenment en Inglaterra; Illuminismo en Italia). El absolutismo de los gobiernos da paso al despotismo ilustrado: tout pour le peuple, rien par le peuple («todo para el pueblo, pero sin el pueblo»). Es decir, se intenta mejorar la calidad de vida del pueblo, pero a este no se le permite tomar decisiones.

A lo largo del siglo XVIII son diversos los movimientos artísticos y culturales que coexisten (posbarroquismo, rococó, sentimentalismo, prerromanticismo y Neoclasicismo), pero es este último el que surge en el marco de la Ilustración y de las nuevas ideas. Se trata de una corriente artística y literaria que se orienta hacia un nuevo clasicismo y que se vincula con el Renacimiento en lo que a la recuperación del equilibrio del mundo clásico se refiere, en oposición a la concepción barroca.

Se considera literatura ilustrada el conjunto de obras escritas dentro de esta etapa de la historia, que se desarrolla en el siglo XVIII. En el ámbito de la literatura se busca evitar la manifestación de las emociones e imitar las normas clásicas. El culto a la razón conlleva dar prioridad a la difusión de conocimientos. Por ello, es en esta época cuando se extiende la educación en la población, se crean las academias, se elaboran las primeras enciclopedias y se da un valor didáctico a los textos. El género literario por excelencia será el ensayo, ya que es el perfecto transmisor de las ideas ilustradas.

FRANCIA

El llamado Siècle des Lumières («Siglo de las Luces») comenzó antes en Francia que en el resto de Europa. Abarca desde finales del siglo XVII hasta 1789, año de la Revolución francesa. El Neoclasicismo francés no es visto como uno de los periodos de mayor calidad literaria, pero sí uno de los más interesantes en el sentido de que fue entonces cuando se gestaron obras literarias cuyos textos han logrado cambiar la historia.

Prosa y prosa didáctica

Charles-Louis de Secondat, barón de Montesquieu (1689-1755), publicó en 1721 su célebre novela epistolar Cartas persas. Con ella realizaba una encarnizada crítica de la sociedad francesa a través de cartas misivas por viajeros ficticios originarios del territorio persa.

Uno de los hombres ilustrados más célebres, historiador, filósofo, escritor y miembro de la Academia francesa, fue François-Marie Arouet, conocido como Voltaire (1694-1778). En obras como el cuento filosófico Cándido o el optimismo (1759) adopta el estilo neoclásico y, por medio de su narrativa crítica, en cierto modo también el despotismo ilustrado, con una clara intención moral. Voltaire recuerda que, aunque sea de manera modesta, «cada persona debe cultivar su propio jardín», como metáfora de la vida. Destacan también entre sus obras el Tratado sobre la tolerancia (1763) y el Diccionario filosófico (1764).

Jean-Jacques Rousseau (1712-1778) inspiró la Declaración sobre los Derechos del Hombre y del Ciudadano con una de sus obras, El contrato social (1762). Se considera que este autor sentó las bases del Romanticismo pedagógico a partir de su obra Emilio (1762). En ella afirmaba que en una sociedad corrupta sí se podría transformar a las personas, siempre por medio de una educación individualizada, y que «la única costumbre que hay que enseñar a los niños es que no se sometan a ninguna».

Pierre Choderlos de Laclos (1741-1803) escribió la célebre novela epistolar Las amistades peligrosas (1782). En ella narra las conspiraciones del libertino vizconde Valmont y la marquesa Merteuil.

Denis Diderot se convirtió en el prototipo de hombre ilustrado y por ello fue el encargado de dirigir el gran proyecto de la Ilustración francesa junto con Jean d’Alembert: La enciclopedia (1751-1772).

Teatro

Pierre-Augustin de Beaumarchais (1732-1799) estrenó con gran éxito comedias de enredo mundialmente famosas, como El barbero de Sevilla (1775) y Las bodas de Fígaro (1784), que criticaban a la sociedad de la época.

