Enamorarte de ti

“Recuerda siempre que eres más valiente de lo que crees, más fuerte de lo que pareces, más inteligente de lo que piensas”.

A.A. Milne, autor de Winnie the Pooh

Uno de los desafíos más importantes que tenemos como especie es aprender a amarnos tal cual somos. Es probable que a lo largo de la vida hayamos pasado por experiencias que mermaron nuestro amor propio. Con frecuencia algunas personas se cuestionan si realmente son capaces de alcanzar ciertas metas o si merecen que les pasen ciertas cosas realmente buenas. Todos, aunque algunos más que otros, tenemos una voz interna en momentos desafiantes que nos susurra o nos dice que no somos suficiente para lograrlo.


Muchas veces hemos estado desconectados de nuestro propio poder personal, ya que nadie nos enseñó cómo conectarnos con él. No quiero que te sientas mal por eso, ya que comprender y asumir esta realidad es un lindo paso para comenzar el proceso de amarte y recuperar ese poder. En este capítulo mi invitación es a que te des permiso para sostener y mostrar tu luz al mundo. Para lograr esto compartiré mi experiencia personal y cómo he acompañado a cientos de personas en este viaje hacia el amor propio desde lo laboral, pero impactando fuertemente en lo personal. A través de este proceso, mis coachees han experimentado un notable aumento en su autoestima laboral. Y aunque es un camino con altibajos, lo recomiendo plenamente. ¡Es una experiencia transformadora!

Comienzo compartiendo el inspirador testimonio de una coachee que trabajó conmigo. Su relato resume el proceso que muchos enfrentamos al buscar el éxito laboral: aceptar tanto nuestras fortalezas como nuestras debilidades y aprender a amarnos a nosotros mismos tal cual somos.

Hace algunos años, Javiera M. no estaba satisfecha con su trabajo, a pesar de tener un buen desempeño a nivel técnico. Sentía mucha resistencia y frustración por no saber expresarse completamente en sus reuniones, prefiriendo pasar desapercibida. Sus superiores esperaban más y le pidieron en más de una ocasión que mejorara.

Entonces, decidió buscar un cambio y superar este obstáculo, aunque no tenía del todo claro qué quería realmente. Empezamos trabajando en lo fundamental: aprender a conocerse a sí misma y a mirar su entorno desde una perspectiva diferente.

Con el tiempo, gracias al trabajo del coaching y las tareas asociadas a cada sesión, descubrió qué pensamientos y creencias limitantes le impedían avanzar. Así comenzó a valorar su trabajo y a enfrentarse a situaciones que antes le producían miedo. Poco a poco logró mostrarse más, confiar en sus capacidades y los demás pudieron ver su potencial, lo que se tradujo en múltiples reconocimientos por parte de su jefatura. Sin embargo, lo más valioso para ella fue el cambio interno que experimentó:

“Empecé de a poco a querer y valorar mi trabajo y lo que hacía, a atravesar las situaciones que antes me producían terror como desafíos y oportunidades para crecer; de a poco, a través de pequeños pasos, logré mostrarme más, completar esta pieza que me estaba faltando, y que los demás visualizaran mi potencial, lo que al día de hoy se ha traducido en más de un reconocimiento por parte de mi jefatura. Pero lo principal y más valioso es el cambio que yo misma he ido notando en mí, que se ha expandido a muchas más áreas en mi vida que la profesional. Aprendí a tratarme con cariño y respetar mis procesos y decisiones, a valorarme y quererme más. Hoy sé que este es un camino y trabajo continuo, que no acaba. Creo que buscar este cambio ha sido una de las mejores decisiones que he podido tomar, marcó un antes y después, definitivamente”.

En lo personal, siempre he tenido problemas con mi amor propio. Desde pequeña me sentía menos agraciada que mis compañeras, menos inteligente, y en varias ocasiones experimenté el rechazo de otros. Quedar embarazada a temprana edad fue un gran desafío para mí. Si bien me permitió desarrollar fortaleza y capacidad para enfrentar cualquier cosa, también aumentó mi miedo a no ser querida. En mi primer libro —Conecta con tu pasión— cuento cómo esta experiencia me motivó a superarme y convertirme en quien soy hoy, pero durante mucho tiempo operé desde la lógica del miedo al rechazo. Estudiaba mucho para ser aceptada y valorada, y deseaba el éxito para ser vista y reconocida.

Ahora, como adulta, he podido sanar toda esta historia y mirar mi ego con amor y compasión. Este proceso de sanación ha sido transformador, pues me ha permitido comprender que mis experiencias pasadas no definen mi valor como persona. Aprendí a aceptar quien soy y a entender que el amor propio es un proceso continuo de crecimiento y autocuidado. Cuando las cosas no salen como esperaba, me abrazo y me doy apoyo incondicional, reconociendo que cada desafío ha sido una oportunidad para aprender y crecer. Me doy el amor que me gustaría haber recibido de niña. Esto me ha permitido enfrentar diferentes desafíos laborales con más confianza y resiliencia, sabiendo que todo es pasajero.

Te cuento una anécdota tragicómica que tiene relación con esto: en enero de 2023 lancé mi primer libro y mi editorial coordinó una serie de entrevistas con medios. Recuerdo mi primera entrevista con una radio: no sabía cómo sería, no había pauta, solo sabía que íbamos a hablar del libro. Me preparé en la medida de lo posible y a lo largo de la entrevista me pareció que iba perfecto, mostré un desplante que ni yo conocía. Sin embargo, al final, me preguntaron por mis cuentas en redes sociales y me quedé en blanco. No supe decir cuál era mi Instagram. Fue muy vergonzoso, porque los que me entrevistaron tampoco ayudaron o empatizaron mucho, a mi juicio. Pero al cortar la llamada me reí muy fuerte y corrí a contarle a mi marido. Años atrás una situación así habría sido mi tumba. Si bien no niego que me dio vergüenza, una parte de mí sabía que hice lo mejor que pude con las herramientas que tenía en ese momento. Y para ser la primera entrevista, la verdad es que había sido un excelente debut. Por lo mismo, me fui a celebrar y guardé esa anécdota como experiencia para las futuras instancias.

Mi mayor propósito es que tú también logres amarte tanto que nada te impida seguir adelante. Deseo que ningún fracaso o frustración te frene en el camino, porque solo tienes esta vida y me encantaría que la disfrutaras al máximo siendo tú mismo. Que vivas hasta el último día con la certeza de que te amaste tanto que te atreviste a ser tu mejor versión en lo laboral y personal.

Durante mi propio proceso de sanación, encontré unas palabras que me hicieron detenerme y reflexionar profundamente. Son de la psicóloga María Esclapez, y están en su libro Tú eres tu lugar seguro: “La herida de la persona adulta tiene relación con la estrategia de supervivencia que llevó a cabo de niño”.

Su reflexión me hizo conectar con las estrategias de supervivencia que muchos de mis coachees desarrollaron desde pequeños y que les han ayudado a navegar los desafíos del mundo laboral. Comprender esto me permite acompañarlos en sus procesos de mejor forma.

