ENTREMESES

El texto crítico de las ochos primeras piezas que se publican aquí se basa en la primera edición de Jocoseria. Burlas veras o reprehensión moral y festiva de los desórdenes públicos impresa en Madrid, por Francisco García, en 1645; el texto de las otras piezas se basan en Ramillete gracioso, impresa en Valencia por Silvestre Esparsa en 1643 y en Navidad y Corpus Christi festejados por los mejores ingenios de España, impresa en Madrid, por Josef Fernández de Buendía en 1664.

El signo ° remite a las Notas complementarias.

LOA DE LORENZO HURTADO

Representada en 1631, según el reparto de actores esta loa se publicó en la Jocoseria y también, en 1668, en la antología Ociosidad entretenida.

Conforme se dice en el Estudio, a principios del XVII las loas se estaban convirtiendo en piezas con entidad dramática diferente a la mera función prologuística que habían desempeñado antes. Así fue, sin duda, por el cansancio que producía el modelo que se había impuesto en el siglo XVI. Con la llegada de Quiñones de Benavente a Madrid, hacia 1617, alcanzarían una forma peculiar que se mantendría hasta bien entrado el siglo XVIII. Dejan de ser una mera alabanza y, si bien siguen cumpliendo las funciones de pedir silencio y benevolencia y de presentar a la compañía, se convierten en piezas entretenidas por sí mismas, con cierta autonomía, con sus propios decorados, personajes y juegos escénicos, músicas, apariencias, etc., lo que permite denominarlas «loas entremesadas». Tales rasgos pueden apreciarse en esta pieza, una pequeña obra maestra que demuestra un perfecto conocimiento de la vida teatral. No es preciso en este caso que se presenten uno por uno los actores de la compañía dado que esta ya ha actuado anteriormente en Madrid, pero sí se indican indirectamente las habilidades del gracioso, que se compara con otros de otras compañías; también se indica la importancia del repertorio dramático que aporta el autor recién llegado: seis comedias, siete sainetes, bailes de los mejores ingenios…

En las loas de Quiñones de Benavente destinadas a la presentación de compañía se trata de dar cuenta de las habilidades de los actores, muchas veces mediante un procedimiento alegórico (el autor sueña, y en sueños va viendo a cada uno de ellos); a continuación se enumeran las comedias y entremeses que la compañía trae a la corte y se pide clemencia al público.

Similar modelo se puede encontrar en entremesistas posteriores, como es el caso de Juan Bautista Diamante, Sebastián de Villaviciosa, etc. La loa de presentación de compañía queda fijada, pues, según el molde que puso de moda Quiñones de Benavente, a pesar de haber tenido cultivadores en fecha anterior.

Esta loa sirvió para la presentación de Lorenzo Hurtado en Madrid por segunda vez, cosa que ocurrió en 1631. En Ociosidad entretenida el texto se titula «Loa famosa con que entró en la corte Bernardo de Prado. Del licenciado Benavente», pero debe de tratarse de un error, porque, que sepamos, no existió autor con tal nombre. Esta versión de 1668 no solo no es una refundición completa, sino que cambia en muy pocas cosas el original publicado en la Jocoseria (1645).

Lorenzo Hurtado de la Cámara y Mendoza, que es como se llama el autor, fue primero actor con Pedro de Valdés, Tomás Fernández, Cristóbal de Avendaño y Andrés de la Vega, y se encargaba de hacer segundos galanes con Figueroa en 1627. Fue precisamente en este año de 1631 cuando empezó con su compañía propia y representó en palacio.

En lo que se refiere a la métrica, la loa consta de 190 versos, de los cuales la mayor parte (178) corresponde a una serie de romance con rima é-o, ú-a, y solo doce al ritmo denominado de «gaita gallega».

LOA CON QUE EMPEZÓ LORENZO HURTADOEN MADRID LA SEGUNDA VEZ

Interlocutores

BERNARDOa

LORENZO HURTADO, AUTOR

PINELOb

INÉS DE HITAc

MARGARITAd

PIÑEROe

LINARESf

CINTORg

VARGASh

MÚSICOS

Sale sin cantar BERNARDO a echar la loa.j

BERNARDO En efeto, mis señores,

como digo de mi cuento,

salimos de este lugar

con salud y sin dineros;

5 y hoy, gracias al que nos trae,

nos volvemos con lo mesmo.

