HISTORIOGRAMA 1
EL DÍA DE LA MARMOTA

Reconocer el círculo vicioso para salir de él

—¿Alguna vez has tenido un déjà vu?

—¿No me acabas de preguntar eso?

Atrapado en el tiempo

Para el primer historiograma de este libro, hemos tomado como título la película protagonizada por Bill Murray y Andie MacDowell. En español se llamó Atrapado en el tiempo, pero la historia es vieja y familiar como la humanidad.

Antes de comprender este historiograma, que opera en un aspecto u otro de la vida de cada persona, revisemos el argumento de la película de 1993 dirigida y coescrita por Harold Ramis, que en su versión original se titulaba Groundhog Day.

Phil Connors es un meteorólogo aburrido y arrogante que, como cada año, cubre con desgana el Día de la Marmota en la pequeña localidad de Punxsutawney. En este evento, la conducta del animal al salir de su madriguera permite anunciar cuándo terminará el frío.

Tras cumplir con la tarea, el equipo de televisión se propone regresar a Pittsburgh en su furgoneta, pero una tormenta de nieve los obliga a volver al pueblo y pernoctar en el hotel donde ya durmieron la noche anterior.

A la mañana siguiente, para asombro de Phil, el radiodespertador se activa con la misma música y noticias que una jornada antes. A medida que avanza la mañana, se da cuenta de que, por un extraño fenómeno, está viviendo de nuevo el Día de la Marmota.

Cuando sucede lo mismo por tercera vez, Phil descubre horrorizado que está atrapado en un bucle, condenado a repetir día tras día la misma jornada.

(SPOILER: si eres de las pocas personas que no ha visto la película, te recomendamos dejar de leer aquí y pasar al siguiente apartado; en caso contrario, sigue leyendo.)

Al principio, Connors aprovecha la repetición para anticiparse a los hechos y tratar, sin éxito, de seducir a su redactora. Esto lo acaba de deprimir, con lo que intenta suicidarse de diversas maneras para escapar de su maldición. Sin embargo, siempre vuelve a despertarse en el Día de la Marmota.

El destino de Phil no cambia hasta que decide aprovechar todo lo que está aprendiendo para ayudar a los demás y empezar a vivir de otra manera. Así, tras salvar a un lugareño de morir atragantado y a un niño que cae de un árbol, se convierte en un virtuoso del piano, esculpe figuras de hielo y desarrolla un amor verdadero por Rita, la redactora, que esta vez sí le corresponde.

Amado por la redactora y apreciado por todo el pueblo, en su mejor versión Phil consigue escapar del Día de la Marmota para empezar a vivir una existencia renovada.

CLAVES DE ESTE HISTORIOGRAMA

Si llevamos este «cuento» a la realidad cotidiana, todo el mundo puede reconocer repeticiones y círculos viciosos en su propia vida, de los que solo se librará a través de la valentía de reinventarse y del amor, al igual que el personaje interpretado por Bill Murray.

¿Cuál es el círculo vicioso en el que te sientes atrapado?

El mensaje fundamental de este historiograma es: Mientras sigas haciendo lo mismo, no sucederán cosas diferentes.

Veamos algunos ejemplos muy comunes:

LAS CREENCIAS NOS MANTIENEN EN EL CÍRCULO VICIOSO

En el caso de Phil Connors, su creencia de que su trabajo es aburrido y que merece algo mejor es precisamente lo que lo condena a esa realidad. Hasta que él no cambia interiormente, nada a su alrededor lo hace. Sin embargo, este cambio solo llega cuando toca fondo, y se da cuenta de que solo él tiene el poder de rescatarse y reinventar su vida.

El gran problema de las creencias limitantes es que, hasta que no las identificamos, las tomamos como verdades absolutas. Son como reglas invisibles que determinan nuestras decisiones y, por tanto, nuestra realidad. Estas creencias se manifiestan en pensamientos como: «Nunca encontraré un empleo mejor», «No estoy hecho para el amor», o «Este país no permite que las cosas cambien». Estos pensamientos actúan como programas antiguos que siguen ejecutándose en nuestra vida sin que reparemos en ellos, atrapándonos en un bucle sin salida.