Ahora, te invito a que hagas una pausa y reflexiones: ¿De qué manera crees que tus propias experiencias de la infancia están moldeando tu enfoque hacia tu carrera y tus relaciones en el trabajo?

Entender cómo tus experiencias de infancia moldean tus conductas como adulto puede ser revelador. Es probable que esos mecanismos de defensa que desarrollaste cuando eras niño influyan en cómo gestionas el estrés, te relacionas con colegas o jefes, y enfrentas los desafíos en el trabajo. Reconocer estos patrones te permite abordarlos de manera más consciente y hacer ajustes que te ayuden a manejar mejor las situaciones en tu vida profesional.

Patricio, otro de mis coachees, se dio cuenta en el proceso de coaching cómo su constante necesidad de agradar a todos en el trabajo tenía raíces en su infancia. Desde pequeño había buscado incansablemente la aprobación de sus padres, quienes eran muy exigentes y críticos. Esta dinámica continuó en su vida adulta, en la que se esforzaba al máximo para cumplir con las expectativas de sus superiores y pares, sobrecargándose de trabajo hasta el punto de dedicarle todos los fines de semana, por ejemplo. Esta herida de niño lo llevó a poner como prioridad las necesidades y deseos de los otros por encima de los suyos, sacrificando su bienestar emocional y salud mental. Entender esto en el proceso de coaching nos permitió trabajar en establecer límites sanos, trabajar en su amor propio y que comenzara a respetarse.

El mayor acto de amor propio es vivir para ti sin tratar de encajar con la expectativa externa. Se trata de tomar el control de tu vida; enfocarte en hacer lo que siempre has querido y ser tu “yo” más auténtico. La verdadera libertad llega cuando te pones en primer lugar, cuando te das permiso de disfrutar cada paso en tu camino, sin buscar que los demás lo validen. Hazlo por ti, porque lo mereces.

El médico y escritor canadiense doctor Gabor Maté —especializado en el estudio y tratamiento de adicciones, experiencias tempranas en la infancia y déficit atencional— explica en una de sus charlas: “Si no fueron amados por quienes eran, van a trabajar muy duro para gustar a otros. Si quieres gustar a todos, tan solo agrada a todo el mundo, nunca digas que no, carga con todo, hazte cargo de cómo se sienten los demás, nunca decepciones a nadie. Gustarás a todos, pero nadie te querrá, porque no te conocen y entonces están todas las expectativas sociales en las que tienes que encajar, toda esta presión para no ser tú mismo; te enfermas, te deprimes, te da ansiedad, te da cáncer, te vuelves adicto; porque el dolor de no ser tú mismo es demasiado. La buena noticia es que el ‘yo’ que abandonaste sigue ahí”.

Te comparto algunos de los mecanismos de defensa que he observado y que conducen al autosabotaje de ser nuestra mejor versión laboral:

1.El perfeccionismo: Esa constante búsqueda de la perfección que muchas veces adoptamos intentando evitar críticas o rechazos, con el objetivo de ser queridos y aceptados. Este afán por no equivocarnos puede transformarse en una fuente considerable de estrés y ansiedad en nuestro contexto laboral. Brianna Wiest, autora del libro La Montaña eres tú, dice que el temor a fallar, sentirnos vulnerables o no alcanzar las expectativas que percibimos de otros respecto a nosotros, nos puede llevar a evadir las tareas realmente significativas. Este comportamiento de evasión afecta directamente nuestras posibilidades de éxito.

Consejo: En lugar de obsesionarte con la perfección, enfócate en el proceso y en el crecimiento continuo. La mejor frase que te puedes repetir es: No hay éxito o fracaso, todo es aprendizaje. Establece metas realistas y alcanzables. Celebra tus logros y acepta que cometer errores es necesario para aprender y crecer.

2.Evitar conflictos: Se refiere a la tendencia a evitar confrontaciones o situaciones conflictivas a partir de no poner límites claros, lo que puede llevar a permitir abusos, asumir mayor carga laboral de lo correspondiente y, a raíz de esto, terminar en un burnout —de esto hablaremos más en profundidad en el capítulo 8—.

Consejo: Aprende a expresar tus pensamientos y sentimientos de manera clara y respetuosa, y establece límites saludables en el trabajo. Comienza de a poco, poniendo límites en espacios seguros donde el riesgo sea bajo.

3.Autoexigencia excesiva: Establecer estándares irreales o muy altos y asumir más responsabilidades de las necesarias son dos claros ejemplos. Esto puede generar agotamiento físico y mental, afectando negativamente tu salud mental, tu bienestar y la productividad laboral.

Consejo: Prioriza tus tareas y delega cuando sea posible. Enfócate en lo realmente importante, aprende a delegar o pedir ayuda. Practica el autocuidado, dándote permiso para descansar y recuperarte. Sé compasivo contigo. Si tuviste unos padres que te exigieron sobremanera, no sigas perpetuando eso. Ya sabes que desde ese lugar solo se daña tu autoestima, ya que nunca te sientes suficiente. Sé tu mejor padre o madre, dándote aliento y cariño en el proceso de ser tu mejor versión.

4.Aislamiento: Alejarse emocionalmente de los compañeros de trabajo o evitar establecer relaciones cercanas por miedo a ser rechazado o mostrarse vulnerable debido a experiencias de infancia.

Consejo: Participa en actividades de equipo y busca apoyo en tus colegas para crear un entorno de trabajo más colaborativo y positivo. Comienza a mostrarte vulnerable en espacios seguros, en los que tengas confianza, y de a poco anda desafiándote en otros espacios. Busca el apoyo de un especialista si crees que es necesario para sanar tu historia.

5.Sobreadaptación: Consiste en ajustarse de manera continua a las expectativas y demandas del entorno laboral, a menudo sacrificando las propias necesidades. Esto suele suceder cuando de pequeño tuviste que sobreadaptarte a situaciones para tu sobrevivencia. Ejemplos que he observado en sesiones: separación de padres y asumir ser adulto a temprana edad; problemas económicos familiares y tomar la actitud de no pedir dinero para no molestar y buscar otras fuentes para solventar gastos.

Consejo: Primero, te invito a sanar esa historia, de lo contrario la vida se encargará de mostrarte la herida una y otra vez en otras experiencias. Recomiendo perdonar a todos los involucrados y perdonarte a ti mismo por haber estado tanto tiempo apegado a este dolor. Abraza tu dolor, acéptalo como parte de ti sin rencor. Agradece quién eres hoy a pesar de todo eso. Luego reconoce tus propias necesidades y valores en el presente. Pregúntate constantemente: ¿Quiero hacer esto?, ¿está esto alineado a mi propósito de vida?, ¿qué haría mi mejor versión en esta misma situación? Encuentra un equilibrio entre adaptarte y mantener tu autenticidad en el entorno laboral.

