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LA CONCEPCIÓN BASADA EN ESTADÍSTICAS

Pasé la mayor parte de mi década de los veinte años intentando no quedarme embarazada. Utilicé por lo menos tres versiones de la píldora anticonceptiva, e incluso, durante un breve periodo, una cosa llamada «parche». Así que sabía que era muy buena en no quedarme embarazada. Por supuesto, me preocupaba que tal vez no fuera tan buena en quedarme embarazada.

Me gustaría decir que enfrenté el proceso de la concepción de manera relajada, permitiendo que las cosas ocurrieran a su ritmo. Después de todo, solo tenía treinta años, teníamos bastante tiempo y no había señales de que tendríamos problemas para concebir. Quisiera decir que yo era como mi cuñada, Rebecca, que estaba tan tranquila sobre esto con mi sobrino que pasaron dos meses antes de que se diera cuenta, siquiera, de que estaba embarazada.

Pero esto no concuerda realmente con mi personalidad. Desde antes de ponernos a trabajar en el asunto yo sospechaba que me convertiría en un desastre neurótico. Estaba en lo cierto. Tuve un ataque de pánico sobre esto antes siquiera de que empezáramos a intentar concebir. Debe de ser un récord. Cuando fui con mi médica de cabecera, me miró pensativa y sugirió que tal vez saber más sobre el proceso me ayudaría a relajarme (aunque en realidad no pudiera controlarlo).

No sé por qué esto no se me había ocurrido antes, pero tenía toda la razón. Siguiendo su recomendación, tomé un ejemplar de Tu fertilidad y lo leí de la primera a la última página.

Lo más importante que aprendí fue que muchas cosas tienen que salir bien para quedarte embarazada. Es bastante increíble que la raza humana continúe existiendo.

Tal vez recuerdes los puntos básicos de la concepción de tus clases en la escuela: sexo sin protección, el esperma encuentra al óvulo y, de repente, estás embarazada. Las clases de la secundaria relacionadas con este tema tienden a dar la impresión de que el embarazo es muy muy probable —parte de la táctica general para asustar—. Pero, de hecho, la mayoría de las veces no es posible quedarse embarazada. El tema clave es la sincronización: necesitas que el esperma esté por ahí en el momento exacto en el que el óvulo está listo.

¿Cuándo es eso? La mujer promedio tiene un ciclo menstrual de 28 días, desde el inicio de un periodo hasta el inicio del siguiente. El primer día de tu periodo se considera el día 1. La semana de tu periodo y la semana posterior a esa son la preparación para la ovulación. Cerca de 14 días después de que empieza tu periodo se libera el óvulo (esa es la ovulación) y este empieza a viajar hacia el útero.

El óvulo está disponible para la fertilización durante este viaje, que dura un par de días. Si el óvulo se encuentra con un espermatozoide en su camino al útero y el espermatozoide tiene suerte, ocurre la fecundación. Si resulta que liberas dos óvulos y ambos se encuentran con espermatozoides, tienes mellizos; también puedes tener mellizos si el óvulo fecundado se divide justo al principio. Cuando el óvulo fecundado (o los óvulos fecundados) llega al útero, ocurre la implantación y empieza realmente el embarazo. El proceso desde la liberación del óvulo hasta la implantación dura de 6 a 12 días. Para la mayoría de los embarazos exitosos, ocurre de 22 a 24 días después del primer día de tu último periodo.1

Toda esta segunda parte del ciclo (después de que se libera el óvulo) se llama la fase lútea. Ocurre, ya sea con la fecundación y la implantación (si hay embarazo) o con el óvulo que espera en el útero a ser arrojado hacia fuera con la menstruación. Si no hay embarazo, el día 28 traerá consigo tu periodo. Si te quedas embarazada, el día 28 pasará sin menstruación, y habrás iniciado tu camino. Aquí puedes ver el cronograma (esto es para alguien que tiene un ciclo normal de 28 días; si tu ciclo es unos días más largo o más corto, podrías ovular un poco antes o un poco después del día 14).

La clave para que ocurra el embarazo es que cuando el óvulo empieza a avanzar por la trompa, el espermatozoide esté esperándolo. Esto significa que el mejor momento para tener relaciones sexuales o inseminación es el día previo a la ovulación o el mismo día. El espermatozoide tarda cierto tiempo en nadar hacia las trompas de Falopio, por lo que un día después de la ovulación por lo general es demasiado tarde.

