A la enfermera de hospital, que, con su amplio conocimiento teórico y técnico actual, sigue siendo luz y alegría en el despertar y vivir diario del enfermo encamado, cercanía esta última imprescindible, e inaplicable muchas veces por el médico.
Al médico rural, a veces infravalorado en su sabiduría, celo y humanidad desde la terraza tecnológica y confortable del Hospital.
A los Laboratorios Farmacéuticos y sus delegados de ventas por su trabajo, su ayuda a la formación del médico especialista de hospital en los tiempos precarios, y con ello, a la subsiguiente mejora de la Sanidad Pública.