Poesía

La poesía no fue el género mejor cultivado durante el Neoclasicismo francés. Los poetas imitaban a los autores grecolatinos y priorizaban el propósito didáctico al estético. El propio Voltaire escribió poemas filosóficos e incluso épicos, pero destaca, entre todos los poetas, André Chénier (1762-1794).

INGLATERRA

El Neoclasicismo inglés, conocido también como Augustan Age («edad augustea»), comienza a finales del siglo XVII y se extingue antes que en la mayoría de los países europeos, alrededor de 1760. La novela fue el género preferido para exponer las ideas ilustradas de la época.

Poesía

El poeta cumbre de este periodo es Alexander Pope (1688-1744), con obras como El rizo robado (1712), en la que imita de manera ejemplar la poesía clásica de Homero o Virgilio. Se dice de él que fue el primer poeta inglés que logró vivir de su obra.

Prosa

El nacimiento de la novela contemporánea está ligado al ascenso de la burguesía y a la crítica a la sociedad del momento. Así lo reflejan obras de novelistas como Jonathan Swift (1667-1745), con Los viajes de Gulliver (1726), o William Dafoe, con Robinson Crusoe (1719) y Moll Flanders (1722). Se dice que Samuel Richardson (1689-1761) fue el creador en esta época de la novela sentimental con Pamela o la virtud recompensada (1740) y Clarisa Harlowe (1747). Como reacción a ese tipo de género novelístico, Henry Fielding (1707-1754) escribe obras como Tom Jones (1749), que relata las aventuras de un niño huérfano a modo de novela picaresca.

ITALIA

En Italia, el Neoclasicismo influyó de gran manera en el teatro. El excelso comediógrafo Carlo Goldoni (1707-1793), considerado el creador del teatro italiano moderno, sigue los preceptos clásicos en obras realistas ambientadas en Venecia. Vittorio Alfieri (1749-1803), dramaturgo neoclásico por excelencia, cultiva la tragedia en obras como Saúl (1783) o Mirra (1785). En ellas, recrea temas del teatro clásico y presenta personajes que actúan guiados por la razón, característica muy propia del pensamiento ilustrado.

ESPAÑA

El Neoclasicismo literario español se desarrolla en el siglo XVIII, coincidiendo con el reinado de los Borbones. El periodo de esplendor se corresponde con el del reinado de Carlos III (1759-1788), «el rey ilustrado», un monarca que representaba a la perfección el despotismo ilustrado, preocupado por transformar el país y por la educación del pueblo. Al igual que en otros países influidos por la corriente ilustrada, es en este siglo cuando se funda la Real Academia Española (1713), cuya misión es «velar por que los cambios que experimente la lengua española en su constante adaptación no quiebre la esencial unidad que mantiene en todo el ámbito hispánico».

Poesía

Nicolás Fernández de Moratín (1737-1780) fue un reconocido poeta y dramaturgo ilustrado que influyó de forma decisiva en la formación de su hijo, Leandro Fernández de Moratín, insigne dramaturgo del Neoclasicismo español. Juan Meléndez Valdés (1754-1817) fue el poeta más laureado del Neoclasicismo español junto con los fabulistas Tomás de Iriarte (1750-1791) y Félix María de Samaniego (1745-1801), que siguieron el modelo clásico de las fábulas de Esopo.

Prosa y prosa didáctica

El padre Isla (1703-1781) escribió la novela más célebre de la época, la Historia del famoso predicador fray Gerundio de Campazas, alias Zotes, de carácter satírico. Diego de Villarroel (1693-1770) o José Cadalso (1741-1782), con sus Cartas marruecas (en las que critica los vicios y corrupción de España), también destacaron como grandes novelistas.

Gaspar Melchor de Jovellanos, político y escritor gijonés (1744-1811), se preocupó por mejorar y renovar el país bajo el lema ilustrado de «la instrucción es el origen de todo progreso social y personal». Destacan su Informe sobre el expediente de la ley agraria, Memoria sobre la educación pública y Memoria para el arreglo de la policía de los espectáculos y diversiones públicas y sobre su origen en España.

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Retrato de Jovellanos realizado por Goya (1798).