Sin embargo, los espermatozoides son un poco más resistentes que el óvulo. Por lo general pueden vivir hasta 5 días en la trompa de Falopio, esperando. Esto significa que el margen es en realidad un poco más largo. Tener relaciones sexuales 4 o 5 días antes de la ovulación puede llevar a la concepción, aunque es menos probable. Yo tenía curiosidad por saber cuánto menos probable. De todo lo que dicen acerca del pequeño «margen de ovulación», ¿había realmente algo de verdad en eso? ¿Cuán pequeño era el margen?

Para deducir esto, en realidad se necesita saber bastante sobre la vida sexual de las personas. Por fortuna, por lo menos algunos investigadores están dispuestos a enfrentar el desafío. Encontré un estudio que dio seguimiento durante más de un año a más de 200 parejas que intentaban concebir. Los autores registraban información detallada sobre cuándo tenían relaciones sexuales y obtenían su orina diariamente (¡sí, todos los días!) para poder controlar tanto la ovulación como el embarazo.2 Con esta información, los investigadores dedujeron cuándo era el mejor momento para el coito si se desea un bebé (este no era el objetivo del estudio, sino solo un hecho auxiliar que podemos aprender del mismo).

Lo que hace un poco engañoso responder esta pregunta es que la mayoría de las parejas que están intentando lograr un embarazo tienen relaciones sexuales con frecuencia. Esto dificulta saber en qué acto sexual se concibió al bebé —¿Fue el coito que tuvieron el día de la ovulación? ¿O fue tres días antes?—. Los investigadores resuelven esto enfocándose en las mujeres que tuvieron relaciones sexuales solo una vez en el margen viable de concepción.

Al considerar a estas parejas que tuvieron relaciones sexuales un solo día, podemos deducir las probabilidades de concepción por día. Y aquí está:

Durante la mayor parte del mes, el embarazo es imposible (por lo menos basándose en estas estadísticas). Nadie concibió por tener relaciones sexuales después de la ovulación —para cuando el espermatozoide llega hasta las trompas de Falopio, el óvulo ya hace tiempo que se fue—. Además, nadie concibió cuando el coito se llevó a cabo más de 5 días antes de la ovulación.

El margen de fertilidad, cuando la concepción es posible, es breve: de 5 días antes de la ovulación hasta el final del día de la ovulación. Pero ten en cuenta que, si haces bien tus cuentas, las probabilidades de embarazo son buenas. ¡Las tasas de concepción son de más del 30% para el día previo y el día de la ovulación! Estas probabilidades no son nada malas.

Si tuvieras que elegir solo un día en el mes para tener relaciones sexuales, elige el día que ovulas (o el día anterior: las probabilidades de quedarte embarazada son similares). Si recurres a la inseminación artificial, también tiene sentido enfocarte en el día previo y el día de la ovulación, cuando la fertilización es más probable. Para la mayoría de las mujeres con un ciclo normal de 28 días, esto es alrededor del día 14 desde el inicio de su periodo.

Por supuesto, una manera de asegurarte de tener relaciones sexuales el día de la ovulación definitivamente es hacerlo todos los días alrededor del día posible de ovulación (o sencillamente ten relaciones todos los días). Esta técnica por lo general es muy popular entre los maridos, por lo menos en el primero o el segundo mes. Pero algunos obstetras te dirán que tengas cuidado con esto. A mí me dijeron que la mejor estrategia es tener actividad sexual un día sí y un día no. Si hicieras esto, te asegurarías de atrapar por lo menos uno de los dos mejores días, y el argumento es que si tú (o tu pareja) «ahorráis» el esperma, entonces las probabilidades de embarazo aumentan. Por otro lado, «ahorrarlo» demasiado tiempo (por ejemplo, no tener relaciones durante más de 10 días) tiende a disminuir su efectividad.3

Esto siempre me pareció un tanto sospechoso. Puedo creer fácilmente que la cantidad de esperma sea más alta si te esperas un día, pero ¿de verdad podría ser de más del doble, que es lo que tendría que ser cierto para que el plan de un día sí y un día no le ganara al plan de todos los días?

