1 – FUNDACIÓN DE LOS PUERTOS GRISES Y DE LINDON

En sus apéndices de El Señor de los Anillos, de 1955, J. R. R. Tolkien escribió sobre la Segunda Edad: «Estos fueron los años oscuros para los Hombres de la Tierra Media, y los días de gloria de Númenor».1 En lo que Christopher Tolkien identificó como el primer intento de su padre de establecer un «Esquema Temporal» (que más tarde se convirtió en «La Cuenta de los Años»), la Segunda Edad fue descrita como «los “Años Negros” o la edad entre la Gran Batalla y la derrota de Morgoth, y la Caída de Númenor y el derribo de Sauron».2

Estos tiempos tremendamente conflictivos y, sobre todo, la tragedia monumental representada por Númenor —el establecimiento de algo grandioso que después cayó y fue destruido— se convirtieron, a través de las crónicas de la Segunda Edad, tanto en la formación de la historia de la Tierra Media como en la reconfiguración física del mundo entero: una historia que proporciona un preludio poderoso, de gran alcance, al gran drama de la Guerra del Anillo.

La historia comienza en los últimos días del Año 587 de la Primera Edad:

Durante la Gran Batalla y los tumultos de la Caída de Thangorodrim hubo en la tierra fuertes convulsiones, y Beleriand quedó quebrantada y yerma; y en el norte y en el oeste muchas tierras se hundieron bajo las aguas del Gran Mar. En el este, en Ossiriand, los muros de Ered Luin se quebraron, y una gran hendidura se abrió hacia el sur, y el mar penetró y formó un golfo. Sobre ese golfo se precipitaba el río Lhûn por un nuevo curso, y por lo tanto se lo llamó el Golfo de Lhûn. Tiempo atrás ese país había sido llamado Lindon por los Noldor [aquellos del segundo clan de los Elfos] y este nombre tuvo en adelante.3

Al final de la Primera Edad, los Valar se reunieron en consejo y los Eldar de la Tierra Media fueron exhortados —«si bien no se les ordenó, se les aconsejó severamente»— a volver al Oeste y quedarse allí en paz.4

Los que hicieron caso a la llamada vivieron en la isla de Eressëa;5 y hay en esa tierra un puerto llamado Avallónë,6 porque de todas las ciudades es la que está más próxima a Valinor, y la torre de Avallónë es lo primero que divisa el marinero cuando por fin se acerca a las Tierras Imperecederas cruzando las leguas del mar.7

No todos los Elfos hicieron caso a la llamada de los Valar, sino que permanecieron en la Tierra Media «demorándose, aún reacios a abandonar Beleriand, donde durante tanto tiempo habían luchado y trabajado». Gil-galad, hijo de Fingon, fue su Rey, y con él estaba Elrond Medio Elfo, hijo de Eärendil el Marinero y hermano de Elros, el primer Rey de Númenor.8

Al comentar esto en su carta de 1951 a Milton Waldman, Tolkien escribió: «Vemos una especie de segunda caída o, cuando menos, “error” de los Elfos. No había nada de malo esencialmente en que se demoraran a pesar de los consejos recIbídos, todavía entristecidos* en las tierras mortales de sus antiguas hazañas heroicas. Pero querían comerse el pastel y conservarlo al mismo tiempo. Querían la paz, la beatitud y la perfecta memoria del “Oeste”, y permanecer, sin embargo, en la tierra ordinaria donde su prestigio como pueblo, por encima del de los Elfos salvajes, los Enanos y los Hombres, era mayor que el que ocupaban en el fondo jerárquico de Valinor. Así pues, los obsesionó la idea de la “mengua”, el modo en que percibían los cambios del tiempo (la ley del mundo bajo el sol). Se volvieron tristes, su arte (lo diremos así) se convirtió en la obra de un anticuario, y sus esfuerzos todos, en una especie de embalsamamiento; aunque también conservaron el antiguo motivo de su especie, el adorno de la tierra y la curación de sus heridas. Oímos de un reino demorado más o menos en el extremo noroeste de lo que quedaba de las antiguas tierras de El Silmarillion, bajo Gil-galad.

En el comienzo de esta edad, muchos de los Altos Elfos habitaban aún en la Tierra Media; muchos de ellos en Lindon, al oeste de Ered Luin. Pero antes de la construcción de Barad-dûr, muchos de los Sindar se encaminaron al este, y algunos reinaron en los bosques distantes, sobre gentes que eran casi todas Elfos Silvanos. Thranduil, Rey en el norte del Gran Bosque Verde, era uno de ellos. En Lindon, al sur del Lune, vivía Gil-galad, último heredero de los Reyes de los Noldor en el exilio. Fue reconocido como Alto Rey de los Elfos del Oeste. En Lindon, al sur del Lune, vivió por un tiempo Celeborn, pariente de Thingol; su esposa era Galadriel, la más renombrada de las mujeres élficas. Era hermana de Finrod Felagund, Amigo de los Hombres, otrora Rey de Nargothrond, que dio su vida para salvar a Beren, hijo de Barahir.

