PRÓLOGO

(Advertencia: Los hechos y nombres que se mencionan en este relato son completamente verídicos.)

En este prólogo os voy a hablar de otro prólogo: el de una carrera que hicimos Javi Sancho y yo que escenifica muy bien cómo Javi entiende el deporte y la vida en general.

Hablamos de la Titan Tropic Cuba, a la que habíamos llegado con la idea que todo el mundo se imagina de Cuba (mojitos, gozadera y tal). Cuando nos vimos embutidos en licra, vadeando ríos en medio de la selva, embarraos hasta las cejas y luchando por nuestra vida durante seis días, nos dimos cuenta de que teníamos una capacidad para complicarnos la existencia que no era ni medio normal.

Sin embargo, la etapa prólogo no hacía presagiar nada de todo aquello: era un recorrido de 33 kilómetros por los puntos más emblemáticos de La Habana, y resultó una etapa bonita, porque rodar por las calles de La Habana fue un total privilegio. En aquella etapa prólogo, que acabó con Antonio Gassó encima de un escenario gritando: «¡VIVA CUBA Y LAS CUBANAS!», sucedió algo curioso: el portugués Luis Leão Pinto, un fenómeno y un tipo estupendo que había ganado la Titan Desert 2013 y que iba patrocinado por una de las empresas de Josef Ajram, se cayó de la bici cuando intentaba subir un bordillo del Malecón y se rompió el omoplato (o la clavícula, no me acuerdo muy bien). Claro, aquello era una desgracia, pero también tenía su guasa: el favorito de la carrera se cae en el prólogo subiendo un bordillo. Era un filete que Javi no podía dejar de morder y no tardó en empezar a hacer chistes: que si «Luis Lisiao Pinto», que si el luso estaba «entre Pinto y Vademorros»…

Nosotros nos reímos mucho. Josef, que era su patrocinador, quizá no tanto. Y menos mal que le pasó a Luis y no a mí; si no, el cachondeíto habría seguido hasta el día de hoy. Javi ganó una confianza tremenda –sin merecerla– a la salida de la siguiente etapa: sin haber hecho absolutamente nada, había llegado más lejos que el favorito de la carrera.

Esta anécdota escenifica cómo Javi y yo nos tomamos el deporte. Quizá del deporte se pueda salir, pero las risas es mejor no dejarlas. Tengo claro que Javi en ningún momento se rio ni de Luis ni de su accidente. Es su manera de afrontar las adversidades, quitándoles hierro y siguiendo para delante. Una manera diferente y muy recomendable de afrontar la vida.

Gracias por leer este prólogo. Si te ha parecido malo, piensa que el de Luis Leão Pinto fue peor. Al menos yo no me he lesionado ni le he hecho perder dinero a mi patrocinador.

SANTI MILLÁN