INTRODUCCIÓN

Cuando me preguntaron si quería actualizar mi libro How to Talk to Your Cat [Cómo hablar con tu gato], pensé que era el momento perfecto. El libro original se publicó antes de que tuviera hijos y llegara a ser la directora ejecutiva de la organización benéfica International Cat Care. El interés generalizado por el comportamiento de los gatos estaba en sus inicios: las primeras reflexiones sobre sus «comportamientos problemáticos» en nuestros hogares (que calificamos de «problemáticos» los dueños, pero que son naturales para los gatos, y que normalmente no se dan en casa, como ensuciar) y los debates sobre sus causas y soluciones no habían hecho más que empezar, lo que a su vez fomentaba el interés por entender la conducta felina en general. Aunque se sabía más sobre los perros, ya había algunos pioneros dedicados a la comprensión de los gatos, y el interés iba en aumento.

A lo largo de los últimos treinta años hemos aprendido mucho sobre los gatos, se están llevando a cabo más investigaciones y no dejamos de adquirir nuevos conocimientos. He tenido la suerte de que la organización benéfica para la que trabajaba contara con una amplia base de conocimientos sobre los gatos en todas las situaciones en las que vivimos y trabajamos con ellos: International Cat Care invierte mucho en la salud de los gatos a través de su división veterinaria, y teniendo en cuenta que la salud física y mental están tan estrechamente relacionadas en los gatos, es muy importante tener buenos conocimientos sobre ambas. También aporta un enfoque científico a la hora de intentar averiguar qué es lo mejor para los gatos, siendo comprensivos con sus sentimientos, pero no excesivamente emocionales, manteniendo una actitud humilde y estando abiertos a la hora de entendernos a nosotros mismos y saber cuáles son nuestras necesidades; al mismo tiempo, tenemos que ser prácticos: la perfección no es posible, pero una forma equilibrada de ver a los gatos y saber de qué modo puede afectarles lo que hacemos y cómo comunicarnos mejor con ellos puede ayudarnos a convivir en armonía.

Los amantes de los gatos siempre han dicho que los suyos tienen una notable individualidad y un carácter propio, y que pueden ser muy distintos entre sí. Durante los años que trabajé en International Cat Care, la organización se esforzó por comprender el comportamiento de los gatos y utilizarlo para encontrar soluciones que mejoraran los cuidados que les dedicamos: desde la gestión de la población hasta la estrecha convivencia que mantenemos con ellos, la cría, la atención veterinaria y cualquier otra forma en que interactuemos con ellos.

He tenido la suerte de trabajar con reconocidos expertos en el comportamiento de los gatos, como Vicky Halls, autora de Cat Detective [Gato detective] y Cat Confidential [Gato secreto], y Sarah Ellis, autora de The Trainable Cat(Adiestra a tu gato: cómo hacer que tu gato y tú seáis más felices),1 así como con especialistas de renombre mundial en salud felina. Entre todos exploramos la relación entre los gatos y las personas, y en todo momento nos mantuvimos al día sobre los nuevos hallazgos a fin de poder ofrecer a todos los dueños y las personas que trabajan con gatos una interpretación pragmática sobre sus descubrimientos. Vicky acuñó una frase que ahora es uno de los principios básicos de la organización: «Respeta la especie, comprende al individuo», que aúna nuestra amplia comprensión de lo que son los gatos con lo que hace que cada uno de ellos se comporte del modo en que lo hace, cómo es su carácter, qué le gusta y qué no le gusta, cuáles son sus necesidades particulares y cómo adaptamos nuestras interacciones para cuidar mejor de nuestros gatos y mejorar nuestras relaciones con ellos. A lo largo de este libro me referiré con orgullo al trabajo de International Cat Care y a las personas que tanto han contribuido a nuestro conocimiento de los gatos y su bienestar. Es una organización estupenda que durante años ha liderado nuestra forma de pensar sobre los gatos, y sigue haciéndolo. Su página web, <www.icatcare.org>, es una mina de oro para quienes deseen aprender más sobre ellos.

