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Universo

Siempre me regí por una idea clara: debía existir un equilibrio entre los Siete Reinos.

El reino de Soberbia es gobernado por un rey poderoso y arrogante. Vive rodeado de riquezas inigualables que le encanta ostentar. Le apasionan el oro, el brillo, el lujo. Disfruta de esa Envidia que genera en los demás, dado que es muy vanidoso.

Los nacidos en este reino son personas egocéntricas y poco empáticas. Su altivez los lleva a ser bastante solitarios. Les gusta alardear, presumir y, sobre todo, destacar por sobre los demás. Les cuesta reconocer errores, son muy autoexigentes y, en caso de equivocarse, tratan siempre de culpar a alguien más.

El reino de Lujuria es conocido por la diversión que invade sus calles. Allí organizan grandes fiestas y cada rincón está invadido por los excesos. Los lujurians son valientes, seductores por naturaleza. Disfrutan embelesar a otros con sus encantos, distrayéndolos con su belleza de apariencia irreal. Es el reino con mayor tasa de nacimientos pero menor tasa de matrimonios. No existen, por lo general, las familias unidas y felices. Las parejas se rompen constantemente, las personas cambian de compañeros todo el tiempo, al sentirse tentados por alguien más. Porque en Lujuria no hay fantasía. Todo se hace realidad. Verdaderamente sus habitantes dan ganas y deseos de todo lo que se pueda imaginar. Y más también. Y hay rumores sobre esclavos sexuales.

Su rey es un adúltero que disfruta de organizar fiestas solo para seducir a hombres y mujeres humildes y poder aprovecharse de esa situación. Es un ser despreciable, y disfruta de serlo.

Gula es un sitio destacado por la delicia de sus frutos y por la voracidad de sus habitantes. Ellos no conocen los límites. La comida es su punto débil, y hasta pueden asesinar por ella. Además, son muy ansiosos. Necesitan consumir constantemente alimentos, bebidas o satisfacer otros vicios, para poder responder a esa pulsión, esa tentación que es parte de su ser. Se dice que la necesidad de comer los ha invadido tanto que los ha obligado a llevar a cabo prácticas terribles, salvajes, como el canibalismo.

El reino de Pereza es un sitio relajado, donde sus habitantes no se sienten movilizados por ninguna causa. Son apáticos, antisociales y viven desmotivados. Es el reino donde menor actividad de rebeldes hay, debido a la falta de voluntad de su población. Allí, las personas son descuidadas, olvidadizas. No tienen deseos ni fuerzas para luchar. Se presenta una alta tasa de depresión, y también de suicidios.

Envidia es un reino complejo, muy conflictivo. Sus habitantes están llenos de resentimiento. No hay buenos lazos allí, no hay amistades sinceras. La obsesión es característica de los envidians. Padecen una fijación enfermiza por lo que poseen los demás, sin tener en cuenta las propias posesiones. Son muy infelices.

El reino de Ira es un lugar muy violento, donde la agresión es moneda corriente. Los rebeldes mueren a diario a causa de los intentos de ataques constantes al rey. Este es autoritario, sangriento y con un hambre de matar insaciable. Los rastreadores de allí son letales, asesinos compulsivos y sanguinarios.

Avaricia es un reino donde la codicia es protagonista. Allí todos quieren ser estrellas, no suelen ser muy compañeros. A los avaricians solo les importa el beneficio propio y obtener una ganancia por todo lo que hacen. Lo importante para ellos es lo material y el prestigio. Las traiciones ocurren a diario, si se obtiene algo a cambio.

Los siete reyes siempre fueron poderosos, pero no me parecía justo que todo mi poder recayera en ellos. Los creé para que parecieran invencibles.

Aunque no lo eran.

También creé su debilidad.

Mi designio, que se hizo popular a través de todo mi territorio, hablaba de los iluminados. Seres mágicos, no humanos, con características sobrenaturales propias de su lugar de origen. Seres que, en conjunto, podían derrotar a los reyes.

Durante mucho tiempo los habitantes de los reinos no creyeron esta historia. La consideraban un cuento de niños. Uno de esos relatos populares que se les relataban a los hijos al dormir.

Tardaron años en descubrir que esto era cierto.

Los iluminados fueron creados para que existiera equilibrio en el poder. Un equilibrio entre el bien y el mal.

¿Pero qué era el bien y qué era el mal? Eso dependía de la elección de cada ser. Cada persona elegía a qué bando defender, pero el equilibrio existía. Me encargué de ello en el momento de crearlo todo.

Determiné que habría siete personas, una nacida en cada reino, que tendrían poderes y habilidades únicas. Siete iluminados que, al unirse, tendrían la fuerza suficiente para poder derrocar a cada rey, destruyendo el encantamiento que une la vida de los siete líderes de cada reino.

Siete personas poderosas que no podían morir por causas naturales, pero sí podían ser asesinadas.

Inmortales, entonces, hasta cierto punto.

Por supuesto que, al principio, cuando se descubrieron los primeros iluminados, fueron asesinados al instante. Los reyes creyeron que con solo matarlos se terminaría su latente amenaza. Eso hubiese sido demasiado sencillo para ellos. No sería equilibrio.

Asesinar a los iluminados no sirve porque, de morir, otro ser nacerá en ese reino del cual proviene la víctima, y con su misma magia, pero mucho más potente.

Determiné que siempre habría un iluminado vivo proveniente de cada lugar.

Los reyes tendrían permanentemente una posibilidad cierta de perder.

Equilibrio.

Pasó mucho tiempo hasta que descubrieron que asesinarlos no era la solución. Cuando comenzaron a relajarse por creer, tontamente, que la mayoría de los iluminados habían sido asesinados… los sorprendí.

No sabían que ya había otros seres poderosos y mágicos, ya nacidos, creciendo entre la gente de su pueblo, con esos mismos poderes.

Escondidos.

Cuando advirtieron que el poder volvía a aparecer, pero en otra persona y con más fuerza, empezaron a conformar los primeros ejércitos de rastreadores. Ejércitos reunidos en cada territorio, formados por hombres y mujeres que habían sido sometidos a duros entrenamientos, cuya misión era detectar a los iluminados y entregarlos al rey.

Obviamente, vivos. Sin excepciones.

Los iluminados son seres maravillosos, únicos. Con un buen uso de sus dones son capaces de pasar inadvertidos.

A pesar de ello, su magia es muy rastreable, y ese es su punto débil.

Su magia deja un aura que las invocadoras son capaces de localizar, y los rastreadores pueden sentir su presencia, porque son entrenados para ello. Algunos lo hacen con mayor facilidad que otros pero, en general, todos pueden seguirles, en mayor o menor medida, el rastro. La cacería iluminatum es su trabajo.

Por esa razón, por ese rastro, algunos iluminados fueron capturados.

Por esa razón, la lucha por mantener el equilibrio en los Sietes Reinos nunca se acaba.