Pero ¿cómo salir de este círculo vicioso? La clave está en identificar esas creencias limitantes y transformarlas en creencias que nos empoderen. Si, por ejemplo, en lugar de repetirnos: «Nunca encontraré un empleo mejor», nos dijéramos: «Voy a formarme y establecer nuevos contactos para encontrar o crear el empleo que deseo», estaríamos sustituyendo una creencia limitante por una expansiva, una que abre puertas en lugar de cerrarlas.

Y esto lo hemos visto con claridad en nuestras clases. Hace un tiempo, mientras hablábamos de creatividad con jóvenes estudiantes, surgió el tema de las creencias limitantes y de cómo estas pueden afectar no solo a sus carreras, sino también a su capacidad de ser creativos. Al principio, teníamos cierta incertidumbre sobre cómo reaccionarían, pensando que tal vez no verían la conexión entre creatividad y creencias. Sin embargo, ocurrió justo lo contrario. Los estudiantes compartieron de manera abierta y sincera de qué modo esas creencias actuaban como frenos en su desarrollo creativo.

Nos dimos cuenta de que identificar y cambiar estas creencias no solo es crucial para la vida personal, sino que es esencial para desbloquear la creatividad. ¿Cómo puedes ser realmente creativo si crees, por ejemplo, que no eres lo suficientemente bueno o que tus ideas no valen la pena? Estas creencias limitantes —el síndrome del impostor, el perfeccionismo paralizante o el miedo al rechazo— se repiten como el Día de la Marmota, saboteando cualquier intento de innovación o expresión creativa.

Reconocer esas creencias es el primer paso hacia la verdadera libertad creativa. Así como Phil Connors rompe su ciclo cuando empieza a cambiar de perspectiva, nosotros también podemos romper nuestros bucles internos, lo que nos permitirá avanzar y crear una nueva realidad.

LET IT GO & LET IT COME

Otto Scharmer, profesor del MIT de Boston y proveniente de la antroposofía, plantea en su Teoría U una fórmula sencilla pero poderosa para salir de esos programas obsoletos que paralizan nuestro sistema: Let it go. Let it come.

Solo cuando abandonamos lo viejo, permitimos que lo nuevo pueda llegar. Pongamos un ejemplo práctico.

Imagina a una mujer heterosexual que fue abandonada por sus dos primeras parejas. Quizá eligió mal —buscando un perfil inmaduro— o tuvo mala suerte. A partir de esas experiencias, ha generado una desconfianza hacia el género masculino y se encuentra atrapada en pensamientos como: «Los hombres siempre...». Aunque desea una relación, cada vez que alguien que la atrae se le acerca, se pone a la defensiva. Su comportamiento ansioso —haciendo preguntas inquisitivas, manifestando celos o exigiendo constante confirmación de interés— termina alejando a sus potenciales parejas.

Este círculo vicioso confirma su creencia de que los hombres siempre se irán, creando una profecía de autocumplimiento. Para romper este ciclo, debe Let it go. Mientras siga relacionando a los hombres del presente con los del pasado que la abandonaron, estará atrapada. Solo cuando deje atrás esas viejas creencias y experiencias, podrá Let it come, es decir, abrirse a relaciones de una calidad distinta y más saludable.

Abandonar el pasado y dejar de interpretar el presente con las claves del ayer le permitirán finalmente salir de su bucle y amar de manera plena.

LOS CICLOS DE RETROALIMENTACIÓN

Así como la repetición de una creencia negativa nos mantiene dentro del bucle, cuando ejercemos la misma fuerza en una creencia positiva podemos romper el círculo vicioso y crear un nuevo argumento para nuestra vida.

Por ejemplo, al practicar la gratitud diariamente —quizá consignando en un diario las cosas bellas de tu vida—, cada vez encuentras más motivos para estar agradecido. Eso a su vez te motiva a seguir practicando la gratitud con más entusiasmo, creando un ciclo donde este valor aumenta continuamente.

Lo mismo decía Jung respecto a las sincronicidades: si prestas atención a las casualidades significativas que ves en tu vida, cada vez encontrarás más.

