
Tu amor abrió una herida porque
todo lo que te hace bien
siempre te hace mal.
Tu amor cambió mi vida
como un rayo para siempre
para lo que fue y será.
Tumbas de la gloria, Fito Páez.
Vamos a hablar de PLATÓN, pero es imposible hablar de Platón sin hablar de SÓCRATES. La relación entre Platón y Sócrates es una de las más conocidas en la historia de la filosofía. Eso sí, ese vínculo fue más importante para el primero que para el segundo. Para Sócrates, Platón era uno más entre otros... o al menos él murió creyendo eso. Sócrates jamás se enteró de que, gracias a Platón, terminó siendo una estrella de la filosofía. ¿Por qué? Porque la muerte de Sócrates cambió la vida de Platón como un rayo para siempre y, en especial, la trágica manera en la que murió. La ira e indignación por su muerte fue lo que llevó a Platón a escribir todo lo que escribió sobre él, a volverlo un héroe, quizás en una búsqueda desesperada de justicia. Veamos lo que pasó.
Estamos en Atenas en el siglo IV a. C. y Sócrates es un filósofo maestro de Platón. No en un sentido convencional, no hay una escuela, y además Sócrates afirma que él solo sabe que no sabe nada así que dice no tener mucho para enseñar. Para entender qué piensa un filósofo, tenemos que saber con quién se está peleando, porque la filosofía no es otra cosa que una discusión eterna a lo largo de la historia. Como dice Heráclito —un gran filósofo griego, anterior a Platón—, la polémica es la madre de la filosofía.
Los enemigos de Sócrates son los sofistas, ellos son relativistas. “El hombre es la medida de todas las cosas”, dice Protágoras, uno de los sofistas más importantes. Esto quiere decir que no existe una única verdad que valga para todos, sino que cada uno tiene la suya propia. Los sofistas trabajan ayudando a cada persona a defenderla con buenos argumentos a cambio de dinero.
Esto vuelve loco a Sócrates, que ve que todos los problemas que tiene Atenas se deben a que si no existe la verdad, entonces cualquier cosa puede ser posible, y eso es peligroso. Cada uno puede andar por ahí diciendo que es verdadero algo que no es y afirmando que sabe cosas que en realidad no sabe. Si todos opinan, nadie sabe. Para Sócrates sí hay una verdad, sí hay una única definición verdadera de las cosas. O sea, no importa cuántas opiniones haya, por ejemplo, sobre la belleza: la belleza es una sola. Lo mismo pasa con la justicia, ¡imagínense el desastre que ocurriría si cada uno se rigiera por su propia idea de lo que es la justicia!
¿Qué hace Sócrates para derrotar a los sofistas? Camina. Camina y les pregunta de forma insistente a las personas qué opinan de las ideas como la belleza, el amor o la justicia. Esto lo convierte en un ser insoportable para muchos, no es muy divertido que te persigan por la calle haciéndote preguntas y que encima te digan que todo lo que decís está mal. Hablar con Sócrates es estar en una discusión y perder siempre.
Es que ese es su método: lograr que cada persona admita que está equivocada en lo que opina porque ahí recién va a estar en condiciones de buscar la verdad. Quiere que todos reconozcan que, en realidad lo que creen saber no es verdad, que opinan sin tener conocimiento. Solo reconociendo que no sabés la verdad podés llegar a ella... porque los soberbios no aprenden nada, ¿no?
Sócrates está convencido de que conocer la verdad acerca de la justicia, permite ser justo. El que conoce el bien, lo hace. Por el contrario, el que hace el mal, lo hace por ignorancia. Nadie quiere ser malo o injusto voluntariamente, es solo una cuestión de desconocimiento. Para hacer las cosas bien, hay que conocer sobre ellas.
Lo que hay que hacer para mejorar la situación en Atenas es lograr que todos conozcan la verdadera idea de justicia y la verdadera idea del bien. Perfecto, ahora... ¿Dice Sócrates cuáles son esas esas verdades? Jamás. Solo dice que existen.
Aun así, Sócrates es una celebridad en Atenas y es seguido por muchos jóvenes. Uno de esos fans es Platón. Platón lo sigue y lo escucha. ¿Lo ama acaso? ¿Puede ser la relación maestro-discípulo una de las formas del amor? Como cuando escuchás en el aula a ese profesor o profesora que te gusta, sin importar que la clase sea un lunes a las 7 a. m. o un viernes a última hora. Así escucha Platón a Sócrates.