Guarde Dios a vuesastedes,

que la loa no es más de esto. (Vase.)

Comienzan los MÚSICOS una copla, y luego suena un golpe muy grande. Sacan a BERNARDO desmayado. Siéntanle en una silla, y sale toda la compañía.

LORENZO ¡Bravo golpe!

CINTOR ¡Gran herida!

LORENZO ¿Adónde es?

10 VARGAS En el celebro.

PIÑERO En la cara.

PINELO En la espaldilla.

LINARES En la garganta.

CINTOR En el pecho.

MARGARITA ¡Ay, marido de mi vida!

Déjenme llegar a verlo.

15 LORENZO Apártense, no le ahoguen.

CINTOR Traigan quien le cure luego.

LINARES Parece que se rebulle.

LORENZO ¡Ah, Bernardo!, ¡ah, compañero!

BERNARDO ¿Quién es?

LORENZO Lorenzo, su autor.

20 BERNARDO Pues él me ha muerto, Lorenzo.

LORENZO ¡Yo! ¿Qué dice?

BERNARDO Lo que oye.

LORENZO ¡No me faltaba más de esto!

¿Cáesele la casa encima,

y dice que yo le he muerto?

25 BERNARDO Pues si me trae a la corte

sin comedias ni embelecos

de chilindrinas bailadas,

¿no es el autor recién hecho

quien me echa la casa encima

30 y me da de medio a medio?

LORENZO ¡Si me trajeron por fuerza!

BERNARDO Proballa, que si hay dineros

no le faltarán testigos.

¡Ay!

LORENZO ¿Qué es lo que siente?

BERNARDO Siento

35 que no viene autor al uso.

LORENZO ¿Autor al uso? No entiendo.

BERNARDO Pues yo me declararé:

úsase ya en nuestros tiempos,

ser los autores muy gordos,

40 exempli gracia, Vallejo,

Avendaño, Roque, Prado

y Acacio, de cuyos cuerpos

pueden hacer cinco abadas;

de quien dicen que, en muriendo,

45 han de dar a los gusanos

mostaza para comellos.

LORENZO No es general esa regla,

que a Andrés de la Vega vemos

que está flaco y es autor,

50 luego bien podré yo serlo

BERNARDO Ese es autor jubilado,

como el vejete de Mencos.

LORENZO Arias lo fue y es bien flaco.

BERNARDO Por eso dejó de serlo;

55 porque era autor navarrisco

que no pasó en nuestro reino.

CINTOR Pues ¿qué nos podrá decir

de Bartolomé Romero?

BERNARDO Ese es autor por su gusto,

60 como otros por su provecho.

PINELO ¿Y de Sánchez y Morales?

BERNARDO Esos son del tercio viejo,

de los de «fueron, solían…»,

autores de «yo me acuerdo».

65 ¡Ay, que me muero, señores!

Yo echo de ver que me muero,

porque veo ya visiones.

VARGAS Pues ¿qué ve?

BERNARDO A los mosqueteros,

que en el pico de la lengua

70 tienen ya los silbos puestos.

Escúchenme, que en la uña

quiero hacer mi testamento.

Mando que mi cuerpo infausto

entierren junto a Vallejo,

75 porque me pegue la dicha,

aunque sea después de muerto.

Mando a Juan Rana los simples

y los alcaldes perpetuos;

a Treviño, mi memoria;

80 íten a Bezón los gestos,

y al buen Salinas mi voz,

por cuanto de su mal pecho

se quejan todos los bailes,

y él echa la culpa al tiempo.

85 Y por la última manda

suplico a mis compañeros

que a todos pidan perdón,

y que ésta se cumpla luego.

Íten más, que me olvidaba:

90 mando a mi amigo Pinelo

una tabaquera que hace

un celemín, poco menos.

LORENZO Por ser la manda tan justa,

al punto la cumpliremos.

95 Corte insigne, rico archivo

de peregrinos sujetos,

origen de la nobleza

y de la piedad el centro,

para acertar a serviros

100 perdón os pide el enfermo.

Dadnos vida perdonando;

resucitad estos muertos

que a vuestras puertas llegamos…

CINTOR Humildes, que no soberbios;

105 pobres, pero confiados

en nuestros grandes deseos.

LORENZO Bien echo de ver que ha sido

temerario atrevimiento

querer entrar a serviros

110 tras de Avendaño y Vallejo,

Juan Martínez y Juan Vázquez…

BERNARDO El Bollo, que llama el pueblo…

LORENZO Mas por lo humilde os suplico…

BERNARDO (Aprieta, amigo Lorenzo.)

