[4:1] En Ubik ha cesado la fuerza impulsora del tiempo (o la fuerza temporal expresada como un campo érgico). Todos los cambios vienen como resultado de ello. Las formas involucionan. El sustrato se revela. El enfriamiento (la entropía) logra establecerse sin impedimentos. El equilibrio se ve afectado por la desaparición del campo de fuerza impulsor del tiempo. El esqueleto, por así decirlo, del mundo, de nuestro mundo, queda revelado. Vemos el Logos abordar las muchas entidades vivientes.* Ayudarlas y asesorarlas.† Somos entonces conscientes del Atman en todas partes. La presión que el tiempo ejerce en todo, una vez abolida, revela muchos elementos que subyacen bajo nuestros fenómenos.
Si se detiene el tiempo, esto es lo que ocurre, estos cambios.
No la inmovilidad helada, sino la revelación.
Todavía quedan las fuerzas retrógradas restantes, en activo. Y también fuerzas positivas subyacentes distintas al tiempo. La desaparición del campo de fuerza al que llamamos tiempo revela cosas buenas y malas, esto es, entidades pedagógicas (Runciter, que es el Logos), el Atman (Ubik), Ella; no es un mundo estático, pero comienza a enfriarse. Lo que falta es una forma de calor: el Atón. El Logos (Runciter) puede decirte lo que debes hacer, pero careces de la energía (calor, fuerza) para hacerlo (es decir, tiempo).
El Logos no es una forma de vida energética retrógrada, sino el Espíritu Santo, el parákletos. Si el Logos está fuera del tiempo, dejando su impronta en todo, a continuación, el Espíritu Santo se sitúa en el extremo derecho o lejano o completado del tiempo, hacia el cual se mueve el flujo del campo (el flujo del tiempo). Recibe el tiempo: el terminal negativo, por así decirlo. Está relacionado con el Logos en términos que incorporan las directivas de palabras y poderes organizativos mundiales, pero a un nivel muy débil, puede progresivamente superar el campo del tiempo y fluir hacia atrás contra él, dentro de él, incidiendo y penetrando. Se mueve en la dirección opuesta. Es el «anti-tiempo». Así pues, lo correcto es distinguirlo del Logos, que por así decirlo llega al flujo del tiempo desde fuera, desde la eternidad o el universo real. El E. S. está en el tiempo, y se mueve: retrógrado. Al igual que los taquiones1, su movimiento es temporal, opuesto al nuestro y a la dirección normal del movimiento de causalidad universal.
El Logos consigue el equilibrio al actuar en tres direcciones: detrás de nosotros como una presión causal temporal; desde arriba, y por último, con la forma final, el muy débil E. S. que tira de cada forma hacia la perfección. Sin embargo, el equilibrio tal y como lo conocemos se está perdiendo a favor de una creciente proporción de teleología retrógrada. Esto implica que estamos entrando, que hemos entrado, en un momento único: estamos a punto de completar las múltiples formas. Las últimas piezas van a encajar en el patrón general. La tarea o el modo del E. S. se está completando. No está empezando, ni renovándose o manteniéndose sino que está finalizando, terminando. Una analogía sería el tránsito de un vehículo de un planeta a otro. La primera etapa es la gravedad del planeta de origen; luego llega el equilibrio entre los dos planetas en términos de su atracción; a continuación, la creciente fuerza del campo de gravedad del planeta de destino a medida que se apodera de la nave y completa el viaje. Principio, medio, fin. Finalmente, uno detecta la activación del campo de recepción, y luego corrige.
Cuando escribí Ubik, construí un mundo (un universo) que se diferenciaba del nuestro solo en un aspecto: faltaba la fuerza impulsora del tiempo.* Que el tiempo en nuestro propio universo real pudiera debilitarse, o incluso desaparecer por completo, no se me ocurrió porque en ese momento yo no concebía el tiempo como una fuerza en absoluto (vide la teoría del astrofísico soviético2). Pensaba en términos kantianos. Como un modo de percepción subjetiva. Ahora creo que el tiempo, en este punto de expansión del universo (o por alguna/s otra/s razón/razones), ha empezado en realidad a debilitarse, al menos en relación con otros campos. Por lo tanto, al ser esto cierto, una parte de la experiencia Ubik podría adivinarse. En efecto, he tenido esa experiencia, o una parte de ella. Es decir, el tiempo todavía sigue, pero han surgido fuerzas contrarias que lo afectan y dejan al descubierto el paisaje Ubik, aunque solo sea por unos momentos, es decir, de manera temporal. Luego, el tiempo recupera su soberanía.
Lo que uno esperaría es doble: (1) material (por ejemplo, información, imágenes, campos de energía débiles, etc.) procedente del futuro que se filtra o traspasa hacia nosotros, mientras seguimos adelante. (2) Retrocesos abruptos por nuestra parte hacia períodos de tiempo anteriores pero recientes, como una aguja sobre un disco que se desliza hacia un surco previo que ya ha sonado y que sigue tocando a partir de ahí como si nada hubiera pasado.* El disco no sería consciente de ello, aunque las respuestas subcorticales, y quizá una vaga sensación de amnesia, o los sueños, etc., nos indicarían que algo estaba «mal». Pero sería esa filtración que retrocede hacia nosotros procedente del futuro, no a través de nosotros, sino «hacia» nosotros, de la que seríamos conscientes (podemos llamarlo «percepción extrasensorial», etc.), y sin embargo, no seríamos capaces de relatarla.
Pero lo que es más revelador es que en marzo, al comienzo del proceso de la irrupción del «Otro Santo» en mí, cuando vi el universo tal como es, vi cómo el agente activo, una entidad plasmática del futuro parecida a una letra iluminada dorada y roja, organizaba cosas aquí y allá: organizaba lo que el tiempo impulsaba hacia adelante. Más tarde llegué a la conclusión de que había visto el Logos. Lo que es importante es que para mí fue una percepción, no una inferencia intelectual o un pensamiento sobre lo que podría existir. Llegó aquí desde el futuro. Estaba/está vivo. Poseía una cierta cantidad pequeña de poder o energía, y una gran sabiduría. Era/es santo. No solo era visible a mi alrededor, sino que, evidentemente, es la misma energía que entró en mí. Estaba a la vez dentro y fuera. Así pues, el Logos, o lo que fuera, esta forma de vida plasmática del futuro que vi, satisface, tan cerca como pude comprender, la mayoría de los criterios teóricos anteriores. †
Además, las teorías cristianas/católicas oficiales sobre el Espíritu Santo lo representan así: retrocediendo desde el final de los tiempos hasta verterse en las personas. Pero si el Espíritu Santo solo puede entrar en uno, si solo está en el interior, entonces lo que vi que era de oro y rojo por fuera, como fuego líquido, no era el E. S., sino el Logos. Creo que todo es la misma cosa, que uno está en el interior y el otro en el exterior. ¿Qué diferencia supone? No es más que una disputa semántica; lo importante es que VUELVE DEL FUTURO, es electrostático y está vivo, pero con un campo débil. Debe de ser una forma similar a la radiación [...].
Sin embargo, eso que provocó que viera de manera diferente y que me hizo ser diferente debe distinguirse de lo que vi y en lo que me convertí. Una energía bioplásmica semejante al orgón entró en mí, o se levantó en mí y provocó cambios en mí. Eso ya en sí es un enorme milagro..., pero la conciencia aumentada hizo que viera un universo diferente, uno que contenía las hebras vivientes de color rojo y dorado de la actividad en el mundo exterior, un mundo enormemente cambiado, muy parecido el mundo de Ubik. Pero siento una unidad entre la fuerza que me cambió y la energía de color rojo y oro que vi. Desde dentro de mí, como parte de mí, se asomó y se vio a sí mismo.
Carta a Peter Fitting,3 28 de junio de 1974
[4:6]
Querido Peter:
[...] En cuanto a algunos de los temas intelectuales y teóricos que todos discutimos el día que tú y tus amigos estuvisteis de visita, recuerdo en particular la declaración que te hice (que creo que también grabaste en tu cinta) sobre que «el universo se está moviendo hacia atrás», una declaración bastante extraña por sí misma, lo admito. Lo que quise decir con eso fue algo que en ese momento no podía expresar realmente, ya que había tenido una experiencia, varias, de hecho, pero sin tener los términos. Ahora, al haber leído más, tengo algunos términos, por así decirlo, y me gustaría describir algunas de mis experiencias personales utilizando, de forma pragmática, el concepto de los taquiones, que se supone que son partículas de origen cósmico (cito a Arthur Koestler) que vuelan más rápido que la luz y, en consecuencia, en una dirección temporal inversa. «De este modo, llevan información del futuro a nuestro presente, como la luz y los rayos X de las galaxias lejanas llevan información del pasado remoto del universo a nuestro ahora y aquí», dice Koestler. A la luz de estos avances, ya no podemos excluir a priori la posibilidad teórica de los fenómenos precognitivos». Y etcétera. (Harper’s, julio de 1974).4
Llevaba varios meses experimentando con algo que había leído mientras investigaba sobre el cerebro, en particular los nuevos descubrimientos sobre los fenómenos del cerebro dividido, para mi novela Una mirada a la oscuridad. Había descubierto que el cerebro puede transducir campos externos tanto de alta como de baja frecuencia siempre que el factor térmico sea suficientemente bajo. Además, había leído que las megadosis de vitaminas pueden mejorar las conexiones neuronales y producir un gran aumento de la eficiencia cerebral. Comencé a intentar, sobre la base de lo que sabía, poner en marcha los dos hemisferios de mi propio cerebro utilizando la receta de las megadosis de vitaminas hidrosolubles; al mismo tiempo, intenté una y otra vez excluir los campos eléctricos externos ordinarios que acostumbramos a sintonizar: los campos artificiales creados por el ser humano, que consideramos «señal», y al mismo tiempo traté de transducir directamente lo que solemos considerar como «ruido», en particular los campos eléctricos naturales débiles.
Una noche me encontré inundado de gráficos de colores que se parecían a las pinturas no objetivas de Kandinsky y Klee, miles de ellos, uno tras otro, tan rápidos que parecían un flash cut de los que utilizan en el cine. Esto duró ocho horas. Cada cuadro estaba equilibrado, tenía una excelente armonía y poseía un estilo idiomático, el de un conocido artista no objetivo. No podía explicar lo que estaba viendo (esto tenía lugar en la oscuridad, y era evidentemente la actividad de los fosfenos dentro de mis ojos, pero la fuente de la estimulación de los fosfenos era un enigma para mí en ese momento), pero estaba seguro de que esas decenas de miles de gráficos armoniosos, equilibrados, bastante profesionales y estéticos no podían originarse dentro de mi propia mente o cerebro. No tengo facilidad para el dibujo, y además había demasiados; ni siquiera Picasso, cuyo estilo predominó durante más de una hora, pintó tantos jamás, aunque es muy probable que sí que viera tantos en su propia cabeza.
En estudios posteriores sobre el cerebro me enteré de la existencia de un fluido cerebral inhibidor llamado GABA; cuando su efecto disminuye drásticamente, es decir, cuando un estímulo externo provoca la desinhibición y se inhibe la activación de una secuencia programada hasta ese momento, a menudo se experimentan esos gráficos de colores. Así que llegué a la conclusión de que se había producido una desinhibición gigantesca, única en mi vida, de hecho, aunque no pude identificar el estímulo externo ni comprender las secuencias programadas o engramadas. Al mismo tiempo (a lo largo de los siguientes días) me encontré poseído por una enorme energía e hice un montón de cosas inusuales. Esto, de hecho, fue probablemente lo que me provocó tal aumento de la presión arterial que mi médico tuvo que hospitalizarme. Estaba constantemente activo, y de modos distintos. Esto tiende a confirmar la teoría de la desinhibición masiva y la activación neuronal no utilizada a lo largo de vías neuronales hasta entonces inusuales, tal vez un hemisferio entero del cerebro mantenido a la espera hasta ese momento, sin que supiera para qué.
Puede que todo esto fuera inducido por las enormes dosis de vitaminas hidrosolubles que tomé, gramo tras gramo de vitamina C, por ejemplo. Pero lo dudo. Al mismo tiempo que experimentaba la liberación de energía psíquica (para usar la frase de Esther Harding, recogida por Jung), fui consciente del lenguaje de pathos dirigido a mí desde todas las criaturas, y finalmente, a medida que se extendía, y es el punto al que quiero llegar, desde la dirección del cielo, especialmente por la noche. Tuve la aguda intuición de que algún tipo de información nos llegaba a todos, de hecho nos bombardeaba, desde el espacio sideral.
Durante cierto tiempo me imaginé que me había visto involucrado de alguna manera por accidente en un experimento de percepción extrasensorial: la transmisión de unos gráficos a larga distancia. Escribí a un laboratorio de Leningrado y les conté mi experiencia, porque en ese momento tenía la sensación de que el punto de origen de estas señales estaba muy lejos, y, por tanto, en la URSS. Ahora creo que el punto de origen estaba aún más lejos: creo que, de alguna manera, durante un corto período de tiempo, transduje el bombardeo de taquiones que nos llega constantemente, y que los animales utilizan para programarse y realizar lo que llamamos «actos instintivos». Había intentado conscientemente transducir los campos débiles externos, algo que sé que es posible, y sé que cuando se logra, la eficiencia del cerebro aumenta; sin embargo, no tenía ninguna idea previa de qué campos podría transducir, excepto que sentía que serían naturales y no creados por el ser humano, y qué información, si es que la hay, podrían contener. Solo esperaba una mayor eficacia neuronal. Obtuve más que eso: información real sobre el futuro, porque durante los tres meses siguientes, casi cada noche, mientras dormía, recibía información en forma de impresiones: palabras y frases, letras y nombres y números, a veces en forma de páginas enteras, a veces en forma de papel de escribir y escritura holográfica, a veces, curiosamente, en forma de caja de cereales para bebés en la que se escribía y tecleaba todo tipo de información bastante significativa, y, finalmente, pruebas de imprenta sostenidas para que las leyera y que, según me dijeron en mi sueño, «contenían profecías sobre el futuro», y durante las dos últimas semanas un libro enorme, una y otra vez, con página tras página de líneas impresas.
Sin la teoría de los taquiones carecería de cualquier tipo de formulación científica, y tendría que declarar que «Dios me ha mostrado las sagradas tablillas en las que está escrito el futuro» y así sucesivamente, como hicieron nuestros antepasados, allá en los desiertos de Israel bajo el cielo mientras cuidaban sus rebaños dormidos. Koestler también señala que, según la teoría moderna, el universo va del caos a la forma; por lo tanto, el bombardeo de taquiones contendría información que expresaría un mayor grado de Gestalt que una información similar sobre el presente; así pues, este continuo temporal nos parecería más vivo, más animado por un espíritu consciente, lo que daría lugar al concepto de Dios. Esto crearía sin duda la idea de propósito, en particular el propósito que se encuentra en el futuro. Por lo tanto, ahora tenemos un método científico para considerar la noción de teleología, creo, y por eso le escribo ahora, para expresar esto, mi propio sentido de las causas finales, como lo discutimos ese día.
Buena parte de esta información impresa que llega en sueños ha tenido una cualidad de enseñanza, de formación y de dirección; tiende a informarme y a guiarme, y a hacerme consciente de lo que debo hacer. Literalmente me educa, y estoy seguro de que cada pequeña criatura, cada bicho y planta y animal y pez tiene la misma sensación. He observado a mi gato, ahora, cuando se sienta en el solárium por la noche; está sin duda considerando el mundo sideral por encima de él y los objetos que no se mueven por debajo; cuando entra en casa una o dos horas más tarde parece cambiado, como si le hubieran enseñado algo durante ese período y lo supiera. Creo que esto nos pasa a todos, pero yo conseguí conscientemente transducir por encima del umbral de la conciencia, lo cual es inusual pero no único, y me di cuenta de este proceso natural y normal constante que da forma a toda la vida desde el futuro, como describe Koestler. A menudo se le describe como el «Plan Divino», o mejor aún, «Creación Continua». Cualquiera de estos términos sirve, pero yo lo considero para mis propios propósitos como una impresión informativa continua desde el futuro que nos dirige a todos, no en el sentido coercitivo como lo hace el pasado, sino que se experimenta, y con razón, como volición. Por así decirlo, como el libre albedrío. Este término me suena bien cada mañana cuando me despierto y reflexiono sobre las páginas impresas que he visto durante la noche; no estoy obligado a hacer lo que la información me muestra; soy libre de considerarla, digerirla y comprenderla y, con su ayuda, actuar en consecuencia.*
Durante más de dos meses estuve convencido de que el Espíritu Santo, es decir, Dios, me dirigía, y en cierto sentido es verdad; es una cuestión de semántica: en otra época, habrían sido los únicos términos de los que hubiéramos podido disponer; habríamos hablado de una visión divina, etc. Lo que pienso ahora es que se pueden aplicar mejor términos más modernos; el futuro es más coherente que el presente, más animado y resuelto, y en un sentido real, más sabio. Sabe más, y parte de ese conocimiento se nos transmite por lo que parece ser un fenómeno puramente natural. Nos está hablando una entidad muy informada: la de toda la creación, que nos precede en el tiempo.
Cordialmente,
PHILIP K. DICK
P.D. A propósito de Ubik (no de la novela, sino de la fuerza descrita en mi novela) quizá ya estaba tomando conciencia de esta coherencia total hacia la que se dirige el universo y que nos bombardea hacia atrás, por así decirlo, con información sobre sí mismo, dándonos así una cierta conciencia de sí mismo. Me parece que, a efectos puramente ficticios, la descripción y el nombre dados en la novela serían más bien precisos con respecto a la teoría de los taquiones, que está relacionada con la teoría de que el universo se dirige del caos a la forma. Ubik nos habla desde el futuro, desde el estado final al que todo se dirige; por tanto, Ubik no está aquí, es decir, en el ahora, sino que lo estará, y lo que recibimos es información sobre y de Ubik, como recibimos señales de televisión o de radio de transmisores situados en otros espacios de este continuo temporal.
No veo ninguna objeción en interpretar el significado de la fuerza Ubik de esta manera. Tampoco en interpretar el propósito de la novela Ubik diciendo que en ella intentaba expresar de un modo sutil e inconsciente una serie de experiencias que había tenido la mayor parte de mi vida de una fuerza que dirige, da forma y ayuda, y que informa, mucho más sabia que nosotros y que de ninguna manera podíamos percibir directamente; no sabía dónde estaba o cómo se llamaba; solo la conocía por sus efectos: en términos de Kant, es (o según entiendo ahora que será) una «cosa en sí misma».
Así expresaría el propósito de la novela, mi propósito, de algún modo, como un enunciado ficticio que contiene una presentación de esta presencia directa para la que elegí arbitrariamente el nombre de «Ubik». Es posible que Ubik (o, más exactamente, la futura Gestalt total de propósito y sentido) haya escrito el libro a través de mí, pero solo en el sentido de que todas las criaturas, desde los saltamontes hacia arriba, en particular las pequeñas criaturas como los saltamontes, están «escritos a través» de lo que llamamos instinto, más que «escriben» sus propias vidas. Sin embargo, creo que se podría decir esto, en lugar de hacerlo leer: Ubik, por Philip K. Dick, se podría presentar así:
PHILIP K. DICK
Por
Ubik
En cierto sentido estoy bromeando, por supuesto, pero en otro sentido no.
No me siento «escogido» por una Fuerza del Futuro, como si fuera su instrumento, etc., obligado a manifestar su palabra, etc., no más de lo que ocurre cuando estás viendo un programa de televisión, que la emisora te ha escogido a ti. Se transmite; simplemente se irradia en todas las direcciones y algunas personas lo sintonizan, otras no; a algunas les gusta lo que ven y oyen, otras lo rechazan. Todo lo que hice fue transducir, como hacen todas las criaturas. Me limité a dar a lo que recibí un lugar de residencia y un nombre, como dijo Shakespeare.
P.P.D. Un aspecto de considerar esto como un sistema de transmisión y recepción-transducción de información (como un teletipo) podría por fin arrojar algo de luz sobre el fenómeno, por otro lado, desconcertante, de la glosolalia cuando es tomada por el «Espíritu Santo». En mi recepción del bombardeo de taquiones (suponiendo que esto sea lo que es, por supuesto) con frecuencia o bien no transduce correctamente (error en el extremo receptor) o bien hay un lapso de transmisión precisa (como si el operador de teletipo pusiera los dedos en la fila equivocada de las teclas, etc.). Cuando esto ocurre, en lugar de ver, en mis sueños, los pasajes de prosa inglesa perfectamente articulados que serían el resultado de que todos los componentes funcionaran correctamente, obtengo galimatías como este: «nombres» y «palabras» sin sentido y secuencias de números que no tienen significado. A no ser que uno sea muy, muy cuidadoso a la hora de factorizar, de utilizar un circuito de rechazo escrupuloso de algún tipo (supongo que esto vendría con la práctica), uno se enfrenta a la tarea de dar sentido a números enteros aleatorios o inexactos. Doy estos ejemplos reales:
832 |
Comando Impar |
835 |
G-12 |
5412960 |
5242681 |
Eleanor |
P-13 |
Señor Arensky |
|
Señora Aramcheck |
|
Sadasa Ulna |
|
17 |
Si tenemos en cuenta la distancia que recorren estos paquetes de información, y su velocidad, se debe producir mucha contaminación, pérdidas de señal y otras intromisiones habituales en la materia contenida, una charla cruzada desde otros campos, de modo que cuando los taquiones inciden por fin en nosotros, incluso si nuestra transducción es magnífica (como en el caso de los «místicos» y los «santos») habrá algo menos que una construcción significativa perfecta. Supongo que a partir de estas divagaciones del tipo «etoin shrdlu» (o lo que sea que se obtenga en una linotipia cuando los dedos van de izquierda a derecha) se construyen los diversos «Nombres de Dios»; ellos suministran la espuria y dogmática Sagrada Escritura, como la que los mormones atesoran como su inspiración.