6.Procrastinación: Se manifiesta al posponer tareas importantes por el miedo al fracaso o a la incomodidad que pueda generar hacer “x” cosa, optando por tareas que dan satisfacción inmediata en su lugar (redes sociales, contestar correos, ver TV o cualquier tarea que genere pequeñas dosis de dopamina y/o sensación de logro). Cada vez que evitas o pospones una tarea importante, aparece la culpa y eso a la larga puede impactar en la autoestima, ya que cada vez que digo que haré algo y no lo hago, se activa el dialogo interno negativo: no soy capaz.

¿Te ha pasado estar procrastinando algo que sabes que es importante? En la última sesión de mi programa Conecta con tu Pasión trabajamos este tema y de lo que me he dado cuenta es que la mayoría de las veces procrastinamos por miedo a esa tarea. Miedo a no saber hacerlo, miedo a no hacerlo “perfecto”, a que no resulte como espera mi mente autoexigente, etc.

Si bien profundizo más en esto en mi primer libro, siempre que estés evitando hacer algo, pregúntate: ¿a qué le estás temiendo? Hablar con el miedo es un buen recurso para darle perspectiva a esos pensamientos catastróficos que aparecen en algunas situaciones. Al darte cuenta de que le temes a algo es más fácil gestionarlo que contarte historias del estilo “trabajo bien bajo presión”. Esto último merma tu autoestima laboral y alimenta el círculo vicioso de la culpa y la evitación.

Consejo: Divide las tareas grandes en pasos más pequeños y manejables. Usa técnicas de gestión del tiempo para mantenerte enfocado y productivo. Dos mantras que repito para esto: “Si te da miedo, hazlo con miedo”, y “Mejor hecho que perfecto”. Trabaja por hitos, es decir divide tu gran proyecto o trabajo en partes pequeñas que te permitan avanzar de a poco. Siempre digo: si quieres subir el Everest, parte por el cerro San Cristóbal (ubicado en Santiago, Chile. Con una altitud de 880 metros).


¿Qué tiene que ver todo esto con el éxito? A mi juicio, mucho. Lo que diferencia todos mis programas de coaching es precisamente esto: partimos desde lo más profundo de nuestro ser para luego pasar a la acción. En las primeras sesiones puedo percibir cómo la historia de cada individuo ha influido en su situación actual, ya sea de manera positiva o negativa. El presente es producto de las experiencias y decisiones pasadas, pero aún más importante, de las interpretaciones que les damos. En mi caso he estado varios años sanando y hasta el día de hoy sigo trabajando en mí para ser mi mejor versión cada día.

Estos mecanismos de defensa que he mencionado no tienen por qué ser vistos como obstáculos insuperables. En realidad son verdaderas oportunidades para profundizar en el autoconocimiento y fomentar nuestro crecimiento personal. Al reconocer y trabajar conscientemente en estos patrones, muchos de mis coachees han logrado cambios profundos y significativos en sus vidas.

El éxito no es solo alcanzar metas externas —lo que, por supuesto, es importante—, aún más relevante es lograr un estado de bienestar interno en el que nos sintamos suficientes, plenos y en paz con quienes somos.

En los procesos de coaching que realizo abordo no solo los objetivos laborales, sino también el desarrollo personal de cada persona, porque somos un todo. Reconozco que sanar nuestra historia y los discursos que nos hemos contado es fundamental para alcanzar un éxito auténtico y sustentable en el tiempo. Por eso, mi enfoque es holístico, considerando tanto lo interno como lo externo de la persona. Al trabajar en ambas áreas, se pueden lograr cambios profundos en la persona y una transformación integral que impacta en todos sus sistemas: laboral, familiar y personal.

¿Qué historia te cuentas sobre ti?

Te quiero compartir dos conceptos que me enseñaron en mi escuela de coaching Newfield Network, y cómo distinguirlos me ha ayudado a mirar de mejor forma mi historia y cambiar mi diálogo interno: fenómeno y explicación.

Cuando hablamos de un fenómeno nos referimos simplemente a lo que pasó, algo que cualquiera puede ver o comprobar. Por ejemplo, si alguien llega diez minutos tarde a una reunión, eso es el fenómeno, un hecho claro y objetivo. En cambio, la explicación es cómo cada uno de nosotros interpreta ese hecho. Es nuestra versión personal de por qué creemos que sucedió eso. En otras palabras, la historia que nos contamos sobre ese evento.

Puede haber miles de explicaciones para un mismo fenómeno. Por ejemplo, podríamos explicar la tardanza de alguien como falta de respeto, poner el juicio de que la persona es impuntual o que vive muy lejos y por eso no logra llegar a la hora. Cada una de las razones que consideremos son simplemente explicaciones posibles para el fenómeno de llegar tarde, y todas son válidas. Son como diferentes caminos que podrían haber llevado a ese resultado, lo importante es darse cuenta de que estas explicaciones no son los hechos en sí, sino nuestras interpretaciones.

Lo interesante de esto es que nuestras interpretaciones tienen un impacto significativo en nuestras vidas. Determinan cómo nos sentimos, las decisiones que tomamos y cómo vemos el mundo que nos rodea. Cada explicación me puede abrir o cerrar posibilidades. Por eso es clave observar las explicaciones que nos damos a nosotros mismos sobre los eventos en nuestra vida, para así poder transformarlos a nuestro favor.

“Eres tú, con tu forma de hablarte cuando te caes, el que determina si te has caído en un bache o en una tumba”.

im1 William James im1

Te comparto algunos ejemplos para tu reflexión:

im1Tu jefe llega a la oficina y no te saluda.

im1Postulas a un cargo interno y no quedas.

im1Tu cliente llega 30 minutos tarde a la reunión.

im1No te dan el aumento de sueldo que solicitaste.

im1No vendes tu producto o servicio luego de 10 llamadas de venta.

Para cada fenómeno, ¿qué explicación te darías?

Mirando tus explicaciones, ¿te abrieron o cerraron posibilidades? Tómate unos minutos para reflexionar antes de seguir leyendo.

Hacer este ejercicio de observar las explicaciones que le damos a cada situación o experiencia se vuelve especialmente relevante en el ámbito laboral, donde los eventos pueden ser percibidos de manera distinta por diferentes personas. Por ejemplo, si tu jefe no te saluda al llegar a la oficina, el evento en sí mismo es objetivo: no hubo saludo. Sin embargo, las explicaciones pueden variar enormemente: ¿tu jefe está molesto contigo?, ¿está ocupado con otros asuntos?, ¿simplemente se le pasó saludarte?

Las explicaciones que nos damos están influenciadas en gran parte por nuestras experiencias pasadas y por nuestro sistema de creencias. Tienen un impacto en cómo percibimos el mundo que nos rodea y cómo reaccionamos a los diferentes estímulos. Asimismo, la forma en la que nos expliquemos los eventos va a influir en nuestras emociones, motivación y relaciones laborales. Si constantemente tu mente se explica los eventos de forma negativa, como asumir que el jefe está molesto por no saludarte, eso te cerrará oportunidades, generando ansiedad, estrés y afectando tu motivación. Además, este tipo de pensamiento te quitará energía valiosa y entrarás en un bucle del que será difícil salir. En cambio, si eliges interpretaciones más amorosas o neutrales, esto te abrirá un campo de acción más positivo, como entender que el jefe está ocupado, lo que te permite seguir haciendo tu trabajo enfocado y motivado.