115 LORENZO que amparéis mi compañía…

BERNARDO que nos va la vida en ello.

LORENZO Que lo que ella no agradare

lo suplirán los ingenios

que a propósito han escrito,

120 de quien sin falta os ofrezco

seis comedias nunca vistas,

con siete sainetes nuevos

de los bailes que se usan,

de el autor que suele hacerlos.

125 BERNARDO Del lenguaje que él no sabe

ni nosotros entendemos.

LORENZO ¡Piedad, ingeniosos bancos!

CINTOR ¡Perdón, nobles aposentos!

LINARES ¡Favor, belicosas gradas!

130 BERNARDO ¡Quietud, desvanes tremendos!

PIÑERO ¡Atención, mis barandillas!

PINELO Carísimos mosqueteros,

granuja del auditorio,

defensa, ayuda, silencio,

135 y brindis a todo el mundo (toma tabaco),

que ya os doy de lo que heredo.

LORENZO Damas, en quien dignamente

cifró su hermosura el cielo…

MARGARITA Eso nos toca a nosotras.

140 INÉS Aquese es oficio nuestro.

MARGARITA Hermosuras cortesanas,

en cuyos raros sujetos

la belleza y discreción

compiten con el aseo…

145 INÉS Así el abril de los años

sea en vosotras eterno,

sin que el tiempo que tenéis

no se sepa en ningún tiempo…

MARGARITA Que piadosas y corteses

150 pongáis perpetuo silencio…

INÉS A las llaves y a los pitos,

silva de varios sucesos.

MARGARITA Venid con buena intención…

INÉS Escuchad con sanos pechos…

155 MARGARITA Y volveos a casa en paz.

INÉS Yo os lo pido.

MARGARITA Yo os lo ruego.

Canta MARGARITA.

Yo os lo suplico cantando.

BERNARDO En oyendo un instrumento,

¿qué muerto no resucita?,

160 ¿qué enfermo no queda bueno?

MARGARITA ¡Milagro, que está ya sano!

BERNARDO Es gran ensalmo el contento.

MÚSICOS ¡Ilustre corte, clemencia!

LORENZO Pagad tan nobles deseos,

165 que hasta los músicos quieren

merecer favores vuestros. (Vanse.)

Cantan los MÚSICOS.

MÚSICOS Compitiendo con deseos,

ya que las fuerzas no ayudan,

el ánimo de Lorenzo

170 forma quimeras de pluma.

De un arrendador forzado,

por serviros os saluda;

mas viendo la muerte al ojo,

queda cierto de su culpa;

175 que es el autor más humilde

(aun vuestedes no lo dudan),

y si la humildad agrada,

con ella vencer procura.

MARGARITA El perdón me concede, callando,

180 Madrid generoso, que oyéndome está.

Curtí, pirilí, gariñí, tiritando,

zurululá, que la vida me da. (Repiten.)

BERNARDO No me deis cordelejo silbando

a quien de pensallo temblándoos está.

185 Curtí, pirilí, gariñí, tiritando,

zurululá, que la vida me da. (Repiten.)

LOS DOS Si os agrada cantando y bailando,

sainetes y bailes Lorenzo os dará.

Curtí, pirilí, gariñí, tiritando,

190 zurululá, que la vida me da. (Repiten.)

FIN

LA MUERTE

Según Bergman, este baile se estrenó el día de Corpus Christi de 1637. Presenta un típico desfile de figuras que se van satirizando a medida que llegan ante la Muerte, como si de un tribunal se tratara. Se publicó en la Jocoseria (1645).

Indudablemente, hay que relacionarlo con el género de las «danzas de la muerte», tan divulgado en la Edad Media, y con obras como Las cortes de la muerte, del toledano Luis Hurtado de Toledo (1523-1590). De la misma manera, en este entremés cantado la Muerte tiene el poder de igualar a todos los que componen la sociedad («igualo palacios y chozas»), si bien, más que someter a su juicio a los poderosos, lo que hace es censurar determinados comportamientos sociales que en opinión del entremesista merecen castigo. Se trata de la estructura típica de otros entremeses de desfile, según la denominación de Javier Huerta Calvo, como El examinador Miser Palomo (1618), de Antonio Hurtado de Mendoza, que parece inaugurar el género con su sátira a los cortesanos extravagantes. Quiñones de Benavente vuelve a utilizar esta fórmula con alguna frecuencia, como se verá más adelante en El remediador, pero también en otras piezas como Las civilidades (1631), en la que se castigan los vicios en el lenguaje. Aquí se censura la falta de sentido común, según Bergman, tal y como ocurre en otros entremeses del autor como El martinillo (1633).