Si recuerdas la extraña palabra que encontraron en la isla desierta de Roanoke en 1591, «Ctosyoan», tallada en un árbol y con todo el mundo desaparecido de forma misteriosa, bueno, mira, acabo de escribirla; tenía los dedos en una tecla a la derecha en mi teclado: la palabra es «Croatoan»; la estaba copiando de mi libro de texto y tenía los ojos lejos de la manos. De este modo se demuestra maravillosamente mi punto de vista. Pero los estudiosos llevan siglos intentando averiguar qué significa «Croatoan». Probablemente no signifique nada; los aterrorizados colonos del lugar, enfrentados a una o más fuerzas hostiles (hambruna, indios, peste, etc.), tuvieron una inspiración y abandonaron la isla hacia algún otro santuario, creyendo que esas letras tenían alguna clase de significado. Tal vez el teleoperador cósmico apartó la mirada un momento, como hice yo, y se equivocó.
En mi novela Gestarescala, hay un personaje femenino llamado Mali Yojez. Como no se me ocurría ningún nombre, pulsé las teclas al azar y utilicé lo que salió. Años más tarde, un friki quemado que había leído el libro me echó una mirada de secreta acusación insinuante y me dijo señalando esas letras usadas como nombre: «Soy yo, en tu libro hablas sobre mí». Le dejé claro que Mali Yojez no era en absoluto su nombre. «Es un código que has utilizado para ocultar mi nombre y que yo no lo supiera. Pero lo sé», me explicó. Le dejé claro también que había escrito y publicado el libro años antes de conocerlo, y su alegría paranoica y omnisciente aumentó. «Eso demuestra lo inteligente que eres. Incluso me conocías de antemano». Ya ves lo que quiero decir, Peter.
He vuelto a poner la hoja en la máquina de escribir porque justo cuando iba a enviarla por correo se me ha ocurrido que, según mi teoría de los taquiones, bien podría haberme anticipado al encuentro con el susodicho friki quemado. Esto me trae a la mente la extraña y espeluznante sensación de que mis novelas se están haciendo gradualmente realidad. Al principio me reía de eso, como si fuera solo un asunto menor; pero con los años, Dios mío, llevo 23 años vendiendo historias, me parece que, de un modo gradual, sutil pero real, el mundo ha llegado a parecerse a una novela de PKD; o, dicho de otro modo, subjetivamente siento que mi mundo real se parece al tipo de universo típico que solía crear meramente como ficción, y que abandonaba, a menudo felizmente, cuando terminaba de escribir.
Hay otra gente que también lo ha comentado, la sensación de que cada vez más están viviendo en una novela de PKD. Y varios locos me han acusado incluso de haber traído el mundo moderno por culpa de mis novelas.
Bueno, con esto bien se podría argumentar mi teoría de los taquiones, supongo, aunque no se me había ocurrido hasta ahora. Digamos que una entidad creativa ajena a mi personalidad consciente me inspira a escribir lo que escribo. (Había imaginado que era mi subconsciente, pero esto solo suscita la pregunta «¿Qué es el subconsciente?»). No hay duda de que, francamente, en realidad yo no escribo mis novelas, sino que proceden de alguna parte de mí que no es el yo. A menudo contienen sueños que he tenido (esto también le ocurría a Lovecraft, según he oído). Si el bombardeo de taquiones inspirara mis novelas, entonces sería lógico que en el mundo (en realidad es el mismo mundo que mis libros representan, como se ha señalado en ensayos críticos muchas veces), con el paso de los años, mis libros, por así decirlo, se hicieran realidad. Tratan sobre el futuro de dos maneras: lo describen de forma ficticia, como suele hacer la literatura de ciencia ficción, y, al estar inspirados en información de taquiones sobre el futuro real (o varios futuros alternativos posibles), describen la realidad que se avecina. ¿No es nuestro mundo actual algo parecido al de Lotería Solar, mi primera novela? ¿Y en otras novelas mías posteriores aún más? Por cierto, no deseo estar en una de mis propias novelas. Así que esto no es una materialización de mis deseos. En cualquier caso, no soy la única persona que se ha dado cuenta de que el mundo parece comenzar a asemejarse a mis novelas; hace poco me señalaron que si hubiera esperado un año más para sacar Fluyan mis lágrimas habría quedado desfasada (en realidad, estaba prácticamente acabada en 1970).
Varias veces he tenido la extraña experiencia de encontrarme con personas que se parecen a personas, a personajes, que había inventado para mis novelas. En Lágrimas hay una chica de diecinueve años llamada Kathy, a la que Jason conoce; es una chica de la calle, por así decirlo, que vive una existencia casi ilegal. Al año siguiente, 1971, acabé conociendo a una chica de la misma edad que llevaba una vida tan parecida a la de la chica de la novela que me asusté; me asustó que si alguna vez leía el libro me demandara. Se llamaba Kathy.
No soy la fuente verdadera y real de mi propia ficción, y siempre me he preguntado cuál era la fuente. John Denver, el cantante de música folk, dice que no compone sus numerosas canciones: «Están ahí fuera, en el aire, en algún lugar, y yo solo las pesco», explica. Bueno, mis novelas no están ahí fuera en el aire; están en mi inconsciente, ¿o quizá sí? Tal vez Denver tenga razón; nos llega desde un punto de vista físicamente exterior a nuestro cerebro, no desde lo más profundo de la superficie. De hecho, a menudo se considera que la ciencia ficción es «historia futura», y esa es una idea que he combatido, con gran irritación, a lo largo de los años. Y, sin embargo, me encuentro con el hecho de que el tiempo y la historia me han alcanzado, lo que quizá sea una de las razones por las que tú y otros estéis decepcionados con Fluyan mis lágrimas; esperé demasiado tiempo para sacarlo a la luz. Dicho de otro modo, la distancia entre mi visión y el mundo real se ha ido reduciendo a lo largo de los años; cuando escribí Lotería Solar era una visión que nadie más tenía, pero ¿cómo puedo afirmar que mi visión en Fluyan mis lágrimas es única de la misma manera? También podría hacerlo sacando la información de los periódicos, tal vez. Qué extraño. Qué aterrador, para mí, al menos.
Y, sin embargo, a partir de este mes de marzo, con el repentino bombardeo de la gráfica no objetiva, tal vez he vuelto a recuperar el contacto con el auténtico futuro; por ejemplo, la obra en la que estoy inmerso ahora es una secuela de El hombre en el castillo, por fin; he querido hacerlo durante doce años, pero nunca se me ocurrió una idea lo suficientemente buena. Basándome en mis experiencias a partir de marzo de este año, creo que por fin he dado con una idea lo suficientemente buena, y me he metido a fondo en ella. Siento que la fuerza creativa externa de la que he hablado a lo largo de esta carta, sea cual sea su origen, sea cual sea su naturaleza, me ha inspirado como nunca antes lo había hecho. Para mí, la calidad de su inspiración y el efecto en mi escritura es más importante que lo que realmente es, que cómo se llama. Pues bien, a partir de estas experiencias de los últimos tres meses tengo una idea estupenda, creo que la mejor de mi vida, y en ningún caso será algo que se pueda leer en el periódico de hoy. Tal vez lo que ha sucedido no sea ni más ni menos que un regreso repentino de la vieja fuerza de la creatividad que me impulsó en años y novelas anteriores. Sea lo que sea, que Dios lo bendiga, y me siento agradecido por ello. Deséame suerte y, además, hazme saber lo que piensas de todo esto; valoro tu opinión de forma única.
Carta a Claudia Bush, 5 de julio de 1974
[4:13]
Querida Claudia:
Desde la última vez que te escribí (cuando mandé la carta de 7 páginas a Peter Fitting más la carta de 2 páginas a ti) he seguido teniendo una y otra vez el mismo sueño que mencioné: se me presentaba un vasto e importante libro que debía leer. Ayer, por ejemplo, después de que Tessa y Christopher se fueran de picnic, eché varias siestas y tuve cuatro sueños en los que aparecía material impreso, dos de ellos relacionados con libros.
Durante tres meses, prácticamente todas las noches he tenido estos sueños con material escrito. Y en los últimos días se hizo evidente que se indicaba un libro concreto. Que el propósito final de todos esos sueños era llamar mi atención sobre un libro real en algún lugar del mundo real, que debía encontrar, tomar y leer. El primer sueño del 4 de julio fue mucho más explícito que los anteriores; bajé mi ejemplar de No temeré mal alguno de Robert Heinlein, una gran edición azul de tapa dura del Reino Unido, para que la vieran dos hombres. Ambos me dijeron que no era un libro (o el libro) que les interesara Sin embargo, estaba claro que el libro deseado era grande, azul y de tapa dura.
En un sueño que tuve hace un mes logré ver parte del título; terminaba con la palabra «Grove». En ese momento pensé que podría tratarse de Within a Budding Grove (A la sombra de las muchachas en flor), de Proust, pero no era así; sin embargo, había una palabra larga similar a «Budding» antes de «Grove».
Así que en la primera parte del día de ayer supe que estaba buscando un gran libro azul de tapa dura, muy grande y largo, según algunos sueños interminablemente largo, de hecho, en el que la última palabra del título era «Grove» y había una palabra antes parecida a «Budding».
En el último de los cuatro sueños de ayer, me fijé en la fecha de impresión del libro y volví a ver el estilo tipográfico. Estaba fechado en 1966 o posiblemente en 1968 (esto último resultó ser el caso). Así que empecé a estudiar todos los libros de mi biblioteca que podían encajar con estas características. Tuve la aguda intuición de que cuando lo encontrara por fin tendría en mis manos un libro de sabiduría mística, oculta o religiosa que sería una puerta a la realidad absoluta que hay detrás de todo el universo.
Por supuesto, existía la posibilidad de que no tuviera el libro en mi biblioteca, de que tuviera que salir a comprarlo. En varios sueños me encontraba en una librería haciendo eso. En una ocasión, el libro estaba abierto ante mí con las páginas chamuscadas por el fuego. Por eso me pareció que era un libro extremadamente sagrado, tal vez el que se ve en el Libro de Daniel5.
En cualquier caso, hoy he buscado todo el día por la casa, porque Tessa se encontraba mal por haberse quemado al sol, y de repente he encontrado el libro. La búsqueda de tres meses ha terminado por fin.
En cuanto bajé el volumen del estante supe que era el correcto. Lo había visto una y otra vez, cada vez con más claridad, hasta que tuve claro que no podía equivocarme. El libro se titula The Shadow of Blooming Grove, de tapa dura y color azul, con algo menos de 700 enormes páginas de letra diminuta. Se publicó en 1968. 6 Es el libro más aburrido del mundo; intenté leerlo cuando me lo envió el Club de Lectura Book Find, pero no pude.
Es una biografía de Warren G. Harding.
Cordialmente,
PHIL DICK
P.D. Te lo he contado para ser sincero, y sirve para demostrar que nunca hay que tomarse los sueños demasiado en serio. O bien demuestra en lo que te puede meter el inconsciente o el universo o Dios o lo que sea. Un chiste de tres meses. (Si quieres leer el libro te lo envío por correo. Los gastos de envío deben de ser enormes. ¿Tienes tres años por delante en los que no tengas planeado hacer nada?)
Carta a Claudia Bush, 13 de julio de 1974
[4:16]
Querida Claudia:
[...] Ya que te he deleitado hasta ahora con mi inusual (por quedarme corto) viaje a los Grandes Sueños de los Grandes Libros, entonces bien podría llegar hasta el final.
Verás, como ya he mencionado, entre otras cosas, he soñado con:
Un gran libro azul cuyo título termina con la palabra «grove» y antes de esta hay una palabra que empieza por «B» que podría ser floreciendo o brotando o algo así. Un libro en el que está todo lo que hay.
La sibila. Que lo sabe y lo ve todo... Los actos de las personas, sobre todo.
El cíclope (en el mismo sueño que el anterior). Aporta el Ojo que todo lo ve.
Un amigo llamado «Paul» me entrega pruebas de galeradas para que las lea, y me dicen que son de un «libro de profecías», y en el que encuentro un párrafo sobre mí. De nuevo, un enorme manuscrito de páginas impresas, pero no un verdadero libro encuadernado en nuestros términos. Sin embargo, es enorme.
La palabra «sintónico», que me dicen que es lo que soy, y que cuando me despierto creo que es un neologismo, pero finalmente busco y encuentro que es una palabra real, griega, que significa armonía con uno mismo, etc. En armonía con, etc. Un término clave en el pensamiento pitagórico, también romano.
Bueno, Claudia, pues tomemos los cinco anteriores en función de lo que he encontrado en mis extraños libros de referencia. A ver, la percepción extrasensorial se ha descrito como «cuando de alguna manera adquieres un conocimiento que no deberías tener», o «no tienes forma de tenerlo», ya sea sobre el futuro, o sobre lo que hay en la habitación de al lado, o en la mente de otra persona, etc., o en el pasado. Como te escribí hoy a primera hora, decidí buscar la Eneida de Virgilio, porque en el breve párrafo que te cité sobre la Sibila de Cumas es en el libro donde se la menciona. Bien, esto es lo que encontré:
En el libro III de La Eneida hay una larga descripción del cíclope.
En un libro posterior, Eneas conoce a la reina Dido, «[...]. Entonces la Sibila lo lleva a través de los pasajes místicos de las Arboledas Dichosas (Blissful Groves) donde los que llevaron una buena vida toman el sol en valles verdes y alegrías interminables» (Caesar and Christ de Will Durant, página 241). Nota: «Blissful Groves».
Así que tenemos aquí (1) al cíclope, (2) la sibila, y (3) las dichosas arboledas, que es indudablemente lo que vi en mi sueño, y también el hecho de que la sibila tiene un montón de libros de profecías que quemó uno por uno, como en mi sueño del libro chamuscado que sostenía en alto para que lo leyera, cada página bordeada con negro chamuscado. Como si el libro hubiera pasado por un incendio pero lo hubieran rescatado.
Verás, Claudia, yo no sabía ninguna de estas cosas. Y ciertamente es extraño que muchas de ellas provengan de un solo mito de la época romana y griega: hasta palabras griegas específicas como «syntonos», o como sea que se escriba en griego. También soñé una vez con la palabra «ulna», como menciona la forma «Sadasa ulna». Pues bien, la busqué y en latín significa «codo», pero también puede significar una medida de longitud, y la cita en mi diccionario completo de latín para ese uso es La Eneida de Virgilio, libro III. La palabra «ulna» aparece allí como usada por Virgilio de esa manera, y aunque le siguen otras citas, su aparición en ese libro parece ser el uso inicial que ha sobrevivido. Y el más conocido para los estudiosos.
Así que mis sueños parecen referirse una y otra vez a un paradigma específico, y ese paradigma se va explicando con cada sueño hasta que ahora no puedo evitar ver cuál es el paradigma.
O lo era hace 2000 años.
Así que esto podría ser colocado bajo la rúbrica «paranormal», o más exactamente «conocimiento paranormal».
Eso es lo que significan los sueños que he tenido desde mediados de marzo hasta ahora, es decir, decenas y decenas de ellos: esto es conocimiento profético. Es decir, puedo aceptar lo que viene y ya ha venido como una profecía precisa. Una vez establecido esto, las credenciales, por así decirlo, entonces puede pasar y ha pasado ya al conocimiento en sí. Como la noche pasada, sobre los asesinatos en este país, que la sibila dijo que incluían a Jim Pike, el obispo Pike, que conoció a Bobby Kennedy y al doctor Luther King, y que es mi amigo; conocí a Jim muy bien.
La sibila dijo que los tres robos en mi casa entre noviembre de 1971 y marzo de 1972, a lo largo de los cuales se llevaron todos mis papeles, tuvieron que ver con la creencia o el temor de que yo tuviera material que Jim Pike me había dado antes de su muerte. (Yo dije que él lo había hecho en el prólogo de mi novela de 1969 Laberinto de muerte). Ese fue el motivo de los tres robos de mis archivos. Tenían razones para pensarlo; lo había dicho en Laberinto de muerte.
Siempre me pregunté por qué se llevaron mis documentos. Nunca pude averiguarlo y la policía dijo que también estaba desconcertada.
En abril de este año, cuando estaba en el hospital por mi hipertensión arterial (causada realmente por estos «sueños»), conocí a un abogado y le conté en profundidad los robos en mi casa. Su teoría, después de pensarlo detenidamente, fue que lo más probable es que estuvieran buscando papeles relacionados con Jim Pike, material religioso que Jim me hubiera dado o me hubiera contado antes de su muerte. En al menos uno de mis sueños, Claudia, yo era Jim Pike; lo sé porque vi a «mi madre» y era la de Jim, la señora Chambers, a quien conocí una vez. Además, Jim era un estudioso del latín. Era su especialidad, de hecho, su alegría de vivir.
Estoy alucinado, si se tiene en cuenta su libro El otro lado, sobre los muertos que vuelven a la vida. Me mencionó en su prólogo por el trabajo de investigación.
Con cariño,
PHIL
Carta a Claudia Bush, 16 de julio de 1974
[4:34]
Querida Claudia:
Te mando una copia que hice para ti (escribí toda la puñetera copia palabra por palabra en mi propia máquina de escribir), de un breve artículo que redacté y en el que pienso mucho.
Te lo envío porque, en primer lugar, creo que tiene valor y es un regalo de mi parte, lo mejor que tengo para dar. (Iba a ponerlo en el mercado, pero no importa.) Hay, sin embargo, una segunda razón. Escribí esta breve pieza sin pensar en ningún sistema formal de pensamiento pasado o presente. Es simplemente lo que experimenté y creí. Al día siguiente, cuando lo leí, vi al instante que se trataba de una doctrina hindú incuestionable. Está el camino: dharma. Está el engaño que se cierne sobre la realidad: maya. Y está la luz de Dios que brilla por debajo de maya: Brahman. Pero más tarde me di cuenta de que todavía había más: el concepto claro del mentiroso; cuando busqué en mis libros de referencia lo encontré y lo reconocí enseguida cuando me dirigí a un pasaje sobre el zoroastrismo. El Dios de la Luz frente al Señor de la Mentira. Ahí estaba. No recordaba haberlo sabido antes. Tal vez sí, pero ya no era una parte consciente de mí.
No hace falta decir que la honestidad era valorada por los persas como la virtud más importante, después de la piedad (que era necesaria para justificar la honestidad, evidentemente, ya que en aquellos días había que asignar todo a una causa sobrenatural para que se mantuviera). Creían en otras cosas buenas, como las que les había revelado Zoroastro a través de Ahura-Mazda por medio del Avesta, como que era un pecado dar de comer alimentos no adecuados a un animal como el perro. Lo más grande del sistema persa era, por supuesto, su afirmación de la vida, del valor de la vida, de la alegría de vivir, de la justicia posible en este mundo y no en el siguiente, del valor de intentarlo. Se rechazaba la pasividad, la resignación y la desesperación, y me alegra decir que, una vez liberado del poder de la Mentira, vi que la pasividad, la resignación y la desesperación eran subproductos de la Mentira, y cualquier sistema de pensamiento o religión que los enseñara como si fueran virtudes (incluido el cristianismo) como una manifestación de la Mentira.
Bueno, pues ya lo he dicho. Cualquier sistema que diga: «Estamos en un mundo asqueroso, espera al siguiente, ríndete, no hagas nada, sucumbe», puede ser la Mentira básica, y si participamos creyéndola y actuando (o más bien no actuando) según ella, nos involucramos en la Mentira y sufrimos terriblemente..., lo que solo refuerza esa Mentira en particular. Me imagino que si el Buen Jesús me está escuchando ahora mismo se estará enfadando mucho, pero si sigue su propia filosofía se cruzará de brazos, mirará trágicamente hacia el cielo y no hará nada.
Mientras tanto, estoy tratando de traer de vuelta una visión afirmativa de la vida, como fue estampada furiosamente cuandoquiera que apareciera en la historia, y lo único que puedo desear es que no me atrapen. Bueno, lo harán, pero espero que no demasiado pronto. Es un mundo bonito y me gustaría quedarme por aquí y disfrutarlo durante mucho tiempo... pero tengo que decir lo que pienso, ¿no? Sean cuales sean las consecuencias.
Con cariño,
PHIL
8 de julio de 1974: El primer día de la crisis constitucional
(Adjunto, carta a Claudia Bush, 16 de julio de 1974)
Pero el estado de la situación es tan lúgubre aquí en los Estados Unidos... Dicen que los ancianos y los pobres están comiendo comida enlatada para perros, ahora, para mantenerse vivos, y que las hamburguesas de McDonald están hechas con ojos de vaca. La radio también dice que hoy, cuando Charles Colson, el antiguo consejero del presidente, entró en la cárcel, todavía llevaba su broche de corbata de Richard M. Nixon. «El sueño de California se está convirtiendo en una realidad», es una frase de una canción de Mamas and the Papas de hace unos años, pero qué espantosa realidad surrealista es: brumosa y peligrosa, con las sutiles y terribles manifestaciones del mal alzándose como rocas en la penumbra. Me gustaría estar en otro lugar. ¿Disneylandia, tal vez? ¿El último lugar cuerdo aquí? Para montarme en la atracción de Mister Toad y no bajarme nunca.*
El paisaje está deformado más allá de todo posible reconocimiento por la Mentira. Su oscuridad está por todas partes, y no nos topamos con nada que reconozcamos, solo cosas familiares sin posibilidad de una identificación precisa. Solo hay conmociones, hasta que nos quedamos insensibles, nos paralizamos y morimos. Cuando de repente dejé de creer en la Mentira, no empecé a pensar de forma diferente, sino que vi de forma diferente, como si algo hubiera desaparecido del mundo o hubiera dejado de interponerse entre el mundo y yo, algo que siempre había estado ahí. Como un dispositivo de encriptación que habían retirado: una encriptación deliberada. Todo, de repente, era un lenguaje claro. Dios parecía buscarme y expresar las cosas a través de las cosas y lo que ocurría. Por todas partes veía señales a lo largo de un camino, marcando Su presencia.