El título del libro se refiere al hecho de «hablar» con nuestro gato porque, como humanos que somos, recurrimos mucho a la comunicación verbal debido a la riqueza lingüística y de vocabulario que poseemos. Pero se nos olvida que cuando hablamos con una persona, si bien escuchamos sus palabras para entenderla, también tenemos en cuenta su lenguaje corporal, las expresiones faciales y el tono de voz. Utilizamos lo que sabemos sobre nuestra especie para interpretar lo que está ocurriendo usando la empatía y siendo conscientes de lo que es importante para las personas y lo que es probable que hagan. Sin esos conocimientos no podemos establecer una buena comunicación. Por eso, a la hora de «hablar» con nuestros gatos, es de vital importancia poseer el mayor conocimiento posible con el objeto de interpretar correctamente qué quieren comunicarnos. Al «hablar» no solo debemos incluir palabras, sino también acciones, y reaccionar del mejor modo posible a lo que estén haciendo, teniendo en cuenta al mismo tiempo cómo les influye el entorno. Comunicarse con una especie diferente no es fácil: tenemos que actuar como detectives y hacernos una idea de cómo son nuestros gatos y cómo se comportan, así como tener conocimientos sobre la especie en general. Saber cómo se comportan nuestros gatos y cómo suelen reaccionar es extremadamente útil, no solo para comprenderlos, sino también para que podamos notar cuándo cambia su comportamiento, lo cual podría deberse a una enfermedad o a algo que les esté provocando inquietud o estrés.

International Cat Care ha formado parte de mi vida durante más de veintiocho años, hasta mi reciente jubilación. Por casualidad, uno de los ponentes del congreso veterinario de la organización, que se celebró justo antes de mi jubilación, fue Dennis Turner, uno de los primeros investigadores y escritores dedicados al estudio de los gatos y su comportamiento. Su libro, escrito con Patrick Bateson y titulado The Domestic Cat: The Biology of its Behaviour [El gato doméstico: la biología de su comportamiento], está en la estantería de cualquier persona interesada en el comportamiento de los gatos y ha estado en la mía durante más de treinta años, por lo que fue todo un honor conocerlo. En su ponencia mencionó de pasada que «el gato es el animal con más individualidad», y sus palabras me llamaron mucho la atención. Le pedí que desarrollara la idea: ¿quería decir que los gatos tienen un comportamiento más individual que otros animales? La verdad es que yo no había pensado en los gatos desde ese punto de vista. Me respondió como el científico que es:

En todos y cada uno de los análisis multivariantes de datos de gatos en nuestros estudios, las «diferencias individuales» (la individualidad) siempre han resultado ser el factor más significativo y hemos tenido que «aislarlo» para determinar la influencia de otras variables. Ningún estudio del comportamiento de los perros (u otras especies) que se haya publicado (que yo sepa) ha encontrado o mencionado esto.

La cita anterior suena muy científica y estadística (lo cual es necesario en una investigación), pero apunta a que los gatos tienen fuertes caracteres individuales que afectan a su comportamiento. Estudiar el comportamiento humano no es fácil, ¡y parece que investigar el comportamiento de los gatos es aún más difícil! Pero la idea del individualismo me pareció muy acertada, y era aún más relevante teniendo en cuenta el enfoque de la organización: «Respeta la especie, comprende al individuo», pues lo unía todo, y al mismo tiempo me hizo reflexionar sobre lo que esto significa para los dueños y la forma en que cogemos la información que tenemos sobre los gatos, su salud y su conducta, y la aplicamos a los nuestros.