Lo que propiamente se asemeja a la fórmula de la danza macabra se encuentra en el final de la pieza, donde la Muerte llama a bailar con ella a la moza apegada a las modas mundanas. Pero el final acaba incluso con el propio baile en el que interviene la Muerte, lo cual puede ser una alusión a la censura de este tipo de entretenimientos que sabemos llevaron a cabo los moralistas en diferentes momentos históricos.

Por lo que respecta a su métrica, la pieza consta de 140 versos: 13 octosílabos pareados (9,28 %), 31 seguidillas (22,1 %), 12 irregulares (8,6 %), 68 romance (48,6 %), 4 de gaita gallega (2,9 %) y 12 redondillas (8,6 %).

ENTREMÉS CANTADO LA MUERTE

Representole Tomás Fernándeza

Interlocutores

RUFINAb

ANTONIA MANUELAc

JUAN MATÍASd

NÁJERAe

BEZÓNf

INÉSg

MARÍA DE JESÚSh

GALÁN 1

GALÁN 2

GALÁN 3

UN VEJETE

Sale RUFINA cantando.

RUFINA ¡Representantes del mundo!

TODOS ¿Quién da voces?

RUFINA Escuchad

una grande novedad.

TODOS ¿Qué novedad, camarada?

5 RUFINA Que al cabo de la jornada

sale la Muerte a bailar.

ANTONIA ¿Dónde la viste ensayar?

RUFINA En casa del Sueño, hermana.

JUAN MATÍAS ¿Quién la tañe?

RUFINA La campana.

NÁJERA ¿Quién la canta?

10 RUFINA El sacristán.

TODOS Din, dan, din, dan.

¿Quién la tañe, quién la canta?

La campana, el sacristán.

RUFINA ¿Qué se espantan que baile la Muerte,

si cuando llega,

15 no hay quien tantas mudanzas

haga en la Tierra?

TODOS ¡Afuera, afuera, afuera,

que a bailar empieza!

RUFINA Yo soy el Mundo, señores,

20 figurado en una hembra,

pues por lo inconstante y vario,

no hay quien más se le parezca.

Son tantas las sabandijas

que mi Babilonia pueblan,

25 que a los mal entretenidos

hoy por justicia los echan.

Sale BEZÓN, de Muerte, con vara de alguacil y en ella una guadaña.

BEZÓN Yo vengo a esa comisión,

como alguacil de la Tierra,

a sacar a la otra vida

30 los que en esta no aprovechan.

Traigo las enfermedades

por corchetes que los prendan

y, desocupando el mundo,

los lleven dél muchas leguas.

35 TODOS ¿Quién eres, triste visión?

BEZÓN Soy pie de altar de la iglesia,

finca del sepolturero,

de el sacristán buenas nuevas.

RUFINA Muertecita, muertecita:

40 ¿qué buscáis aquí, decid?

BEZÓN Los que sobran en el mundo,

para echallos del país.

RUFINA Pues, ¿cómo venís bailando,

siendo del contento el fin?

45 BEZÓN El venir de buena gana

se suele decir así.

RUFINA ¡A huir, a huir,

gentecita de mal vivir,

que parte, que corre, que viene, que llega

50 vuestro alguacil!

BEZÓN ¡Gentecilla sobrada en el mundo!

TODOS ¿Quién llama, quién grita con tal esceso?

BEZÓN Poca carne y mucho hueso.

RUFINA Este tiene en vino y pan

55 seis mil ducados de renta,

y anda en la siega por julio

como si no los tuviera.

BEZÓN ¿Por qué te tuestas al sol

con hacienda y casa fresca?

60 NÁJERA Ahórreme yo un peón,

y páguelo mi mollera.

BEZÓN ¡Tabardillo!

INÉS ¿Qué me mandas?

BEZÓN Salga de la Tierra.

INÉS Salga fuera del mundo

65 quien tiene y siega.

TODOS Salga fuera, etc. (Repiten.)