Cualquier lenguaje mentiroso crea de golpe una pseudorrealidad y contamina la realidad hasta que la Mentira se deshace. En cuanto uno miente se separa de la realidad. Uno mismo ha introducido la falsificación. Solo hay una cosa a la que nadie te puede obligar: a mentir. Uno solo miente para su propio beneficio. Se basa en una decisión interior invisible para el mundo. Nadie te dice: «Miénteme». El enemigo te dice: «Harás y creerás ciertas cosas». Es tu propia decisión falsear ante su coacción. No estoy seguro de que esto sea lo que quiere el enemigo, o en todo caso, el enemigo de siempre. Solo un Enemigo Mayor, por así decirlo, querría eso, uno con objetivos más importantes, y con una idea más clara de cuál es el propósito último de todo movimiento.
En algún momento del pasado, hace unos tres meses, debí de tomar conciencia por primera vez en mi vida de que la causa de mi miseria era la Mentira y que el enemigo, el verdadero enemigo, era un mentiroso. Recuerdo que en algún momento dije en voz alta algo parecido a: «Es un mentiroso; es un mentiroso», y sentí que ese descubrimiento era muy importante. Olvidé, o más bien supongo que no me importa, qué mentira concreta y de qué persona hizo que todo cambiara. Hubo una persona, hubo una mentira. Una semana después de que me diera cuenta, sin posibilidad de evitarlo, todo cambió radicalmente para mí, y el mundo comenzó a hablar en un verdadero lenguaje de signos: en silencio. La Mentira se había esfumado. La Mentira se ocupa del habla, escrita o hablada. Ahora ha desaparecido. Por fin brilla otra cosa. Veo al gato observando la noche durante horas. La ha visto toda su vida; es el único lenguaje que conoce.
Pienso mucho en mi primera infancia y recuerdo vívidamente acontecimientos de esa época, lo que supongo que es una señal clara de senilidad. Además, los sucesos que tuvieron lugar en los últimos diez años parecen borrosos y no forman realmente parte de mí. Su tristeza ha desaparecido: se ha agotado. Encuentro nuevas tristezas en mi pasado remoto, como estrellas que estallan cuando las percibo. Cuando sigo, vuelven a ser olvidadas. Sin embargo, la senectud suele ser un proceso gradual; la mía llegó de forma abrupta cuando noté que el gato trataba de discernir qué me causaba dolor (tenía gripe estomacal) y ver qué podía hacer para ayudarme. Finalmente, se subió a mi abdomen transversalmente y ronroneó. Eso ayudó, pero luego, cuando bajó de un salto, el dolor volvió a aparecer, por lo que el gato se subió de nuevo. Se tumbó sobre mí durante horas, ronroneando, y finalmente el ritmo alterado de mi estómago empezó a coincidir con el de sus ronroneos, lo que me hizo sentir mucho mejor. Además, la visión de su rostro regordete mirándome con preocupación, su gran interés por mí, su amigo, me cambió, al abrir de repente los ojos (llevaba una hora tumbado en el sofá) y ver su rostro peludo y preocupado, su atención fijada en silencio en mí. No era una ilusión. O, dicho de otro modo, su campo de energía, su fuerza, era en ese momento mayor que la mía, por pequeña que fuera, ya que la mía se había atenuado por la gripe y la suya estaba como siempre. Quizá su alma era en ese momento inusual, en ese momento crítico, más fuerte que la mía. No es habitual que el alma de un animal pequeño sea mayor que la de un hombre. Me dio calor y me recuperé, y siguió su camino. Pero yo cambié. Es una senilidad extraña, ser consolado y curado por un pequeño animal que luego sigue como siempre, dejándote diferente. Pienso en la senilidad como una pérdida de contacto, una caída de la percepción, de la realidad actual que lo rodea a uno. Pero esto era cierto y en el presente. No es un recuerdo.
Las garantías constitucionales de nuestro país han quedado suspendidas desde hace ya cierto tiempo, y ha comenzado un asalto a la estructura de controles y de equilibrios del gobierno. La República está en peligro; la República ha estado en peligro desde hace ya varios años y ahora está cercenada hasta casi ser simplemente una sombra de sí misma, apenas funcional. Creo que ahora la están esculpiendo en sus cabezas para decidir quién se sienta en su lugar para siempre. Nadie se da cuenta de todo esto, de que prácticamente todo en lo que creíamos está muerto. Esto se debe a que las personas que lo habrían denunciado están muertas: misteriosamente asesinadas. Es mejor no hablar de esto. He intentado hacer una lista de las cosas seguras de las que se puede hablar, pero hasta ahora no encuentro ninguna. Intento saber qué es la Mentira o qué son las Mentiras, pero ya no puedo distinguirlo. Tal vez siento que la Mentira se ha ido del mundo porque el mal es tan fuerte ahora que puede dar un paso al frente sin engaños. Ya no hay máscaras.
Sin embargo, algo que está vivo y no hace ruido brilla en la oscuridad. Ya lo vimos una vez, pero eso fue hace mucho tiempo, o tal vez lo vieron nuestros primeros antepasados. O nosotros lo vimos de pequeños. Entonces nos habló, nos dirigió y nos educó; ahora quizá lo haga de nuevo. Nos buscó en el clímax del peligro. No podíamos encontrarlo, teníamos que esperar a que viniera a nosotros.
Su sentido de la oportunidad es perfecto. Pero lo más importante es que lo sabe todo. No puede cometer errores. Debe volver por una razón.
[4:41] El mejor psiquiatra que he visto, el doctor Harry Bryan, adscrito al Hospital Hoover Pavilion, me dijo una vez que no se me podía diagnosticar debido a la vida tan poco corriente que había llevado. Desde que lo vi, he llevado una vida todavía menos corriente y, por lo tanto, supongo que el diagnóstico es aún más difícil ahora.
Sin embargo, hay algo extraño en mi vida y parece que así ha sido desde hace mucho tiempo; si viene de mi extraño estilo de vida o es la causa del estilo de vida, no lo sé. Pero ahí está.
Durante años he tenido la sensación de que no sabía lo que estaba haciendo; tenía que observar mis actividades y deducir, como un extraño, lo que estaba haciendo. Mis novelas, por ejemplo. Los lectores dicen que describen el mismo mundo una y otra vez, un mundo reconocible. ¿Dónde está ese mundo? ¿En mi cabeza? ¿Es lo que veo en mi propia vida y lo traslado inadvertidamente a mis novelas y al lector? Al menos soy coherente, ya que se trata de una sola novela. Tengo mi propio mundo especial. Supongo que están en mi cabeza, en cuyo caso son una buena pista de mi identidad y de lo que ocurre en mi interior: son improntas cerebrales. Esto me lleva a mi aterradora premisa. Parece que cada vez vivo más en mis propias novelas. No sé por qué. ¿Estoy perdiendo el contacto con la realidad? ¿O es que la realidad se está deslizando hacia una atmósfera de tipo Phil Dick? Y si es esto último, entonces, por el amor de Dios, ¿por qué? ¿Soy responsable? ¿Cómo puedo ser responsable? ¿No es eso solipsismo?
Es demasiado para mí. Al igual que un astrofísico que al estudiar un agujero negro hace que este cambie, parece que yo altero mi entorno pensando en él. Tal vez al escribir sobre ello y hacer que otras personas lean mis escritos cambie la realidad al leerla y esperar que sea como mis libros. Alguien ya lo ha sugerido.
Siento que he sido muchas personas diferentes. Muchas personas se han sentado en esta máquina de escribir usando mis dedos. Escribiendo mis libros.
Mis libros son falsificaciones. Nadie los escribió. La puñetera máquina de escribir los escribió; es una máquina de escribir mágica. O como John Denver dice de sus canciones: las saco del aire. Como sus canciones, ellos, mis libros, ya están ahí. Sea lo que sea que eso signifique.
El elemento más siniestro de mis libros que me estoy encontrando en mi vida real es este. En una de mis novelas, Ubik, se producen ciertas anomalías que demuestran a los personajes que su entorno no es real. Esas mismas anomalías me ocurren ahora a mí. Por mi propia lógica en esa novela, debo deducir que mi entorno, o quizá incluso nuestro entorno colectivo, es solo un pseudoentorno. En mi novela lo que irrumpe es la presencia de un hombre que ha muerto. Él les habla a través de varios sistemas intermedios y, por lo tanto, debe de seguir vivo; son ellos, evidentemente, los que están muertos. Lo que me está ocurriendo desde hace más de tres meses es que un hombre que conocí y que murió ha irrumpido de una forma tan parecida a la de Runciter en Ubik que estoy empezando a llegar a la conclusión de que yo y todos los demás o estamos muertos y él está vivo, o... bueno, como en la novela, no puedo entenderlo. No tiene sentido.
Aún más aterrador es que este hombre, antes de su muerte, creía que los que están muertos pueden «comunicarse» con los que están vivos. Estaba seguro de que su propio hijo, recientemente fallecido, lo hacía con él. Ahora este hombre está muerto y parece que se está «comunicando» conmigo. Supongo que esto tiene cierta lógica. Más lógico aún es que yo y mi entonces esposa Nancy participáramos como una especie de equipo desinteresado observando si Jim Jr. realmente se estaba comunicando. Nuestra conclusión fue que sí.
Por otra parte, escribí Ubik antes de que Jim Pike muriera en el desierto, pero Jim Jr. ya había muerto, por lo que supongo que mi novela podría decirse que se basa en que Jim Jr. se comunica con su padre. Así que mi novela Ubik se basó en la vida y ahora la vida se basa en ella, pero solo porque ella, la novela, vuelve a la vida. En realidad no me lo he inventado. Simplemente lo observé y lo puse en un marco ficticio. Después de escribirla, me olvidé de dónde saqué la idea. Ahora ha vuelto para, ejem, para acosarme, si me disculpan por decirlo así.
La implicación en Ubik de que todos estaban muertos se debe a que su mundo involucionó de forma extraña, con proyecciones en su entorno de sus psiques menguantes. Esto no se traslada a mi propia vida, ni tampoco a la de Jim cuando su hijo «se comunicó». No hay razón para proyectar la inferencia entonces de la novela a mi propio mundo. Jim Pike está vivo y bien en el Otro Lado, pero eso no significa que todos estemos muertos o que nuestro mundo sea irreal. Sin embargo, parece estar tan vivo y tan mentalmente activo y ocupado como siempre. Yo debería saberlo bien; todo está dentro de mí, y sale a borbotones cada mañana al levantarme, o al levantarse, o tal vez los dos, y empezar el día. Leo todos los libros que él estaría leyendo si estuviera aquí y no yo. Este es solo un ejemplo. Tendrá que bastar por ahora.
La gente escribe libros sobre este tipo de cosas. Libros de ficción, como El exorcista. Que luego se revelan como «basados en un hecho real». Tal vez debería escribir un libro sobre esto y más tarde revelar que estaba «basado en un hecho real». Supongo que eso es lo que se hace. Es conveniente, entonces, que sea un novelista. Ya lo he conseguido
Ha habido más cambios en mí y más cambios en mi vida debido a eso que en todos mis años anteriores. Me refiero al período que comenzó a mediados de marzo (ahora estamos a mediados de julio), cuando empezó el proceso. Ahora no soy la misma persona. La gente dice que tengo un aspecto diferente. He perdido peso. También he ganado mucho dinero haciendo las cosas que Jim me dice que haga, más dinero que nunca en un corto período, haciendo cosas que nunca había hecho, ni se me habría ocurrido hacer. Más extraño aún: ahora bebo cerveza todos los días y nunca vino. Antes solo bebía vino, nunca cerveza. Me trago la cerveza. La razón por la que la bebo es que Jim sabe que el vino es malo para mí: la acidez, el sedimento. También me hizo recortarme la barba. Para eso tuve que ir a comprar unas tijeras especiales de barbero. No sabía que existiera tal cosa.
Pero, sobre todo, lo que consigo es un montón de información, que me inunda noche tras noche, una y otra vez, sobre las religiones del mundo antiguo: Egipto, la India, Persia, Grecia y Roma. Jim nunca pierde el interés por esas cosas, especialmente por la religión zoroástrica y el culto de los misterios pitagóricos y los cultos órficos y los gnósticos, y así sucesivamente. Incluso me dan términos especiales en griego, como sintónico. Me dicen que sea eso. «En armonía con», significa. Y la doctrina del Logos. Todo esto me llega en sueños, muchos sueños, cientos de sueños, una y otra vez, para siempre. En cuanto cierro los ojos, la información en forma de material impreso, material visual como fotografías, material de audio en forma de discos fonográficos; todo ello me inunda a un alto ritmo de impresión.
Estos sueños han llegado a determinar lo que hago al día siguiente; me programan o me preparan. Anoche soñé que le decía a la gente que J. S. Bach se reía de mí. Imité la risa de J. S. Bach para ellos. No les hizo ninguna gracia. Hoy me encuentro poniendo un disco de Bach en vez de uno de rock. Hacía meses, incluso años, que no buscaba automáticamente a Bach. También anoche soñé que le quitaba el micrófono a Ed McMahon, el locutor del programa de Johnny Carson, porque estaba borracho. Esa misma noche, cuando salió Ed McMahon, me puse en pie automáticamente y apagué el televisor, sin ganas de verlo. Es algo que fue apropiado porque ya estaba sonando mi disco de Bach.
Debería mencionar que ahora me he vuelto completamente sofisticado, y que he retirado todas mis proyecciones del mundo. Soy maduro y ya no soy lacrimógeno ni sentimental. Mi ortografía es tan pésima como siempre.
No se conoce ningún proceso psicológico que pueda explicar cambios tan fundamentales en mi carácter, en mis costumbres, en mi visión del mundo (ahora lo percibo de forma totalmente diferente), en mis gustos cotidianos, incluso en la forma en la que le pongo el margen a mis páginas escritas. Me he transformado, pero no de ninguna manera que yo conozca. Al principio pensé que era una conversión religiosa típica, sobre todo porque pensaba en Dios todo el tiempo, llevaba una cruz consagrada y leía la Biblia. Pero evidentemente eso se debe al estilo de vida de Jim. También conduzco de forma diferente, mucho más rápido, y busco un respiradero en el salpicadero que no está ahí. Evidentemente estoy acostumbrado a otro coche totalmente distinto. Y las dos últimas veces que di mi número de teléfono, lo di mal: era otro número. Y para mí lo más extraño de todo: por la noche nadan en mi mente números de teléfono de los que nunca había oído hablar. Tengo miedo de llamar; no sé por qué. Tal vez en alguna otra parte del condado de Orange otra persona esté dando mi número de teléfono como si fuera el suyo, bebe vino por primera vez en su vida y escucha rock; no lo sé. No puedo averiguarlo. Si es así, tengo su dinero. Un montón de él. Pero me lo dio mi agente, o más bien antiguo agente, ya que después de 23 años lo despedí. Le dije a mi agente para explicarle el tono y la actitud totalmente diferente de mis cartas que tenía a mi suegro, un contable administrativo público, trabajando conmigo. En aquel momento, para mí era una mentira, pero mirando hacia atrás, puedo ver un hilo de verdad en ello. Alguien trabajaba y trabaja conmigo en todos los asuntos de negocios, lo que hace que mi actitud sea dura, astuta y suspicaz. Soy muy duro y nunca me arrepiento de mis decisiones. Puedo decir «no» siempre que quiera. Jim era así, sin sentimentalismo alguno. Era el obispo más astuto que he conocido.
Quizá esté colaborando en la redacción de esto ahora mismo. [...]
Tal vez yo, Phil Dick, simplemente me he revertido a una personalidad pasada, formada hasta mediados de los años cincuenta. He dejado atrás las habilidades perdidas y los sinsabores que vinieron después.
Así pues, lo que tenemos aquí es una especie de viaje en el tiempo, más que alguien que está muerto «comunicándose» desde el Otro Lado. Sigo siendo yo, con mis antiguos gustos, habilidades y hábitos. Afortunadamente, los tristes años recientes han desaparecido. Otra forma de mi extraña y crónica dolencia psicológica: la amnesia, que mi cabeza aprendió después de mi espantoso accidente de coche en 1964.*
Ahora que lo pienso, son los recuerdos depositados desde 1964 los que se han atenuado. Recuerdo haberle dicho a Tessa que me parecía que eran precisamente diez años de memoria los que habían desaparecido. Eso me llevaría a aquel día, Dios mío, casi diez años, en el que volqué con mi VW en Oakland un cálido sábado de primavera. Tal vez lo que ocurrió ese día fue que del choque físico y mental se desprendió una personalidad alternativa; tuve una amnesia extraordinaria durante los meses posteriores. Así que esa podría ser una excelente hipótesis: el trauma de ese accidente de coche hizo nacer una personalidad secundaria, que se mantuvo hasta mediados de marzo de este año, momento en el que, por razones desconocidas, se desvaneció y volvió mi personalidad «real» original. Eso tiene sentido. Más que cualquier otra teoría. Además, fue en 1964 cuando conocí a Jim Pike, la carta que le escribí para Maren. Él era una personalidad que marcaba mi vida en ese momento. Solo unos días después de escribir esa carta para Maren, sufrí el accidente de coche. No es de extrañar que tenga a Jim entrelazado con esta personalidad. Estaba en mi mente en el momento en el que fue abolida. Simplemente he continuado donde lo dejé en 1964.
Lo he explicado todo menos la preferencia por la cerveza antes que por el vino. Nunca he bebido cerveza. Y la astucia en los negocios; nunca fui astuto. Y la salud en general, la religión, la falta de sentimentalismo, la voluntad resolutiva, la capacidad de discernir una mentira, la intención y la determinación de no mentir nunca, el nivel enormemente superior de eficacia en todos los campos, el recorte de mi barba de forma tan experta: todo está explicado menos eso; también tengo que explicarme todavía el constante material escrito que veo en sueños cada noche, incluyendo griego y latín y sánscrito y Dios sabe qué más, palabras que nunca conocí pero que tengo que buscar. Este retorno a antes del accidente de coche explica algunas cosas, pero no explica otras. ¿Será que ahora soy lo que habría sido si el accidente no hubiera ocurrido? ¿Como si hubiera pasado a una especie de mundo alternativo en el que crecí de forma natural y normal hasta llegar a esta formación de un carácter maduro y responsable, no descarrilada trágicamente primero por el accidente y luego por la implicación con Nancy y los demás que necesariamente siguieron? Entonces, esto sería una especie de universo alternativo personal. Ananké..., otra palabra griega se me apareció en el sueño; la compulsión que determina el resultado de la vida, incluso la de los dioses. Hay una ananké para mí que decretó que me convirtiera en lo que soy ahora, y ese extraño y desafortunado desvío no puede abolirlo como mi destino.
En ese caso, soy más verdaderamente yo mismo ahora que en cualquier otro momento desde el accidente. Lo que bien puede ser así. Soy yo mismo, en este, el mejor de los mundos posibles. Es la herencia, por así decirlo, sobre el entorno. Las estrellas y mi carácter innato triunfaron.*
Lo que explica por qué todavía no puedo deletrear bien. No está en mi naturaleza.
Sea lo que sea todo esto, yo me lo he buscado. Llevaba meses investigando sobre los recientes descubrimientos acerca del funcionamiento del cerebro, especialmente la emocionante noticia de que tenemos dos hemisferios y que solo utilizamos uno, el izquierdo. Dicen que es ahí donde tienen lugar los pensamientos procedimentales, como hacer matemáticas y pensar en procesos lógicos ductivos y deductivos; el otro hemisferio, que en cambio utilizan los asiáticos, realiza trabajos simultáneos, como la gestalt de una imagen, el funcionamiento intuitivo e incluso los poderes extrasensoriales. Todo lo que comprende lo hace en un solo patrón y luego pasa al siguiente, sin que haya una relación secuencial o causal entre las matrices aprehendidas y evaluadas, que supongo que pasan volando como las imágenes congeladas de la televisión en el anuncio de Heinz 57 Variety. Había leído que las dosis masivas de ciertas vitaminas hidrosolubles mejoran las conexiones neuronales en los esquizofrénicos: mejor sincronización y demás. Se me ocurrió que tal vez en una persona normal con una sincronización normal, es decir, media, podría hacer que las conexiones se produjeran con tanta eficacia que los dos hemisferios del cerebro se activaran juntos. Así que encontré una receta en un artículo de Psychology Today y me la tomé. Me tomé lo que le prescriben a los esquizofrénicos.
En lo que se refiere a mi vida personal, lo que ocurrió pasó a la historia, y estoy seguro, bueno, a ratos, de que todo lo que ocurrió entonces y a partir de entonces tiene que ver con el hecho de que conseguí lo que me propuse: una mejora en la activación neuronal tal que ambos hemisferios se activaron juntos por primera vez en mi vida. Es el contenido lo que me desconcierta, no lo que ocurrió en el sentido bioquímico o fisiológico o incluso psicológico. Incluso teniendo en cuenta el hecho obvio de que, dado que mi personalidad debe de haberse formado solo en el hemisferio izquierdo, cuando todo lo que ocurre en el derecho se experimentaría subjetivamente como el NoYo, o fuera de mi sistema del yo y, por tanto, no yo y no mis pensamientos, sigo sin poder entender, por ejemplo, por qué cuando empiezo a quedarme dormido mis pensamientos cambian del inglés al griego, un idioma que no hablo.
Todos mis pensamientos y experiencias, centrados sobre todo en los sueños, parecen concentrarse en torno al período helenístico, con acreciones que cabría esperar de culturas anteriores. La mejor manera de describirlo es decir que por la noche mi mente está llena de pensamientos, ideas, palabras y conceptos que uno esperaría encontrar en un erudito de habla griega muy culto del siglo III d. C., a más tardar, que viviera en algún lugar del área mediterránea del Imperio Romano. Me refiero a sus pensamientos diurnos. No lo que soñaba mientras dormía.
