A comienzos de la década de 1950, Erich Fromm empezó a prestar cada vez más atención al asunto de si, en la presente sociedad industrial, el hombre sigue estando mentalmente sano, y aprovechó varias invitaciones a pronunciar conferencias y lecciones para hablar sobre este tema. Su nuevo enfoque sociopsicológico le facilitó especialmente el desarrollo del método psicoanalítico hacia una amplia crítica de la patología del hombre «normal», socialmente adaptado. Así, sometería a un análisis radical los difundidos afanes pasionales que dominan la conducta en la sociedad, determinando la idea de la normalidad. Fromm viene a responder de una manera distinta y muy fecunda a la pregunta de qué es realmente bueno para la salud mental y qué hace enfermar al hombre.
Así, quiere relacionar los afanes pasionales que determinan la conducta con las exigencias económicas y sociales para poder entender los rasgos de carácter especialmente difundidos en una sociedad como consecuencia de un proceso de adaptación a la respectiva situación socioeconómica. Este método lo llevó a descubrir durante la década de 1930 el carácter social autoritario; a finales de la de 1940 el carácter de mercado, y, a principios de la de 1960, el carácter social necrofílico.
Analizando los métodos actuales de producción y las adaptaciones psíquicas con las que el hombre trata de satisfacer las exigencias del trabajo actual, vemos que se le piden actitudes y afanes (rasgos de carácter social) que lo enferman psíquicamente. Lo bueno para el funcionamiento del actual régimen económico resulta ser nocivo para la conservación de la salud mental del hombre. Lo que hace a uno tener éxito en esta sociedad se descubre, visto de cerca, como algo que atenta a su salud mental. Por eso, lo normal debe soportar la sospecha de ser la manifestación de una evolución morbosa.
Fromm estudia la patología de la normalidad señalando las repercusiones patógenas que tiene para el hombre la economía de mercado. En el núcleo de este padecimiento de lo normal se encuentra la creciente incapacidad del hombre para relacionarse por sí mismo con la realidad. Fromm desarrolla un concepto clínico de la enajenación y muestra sus variados fenómenos y consecuencias. La consecuencia más importante se refiere a una nueva idea del hombre y de su salud mental, ideas que desembocan en la reclamación programática de una ciencia humanista del hombre.
El presente volumen reúne escritos, a primera vista, muy dispares: en la primera parte, cuatro lecciones de 1953 y una conferencia de 1962, conservadas en transcripción de cinta magnetofónica y que reproducen la palabra hablada. Se trata en ellas de la salud mental y de la patología de la normalidad predominante en el momento. La segunda parte trata de la nueva ciencia del hombre derivada de la patología de la cultura presente, y es un breve escrito programático de 1957, por el que Fromm quería fundar un «Instituto de la Ciencia del Hombre», así como un extenso artículo científico sobre el axioma de que el hombre es perezoso por naturaleza. Precisamente este artículo, de 1973 y 1974, puede ilustrar cómo trata Fromm de eludir la patología de la normalidad en el terreno científico. Resuelve esta cuestión, por una parte, interdisciplinariamente, sometiendo a una observación de conjunto las conclusiones de las ciencias más diversas, y su importancia a un juicio crítico-ideológico basado en su presupuesta idea del hombre; por otra parte, relaciona las conclusiones de las disciplinas científicas más diversas con sus ideas de la salud mental, basadas en una idea humanista del hombre.
Las cuatro lecciones sobre la «Patología de la normalidad del hombre actual», que publicamos ahora por primera vez, las dictó Fromm el 26 y 28 de enero y el 2 y 4 de febrero de 1953 en la New School for Social Research de Nueva York. En esta institución Fromm ya dictaba lecciones y seminarios desde 1941 sobre temas que, durante un lapso de casi veinte años, reflejan su interés por determinadas cuestiones del momento. A partir de 1950 vivió en México, donde pudo tener la necesaria distancia cultural para observar críticamente la sociedad industrial estadounidense. Al final de una conferencia sobre «La contribución de las ciencias sociales a la teoría de la salud mental», que pronunció el 11 de diciembre de 1951 en el IV Congreso Internacional de Salud Mental de México, y en la que muestra por primera vez, en el concepto de la salud mental, su interés por la relación entre la sociedad y la mente humana, describe México como un país moderno, «pero en el que sigue viva una antigua cultura tradicional, una cultura en la que el hombre puede permitirse todavía ser “perezoso”, porque es capaz de gozar de la vida; una cultura en la que el carpintero goza todavía al hacer una buena silla, y no se pone solo a producirla con rapidez y ansia de beneficio; una cultura en la que todavía hay campesinos que, en vez de más dinero, quieren tener más tiempo libre» (E. Fromm, 1952a, pág. 42).
Las cuatro lecciones que dictó Fromm en 1953 en la New School for Social Research se anunciaban en el programa del curso bajo el título «Mental Health in the Modern World». Se basan en el análisis que hizo de la orientación al mercado en su libro Ética y psicoanálisis, aparecido en 1947, pero explican mucho más extensamente la psicodinámica del proceso de enajenación en la economía de mercado. El que no se vea ya como algo anormal la anulación y la depreciación del sujeto y la dependencia del mercado no es más que un indicio de lo que Fromm viene finalmente en llamar «patología de la normalidad» en su libro Psicoanálisis de la sociedad contemporánea (1955a).