Esta sería la ley: allí donde pones tu atención, eso se potencia y multiplica. Comprender este principio es fundamental para nuestra fortuna, ya que con la actitud y mentalidad que adoptamos estamos cimentando —y aumentando exponencialmente— un tipo de resultado u otro.

En el lado negativo de los ciclos de retroalimentación, si eres muy autocrítico y te fustigas por pequeños errores, tu inseguridad crecerá, con lo que cometerás más equivocaciones o, directamente, evitarás cualquier desafío por miedo al fracaso, lo cual es ya un fracaso asegurado.

La película que nos sirve para ilustrar este historiograma, Atrapado en el tiempo, muestra claramente un ciclo de retroalimentación. Phil Connors queda atrapado en un bucle temporal en el que revive el mismo día una y otra vez, pero logra cambiar la retroalimentación negativa por otra positiva:

  1. Acciones y decisiones. Phil se da cuenta de que sus acciones y decisiones, un día tras otro, tienen consecuencias para las personas que lo rodean y para él mismo.
  2. Efectos y resultados. Toma conciencia de cómo los efectos de sus acciones y decisiones se manifiestan en el comportamiento de las personas y en los eventos que ocurren. Sus acciones positivas y negativas tienen impactos variados.
  3. Aprendizaje y ajuste. Con este conocimiento, Phil aprende de sus acciones previas, empieza a prever eventos y a tomar decisiones basadas en la responsabilidad. Dicho de otro modo, controla su karma, la ley de la causa y el efecto.
  4. Experimentación y evolución. Para mejorar sus resultados, Phil experimenta con diferentes acciones y decisiones para comprobar su impacto en el mundo y en los demás. Su conocimiento y experiencia previos lo guían en estas pruebas.
  5. Transformaciónpersonal. A medida que utiliza su conocimiento para mejorar la vida de las personas y tomar elecciones más auténticas y altruistas, experimenta un crecimiento personal significativo.
  6. Cierre del ciclo. La película llega a su clímax cuando Phil logra romper el ciclo de retroalimentación negativa al transformarse internamente y alcanzar un estado de autenticidad y empatía.

El bucle temporal en la película ilustra cómo las acciones, el aprendizaje y las consecuencias se alimentan entre sí en un ciclo continuo. A medida que Phil evoluciona como persona, las acciones que emprende, momento a momento, cambian y crean resultados diferentes. Esto muestra cómo la experiencia y la retroalimentación pueden conducir a un cambio significativo en nuestra vida.

EL CASTIGO DE SÍSIFO

En el lado oscuro de la vida, cuando hablamos de repetir una y otra vez el mismo suplicio, es inevitable recordar el mito de Sísifo. Este legendario rey de la Antigüedad clásica fue castigado por los dioses a empujar una pesada roca cuesta arriba, solo para verla rodar de nuevo hacia abajo justo antes de alcanzar la cima. Y así, durante toda la eternidad.

Esta es una de las historias más conocidas de la mitología griega, tal vez porque nos recuerda las tareas interminables y sin sentido que enfrentamos en nuestra vida diaria, ya sea en el trabajo o en esos círculos viciosos donde, justo cuando creemos haber terminado, volvemos a encontrarnos al pie de la montaña.

Nosotros, que conocemos bien el sector de la publicidad (y seguro que esto aplica a muchas otras industrias), somos auténticos especialistas en Sísifo. Cada día parece ser el decisivo, el que determinará el futuro de una cuenta, de una campaña o incluso de la agencia. Pero, al día siguiente, sucede algo curioso: el fin del mundo no ha llegado. Y lo más sorprendente es que vuelve a parecer el fin del mundo una vez más... y otra vez.

¿ES POSIBLE APRENDER ALGO DE SÍSIFO?

Entre las diversas interpretaciones, el Nobel de Literatura Albert Camus le dedicó un ensayo completo, sugiriendo que este mito refleja la imposibilidad de conquistar la cima de la sabiduría, ya que siempre habrá una cumbre más alta que alcanzar.