Tal vez se trate de otra Bridey Murphy.7 He devuelto a la vida una personalidad «de una vida anterior». Sin duda, por las pruebas internas parece ser el pasado, el pasado arcaico, el que irrumpe. Pero no es caótico. Está muy sistematizado, algo así como el hemisferio izquierdo del ciudadano romano de habla griega. Me pareció que las preocupaciones de este individuo eran, en efecto, las de Jim Pike, y, por lo tanto, si permites que se mantengan todos los pasos anteriores en esta cadena de pensamiento inferencial, llegas lógicamente a la conclusión de que Jim Pike se abrió paso hasta mí «desde el otro lado». Pero si aplicas la navaja de Ockham, el Principio de Parsimonia (la teoría más pequeña para explicar los hechos), puedes dejar fuera a Jim y seguir solo con el material antiguo. Salvo que, obviamente, está organizado como por una personalidad viva e idiosincrásica que a menudo intuyo detrás. Esta personalidad, que yo vislumbro como una mujer, me sostiene el libro o me lo envía por correo, etc. Le gusto. Quiere guiarme, educarme y ayudarme. Evidentemente, me expone a todo este material escrito esclarecedor y ennoblecedor de un modo deliberado para convertirme en una forma de vida superior, o, en cualquier caso, en una persona mejor. Tristemente, mi educación superior ha estado descuidada hasta ahora; ella lo está compensando utilizando técnicas de enseñanza de audio y video muy efectivas. Tengo la sensación de que por cada palabra o foto que capto y recuerdo conscientemente hay miles más que se vierten en mí y que no recuerdo conscientemente. De todos modos, se afianzan, como lo demuestra mi ocupada investigación intelectual —tarea, si se quiere—, al día siguiente.
Después de un sueño, en el que veía a una sibila que era un cíclope, decidí, tras investigar, que era la sibila de Cumas la que se había apoderado de mí, y no alguien de la época actual o del «otro lado». Le saqué mucho partido a esa teoría, pero también le saco mucho partido a cada teoría que sostengo.
Al tratar esto como un misterio detectivesco que tengo que resolver en base a las pistas, lo que más me llama la atención es la cantidad de información y consejos médicos que se me dan en estos sueños. La salud, la mía, tanto física como psicológica, parece ser una prioridad en esta incesante impresión didáctica nocturna. El primer artículo escrito que se me presentó, de hecho, una caja de cereales para bebés con algo escrito en ella, contenía información médica entre otras cosas, aunque eso no fue lo primero.
El primero era la letra de mi antigua esposa, Nancy. Luego en letra de molde muy pequeña, esto: «Los bicloruros son un veneno muy perjudicial para ti», y continuaba, aunque a cuentagotas, diciendo que debía eliminar todas las toxinas metálicas de la casa: Sleep-Eze y aerosoles con trazas de metal.
Esto se parece mucho a Ubik, en el que Ubik, la fuerza, la deidad, la entidad no subyacente que provoca y estabiliza el eidos, la forma, se ve como un bote de aerosol; de hecho, la etiqueta de un bote de aerosol.
Esto es demasiado parecido para ser una coincidencia. Mi primer material escrito fue una etiqueta en una caja de cereales sobre un bote de aerosol. Sin embargo, la principal diferencia es que mi infografía me decía que el bote de aerosol era malo; mientras que Ubik, por supuesto, era bueno. El bien absoluto del universo.
En cualquier caso, me levanté por la noche y tiré mi Sleep-Eze y muchos botes de aerosol, incluyendo en particular los de insectos, y después de eso no dejé que mi mujer fumara. Ahora nos enteramos de que el factor cancerígeno del humo del cigarrillo es el plomo radiactivo, un veneno metálico. Así que esta información, por muy extraña que sea, de cualquier fuente, tiene una cualidad terapéutica definitiva y precisa. Cuando retiré todas mis proyecciones psicológicas y me volví tan sofisticado, experimenté el universo como si se dibujara a través del infinito y se enrollara hacia atrás. Tal vez cuando hice eso no solo acabé en mi propio libro, sino que incluso le di la vuelta al libro. También le di la vuelta a Ubik. Esto me hace pensar, sui géneris, en otra teoría.
(1) Yo, conscientemente, no escribo mis novelas.
(2) Por lo tanto, lo hace una parte de mi inconsciente.
(3) Las novelas se componen de palabras.
(4) El haber tomado todas las vitaminas hidrosolubles hace que mis conexiones neuronales mejoren en general de tal manera que lo que había estado por debajo del umbral de la conciencia se elevó a la conciencia, de alguna manera, por la noche.
(5) Esa porción, activa y mucho más potenciada que antes, e inusualmente dotada de habilidades verbales, en particular de habilidades verbales escritas, repiquetea visiblemente en cuanto cierro los ojos; está, por así decirlo, escribiendo un libro mientras duermo.
Así pues, lo que hicieron las vitaminas hidrosolubles fue permitirme entrar en contacto conmigo mismo, lo cual, cuando la mayoría de la gente lo hace, se pone en contacto con el material reprimido en el inconsciente, por lo general con sus verdaderos sentimientos, todos ellos incipientes, como tiene que ser el inconsciente para permanecer inconsciente. Pero mi inconsciente tiene predilección por las palabras esotéricas, exóticas y arcaicas, y además exactas y precisas en ese sentido. Gran parte del material impreso que veo en mis sueños tiene elaboradas anotaciones en los márgenes, escritas con bolígrafo o lápiz azul. Alguien lo ha corregido, eliminando palabras innecesarias. Mi inconsciente al escribir libros tiene un estilo conciso. Como cabría esperar de más de 23 años de trabajo profesional, cortando, podando y buscando palabras en el diccionario. Tengo, por así decirlo, un inconsciente que es un verdadero profesional. Es un buen estilo, pero no es el mío. Nunca escribiría «un veneno muy venenoso» o, como expresó una vez un pensamiento vital en mi sueño, «verá mal el mar». Expresa un punto exacto sin tener en cuenta el estilo literario, un método de expresión superior con la intención de transmitir su significado por encima de todo. Por eso recurre a palabras tan sorprendentemente enigmáticas como «sintónico», si es que eso es lo que quiere decir; ninguna otra servirá y no parece importarle si conozco el significado de la palabra o no; si no lo conozco, puedo buscarlo. Ese es mi problema, el del público. Un apunte: mi inconsciente palabrista no me habla con desprecio. Al contrario, tengo que esforzarme todos los días para alcanzarlo.*
Esto se debe en parte a que tiene a su disposición toda mi memoria, cada palabra, cada pensamiento, todo lo que he visto, leído, oído y conocido. Mi memoria consciente, mi vocabulario consciente, solo es la punta del iceberg. Y, sin embargo, parece muy estructurada; obsesionada, de hecho, por las disputas teológicas y los dogmas y los conceptos y teorías altamente abstractos y abstrusos de Roma. Como dijo una vez Robert Graves: «Las disputas teológicas fueron la plaga de aquella época», lo que significa que todo el mundo en la calle estaba obsesionado por ellas y tenía que hablar de ellas sin parar, como hace mi inconsciente. Mi inconsciente está fijado en la época romana, y eso me resulta extraño. ¿Cómo llegó allí, para empezar? Y una vez está allí, ¿por qué se queda?
Una vez yo mismo me interesé conscientemente y de forma deliberada por ese período tenía poco más de 20 años y leí mucho sobre él, a costa de ser una persona redonda. Pero mi inconsciente, a pesar de todas sus obsesiones con el material teórico de ese período, es muy duro y astuto, y quiere que todo lo que se le ocurra se aplique de la manera más práctica. Si me muestra el Rectángulo Áureo, lo hace para calmarme con esa visión ultramoderna y estéticamente equilibrada; tiene un firme propósito terapéutico. Hay un uso de todo su material abstracto con fines sinceros conmigo, en general. Es un tutor para mí, como Aristóteles lo fue para Alejandro, lo que me hace preguntarme por qué me está preparando y formando de esta manera, enseñándome de la misma manera que los griegos. La filosofía para objetivos reales, para causas finales, como habría dicho Aristóteles: para algo que está por venir y no como un pasatiempo ocioso, un fin en sí mismo. Esta educación ennoblecedora y engrandecedora me está cambiando y presumo que, cuando termine, yo, habiendo sido cambiado (por recurrir a una especie de Ablativo Absoluto), actuaré sobre el carácter mejorado que he adquirido, no sobre el conocimiento directo, como si se tratara de bancos de memoria ampliados, sino sobre la base de mi carácter maduro y elevado. Sé que todo este proceso va hacia delante porque he captado su clara percepción a lo largo de la red del tiempo, lo he visto con ella durante un cierto tiempo; sabe lo que está por delante y actúa en consecuencia. Estoy seguro de que tiene un propósito final en mente, para el cual todo esto es una cuidadosa preparación. Esto me recuerda mi idea de que la sibila de Cumas está detrás de todo esto; ciertamente ella tenía o tiene una clara visión del futuro, del tiempo; eso es lo que es una sibila.*
Siguiendo el pensamiento griego básico, es mejorar mi mente y mi cuerpo, como una unidad. La salud se equipara, correctamente, con el vigor y la capacidad de actuar. Todos sus conceptos, sus puntos de vista, son griegos. Simetría, equilibrio, armonía. Intuyo a Apolo en esto, lo cual es coherente, ya que la sibila de Cumas era su oráculo. La moderación, la razonabilidad y el equilibrio son las virtudes de Apolo, el lúcido, el racional. Syntonos, o lo que sea. Armonía pitagórica. Una reconciliación de todos los impulsos y tendencias en el interior para luego volverse hacia el mundo exterior una vez que se ha logrado y estar en sintonía con él también. Estoy recibiendo una educación clásica. Griego, un poco de latín, conocimientos de sánscrito, teología y filosofía, y las distintas visiones del cosmos de los griegos. Es muy poco corriente conseguir esto aquí, en el sur de California. Todo muy cuerdo y constante. Las más dignas, las más altas virtudes y valores de la historia de nuestra civilización.
¿Cómo surgieron dentro de mí? Por ejemplo, señaló que mi ananké (la compulsión o el destino que me aguarda) es una penumbra oscura que se acumula, lo cual es una buena descripción de mi melancolía subyacente. A la que enfrento mi syntonos aprendida. Educación contra predisposición innata: una lucha básica en la vida, y bien dilucidada por mi inconsciente. ¿Cómo conocía estos dos términos y era capaz de definirlos para mí? No los conocía. Nunca los llegué a aprender. Esto es un material que emana de un punto de vista sabio que nunca poseí. Esto no era yo, aunque se está convirtiendo en mí; o más bien, para ser más exactos, me está moldeando para que yo me convierta en eso. Para ir cumpliendo sus exigencias, sus ideales. Que son los de la Grecia apolínea de hace más de 2 mil años: de su Edad de Oro. Nuestra Edad de Oro.
Todo esto realmente no descarta a Jim Pike como mi tutor ateniense o helénico. Jim tenía, estoy seguro, ese tipo de educación clásica. Griego, latín, teología romana, etc. Las disputas de san Pablo, san Juan, la doctrina del Logos, lo que sabía Agustín. Además, Jim era, es, muy agudo; aplicaba a su vida, la aplicaba de verdad, toda esta educación clásica. Es la única persona que he conocido, de hecho, con esa formación. Si Jim se convirtiera en mi tutor, creo realmente que todo esto que me están enseñando, todo esto a lo que arrastran mi atención, sería precisamente en lo que él me involucraría. La lista de lecturas que estoy recibiendo es la que él daría. Es la mente de Jim la que estoy recibiendo, no tanto su personalidad. Sus contenidos dirigidos, dirigidos de forma experta. Me hace beber cerveza en lugar de vino porque la cerveza es más saludable para mí y debo beber algo para relajarme; es un ejemplo. Eso es una tutoría dirigida. No se trata de un ordenador inerte, cuyas teclas pulso según mi propio capricho y voluntad.
El único sueño extraño que tuve, en el que captaba la señal más lejana, la más pequeña, la más débil, de una estrella, de información estelar, sideral..., lo que oía parecía parecerse, como análogo, a un sistema de IA, no a un ordenador, y de tono femenino. Razonable y femenino. Sin embargo, era un sistema pequeño; no sabía casi nada, ni siquiera dónde estaba («los Estados Portugueses de América», decidió, cuando le sugerí que buscara algo escrito para leer, como la dirección de un sobre). Se trataba de un subsistema y no de mi tutor, pero su respuesta me dijo que en ningún lugar de nuestro mundo encontraría la entidad remitente que había empezado a incidir en mí en forma de gráfico muy abstracto y equilibrado (como el Rectángulo Áureo) allá por marzo. No tanto por lo que me dijo en sentido positivo, dónde estaba, sino por descartar dónde no está: eso me ayudó. No está aquí, es decir, aquí en el tiempo, en el espacio, en la dimensión, en cualquiera de las coordenadas.
En el pasado, entonces. O en el futuro. Otra estrella. Un mundo alternativo. «El otro lado». Todos son «el otro lado» de alguna manera. Por ejemplo, me hizo consciente de Dios desde el principio, pero nunca de Cristo; de ahí deduzco que es no cristiano y probablemente precristiano. En realidad, no puedo captar ninguna influencia desde la doctrina del Logos griego. Que podría ser iraní. De la India a Irán, a Grecia y luego posiblemente (pero no necesariamente) a Roma. Una noche tuve un corto y amargo sueño en el que grité desesperado: Ich hab’ kein Retter, no tengo Salvador. Luego, asustado por haber dicho eso, añadí: Ja, Ja, es gibt ein Retter8 pero ya era demasiado tarde; todo el Territorio del Ser, todo lo que me rodeaba, se desvaneció y desapareció; me tambaleé en el vacío, sufriendo. Creo que era una conciencia de que, a pesar de todo su valor, esta nueva visión del mundo que dominaba en mí y que sustituía a la antigua me privaría, quizá para siempre, de Jesucristo. Supongo que es cierto. Es una pérdida terrible, pero no puedo impedirlo; ¿qué puede hacer el alumno en manos de un tutor así? Desgraciadamente un tutor que..., bueno, vivió antes de Cristo y, por tanto, no pudo saber de él... Pero Jim conocía a Cristo. Tal vez entonces he recorrido los pasos lógicos, deducir y deducir para demostrar que mi tutor existía antes de la época de Cristo, o si un poco más tarde no sabía de él, o a pesar de saber no lo aceptó. El tiempo y el conocimiento han retrocedido, para bien o para mal. La mayoría de las veces es mejor..., excepto en esta forma conspicua. Echo de menos a mi salvador.
Así que mi «inconsciente», que he afirmado que es este tutor, ha podido disponer de «toda mi memoria», excepto todo lo relativo a los acontecimientos y conceptos que surgieron después del año 100 d. C. Eso es una restricción extraordinariamente grande. Evidentemente, no es que no conozcamos el término «mi inconsciencia», acuñado a lo largo de mi vida; conoce palabras, conceptos, que yo nunca conocí, y no conoce los elementos comunes de los últimos 2000 años. Su ubicación se encuentra muy atrás en el tiempo. Y es otro clima; sigo sintiendo, y anhelando, un ambiente húmedo, fresco y de gran altitud, donde pueda observar las estrellas.
Recuerdo que cuando esto se me ocurrió por primera vez, en el primer par de semanas, estaba absolutamente convencido de que estaba viviendo en Roma, en algún momento después de la aparición de Cristo pero antes de que el cristianismo fuera legal. En los días del furtivo Signo del Pez,* el bautismo secreto y esas cosas. Estaba seguro de ello. Roma, la malvada Roma y los secuaces de César, estaban por todas partes a mi alrededor. También lo estaban los agentes ocultos de Dios, siempre en movimiento, como el Logos mientras crea cosas. Yo era cristiano, pero tenía que ocultarlo. O me atraparían. Me resultaba muy incómodo pertenecer a una secta perseguida como aquella, una pequeña minoría de fanáticos. Tenía miedo de que se me escapara cuáles eran mis creencias y me arrojaran a los leones. Esa es una de las razones por las que mi presión arterial se elevó tanto. Esperaba que los espías de César me atraparan en cualquier momento, y también anticipaba la Segunda Venida o algo así. Tal vez el Día del Juicio Final. Estaba más emocionado que asustado, seguro de mi fe, seguro de mi Salvador. La Última Cena era real, actual y cercana a mí. Tal vez esto sea una pista. Todavía estoy en ese período de tiempo, pero he caído bajo la sabia y prudente guía de un tutor griego culto, de clase alta, en otras palabras. Traído desde las provincias donde los ignorantes abundan, para ser educado en la vida urbana cultivada. Creo que todo esto lo leí en la novela La túnica sagrada9 hace once años. ¡Vaya, he caído en la novela de otra persona!
¿Sabes?, si quisiera, podría montar el caso más dramático y a la vez especulativo, con fines ficticios supongo, y razonar que fui arrastrado a través del tiempo, atrás y atrás, hasta donde Todo Salió Mal, que sería donde, alrededor del 100 d.C., yo, tipificando a todos los que salieron mal quizá me convertí en cristiano. «Ahí fue donde nos equivocamos de camino», decidió el Sistema Vasto de Inteligencia Viviente que crea. «Cuando esa gente se decidió por la Cristiandad. Tiraré esos 2000 años, volveré atrás, haré que este (lo hará bien; es típico) se convierta a alguna otra religión en su lugar, y que eso sea lo dominante. Veamos...». Un Nuevo Comienzo. La Segunda Vez. ¿Por qué no? Así pues, tenía la sensación de que mi ayuda procedía de un universo alternativo.
Sin embargo, no sé por qué estoy especulando así, porque de hecho he decidido, por un proceso de deducción, quién es mi tutor. Asclepio, o uno de sus hijos. Un médico griego, cuya madrastra era la sibila de Cumas, y su padre Apolo, en cuyos santuarios «...los enfermos recibían consejos saludables en sus sueños», y este culto cedió solo a regañadientes frente al cristianismo. También Asclepio fue, según la leyenda, asesinado por el kyklope, un cíclope. Lo que explicaría mi extraordinario sueño: vi una fusión de su madrastra y de aquel a quien Asclepio temía más en todo el mundo.* Esto también explica que la más alta sabiduría que se me mostró sea la asociada a Apolo. Es el padre de mi tutor.
Curiosamente, aunque se considera que Apolo fue un mito, se cree que la sibila de Cumas existió realmente, al igual que Asclepio. La sibila vivió al menos mil años, emigró a Roma y escribió sus Libros Sibilinos. Asclepio, como digo, fue asesinado por un kyklope por orden de Zeus. No había nada que Apolo pudiera hacer al respecto; Asclepio le devolvió a la vida a un muerto con sus poderes curativos, lo que Zeus no podía tolerar porque interrumpía el orden natural. Lo que supongo que es ananké de nuevo..., lo que explicaría por qué, en su instrucción y formación, Asclepio haría hincapié en ese elemento de la vida. Él aprendió todo sobre eso. Estoy recibiendo el beneficio de su desafortunada experiencia.
Me veo diciéndole a mi terapeuta todo esto. «¿En qué piensas, Phil?», me dirá cuando entre, y yo diré: «Asclepio es mi tutor, de la limpia Atenas de Pericles. Estoy aprendiendo a hablar en griego ático». Ella dirá: «¿Ah, sí?» y yo me iré de camino hacia las Arboledas Dichosas, pero eso no será después de la muerte; eso será en el campo, donde se está tranquilo y la vida cuesta 100 dólares al día. Y tienes todo el zumo de manzana que quieras beber, además de torazina.
El lema de Apolo en Delfos era «Conócete a ti mismo», que constituye la base de toda la psicoterapia moderna y de la salud mental, y ciertamente subyace a mi toma de contacto conmigo mismo, como se describe aquí. La otra noche, cuando me encontré pensando, durante el estado hipnagógico, en griego, conseguí arrancar un par de palabras de lo que creo que es una frase sintáctica. (En ese momento no estaba seguro de que fuera griego; era un problema que debía comprobar hoy. Lo era). Arranqué:
crypte (-) morphosis
Esto significa algo así como:
forma latente (o forma oculta o escondida)
Aunque no tengo nada más con lo que seguir; me parece que estaba reflexionando, mi tutor o yo, sobre toda esta situación, y formalizándola en griego conciso. En mí surge una forma latente, enterrada quizá por el propio Apolo, cuando su hijo Asclepio fue asesinado por el kyklope, para que la sabiduría y las habilidades de su hijo, derivadas de Apolo, continuaran a pesar de la repentina muerte de Asclepio, permaneciendo latente en la morfología de los descendientes indoeuropeos de Asclepio, quizá transmitida genéticamente a través de sus hijos (tuvo dos). Ahora, cuando es necesario, esta crypte morphosis emerge, de nuevo activa; su fuente externa estimulante-activadora es algún aspecto de la espantosa decadencia cívica de nuestra sociedad, su caída en ruinas. «Dentro de las moléculas degeneradas, la basura de hoy, él (PKD) resucita un poder enterrado durante eones». (S. Lem, sobre Ubik). Otros dioses del pasado han vuelto a la vida en otras ocasiones: Wotan en Alemania, durante la época nazi. Sin duda, Apolo, con su equilibrada sabiduría, su clara armonía curativa de los opuestos, su lúcido autoconocimiento e integridad, ¿no sería el mejor arquetipo o dios, largamente dormido, que debería ser despertado en este triste momento? De todas las antiguas deidades enterradas, Apolo es la que más necesitamos; ya hemos visto bastante de la política de la sinrazón, del «pensar con la sangre», etc.
Al investigar un poco más descubro que Apolo era el dios del sol, el constructor de las ciudades, de la música y del arte, y de la curación a través de su hijo Asclepio, que es el dios/santo patrón de la salud, y al que se le hace el Juramento Hipocrático. Además, me enteré de que las fuertes opiniones médicas pitagóricas que entraron en las escuelas de curación griegas después de Asclepio sostenían que la armonía dentro y entre todas las partes del cuerpo constituía la salud. También me entero de que los sacerdotes ortodoxos griegos de la ciudad natal de Asclepio todavía mantienen un sanatorio y curan como lo hacían con los antepasados de los pacientes hace 2600 años. Asclepio no es una persona pintoresca y oscura, solo desconocida para mí. No se me ocurre una intromisión más valiosa en mi psique que la del padre y fundador de la curación occidental. Es justo lo que necesito. Y tras él, la fuerza cívica de Apolo, el hermano de Atenea.
