¿Cómo funciona el oído?

 

 

¿Por qué el oído es responsable tanto de los trastornos de la audición como del equilibrio?

 

La función que comúnmente se asocia al oído es la de la audición. Por lo tanto, es lógico que las afecciones del oído entrañen problemas que guarden relación: falta de audición y acúfenos, por ejemplo. Pero también hay otros problemas relacionados con el oído, aunque de forma menos evidente, como el vértigo y los trastornos del equilibrio. Ello se debe a que en el término oído se engloban diferentes órganos sensoriales: uno, el de la audición, y otro, el que participa en la función del equilibrio. Ambos están juntos y, por lo tanto, cuentan con las mismas posibilidades de contraer una enfermedad. En cierto modo, ambos órganos son prolongaciones del cerebro, con propósito informativo en relación con el medio o hacia él.

El oído está ubicado en un hueso del cráneo llamado petroso o peñasco del temporal. Únicamente el oído de la audición cuenta con una abertura hacia el exterior para recibir los sonidos; el oído del equilibrio, sensible a los movimientos del cuerpo, está totalmente ubicado en la parte interior del peñasco.

Desde el punto de vista morfológicoy anatómico, se pueden distinguir el oído externo, el oído medio y el oído interno. Y de hecho, al hablar de su funcionamiento práctico, se diferencia el oído mecánico y el oído hidroeléctrico.

El oído mecánico incluye el oído externo y el medio; su función es captar y transmitir las ondas sonoras hasta el oído interno.

El oído hidroeléctrico, ubicado en una vesícula llena de líquido, tiene como misión transformar la energía mecánica de los sonidos en energía eléctrica, que se transmitirá al cerebro para reconocer el sonido.

 

 

DOS EN UNO

En total, el oído incluye dos órganos en uno:

 

— el órgano auditivo, responsable de la sordera y de los acúfenos;

— el órgano del equilibrio, responsable del vértigo y de los trastornos del equilibrio.

 

 

¿Cuál es la morfología y la función del oído externo?

 

El oído externo está formado por dos partes: el pabellón auditivo y el conducto auditivo externo.

El pabellón auditivo es la lámina cartilaginosa con más o menos relieves en los bordes y recubierta de una piel fina, que es la parte del oído más a la vista. Su tamaño y orientación son variables dependiendo del individuo. Se trata de la parte que se modifica al realizar una operación de separación de orejas. Como si se tratara de una trompetilla, su función consiste en captar las vibraciones sonoras del medio. Cuanto más grande es la superficie, más se almacenan los sonidos; ¿no es cierto que hay personas con problemas auditivos que colocan la mano en forma de trompetilla para prolongar el pabellón auditivo y mejorar la audición? Junto al pabellón, encontramos tres músculos auriculares situados detrás de la oreja, que en los humanos son de poco interés pero que en algunos animales sirven para orientar el pabellón hacia la dirección de la que procede el sonido.

El conducto auditivo externo une el pabellón auditivo con la membrana timpánica. Según la persona, es más o menos sinuoso y aplastado. Está formado por una parte superficial cartilaginosa, recubierta de una piel bastante gruesa que segrega una sustancia denominada cerumen (equivalente al sebo de la piel) y provista de pequeños cilios cuyo objetivo es evacuar hacia el exterior esa producción. La parte más profunda y huesuda está cubierta por una piel más fina, sin pelo ni cerumen, que se prolonga hacia la capa superficial de la membrana timpánica.

 

 

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La función del conducto auditivo es transportar las vibraciones sonoras, captadas por el pabellón auditivo, hasta la membrana timpánica para hacer que vibre. Su estructura más o menos curvada le confiere un papel de protección frente a la membrana timpánica, para evitar que entren agentes agresivos, como cuerpos extraños, insectos, ramitas de árboles... o bastoncitos de algodón, que podrían reventar el tímpano.

En cuanto al cerumen y su sistema de evacuación, se trata de dos instrumentos que capturan y expulsan el polvo y los pequeños fragmentos de piel.

 

 

¿Cuál es la morfología y la función del oído medio?

 

El oído medio, ubicado en el peñasco, se encuentra entre el oído externo y el interno.

Está formado por la caja del tímpano, aproximadamente cúbica, que aloja la cadena de huesecillos: por orden, se encuentran el martillo, que está enganchado a la membrana timpánica, el yunque y, por último, el estribo, que acaba en una pequeña superficie móvil denominada platina, que se encuentra en contacto directo con el contenido líquido del oído interno.

La función de los huesecillos es transmitir las vibraciones sonoras captadas por el tímpano hasta el nivel del oído interno, pero también modular las ondas sonoras para adaptarlas a los cambios de superficie entre el tímpano y la platina, que, por supuesto, es más pequeña.

Junto a la cadena de huesecillos encontramos dos músculos pequeños: el músculo del martillo y el del estribo. Ambos contribuyen a esta función de modulación y pueden incluso llegar a bloquear la cadena de huesecillos, contrayéndose cuando se produce un ruido demasiado intenso que pudiera perjudicar al oído interno.

