Tal y como sucede en cualquier proyecto profesional en el que me embarco, este libro me ha salido del corazón. Me emociona y me llena de una humildad tan intensa que no se puede imaginar.
Este libro trata de los jóvenes de hoy. Trata de nuestro futuro. Tanto si usted es un padre preocupado por sus hijos, un educador profesional o un líder empresarial precavido, tengo la esperanza de que mi obra sea un revitalizador soplo de aire fresco, un motivo de celebración y una edificante llamada para ponerse manos a la obra. Lo que está a punto de leer en este libro muestra una tendencia creciente que ha cobrado cada vez más fuerza en numerosos centros educativos de Estados Unidos y de otras partes del mundo. Es una tendencia apasionante que produce resultados tangibles y sostenibles.
Desde el primer momento, quiero que sepa que no soy la mente que ha creado esta tendencia. Por el contrario, todo el mérito pertenece a una creciente comunidad de educadores profesionales comprometidos, creativos y preocupados que han unido sinérgicamente sus fuerzas con padres, líderes cívicos y propietarios de empresas para sacar a la luz un nuevo soplo de esperanza en materia de educación.
Para ponernos en el contexto adecuado, permítame que vayamos unos años atrás, a una época que da la sensación de que fue ayer. En 1989 se publicó mi obra Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva,* que llevaba como subtítulo «La revolución ética». Ese libro desató una ola que ni siquiera yo podía haber previsto, particularmente dentro del entorno organizativo. En la actualidad, los principios que recogen Los 7 hábitos siguen todavía imperando en salas de juntas, oficinas del gobierno y universidades corporativas de todo el mundo.
Aproximadamente al mismo tiempo que publiqué Los 7 hábitos, se puso en contacto conmigo Chuck Farnsworth, que en aquel entonces era el director general de colegios de un distrito progresista de Indiana. Chuck estaba firmemente convencido de que mi libro iba a desempeñar un papel muy importante en el ámbito de la educación y estaba apasionadamente decidido a liderar ese frente. Comenzó por trasladar los hábitos a los administradores y a los profesores de los colegios. Hasta la fecha, casi medio millón de educadores profesionales se han formado siguiendo Los 7 hábitos, y muchos de ellos son ahora instructores de colegios.
Cuando aplicamos Los 7 hábitos en el colegio, al principio seguíamos concentrados en preparar a adultos, no a los alumnos. Pero todo eso cambió en 1998, cuando mi hijo Sean escribió Los 7 hábitos de los adolescentes altamente efectivos. Sean había sido quarterback de fútbol en la Primera División universitaria, lo que le permitía disfrutar de muchas oportunidades para hablar delante de un público compuesto por adolescentes. Desarrolló un sincero interés por las personas jóvenes que finalmente le llevó a escribir la versión para adolescentes. En la actualidad, se han vendido más de tres millones de copias y las «Guías de actividades para estudiantes» han llevado los hábitos a más de cien mil estudiantes de enseñanza media y secundaria.
En el último tercio de 1999, Los 7 hábitos experimentaron otra significativa entrada en los colegios. Al final de una conferencia que impartí en Washington D. C., se dirigió hacia mí la directora de un colegio de enseñanza primaria llamada Muriel Summers. Quería saber si pensaba que Los 7 hábitos se podían enseñar a los niños más pequeños. Yo le remití al libro de Sean, pero ella me respondió que se refería a los niños muy pequeños, a los de 5 años. Le contesté que no veía por qué no y, sin darle excesiva importancia, añadí que si trataba de hacerlo, me hiciera saber cómo le había ido.
Este libro contiene el relato de la tarea que Muriel y su talentoso equipo llevaron a cabo después de que mantuviéramos aquel breve encuentro. Es una historia extraordinaria que se ha ido cociendo, espesando, subiendo y cogiendo fuerza (e incluso cierta notoriedad) durante un tiempo, cuando un elevado porcentaje de alumnos consiguió aprobar los exámenes de fin de curso, experimentando una mejora del 84 al 97 %, y cuando el colegio pasó de estar a punto de ser cerrado a ser designado magnet school (centro público para alumnos brillantes). ¿Cómo lo consiguió? Su equipo de trabajo, y en la actualidad muchos otros colegios, han conseguido enseñar con gran éxito los 7 hábitos así como ciertos principios basados en el liderazgo a los alumnos de la escuela primaria, y hasta a los niños de 5 años. Su método es bastante singular e, incluso, puede llegar a sorprender. No intenta preparar a los alumnos para ser directores generales de empresas ni líderes mundiales, sino que pretende enseñarles a liderar su vida personal y a tener éxito en el siglo XXI. Creo que descubrirá en ese método algunas soluciones sumamente convincentes y basadas en principios que se pueden aplicar a los dilemas más complicados a los que se enfrentan hoy los colegios.