¿Cómo podemos poner en práctica estos conceptos?

SUPERACIÓN DE DESAFÍOS PROFESIONALES

Situación: No conseguiste ese ascenso que querías.

Primera reacción: Te sientes fracasado y desilusionado.

¿Qué hacer?: Primero, permítete sentir la emoción, acepta que era importante para ti. Luego reflexiona sobre las habilidades que necesitas mejorar y qué estrategias podrías implementar para avanzar a futuro. Este análisis te ayudará a crecer profesionalmente y te preparará para futuras oportunidades laborales, dentro o fuera de tu organización.


FRACASOS Y ERRORES

Situación: Un proyecto importante no resultó como esperabas.

Primera reacción: Te sientes frustrado.

¿Qué hacer?: Primero, abraza la emoción, permítete sentir eso incómodo y luego reflexiona acerca de los errores cometidos para aprender de ellos. Sentir frustración es normal, lo importante es sacar algo en limpio de la situación para enfrentar en el futuro situaciones similares con más herramientas.


MIEDOS

Situación: Hablar en público por primera vez y sentir pánico.

Primera reacción: Miedo extremo y ganas de inventar algo para no hacerlo.

¿Qué hacer?: Acepta que cada experiencia te hace más fuerte. Recuerda que la práctica hace al maestro. Es normal que la primera vez no salga perfecto. De todos modos, prepárate con anticipación para calmar la ansiedad. Luego de realizar la presentación, enfócate en tus puntos fuertes y felicítate.


Enfrentar estos desafíos nunca es fácil y a veces puede ser realmente doloroso, pero son estos momentos los que nos enseñan lo que realmente podemos manejar. Las dificultades nos invitan a sacar a la luz nuestras fortalezas y ser resilientes. Y créeme, son justamente estas experiencias complicadas las que nos dan las lecciones más valiosas y nos preparan para desafíos más grandes.

“Todos tenemos la capacidad de elegir de nuevo. Tenemos el poder de elegir qué rol asumimos en un conflicto, el de víctima o el del aprendizaje”.

im1 Enric Corbera im1

María Esclapez a menudo nos recuerda que tendemos a caer en patrones antiguos que ya no nos sirven. Es algo natural de nuestro cerebro: repite lo conocido, aun cuando ya no nos beneficie. Es importante estar atentos a nuestras interpretaciones para poder elegir aquellas que realmente nos ayudan a crecer y a prosperar. Esto tendrá un impacto positivo en tu vida laboral y personal.

Por su parte, la autora española y creadora del centro Mindstudio, Ana Ibáñez, quien se especializa en alto rendimiento cerebral, nos dice que nuestras emociones pueden tener un gran impacto en cómo nos desempeñamos. Si estamos emocionalmente alterados de forma negativa, nuestra eficiencia puede bajar notablemente. Por esto recomienda poner especial atención en cuidar nuestro estado emocional y ver nuestras acciones bajo una luz positiva. Hacer esto no solo nos ayuda a mantenernos en nuestro mejor nivel, sino que también hace nuestras experiencias diarias más ricas y mejora nuestro bienestar en general.

Replantearte cómo interpretas las cosas puede realmente cambiar tu perspectiva del mundo. Cada vez que te encuentras con situaciones variadas, tu mente automáticamente busca una explicación para darles sentido, pero es importante recordar que estas a menudo están moldeadas por tus propios filtros subjetivos, como tus prejuicios y creencias. Si te abres a entender las cosas de una manera nueva, podrás descubrir oportunidades que mejoren tu bienestar. No se trata de negar o evitar lo que sientes, sino de mirar lo que ocurre desde nuevas perspectivas, que te brinden nuevas vías para actuar y te permitan tomar las riendas de tu propia narrativa.

Por esto, cuando suceda algún evento importante, sé consciente de la explicación que te das sobre ello y detente en las consecuencias que tiene esa forma de interpretar la situación. ¿Te abre o cierra posibilidades? Recuerda que el poder de cambiar tu perspectiva está siempre en tus manos. Al ser consciente en el momento presente de que eres el protagonista de tu vida, tienes la capacidad de elegir cómo interpretar las situaciones que se te presentan.

Una clave que me funciona es sentir mi cuerpo. Permítete sentir. ¿Se siente relajado o contraído con esta explicación? Observar esto puede ser una poderosa señal de si una explicación es beneficiosa o limitante para ti. Escuchar estos mensajes corporales te permite tomar decisiones más alineadas con tu bienestar y tu crecimiento personal. Tu cuerpo tiene una sabiduría innata y con práctica irás afinando más escuchar lo que tiene que decirte.

En sus investigaciones, Aaron T. Beck, pionero en la psiquiatría y la psicoterapia, nos ayuda a entender algo fundamental sobre nosotros mismos: nuestros pensamientos automáticos tienen un gran impacto en nuestras emociones y en cómo actuamos. Beck descubrió que las historias que nos contamos sobre lo que vivimos y sobre nosotros mismos moldean cómo nos sentimos y cómo respondemos a las situaciones. Si bien en Psicología estudié estos conceptos, fue recién cuando emprendí que entendí su significado e impacto. Desde ese momento soy fanática de cambiar mis pensamientos por unos que me ayuden a conectar con emociones de alta vibración.

Es curioso… como que esas voces de niños son ecos en nuestra vida de adulto. Recuerdo claramente que, al igual que a muchos, escuchar que no era lo suficientemente buena cada vez que hacía algo mal dejó una huella profunda en mí. Esas palabras, repetidas a lo largo del tiempo, se convirtieron en una voz interior crítica que cuestionaba mis habilidades y mi valor. Esa sensación de no ser lo suficientemente buena me acompañó durante años, afectando mi confianza y mi capacidad para enfrentar desafíos. Aunque esa voz ya no tiene el mismo poder sobre mí, en momentos de nuevos desafíos o proyectos laborales todavía resuena en mi cabeza, como un disco rayado. Es un eco del pasado que surge en situaciones de incertidumbre, pero ahora tengo las herramientas para reconocerla y manejarla, sin dejar que me detenga o paralice.

Es crucial darnos cuenta de cómo las palabras del pasado todavía influyen en la imagen que tenemos de nosotros mismos. No se trata de culpar a las personas que nos dijeron esas cosas, sino de entender cómo esos comentarios han configurado la forma en que nos vemos hoy y buscar maneras de cambiar esa historia para mejorar.

“La felicidad de tu vida depende de la calidad de tus pensamientos. ¿Qué pensamientos positivos te ayudan a ser feliz?”.

im1 Marco Aurelio im1

Y respecto a cómo nos afectan esos pensamientos, la gran neurocientífica y autora Nazareth Castellanos toca un punto crucial en su investigación. Menciona que tener un constante murmullo de pensamientos es normal, sin embargo, el problema surge cuando esos pensamientos se vuelven rumiantes. No solo se trata de la carga mental, sino también de cómo un diálogo interno negativo puede realmente afectar nuestro cuerpo —desde perder el sueño hasta aumentar el riesgo de enfermedades del corazón—. Es fundamental, entonces, tomarnos el tiempo para transformar esas conversaciones internas en algo más positivo y cariñoso. Ser más amable con uno mismo no solo mejora nuestro estado emocional, sino que también cuida nuestra salud física.