RUFINA Este ha labrado una casa

que le ha costado su hacienda,

y en la mitad no la alquila

70 de lo que ha gastado en ella.

BEZÓN ¡Pesadumbre!

MARÍA DE JESÚS ¿Qué mandas?

BEZÓN Salga de la Tierra.

MARÍA DE JESÚS Salga el que se confía

de cal y arena.

75 TODOS Salga el que se, etc. (Repiten.)

RUFINA Este se lava con limas,

por no decir que se afeita;

cera se pone en los labios

y humo de pez en las cejas.

BEZÓN ¿Cómo anda?

80 RUFINA Menudico.

BEZÓN ¿Cómo viste?

RUFINA Como hembra.

BEZÓN ¿Cómo habla?

RUFINA Como jura.

BEZÓN ¿Cómo jura?

RUFINA Como dueña.

BEZÓN ¡Mal de ojo!

ANTONIA ¿Qué mandas?

85 BEZÓN Salga de la Tierra.

ANTONIA No estén más en el mundo

los que le afrentan.

TODOS No estén más en el mundo, etc. (Repiten.)

RUFINA Con una niña de quince

90 se casan estos setenta,

de cuyos bríos está

fisgando naturaleza.

BEZÓN ¡Mal de ijada!

INÉS ¿Qué mandas?

BEZÓN Salga de la Tierra.

95 INÉS ¿De qué sirve en el mundo

quien no le aumenta?

TODOS ¿De qué sirve?, etc. (Repiten.)

RUFINA Este da en ocasionado

con intención que le hieran

100 y se lo paguen, porque

se baje de la querella.

BEZÓN ¡Cirujano!

NAJERA ¿Qué mandas?

BEZÓN Salga de la Tierra.

NAJERA Hoy le acierta la cura

105 quien se la yerra.

TODOS Hoy le acierta la, etc. (Repiten.)

BEZÓN En la plaza me entré de la vida,

yo que igualo palacios y chozas.

RUFINA ¡Huchohó!, que la corren las mozas.

¡Huchohó!, que va corrida, que va corrida.

ANTONIA Quince años hoy cumplí;

nunca hay muerte tan temprana.

BEZÓN Vente a mí, hermosura liviana;

moza loca, y vente a mí.

115 RUFINA Mi edad se burla de ti;

salió tu esperanza vana.

BEZÓN Vente a mí, hermosura liviana;

moza loca, y vente a mí.

TODOS La mocedad no es razón

120 que llegue a presencia tuya.

BEZÓN Si es hoy la edad alleluya,

mañana es kirie eleison.

RUFINA Las muertes de las mujeres…

INÉS Diferentes muertes son.

125 MARÍA DE JESÚS Yo muero por tener galas.

BEZÓN ¡Mala muerte la dé Dios!

ANTONIA Yo por tener guardainfante.

BEZÓN ¡Muera quien los inventó!

RUFINA Yo por redimir las canas.

130 BEZÓN ¡Zape! No sois vos Leonor.

INÉS Por bailar muere la Muerte.

BEZÓN Digan todos con Bezón:

TODOS ¡Ay, qué dolor!,

que se mueren los bailes

135 sin redención.

BEZÓN A los bailes, señores,

mucho los deben,

pues que los han servido

hasta la muerte.

140 TODOS Pues que los han, etc. (Repiten.)

FIN

LA CAPEADORA

Es este un entremés muy famoso, que mereció una continuación del propio Quiñones de Benavente, al igual que otras piezas de éxito como El guardainfante. Según copia manuscrita recién descubierta, su fecha habría que retrotraerla al año 1632 como muy tarde.

Reproducido en la Jocoseria (1645) y en Mejor flor (1679), también se conserva una copia manuscrita con algunas variantes de interés en la Biblioteca Vaticana de Roma. Señala Bergman que las dos partes de este entremés tienen muchos puntos en común con El caballero de la tenaza, atribuido a Quevedo por Luis Astrana Marín y editado como suyo a partir de Entremeses y flor de sainetes de 1657 (donde figura atribuido en el índice), pero desechado por Blecua, y con el cual apunta Bergman coincidencias no solo temáticas, también lingüísticas, que –según opinión que compartimos– muestran la clara dependencia de esta última obra con la nuestra. Bergman añade además que en el entremés de El caballero de la tenaza influyó igualmente la obrita de Quevedo que le escogía como protagonista. En efecto, en El caballero de la tenaza se trata de la competencia entre damas pidonas y hombres que no quieren dar, pero allí la situación queda en tablas; la mujer se llama Doña Anzuelo y el protagonista masculino Don Tenaza, y en La capeadora también Gusarapa pesca con anzuelo.