Esto explicaría la «foto» que vi brevemente: la antigua diosa sentada con los brazos extendidos y con serpientes enroscadas en ellos, las cuales están asociadas a todas estas deidades sanadoras. De Egipto, probablemente a través de Micenas.
Nota: El despliegue original de gráficos deslumbrantes que vi, que inauguró todo esto, se caracterizaba por su equilibrio, no por las formas que contenía. Eran, como gran parte del arte abstracto de Kandinsky, elaboraciones estéticas modernas, en color, de las antiguas formas geométricas a priori concebidas por los griegos, que incluso en su tiempo pasaron a la estética por medio de la Pitagoría; por ejemplo, el Número Áureo, que se convirtió en el Rectángulo Áureo.* Ciertamente, esto indicaría que incluso el comienzo de esto ya albergaba el sello de Apolo: el equilibrio, la armonía. Recuerdo haber observado que en todas las decenas de miles de imágenes lo que era continuo era este equilibrio perfecto, que ilustra un principio fundamental del arte.
Fue ese aspecto el que me llamó la atención y me dijo que tenían un gran valor. En cierto sentido, como todas las formas eran rectángulos, eran permutaciones del Rectángulo Dorado, que hoy he visto en su forma original abstraída, vacío, tan tranquilo, tan perdurable, tan reposado, que me recordaba la virtud básica de Apolo: syntonos. Ni siquiera conocía la palabra entonces; me vino en un sueño. Curándome, como se hacía hace 2600 años y sin cesar.
Por cierto, la ciudad donde existió el sanatorio de Asclepio, según he leído ahora, está en las montañas. Probablemente el clima era y es fresco y húmedo; he leído que tiene muchos bosques. Apuesto a que las estrellas son bastante visibles allí. Es el lugar que anhelo. Por el recuerdo.
[4:58]10

Carta a Claudia Bush, 22 de julio de 1974 [4:68]
Querida Claudia:
Creo que he resuelto lo que he tenido en la cabeza por las noches.
Estoy viendo todos los libros y tablillas de escritura, todo el material escrito noche tras noche: los pergaminos de Qumrán.
Vaya. Por fin encaja todo este material.
Son lo que la gente llama los «Rollos del Mar Muerto». He investigado más. Estoy seguro. Se han abierto y traducido cientos de ellos recientemente. En Inglaterra e Israel. La comunidad de Qumrán eran los esenios. Aquí, antes de que se encontraran los pergaminos, está la descripción de Will Durant de los esenios:
«...posiblemente tenían influencias de las ideas brahmánicas, de los budistas, los parsis [que es el zoroastrismo, PKD], las pitagóricas y las cínicas [búsqueda del hombre honesto, PKD] que llegaron a la encrucijada del comercio en Jerusalén. [...]. Vivían en casas propiedad de la comunidad[...] [es decir, ideas comunistas sobre la propiedad: “Un rico es un ladrón”, PKD][...], esperaban que mediante la piedad, la abstinencia y la contemplación pudiesen adquirir poderes mágicos y prever el futuro. Como la mayoría de la gente de su tiempo, creían en ángeles y demonios, consideraban las enfermedades como una posesión por parte de espíritus malignos y trataban de exorcizarlos mediante fórmulas mágicas; de su “doctrina secreta” procedían algunas partes de la Cábala. Esperaban la llegada de un Mesías que establecería un Reino de los Cielos comunista e igualitario en la tierra; [...] eran ardientes pacifistas y se negaban a fabricar utensilios de guerra.»11
Los romanos los aniquilaron.
Bueno, así que el contenido de los rollos de Qumrán contendría todos los elementos en los que he estado pensando, y los rollos equivalen a los libros, y los esenios estaban en la profecía, o de alguna manera querían estarlo. Todo está ahí: los números (pitagorismo), las extrañas semipalabras (Cábala). Por lo tanto, esto es exactamente en lo que Jim Pike estaba metido. Todo lo anterior. ¿Lo ves, Claudia?
Los esenios enviaban maestros a las distintas ciudades; estos maestros ocultaban su origen y formación esenia. Jesucristo es el ejemplo más conocido. (Los pergaminos de Qumrán indican que era, en efecto, un «esenio secreto»). Otro ejemplo sería Apolonio de Tiana (muerto en el 98 d. C.).12 Búscalo, Claudia; verás lo que quiero decir. Estos maestros secretos esenios se extendieron por el Imperio Romano y, por así decirlo, lo subvirtieron con sus doctrinas. Después de que la comunidad esenia fuera eliminada alrededor del año 70 d. C., los maestros secretos como Apolonio de Tiana continuaron difundiendo sus doctrinas. Estas subyacen, en secreto, bajo nuestro mundo.
Nadie conocía la fuente de estas enseñanzas hasta que se encontraron recientemente los Rollos de Qumrán; no es de extrañar que Jim Pike y otros teólogos se volvieran locos de emoción: vieron el cristianismo bajo una luz totalmente nueva. No es una herejía judía, pero se basa en las fuentes que cito de Will Durant arriba. Y ellos estaban en la cifra (Cábala) y la profecía, y muchos y muchos de lo que probablemente son libros proféticos (los pergaminos).
Y desde la muerte de Jim se han ido desenterrando y traduciendo muchos más (lo que también significa descifrando). Una pregunta: si los esenios fueron profetas exitosos, y no solo lo intentaron y fracasaron, ¿anticiparon su aniquilación, y previeron dejar todas sus doctrinas y puntos de vista e información como una especie de bombas de tiempo que permanecerían ocultas hasta hoy? ¿Es posible? Creo que es muy posible. Escondieron todo su material para que fuera encontrado más tarde, mucho más tarde. Una vez más para ser reintroducido en el mundo, tal y como se estaba desvaneciendo su efecto original en nuestro mundo, finalmente. Para revivirlo.
Por Dios, Claudia. ¿No encaja todo esto? Sé que es cierto; quiero decir, ahora sé que lo que he estado viendo y que supuse que eran muchas fuentes, muchas doctrinas, era y es la visión del mundo y el conocimiento, la gnosis y la sabiduría secreta de los esenios que informaron y educaron favorablemente y dirigieron e influyeron en la sociedad desde el año 2 d.C. en adelante, e incluso antes. Una síntesis de todo el material realmente útil del pasado clásico antiguo, ahora vivo de nuevo, por ejemplo en mi cabeza por la noche; está en mi cabeza porque era amigo de Jim y cosas así, como ya he dicho. De los pergaminos de Qumrán obtuvo toda esta síntesis de la sabiduría de la Antigüedad y luego Jim murió y después «se comunicó» conmigo y por eso ahora lo tengo yo.
Creo que estoy juntando las piezas, las definitivas. Por el amor de Dios, Claudia, ten cuidado con quién hablas de esto, si es que lo haces con alguien. Estoy siendo supercuidadoso en cuanto a quién le cuento esto, con toda franqueza, solo a ti y a mi esposa; a otras personas como Jamis incluso, y Peter Fitting y demás, solo fragmentos. No estoy bromeando, ten cuidado.
Todo esto se está haciendo más y más grande, y eso me asusta, por razones obvias. A medida que lo acierto todo, me asusto cada vez más, pero luego me calmo y me siento muy relajado porque son cosas tan sabias, tan buenas las que me llegan al dormir. Anoche, por ejemplo, la oí a ella (ya sabes, mi ánima, la sibila), cantando junto a un coro:
Hay que ponerse las zapatillas
Para caminar hacia el amanecer
Con un consejo así, ¿cómo voy a perder? (En serio, lo cantó, pero no tengo ni idea de lo que significa. Ni siquiera tengo zapatillas. Hace dos noches soñé con la diosa Aurora, que es la diosa griega del amanecer. Vaya si tengo noches extrañas.*).
Con cariño,
PHIL
Carta a Claudia Bush, 24 de julio de 1974
[4:73]
Querida Claudia:
Voy a fotocopiar la entrevista en profundidad que me hizo Philip Purser y que acaba de aparecer en la revista London Daily Telegraph.13 Así podrás ver lo imbécil que les parezco a los extranjeros. El señor Purser señala en su entrevista que cuando Tessa me trae huevos para comer, le ofrezco un poco (no del mismo plato, solo: «¿Quieres un poco?»). Supongo que es un comportamiento extraño. Los huevos también son divertidos, evidentemente, ya que lo comenta. «Se ve que está comiendo huevos», o cosas por el estilo. Ya lo verás una vez que te lo hagamos llegar. [...]
En fin, volviendo a mi obsesión (ya sabes cuál; ¿hay más de una?). Anoche me desperté con una fuerte sensación de resentimiento y las escamas cayendo de mis ojos y mis ilusiones disparadas al máximo. Esa noche ya me había hablado cuatro veces Asclepio y varias personas con él, y de golpe descubrí que me decía la cantidad habitual de medias verdades y mentiras y opiniones como cualquier otra persona. Era solo un ser humano; el grupo que formaban estaba allí, los había visto a la derecha, en una especie de falange, con Asclepio al frente haciendo la mayor parte o toda la charla, y yo los había estado escuchando y ahora sabía que no eran dioses y que lo que decían, especialmente él, no era escritura sagrada.
Tumbado en la cama, completamente despierto, pensé: «Bueno, esto es el fin de todo. Los he visto y solo son personas. Igual que nosotros».
Me sentí muy decepcionado, y hoy, cuando estaba comiendo mis huevos en la sala de estar y esperando a ver qué traía nuestra niñera, y a quién, decidí no contarle a Tessa lo que había pasado por la noche porque era un fastidio. Solo gente. ¡Que ardan!
Y entonces se me ocurrió que en realidad los había visto por la noche, que estaban allí, que me hablaban sin parar, en particular Asclepio, y que tenía razón: había un montón de ellos. No eran muy formidables, y me sentí como un niño que descubre con un asombro impactante que sus padres no son diferentes de los demás: que tienen, por así decirlo, pies de barro. Además, ahora sabía quién era el que se dirigía a mí sin cesar; es Asclepio, el fundador de la medicina occidental allá por el año 600 a. C. Carece de técnicas médicas modernas, de medicamentos, de equipos y de conocimientos; su práctica no ha evolucionado ni un poco. Para compensar sus carencias, supongo que tiene que fingir mucho.
Te mando amor, y escribe si tienes procupaciones, quiero decir, trabajo. Un lapsus freudiano; lo siento. Escribe cuando quieras.
PHIL
Carta de Phil a Claudia Bush, 24 de julio de 1974
[4:74]
Querida Claudia:
¡Claudia! ¡Otra carta! ¡Adivina de qué se trata!
Me olvidé (¿cómo pude?) de contarte un sueño que tuve la otra noche; verás, el propósito de contarlo es mostrar cuántos elementos del mito de la Antigüedad pueden, con un poco de esfuerzo, ser revelados.
Estoy con un grupo de personas en un ascensor. Hay, curiosamente, un ascensorista (ya no los hay en la vida real, al menos donde yo he vivido los últimos veinte años); es un hombre pequeño, de piel aceitunada y pelo negro rizado y corto y ojos grandes, como los que aparecen en los mosaicos romanos. Lleva un uniforme de policía marrón y está completamente al mando. A su derecha, junto a las modernas y pesadísimas puertas del ascensor, hay lo que parece un montón de espaguetis con salsa de tomate; clavado en ellos hay un tenedor. El ascensor se detiene y doy un paso adelante para salir, pero antes de salir, lo que hay que hacer es sacar el tenedor del montón de espaguetis, cosa que empiezo a hacer. Pero descubro que es un tridente de tres puntas, no un tenedor, y que no son espaguetis sino un montón de hilo rojizo. Al tirar, los hilos se despegan con el tridente.
El policía comienza de inmediato a explicarme con una voz muy autoritaria y aterradora que hay que liberar las puntas del tridente sin romper ni una hebra de hilo; se dirige a todos los que están en el ascensor. Me muestra cómo sacar el tridente sin romper los hilos, y luego comienza a recitar versos rimados con su firme voz de mando. En ese momento sé que es ese policía, el único, el más imponente de todos, y todos guardamos un silencio total y escuchamos sus versos con un respeto humilde, casi religioso. Luego toca el botón que abre la puerta. Mientras atravieso el portal ahora abierto, veo al hombre que está detrás de mí agacharse y empezar a intentar sacar el tridente sin romper las hebras enroscadas en sus púas.
A la noche siguiente oí a la mujer cantar la copla rimada sobre «hay que ponerse las zapatillas/para caminar hacia el amanecer», con el coro completo detrás de ella, una y otra vez. Le dije a Tessa después del sueño del ascensor: «Supongo que voy a tener que escuchar algunas de sus rimas proféticas». Y así lo hice.
En el sueño del ascensor veo estos elementos del Mito Clásico:
La figura de autoridad a cargo del «transporte» es el psicopompo, el guía de las almas que las conduce al otro lado (la Estigia, etc.). Caronte es muy estricto. El hilo, que puede ser de Aracne o de Ariadna, no debe romperse. Si es el de Ariadna, el tridente es la espada que ella entregó a Teseo junto al hilo que lo guiaría al exterior del Laberinto; si lo rompía, su vida había terminado. (Si el tridente es el de Poseidón, entonces es evidente en qué parte del sueño nos encontramos: cito de Gods and Heroes of the Greeks, p. 12: «...echaron suertes y a Zeus le tocó el cielo, a Poseidón el mar y a Hades el inframundo»). Tanto Poseidón como Hades aparecen entonces en el sueño del ascensor, que está muy abajo, en los «pisos inferiores, con la oscuridad exterior, como en el nivel del sótano», y el tridente. Veo tres mitos ahí mismo, con el tridente clavado en los «hilos que no deben ser vistos», y luego el guía que recita versos indica que estamos en presencia de una profecía, de un oráculo. Además, los espaguetis nos indican que estamos en esa parte del mundo. También están la piel de color oliváceo y los ojos del «policía».
Acabo de buscar las citas, y hay otra cosa que es sorprendente, es decir, más allá de cuántas fuentes de mitos desconocidas para mí parecen estar involucradas.
La mañana después de haber tenido este sueño recibí una carta de mi amigo Philip Jose Farmer, en la que escribía:
«[...]. Estás entre los hombres más imaginativos, Phil. ¿Has tratado de usar esa imaginación para encontrar una salida a la situación? [...]. Piensa en otras categorías, como decía Ouspensky14; utiliza tu mente no convencional como si fuera la poderosa herramienta que de hecho es. Estás en el laberinto, pero el hilo de Ariadna es tu imaginación».
Creo que ya mencioné un sueño más reciente sobre hombres de doble cúpula, con piel más bien dorada, enormes cráneos en forma de huevo, muy fieros y formidables y decididos, con un enorme libro tipo anuario «que no puedes conseguir ahora mismo porque no está disponible». Anoche, con súbito temor, rompí el bloqueo de la memoria sobre ese sueño; en él, uno de esos hombres de piel dorada y doble cúpula abrió un enorme ojo de cíclope que de inmediato, como en el caso de la sibila cíclope, apartó sus dos ojos normales. No me miraba a mí, gracias a Dios, pero me asustó tanto que cuando me desperté no pude recordarlo. Anoche, cuando lo recordé, la imagen del sueño era tan vívida que pensé, pensé realmente, que tal vez no lo había soñado, que había visto un cíclope como este durante el día, en la realidad. Solo por un razonamiento a priori, de que algo así no era posible, deduje que, por lo tanto, tenía que haber sido en el sueño.
En un frenesí de histeria le dije a Tessa que creía que no eran personas las que estaba viendo. No se trataba de gente como nosotros que me hablaba en sueños y me curaba y educaba, sino de otra raza completamente distinta (ya sabes, como la gente de los platillos volantes de los que se habla: «una raza superior del espacio exterior, inmortal y omnisciente, que nos guía). Pero entonces, como relato en mi otra carta (siempre hay otra carta) de esta fecha, anoche me decepcioné al ver que solo se trata de Asclepio y sus amigos, y que todos son humanos. Así que el agudo terror dio paso a la aguda decepción.
Estoy seguro de que Asclepio y sus amigos procuran que no me asuste. Algo así debe de ser un riesgo continuo en asuntos de este tipo, donde salen a la superficie y comienzan a curar y guiar y mejorar a una persona. La persona, comprensiblemente, pierde los nervios y se sube a las cortinas, escondiéndose ahí arriba con los ojos saltones como los de una rana. En primer lugar, interfiere con la terapia, pero lo que es peor, anula todo su propósito, que es hacer que la persona esté equilibrada, sana y cuerda, racional y tranquila, y en armonía y proporción con el mundo interior y exterior, para que pueda soportar cualquier cosa. Si no puede aceptar la curación, entonces tenemos una triste ironía: la terapia para sanarla la vuelve loca.
Estas últimas experiencias nocturnas, primero el pareado rimado sobre «hay que ponerse las zapatillas/para caminar hacia el amanecer», es una forma muy compleja pero muy efectiva de tranquilizarme. La voz era tranquila y en cierto modo maternal y familiar. (En el sueño pensé que era Olivia Newton John, y ¿quién podría tenerle miedo?) Además, las asociaciones que se han filtrado después de absorber la rima van en una línea similar. «Tienes que ponerte las zapatillas» es lo que te dice tu madre antes de que tú y los demás niños pequeños os sentéis en círculo alrededor de ella, por la noche, antes de iros a la cama, para escuchar el cuento que os va a contar; sugiere seguridad y también la paz y la tranquilidad, el estado alfa en el que entras, antes de que empiece su relato tranquilizador. Y claro que es tranquilizador, tonto, porque te vas a la cama y ninguna mamá te contaría algo que dé miedo antes de irte a la cama. Otra asociación que se me ocurre es que tú, como niño pequeño que está a punto de escuchar el cuento tranquilizador, te pones las zapatillas, no para ir a ninguna parte, las zapatillas no son para caminar, sino para mantener los pies calientes, lo que podría descifrarse como: «No debes tener los pies fríos», lo que a su vez significa: «No tengas miedo; no debes tener miedo o no podrás caminar hacia el amanecer», lo que a su vez es una metáfora de «avanzar hacia la iluminación», evidentemente. Es un acertijo. Los niños no tendrían problemas para interpretarlo; es realmente muy fácil, para ser un acertijo.
La señora amable: ¿Qué significa (y recita la copla)?
Los niños (todos juntos con entusiasmo): ¡Lo sé! ¡Lo sé!
[La señora amable]: ¡Sentaos, estad calladitos, escuchad y aprenderéis algo!
Estoy seguro, Claudia. Ellos, Asclepio y su pandilla, se dieron cuenta de que me estaba asustando (a mí me pasa mucho, pero es comprensible, probablemente ocurra a menudo) y se pusieron a calmarme. [...]
Ayer le pregunté a Tessa qué creía que estaba pasando. «Te están descubriendo los Misterios. Los Misterios Eleusinos». Dado que los Misterios se basaban en rituales secretos a Deméter, tal vez Tessa tenga razón. Mi sibila es una deidad ctónica: Deméter, por ejemplo.
Con cariño,
PHIL
[4:103] El Otro no es una cosa que se encuentre en un lugar concreto. Es una cualidad (o más bien algo visible en) de todas las cosas, como un color específico. Brilla a través de ellas para nosotros. Nosotros lo vemos y él nos devuelve la mirada, como si fuera un diálogo. Si se puede ver, se puede ver de inmediato, no solo en un escenario exótico y lejano.
(1) El Otro existe.
(2) Podemos notarlo.
(3) Se encuentra en todas partes.
(4) Por lo tanto, puesto que existe, puesto que podemos notarlo y puesto que puede encontrarse en todas partes, podemos encontrarlo aquí. La oportunidad existe ahora. Lem está equivocado en todos los aspectos.
Lo que se necesita es un tremendo aumento de nuestra eficiencia cerebral. Una mejora vital en la discriminación de grupos de conjuntos. Una vez que lo hayamos conseguido y nos hayamos aferrado a eso, probablemente podremos seguir teniéndolo a la vista. Estamos hablando de una percepción de la realidad en los dos hemisferios, y luego de una transferencia de información de un hemisferio al otro para que la cognición, no solo la percepción, sea total en el cerebro.* La morfología ya está en su lugar.
Todos los encuentros en el mundo fenomenológico (en el tiempo y el espacio) son encuentros exteriores, con constructos de nuestra propia mente, aquí y en cualquier otro lugar al que vayamos. Para experimentar verdaderamente, genuinamente, el encuentro con cualquier otra entidad viva en sí misma, uno tendría que estar en ella, y tenerla en uno. Esta sería una experiencia interior; uno no vería nada fuera, ningún objeto, pero de repente experimentaría toda la realidad a través de la visión del Otro, como si viera a través de sus ojos. Uno compartiría y habitaría su mundo, poseería su perspectiva; al mismo tiempo, el Otro poseería lo que uno tenía como visión del mundo. Esto sería casi una especie de simbiosis energética, un intercambio de plasmas. Uno no vería al Otro; vería como el Otro. No poseerlo, sino poseer su mundo. Y no se trataría tanto de un «yo estoy en tu mundo y tú en el mío», sino que ambos compartirían un mundo formado por los dos mundos anteriores separados. Una sobreimposición mayor que la que cualquiera de los dos poseía: un compartir total en el interior y una visión hasta tal punto compartida de lo que hay fuera. Esta repentina visión doble, superpuesta y simultánea se experimentaría como una profundidad adicional: como si se añadiera una dimensión espacial más. De la misma manera que el habitante de un país plano adquiriría un cuerpo tridimensional. El tiempo también se experimentaría de forma diferente; se podría ver hacia delante, en todas las direcciones temporales. Dos vistas «mono» separadas, al mezclarse, se convierten en una vista «estéreo». Ambas entidades, sorprendidas por la percepción aumentada, probablemente la atribuirían a la habilidad del otro, sin darse cuenta de que él mismo aportaba la mitad. «Qué maravilla de entidad me ha tomado», pensaría cada uno, asombrado. «Mira lo que él puede ver que yo nunca pude». Cada uno se sentiría maravillado por el otro, es decir, por el Otro.