La primera edición de este libro contenía muchos datos y cifras (como el número de músculos necesarios para mover las orejas o la frecuencia a la que oyen los gatos) que he omitido en esta revisión para centrarme en un enfoque más psicológico de nuestra comprensión de estos animales. Mi objetivo es que todos pensemos en los gatos y entendamos su carácter, que seamos conscientes de lo que les decimos —no solo con palabras, sino también a través del lenguaje corporal y la forma en que nos comportamos con ellos— y que nos animemos a observar cómo reaccionan ante nosotros y a considerar cómo reaccionamos nosotros en respuesta a las señales que nos dan. Quiero que seamos capaces de utilizar nuestros sentidos y que sintamos curiosidad por nuestros gatos. Veremos que en algunas de las investigaciones que menciono hay personas que han intentado etiquetar a los gatos según el tipo de carácter que tienen. Esto es necesario cuando uno intenta orientarse entre todo lo que hacen los gatos y averiguar por qué lo hacen y qué influye en un comportamiento determinado, pero por más que nos guste poner una etiqueta a las personas y a las mascotas, y meterlas en un cajón, a veces puede ser una forma de aislarlas y limitar nuestra forma de interpretar lo que hacen, al tiempo que también disminuimos nuestra capacidad de ver las diferencias de comportamiento causadas por las circunstancias o la salud.

Los gatos son complejos y no suelen transmitir mucho de sí mismos, pero podemos aprender bastante si los escuchamos y nos fijamos en ellos. Yo no soy una investigadora experta ni tengo ninguna titulación en comportamiento animal, pero a lo largo de los años he trabajado con muchas personas que tenían estas dotes y solía ser yo la que hacía las preguntas tontas o del tipo «pero ¿por qué?». Durante este tiempo también he vivido con varios gatos y los he observado, viendo cómo cambia su comportamiento a lo largo de los años y cómo reaccionan ante lo que los rodea. Ya sabemos que a algunos gatos no les gusta que los observen de cerca o que se los mire fijamente, así que he intentado observarlos de una forma discreta que no afecte a lo que estén haciendo.

Podemos intentar ser ingeniosos y analizar cada maullido o pequeño movimiento de las orejas, pero es importante tener una visión general para que podamos relajarnos y disfrutar de nuestros gatos, tomándonos cada descubrimiento como una recompensa para entender su mundo, un mundo que es muy distinto del nuestro, pero que podemos compartir muy bien si se dan las circunstancias adecuadas. El objetivo es que podáis entender a vuestros gatos y disfrutar al relacionaros con ellos, por muy distante o estrecha que sea esa relación. Actualizar este libro y reunir todas las ideas de una forma que espero que sea coherente me ha llevado a observar de nuevo a mis gatos y volver a preguntarme «pero ¿por qué?».

El enfoque que voy a adoptar consiste en analizar cómo perciben el mundo para que seamos capaces de reconocer su lenguaje corporal y algunos de sus comportamientos básicos, y así poder entender qué afecta a esas conductas y qué forja el carácter de un gato. Al principio, lo haremos sin referirnos a las personas, solo para sentar las bases y hacernos una idea de la «esencia» de los gatos. Después empezaremos a introducir los elementos que complican la relación entre gato y dueño (¡nosotros!): qué efecto tenemos en su vida; cómo podemos interpretar del mejor modo posible la comunicación que se produce entre nuestras especies, tan distintas, y cómo podemos empezar a mirar a nuestros gatos de otra forma, con una mente abierta y disfrutando al comprender, aunque solo sea algunos detalles, lo que realmente nos están comunicando con la conversación mental y corporal que mantienen con nosotros. Nada de esto es inmediato. Por eso, cuanto más tiempo vivamos con un gato, mejor llegaremos a entenderlo; y, desde luego, puede que otro gato tenga otro carácter muy distinto, con lo que tendremos que reconstruir toda la información para comprenderlo. Pero si lo escuchamos y le hablamos del modo correcto, ¡el proceso será mucho más rápido!