Resulta que mi escepticismo era más o menos pertinente. El mismo artículo que me dio la información sobre el día correcto para el coito también evaluó si la frecuencia de las relaciones sexuales importaba. Los investigadores calcularon la predicción de probabilidades de embarazo para las personas que tenían relaciones una vez durante el margen de seis días previos a la ovulación, y lo compararon con quienes las tenían dos veces, tres veces, y así sucesivamente. Las probabilidades eran casi idénticas. En otras palabras, parece no haber beneficio en alternar los días del coito, ni al tenerlo con mayor o con menor frecuencia. El punto crucial es atinarle al día de la ovulación o al día previo.

Esto parecía simplificar las cosas. Todo lo que tenía que hacer era deducir cuándo iba a ovular y luego tener relaciones sexuales ese día o el día anterior. Supuse que no iba a ser difícil, aunque me preocupaban un poco los viajes de trabajo, y me daba a mí misma algunas palmaditas de aliento en la espalda por haber evitado lo que el libro de fertilidad sugería que era el mayor peligro de la infertilidad: concretamente, no tener actividad sexual el día correcto.

Solo quedaba un problema: parecía que yo no ovulaba. O, por lo menos, parecía que las cosas no ocurrían de forma normal. Cuando dejé la píldora, mi doctora dijo que mi ciclo regresaría a lo normal (o regresaría a lo que era antes de que empezara a tomarla, como si yo pudiera recordar eso). Ella dijo que ocurriría dentro de tres meses. Pero no fue así. Pasaban dos meses entre mis periodos, y después tenía dos con pocas semanas de diferencia.

Llamé a la doctora cuando habían pasado tres meses y un día. «¿Qué está pasando?», le pregunté a la enfermera cuando me devolvió la llamada. «¿Me debería preocupar? ¿Qué debo hacer?»

Lo que yo quería era una respuesta concreta. Algo como: un 70% de las mujeres regresan a sus ciclos normales dentro de los siguientes 3 meses, un 90% regresan dentro de los siguientes 6 meses. Quería saber si importaba que hubiera tomado la píldora durante 12 años. ¿Me llevaría más tiempo regresar a la normalidad? No recibí una respuesta a esta pregunta. Lo que obtuve se podría describir como una vaga seguridad (y el siempre útil «¡Solo relájese!»).

Pensé que, si insistía, obtendría evidencia más detallada, pero no fue así. «Todas las mujeres son diferentes», me dijo. «Sí, por eso pregunto por el promedio», me quejé a Jesse. Y tendría este tipo de experiencias una y otra vez. ¿Cuán preciso es el diagnóstico prenatal? «Bastante preciso.» ¿Cuándo debería esperar empezar el trabajo de parto? «Ocurre en un momento distinto para cada persona.»

Yo quería cifras. Ansiaba ver las evidencias. Aunque la respuesta fuera que la evidencia era deficiente e incompleta, yo quería conocerla. Sí, entendía que todas somos diferentes. ¡Pero eso no significa que no haya información!

Una vez más, decidí buscar yo sola la información.

Las formas más comunes de control temporal de la natalidad en Estados Unidos son (en orden de importancia): la píldora, condones, DIU (dispositivo intrauterino), y el método de coito interrumpido. Obviamente, ni los condones ni el método de coito interrumpido tienen impacto en nuestro ciclo menstrual. Si has estado usando condones, tu ciclo, como haya sido hasta ahora, continuará. Lo mismo sucede para el coito interrumpido, así como para cualquier otro método de barrera (diafragma, esponja anticonceptiva, etc.).

La píldora complica las cosas. Como señaló mi doctora, algunas veces el ciclo regresa a la normalidad de inmediato, pero otras se tarda un poco más de tiempo. La ventaja de consultar las investigaciones reales es que podemos ser más precisos. En un estudio en Alemania,4 los investigadores analizaron los ciclos menstruales de mujeres que acababan de dejar de tomar la píldora. A algunas de ellas les costó hasta 9 meses regresar a un ciclo «normal». En los primeros meses después de haber dejado la píldora, estas mujeres tenían ciclos menstruales más largos, con más propensión a tener ciclos en los que no ovulaban, y con más propensión a tener ciclos en los que la segunda mitad (la fase lútea) era tan breve que el embarazo era improbable.

Este estudio es similar a otros. Investigadores en Estados Unidos que estudiaban a mujeres que habían suspendido la píldora en los últimos 3 meses descubrieron que tenían ciclos más largos (un par de días), una duración más variable de su ciclo, y una ovulación más tardía en algunos ciclos que aquellas que habían pasado más tiempo sin tomar la píldora.5 Además, cuando los investigadores midieron su moco cervical encontraron que las mujeres que habían estado más tiempo sin tomar la píldora tenían el moco cervical más «acogedor» para los espermatozoides.