Platón expresó una vez una idea, probablemente metafórica, de que cada uno de nosotros es en realidad solo una mitad de un organismo de cuatro piernas y cuatro brazos; de alguna manera, hace mucho tiempo, nos separamos y siempre estamos buscando la otra mitad que nos falta.* Sin embargo, supongamos que el Gran Constructor nos ha creado a los seres humanos, a cada uno de nosotros, como una mitad de un organismo total, cuya otra mitad no es un ser humano, sino algo totalmente diferente, tal vez sin cuerpo físico, sino una especie de plasma energético que se ajusta o se «vierte» en cada uno de nosotros, como se dice que es el Paráclito. Esto podría indicar que nuestra vida total en la tierra es solo la primera parte, la parte antes de que cada uno de nosotros y su Otro se unan. Posiblemente muchos de nosotros, si no la mayoría, moriremos antes de unirnos; tal vez nunca lo hagamos, o nos unamos después de la muerte. Mientras tanto, en algún lugar de otro sistema estelar, el Gran Constructor ha formado las otras partes de nosotros, y pronto seremos estimulados por Él para despegar hacia el espacio y dirigirnos en un cohete hacia esa estrella, sin saber lo que nos espera, pero impulsados por un vasto y auténtico instinto de que debemos hacerlo. Imagina nuestra sorpresa, y luego nuestra alegría, cuando lleguemos allí y nos encontremos, en un abrir y cerrar de ojos, con nuestra otra mitad: el Otro.
En su propio planeta, la raza de los Otros podría haber tenido una visión aún menos total que nosotros de su propósito en el universo; sin embargo, es posible que sus conjeturas e insinuaciones se adelanten a las nuestras. En este caso, podrían estar esperando nuestra llegada, o incluso haber hecho ciertos intentos de contactar con nosotros, con o sin éxito. En última instancia, puede que incluso hayan conseguido llegar a nosotros de alguna manera a través del espacio, para convencernos sutilmente de que nos acerquemos a ellos. Algunos de ellos, una pequeña parte de su energía total, podrían haber llegado ya aquí, incluso hace mucho tiempo, y habrían tocado a algunos de nosotros, incorporando esos pocos a la entidad total que el Constructor estaba preparando. Esa entidad sería, en nuestras palabras, un hombre y también un espíritu, tocado por el Espíritu Santo o nacido por segunda vez, lo que sea: nacido del agua y del espíritu, quizá.15 Y, siendo todo esto, tendría mucho que decirnos.
Vamos a enlazarnos.
En todo esto nos daríamos cuenta de (1) aquellas criaturas hacia las que nos movíamos con las que nos íbamos a enlazar, y (2) del Gran Constructor en sí mismo moviendo todas las cosas. En cuanto a las primeras, tendríamos una tendencia instintiva natural a venerarlas como divinas, pero de hecho por sí solas, sin nosotros, probablemente no son ni más ni menos que nosotros. Es la fusión la que es superior. Su actitud adecuada hacia nosotros podría ser la misma veneración que la nuestra hacia ellos. Lo que verdaderamente debe ser venerado y reverenciado es el Constructor mismo y su Plan, que hizo que nuestras dos especies llegaran a existir y luego se movieran hacia la otra para unirse. La verdadera adoración debe dirigirse solo a Él. Lo experimentaríamos como la poderosa y suave voluntad dentro de nosotros que nos impulsa a movernos hacia nuestras otras mitades. Ellos son, como nosotros, creados; Él es siempre autocreador.
Es interesante que Jesús hablara de nacer de nuevo como de «nacer del agua y del espíritu», que es de dos fuentes; dos que se unen, en contraste con «nacer del vientre materno», una fuente, un elemento. Estaba indicando una fusión. El agua, tal vez, indicaba nuestra propia parte, con el Otro, el espíritu, bajando desde arriba.
Sin duda, Jesús estaba hablando de un tipo de nacimiento totalmente diferente solo en ese aspecto; dos elementos se unieron y se convirtieron en una entidad. Otra diferencia entre el primer nacimiento y el segundo es crucial: nosotros no decidimos nacer en primer lugar; nos sucede, pero el segundo nacimiento (nacer de nuevo) requiere una decisión. Esto significa que no sucede de forma natural o espontánea y, de hecho, puede no suceder en absoluto. Nosotros debemos realizarlo, o buscarlo de algún modo. De alguna manera, el espíritu debe ser atraído o acogido. El agua, nuestra parte de los dos agentes necesarios, la obtenemos en el sacramento del bautismo, pero no podemos realizar la otra parte: obtener el espíritu. Debemos esperar a que llegue, habiendo hecho nuestra parte, la del agua. Evidentemente, por alguna razón, el espíritu no puede venir a nosotros a menos que el agua, el bautismo, esté allí; el bautismo nos debe cambiar de una manera que no podemos ver, tal vez convirtiéndonos en un conductor conectado a tierra y por lo tanto capaz de atraer un campo similar a la electricidad de la parte celestial (cielo). Por lo que sabemos, el espíritu está allí arriba perpetuamente, esperando solo el cambio crucial (el agua) aquí abajo para bajar y entrar.
Al igual que Beethoven, el Creador es un ensamblador; no de organizaciones, sino de secciones ensambladas por separado en diferentes lugares y luego reunidas de alguna manera; los lugares son nuestra categoría «espacio», y luego, cuando se juntan, «tiempo».
Si el Otro no está limitado por las categorías de percepción tiempo y espacio, entonces está aquí ahora, estuvo aquí, estará, y como no es fenoménico, entonces no está fuera sino dentro de nosotros. Al igual que el concepto de Plotino de los anillos concéntricos de emanación, nos encontramos con nuestros Otros en una intensidad y claridad gradualmente crecientes; se vuelven más claros para nosotros continuamente. Es como si la voluntad que impulsa a los animales y a los bichos, en forma de instinto ciego, llegara un día a hablar en nosotros. Esto es quizá el Logos.
Carta a Ursula Le Guin, 23 de septiembre de 1974* [4:106]
Querida Ursula,
Acabo de enviarte un gran sobre de papel manila con material, pero quería decirte esto, que el artículo de 14 páginas es cierto, que realmente me ocurrió, y que es extraño y que no puedo explicarlo del todo, es decir, nombrar a quien se vertió en mí allá por marzo y sigue ahí, sigue aquí, quiero decir. Todavía en una relación simbiótica conmigo.
Tom Disch volvió hace un par de semanas y se lo conté. Sugirió que tal vez era Elías quien me había poseído, y entonces leí sobre Elías; esa explicación encaja tan bien como cualquier otra, y así seguí con eso hasta que anoche, al quedarme dormido, pensé en las palabras poros y krater, y luego las busqué hoy y, efectivamente, una vez más, son palabras griegas, y palabras que sin duda no conocía. Dudo que Elías estuviera rumiando en griego, pero probablemente reapareció (después de que dos partes de su espíritu regresaran al Elíseo) como Juan el Bautista y luego otros esenios; probablemente todo es un solo espíritu que puede dividirse de la manera que quiera (como el Abogado que Cristo dice que hará que Dios envíe después de que Él, Cristo, se haya ido). Todos ellos son uno; esto es un misterio, pero para mí es muy emocionante.
El espíritu que me llenó a partir de marzo estaba principalmente enraizado en estas realidades: justicia, verdad y libertad. Su búsqueda de la primera y su devoción por la segunda es lo que hizo pensar a Tom Disch en Elías, creo. El espíritu, cuando llegó aquí, miró a su alrededor, vio a Richard Nixon y a esas criaturas, y se llenó tanto de ira que no dejó de escribir cartas a Washington hasta que Nixon acabó fuera.* Le escribió una y otra vez a Charles Wiggins, por ejemplo, especialmente a él, con una enorme intencionalidad. El congresista Wiggins le respondió con una larga y detallada respuesta a cada carta; el espíritu incluso escribió al Wall Street Journal (una carta que publicaron) informándoles de que las transcripciones de Nixon eran interesadas y estaban llenas de mentiras, y que el tiempo lo revelaría..., como ciertamente ocurrió. Este espíritu, muy al estilo de Elías, pero también como Cristo habló del ser Abogado, confutó las mentiras del mundo con una enorme perspicacia sobre ellas; utilizó términos legales que yo no suelo utilizar. No creerías su animosidad hacia las tiranías, tanto aquí como en la URSS; las veía como cuernos gemelos de un mismo ente maligno: un vasto estado mundial cuya naturaleza básica que era de esclavitud estaba clara para él, una continuación de la propia Roma. Y era un enemigo de eso, sobre todo; veía a César una vez más, y a él mismo enfrentado a eso. [...]
Quizá todo esto se trate de un viaje en el tiempo. La capacidad de alguien, o de varios, de viajar desde el pasado (hacia el año 600 a.C.) hasta nuestra época a grandes saltos y de emerger en uno o varios de nosotros. [...]. En febrero me sometieron a una importante operación bucal, y estaba en casa recuperándome, todavía bajo la influencia del pentotal sódico y con fuertes dolores. Tessa telefoneó al dentista y este llamó a una farmacia para que me enviara un analgésico. Sonó el timbre de la puerta y fui, y allí estaba una chica de pelo negro, negro y ojos grandes muy encantadores e intensos; me quedé mirándola, asombrado, también confundido, pensando que nunca había visto una chica tan hermosa, y que por qué estaba allí de pie. Me entregó el paquete de medicamentos y traté de pensar qué decirle; me fijé entonces en un fascinante collar de oro que llevaba en el cuello y dije: «¿Qué es eso? La verdad es que es precioso», solo para encontrar algo que decir para retenerla allí. La muchacha indicó la figura principal en el collar, que era un pez. «Es un signo utilizado por los primeros cristianos», dijo, y se marchó. Poco después, la deslumbrante lluvia de gráficos de colores descendió sobre mí en mitad de la noche, y el resto ya lo conocéis. Durante las primeras semanas, mientras el espíritu estaba dentro de mí con toda su fuerza, vi, entre todas las demás percepciones que desarrollé, que hay señales externas que actúan sobre nosotros como estímulos desinhibidores que provocan un gran descenso del fluido GABA en el cerebro, lo que provoca (intencionadamente, como en el caso de las pequeñas criaturas) un gran engramado. Por lo visto, esto es lo que me hizo el símbolo del pez. De hecho, leí en un artículo sobre el funcionamiento del cerebro que cuando el fluido GABA inhibidor desciende bastante, que es cuando una señal externa provoca una desinhibición importante, la persona experimenta «abstracciones muy parecidas a las que han reproducido los pintores modernos», y esto sí que se ajusta a mi experiencia.
Durante esos días iniciales, tuve una sensación clara y real de estar en manos de una programación o engramado desde un período muy temprano de mi vida, probablemente en de mis primeros cuatro años; me asusté bastante, al no ser capaz de comprender lo que esto indicaba en términos de lo que podría provocar en mí. Sin embargo, me informó rápidamente, a través de material escrito presentado en un sueño tras otro, de la cualidad benigna y tranquilizadora de este Otro que había encontrado en lo más profundo de mi ser, un Otro que había estado dormido, inhibido por el fluido GABA hasta que la señal adecuada lo liberó para asumir la paridad conmigo.
Ahora funcionamos sin problemas de sincronización, pero al principio tuve que ceder ante él; manejó mis problemas rápidamente de maneras que jamás me hubiera imaginado. Ingenioso y sabio, y siempre preocupado por el bien general, no solo por el mío, mirando siempre con claridad al futuro.
Con cariño,
PHIL
Carta a Claudia Bush, 26 de noviembre de 1974
[4:108]
Querida Claudia:
El otro día me acosté y enseguida tuve una visión hipnagógica de un gran hombre alto con el pelo blanco; estaba de pie, sonriente, y sosteniendo un libro enorme. Llevaba una túnica blanca brillante y sandalias. Al mismo tiempo, por mi mente pasó un fragmento en griego. Enseguida me desperté y le pedí a Tessa que investigara el texto en griego. Esta vez se trataba de los textos paulinos; con sus diversos libros de referencia pudo establecer que se trataba de Hebreos 7:2616, y que esa secuencia particular de palabras no aparece en ninguna parte del Nuevo Testamento. Lo interesante es que acababa de leer un libro de extractos de Jung en el que discutía, en la parte que yo había estado leyendo, un pasaje de Hebreos 7:1717, justo unas líneas antes. Nunca he leído Hebreos y menos en griego. Después de leer a Jung, me quedé dormido y vi a la persona descrita en esa sección de Hebreos: un sacerdote hebreo anciano considerado por los teólogos cristianos como una encarnación del Logos que prefigura la de Cristo. Hace tiempo que creo que los fragmentos en griego que oigo por la noche proceden de los textos paulinos, pero antes no podía demostrarlo.
Todo esto es un sistema de retroalimentación en el que me dan información que no podría tener por mí mismo; lo mejor de todo es cuando él o ellos pueden completar una secuencia, especialmente en la lengua original. Leí en Jung una cita de Hebreos 7:17; diez minutos después soñé con Hebreos 7:26 en el propio griego de Pablo. Si se estudian las teorías de la transferencia de información y de la comunicación, especialmente entre diferentes culturas (como, por ejemplo, en nuestros intentos por ponernos en contacto con entidades extraterrestres, el programa CETI, etc.), esto es lo que teóricamente se intentaría conseguir; esto es lo ideal. Nosotros iniciamos una secuencia lógica o matemática y ellos la completan y nos devuelven los enteros que faltan. Ya veis que esto es precisamente lo que ha pasado por mi cabeza. Para mí es obvio que estoy en contacto directo mente a mente con sistemas de inteligencia extraterrestre desde hace algún tiempo, pero lo que esto significa no es de ninguna manera obvio. Por cierto, ahora he encontrado la sección de la Eneida de Virgilio a la que apuntaban muchos de mis primeros «sueños»: es el Libro Sexto. También he descubierto que varios de mis sueños son visiones del Canto XXVIII del «Purgatorio» de La Divina Comedia de Dante. Esto está relacionado directamente con Virgilio, por supuesto, que ha sido el guía de Dante hasta este Canto. Aprendo mucho de todo esto, mucho de lo cual es específico (no creerías la investigación que he estado llevando a cabo).
No tiene mucho sentido hablar de estar en contacto con inteligencias extraterrestres; son palabras nuevas para describir experiencias antiguas. Virgilio en el Libro Sexto dice:
...porque la Mente inmanente, fluyendo a través de todas sus
partes
y dejando su masa,
hace funcionar el universo.
Obviamente, «mente inmanente» podría llamarse «inteligencia extraterrestre».*Así que no hay nada nuevo en lo que he experimentado, tan solo nuevos términos. Básicamente, se trata de una experiencia religiosa, pero también es más que eso porque ya no somos un mundo religioso; soy una persona laica en una sociedad laica y debo entender mis experiencias en este contexto. De lo contrario, aunque las entienda, no podré comunicarlas.
Pues bien, Claudia, te diré lo que creo que me están diciendo a través de visiones gráficas y material escrito y de audio. He adjuntado tres páginas que ya escribí (espero no habértelas enviado ya), pero recientemente me encontré con esta Cuarta Égloga de Virgilio:
Ahora llega la edad final anunciada en el canto de la Sibila de
Cumas;
La gran sucesión de épocas nace de nuevo.
Ahora vuelve la Virgen➀; vuelve el reinado de Saturno;
Ahora una nueva raza desciende de los cielos.
¡Oh, casta Lucina (diosa de los nacimientos)! Sonríe al niño que
acaba de nacer.
En cuyo tiempo cesará primero la raza del hierro,
Y una raza de oro llegará a todo el mundo.
Tu propio Apolo es ahora rey.
Cuando me poseyeron en marzo, la justicia fue lo primero que busqué en todas partes, lo más importante para mí. Creo que la profecía de la sibila de Cumas no se ha cumplido. (La Égloga de Virgilio se basa en una profecía real que ella hizo un poco antes de la Era Cristiana). Mis «sueños» me han llevado a esta Égloga intencionadamente; la información está aquí. Cuando leas las tres páginas adjuntas verás lo cerca que estuve de darme cuenta de esto (las escribí hace unos 45 días o más). Creo que después de una ausencia de entre 2000 y 2600 años, los inmortales están empezando a volver, con la Justicia por delante.
El propósito esotérico real del cristianismo primitivo era que los fieles fueran poseídos por su dios, como ocurre con otros cultos de misterio y religiones.* Lo que los poseía entonces en el siglo I d. C. me poseyó a mí en marzo, pero lo identifico más como Apolo que como el Espíritu Santo descrito por Pablo. Creo que se presenta a las diferentes culturas bajo diferentes nombres; a los griegos uno, a los hebreos como Elías, y así sucesivamente. Él es plasmático, inmortal, y la gran influencia civilizadora de Grecia y Egipto y Persia. Puede dividirse a sí mismo, siendo plasmático. Para mí, él trajo la razón, así que lo veo como Apolo..., pero, curiosamente, esto encaja con lo que predijo la Sibila. La experiencia de posesión por la que pasé es la de un dios griego, no uno judío. Asumiendo que lo que Virgilio llama Mente Inmanente trasciende cada posesión individual, entonces no hay problema en reunirlas todas en una integración. Se trata de agentes específicos de una entidad viviente y sensible global.
Por cierto, en el Libro Sexto de la Eneida, la Sibila es poseída por el dios, por Apolo. Paul Williams,* cuando estuvo aquí, me mostró un pasaje de una de las novelas de Ted Sturgeon que, según Paul, demostraba que mi experiencia había sido precisamente la de los primeros cristianos. Sin embargo, siento que no era el aspecto de Apolo, porque mis necesidades eran de eso, de syntonos y de razón.
Esto ocurrió no debido a mis necesidades, todos tenemos necesidades, sino porque están volviendo. Los inmortales. He aquí una cita del libro de Paul Williams Turning Upward que acabo de encontrar (p. 237):
«Vienen hombres, grandes hombres que están entre nosotros ahora, que unirán los extremos en una estructura inquebrantable, inquebrantable no por su supresión de la voluntad del pueblo, sino por su perfecta expresión de esa voluntad. Y del desconcierto, la ira y el caos actuales debe surgir una verdadera voluntad que sustituya a esa sombra de voluntad, esa codicia vacía que ahora es llamada la voluntad del pueblo por los torpes enanos que tropiezan donde deberían andar los gráciles gigantes.»
Deberías leer toda la sección de Paul en este libro. Creo que todo lo anterior es cierto.
Me frustra mucho escribirte sobre esto porque tengo mucho que decir y no puedo soltarlo. Los papeles se me desparraman en el escritorio; los libros que estoy citando se caen; tecleo letras equivocadas por completo. Estoy nervioso de cojones, emocionado, colocado por todo esto, y terriblemente impaciente, lo que no es bueno, por encontrar gente a la que contarle esto, la Buena Noticia, por así decirlo. Claudia, una antigua promesa que nos hicieron, que nos hicieron hace miles de años, se está cumpliendo ahora. Quién la hizo no lo sé, pero se hizo. Él o ellos volverían al final, y joder, lo han hecho, Claudia, ¡¡¡lo han hecho, joder!!! Lo sé. Una y otra vez, de forma inequívoca, me lo han asegurado, y además me han mostrado destellos de lo que podemos esperar. Lo que es plenamente nuestro, lo que nos quitaron, nos lo devolverán. Ellos se encargarán de eso. Como lo llamó Pablo, el «tiempo de la restauración de todas las cosas»18, está aquí, ahora, Claudia. Tardaron mucho tiempo, según nuestros estándares, pero cumplieron su antigua promesa; están de vuelta.
Los cristianos, con su intolerancia exclusivista, intransigente y estrecha, creen que la salvación, la intervención y la restauración es solo para ellos; están equivocados; esto es para nuestro planeta y toda su gente. Hay salvadores para todos nosotros, para todos los presentes. Para los Inmortales, las distinciones entre cristiano o ateo no significan nada; es como las vacas holstein o las jersey, y mi ortografía y mecanografía están tan mal ahora que me retiro.
En un libro de Harlan Ellison que Harper and Row va a sacar el año que viene, el autor dice:
«Kurt Weill y Maxwell Anderson escribieron: “Tal vez Dios se ha ido, olvidando la promesa que hizo aquel día: y estamos perdidos aquí en las estrellas”. Y tal vez Él/ella solo está esperando la señal adecuada para volver, ¿qué te parece?19»
Exactamente, Harlan.
En marzo atravesé abruptamente el corazón de las cosas; vi en mi interior, vi la realidad tal como es, y vi a los Inmortales acercándose. Vi la prisión de hierro en la que vivimos, y los experimenté primero a ellos y luego una visión tras otra de lo que será nuestro mundo, nuestras vidas, cuando unan las dos partes: el universo A y el universo B. La nuestra es una parte, y con ellos remolcan la otra. Lo que harán con nuestro mundo, el macrocosmos, será una analogía de lo que hicieron conmigo y con otros individuos aislados o microcosmos: en un instante lo encienden y fusionan todo y luego imprimen un eidos totalmente nuevo. Todo ocurre sin previo aviso. En microtérminos, experimenté todo el viaje que nuestro mundo y todos nosotros experimentaremos: meses de hambre y carencia, luego miedo e impotencia crecientes, luego una renuncia a todo, sabiendo que está perdido para siempre, y luego la manifestación de las formas cromáticas resplandecientes. A partir de la carencia y de la falta de esperanza y del miedo y de la renuncia total a la vez, se producirá un renacimiento total, una restitución y un renacimiento; la vida volverá a empezar sin previo aviso.