Existe un entremés en prosa titulado El capeador que no guarda más puntos en común con el que el que ahora nos ocupa que las capas, objeto de la rapiña de un mozo en ese caso y de Doña Gusarapa en el nuestro, pero que pudo haber servido de arranque a Quiñones de Benavente.

Como bien aventuró Bergman, La capeadora fue representado por Manuel Vallejo, según hoy sabemos gracias al descubrimiento de otra copia manuscrita que ha dado a conocer Harold G. Jones. La fecha aportada por Bergman (de 1621 a 1644, años en que actuó como autor Manuel Vallejo) también podemos hoy concretarla más, pues la primera parte del entremés se representó con la comedia de Antonio Sigler de Huerta Las doncellas de Madrid, en 1632, y es de suponer que la segunda parte no fuera muy posterior en el tiempo. Dado el gusto que el auditorio tenía por la novedad, no hay razón para desechar la fecha de 1632 para este que editamos.

Forma parte este entremés de ese grupo de obritas que presentan las artimañas de las damas pidonas de la corte para esquilmar a los incautos. Martínez López menciona la existencia de otras piezas similares como Don Gaiferos y las busconas de Madrid, El baile de las calles de Madrid, etc.

En cuanto a su métrica, la obra se compone de 221 versos, de los cuales 107 son silvas (48.4 %), 86 romance (38.9 %), 8 seguidillas (3.6 %), 8 de gaita gallega (3.6 %) y 12 romancillo (5.4 %).

ENTREMÉS FAMOSO LA CAPEADORA PRIMERA PARTE

Interlocutores

GUSARAPAa

DON ARRUMACOb

MARIPANDILLA

Salen todos tres.

ARRUMACO Beso el ampo, la nieve aún no tocada,

el naterón, la leche, la cuajada,

las dos azucaradas mantequillas,

el par de pucherillos de natillas,

5 y cuantos blanquecinos epitetos

se encierran en canciones y sonetos

finos y chabacanos,

que todos se merecen a las manos,

cuya blancura el guante avaro tapa,

10 de mi señora doña Gusarapa.

GUSARAPA Sea por lo gracioso o lo bellaco,

yo lo estimo, señor don Arrumaco.

¡Hola, Maripandilla!

Arrastra a este señor…

ARRUMACO ¿Por qué?

(Alborótase.)

GUSARAPA Una silla.

15 ARRUMACO «Pandilla», la criada, que lo hacía

y «arrastra a este señor», ya lo creía;

que si no saben bien guardar la ropa,

arrastra una pandilla cuanto topa;

aunque si de la bolsa estoy baldado,

20 ¿qué me quiere vuested más arrastrado?

GUSARAPA Mala entrada.

ARRUMACO ¿Por qué?

GUSARAPA Porque al instante

entrar llorando duelos un amante,

de que la bolsa está más apurada

que olla en poder de moza descuidada,

25 es sangrar en salud al que la quita,

y dar la unción a la primer visita;

y yo, en enfermedad tan apretada,

aún pienso que no estoy desahuciada.

ARRUMACO Piensa muy mal y pensará las veces

30 que pensare lo mismo,

porque está en el postrero parasismo.

GUSARAPA ¿Luego vuested no da?

ARRUMACO ¿Yo? Ni por lumbre.

Sola una cosa doy.

GUSARAPA ¿Qué?

ARRUMACO Pesadumbre.

¿Todo ha de ser pedir con embeleco?

¿No habrá amor por amor?

35 GUSARAPA Bellaco trueco.

(Aparte.) ¡Marrajo!

ARRUMACO (Aparte.) ¡Sacre!

GUSARAPA (Aparte.) Pero con los diestros

es el escudillar de los maestros.

ARRUMACO (Aparte.) Esta probeta piensa que me engaña,

cuando sin cebo la voy dando caña.

40 GUSARAPA Tengo a vuested por hombre, como es justo,

de sazonado gusto.

ARRUMACO Sí soy, aunque no había de decillo.

GUSARAPA ¿De qué haré un vestidillo

costoso y negro, que es lo más honroso?

