Introducción

Recuerdo perfectamente la primera sesión de mi proceso de psicoterapia. Llegué totalmente perdida sin saber siquiera qué es lo que le iba a contar a la psicóloga, a quien aún acudo. Estaba atravesando una ruptura, así que pensé en empezar por ahí. Rebuscaba qué motivo me podía haber llevado a la sesión y no lo sabía encontrar. En realidad, yo sabía que lo que me ocurría no era por ninguna ruptura, de hecho, sentía que ya había transitado el duelo. Tampoco pensaba que fuera por los conflictos que hubiera podido tener con mis amistades ni que estuviera relacionado con algo en concreto. Sentía que algo no iba del todo bien en mí, pero no sabía expresarlo.

Pasaba horas rumiando, pensaba en todo lo que pasaba a mi alrededor, mi sensibilidad me desbordaba y no me permitía disfrutar de las cosas. También era muy crítica con los míos. Pensaba que siempre daba más, que las personas eran injustas conmigo y que, aun con todo el esfuerzo que ponía en que las cosas funcionasen, no llegaba a ocurrir nunca. Con el tiempo descubrí que la autoexigencia me estaba haciendo mucho daño.

Creía que ser autoexigente tenía mucho que ver con los resultados obtenidos, con el trabajo y con el esfuerzo académico. Seguramente por eso me costó tanto identificar que la autoexigencia estaba en mí desde muy pequeñita; quizás a ti también te haya pasado. La autoexigencia no tiene por qué reflejarse en unos resultados concretos. Puede que te compares constantemente, que intentes revisar si lo que dices está bien o si estás siendo inadecuada. Puede que también convivas con una sensación constante de vergüenza o insuficiencia o que intentes tapar constantemente tus defectos a base de esfuerzo, de ser buena, de ser correcta. No todo el mundo que es autoexigente lo es en su ámbito de trabajo. En mi caso, lo era más en otros aspectos. Si has intentado ser la mejor pareja, la mejor persona o la mejor hija, esto también es para ti. Si has convivido durante mucho tiempo con la idea de que había algo mal en ti, puede que la crítica interna haya estado ahí, intentando protegerte durante mucho tiempo y que no lo hayas sabido identificar.

Poco a poco descubrí que durante muchos años había aprendido a funcionar a base de autoexigencia y me di cuenta de que necesitaba mucho tiempo también para redescubrirme, para volver a ser una versión más tranquila, curiosa y serena de mí misma. Me lo merecía. Y tú también te lo mereces. 

Precisamente porque sé lo que es vivir en la autoexigencia y en la crítica al resto, he decidido escribir sobre las principales causas de que hayamos aprendido a ser tan críticas, además de las principales cosas que necesitamos recordar y trabajar para poder lidiar con las partes que hay en nosotras que, aunque no nos gustan del todo, están aquí para protegernos. Porque en algún momento las sufrimos, pero en otros momentos las necesitamos. 

Así que, sobre todo, no leas nada de lo que encuentres en el libro desde esas gafas críticas. Hemos hecho lo que hemos podido con lo que hemos aprendido. Nuestros padres hicieron lo que supieron hacer, igual que nuestros amigos o parejas. No estamos aquí para seguir criticándonos, estamos aquí para volver a nosotras.

En este libro encontrarás varios apartados que irán construyendo poco a poco el camino que podemos construir en un proceso de psicoterapia.

La primera fase va de ti, de mí, de nosotras. De todo aquello que tiene que ver con la autoexigencia y el perfeccionismo. En ella, hallarás las respuestas a cuáles son los motivos y las causas que nos han conducido a la autoexigencia. Revisaremos juntas cuál ha podido ser nuestra infancia y por qué en algún momento de nuestra vida fuimos cogiendo este rol y este funcionamiento. 

A menudo nos hemos validado por ser autoexigentes; otras nos habremos criticado mucho por serlo, pero quiero recordarte que no todo lo que nos ocurre es malo para nosotras mismas. Espero que leyendo esta primera parte puedas entender cuáles son las partes que te hacen daño y cuáles son las que te pueden ayudar a sentirte mejor. 

En esta primera parte también hablaremos sobre cómo puede estar tu autoestima actualmente y hablaremos sobre la invalidación y las emociones que podemos haber ido tapando a lo largo de los años a base de perfeccionismo y crítica. Asimismo, revisaremos cómo pueden ser nuestras relaciones actuales, los miedos y heridas que podemos tener en nosotras y cómo todo esto puede afectar a las personas que nos rodean, sobre todo cuando la crítica interna se convierte también en una crítica hacía los demás. El objetivo es lograr entender qué ocurre en tus relaciones actuales y cómo trabajar en ellas para que puedas sentirlas más equilibradas.

En el segundo tramo del libro, daremos forma a aquellos mecanismos de protección que utilizamos para paliar nuestros miedos a la hora de relacionarnos y por qué no nos dan buen resultado, aunque su intención sea la mejor. Te explicaré también recursos positivos y sanos que puedes utilizar para generar una mejor relación contigo misma y con los demás. 

También encontrarás el camino hacia la asertividad y la flexibilidad. Dos grandes términos que seguro que ya has leído antes, pero que, aun así, siguen siendo grandes desconocidos para nosotras. Te acompañaré a revisar tu diálogo interno, la confianza que tienes en ti misma y tu relación con el control y con tus emociones. 

Revisaremos juntas el sentido que tienen nuestros valores en nuestra vida, y avanzaremos hacia la aceptación de nuestra imperfección.

La última parte del libro es una vuelta a casa. Significa volver a nosotras mismas, a nuestra esencia, nuestra identidad. Significa recuperar nuestro sentido en la vida y descubrir quiénes somos cuando ya no aspiramos a ser perfectas.

Lo que realmente espero de este libro para ti es que puedas verte desde otra perspectiva. Que puedas entenderte mejor y comprender la importancia que tiene lo que hemos vivido con lo que somos hoy. Que puedas abrazar tu parte crítica y tu parte perfeccionista y puedas decirles que ya no las necesitas o, al menos, no de la manera en la que han estado presentes hasta el día de hoy. Quiero que puedas tener relaciones en las que te sientas libre y en las que quieras que el otro también lo sea. En las que sientas que hay equilibrio, amor y compasión.

Y, sobre todo, espero que puedas reconciliarte con tu vulnerabilidad. Con esa parte de ti que puede que lleves tiempo escondiendo, quizás porque crees que hay algo mal en ella, quizás porque crees que pueden volver a hacerte daño si eres tú misma o, tal vez, porque te aterra dejar atrás lo que sientes que has conseguido. Pero créeme, no hay nada más importante que volver a permitirnos sentir y volver a sentirnos espontáneas. Porque esto va de, en definitiva, volver a ser nosotras mismas.