Adyacentes a la caja del tímpano se encuentran:

 

— la cavidad mastoidea, formada por pequeñas celdillas llenas de aire que se comunican entre sí; permite aumentar el volumen aéreo en el oído medio;

— la trompa de Eustaquio, denominada trompa auditiva, que es un canal que une la caja del tímpano con la parte posterior de la nariz y permite, en un sentido, la aireación, y en otro, la evacuación de las mucosidades secretadas en el nivel del oído medio gracias a un sistema de cilios vibradores.

 

 

¿Cuál es la morfología y la función del oído interno auditivo?

 

El oído interno auditivo está formado por un doble túnel separado por una membrana y enrollado sobre sí mismo como la concha de un caracol, de ahí su nombre: caracol o cóclea. Los dos túneles se comunican en uno de los extremos y se llenan de un líquido denominado laberíntico. La interfaz de la platina del estribo transformará las vibraciones aéreas sonoras en vibraciones líquidas. En el túnel inferior hay más hileras de células ciliadas que, al vibrar, transforman la energía líquida en impulsos eléctricos. Así pues, se puede decir que el oído interno funciona como una central hidroeléctrica. Cada celda o grupo de celdas equivale a una determinada frecuencia auditiva; las frecuencias agudas, las que primero entran en contacto con la onda sonora, son las más frágiles. Las frecuencias siguen a través de una fibra nerviosa, y el conjunto de estas fibras forma el nervio coclear o nervio auditivo propiamente dicho.

 

 

¿Se puede determinar el trayecto de una onda sonora?

 

El pabellón auditivo capta continuamente las vibraciones, se transportan a través del conducto auditivo externo y producen una vibración en el tímpano y en la cadena de huesecillos, donde se modulan para llegar al nivel de la platina del estribo; en ese punto, las vibraciones se transforman en ondas líquidas, siempre mecánicas, que ponen en movimiento los cilios de las células del oído interno. A partir de entonces, las vibraciones se convierten en impulsos eléctricos que seguirán a través del nervio auditivo hasta los núcleos auditivos situados en la zona del tronco cerebral, la parte del sistema nervioso intermedio entre el cerebro y la médula; una segunda célula nerviosa los ascenderá hasta la superficie del cerebro, a una zona denominada lóbulo temporal. Ahí se decodifica el sonido y se percibe como palabras, música, ruidos del ambiente, etc.

 

 

TRANSFORMAR LA VIBRACIÓN EN INFORMACIÓN

La energía mecánica de la vibración sonora es aérea a su paso por el oído mecánico y se convierte en líquida y luego en eléctrica al llegar al oído interno y a las vías auditivas.

 

 

¿Cuál es la morfología y la función del oído interno del equilibrio?

 

El oído interno del equilibrio está totalmente ubicado y enclavado en el hueso petroso. Está formado por el vestíbulo, una cavidad de forma cúbica, y tres canales semicirculares orientados hacia las tres direcciones del espacio. En cada uno de ellos hay uno o más grupos de células ciliadas que no difieren demasiado de las del oído auditivo, pero que en el extremo de los cilios tienen una pequeña amalgama de sal de calcio. En la zona de los canales semicirculares se denominan ampulas; en la zona del vestíbulo se denominan máculas. Según su posición, en el vestíbulo o en los canales semicirculares, los desplazamientos de estas masas en el líquido laberíntico informan de los movimientos de la cabeza o del cuerpo: movimientos rotatorios en los canales semicirculares, o movimientos lineales (hacia delante, atrás, arriba, abajo) en los grupos de células del vestíbulo.

El conjunto de fibras nerviosas que suceden a las células sensoriales del oído interno conforma el nervio vestibular, que se une al nervio coclear para formar el nervio auditivo. Estas fibras actuarán como relevo en los núcleos del equilibrio, diferentes de los de la audición, y, además, se dirigirán hacia la superficie del cerebro, a una zona diferente de la audición.

Resumiendo: el oído interno del equilibrio informa de los movimientos de la cabeza y del cuerpo. Los datos restantes, como la posición fija o el estado de equilibrio, por ejemplo, los proporcionan los demás elementos del sentido del equilibrio.

 

 

¿Cuáles son los demás componentes del sentido del equilibrio?

 

Existen otros dos componentes que, además del oído interno, aseguran el sentido del equilibrio, los movimientos y la estática del cuerpo: los ojos, que permiten que nos orientemos en relación con los elementos que nos rodean, y los receptores sensoriales de los músculos de las articulaciones, que, según su estado de tensión, nos informan de la posición y el equilibrio de una parte del cuerpo u otra en relación con el suelo, por ejemplo. Los datos que aportan estos elementos son percibidos por un «ordenador» central situado en el cerebelo (cerebro pequeño), ubicado por debajo de la masa cerebral, detrás del tronco cerebral, que los coordina antes de que lleguen al cerebro.