También analizaremos lo que los gatos necesitan y quieren, y lo que pueden pensar de nosotros, y trataremos de descifrar los defectos de nuestro enfoque humano y el efecto que pueden tener ciertos aspectos, como la cría o la adopción de un enfoque antropomórfico, que en ocasiones no es especialmente agradable para ellos. Espero que al final nos sintamos seguros a la hora de captar las señales de nuestro gato y sepamos reaccionar de forma que podamos entablar una relación más estrecha y satisfactoria.

En este libro he incluido más pensamientos que en el anterior, seguramente porque desde entonces he tenido muchos años para pensar todos los días en los gatos y a lo largo de ese tiempo he ido desarrollando unos sentimientos fuertes en ciertas áreas. Para ser sincera, en algunas de estas áreas puede que se trate de sentimientos basados en frustraciones relativas a nuestras actitudes, ya que a veces no tenemos a nuestros gatos tan en cuenta como deberíamos. He recogido algunas de estas ideas en el libro y, en el capítulo final, he utilizado a modo de ejemplo las observaciones que he hecho de mis gatos: son anécdotas basadas en tres animales. Está claro que analizar el comportamiento de los gatos que tengo ahora mismo no se puede considerar investigación ni ciencia, pero lo utilizo como ejemplo para ilustrar y cuestionar lo que puede significar un comportamiento determinado. Cada gato tiene su forma de ver la vida, y son precisamente estas diferencias las que pueden ayudarnos a aprender sobre todos los gatos en general. Por más que la investigación tenga que centrarse en conductas individuales y tratar de aislar lo que los afecta, todo esto es mucho más complicado en la vida diaria al convivir con nuestros propios gatos, por lo que hay que interpretarlo de una manera pragmática y comprensiva.

Me he referido a nuestros gatos como mascotas o gatos de compañía, pero estoy convencida de que los lectores saben que no pienso en ellos como meros animales domésticos y, de todas formas, tampoco tengo que llamarlos de otro modo para fomentar nuestra empatía con ellos. Espero que sea obvio que adoro a los gatos y los respeto, así que no creo que tenga que disculparme por ello y deseo que prevalezca la esencia del mensaje. También escribo dueño en lugar de cuidador porque estoy acostumbrada a hacerlo así, y porque la mayoría de la gente lo entiende y no necesita que se la convenza de que vivir con nuestros gatos va mucho más allá de «poseerlos» y cuidarlos lo mejor que podamos, ¡y de que muchas veces son ellos los que nos cuidan a nosotros!

Cuando nos acostumbramos a las cosas que forman parte de nuestra vida, podemos empezar a darlas por sentado, y hoy en día a los gatos se los tiene como mascotas en todo el mundo. ¿Qué pensaría un extraterrestre de una especie que convive estrechamente con otra tan distinta? Quizá deberíamos tomar distancia y ver las cosas desde ese punto de vista para darnos cuenta de lo que es lógico y lo que puede ser más bien extraño o unilateral..., ¡o lo que no tiene ningún sentido! El gato tiene mucha fama en todas las redes sociales del mundo, y muchas veces lo que vemos pueden ser comportamientos extremos debidos al miedo o un profundo afecto. ¿Podemos esperar entonces que todos los gatos sean iguales, sin tener en cuenta lo que es realmente un gato? ¿Ha cambiado nuestra actitud hacia los gatos o la forma en que esa actitud los afecta y el modo en que nos relacionamos con ellos?

En unos cien años, los gatos han pasado de ser animales que vivían cerca de nosotros y actuaban como controladores de plagas a convertirse en miembros de la familia. Tenemos muchas expectativas sobre cómo debería vivir con nosotros este animal que es capaz de adaptarse de un modo tan extraordinario, pero que en el fondo no está del todo domesticado. Cómo hablar con tu gato se centra en lo que nosotros pensamos que es la comunicación por excelencia, el habla, pero lo que ocurre en esa cúspide se basa en la comprensión, la empatía, la paciencia, la receptividad y el respeto hacia este animal tan fascinante.