Sin embargo, y volviendo al mito, vemos que la condena de Sísifo estaba bien merecida. Era un rey despiadado, que asesinaba a comerciantes para robarles sus bienes y desafiaba a los dioses. Llegó a encadenar a Tánatos, el dios de la muerte, impidiendo que los mortales murieran por un tiempo. Pero Sísifo nunca lo hizo por ayudar a otros: siempre actuaba en su propio beneficio. Pese a estar dotado de inteligencia y astucia, jamás utilizó sus dones para el bien común, sino solo para satisfacer su propio ego. Y aquí el mito adquiere un nuevo sentido.

Muchas veces, como Sísifo, empujamos nuestra propia roca porque estamos desconectados de los demás y de nosotros mismos. Tal como el Phil gruñón antes de su transformación, cuando vivimos sin propósito ni dedicación, nos quedamos atrapados en tareas vacías y pensamientos inútiles.

Quien utiliza sus dones solo para saciar su propio ego, sin compartirlos con los demás, nunca estará satisfecho. Siempre habrá una nueva roca que empujar, y nunca surgirán manos amigas que ayuden a aligerar la carga. Tal vez si contáramos con un amigo sincero, nos diría que ese esfuerzo sin sentido no merece la pena. Y, entonces, dejaríamos caer la roca y empezaríamos a ser libres.

EL ETERNO RETORNO

En la filosofía de Nietzsche, cuya obra se sitúa en la transición entre el pensamiento moderno y el posmoderno, una de sus teorías más famosas e inquietantes es la del eterno retorno. ¿Qué significa exactamente? Según el filósofo alemán, todo lo que ha ocurrido, está ocurriendo y ocurrirá en el universo se repetirá infinitamente en un ciclo sin fin. Eso es el eterno retorno.

El verdadero dilema es que, según Nietzsche, ni nos acordamos ni nos acordaremos. Somos, en cierto sentido, ciegos a nuestro propio karma. El filósofo nos invita a liberarnos del peso del pasado, porque si todo se repite, entonces debemos aceptar nuestras acciones pasadas, perdonarnos y aprender de ellas.

Es un concepto fascinante, sobre todo porque muchas personas viven atrapadas en la culpa, repitiendo sus errores una y otra vez, como si estuvieran empujando la piedra de Sísifo. Están condenadas a revivir esos momentos cada vez que los recuerdan, generando un círculo vicioso. Lo mismo sucede con el resentimiento: al alimentarlo, nos encerramos en un bucle de dolor. No es casualidad que Nietzsche dijera que el resentimiento es la emoción del esclavo. No porque todos los esclavos lo sientan, sino porque quien está atrapado en él se convierte en esclavo de sus propias emociones.

Darse cuenta de esto nos permite escapar de esos pensamientos circulares y dolorosos, y nos da la oportunidad de romper el ciclo y avanzar hacia una vida más libre.

AMABILIDAD Y BELLEZA

Para dejar de chocar de forma reiterada con la vida y con nosotros mismos, los grandes bálsamos son la amabilidad y la belleza.

Phil descubre el poder de la amabilidad para salir de esa cárcel temporal en la que se ve atrapado. La amabilidad es una de las cualidades que más escasean en nuestros días y, seguramente, podríamos resumir casi todos los problemas que arrasan el mundo como una falta de amabilidad. Si todos fuéramos más amables con los demás, con el planeta, con nosotros mismos, saldríamos de todas las cárceles en las que estamos.

Amabilidad y belleza van de la mano.

Cuando Phil empieza a entender que necesita vivir de otra forma, en el fatídico 2 de febrero (por cierto, un día que para nosotros tiene un significado muy especial, ya que es el cumpleaños de nuestro padre), comienza a disfrutar de verdad ese día. Sin prisas, pero con tiempo suficiente para darse cuenta de la belleza que lo rodea. De repente, aprecia los pequeños detalles, la magia cotidiana.

Es curioso cómo a veces necesitamos vivir el mismo día una y otra vez para finalmente despertar a las maravillas que siempre han estado ahí. Vivimos tan deprisa que, la mayoría de las ocasiones, no percibimos lo que tenemos alrededor. Y, sin embargo, ¡estamos rodeados de belleza!