En las visiones de todos los pitagóricos de la historia (Eurípides en Las bacantes, la «Oda» de Wordsworth, etc.) descubro las mismas visiones que he visto: lo que en Dante se llama el Paraíso Terrenal. (Lo conducen allí y encuentra a la dama cantando y recogiendo flores; en un sueño tras otro la he visto y oído cantar; ahora sé quién es, y sé qué es el hermoso parque que veo. Va a estar aquí y no en el otro mundo; es lo que el propio Dante vio y representó con demasiada claridad, y su visión es asombrosamente similar a la de los órficos griegos del siglo VI a.C.).
Bueno, tengo que despedirme porque ahora tenemos que cambiar todas las cajas de los gatos de la casa; los gatos están refunfuñando, y cuando Chester refunfuña, todos nos ponemos manos a la obra.
Con cariño,
PHIL
➀ Astraea, o Justicia, la última Inmortal en abandonar la Tierra en la leyenda de la era de Saturno.
Carta a Claudia Bush, 29 de noviembre, 1974
[4:112]
Estimada Claudia:
¿Puedo charlar un poco más contigo? Sobre todo porque el gran gato azul que teníamos huyó en cuanto lo dejamos salir. Gracias.
Espero que tuvieras un agradable día de Acción de Quejas.
Jean-Pierre, el que compró el guion de Ubik, lleva sin contactar conmigo desde octubre.20 Para el lunes que viene (el día en que recibirás esta carta probablemente) me deberá 2500 dólares, que no tenía el 1 de noviembre, así que le dimos otros 30 días más. Apuesto a que está en París ahora mismo. Estoy seguro de que ya te dije que Robert Jaffe sugirió que quizá la compra de Ubik estaba sirviendo de blanqueo de dinero soviético, y que el guion está ahora mismo en Cracovia, Polonia. Podría ser. Aún mantengo que hay cierto principio científico en Ubik que creía que era ficción, pero que o bien es un nuevo descubrimiento o con más probabilidad es el redescubrimiento de uno que se descartó hace mucho tiempo, Ubik, la fuerza, en sí misma. Ubik se correspondería aproximadamente con la mente inmanente universal que Virgilio menciona. No solo anima el universo y hace que funcione, sino que ya que cada uno de nosotros es una parte del universo (más propiamente el kosmos, como lo llamó Pitágoras), cada uno de nosotros tiene dentro una chispa de esa mente universal. Los órficos de Grecia fueron el primer grupo conocido que expresó esta idea, y toda la colección completa de cultos de misterio buscaba encontrar formas de extraer o de contraer de alguna manera esa chispa de divinidad interior. El dios Apolo y otros similares serían los enlaces entre la mente universal interior y aquella en el kosmos que nos rodea; él, por decirlo de alguna manera, serviría para encender esa chispa interior para que se fundiera o se hiciera cargo de la mente total; lo que vendría a ser estar poseído por el dios, más exactamente.
Estas categorías corresponden obviamente a las tres personas de la Trinidad. Históricamente, el dios-sobre-el-universo se encuentra primero (el Umwelt de los psiquiatras existencialistas europeos), después el dios-con-nosotros como humano (el Mitwelt, que para nosotros sería el segundo período del encuentro hombre-dios: el encuentro con Cristo), después el tercero y definitivo: el Dios interior, el Espíritu Santo (el Eigenwelt). Al mismo tiempo, como señala Jung, el hombre está retirando sus proyecciones del mundo exterior. Así, estos tres pasos no están solo presentes históricamente, sino que son psicológicamente lógicos y sucesivos. Ya no podemos esperar encontrar lo divino, o sea, la mente inmanente universal, en otra parte que no sea nuestro interior, aunque en cierto sentido es verdad que las dos personas o formas de dios anteriores todavía permanecen; sin embargo, es dentro donde lo encontraremos, es decir, tan cerca de nosotros como puede estar. Creo que el encendido de esta chispa con el objetivo de consumir y, por así decirlo, dominar nuestro propio ego o conciencia, se logra desde fuera de alguna manera; es un proceso adventicio, lo que significa que no es una incorporación intrínseca. No ocurre simplemente por sí mismo, espontáneamente, aunque todo esté en nuestro interior, sino por el catalizador, que puede no ser más que un estímulo externo desinhibidor. En mi caso vi a la chica de pelo oscuro que llevaba el collar con el signo del pez en marzo de este año, y eso actuó como catalizador.
Las tres personas o formas de dios habitan en los tres mundos que cada uno de nosotros experimenta; interactúan y armonizan. Haciendo esto mantienen en acuerdo, unido, el cosmos, todos los conjuntos de la realidad. Este proceso de armonización es extraordinario; en el breve intervalo de tiempo que lo percibí me quedé asombrado. Ese es el período en el que vi, como recordarás, que no hay casualidades.
Los cultos de misterio mantuvieron su propósito y técnicas en secreto hasta que Jesús, por así decirlo, lo robó y lo puso a disposición de todos, lo mismo que como se llame hizo con el fuego. Y pagó el precio más alto. No obstante, como señaló Jesús, «He conquistado el mundo»,21 queriendo decir que había tenido éxito; lo que hasta entonces estaba solo a disposición de unos pocos estudiantes esotéricos de por vida lo podíamos tener todos. Ni siquiera lo supimos entonces; Pablo no está siendo vago en su discurso cuando dice: «¡Escuchad! Os contaré un secreto sagrado; no dormiremos en la muerte, etc.».22 Él lo dice literalmente; les dijo a todos ellos lo que hasta entonces era un secreto sagrado, guardado por los cultos de misterio, el secreto de que (1) puedes renacer (lo que no es lo mismo que ser inmortal; significa que debes morir tal y como eres y después vuelves a estar vivo, pero diferente y permanente) y (2) cómo se puede conseguir, o más exactamente, cómo se consiguió. Ningún secreto más valioso que ese fue robado alguna vez y comunicado al público en general. No me atrevería a intentar añadir o modificar la explicación del propio san Pablo sobre todo esto, o la de san Juan, pero permíteme decir que lo que me ocurrió en marzo es exactamente ese renacimiento o transformación «en un abrir y cerrar de ojos»,23 como un proceso químico repentino..., como los alquimistas así comprendieron. Pero como digo, debe ser tocado de un modo adventicio, que es el papel que juega o jugó Cristo; su obra ya estaba hecha. La puso en marcha. No se puede volver atrás. Murió, pero murió sabiendo que lo había hecho. Y por supuesto compartió —fue el primero en hacerlo— los frutos de su propio secreto. Añadió, sin embargo, que la mayoría de nosotros nos reiríamos de todo esto, encontrándolo increíble e imposible y sin sentido, por no decir estúpido. Nunca tuvo sentido para mí hasta marzo, y en marzo, cuando me ocurrió, no podía relacionar lo que había ocurrido con nada de lo que me habían enseñado sobre Dios o la religión. Creía que Dios estaba allí arriba en el cielo. No obstante, no lo está; es una chispa que puede fundirse en la mente total de cada uno de nosotros como algo totalmente nuevo que no había existido antes (una descripción de los procesos químicos irreversibles), quemando la escoria y convirtiendo en estables (o como dice la Biblia, incorruptibles), los contenidos valiosos. Puedes ver fácilmente la analogía entre esto y una reacción química en la que los resultados son espectaculares, como con la pólvora cuando prende. No hay forma de anticipar los resultados basados en un estudio de los componentes anteriores, y si te dijera lo que iba a ocurrir, a menos que lo hubieras visto, probablemente no me creerías. El fuego es el elemento adventicio añadido; en el caso de la transformación que sufrí, también es una especie de fuego: visto como una actividad del fosfeno cromático. Probablemente se trata de la estimulación del fosfeno por radiación; los soviéticos dicen que tal radiación que estimula la actividad de los fosfenos puede llegar aquí, y llega, del espacio sideral. Lo creo. Este es el catalizador.
El aspecto valioso del catalizador externo es que mantiene el proceso bajo el control de quien esté al control de estas cosas; no va a ocurrir simplemente en un momento aleatorio sin ninguna razón. La mente universal envía a un Mediador, que es como se le llama a Cristo, correctamente, para desencadenarlo, o, en todo caso, el signo del pez o cualquier agente desencadenante del Logos. De este modo, ella, la mente universal, puede retener el proceso hasta que desee que se produzca, que es por lo que los reformistas protestantes subrayaron el poder de la gracia de Dios como el único poder que podía redimirnos en lugar de las buenas obras. Solo Dios puede realizar el acto, no nosotros. Estos son términos anticuados para un proceso y acontecimiento muy misterioso; lo explicaron de la mejor manera que pudieron. «Bueno, mira, todos estamos en un estado de pecado (que es la jerga para jodido, trastornado y medio ciego), y la gracia de Dios nos redime inesperadamente. Pero debemos tener fe, es decir, confianza total, en el poder de esa gracia». No estoy seguro de que debas tener esa confianza. Creo que a lo que debes llegar es a los últimos fotogramas del largo rollo de película que era tu ego primogénito o personalidad o consciencia, que es lo que yo hice. Racionalmente, al menos de acuerdo con la racionalidad deteriorada que tenemos, parecería evidente que cuando el fotograma final ha desaparecido, solo queda el vacío; sin embargo, el vacío supongo que es Dios mismo, el Brahman; Él lo llena todo. Tenemos una idea incorrecta de la naturaleza del vacío, y una igualmente incorrecta en cuanto a la naturaleza de los objetos, que no son más que fenómenos, creaciones que nuestro cerebro hace de estas impresiones. «Literalmente, Dios no existe», dijo Eriúgena.24.
Claudia, ese día debemos contar nuestras maldiciones.
Psicológicamente, esta transformación mental es la combinación radical (no la conciliación sino la combinación) de los opuestos. A partir de ese momento todo se entiende en términos no de «Es esto o aquello», sino de «Tanto esto como aquello». Cada intento que hago de comprender y explicar y expresar mi experiencia, y el proceso que sigue tiene que llegar a eso: es lo que ya pensaba y lo que ahora pienso. Por ejemplo, es Elías y el Espíritu Santo, no Elías en lugar del Espíritu Santo. Es Apolo y el Espíritu Santo; es paganos y cristianos. Es antiguo (hacia 100 d. C.) y señala hacia el futuro. Es un acontecimiento literal en el mundo material y es simbolismo (quiero decir mis sueños o visiones); será el futuro aquí; también será el Otro Mundo cuando lo vea. Me involucra solo a mí y es para el mundo entero. Por último, se trata de seres de otro sistema estelar y es justamente la misma experiencia tradicional de salvación descrita en la Biblia.
Encuentras esta misma unidad en La Divina Comedia de Dante. Esto es lo que nuestro mundo moderno ha perdido, esta unidad a todos los niveles; ahora en cambio tenemos compartimentación. Ahora una cosa es científicamente verdad o es religiosa. Es una metáfora más que literal.
Así que, para resumir, hay una pequeña parte del macrocosmos dentro de nosotros, dentro del microcosmos, y esta pequeña parte es igual a toda la mente universal. El microcosmos contiene el macrocosmos, otro concepto inconcebible en la lógica formal. El Dios en mi interior ve al Dios de fuera; los dos están en contacto el uno con el otro. Los dos se vinculan mediante la carne o el cuerpo. Así que él o ello, lo que sea, se hace visible aquí, en este mundo, en este momento. Mientras tanto, Satanás está en el puesto de McDonald’s pidiendo hamburguesas de ojo de vaca y batidos de malta de plástico. Unos cuantos años más de hamburguesas de ojo de vaca y batidos de malta de plástico, y lo habrá conseguido.
Carta a Claudia Bush, 30 de noviembre de 1974
[4:118]
Estimada Claudia:
Acabo de escribirle a Diana Pike; veremos qué pasa. Ya le había escrito y recibido una tarjeta del Love Project. Te mantendré informada; parece alucinante y dulce.
¡El amor funciona! ¡Siempre! Eso es lo que dice la tarjeta. Estoy de acuerdo. ¿Tú no? ¿Dónde empezamos? (El bar La Paz.)
Claudia, esto es un apéndice a mi carta anterior del viernes. John Calvin (1509-1564) hace esta declaración que sin ninguna duda describe mi experiencia y mis pensamientos sobre ella después:
«[...]. Los talentos naturales del hombre se han corrompido por el pecado, pero de los supernaturales ha sido totalmente privado. [...]. Por lo tanto, cuando se rebeló contra el gobierno divino, estaba al mismo tiempo privado de esos dones sobrenaturales que se le habían concedido por la esperanza de la salvación eterna. De ahí se deduce que es exiliado del Reino de Dios, de tal manera que todos los afectos relativos a la vida feliz del alma también se extinguieron en él, hasta que los recupere por la gracia de la regeneración. [...]. Todas estas cosas, al ser restauradas por Cristo, se consideran adventicias y sobrenaturales, y por lo tanto concluimos que se habían perdido. De nuevo: la solidez de mente y la rectitud de corazón también fueron destruidas, y esta es la corrupción de los talentos naturales. Porque, aunque conservemos alguna parte del entendimiento y el juicio junto con la voluntad, no podemos decir que nuestra mente sea perfecta y sana. [...]. Al ser un talento natural, no puede ser destruido totalmente, sino parcialmente debilitado...»*
Además, leo algo fascinante en el Monitor de ayer, un artículo sobre Lewis Mumford.25 (¿Cómo puede un hombre sin títulos universitarios ser enteramente malo?). Mumford dice:
«Creo que esto debe de ser muy parecido a lo que ocurrió durante la transición de la civilización romana, que estaba altamente organizada y dirigida a los mismos fines que nuestra civilización (poder, productividad, prestigio) a la era cristiana. Los cristianos formaron pequeñas bandas. Empezaron a retirarse de la sociedad y aceptaron la pobreza que solo los esclavos de entonces estaban forzados a aceptar. Desarrollaron una base espiritual para sus vidas que les dio la energía interna para hacerse firmemente con el Imperio Romano.»
Si recuerdas que lo mencioné, Claudia, cuando esto me golpeó por primera vez en marzo, yo miraba a mi alrededor y vi «¡Roma! ¡Roma por todas partes!». Poder y fuerza, muros de piedra, barras de hierro, justo lo que Mumford expresa arriba. Que viera esto en un instante («en un abrir y cerrar de ojos») es una realidad y no fue cosa mía; no surgió de mi mente, de mis procesos mentales; no fue un concepto, ni siquiera una conciencia interna: lo percibí. Lo vi. Rasgué el velo, por así decirlo, y vi mi sociedad tal y como es exactamente..., que es, como expresa Mumford, como era Roma. Lo que me desconcertó fue que, ya que sabía intelectualmente que Roma era una ciudad de Italia y un imperio y una república de antes de Cristo, entonces, ¿dónde estaba yo, en Fullerton o de vuelta allí, ahora o en aquella época? De nuevo la cuestión es «es esto o es aquello», y la respuesta es «son las dos cosas». En el sentido de Mumford, Roma es un paradigma. Por así decirlo fui llevado a lo alto de la montaña, una metáfora en sí misma, y se me mostró. «¿Ves? ¿Qué ves a tu alrededor? Ves Roma», dijo el Espíritu.
Estaba asombrado, turbado y jodido. Era una visión espantosa: un estado esclavista, como un gulag.
No tengo ninguna duda en mi mente ahora de que mi «visión» de mi sociedad era certera en el sentido al que se refiere Mumford; yo no había vuelto atrás en el tiempo, sino que en cierto sentido Roma había llegado, mediante etapas insidiosas y astutas, bajo nombres nuevos, escondida en las críticas y el falso oscurantismo, por fin a nuestro mundo de nuevo. ¡Mira! Los cristianos conquistaron Roma, pero solo por un tiempo; Roma se tragó a sus conquistadores, como China. Al final Roma empezó a aparecer en grados sigilosos una vez más, a manifestarse. Por lo tanto, no es sorprendente que ese mismo Espíritu Santo que se rebeló contra ella entonces, en el año 100 d.C. aproximadamente, haya vuelto a despertarnos como entonces, como cuando despertó a nuestros antepasados, hablando metafóricamente. Es el toque de corneta para luchar una vez más por la libertad.* Como dice Mumford.
Bueno, tengo que irme porque tengo un montón de publicanos y pecadores, recaudadores de impuestos y otra gentuza pululando, y debo tratar con ellos.
Con cariño,
PHIL
P.D. Te digo algo, Claudia, Calvino tiene razón; estamos (1) perdiendo completamente ciertas facultades y (2) las que tenemos, las que quedan, están mucho más nubladas. Cuando vi claramente en marzo fue como cuando te pones unas gafas nuevas y puedes leerlo todo, verlo todo. Realmente, es significativa su distinción entre las facultades naturales, que, como la razón, están jodidas, y las otras que no podemos ni siquiera vislumbrar hasta que regresen. La única cuestión es, ¿cómo ha ocurrido esto? ¿Cómo perdimos (1) ciertas facultades por completo? y (2) ¿se han bloqueado las que quedan como están, para todos nosotros, a menos que de alguna manera, en un milagro de curación, se recuperen? Seguramente tiene que haber una explicación científica para esto que tenga que ver con la función cerebral y las secciones dormidas, la activación inhibida de los circuitos neuronales completos*... y esto precisamente es lo que estaba intentando lograr en marzo, conseguir despertar la activación neuronal, hacer que se activen circuitos que nunca se habían activado con anterioridad. Lo que creo ahora, junto con Calvino, es que en un tiempo (¿nuestra infancia? hace miles de años) sí los activaron o de algún modo tuvieron la intención de activarlos, de estar activándolos todo este tiempo. Pero algo salió mal. Algo terrible.
Por lo menos están hechos para que de algún modo puedan tener la capacidad de activarlos, finalmente, tanto si los activaron antes como si no. El siguiente paso en la evolución humana o de una sección perdida de nuestros cerebros..., en cualquier caso los resultados están fuera de la vista.
[4:131] Un ser humano es un sistema material en el que el tiempo, una forma de energía, entra. Probablemente el tiempo también entre en él como noös: Mente.
El tiempo, el futuro, contiene en él todos los acontecimientos que van a ocurrir. Por lo tanto, cuando el tiempo entra en una persona como energía, y actúa como noös con él, lleva consigo en potencia todo lo que le ocurrirá, como una persiana que se desenrolla para mostrar un patrón desplegado. Los acontecimientos del futuro saltan/aparecen en el ser, en la actualización, el presente, pero hasta que lo hacen, no son verdaderamente reales, no se han actualizado todavía, sino que están en una forma codificada, como los surcos de un disco de vinilo antes de que la aguja los descifre; la única «música» que existe está donde la aguja toca; más adelante solo hay un movimiento codificado a lo largo de una espiral helicoidal. Por lo tanto, los sueños se ocupan del futuro que se avecina directamente, como durante la noche, la siguiente serie de acontecimientos futuros codificados empieza a moverse hacia la actualización: es decir, el presente. Lo que es difícil de comprender es que, de un cierto modo muy real, estos acontecimientos están dentro de la persona, en el interior de su cabeza, por así decirlo; pero solo en su forma potencial, codificada; el ámbito en el que se actualizan es el del espacio; el tiempo, en el presente, fluye para llenar ese espacio, es decir, el universo espacial.
Por eso es por lo que experimentamos un déjà vu. A veces hemos echado un vistazo de alguna manera al guion desplegado en nuestra cabeza, echado un vistazo por adelantado, así que sentimos «sé exactamente lo que voy a decir a continuación, y qué gestos hará él», etc. Claro; están codificados, encerrados, esperando en el tiempo, y el tiempo, al ser energía, ha entrado en ti; es un fuego ardiente que está dentro, como el tigre de Blake.
Tigre, tigre, que brillas ardiente
en las selvas de la noche,
...¿Quién pudo forjar tu terrible simetría?
O algo así.
[4:132] El hemisferio derecho es la sede del inconsciente.
Pero todas sus capas, y todos sus contenidos, fueron en su momento parte de la consciencia, aunque no de ningún hombre vivo.
Son todas las consciencias anteriores del hemisferio izquierdo a lo largo de los siglos; cuando perecieron, reaparecieron en esta forma inactiva, dormida, no muerta, no desaparecida, pero tampoco despierta: solo aletargada, con todos sus recuerdos y pensamientos y experiencias e ideas ahora en forma de sueño.
Ahí es donde fueron los muertos. Ahí es donde están los muertos.
Además, esta es la levadura del pan de la que habló Cristo. Y la pequeña semilla de mostaza, que crece y crece.26
Dentro del hemisferio derecho, (todos compartimos una entre nosotros, como una comida comunitaria: p. ej. la última cena) esta vida se eleva una vez más hacia la consciencia que perdió.
Pero cuando la alcance de nuevo, será una vida transformada, no la perecedera que tenía.
Al estar en todos nosotros, y viva y consciente de nuevo (está viva de nuevo, pero no consciente, ha olvidado), no puede morir. No estará limitada por el tiempo o el espacio. Puede volver al pasado, ir a cualquier lugar donde estén los hombres o hayan estado o vayan a estar.
La experiencia de la anamnesis es el momento en el que esta mente dormida, que una vez fue consciente, recuerda su propia existencia. A quien está recordando es a sí misma; lo que está recordando es que vivió y vive ahora, y tiene un trabajo que hacer. Además, no es una entidad separada como lo es el hemisferio izquierdo. Juntos forman dos mentes aposicionales, unidas (a través de él) con todas las otras mentes de la Tierra y quizá de más allá.*
No murió; se quedó dormida durante dos mil años, adquiriendo con la muerte de cada nueva persona una nueva capa parecida a la piel de la cebolla de sí misma; por estas lentas acumulaciones creció hacia la plenitud y el despertar, y recordando.
El momento en el que recuerda (desinhibido por el signo del pez dorado, la carta, etc.; cf. Epístola de Santo Tomás27) es el momento en el que la Alianza de Dios, el Reino Perfecto, regresa al ser: de vuelta a la consciencia de sí mismo, de que está Aquí, y está aquí Ahora.