Pero tenemos un problema.
Sócrates es condenado a muerte. Lo acusan de corromper a los jóvenes atenienses con su filosofía, de llenarles la cabeza con ideas absurdas. Platón se desespera con esta acusación, no solo porque ama a su amigo y maestro, sino porque la considera totalmente injusta. Hay un juicio en Atenas. Todos los ciudadanos están esperando a ver qué pasa con Sócrates. Él intenta defenderse con un discurso que se llama Apología de Sócrates. A Sócrates le dan una alternativa: puede evitar la muerte pero solo si deja de hacer filosofía. Tratan de convencerlo de que se escape de la cárcel. No lo logran. Sócrates elige la muerte tomando un veneno que se llama cicuta. Prefiere morir siguiendo sus valores: la ley lo condenó y él cree que la ley debe ser respetada. Sus discípulos están devastados. Sócrates muere frente a todos ellos, aunque Platón no puede asistir a su muerte porque está enfermo ese día. El maestro muere dando una lección de filosofía.
Platón, angustiado e indignado, se da cuenta de que los ciudadanos de Atenas, una ciudad reconocida por su sabiduría y poder, lejos de ser cultos, educados y sabios, están en verdad mal educados y no tienen idea de lo que significa la justicia. Haber condenado tan injustamente a Sócrates es terrible e imperdonable. La muerte de Sócrates destroza el mundo de Platón. Evidentemente las ideas de los sofistas han logrado penetrar en lo más profundo de la sociedad, las personas creen que saben qué es la justicia, pero son ignorantes. Es necesario que las ideas de Sócrates ganen, que prevalezcan.
Aunque Platón se encuentra con un obstáculo.
Sócrates no escribió ni una sola palabra de lo que pensaba. Ni una. ¿Qué hacer? ¿Qué hacer con el amor que siente, con la angustia, la ira y la desesperación?
Platón escribe. ¿Qué escribe? Las ideas de Sócrates. Pero el tema no es solo qué, sino cómo las escribe. Antes de interesarse por la filosofía, Platón había intentado escribir tragedias, que son historias redactadas en forma de diálogo. Y luego de la muerte de Sócrates, decide escribir filosofía en forma de diálogo. Esto es algo absolutamente novedoso y único de Platón. Escribe las ideas de Sócrates en boca de Sócrates mismo porque, como no podía ser de otra manera, su maestro es el protagonista de todos los diálogos platónicos. Son diálogos en los cuales Platón hace hablar a Sócrates con diferentes ciudadanos atenienses sobre la justicia, la belleza, la valentía, el amor. Leer los diálogos de Platón es ver a Sócrates vivo, como si nunca hubiese muerto. Ocurre la magia y el discípulo le regala a su maestro la inmortalidad. ç
¿Podemos decir que en este caso el amor venció a la muerte? ¿El amor venció al olvido? La relación entre el amor y la muerte es compleja. A ver, no es lo mismo dejar de ver a alguien porque no querés o porque te dejó de atender el teléfono. La muerte ocurre cuando esa persona o aquello que amás deja de existir y el temor es que todo lo que te unía a él, a ella, o a eso, también desaparezca para siempre, ¿no? ¿No le pasa eso al protagonista de la película Eterno resplandor de una mente sin recuerdos? Ella no se muere, pero él se desespera porque todo lo que le recuerda a ella está dejando literalmente de existir.
A algunos, la desesperación por la injusticia cometida hacia aquello que se ama los lleva a escribir canciones, a hacer películas, a la militancia. A Platón lo llevó a escribir, que es también una forma de militancia. Hay una enorme necesidad de que el ser amado no muera, de que él y lo que él representó no caigan en el olvido.
Es gracias a Platón que Sócrates siguió de alguna manera vivo, caminando y preguntando, convirtiéndose en un auténtico rockstar de la filosofía. Lo que hizo Platón no fue solo por amor a Sócrates, fue por amor a una idea de justicia y por amor a Atenas. Veamos entonces qué dice Platón, en boca de Sócrates, sobre el amor.