Esta idea nos conecta profundamente con uno de los libros más poderosos y transformadores que se hayan escrito jamás: El hombre en busca de sentido, de Viktor Frankl. El psiquiatra austríaco relata en él sus terribles experiencias en un campo de concentración y cómo logró encontrar estrategias psicológicas de supervivencia.

En uno de los pasajes, Frankl narra cómo, en medio del horror, se obligó a encontrar belleza incluso en lo más inimaginable. Por ejemplo, en la comida repulsiva que los carceleros nazis daban a los prisioneros, Frankl intentaba ver la belleza en una cabeza de pescado podrida, apreciando el milagro de la naturaleza y la interconexión de todos los seres. Esa actitud no solo le permitió sobrevivir, sino que también fue el gran regalo que dejó a la humanidad a través de su libro.

Si Frankl lo pudo hacer en condiciones tan adversas, todos podemos buscar y encontrar lo bello por encima de lo feo, la bondad en lugar de la maldad. Todo depende de dónde fijemos la mirada.

Benjamin Franklin, político e inventor, contaba la siguiente historia sobre la capacidad humana, en cualquier circunstancia, de ver el lado amable del mundo y de las personas, en lugar de la parte negativa:

Un viejo filósofo había crecido, por experiencia, muy cauteloso a este respecto, y evitaba con cuidado toda intimidad con tales gentes. Tenía, como otros filósofos, un termómetro que le indicaba las variaciones de temperatura y un barómetro que le anunciaba cuándo era probable el buen y el mal tiempo. Pero al no haber instrumento inventado para descubrir, a primera vista, esta disposición desagradable de una persona, para tal efecto él hacía uso de sus piernas, una de las cuales era notablemente bonita y la otra torcida y deformada a causa de algún accidente. Si un forastero, en la primera entrevista, miraba su pierna fea más que la bonita, ya dudaba de él. Si hablaba de aquella, y no se fijaba en la pierna bella, era suficiente para que nuestro filósofo no tuviera en adelante más amistad con él. No todo cuerpo tiene este instrumento de dos piernas, pero cada uno, con un poco de atención, puede observar los signos de esa condición quisquillosa, descontenta, y tomar la misma resolución de evitar la amistad de los que padecen tal infección. Por lo tanto, aconsejo a esos criticones, quejumbrosos, descontentos e infelices, que, si desean ser respetados y queridos por otros, y ser felices, dejen de mirar la pierna fea.

USAR LAS ALAS

En su particular camino de transformación, Phil aprende a mirar la pierna bonita de la vida. Y eso se muestra también a través de su lenguaje. Al principio, es muy sarcástico y ofensivo. Su manera de hablar a los demás es despectiva y faltona. Cuando empieza a cambiar, se transforma también su forma de comunicarse y de relacionarse con los demás. En lugar de utilizar palabras que separan, elige palabras que unen.

Si exploramos la base de su trauma, comprobamos que Phil es un hombre frustrado que no cree en el mundo. Es más, no le interesa nada del mundo. Pero la verdadera raíz del problema es que no cree en sí mismo. Es un hombre que ha abandonado sus capacidades, sus expectativas y su propósito.

Solo cuando aparece el amor puede empezar a reconstruirse, a creer en él mismo o, como mínimo, a intentarlo. Intentarlo a veces es tan poderoso...

Hace poco nos topamos con estas bellas palabras de Rumi:

Naciste con potencial.

Naciste con confianza y bondad.

Naciste con sueños e ideales.

Naciste con grandeza.

Naciste con alas.

No estás destinado a arrastrarte; tienes alas.

Aprende a usarlas y vuela.

Tal vez este poeta persa del siglo XIII nos aporte la clave definitiva para salir de nuestro Día de la Marmota particular. Se trata, simplemente, de recordar que tenemos alas y... usarlas.

¿POR QUÉ ES TAN DIFÍCIL CAMBIAR?

Una vez identificado dónde opera este historiograma en nuestra vida, es decir, dónde está el círculo vicioso, lo siguiente es escapar de él, detener la repetición.