Sin embargo, la magnífica noticia es que estos efectos son relativamente pasajeros. En la investigación alemana, casi todas las mujeres tenían un ciclo normal a los 9 meses de haber suspendido la píldora. Para algunas es mucho más rápido: el 60 % de las mujeres de esa investigación tenían un ciclo normal el primer mes después de haber suspendido la píldora.

También supe que una vez que finalmente ovulas, el haber tomado la píldora no parece afectar tus índices de fecundación. En otro estudio que se realizó en Alemania,6 los investigadores hicieron un estudio con mujeres que estaban intentando quedarse embarazadas. Descubrieron que las mujeres que apenas habían dejado la píldora tenían ligeramente menos probabilidades de lograr el embarazo en los primeros 3 meses de intentarlo, pero que no tenían menos probabilidades de quedarse embarazadas antes de un año. Esta investigación también analizó la duración del uso de la píldora y no encontró efectos: incluso para la gente como yo, que había tomado la píldora desde sus años de adolescencia, las cosas regresaban a la normalidad en el mismo marco básico de tiempo.

Lo que aprendí de esto es que preocuparme a los 3 meses y 1 día era innecesario. Si llegaba a los 9 meses sin que las cosas se normalizaran, entonces podía considerar estresarme un poquito.

Menos mujeres utilizan el DIU, pero la incidencia ha aumentado en la última década. Como con la píldora, se tarda cierto tiempo en recuperar la fertilidad después de utilizar un DIU. En una reseña reciente de bibliografía al respecto, los autores encontraron que las mujeres a las que se les había retirado el DIU tardaban (en promedio) un mes más en quedarse embarazadas que aquellas que justo habían dejado los anticonceptivos orales, si bien de un 80 a un 90% (dependiendo del estudio) se embarazaban dentro del siguiente año.7

Así que esperé, y un par de meses después las cosas se normalizaron un poco, justo como los números decían que ocurriría. Pero todavía necesitaba determinar cuándo estaba ovulando. ¿El día 14? ¿El día 16? ¿El día 12? Incluso después de 6 meses, mi ciclo no era completamente regular; no podía simplemente asumir que era el día 14. Pronto me di cuenta también de que esta era una oportunidad de recabar información. ¡No podía resistirlo!

Hay tres formas comunes de detectar la ovulación: hacer un registro de la temperatura, revisar el moco cervical y usar las tiras reactivas de orina. Las primeras dos se han utilizado durante muchos años; el método de las tiras reactivas de orina es relativamente nuevo.

Hacer una gráfica de la temperatura: El registro de la temperatura (algunas veces se le llama TBC, la temperatura basal del cuerpo) se apoya en el hecho más o menos interesante de que tu temperatura corporal es más alta en la segunda mitad del mes, después de la ovulación, que en la primera. Por lo tanto, puedes deducir cuándo ovulas al tomar tu temperatura todos los días. La técnica en sí no es complicada. Todas las mañanas, antes de levantarte (moverte de un lado al otro afecta tu temperatura; idealmente debes tomarla tan pronto como te despiertes, antes de hacer nada más), te tomas la temperatura con un termómetro digital preciso.

Durante la primera mitad del mes tu temperatura será baja, por lo general debajo de los 36,6 °C. El día posterior a la ovulación se elevará, por lo general, cuando menos tres décimas, y algunas veces más. Esta es la señal de que ovulaste. Tu temperatura se mantendrá alta durante el resto del mes, y después bajará el día que empieza tu periodo o (muchas veces) el día anterior. Si te quedas embarazada, tu temperatura se mantendrá alta.

Registrar y hacer una gráfica de tu temperatura produce algunos resultados muy buenos. En el mes en que lo estás haciendo, te puede indicar con bastante certeza que, de hecho, ovulaste. Si tus ciclos son regulares, te puede ayudar a planear para el siguiente mes al mostrarte el día en el que generalmente ovulas. También te puede anunciar que estás embarazada. Más de 14 días de temperaturas altas es un muy buen indicador de embarazo.

