ENCUENTRA LAS 4 DIFERENCIAS EN EL MUSEO DEL PRADO

OJALÁ ALGUIEN TE MIRE COMO RUBENS MIRABA A TIZIANO

Pasear por la galería central del Museo Nacional del Prado es enfrentarse a un muy posible stendhalazo. Este término, que si no conoces deberías incluir en tu vocabulario inmediatamente, hace referencia a un síndrome psicosomático que se produce al exponerse ante la belleza; ocurre muy a menudo delante de obras de arte. De hecho, la primera persona que documentó padecerlo fue Henri-Marie Beyle, escritor que firmaba bajo el pseudónimo de Stendhal (de ahí su nombre), y que experimentó sus síntomas durante una visita a Florencia. Él mismo describió la sensación: «Había alcanzado ese grado supremo de sensibilidad, donde las divinas insinuaciones del arte se funden con la apasionada sensualidad de la emoción. Cuando salí del pórtico de Santa Croce, me sobrecogió una feroz palpitación del corazón; la vida se secó dentro de mí y caminaba con miedo constante de caer al suelo».23

Solo en esa galería, hay más obras maestras por metro cuadrado que fans de Taylor Swift en la cola de sus conciertos (y eso ya es mucho decir). Pero las veces que he tenido la oportunidad de visitar el museo acompañada, he podido comprobar que hay un par de obras en esta zona que destacan entre la multitud. La pregunta más repetida respecto a ellas es: ¿por qué son prácticamente idénticas? A mí me gusta responder que son el origen del juego de encontrar las diferencias. En este caso he contado 4, aunque igual tú eres capaz de encontrar alguna más. Pero antes, descubramos su porqué.

RUBENS, TU CUADRO ME SUENA

El Barroco está repleto de grandes artistas, pero uno de los nombres más famosos es el de Pedro Pablo Rubens. Con obras tan archiconocidas como Las tres gracias, este pintor flamenco es especialmente famoso por asentar un canon de belleza que por fin retrataba ese tipo de mujer más entrada en carnes, con celulitis y contornos más robustos. En resumen, una mujer real y barroca. Una de las cosas que más me llamó la atención de él al conocer su obra, fue su don para retratar caballos. No nos atañe ahora mismo, pero necesito contártelo. La forma en la que era capaz de captar las emociones de estos nobles animales es sencillamente impresionante.

Tiziano fue un referente de la pintura renacentista de Venecia, caracterizado por una pincelada especialmente brumosa.

Pero hasta los grandes artistas tienen sus pequeños secretos. En el caso de Rubens, este secreto era más bien público: era un fan declarado de Tiziano Vecellio. De haber tenido la oportunidad, probablemente se habría dibujado una camiseta con su cara. ¿Y quién era Tiziano? Un señor que se convirtió en todo un referente de la pintura renacentista de Venecia, caracterizado por una pincelada especialmente brumosa.

Rubens tuvo la oportunidad de conocer algunas de las obras del veneciano en las cortes reales españolas, durante sus dos viajes a Madrid, en 1603 y 1628. Pero fue durante su segunda estancia, cuando fue enviado como mediador por la paz entre los Países Bajos y España, cuando llevó su fijación a otro nivel: al amplio abanico de obras que pintó en aquellos 9 meses, se supone que añadió la copia de todas las pinturas de Tiziano guardadas en la corte.24 Y os aseguro que eran bastantes, ya que los monarcas españoles (primero Carlos V y después Felipe II) también adoraron a Tiziano.

¿Qué llevó a Rubens a copiar sus pinturas? Pues la más pura admiración. Al final, la fina línea que separa inspiración de plagio era si cabe más fina siglos atrás. Artistas como Van Gogh, Manet o Picasso copiaron a otros pintores sin reparo, buscando extraer con ello algo de su admirado conocimiento. De hecho, copiando a Tiziano, Rubens pudo acercarse a su técnica suelta y su uso del color, que más tarde influyó en gran parte de sus obras.25 Según Rooses, lo que motivó a Rubens a copiar a Tiziano no fue otra cosa que su propio disfrute, el poder poseer obras que, de alguna forma, hacía suyas.26 Y tiene algo de sentido teniendo en cuenta que las copias viajaron con él a los Países Bajos y que jamás se desprendió de ellas en vida.