El ejército de los Valar desciende en Angband

Más adelante algunos de los Noldor se instalaron en Eregion, al oeste de las Montañas Nubladas y cerca de las Puertas Occidentales de Moria, pues supieron que habían descubierto mithril en Moria. Los Noldor fueron grandes artesanos y se mostraron más amistosos con los Enanos que los Sindar; pero la amistad entre el pueblo de Durin y los herreros elfos de Eregion fue la más estrecha que hubo entre las dos razas. Celebrimbor fue Señor de Eregion y el más grande de sus artesanos; era descendiente de Fëanor.9

[Galadriel] no volvió al Oeste después de la Caída de Melkor [Morgoth], y cruzó Ered Lindon con Celeborn y llegó a Eriador. Cuando se internaron en esa región, había muchos Noldor con ellos, y también Elfos Grises y Elfos Verdes; y por un tiempo habitaron a orillas del lago Nenuial (Lago del Atardecer, al norte de la Comarca). Celeborn y Galadriel llegaron a ser considerados el Señor y la Señora de los Eldar en Eriador, y también de los grupos errantes de origen nandorin que nunca habían ido al oeste de Ered Lindon y descendieron a Ossiriand.10

[De Galadriel se dice que] era fuerte de cuerpo, de mente y de voluntad, digna rival, en los días de su juventud, tanto de los sabios como de los atletas de los Eldar. Aun entre los Eldar se la encontraba hermosa, y sus cabellos se consideraban una maravilla sin par. (…) y los Eldar decían que la luz de los Dos Árboles, Laurelin y Telperion, había quedado enredada entre sus trenzas. (…) Desde sus más tempranos años tuvo el maravilloso don de penetrar en la mente de otros, pero juzgaba a todos con clemencia y comprensión (…).11

En el relato de la visita de la Comunidad del Anillo a Caras Galadhon en febrero del año 3019 TE encontramos una descripción de Celeborn y Galadriel:

Una luz clara iluminaba el aposento; las paredes eran verdes y plateadas y el techo de oro. Había muchos Elfos sentados. En dos asientos que se apoyaban en el tronco del árbol, y bajo el palio de una rama, estaban Celeborn y Galadriel. Se incorporaron para dar la bienvenida a los huéspedes, según la costumbre de los Elfos, aun de aquellos que eran considerados Reyes poderosos. Muy altos eran, y la Dama no menos alta que el Señor, y hermosos y graves. Estaban vestidos de blanco, y los cabellos de la Dama eran de oro, y los cabellos del Señor Celeborn eran de plata, largos y brillantes; pero no había en ellos signos de vejez, excepto quizás en lo profundo de los ojos, pues éstos eran penetrantes como lanzas a la luz de las estrellas, y, sin embargo, hondos como pozos de recuerdos.12

En Cuentos inconclusos, Christopher Tolkien opinó: «En ninguna parte de la historia de la Tierra Media hay más dificultades y problemas que en la historia de Galadriel y Celeborn» y aquellos lectores que quieran comprender mejor aquella historia deben consultar «La historia de Galadriel y Celeborn», el largo ensayo de Christopher acerca de este tema, que se incluye en la Segunda parte de esa obra.13

En las costas del golfo de Lhûn los Elfos construyeron puertos, y los llamaron Mithlond: y allí tenían muchos barcos, porque era un lugar protegido. Desde los Puertos Grises los Eldar se hacían de vez en cuando a la mar, huyendo de la oscuridad de los días de la Tierra; porque por gracia de los Valar, los Primeros Nacidos aún podían seguir el Camino Recto y regresar, si así lo querían, junto con los hermanos de Eressëa y Valinor más allá de los mares circundantes.14

Al final de la Primera Edad, mientras que los Eldar fueron invitados a navegar al Oeste, un destino diferente fue presentado a Elros y Elrond, los hijos de Eärendil, que descendieron de una unión entre Eldar y Hombres y eran conocidos como los Peredhil, o Medio Elfos. A ellos, los Valar ofrecieron «una elección irrevocable entre ambos linajes: tenían que pertenecer a uno o a otro».15

Elrond eligió la especie de los Elfos, y se convirtió en maestro de sabiduría. A él por tanto se le concedió la misma gracia que a los Altos Elfos que todavía se demoraban en la Tierra Media: que cuando por fin se cansaran de las tierras mortales, podrían embarcarse en los Puertos Grises y trasladarse al Extremo Occidental; y esta gracia se continuó después del cambio del mundo. Pero a los hijos de Elrond también se les dio a elegir: abandonar con él los círculos del mundo; o, si no, volverse mortales y morir en la Tierra Media. Para Elrond, por tanto, todos los azares de la Guerra del Anillo estaban cargados de dolor.

Elros eligió pertenecer a la especie de los Hombres y quedarse con los Edain; pero se le concedió una larga vida, muchas veces más larga que la de los hombres ordinarios.16