El médico, conferencista y destacado autor español Mario Alonso Puig expone en sus charlas y libros sobre la red neuronal por defecto, describiéndola como ese estado en el que nuestra mente divaga cuando no estamos concentrados en algo específico. En lo laboral, esto se traduce en esos momentos en los que, entre tareas o proyectos, nuestra mente empieza a repasar errores del pasado, anticipar posibles problemas o cuestionar nuestras propias capacidades.

Puig señala que aunque este proceso es natural, puede fácilmente llevarnos a una espiral de pensamientos autocríticos que afectan nuestra confianza y desempeño. La clave está en ser conscientes de cuándo nuestra mente entra en este modo y aprender a redirigir esos pensamientos hacia algo más constructivo. Por ejemplo, en lugar de dejar que los pensamientos negativos se apoderen de ti durante un descanso en el trabajo, puedes aprovechar esos momentos para reafirmar tus objetivos, visualizar resultados positivos o planificar tus próximos pasos con claridad. Este enfoque no solo te ayuda a mantener una mentalidad más saludable, sino que también te permite actuar con más seguridad y efectividad en tu entorno laboral.

Cuando lancé Conecta con tu pasión, fue un desafío grande para mí que saliera a la luz, me sentía muy vulnerable y expuesta. En ese momento afloraron todos mis miedos y traumas de pequeña. Había trabajado meses para hacer realidad ese sueño, sin embargo, una parte de mi me decía: quién soy yo para escribir un libro, nadie lo va a leer, es más de lo mismo, será un fracaso, etc. Unos días previo a la preventa, lo único que quería era esconderme y que me tragara la tierra. No quería salir de mi casa, sentía vergüenza. ¿Qué iban a decir los que me conocían?, ¿mi familia? ¿mis coachees? Temía que descubrieran que era una impostora, que en realidad no era tan competente como aparentaba en las redes sociales. Estas palabras resonaban con fuerza, arraigadas en experiencias pasadas y repitiendo los mensajes que había internalizado desde mi infancia sobre mi propio valor. Con cada nuevo desafío, esas voces se hacían más fuertes, disminuyendo mi confianza y alimentando mis miedos.

Después de que el libro físico llegó a mi casa, me resistí a leerlo por varias semanas. Durante días lo mantuve lejos, evitando enfrentar el miedo a descubrir un error o a que no me gustara algo de cómo había quedado. Fue recién cuando mi querida Pamela Núñez —psicóloga y también autora de Planeta—, durante un viaje de Santiago a Viña del Mar, lo comenzó a leer en voz alta, que volví a conectar con mi propósito. Incluso me emocioné al escuchar mi historia contada por alguien más.

“El hecho de que los recuerdos de la infancia se almacenen en el cerebro no significa que el individuo los recuerde en la vida adulta. Pero en el nivel emocional, están siempre presentes”.

im1 Alice Miller im1

¿Has oído hablar del síndrome del impostor? Yo no sabía que existía hasta que comencé a vivirlo en primera persona. Comprendí lo desafiante que puede ser manejar los sentimientos de duda y autocrítica justo cuando comienzas a brillar laboralmente y el éxito se avecina. Sé que no soy la única; sé que muchos se sienten abrumados por pensamientos negativos y el temor de ser descubiertos como “fraudes” cuando están logrando algo importante en sus trabajos.

Poco a poco fui superando esos pensamientos y sentimientos de “impostora”, y para eso fue importante avanzar con ese diálogo interno que me decía que no era suficiente. En la medida en que avanzaba, comenzaba a reconectar con mi propio valor. Entendí que es posible que nunca se vaya mi impostora, que es parte de mí, pero que no dejaré que sea un obstáculo en mi camino. En paralelo, he ido cuestionando mis pensamientos negativos y aprendiendo a valorar mi progreso y aporte al mundo. En vez de pensar; ¿quién soy yo para hacerlo?, me pregunto: ¿en quién me tengo que convertir para hacerlo realidad?

Recuerdo una charla a la que asistí en la que se enfatizó que este fenómeno del “síndrome del impostor” es común en personas de todos los géneros y se puede manifestar de diversas formas, ya sea en el trabajo o en la vida personal. Y así lo he visto en los procesos de coaching que lidero, tanto hombres como mujeres lo experimentan. Creo que los hombres no lo verbalizan tanto y por eso, quizás, se cree que afecta más a las mujeres. Lo cierto es que no distingue edad, género ni profesión. Surge de lugares comunes para todos, como la exigencia personal desmedida o el miedo a no estar a la altura.

A menudo, quienes sufren de este síndrome no se dan crédito por sus éxitos, atribuyendo sus logros a la suerte o factores externos. En mi práctica, trabajo con un enfoque reflexivo y personalizado para ayudar a cada individuo a reconocer sus patrones de autolimitación. Mi objetivo es que puedan ver su verdadero valor y que sientan confianza en sus habilidades. Este proceso no solo modifica la manera en que enfrentas los desafíos laborales, también te ayuda a disfrutar de la vida con mayor liviandad. Podrás apreciar mejoras en tu entorno de trabajo y experimentarás un bienestar más profundo en todas las dimensiones.

Aquí te comparto algunas estrategias útiles para trabajar este tema:


im1Reconecta con tu ser: Dedica tiempo a conocerte, a reconectar contigo mismo y recordar quién eres realmente. Permítete tener un espacio para reconocer tus fortalezas, valores y lo que te hace único. Abraza tanto tus luces como tus sombras, ya que sin sombra no hay luz. También es importante que aprendas a querer tus éxitos y fracasos, ya que son parte de tu historia. Para esto, me gusta mucho un ejercicio que les compartí en mi primer libro: anota en un cuaderno o papel tu maletín de recursos para así enseñarle a tu mente, con evidencia, todos lo que tienes a mano para enfrentar cualquier desafío que se presente.

im1Cambia tu diálogo interno: Para hacer esto, primero te sugiero tomar conciencia de tus pensamientos. Observa qué pasa por tu mente durante el día. Luego, identifica aquellos pensamientos que no te son útiles o que te limitan de alguna manera. Una vez que los hayas detectado, puedes comenzar a trabajar en cambiarlos. Reemplaza esos pensamientos negativos o autocríticos con afirmaciones que te permitan conectar con tu valor como profesional. Este pequeño paso, pero muy poderoso, te permitirá enfrentar los desafíos del día a día con seguridad y confianza.

im1Cultiva la gratitud: Agradece y valora, cada día, cada pasito que estás dando que te acerca a tu mejor versión. La gratitud es sinónimo de abundancia. Nuestra mente tiende a fijarse en lo que falta, pero es importante que pongas foco en el avance para que así tu mente te anime a seguir en ese camino.