Cuando afronto el tema de la educación, soy perfectamente consciente de que en los últimos años los educadores se encuentran constantemente en el punto de mira y han sido el objetivo de una prensa muy negativa. Ésa no es la intención de este libro. En lugar de mostrarme crítico, prefiero destacar los aspectos positivos. Sinceramente, creo que en la actualidad resulta difícil pasar algún tiempo en un colegio sin acabar mostrando una absoluta reverencia por algunos de sus increíbles profesores: nobles mentores que han sacrificado muchas cosas para hacer lo que les gusta y que están firmemente convencidos de que van a conseguir influir positivamente en la vida de los jóvenes. Concentrarnos únicamente en los aspectos negativos de la educación mientras ignoramos la tarea que están llevando a cabo estos auténticos héroes sería un terrible acto de ingratitud.
Algunas personas pueden ver mi trabajo como un servicio a mí mismo. Soy consciente de los motivos que explican por qué algunos podrían pensar así, pero estoy dispuesto a arriesgarme a que tengan esa opinión de mí porque creo firmemente en la tarea que realizan estos colegios por los jóvenes de hoy. De hecho, es el extraordinario éxito que tienen tales centros lo que ha inspirado a FranklinCovey a dedicar un esfuerzo todavía mayor a su misión, asociándose con colegios, empresas, padres y líderes de la comunidad con el objetivo de crear una serie de recursos que permitan a los jóvenes prepararse mejor para el mundo que les espera; un mundo que ninguno de nosotros podemos anticipar en su totalidad. De igual manera, fue el éxito que alcanzaron esos colegios lo que despertó el deseo de Sean por escribir el libro que acaba de publicar, The 7 Habits for Happy Kids. Tanto la presente obra como el libro de Sean —además de toda una serie de recursos novedosos que se recogen en El líder interior y de diversos materiales que se pueden encontrar en Internet— constituyen una parte esencial del esfuerzo que lleva a cabo FranklinCovey para mejorar las sociedades y a los jóvenes de todas las naciones.
Este libro es fruto del esfuerzo combinado de muchas personas. Mi socio, Boyd Craig, proporcionó un liderazgo visionario y una notable dirección a todo el equipo y al proyecto. El doctor David K. Hatch llevó a cabo la tarea de investigación con pasión, dedicación y una competencia y un carácter de primera categoría. Captó la esencia de mis palabras, les añadió datos y me ayudó a trasladarlas al papel. Sus esfuerzos fueron complementados de manera competente por el equipo de Soluciones para la Educación de FranklinCovey, en particular por Sarah Noble, Connie Spencer, Aaron Ashby, Sean Covey, Judy Yauch, Shawn Moon y Stephanie Calton, así como por una serie de asesores sobre el terreno como la doctora Nancy Moore, la doctora Jane Knight, Gary McGuey y Lonnie Moore, y por los doctores Craig Pace y Dean Collinwood, que realizaron las primeras investigaciones para este libro. Otras personas, como Victoria Marrott, desempeñaron una importante tarea en el terreno administrativo. El resto del equipo de mi oficina —Julie Gillman, Chelsea Johns y Darla Salin— ha proporcionado un apoyo constante a toda mi obra. Y, lo que es más importante, más de un centenar de profesores, supervisores de colegios, directores, padres, maestros y miembros de la junta escolar proporcionaron de manera voluntaria multitud de datos y una rigurosa revisión de esta obra. Sus opiniones prácticas y perfectamente probadas son la base de todas y cada una de las páginas que contiene este libro. Quisiera expresar mi más sincero agradecimiento a todos los que participaron en ella.
Para tener una visión rápida de lo que ofrece este libro, le sugiero que lo ojee hasta el final mientras observa las imágenes y lee los pies de foto. También le recomiendo que visite la página web <TheLeaderInMeBook.org>, donde puede ver algunos vídeos de los colegios y las actividades de las que trata este libro.
Mientras observa los diversos recursos y recorre las páginas de este libro, espero que sea capaz de percibir mi profundo compromiso personal y que, entre líneas, pueda percibir mi firme convencimiento en el potencial que tienen los jóvenes de hoy. Como soy abuelo, estoy encantado con las posibilidades que este libro puede proporcionar a mis nietos, a sus nietos y a los nietos de sus nietos. Pienso que pueden conseguir rendir al máximo de sus posibilidades y no espero menos de ellos. De igual modo, como ciudadano global, siento un profundo interés por el progreso, el bienestar y la felicidad de todos los jóvenes del mundo. Ellos son la sociedad y la esperanza del futuro —nuestro futuro— y deseo firmemente que ese futuro esté en buenas manos. Por último, como ejecutivo empresarial, quisiera mirar a los ojos a los jóvenes de hoy y ver en ellos una vibrante fuerza laboral para el futuro, un grupo de líderes futuros que estén bien preparados para afrontar los retos que todos sabemos que están por llegar.
De hecho, tengo la firme esperanza de que este libro extienda de algún modo sus imaginarias alas y levante el vuelo alcanzando una altura que realmente suponga un hito en la vida de los jóvenes de todo el mundo, tanto en los de ahora como en los de las generaciones venideras.
STEPHEN R. COVEY
Provo, Utah