Todos hemos observado lo difícil que le resulta a la gente de nuestro entorno salir del bucle, que muchas veces toma la forma de una adicción. Por poner solo dos ejemplos, al mentiroso le cuesta salir de su zona de confort, formada de medias verdades y justificaciones, del mismo modo que la persona perezosa o procrastinadora difícilmente se levantará a las seis de la mañana para acometer una tarea, a no ser que la obliguen.

¿Por qué es tan difícil cambiar? Al menos, en la edad adulta.

Porque los hábitos largamente implantados, aunque sean perniciosos para nosotros, nos otorgan una falsa seguridad.

Nietzsche aseguraba que el ser humano es un animal de costumbres, y nos cuesta cambiar porque estamos biológicamente programados para buscar la estabilidad y evitar situaciones desconocidas. Todo cambio es una inestabilidad, y eso nos agobia y nos estresa. Por eso, a pesar de estar incómodos e insatisfechos en nuestras rutinas, preferimos esa parálisis deprimente a cruzar el río del cambio.

Todo cambio exige esfuerzo, paciencia y motivación para superar la resistencia natural a salir de la zona de confort, por incómoda que sea.

Si queremos deshacernos de hábitos negativos para incorporar otros más beneficiosos en nuestra vida, encontraremos muchos métodos y enfoques. Nosotros compartimos aquí los dos que nos parecen más inspiradores y eficaces:

  1. MONTAR ELEFANTES
    Chip & Dan Heath, en su libro Cambia el chip: Cómo afrontar cambios que parecen imposibles, utilizan una bella analogía para explicar el proceso de cambio. Nos invitan a imaginar que vamos a lomos de un elefante por un camino. Este proceso puede desglosarse en tres elementos:
  1. El jinete es nuestra mente lógica y analítica. Es quien planifica y toma decisiones racionales. El éxito del jinete dependerá de lo claras que sean las metas específicas que queremos alcanzar.
  2. El elefante representa nuestras emociones y motivaciones. A menudo son nuestras emociones las que frenan el cambio, ya que el miedo o la ansiedad pueden parecer un riesgo demasiado alto.
  3. El camino simboliza el contexto en el que queremos implementar el cambio. Los obstáculos en el camino pueden desanimar tanto al jinete como al elefante, por lo que es esencial preparar soluciones anticipadas para cada desafío.

La clave está en armonizar estos tres elementos:

  1. HÁBITOS ATÓMICOS
    James Clear revolucionó el concepto de los hábitos con su libro Hábitos atómicos. Su enfoque se aleja de las tradicionales preguntas sobre «cómo» hacer cambios y se centra en el «quién». Clear nos enseña que, en lugar de enfocarnos en cómo alcanzar un objetivo, debemos primero definir quién queremos ser.
  2. Si definimos claramente nuestra identidad, las acciones seguirán de manera natural. No se trata simplemente de ir al gimnasio tres veces por semana, sino de convertirse en una persona activa. No es escribir una página diaria, sino ser escritor. ¿No es increíblemente poderoso?
  3. Podemos resumir este método en dos simples reglas:
    1. Decide quién quieres ser.
    2. Actúa en consecuencia.

En creatividad, hay un ejercicio muy poderoso que está en sintonía con esta teoría: el intercambio de roles.

Consiste en enfrentarse a un problema imaginando que ya no eres tú, sino cualquier otra persona. Desde Leonardo da Vinci hasta Homer Simpson, la identidad es lo de menos. Lo importante es que cuando eliges ser otro, tu forma de pensar y actuar cambia, y eso abre nuevas posibilidades. Es un ejercicio simple, poderoso... ¡y gratuito!

James Clear, como muchos de nosotros, ha bebido de las fuentes del estoicismo. Sin duda, es la escuela filosófica más popular de nuestros días, aunque a menudo se malinterpreta o, peor aún, se utiliza como herramienta al servicio del rendimiento económico. Esta corriente de pensamiento, que en sus orígenes hablaba de la libertad interna y el dominio sobre nuestras emociones, ha sido a veces deformada para adaptarse a una cultura obsesionada con la productividad. Algunas voces críticas señalan que el estoicismo moderno puede reducirse a una especie de arma para soportar la carga de una vida excesivamente centrada en el trabajo y la eficiencia.