im1Cuenta con una comunidad de apoyo: Compartir tus experiencias con personas de confianza puede ayudarte a sentirte comprendido y apoyado. Pide feedback positivo a quienes te rodean. La mente ama la evidencia.

im1Acepta el proceso: Reconoce que el crecimiento personal es un proceso continuo y que es normal sentirse inseguro en ocasiones. No pretendas lograr “X” meta de un día para otro, ya que eso te generará mucha frustración. Permítete cometer errores y aprender de ellos en lugar de buscar la perfección.

im1Actúa con propósito: Conecta con tu “para qué”, ese es el motor y te guiará a ser tu mejor versión. La acción alineada a ti es fundamental para demostrarte a ti mismo de lo que eres capaz. Recuerda que en la acción se encuentra el cambio; sin acción, no hay cambio.

im1Sana tu historia: Explorar tu pasado es clave para entender cómo cada experiencia ha moldeado tu forma de ver el mundo y a ti mismo en el trabajo. Al tomar tiempo para analizar estas experiencias y entender su impacto en tu vida actual, puedes empezar a sanar. Este proceso te ayuda a soltar las cargas emocionales y comenzar a crear tu nueva identidad, que se ama y se valora tal cual es. Acepta tu historia, abraza quién eres hoy y entiende que el pasado no puedes cambiarlo, pero sí como te tratas en el presente.

Mirar tus heridas emocionales y aprender a perdonarte a ti mismo y a los demás no es un proceso que sucede de un día para otro. Requiere de un compromiso constante y mucho trabajo interno. Implica tener la valentía para hacerlo, pero verás cómo empiezas a liberarte de viejos patrones de pensamiento y comportamientos que podrían estar frenando ser tu mejor versión en lo laboral.

“No puedes volver atrás y cambiar el principio, pero puedes comenzar donde estás y cambiar el final”.

im1 C.S. Lewis im1

En mi experiencia personal, sanar mi historia ha sido esencial para alcanzar mi propia definición de éxito. Antes de lanzar mi primer libro, mi vida personal se estaba yendo a pique. Mi relación con mi hijo mayor estaba muy complicada y mi relación con mi madre empeoró bastante de un momento a otro. Me di cuenta de que por mucho tiempo había sido invisible, tenía miedo a salir del cascarón. Querer brillar significó poner límites, sanar quien yo había sido hasta ese momento y perdonarme por el daño que me había hecho al ser tan autoexigente. Tuve que soltar la idea de querer ser valiosa para otros y comenzar a ser valiosa para mí.

Este proceso continúa siendo una parte importante de mi viaje personal y profesional, ya que entiendo que el camino hacia la sanación es un trabajo para toda la vida.

Bajar la autoexigencia y liberarse de la búsqueda de la perfección es fundamental en el trabajo de dejar de darle voz a ese impostor que vive dentro nuestro. Veo bastante en mis coachees que se imponen estándares poco realistas o metas demasiado altas, cargas emocionalmente insostenibles que les impiden disfrutar de sus avances y pequeños logros. Esto, más que ayudarlos a avanzar hacia sus metas, los lleva a una carrera que no tiene fin y que está plagada de frustración. Incluso, aunque algunos han logrado esos objetivos que tanto anhelaban, siguieron pensando que no eran suficiente, que algo faltaba.

¿Te ha pasado que sientes que algo falta? A veces puedes pensar que otros han conseguido más que tú a tu misma edad, que no eres suficiente o incluso que no deberías sentirte orgulloso de tus logros. Es un sentimiento común, como si nunca fuera posible cumplir con todas las expectativas. Es importante que reconozcas este sentimiento y trabajes en él para encontrar esa sensación de plenitud y satisfacción que tanto anhelas. Si no, te aseguro que lograrás el éxito, pero aun así no te sentirás pleno. Parte por celebrar cada paso que te acerca a tu éxito, por pequeño que sea, para que así comiences a valorar quién eres.

Te invito a soltar la idea de “ser perfecto” o “hacerlo perfecto”, los errores son parte de la vida. El verdadero éxito no está en alcanzar la perfección en todo lo que haces, sino en ser un poco mejor cada día, en aprender de tus experiencias, levantarte si te caes y en seguir adelante con fe a pesar de los obstáculos que se te presenten. Ahí está la magia.

“Celebra las pequeñas victorias, porque la suma de ellas te hará grande”.

im1 Álex Rovira im1

Entonces, en lugar de obsesionarte con cada pequeño detalle y castigarte por cada error, te invito a celebrar cada pasito que vas dando alineado a tu mejor versión. Es momento de liberarte de esa mochila de la autoexigencia y hacer un hábito el enamorarte de ti cada día para ser imperfectamente tú mismo.

Ser tu mejor coach

Cuando me contactaron recientemente desde mi editorial para solicitar una charla para el equipo de trabajo, lo primero que cruzó por mi mente fue un diálogo interno lleno de dudas: ¿Quién soy yo para hacer eso? No estoy a la altura. ¡Qué vergüenza! Este tipo de pensamientos ya no me sorprenden, se han vuelto predecibles para mí. Me siguen afectando, pero en lugar de dejar que me dominen, he aprendido a detenerme y abordarlos con amor y comprensión. Avanzar de la mano de ese diálogo interno me permite demostrarle a mi cabeza que soy mejor de lo que esa parte de mí sugiere. De cierta forma, le quito el poder. Me permito no caer en la trampa del síndrome del impostor.

Hace un tiempo leí una frase —de autor desconocido— que resonó conmigo: “La única persona con la que vas a convivir toda la vida es contigo mismo”. Y es tan cierto. Somos nuestra compañía más constante, la voz que nos habla y acompaña más seguido. Entonces, ¿por qué no elegir amarnos incondicionalmente? ¿Ser nuestro mejor coach frente a los desafíos de la vida? Es hora de abrazarnos y cultivar un amor auténtico hacia nosotros mismos. Imagina el impacto que tendría si desde hoy comenzaras a cambiar tu diálogo interno por uno positivo y amoroso.

Entender cómo te ves a ti mismo en tu ambiente laboral es crucial para tu bienestar y éxito profesional. Piensa en tu autoestima laboral como el motor que impulsa tu carrera. Refleja cómo valoras tus habilidades, logros y contribuciones en el trabajo. Cuando esta autoestima es fuerte, te sientes seguro de ti mismo, competente y valorado por tus colegas. Esta confianza te equipa para enfrentar nuevos desafíos con una actitud positiva, como el profesional capaz que realmente eres.

Pero si tu autoestima no está en su mejor momento, es posible que te sientas inseguro y empieces a dudar de tus capacidades, lo que impacta en tus resultados y contribución como profesional. Reconocer y trabajar en mejorar cómo te ves a ti mismo en el trabajo puede abrirte a nuevas oportunidades y logros en tu carrera.

En estos seis años trabajando con diferentes coachees —de distintas profesiones y niveles de experiencia—, la gran mayoría que llega al programa “Conecta con tu pasión” muestra una baja autoestima laboral en su discurso. Si bien tienen experiencias laborales muy exitosas y han logrado bastante hitos, internamente no se sienten suficientes ni orgullosos de sus resultados. Subestiman lo que han hecho, centrándose más en lo que les falta o comparándose con otros que tienen un estatus mejor que el de ellos. Esto, en gran parte, se relaciona con su historia personal y los diálogos internos que incorporaron a temprana edad.