Fray Benito Jerónimo Feijoo (1676-1764) está considerado uno de los máximos exponentes del Neoclasicismo español por ensayos como Teatro crítico universal (1726-1740).

Teatro

Leandro Fernández de Moratín (1760-1828) fue el principal dramaturgo del Neoclasicismo español. En El sí de las niñas (1806), criticaba a la sociedad de su época, que permitía los matrimonios concertados, y fomentaba la libertad individual para poder elegir. El teatro de Moratín se caracteriza por un lenguaje preciso y muy correcto, por seguir los cánones neoclasicistas y por respetar las tres unidades aristotélicas de la dramaturgia.

Joan Ramís i Ramís (1746-1819) escribe obras dramáticas en catalán y en castellano. Destaca Lucrecia, obra ambientada en Roma y que respeta las tres unidades del teatro clásico.

HISPANOAMÉRICA

Las ideas y textos de los ilustrados europeos se extendieron a Hispanoamérica, donde, a partir de la segunda mitad del siglo XVIII, se desarrolla una forma propia de Neoclasicismo. Poco a poco, los intelectuales americanos comenzaron a asentar las bases del pensamiento ilustrado y a fomentar la independencia de las colonias, que tomaría forma años después, en las guerras de independencia, que se sucedieron entre los años 1809 y 1829. Como en Europa, los escritores neoclásicos imitan a los grecolatinos, se ponen al servicio de las ideas de la Ilustración y escriben con finalidad didáctica y moral.

Cabe destacar a Rafael Landívar (1731-1793), poeta guatemalteco que en el poema bucólico-didáctico Rusticatio mexicana (1781) sigue los cánones neoclásicos; a fray Matías de Córdoba (1768-1828), escritor y religioso también guatemalteco, ejemplo de hombre ilustrado y defensor de los movimientos independentistas; y al mexicano José Joaquín Fernández de Lizardi (1776-1827), que escribe la que se considera la primera novela hispanoamericana, El Periquillo Sarniento (1816), en la cual critica a la sociedad colonial y llama a transformarla. Andrés Bello (1781-1865) fue un escritor y filólogo venezolano de formación neoclásica que, aunque escribió sus obras más célebres en el siglo XIX, se considera una figura clave del Neoclasicismo hispanoamericano. Los valores y cánones de este movimiento son patentes tanto en sus ensayos como en su poesía.

PORTUGAL

El Neoclasicismo portugués se desarrolla bajo el reinado de José I y su primer ministro, el marqués de Pombal, un buen representante del despotismo ilustrado que emprendió una serie de reformas sociales y educativas para modernizar el país.

António José da Silva (1705-1739), conocido como o Judeu, fue uno de los primeros escritores y dramaturgos neoclásicos portugueses, y Luís António Verney (1713-1792) se convirtió en un referente en pedagogía por sus propuestas educativas, basadas en valores ilustrados. Tomás António Gonzaga (1744-1810), poeta por excelencia del Neoclasicismo portugués, es hoy en día uno de los más admirados. Destaca su obra Marília de Dirceu (1799). Por su parte, Manuel Maria Barbosa du Bocage (1765-1805) fue un poeta de formación neoclásica reconocido por su poesía satírica, pero, en realidad, su obra desprende notas prerrománticas y refleja características de la nueva tendencia literaria. Fue uno de los poetas más imitados y admirados del siglo XIX.

Son pocas las mujeres presentes en la literatura portuguesa hasta esta época. La marquesa de Alorna (1750-1839) destaca no tanto por su producción poética, sino por el papel que desempeñó al introducir y difundir las novedades literarias prerrománticas provenientes de países como Inglaterra o Alemania.

ALEMANIA

El Neoclasicismo alemán tuvo un menor desarrollo que en otros países europeos. Gotthold Ephraim Lessing (1729-1781), autor de Laocoonte (1766), fue el principal representante de las ideas ilustradas en su país; y Johann Gottfried Herder (1744-1803) también representó los valores ilustrados en obras como Otra filosofía de la historia (1774).