Pero este método no es perfecto. El mayor problema es que te avisa solo después de haber ovulado. Así que, aunque es útil para predecir el siguiente mes, no te ayuda el mes en el que estás. Y tampoco es tan sencillo como parece. Para lograr que en realidad funcione, necesitas tomarte la temperatura a la misma hora todos los días, idealmente a primera hora de la mañana, después de cuatro o cinco horas de sueño continuo. Los resultados pueden variar por pasar una noche en vela, una fiebre o una mala noche en la que no hayas dormido bien.

A mí me gustó mucho este método, aunque solo fuera porque sentía que hacía algo proactivo cada día (y porque generaba datos, lo que podía utilizar para hacer gráficas atractivas). La desventaja es que nunca fui especialmente buena para hacerlo.

A continuación muestro mi registro de temperatura desde el mes que me quedé embarazada de Penelope. Por un lado, el hecho de que a fin de cuentas mi temperatura se elevara y se mantuviera arriba me dio una (pequeña) pista de que estaba embarazada. Por otro lado, todo el jet lag que pasé y mi mala calidad de sueño en general hicieron que fuera casi imposible de interpretar. En un principio pensé que había ovulado el 9 de junio porque mi temperatura subió el 10 de junio; después me di cuenta de que esto fue solo por el cambio de horario cuando regresamos de Europa. Las altas temperaturas continuas no ocurrieron sino hasta que volví de Ghana. La única forma que tuve de saber que debí haber ovulado antes de ese viaje ¡era que Jesse no estaba!

Podemos adoptar una postura un poco más científica en cuanto a lo útil que es esto para la mujer común. En un estudio de finales de la década de 1990,8 los investigadores siguieron a un grupo de mujeres que procuraban no quedarse embarazadas y evaluaron la eficacia de varios métodos para detectar la ovulación. En este estudio fueron capaces de identificar la fecha real de ovulación por medio de ecografías, por lo que conocían la verdad. El método de registrar la temperatura como lo utilizaron estas mujeres identificó con precisión el día de la ovulación cerca de un 30 % de las veces. Otro 30 % de las veces, este método señaló la ovulación un día antes de cuando en realidad ocurrió.

Ese día previo a la ovulación también es bueno para el coito cuando se pretende concebir. Sumando todo esto: si tienes relaciones en la fecha indicada por el registro de temperatura, un 60% de las veces puedes organizarte para tener relaciones sexuales en uno de los dos días más fértiles del mes.

Moco cervical: Si en verdad quieres dedicarte en serio a detectar la ovulación, tal vez querrás registrar tu moco cervical junto con tu temperatura. Esto es un poco más complicado que registrar la temperatura, y por lo menos para algunas mujeres (léase yo), hay un factor desagradable. Esta es la idea: aproximadamente en el momento de la ovulación tu cuerpo produce un tipo de moco ideal para que los espermatozoides naden en él. Puedes detectar este moco en tu cérvix y alrededor de él.

Para hacerlo, debes introducir un dedo en tu vagina y moverlo alrededor del cérvix. Con esto recolectarás algo del moco que puedes analizar. Justo antes de la ovulación estará elástico, casi como clara de huevo. Los días en que tienes este tipo de moco elástico son ideales para la concepción. La elasticidad está en su máximo punto el día de la ovulación.

Este método tiene varias ventajas. A diferencia del registro de la temperatura, verificar tu moco cervical te puede indicar que intentes concebir en este momento, en lugar de haberlo intentado dos días antes. Puede hacerse a cualquier hora del día, y funciona aunque duermas mal, tengas fiebre, etc. Muchas mujeres utilizan esto junto con la gráfica de la temperatura: si ambas señales coinciden (por ejemplo, que tengas el tipo correcto de moco y un día o dos después aumente tu temperatura) puedes tener una idea bastante buena de tu ciclo.

También tiene sus desventajas. La principal es que puedes sentirte incómoda hurgando en tu vagina. Otro problema es que el semen puede parecerse bastante a un moco de muy buena calidad, por lo que es importante esperar algún tiempo después del coito (idealmente un día o dos) para poder verificar. E incluso si no has tenido relaciones sexuales, puede ser un poco difícil clasificar con precisión la «calidad» del moco. A la mayoría de las mujeres les toma unos cuantos meses de práctica distinguirlo con claridad.