A pesar de estos malentendidos, los mensajes originales del estoicismo siguen siendo poderosos y profundamente transformadores. Uno de los más valiosos proviene de Epicteto, que fue esclavo en Roma antes de convertirse en uno de los filósofos más influyentes de su tiempo. Su enseñanza central nos recuerda que debemos ocuparnos de aquello que podemos controlar y soltar lo que no depende de nosotros.

Epicteto lo expresa de manera contundente:

¿Cuánto tiempo más vas a ser capaz de postergar el tratar de ser quien realmente quieres ser? [...] A partir de ahora, promete que dejarás de defraudarte a ti mismo. Sepárate de la multitud. Decide ser extraordinario y haz lo que tengas que hacer. Ahora.

Esta llamada a la acción resuena hoy tanto como hace dos mil años. Nos recuerda que, en última instancia, lo único que depende verdaderamente de nosotros es cómo queremos vivir nuestra propia vida.

7 maneras de salir del círculo vicioso

Ahora que conoces con más profundidad el primer historiograma, vamos a ver qué puedes hacer para que deje de actuar en tu vida.

  1. Identifica tu propio Día de la Marmota. Descubre bucles activos en tu vida o en tu forma de pensar. Busca incluso momentos de tu rutina diaria que se han vuelto monótonos y repetitivos. Introduce variaciones o dale una dirección totalmente nueva a esa faceta de tu vida.
  2. Cambia tus creencias limitantes. Si «lo que crees es lo que creas», como reza esta máxima del desarrollo personal, examina qué prejuicios e ideas preconcebidas —en especial, las que se refieren a ti— no te favorecen. Cámbialas por otras de signo contrario que te beneficien.
  3. Aprende algo nuevo cada día. Así evitarás el anquilosamiento de los viejos hábitos e inercias. Puede ser un idioma, un instrumento musical, una nueva receta de cocina, o leer un autor o género que nunca has probado.
  4. Frecuenta amistades distintas. Si quieres salir del camino trillado, trata de conectar con personas que tienen una visión diferente y única de la realidad, en lugar de quienes viven en la monotonía y el conformismo.
  5. Haz algo por los demás. Cuando abrimos el corazón y ponemos nuestro talento al servicio del mundo, suceden cosas maravillosas y el amor y la amabilidad nos llegan de vuelta, a veces de forma inesperada.
  6. Di «sí» a lo desconocido (y «no» a lo aburrido). Acepta desafíos y oportunidades que normalmente rechazarías. Deja de hacer aquello que ya no aporta nada a tu vida.
  7. Rompe las reglas de tu rutina. Ponte ropa de un color o estilo que no es nada típico en ti, cambia de camino, de medio de transporte, de autor de cabecera, de serie, de bar o restaurante favorito. Cada pequeña alteración te sacará de la rueda del hámster.

CONCLUSIONES: CAMBIAR DE CALLE

Hay un relato tibetano tradicional sobre un hombre que baja por la calle y cae dentro de un profundo agujero en el que no había reparado. Sorprendido, al principio tarda una eternidad en salir de allí. El segundo día que baja por la calle, vuelve a caer, porque se ha olvidado del agujero o tal vez pensaba que ya había sido reparado. El tercer día que cae en el hoyo es ya un hábito. Afortunadamente, el hombre se da cuenta de que el tortazo es culpa suya, no del agujero. El cuarto día rodea el hoyo. El quinto cambia de calle, por si acaso.

Nos parece una buena alegoría para cerrar el estudio de este historiograma. La revolución personal puede empezar cambiando de calle, cualquier cosa que eso signifique para ti.

Recuerda: mientras sigas haciendo lo mismo, no sucederán cosas diferentes. De ti depende dejar de caer en trampas que te hieren o inmovilizan. Abandona los comportamientos que convierten tu existencia en un disco rayado. Solo así podrá sonar la canción libre y espontánea de la vida.