Existe una gran diferencia entre cómo los demás los ven y cómo se ven a sí mismos. Ante esto, lo que hacemos es acortar esa brecha para que comiencen a mirarse con amor y orgullo. Cada persona tiene un potencial enorme que merece ser reconocido y valorado, y mi misión como coach es que más personas puedan reconectar con su seguridad y confianza, celebrando así sus avances diarios.

Reflexionar sobre nuestra autoestima laboral es como hacer una pausa para evaluar cómo hemos crecido a lo largo de nuestro camino profesional. A veces, el ambiente en el que trabajamos o las experiencias pasadas pueden dejarnos sintiendo que no somos suficiente. He visto cómo la crítica constante o la falta de reconocimiento puede afectar la confianza de una persona.

“Si tu autoestima es baja, lo que tu mente te dice es que no te ‘has ganado’ que te quieran”.

im1 Ana Ibáñez im1

Si alguna vez te has sentido así, recuerda que no estás solo. Muchas personas pasan por lo mismo, y hay formas de trabajar en ello. Por ejemplo, algo tan sencillo como escribir un diario puede ayudarte a procesar esas experiencias laborales pasadas. También el aprender a perdonarte y a perdonar a otros puede liberarte de muchas cargas. Y no olvides tus logros: celebra cada uno de ellos, porque son prueba de tu competencia y habilidad.

También he notado una tendencia a compararnos con los demás. Esto puede hacer que olvidemos nuestro propio valor. Por lo mismo, intenta concentrarte en tu propio crecimiento; cada uno tiene su ritmo.

La cultura de la empresa también juega un papel crucial. Un entorno que solo se fija en los errores puede hacerte sentir que nunca haces nada bien. Por lo mismo, intenta fomentar un ambiente donde se celebren los logros, tanto los tuyos como los de tus colegas. Y ojo: también es válido cuestionarse si el lugar en el que estás es uno donde puedes brillar con tus luces y sombras, de lo contrario busca el valor para hacer un cambio.

“Si te equivocas de tren, bájate en la primera estación, que cuanto más tardes en bajar, más caro es el viaje de vuelta”.

im1 Anónimo im1

Lidiar con el estrés prolongado es como correr una maratón sin fin; te deja exhausto y sintiendo que ya no puedes más. Aprender a cuidar de tu bienestar físico y emocional, estableciendo límites claros y practicando técnicas de manejo del estrés, es un pilar fundamental para desplegar tu potencial.

Nazareth Castellanos explica que cuando fallamos y nos autocriticamos duramente, la corteza cingulada —parte esencial del cerebro para tomar decisiones— no aprende de la experiencia. Agrega que estudios de Stanford han demostrado que si nos tratamos con amabilidad después de cometer un error, no solo aprendemos mejor, sino que esta área del cerebro crece. Estos hallazgos subrayan cuán crucial es la autocompasión para nuestro aprendizaje y cómo nuestro cerebro se adapta.

Entender lo anterior ha generado un cambio fundamental tanto en mi propio desarrollo personal como en mi trabajo apoyando a otros. Muchos crecimos con la idea de que ser duros con nosotros mismos nos haría más fuertes o más capaces, logrando así el éxito. Esta creencia está en el inconsciente colectivo, especialmente cuando enfrentamos situaciones difíciles, en donde en vez de abrazarnos nos retamos e insultamos. Lamentablemente, podemos llegar a ser nuestro peor enemigo.

Recuerdo claramente un día en que después de haber trabajado duro en una propuesta para dar charlas en una prestigiosa universidad, me la rechazaron sin siquiera darme una razón. Me sentí muy frustrada. De inmediato se activó en mí un diálogo interno muy negativo y fue cuando me di cuenta de lo cruel que podía ser conmigo misma. Me repetía cosas como “no eres lo suficientemente buena” y “¿por qué no lo hiciste mejor?”. Estas palabras no hacían más que seguir hundiéndome y no fue hasta un hermoso proceso de terapia con mi querida psicóloga que aprendí a ser más amable conmigo misma. No fue de un día para otro, tampoco fue fácil y el foco estuvo en hablarme como lo haría con una amiga en la misma situación, dándome amor y recordándome que todos cometemos errores.

Castellanos nos recuerda que dentro de nuestros mecanismos automáticos está esa rumiación constante, ese diálogo interno que a veces parece infinito. Y aunque puede ser molesto, tiene una función clave: nos ayuda a consolidar recuerdos y a anticipar lo que viene. El problema aparece cuando este diálogo empieza a tomar demasiado espacio en nuestra vida diaria, robándonos paz y llenándonos de insatisfacción. Cuando permitimos que ese ciclo mental nos controle, perdemos la capacidad de enfocarnos en lo que realmente importa, quedándonos atrapados en pensamientos que solo nos desgastan y no nos permiten avanzar.

“La mejor manera de contrarrestar la crítica destructiva hacia uno mismo consiste en entenderla, sentir compasión por ella y finalmente sustituirla por una respuesta más amable”.

im1 Kristin Neff im1

Durante años fui mi peor crítica y me costó mucho empezar a cambiar esa voz interna tan dura por una más amable y alentadora, pero lo hice y la transformación ha sido increíble. Como coach, lo he visto en muchas otras personas: cómo cada avance hacia la autocompasión puede fortalecer la autoestima y la confianza en el trabajo.

El primer paso es identificar los pensamientos negativos y empezar a sustituirlos por afirmaciones compasivas. Esto hay que hacerlo un hábito y, como todos, toma tiempo. No es fácil, lo sé, pero es absolutamente necesario. Es la actitud que te dará la fuerza y la resiliencia necesarias para enfrentar los retos laborales.

En definitiva, cada vez que te muestras amor propio en el trabajo, te acercas más al éxito y a sentirte realizado profesionalmente. ¿Te ha pasado alguna vez algo similar?

Los tres componentes fundamentales de la autocompasión, según la psicóloga y mayor referente en el estudio del tema, Kristin Neff, son:

1. Amabilidad contigo mismo

Imagina que has cometido un error en un proyecto importante. En lugar de castigarte por ello y activar tu crítico interior, intenta ser amable contigo mismo. Recuerda que todos cometemos errores, es parte del proceso de aprendizaje. Es importante reconocer qué emociones y pensamientos surgen de ese evento, pero también tratarte con comprensión y amabilidad. Tu éxito requiere que puedas sacar algo en limpio de cada experiencia.

2. Humanidad compartida

Cuando te sientes abrumado por la carga de trabajo, es útil recordar que no estás solo en esto. Tus colegas también pueden estar lidiando con estrés y presión. En lugar de sentirte aislado, reconoce que todos enfrentamos desafíos laborales. Cultivar la empatía hacia ti mismo y hacia los demás puede ser un gran alivio. Comprender que hay más personas pasando por lo mismo o por otros desafíos es sanador, nos da perspectiva y nos saca del egocentrismo propio del ser humano.