Contiene en su interior miles de años de mundo aletargado; el «inconsciente conectivo» llega a ser consciente, como lo predijeron Jesús, san Pablo y san Juan. Es (de nuevo) consciente; (de nuevo) piensa. Es la Mente Inmanente dentro de nosotros y a nuestro alrededor, con sus ojos sensoriales abiertos, con su identidad intacta (mediante la restauración de la memoria). Este era el objetivo de todo esto: el final del viaje de miles de años y millones de hombres.
Para los que vivieron y murieron, no fue en vano. Siguieron durmiendo, sumándose unos a otros en millones de láminas de transparencias.
Para los que, como yo, estamos vivos, de repente no estamos solos, nos dan un apoyo enorme; Él está con nosotros de nuevo, nuestro Salvador.
Para los propósitos de Dios, el tercer punto de la evolución humana se ha alcanzado ya. Este momento iguala en importancia al salto de inanimado a animado; este es el verdadero hombre, el hombre hecho realidad por fin, esta tercera etapa que empezó hace 3 o 4 millones de años, no es el comienzo de la etapa ahora, sino el perfeccionamiento y la finalización de esta. Los millones de partes de esta entidad han vagado por la Tierra durante un período espacial y temporal de enormidad y diversidad; pero todo está siendo recogido y revivido ahora, recogido durante eras, revivido ahora por su mero empuje más allá del umbral: llegó al punto de saturación, por así decirlo, y despertó. (La consciencia se produce cuando el inconsciente se ha energizado hasta un punto puramente cuantitativo, y así llega más allá.)
Posee la inmortalidad (por medio del renacimiento). Lo sabe todo (por haber sido formado a partir de un número casi infinito de trocitos a lo largo de todo el espacio y tiempo). A sabiendas de que no puede errar, a sabiendas de que no puede morir, al tener una relación directa con el Logos, o la realidad objetiva, o el Plan, puede tomar decisiones compartiendo la Hagia Sophia: la sabiduría de Dios.
«La Hagia Sophia está a punto de renacer. No era aceptable en el pasado».* Esta frase se refiere a todo lo anterior y lo manifiesta. Tendremos entre nosotros una entidad sabia, una especie de ordenador orgánico que superará sus partes y la suma de estas.
«Si todo esto se pudiera hacer»... Se ha hecho. Mataron al Salvador hace casi 2000 años; solo para encontrar su cara mirando a cada persona, al fin, por todas partes. («El grano de trigo, si no se planta en el surco —la tumba— únicamente lleva una vida solitaria; pero si lo siembras, vuelve a crecer en esplendor).28 Todo esto ha estado sucediendo entre bambalinas todo este tiempo, detrás de la consciencia de todos los hombres, esta reunión de los derrotados: es decir, todos los que murieron, y todos realmente murieron, así que todos han sido reunidos y retenidos, por esto la Parusía, el Día de la Restauración. ¿Qué tendría de bueno que restauraran tus posesiones, lo que habías perdido, si no estuvieras tú allí también, igualmente restaurado?
Teilhard de Chardin especuló que todo el largo período de sufrimiento de la humanidad era como el macrocosmos de la Pasión de Cristo, siendo su sufrimiento un microcosmos del de la humanidad. Nuestra meta, nuestra muerte y luego nuestra liberación, por fin nuestro renacimiento a una vida nueva y mejor. Él era/es el microcosmos, el paradigma. Ahora nosotros, como Cristo, hemos vivido a través de la parte del sufrimiento y, cuando muramos colectivamente, seremos restaurados colectivamente.
¿El Día de la Ira, la guerra, va a matarnos a todos, pero luego, como Cristo, seremos restaurados en una nueva vida después? ¿El macrocosmos de la vida aquí triunfando como Él lo hizo hace 1900 años? Pero como Él, ¿debemos hacer todo el trayecto primero, todo el camino hasta la Cruz, subir a ella?, ¿para llegar al final debemos ir hacia delante, y no eludirlo o intentar escapar? Este también era su mensaje: sométete y sufre; no lo puedes eludir. Es lo que hay más allá de la meta lo que buscamos, no retirarnos de ella.
Con respecto a la cuestión: «¿Dónde está Él, el Salvador, ahora?», la respuesta es: «Por todas partes», pero en el sentido de un lugar específico, en ninguna parte; como el tiempo de NK, Él es el universo proyectado desde un único punto, y la ubicación de ese punto no se puede determinar; es real pero es una variable constante, ya que Él se mueve entre nosotros, a través de nosotros y en nosotros, siempre con nosotros.
Lo que trae sanación trae energía, trae sabiduría: lo que trae nueva vida: la primavera para el ser humano, como la primavera llega para las criaturas de la cosecha que siegan en otoño cada año, solo para volver a nacer: la primavera para las especies humanas también: La Edad de Saturno (la Edad Dorada) de nuevo. Lo que logra esto es Ubik, es el Salvador, es el Logos, es Dios, es el señor Runciter. Vinland, la tierra nueva donde crecen las viñas.
Para el maíz y el trigo et al., el ciclo es exactamente de un año, una vuelta de la Tierra alrededor del sol. Nuestras especies tienen un ciclo más largo, más lento, pero es un ciclo. Durante dos mil años hemos trabajado en el invierno de nuestro ciclo, o quizá más. Pero ahora pasamos a la primavera, que también debería durar bastante tiempo.
La humanidad es una vieja raíz cortada, dormida por largo tiempo.
Jesús dice «Yo soy esa raíz. Y la brillante estrella de la mañana. En el principio y en el final: para iniciar las cosas (como Creador) y para dirigirlas en el camino (como Logos) y para tomarlas, recibirlas, al final, como Espíritu Santo. Yo soy».29
Pensamientos durante la siesta: «Aguanta/Aguanta/Estamos llegando». (Canción de la segunda guerra mundial, siendo nosotros los aliados de la Europa ocupada. Ellos también lo eran; levantaron el asedio.)
«Mi exterior es solo para divertirse. Mi creciente yo interior crece más sabio cada día, más sabio y más viejo, superando al exterior desde hace ya mucho tiempo». (Esto como percepción.)
(Santa Teresa de Jesús: «Cristo no tiene ahora más cuerpo que el tuyo, en cualquier parte del mundo».30) Por lo tanto, esta era la base para la realización anterior; además, mi cuerpo y el yo inmaduro que va con él, más que una división entre cuerpo y espíritu o cuerpo y alma, el interior o el exterior en el habitual físico-mental, esa totalidad es como la fruta que se pudre para la semilla que crece en su interior; mientras la fruta se pudre, la semilla de dentro crece; un movimiento doble dentro de la entidad única: el exterior hacia la muerte, el interior hacia la vida. Lo que crece dentro de mí deja crecer quizá un nuevo cuerpo, así como un nuevo espíritu, y desecha los dos exteriores juntos.
Carta a Malcolm Edwards, 29 enero, 1975
[4:165]
Querido Malcom,
[...] Una cosa sobre la que tenía la intención de escribirte (¿lo hice?) es el largo artículo que escribiste sobre Fluyan mis lágrimas, que aparecerá en la única revista de ciencia ficción de Inglaterra.31 Malcolm, a riesgo de repetirme en caso de que ya lo haya dicho, en ese artículo expresaste ciertas ideas sobre mis escritos que me impactaron de tal manera por su importancia y significado que me impresionaron, y para mí, en cualquier caso, fue uno de esos raros trabajos críticos que arrojaron una luz fundamentalmente en mi propia obra para mí, el autor. Le dio sentido a cosas de mi trabajo, aspectos conectivos subyacentes que nunca había discernido propiamente, pero que había intentado discernir. En concreto, tus observaciones sobre Ubik hicieron que en mi mente se produjera una descarga de actividad furiosa y placentera. Le he enviado el artículo a una señorita que está escribiendo una tesis de postgrado sobre mis escritos, contándole lo importante, ¡lo verdaderamente asombroso! que es tu artículo, en mi opinión. Cuando hablas de cómo el idios kosmos invadido por lo que creo que describes como el «koinos kosmos extrañamente diferente» le da sentido a mucho sobre lo que escribo perpetuamente..., además, cuando hablas de cómo los diversos idios kosmos, o como sea el plural, cómo unos cuantos de ellos todavía pueden ser solo una proliferación, una especie de acuerdo mutuo para extender uno de los idios kosmos, una visión parcial, de persona a persona, lo que aún no es un auténtico koinos kosmos: Malcolm, has elaborado un concepto totalmente nuevo, en mi opinión. Para expresarlo llanamente, puede haber idios kosmos compartidos que dan la impresión de ilusión de un koinos kosmos. (Este último tiene el aspecto de autenticidad; el primero no, por mucho que lo compartan muchas personas). Lo que me viene a la mente a este respecto sería cuando un estado tiránico dirige tanto las noticias y manipula tanto las ideas y pensamientos de sus ciudadanos, excluyendo por completo los hechos desde su ámbito, que juntos comparten colectivamente una especie de koinos kosmos artificial que no es nada más que el idios kosmos aprobado y elaborado sintéticamente por el Estado. Podría fracasar al incorporar ciertos elementos vitales, sin los cuales no importa si muchas personas lo comparten y lo ratifican, seguirá fracasando al participar en la realidad, en el sentido en el que un koinos kosmos auténtico debería hacerlo. La incorrección múltiple, por mucho que se ratifique, no crea exactitud, ¿no es así?
Una estructura/artefacto deliberado que mantienen conjuntamente contra la amenaza de la realidad, contra lo que, si fueran más flexibles de alguna manera, se darían cuenta de que podrían permitir que se filtrara... como después ocurre. Han generado colectivamente su «realidad» fuera de su campo de conocimiento consciente. (Por la noche, en el sueño, este mecanismo mental se atenúa y se deslizan otros elementos, pero por supuesto, se descartan al despertar al día siguiente, como si fueran simples fantasmas). Después de la explosión de la bomba en Ubik, mientras lo escribía, de repente tuve que parar, para darme cuenta, con un sobresalto (recuerdo bien ese día, mientras estaba sentado ante mi máquina de escribir con la cabeza vacía y la página en blanco, por así decirlo), sin ninguna idea preconcebida en absoluto de cómo sería su nuevo mundo comparado con el mundo en el que habían estado viviendo. Estaban vivos; habían sido asesinados; todo a la vez. Por motivos argumentales tenía que imaginar un mundo, por así decirlo, como era antes, cuya analogía más cercana sobre la que discutimos más frecuentemente sería: ¿cómo es la habitación cuando no estoy en ella? Intenté imaginarme su mundo por ellos cuando carecía de esta maquinaria de proyección y del material similar a un artefacto que naturalmente ellos, como lo hacemos nosotros, mantenían constantemente, sin ser conscientes. Al estar muertos, no tenían fuerza. («Sin fuerza, ningún movimiento tiene ahora / ella ni ve ni oye», o como sea que siga. Supongo que es «oye y ve», para que rime con «árboles»).32 Me senté a la máquina de escribir durante una eternidad sin límites, imaginando su mundo despojado, y sin darme cuenta estaba imaginando su verdadero koinos kosmos filtrándose. Lo que da más que pensar es esto: lo que es verdadero para un universo (el de ellos) sería verdadero para todos los universos (lo que incluiría el nuestro). Por lo tanto, el koinos kosmos esencial después de la explosión de la bomba en Ubik probablemente sería el nuestro también, nuestro koinos kosmos auténtico, si de alguna manera rasgáramos los velos, o más bien, si los velos se alejaran de entre nosotros y él cuando nos relajáramos, por la razón que fuera de nuestras proyecciones constantes que compartimos mutuamente. Cuando escribí Ubik nunca se me ocurrió que el mundo representado en la última parte de Ubik pudiera por alguna razón fundamental, más o menos, con un poco de aquí y de allá, ser el nuestro, que pudiéramos verlo bien. Escribí el libro y olvidé cómo llegué a escribirlo; olvidé que, efectivamente, creé una especie de paradigma a priori de lo que un universo debería tener, un mínimo para existir, sin referencia a lo que veía diariamente en el mío. [...]
Ubik, el mundo, llegó a priori. Pero ahora [...] distingo en Ubik ciertos elementos tradicionales (los distingo solo por estudiar día y noche mis diversos trabajos de referencia): (1) el Logos (es decir, Runciter hablándoles y escribiéndoles notas); (2) las subfuerzas gemelas que compiten e interactúan, las cuales describió Empédocles (Ella frente a Jory, lo que es el amor frente al odio, una especie de interacción dialéctica que genera todo el cambio); (3) Ubik como un campo de energía omnipresente que sería la antigua noción de Dios como Mente Inmanente infundiendo el universo, dentro de él más que por encima de él, o, en términos hindúes, el Atman, el Aliento de Dios; (4) el modo de regresión de las formas que tiene lugar corre a lo largo de un eje que está, por así decirlo, en ángulo recto al eje de progreso de las formas que solemos imaginar, pero que está allí lógicamente, aunque no dentro de nuestro campo de percepción inmediata. Sin embargo, las eidola de Platón no estaban tampoco dentro de la percepción inmediata, y todavía no lo están. Dados los otros elementos del mundo de Ubik como teóricamente posibles como fundamentos del nuestro, pero no revelados o disponibles para nosotros en un sentido perceptivo, entonces esto también puede ser un punto de vista válido en cuanto a (1) la existencia actual de los arquetipos platónicos, las formas ideales, y (2) cómo progresan o decaen mientras se produce la incisión o por alguna razón no llega a producirse. Todo ello constituye en conjunto una armoniosa visión del mundo griego, coherente consigo misma y disponible, como digo, a priori.
Incluso el pequeño punto de la ionización negativa como factor en la fuerza de Ubik es consistente con/coherente con el punto de vista de Reich33 de la fuerza orgónica que él postula, que estaba vinculada a la ionización, especialmente en la atmósfera. (Acabo de descubrir eso, junto a todo lo demás). El orgón como una energía vital semiviva subyacente, de origen cósmico, la unión entre lo vivo y lo no vivo, sería aproximadamente igual a Ubik, aunque no concebido por Reich como un ser consciente. Obviamente, concibo a Ubik como sensible, quizá una forma de vida bioplásmica relacionada con el Logos, como los tres miembros de la Trinidad cristiana están relacionados los unos con los otros y con los demás; Runciter como Cristo/Ubik como Dios Inmanente/Runciter, cuando no es visible pero les escribe como Logos. Lo cual, veo ahora, por mi lógica, hace que Logos y Cristo sean lo mismo (que era la opinión de san Juan, en cualquier caso, en su Evangelio34). Imagínate, ¡haber llegado a la idea/visión sobre Cristo de san Juan a priori! (¿Debería avisar al Papa?).
Lo que une todo esto, al menos para mí, es que hace unos diez meses empecé a leer sobre dos nuevas áreas de estudio fascinantes: el trabajo de Robert Ornstein sobre la activación del hemisferio derecho en las personas; según su opinión, que estoy seguro de que ya conoces, solo usamos nuestro hemisferio izquierdo, y también la fórmula de la vitamina ortomolecular, que se supone que genera una activación neuronal radicalmente mejorada en el cerebro. Y si eso no fuese suficiente, también empecé a leer lo que para mí es la idea más extraordinaria de todas: que el cerebro humano (¿estás preparado?) puede transducir los campos eléctricos externos, tanto de alta como de baja frecuencia, si los campos son débiles, si el factor térmico es bajo y, si es así, su eficacia se ve aumentada por el influjo de campo. Bueno, Malcolm, teniendo la fórmula de la vitamina ortomolecular en mi poder empecé a experimentar... y a componer todo esto. Había escrito un borrador de mi nueva novela Una mirada a la oscuridad, en la que estudié el cerebro dañado por las drogas y concluí que el deterioro básico que había visto en los miembros consumidos de la subcultura de la droga que tanto me horrorizaba tenía que ver con fenómenos oscuros del «cerebro dividido», y había realizado una gran cantidad de estudio sobre esta cuestión y de teorización para la novela. Juntando todo lo anterior, me propuse obtener una eficiencia radicalmente mejorada en mi propia activación neuronal, con el énfasis puesto en, con suerte, hacer que mi poco usado hemisferio derecho parpadeara y funcionara como Ornstein en Standford dice que debería hacerlo. («Enviamos a medio hombre a la luna» es la frase de Ornstein).
A mediados de marzo obtuve resultados abruptos y deslumbrantes en los que prefiero no entrar todavía. Recientemente, cuando el entrevistador del New Yorker vino a entrevistarme,35 vino con un amigo y resultó que conocen a Ornstein personalmente y están bien familiarizados con su investigación y teorías; esto me dio una oportunidad largamente buscada para discutir mis experiencias de esos diez meses con alguien que pudiera decirme si ¿en efecto hice que mi hemisferio derecho se activara y que mis experiencias fueran/sean auténticas? Sí, en efecto, así lo decidieron, después de escucharme. (Hablamos toda la tarde, olvidando la entrevista, pues así de importante consideramos mutuamente que era este asunto).
Básicamente, Malcolm, cuando tuve los dos hemisferios del cerebro funcionando conjuntamente, en una relación de igualdad, cada uno implicado tanto en la percepción como en la cognición, vi a mi alrededor un universo diferente. Fue por poco tiempo; más tarde me di cuenta (tardé tres meses en identificarlo así) de que era el universo que había descrito en Ubik. Lo más emocionante de todo es que efectivamente transformé un campo de energía externa muy débil (creo que, al igual que en la mayoría de las ciencias, simplemente sabiendo que se puede hacer ya está hecha la mitad del trabajo) que se fue filtrando en las siguientes semanas: esto explicaba el salto asombrosamente grande en la eficiencia neuronal que experimenté. (También afectó desastrosamente el equilibrio físico de mi cuerpo; subió mi presión arterial de 140/93 a 268/170, haciendo que mi doctor me hospitalizara inmediatamente, lo que muestra el riesgo en estos asuntos; no es solo el cerebro el que recibe el influjo érgico, evidentemente, sino todo mi sistema neurológico). No obstante, el campo se filtró de manera regular y gradual, pero durante el tiempo que estuvo incorporado dentro de mí tuve una oportunidad de incalculable valor de experimentar por primera vez el verdadero koinos kosmos: las verdaderas cosas en sí mismas que según Kant nunca podríamos experimentar. Un vasto factor noético vivía en mí; veía y comprendía en un único acto mental, aunque tardé meses en ponerle nombre a lo que encontré (p.ej. el Logos, Dios como Mente Inmanente dentro del marco estructural de la realidad que me rodea). Creo que lo más emocionante de todo, por encima de todo lo que era nuevo para mí, fue observar visualmente los sistemas de señales estables, constantes por las que todos los organismos vivos son desinhibidos; es decir, sus patrones instintivos engramados y después bloqueados, grabados en ellos al principio, que se liberan periódicamente en el momento adecuado, para la ocasión apropiada..., de esta manera el caos se convierte en cosmos, y la armonía y la estabilidad y la interacción regulada entre todas las partes de la estructura se consiguen permanentemente. Estando fuera de las categorías ontológicas, en un momento dado pude observar las señales que surgían a punto de ser reveladas. Nosotros los humanos las recibimos al igual que los animales, pero no nos damos cuenta, ya que las señales, cuando nos son reveladas, no se pueden resistir; al mismo tiempo el montaje engramado interno se activa, dándonos una sensación ilusoria de voluntad interna; deseamos hacer lo que luego hacemos. Así observé, fascinado, que nunca estamos fuera de las manos de Nuestro Creador, el Dios Inmanente que nos rodea. El concepto de entelequia de Aristóteles (que nuestros patrones están enteramente dentro de nosotros, y se despliegan a lo largo de nuestra vida) es una ilusión sublime; tenemos una parte dentro, pero otra parte está fuera, porque, de lo contrario, la disyunción con nuestro entorno se produciría casi de inmediato. Puede que algún día surjan nuevos aspectos con respecto a la naturaleza de la esquizofrenia, en la que la persona se retira y por consiguiente fracasa en recibir, o intenta fracasar en recibir estas señales externas desinhibidoras esenciales..., sus múltiples sistemas internos programados implantados en él durante la concepción no se pueden activar correctamente, ya que la desinhibición regular y ordenada está impedida por su fuga. Como Jonás, huye de Dios. Huye de su destino, es decir, de sus instrucciones sobre cómo crecer y convertirse.
Bueno, Malcolm, he dicho más de lo que pretendía. Mucho de esto se habría incluido en el discurso de Londres que hubiera hecho antes de que me afectara la gripe. Antes de terminar, quiero subrayar que verdaderamente tuve suerte (aunque mi visión aumentada del mundo me ha mostrado que lo que llamamos «suerte» está orquestado metódicamente por nuestro guía Creador y no ocurre por casualidad), ya que no solo transduje con éxito un campo externo en un campo eléctrico de mi sistema neurológico, como se ha mostrado en el trabajo de laboratorio de los últimos años, sino que el campo que transduje era, digámoslo así, uno benigno, es decir, que favoreció mi curación tanto mental como física..., un largo proceso, pero un comienzo, en la medida en que estoy bastante mejor que antes en ambos aspectos. Calificaría este campo transducido como un campo bioplásmico semivivo, sensible e inmortal; pude verlo en unas sutiles disposiciones fuera de mí, por lo que me di cuenta de que había estado presente pero no visible para mí. [...] No sé si se trata de campos débiles, carezco de la formación técnica para identificarlo, pero es un plasma muy pesado y, aunque posee una masa enorme, capaz de una velocidad terrorífica en ocasiones, como un brillante mercurio rojo y dorado, fluyó y desapareció casi en el mismo momento en que lo vi, que fue solo un par de veces. Cuando se vierte en una persona, cosa que puede hacer y lo hace en raras ocasiones, esta afirma que el «Espíritu Santo» ha entrado en ella, o «Dionisio», si ese es el nombre por el que llama a su dios, o Apolo. A mí personalmente me gusta pensar en él como el señor Runciter, que sigue trabajando incesantemente para ayudar a sus amigos, para darles el consejo y la ayuda de una persona mucho mayor, más sabia. Hazme saber lo que piensas de todo esto, Malcolm, y de nuevo, gracias por tu artículo sobre Fluyan mis lágrimas.
Un saludo cordial,
PHIL DICK