EL CUERPO FÍSICO

 

 

 

 

El plano físico

 

El cuerpo físico es probablemente aquella parte humana de cuya existencia no cabe ninguna duda. Pero se sabe que el quid vitale no puede residir en otro lado, y como sabiamente afirma la filosofía oriental: «El cuerpo es sólo un contenedor que alberga un contenido». Cuerpo físico como «vaso» o «Atanor», en cuyo interior se desarrollan las actividades del ser humano.

El hombre es un microcosmos que refleja el macrocosmos, y así se compone de tres partes, tal como la divinidad le proyecta.

«El físico reconoce que la materia se manifiesta en tres estados: el sólido, el líquido y el gaseoso. El biólogo coincidirá con la existencia del mundo mineral, vegetal y animal, así como el místico asentirá ante la afirmación de que el hombre está hecho de cuerpo, alma y espíritu.

»En la tradición no existen contrariedades con respecto a estas afirmaciones, concibiéndolas de hecho como enésimas refracciones del mundo fenoménico, de los tres distintos, pero presentes, estados del ser. Distintos pero presentes, una aparente paradoja que encontramos en muchas religiones bajo la forma de trinidad divina, como la compuesta por Padre, Hijo y Espíritu Santo en el cristianismo, o como la de Brama, Shiva y Vishnú de la trinidad hindú. La cadena de analogías podría ser infinita» (Gaspa, 1995, pág. 27).

 

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Robert Fludd, Utriusque cosmi... historia, la triple visión del alma en el cuerpo.

 

 

El plano físico, al que pertenece el cuerpo físico, está compuesto de tres reinos: mineral, vegetal y animal. Estos reinos, estrechamente entrelazados, plasman el cuerpo físico humano y señalan cómo la misma morfología corpórea tiene que presentarse dividida en tres partes. El cuerpo humano se puede dividir horizontalmente a través de ideales planos de secciones, obteniendo tres partes: la cabeza, el tronco y la parte inferior. En alquimia, los tres elementos correspondientes son: la sal para la cabeza, el mercurio para el tronco y el azufre para la parte inferior.

En la cabeza reside la parte más elevada del alma, el mundo espiritual: el elemento fuego, el astro solar, y por lo tanto es de signo positivo, que corresponde a lo masculino.

«En el cráneo en forma de cúpula (y la cúpula es un símbolo del cielo), el estratificado mapa del cerebro con las miles de neuronas no me impresiona menos que la visión del firmamento con sus miles de estrellas. [...] Mi cerebro refleja las constelaciones: por eso está alto, en la directriz vertical del espíritu y de la expansión cósmica» (Gianfranceschi, 1986, pág. 70).

El tronco, entendido como parte que abarca desde el cuello hasta el diafragma, es el lugar en donde reside el alma racional.

Los antiguos creían que en el corazón estaba la sede del pensamiento. El elemento del tronco es el aire, su signo es el positivo y el negativo juntos: el polo neutro.

La parte inferior del cuerpo, entendida desde el diafragma hasta los pies, representa la parte más material, correspondiente a la tierra, su signo es el negativo, lo femenino, y su astro, la luna.

«El vientre se parece a un crisol donde la materia se transforma en calor y energía. La forma ondulante y dulcemente convexa que se expande desde el ombligo es el signo de una centralidad menos íntima, más visible que la del corazón, pero también comunicativa y profunda» (Ibídem, pág. 86).

El ombligo se considera a menudo el centro del hombre; la distancia entre este y la planta de los pies, es decir, entre este y la tierra, representa el rayo originario del espacio mandálico.

«Al trazar, pues, un círculo desde el ombligo, considerado este como centro, el semidiámetro abarcará desde la planta de los pies hasta el ombligo» (Fludd, 1617).

En la investigación de la correspondencia micro-macrocósmica, el pensamiento mágico antiguo encontraba en la forma-dimensión del cuerpo humano la configuración del mundo; el hombre se transformaba así en una figura generadora del círculo. Ya no era el ombligo el que representaba el punto generador, sino los órganos genitales. El hombre, con la unión de los dos sexos, regenera el espacio vital en el cual puede realizar la propia naturaleza humano-divina.

Sólo separando las extremidades inferiores y extendiendo los brazos se puede contener la figura en una forma circular; los genitales son el punto central de la circunferencia.

«Para que el diámetro del hombre sea exactamente igual al del mundo, y para que desde el centro, o sea, desde la zona de los genitales y de la partes pudendas, se pueda trazar un círculo correspondiente a las dos extremidades del diámetro, no distinto de la circunferencia del mundo, lo he explicado ya con claridad. Y si se analiza en profundidad lo que he dicho, no resultará difícil darse cuenta de que la figura humana, entre todas las figuras geométricas, es igual a la del mundo; la única diferencia consiste en que la proporción métrica del cuerpo humano está más escondida, mientras que la del cosmos es más patente. De hecho, si las articulaciones humanas, habitualmente replegadas, se extendieran, veríamos con claridad que su disposición o figura geométrica es perfectamente redonda; por eso cada planeta corresponde a una determinada parte del cuerpo, por armonía o contraste naturales» (Fludd, 1617).