45 ARRUMACO De pan le puede hacer: negro y costoso.

GUSARAPA Gracioso ha estado. Pero, hablando en seso,

para el práctico aliño y el exceso,

que en esta corte hay harto,

¿qué es lo que se usa más?

ARRUMACO No dar un cuarto.

50 GUSARAPA Dejémonos de burlas y quimeras.

ARRUMACO En mi vida he hablado más de veras.

GUSARAPA ¿Tiene vuesa merced, por vida mía,

para fiarme cierta niñería,

mercader conocido?

ARRUMACO ¿Qué?

(Saca una trompetilla y pónesela al oído.)

55 GUSARAPA ¡Bueno! ¿Trompetica en el oído?

(Yo seré la más sorda del oficio,

si para vos no fuere la del juicio.)

Pues ¿cómo ensordeció?

ARRUMACO Soy delicado,

y el aire del pedir me ha resfriado.

GUSARAPA ¿Tan presto?

60 ARRUMACO Sí, señora;

que en pidiéndome, pasa por mi hora.

GUSARAPA ¿Qué hombre es este, Pandilla?

PANDILLA Tú dijiste,

Pandilla, que la hace si se ofrece

GUSARAPA ¿Que te parece dél?

PANDILLA Que me parece.

GUSARAPA Pues oye.

65 ARRUMACO ¿Secretico, reina mía?

No pasaré por tal descortesía.

Quiérame vuesasted como la quiero,

y vaya para ruin el vil dinero;

que es tal, que apostaré que aunque no coma,

70 de desinteresada no lo toma.

GUSARAPA ¿Cómo, señor?

(Saca otra trompetilla y pónesela al oído.)

ARRUMACO Me gusta: ¿retornito?

¿No me ha oído vuested?

GUSARAPA Nada o poquito:

que en no tomando, la sordez se pega,

porque yo soy Tomasa.

ARRUMACO Y yo Arciniega.

75 GUSARAPA Parece cosa y cosa.

PANDILLA (Dura es esta perdiz y sequerosa.)

GUSARAPA (Pues yo te la pondré con mis porfías

más manida que muerta de diez días.)

ARRUMACO ¿Oye vuested?

GUSARAPA ¿Qué manda?

ARRUMACO ¿Quiere darme

una mano de balde?

80 GUSARAPA ¡Impertinencia!

Tiéneme más de costa en mi conciencia.

¿Qué se cansa si el alma me penetra?

ARRUMACO Si no traigo dinero.

GUSARAPA Darlo en letra.

ARRUMACO ¡Ah!, sí; una letra traigo.

(Saca un papel de la faltriquera.)

GUSARAPA ¿Qué es? ¿Libranza?

85 ARRUMACO No, sino un sonetillo en su alabanza.

Lea, pues ya la cumplo su deseo.

GUSARAPA No sé si he de poder, que apenas veo.

(Pónese antojos.)

ARRUMACO ¿Antojito? ¿Ha cegado?

GUSARAPA Le prometo

que me ha muerto el sereno del soneto.

90 Es muy dañoso y yo muy tierna de ojos.

ARRUMACO Son muy de vuesastedes los antojos,

y estos están ahora, aunque fingidos,

bien encajados, pero mal cumplidos.

GUSARAPA (Aparte.) Este hombre desatina,

95 y ha menester más fuerte medicina.

Pues no ha valido treta, chanza o ruego,

par Dios que he de pelealle a sangre y fuego,

que sin pechar de mí nadie se escapa.

Oiga, Arrumaco.

ARRUMACO Diga, Gusarapa.

100 GUSARAPA Aguárdeme vuested en esta calle

por la nota, que luego salgo a hablalle,

pues ya es anochecido;

que ese talle y desgarro me ha vencido:

iremos poco a poco a su posada.

105 ARRUMACO Eso sí que me agrada.

Pandilla, dala el manto con que venga;

que yo lo serviré cuando lo tenga.

GUSARAPA Espéreme, que ya salgo.

(Vanse ellas.)

ARRUMACO Ven presto. No es arrogancia,

110 mas ¡vive Dios! que se muere

por mí doña Gusarapa.

No se cansen vuesastedes

en pedir, señoras damas;

que esta vez han de quererme

115 sin que me cueste una blanca.

Fembras, venid a porfía,

que a todas entrego el alma:

a las feas, por dinero;

a las hermosas, de gracia;

120 mas a las tías y suegras,

ni por oro ni por plata.

(Sale con un manto.)

