Estiré el brazo para coger el teléfono de la mesilla cuando empezó a sonar.
—¿Señor Hall? Soy Andrew Smith, el chófer de Trickster. —El hombre que había al otro lado de la línea siguió hablando con prisa—: Pasaremos a buscarlo en quince minutos para llevarlo al hotel que hay junto al plató. Por favor, espérenos frente a su edificio. ¿Necesita ayuda para bajar las maletas?
—No.
Colgué sin despedirme y me giré sobre el colchón para mirar a la mujer que permanecía tumbada a mi lado. Sin abrir los ojos, me dijo:
—Te voy a echar de menos.
—Mentirosa.
Arabella se estiró como un gato en el momento en que salí de la cama y empecé a recoger mi ropa del suelo. Su voz todavía era pastosa cuando confesó:
—Me dan pena el resto de los concursantes.
—¿Porque no tienen ninguna posibilidad contra mí?
—Porque no tienes escrúpulos. ¿Los has visto? —Asentí mientras me abrochaba la camisa—. Hay una chica rubia, muy dulce. Poca cosa en todos los sentidos. Parece buena persona. Nadie debería permitir que te acercaras a las buenas personas.
—¿La del padre enfermo?
—La misma.
Me reí por lo bajo.
La recordaba de los vídeos promocionales que llevaban un par de semanas emitiéndose. Remi Evans era, con diferencia, la concursante más insulsa de la historia de Trickster. Los programas de televisión, especialmente los realities, son como una piscina llena de tiburones que, cuando el hambre aprieta, comienzan a devorarse entre sí.
Todavía no alcanzaba a comprender el motivo por el cual habían seleccionado a una chica como aquella para una edición que, o salía muy bien, o apuntaba a ser la última. Su historia era aceptable: familiar directo enfermo de cáncer colorrectal. Estadio III, muy difícil de curar. Por lo que entendí, Remi pretendía llevarlo a Europa para un tratamiento experimental que ofrecía cierto oncólogo. El atractivo aumentaba al saber que ella tenía tan solo veintidós años.
Sin embargo, no era la única historia lacrimógena que ofrecía esa edición de Trickster. Zachary Davis, el texano, había sido dado de lado por su familia a causa de su activismo en favor de los derechos de los animales. Por otro lado, Grayson Lewis afirmaba que se había recuperado de su adicción a la heroína sin ayuda de nadie y quería reconducir su vida y compensar a sus padres por lo mal que se lo había hecho pasar.
Para colmo, tanto ellos como el resto de los concursantes tenían carisma, algo de lo que Remi carecía. Por mucho que sus entrevistadores se esforzaran con las preguntas, no conseguían rascar ni diez segundos interesantes. Alguien debería haberle dicho a esa chica que llorara, que se posicionara en contra del sistema sanitario de Estados Unidos, que se enfureciera por su suerte... Cualquier cosa menos limitarse a balbucear y toquetearse las pulseras con compulsión. Resultaba patético.
Remi lo habría tenido más fácil si destacara por su atractivo, como Elijah Bennett. Él no tuvo reparos en reconocer que se había postulado como concursante con la única intención de conseguir fama. Su vídeo promocional consistió en bromas subidas de tono y primeros planos de sus pectorales después de que decidiera quitarse la camiseta sin venir a cuento.
No es que Remi sea fea, tal vez así habría llamado la atención de alguien, es que no conseguía que quisieras mirarla dos veces. Maquillaje se esforzaba por resaltar unos rasgos que, en el mejor de los casos, resultaban olvidables. Aunque trataran de disimularle la nariz respingona, poniendo el foco en sus enormes ojos azules, no lograban que la chica dejara de parecer un duende. Deberían haberle sugerido que usara otro tipo de ropa, en lugar de esos vestidos largos y anchos que escondían cualquier asomo de curva.
Lo de Remi Evans me jodía porque, si se me hubiera ocurrido una historia como la suya, habría tenido ganado el programa antes incluso de entrar en la casa.
—Tal vez se lo haya inventado y su padre ni siquiera esté enfermo —especulé—. O no le importe en lo más mínimo que muera. Al fin y al cabo, está dispuesta a abandonarlo a su suerte durante tres meses.
—¿A quién en su sano juicio no le importaría que su padre muriera? —Arabella, que me conoce más de lo que pretendí en un principio, dibujó media sonrisa cuando tensé la mandíbula—. Deja de mirarme así, querido, lo he dicho sin pensar.
Mentía de nuevo. Esa mujer es demasiado parecida a mí: paladea cada frase antes de apuñalarte con ella.
—Volviendo al tema —prosiguió—, dudo que se haya inventado lo del cáncer. Es muy fácil destapar una enfermedad falsa, sería una jugada estúpida por su parte. Además, he visto varias fotos de su padre en la red y no tiene buen aspecto. De hecho, hace un par de días un médico en televisión explicó que ya lo habían operado una vez. —Arabella salió de la cama completamente desnuda. Cuando llegó a mi altura, tiró de la cinturilla de mis pantalones y, despacio, empezó a subirme la bragueta—. Lo importante es que al público le gustan ese tipo de historias. La apoyarán. ¿Crees que la tuya es lo suficientemente buena?
—Yo soy lo suficientemente bueno, podría haber dicho cualquier cosa y habría llamado la atención. —Coloqué una mano sobre su vientre plano antes de añadir—: De todos modos, apelar a la familia que estoy intentando formar con mi novia diez años mayor suena fantástico. Quizá pueda desarrollar lo nuestro durante el programa, explicar que nos conocimos cuando yo era menor de edad...
—Cuidado. —Arabella me recorrió el pecho con una uña larga y roja, del mismo color que su pelo—. Más allá de nuestro desafortunado problema de fertilidad, ¿cuál va a ser tu estrategia?
Por el tiempo que habíamos pasado juntos, debería conocer la respuesta. Es una mujer lista; más de lo que pensé y, sobre todo, más de lo que me convino.
—La habitual —respondí después de que me besara cerca de la comisura de la boca—: hacer lo que sea necesario.
—Igual que los otros once concursantes.
Le dediqué el tipo de sonrisa que la convenció de acercarse a mí meses atrás en aquella fiesta. A pesar de que no le causara el mismo impacto que al principio, sabía que no era inmune a ella.
—Pero yo soy mejor.
Tras reírse por lo bajo, me recordó:
—También eres el único que acabará en la cárcel si no consigue el dinero. Esfuérzate.