 

LOS COMPONENTES DEL CUERPO FÍSICO

Los tres estados

Sólido

Líquido

Gaseoso

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Las tres manifestaciones de la naturaleza

Los tres reinos

Mineral

Vegetal

Animal

Las tres partes

Cabeza – Sol: signo positivo, fuego Tronco (del cuello al diafragma): signo neutro, aire Parte inferior (del diafragma a los pies): signo negativo, agua, tierra

 

Las tres partes de la cabeza

Parte superior (frente)

Parte mediana (ojos, nariz)

Parte inferior (boca)

 

 

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Robert Fludd, Utriusque cosmi... historia, la armonía del microcosmos externo: relación entre los signos zodiacales y las partes del cuerpo humano.

 

 

A su vez, la cabeza se subdivide en tres partes: frente, parte mediana y parte inferior, repitiendo así el tripartito corpóreo.

 

 

Fisiognomía

 

De la observación del rostro surge una práctica denominada fisiognomía, la cual afirma poder descubrir el carácter de una persona a través de los rasgos de la cara y, de manera más generalizada, a través del aspecto morfológico del cuerpo. En la medicina tradicional china, el rostro se clasifica según los cinco elementos (Di Stanislao, Paoluzzi, 1991):

 

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Robert Fludd, Utriusque cosmi... historia, frontispicio del segundo tomo.

 

 

1. Tipo madera: rostro grande, huesudo y delgado.

2. Tipo fuego: rostro armónico y regular.

3. Tipo tierra: cabeza gruesa y rostro redondo.

4. Tipo metal: rostro alargado y nariz prominente.

5. Tipo agua: rostro cuadrado y labios carnosos.

 

En el ámbito de la psicología y de la psicosociología criminal, sobre todo en el siglo XIX y a principios del siglo XX, surgió una disciplina denominada tipología, cuyo objetivo era clasificar psíquicamente a los individuos en función de su constitución corporal. Las raíces de dicha disciplina arraigan en la teoría de los «temperamentos o cuatro humores»: sangre, flema, bilis y atrabilis, de Hipócrates. En el año 900 aproximadamente a. de C., Polibo de Coo dividió a los hombres en cuatro tipos principales patológicos: sanguinario, flemático, colérico o bilioso y melancólico.[3] En 1921, Kretschmer, partiendo del análisis de tipo somático-constitucional, configuró tres tipos fundamentales: leptosómico, es decir, sutil o débil, o sea, delgado y escuálido; pícnico, en otras palabras, denso o espeso, por lo tanto, bajo y achaparrado; y atlético, para indicar al tipo musculoso y huesudo. A lo largo del tiempo se han configurado otras muchas tipologías (véase tabla de pág. 26)[4] relacionadas con la idea de que entre cuerpo y psique existe una estrecha correspondencia. La dificultad de la aplicación práctica de estos modelos consiste en el hecho de que raramente es posible hallar individuos puros, mientras que existe una infinidad de matices entre un tipo y el otro.

 

 

 

Autor

CONSTITUCIÓN SOMÁTICA

de proporciones anchas y redondas

con aparato esquelético muscular muy desarrollado

de proporciones largas y sutiles

Hipócrates

(400 a. de C.)

apoplético

tísico

Hallé

(1797)

vascular

muscular

nervioso

Rostan (1828)

 

Sigaud (1904)

digestivo

muscular

respiratorio

Beneke

(1832)

carcinomatoso

normal

escrofuloso-tísico

Rokiansky

(1850)

apoplético

normal

asténico

Carus

(1852)

flemático

atlético

asténico-cerebral

De Giovanni

(1870)

pletórico

atlético

tísico

Viola

(1909)

branquitipo macrospláncnico

normotipo normopláncnico

longitipo microspláncnico

Kretschmer

(1921)

pícnico

atlético

leptosómico (asténico) (esquizotímico)

Conrad

(1941)

picnomorfo

hiperplástico

leptomorfo

Sheldon

(1940)

endomorfo viscerotónico

mesomorfo somatotónico

hectomorfo cerebrotónico

 

 

 

BIOTIPOLOGÍA

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BIOTIPOLOGÍA: instrumento interpretativo y semiológico del terapeuta, apto para facilitar el conocimiento y la interpretación del paciente y de sus desequilibrios (Valerio Sanfo).

 

 

 

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Giovanni Battista della Porta: el hombre-búho.

 

 

 

 

 

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Giovanni Battista della Porta: el hombre-perro.

 

 

 

 

 

Giovanni Battista della Porta: el hombre-oveja.

 

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Charles Le Brun, siglo XVIII: paralelismo entre la fisonomía animal y la fisonomía humana.

 

 

 

 

 

 

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Gerolamo Cardano, Metoposcopia (París, 1658): posición de los planetas en las líneas del rostro.

 

 

 

 

 

 

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Johann Caspar Lavater: tres perfiles de hombres estúpidos.