La conferencia sobre la «Idea de la salud mental», publicada por primera vez en el segundo capítulo de este volumen, fue pronunciada por Fromm el 1 de diciembre de 1962 con ocasión de un Seminario Latinoamericano de Salud Mental, celebrado en Cuernavaca (México) por la Organización Panamericana de la Salud, un órgano regional de la Organización Mundial de la Salud. La transcripción en cinta magnetofónica de esta conferencia, titulada «The Concept of Mental Health», fue corregida por Erich Fromm, pero no se publicó. Sin embargo, es importante por varios motivos: en ella se documenta por primera vez el descubrimiento de Fromm de la necrofilia (no publicado por él hasta dos años después, en su libro El corazón del hombre, 1964a); por primera vez Fromm habla del narcisismo como de una enfermedad mental de la sociedad presente; y finalmente, entiende también la enajenación, del mismo modo que ya la entendía en las lecciones de 1953, como un fenómeno pertinente a la clínica.
Pero también hay una clara diferencia entre la conferencia de 1962 y las lecciones de 1953: la estimación fundamental de Fromm de la economía de mercado y su seguridad en poder superar los aspectos patógenos de esta misma economía (como señalan claramente las lecciones de 1953) ceden al escepticismo, en vista del creciente narcisismo social y de la necrofilia; escepticismo que siguió aumentando en los años posteriores, de modo que Fromm habla en 1970 de una «crisis de la sociedad del presente», que «es singular en la historia de la humanidad» porque es una «crisis de la vida misma» (E. Fromm, 1970g, pág. 229).
Fromm estaba convencido de que nuestro futuro depende decisivamente de si la conciencia de la crisis actual podrá mover a los hombres más capaces a ponerse al servicio de una ciencia del hombre que vuelva a hacer de este el centro de su interés. Las enfermedades mentales de la sociedad actual no podrán superarse sino mediante esfuerzos concertados. Esta idea suya de una ciencia humanista del hombre no queda en ningún lugar tan clara, y al mismo tiempo tan concreta, como en un breve escrito programático titulado «Institute for the Science of Man», que redactó en 1957. A sugerencia de la publicista Ruth Nanda Anshen, Fromm persiguió por un tiempo la idea de fundar un instituto propio, que debería consagrarse a un ideal humanista de la ciencia. Que este instituto no llegase a fundarse nunca no merma en nada el valor de sus ideas sobre una ciencia humanista del hombre.
Finalmente, este volumen presenta el trabajo «¿El hombre es perezoso por naturaleza?». Partes del original se redactaron ya en relación con el libro Anatomía de la destructividad humana (1973a); el trabajo, corregido a lo largo de 1974, iba a ser la primera parte de un nuevo libro al que ya en una carta de finales de octubre de 1973 Fromm daba el título provisional de «Ser o tener». El hecho de que finalmente no incluyese este trabajo en el libro ¿Tener o ser? (1976a) pudo deberse a que habría hecho que el libro se saliera de sus límites. Así, damos a conocer ahora por primera vez el escrito «Is man lazy by nature?», del mismo modo que publicábamos en la obra póstuma Del tener al ser (1989a), quince años después de su redacción, el capítulo sobre los «Pasos hacia el ser», extraído también del original.
La cuestión de si el hombre es perezoso por naturaleza, considerándolo atentamente, se nos revela como esencial en el pensamiento de Fromm, a la vez que aborda el problema decisivo del presente: si puede superarse la actual crisis de la humanidad. En su tercera lección de 1953, deja bien claro que la relación razonable y amatoria con la realidad no solo es el criterio decisivo sobre la salud mental, sino que también representa una fuente independiente de energía psíquica, la cual, sin embargo, amenaza con secarse por el efecto enajenante de la economía de mercado. La patología de la normalidad debe entenderse como la creciente incapacidad del hombre de relacionarse activamente por sí mismo con la realidad. Precisamente de esto se trata cuando nos preguntamos si el hombre es por naturaleza perezoso y pasivo. ¿Necesita el hombre unos estímulos para verse movido a tratar activamente con la realidad, o le es inherente un afán de actividad y de relación con la realidad? Fromm busca datos en varias ciencias, sobre todo en la neurofisiología, para demostrar su idea de que el hombre tiene en principio la capacidad de actividad espontánea, y de que tanto el desarrollo psíquico como la salud mental son manifestación directa de este interés activo por la realidad, radicado en sí mismo, de manera que las ideas científicas contrarias, en realidad, hacen el juego a la patología de la normalidad.
Todos los textos de este volumen, en su edición original, han sido traducidos del inglés. Debo a Elfrun Rebstock el borrador de traducción del escrito de 1974. La subdivisión y todos los epígrafes son míos, con excepción del capítulo «La ciencia humanista del hombre». Por lo demás, tanto las adiciones como las omisiones editoriales se indican entre corchetes.
Tubinga, julio de 1991
RAINER FUNK