3. Conciencia plena

Practicar la atención plena en el trabajo es realmente centrarte en el aquí y ahora. Significa abrazar tus experiencias laborales tal como son, sin caer en juicios o sobrerreaccionar. La mente tiende a querer clasificar y explicarse todo, pero la invitación es que independiente de lo que pase en tu exterior, tú concentras la atención en tu respiración. Por ejemplo, si estás en una reunión con tu equipo, estás escuchando atentamente y sintonizando con cada uno de ellos. Dejarás de estar pensando en lo que pasó hace 10 minutos o en la reunión que viene posteriormente. Estar plenamente presente te permite escuchar y conectar con esa persona. Esto te ayudará a tomar mejores decisiones.

Incorporar estos principios de autocompasión en tu vida laboral puede ayudarte a tener una relación más saludable contigo mismo y con quienes te rodean. También podrás enfrentar los desafíos con mayor resiliencia y adquirir más confianza.

Para mí, aprender a estar plenamente presente en el trabajo cambió todo. Antes solía reaccionar impulsivamente a cualquier problema y eso solo aumentaba mi estrés. Ahora me esfuerzo por responder con calma y buscar soluciones de manera más serena. Esto me ha permitido tomar decisiones que realmente se alinean con mis valores y objetivos.

¿Cómo podemos cultivar este hábito en nuestra vida laboral diaria?

Los pequeños pasos pueden marcar una diferencia en el corto y largo plazo. Te invito a dedicar unos minutos de tu día a conectar con tu respiración y darte pausas. Asimismo, puedes comenzar a practicar estar en el presente en tus actividades diarias, como en el trayecto de tu casa a la oficina o cuando vayas en el ascensor. Con práctica verás que puedes entrenar a tu mente para estar más presente y ser menos reactiva ante las contingencias propias de tu trabajo.

Imagina que estás en medio de un proyecto con un deadline muy ajustado y estás con sobrecarga laboral. De un momento a otro, la ansiedad se apodera de ti y tu mente se bloquea. Lo normal o usual sería dejarte llevar por esa ola de emociones. Pero esta vez decides hacer algo diferente: te detienes, cierras los ojos, tomas conciencia de tu cuerpo y te concentras en tu respiración. Luego, vuelves a tu trabajo con una mente más clara y serena. En lugar de preocuparte por el plazo o por lo que aún queda por hacer, te concentras en lo que puedes hacer en este preciso momento con los recursos que cuentas. Abordas el desafío de enfocar tu energía en tu zona de control, dejando de preocuparte por aquello que no puedes controlar.

Esta práctica de estar presente realmente puede cambiar la forma en que manejamos el trabajo diario. Y cada pequeño acto de amor propio nos acerca más al éxito y a sentirnos realizados profesionalmente.


im1 EJERCICIO: REESCRIBE TU DIÁLOGO INTERNO

Tómate un momento para reflexionar sobre aquellos pensamientos negativos que surgen en ti cuando aparece el síndrome del impostor. Completa la tabla con al menos cinco situaciones:

SITUACIÓN

PENSAMIENTO AUTOMÁTICO

Ahora, cuestiona esos pensamientos. Una vez que los hayas identificado, es crucial preguntarte si realmente tienen base. ¿Hay alguna prueba concreta que los respalde? Busca evidencias que desafíen esas ideas:

PENSAMIENTO AUTOMÁTICO

PRUEBA QUE LO RESPALDE

EVIDENCIA QUE LO DESAFÍE

Luego, imagina que eres tu mejor amigo, ese que te quiere y valora profundamente. Piensa en lo que te diría en la misma situación. ¿Cómo te animaría a ver las cosas de manera más positiva y realista? Escribe esas palabras de aliento que necesitas escuchar en esos momentos:

Finalmente, te sugiero mantener un diario de pensamientos. Cada vez que te sorprendas teniendo una idea negativa sobre tu valor como profesional, anótala. Después, cuestiona ese pensamiento: ¿Qué o quién dice esto?, ¿es ciento por ciento verdad?, ¿quién sería sin ese pensamiento? Este sencillo ejercicio te ayudará a tomar control sobre tus pensamientos y a gestionarlos a tu favor. Cada pasito te permitirá ir construyendo tu nueva identidad.

im1 EJERCICIO: CARTA DE AMOR A TI MISMO

Busca un lugar tranquilo y cómodo donde puedas sentarte a escribir sin interrupciones.


1.Empieza por detallar todas las razones por las que mereces alcanzar el éxito que deseas. Abre la carta con un saludo afectuoso hacia ti mismo, algo como: “Querido [tu nombre],”.

2.Exprésate amor y gratitud. Reconoce las cualidades, fortalezas y logros que te hacen ser quién eres. Podrías escribir algo como: “Quiero decirte cuánto te admiro. Eres una persona increíblemente valiosa y única por…”.

3.Recuerda y describe los momentos o experiencias en los que te has sentido especialmente orgulloso de ti mismo. Menciona tus logros y las veces que has superado desafíos. Podrías añadir: “Recuerdo cuando [describe un logro o momento de superación]. En ese momento, me sentí tan orgulloso de ti y de todo lo que has logrado”.

4.Anímate a seguir adelante en los momentos difíciles. Podrías incluir: “Sé que hay momentos desafiantes, pero quiero que recuerdes lo fuerte y capaz que eres”.

5.Concluye la carta con un mensaje de amor y aceptación incondicional: “Te amo incondicionalmente. Eres suficiente, mereces brillar laboralmente”.

Después de terminar de escribir la carta, permítete conectar con las emociones que fueron surgiendo. Guárdala en un lugar cercano, donde puedas leerla siempre que necesites un recordatorio de tu valor como profesional.

No hay una manera correcta o incorrecta de escribirla; lo importante es que sea sincera y salga desde el corazón. Y más importante aún, recuerda que puedes ser tu mejor apoyo en este camino. Permítete ser amable y comprensivo con tu proceso.

Deja aquí tus reflexiones y aprendizajes de este capítulo:

Enamorarte de ti es el primer paso para liberar todo tu potencial en el trabajo. No se trata solo de una idea cliché, es una práctica diaria que necesitas cultivar con intención. Cada vez que decides amarte, reconocer tu valor único y priorizarte, estarás construyendo la base de todo lo que vas a lograr en tu vida laboral.

Al enamorarte de ti no solo te conviertes en tu mejor versión, sino que también inspiras a los que te rodean a hacer lo mismo. Ahora es momento de convertir este amor en un hábito. Cada decisión, cada acción y cada pensamiento alineado con la valoración de quién eres te llevará a ser irresistible en tu vida laboral y a disfrutar del éxito que mereces.

Aunque este es solo el primer paso, es la raíz que permitirá que todo el árbol de tu crecimiento florezca. Haz de este trabajo interno una práctica constante. Vuelve el amor por ti un hábito y verás como no solo se transforma tu trabajo, sino también cada aspecto de tu vida.

im1