Si lo haces de manera correcta, colectar el moco cervical es similar a registrar la temperatura corporal con precisión. En el mismo estudio que abordó la exactitud del registro de la temperatura, los investigadores también hicieron que las mujeres identificaran su día de ovulación basándose en el moco cervical. El día real de la ovulación correspondió a la fecha identificada con base en el moco cervical en casi un 50% de los casos. En otro estudio con un diseño similar,9 pero el cual se enfocó solo en el moco cervical, los investigadores encontraron que monitorear el moco identificaba el día de la ovulación en casi un 34% de los casos, y el día previo a la ovulación en otro 25% de los casos.

Kits de pruebas de detección de ovulación: El registro natural de la fertilidad ha existido durante décadas. Mi mamá recuerda haber hecho el registro y la gráfica de su temperatura (dice que no le salía mejor que a mí) cuando intentaba concebir a mi hermano menor. Es barato (un termómetro de alta calidad no cuesta mucho, y tal vez unas cuantas hojas de papel milimétrico), y puede ser bastante preciso, en especial una vez que entiendes cómo hacerlo.

Pero si lo que quieres es una señal muy precisa del día de tu ovulación, tal vez tendrás que recurrir a la alta tecnología: tiras reactivas de detección de ovulación para orina. Estas detectan niveles altos de hormona luteinizante (HL), que indica la ovulación. Utilizar las tiras es sencillo. Empiezas cerca de la fecha en la que piensas que vas a ovular y orinas en una tira todas las mañanas. La hormona detectada por esta prueba tiene su punto más alto el día anterior a la ovulación, por lo que un resultado positivo indicará que sería ideal que intentaras concebir en las siguientes 48 horas (eso sería el día anterior al día de tu ovulación) para elevar las probabilidades de embarazo.

La gran ventaja de estas pruebas es la precisión. En el mismo estudio que evaluó el registro y elaboración de gráficas de la temperatura y el moco, las pruebas de ovulación basadas en la orina dejaron a los primeros muy mal parados, pues estas pruebas identificaban el día de la ovulación el 100% de las veces. Un estudio del monitor de fertilidad de Clearblue encontró específicamente que el 23% de las mujeres a las que les dieron al azar acceso a esta tecnología se embarazaron en los dos meses que duró el estudio, frente a solo un 15% que no lo tuvieron.10 Utilizar estas pruebas también es bastante fácil: solo orinas en una tira y eso es todo.

La desventaja es el coste. Estas pruebas cuestan entre 30 y 40 euros al mes, multiplicados por el número de meses que las necesites.

Tal vez no sea sorprendente que, en los últimos años, hayan surgido más opciones de alta tecnología para lidiar con el problema de la predicción de la ovulación. El rastreador de fertilidad Ava, por ejemplo, usa un reloj para rastrear su ciclo en función de la temperatura y otros cambios fisiológicos. Y una aplicación asociada te dice cuándo tener sexo. ¡Qué romántico!

Algunos de estos, el rastreador Mira, por ejemplo, combinan una aplicación con una varita reutilizable para orinar, lo que te ahorra la molestia de comprar muchas tiras individuales para orinar.

Si estos hubieran existido cuando estaba tratando de quedarme embarazada, los habría comprado sin dudarlo; probé por un tiempo algo llamado OV-Watch, una versión de primera generación de estos, pero nunca pude lograr que funcionara.

¿Es alguno de estos métodos útil? Los datos sugieren que sí lo son, pero para mí quizá el mayor beneficio fue solo que me dieron una manera de sentir que tenía el control. La gente dice (y está en lo correcto) que parte del embarazo y, en especial, la paternidad, es renunciar al control. Solo que yo no estaba lista para hacerlo todavía.

Lo más importante

• ¡La sincronización importa! Las tasas de embarazo son altas si tienes relaciones sexuales el día de la ovulación o el día anterior, pero disminuyen rápidamente si te alejas de estos días. Es posible quedarse embarazada si tienes relaciones hasta cinco días antes de ovular, pero es mucho menos probable. Después de ovular, olvídate del tema hasta el siguiente mes (puedes tener relaciones sexuales, ya sabes, por puro gusto).

• Después de dejar de tomar la píldora, tu ciclo menstrual normal puede tardar hasta nueve meses en reanudarse, pero no afecta a largo plazo tu fertilidad.

• Los métodos poco sofisticados para detectar la ovulación (registro y elaboración de una gráfica de la temperatura y el moco cervical) son informativos, pero no son 100% precisos.

• Los métodos más sofisticados, como las tiras de orina para detectar la ovulación, son más caros pero muy precisos.