GUSARAPA Arrumaco, ¿heme tardado?

ARRUMACO Quien debe y paga no tarda.

GUSARAPA Vamos; mas porque el sereno

125 algún daño no te haga,

éntrate bien el sombrero.

ARRUMACO Perdida está la muchacha.

Echa PANDILLA por la ventana un cordel con un anzuelo, y GUSARAPA, como que le pone bien el sombrero, se le prende, y en diciendo «aroga», tira dél PANDILLA arriba.

¡Jesús, y lo que me quiere!

GUSARAPA ¡Aroga!

ARRUMACO ¡Donosa chanza!

Daca mi sombrero.

130 GUSARAPA ¿Yo?

ARRUMACO Tú, pues.

GUSARAPA ¿Yo?

ARRUMACO ¡No, sino el alba!

¿Que le hallo si le busco? (Búscale en GUSARAPA.)

GUSARAPA Búscale, que no le hallas.

ARRUMACO ¿Hay tal cosa? ¡Vive Dios,

135 que es juego de pasa, pasa!

GUSARAPA Quitaríatele el aire.

ARRUMACO Muy cortés conmigo anda

el aire, pues que me quita

el sombrero cuando pasa,

140 y aire que quita el sombrero

también quitará las capas.

GUSARAPA ¡Aroga!

(Préndele la capa y tira PANDILLA.)

ARRUMACO ¡Por Jesucristo!

¡Dicho y hecho: aquesto es maula!

Daca mi capa, traidora.

145 GUSARAPA Búsquela con menos ansia,

y si hallare que la tengo,

yo la pagaré doblada.

ARRUMACO Desdoblada la quisiera.

Señores, ¿qué patarata

150 es esta, que ni la tiene

ni hay en la calle un alma?

Yo he de perder mi juicio

tras el sombrero y la capa.

GUSARAPA Confiese que las mujeres

155 los estafan, los engañan,

por más que sepan los hombres,

y que al fin les rinden parias.

ARRUMACO Sí confieso.

GUSARAPA Pues la ropa

segura está de borrasca;

160 rescátela, y volverela,

como dicen, sahumada.

ARRUMACO Yo perdono el sahumerio;

solo la ropa me basta,

y ofrezco por su rescate

165 aquestos reales de plata. (Dala unos reales.)

Pues, y mi capa y sombrero

¿dónde le tienes?

GUSARAPA En casa,

mas es tarde y hay vecinos;

espere aquí hasta mañana,

170 que yo por lo proprio me entro

poco a poco en mi posada,

un rato a pie y otro andando,

civilidad ordinaria.

ARRUMACO Pues ¿hay más que entrar tras ella?

(Vase a entrar y tiénele PANDILLA.)

175 PANDILLA ¡Ah, galán! Menos bravatas,

que los hombres, de las hembras,

por maravilla se escapan.

ARRUMACO Pues ¡vive Dios! que he de entrar,

y uno y otro he de quitarla;

180 que yo por lindo y discreto

pretendo siempre a las damas.

GUSARAPA (Canta.) No pretenda por lindo

ni por discreto,

que me huele a pebete, vete,

185 si no hay dinero.

ARRUMACO ¡Fuera! Dije que he de verla,

aunque sean en su guarda

cuantas legiones de viejas

chupan sangre de muchachas.

190 GUSARAPA (Canta.) Como somos muchachas,

somos traviesas,

y por eso nos guardan, ardan

todas las viejas.

MUJER 1 (Canta.) Baste ya tanta porfía,

195 señor hombre; no haya más.

ARRUMACO Ni aun tanto, señoras hembras,

quisiera de lo que hay.

MUJER 2 Dinero, capa y sombrero

en nuestro poder está.

200 ARRUMACO Lo mismo que si dijeran

en poder de Barrabás.

MUJER 1 Mancebito, perdone las hembras

que comen y visten y no tienen renta.

ARRUMACO Pues, mocitas, malditas sean ellas,

205 o cosan, o labren, o cáiganse muertas.

(Repiten.)

MUJER 2 Pues ¿qué hará una moza,

verde primavera,

si por sola y pobre

en su flor se seca?

210 ARRUMACO Haga red o randas

o labor de tienda,

y no esté atenida

solo a lo que pesca.

MUJER 1 ¿Si no lo sabemos?

215 ARRUMACO Siéntense y aprendan,

y engordar no intenten

como sanguijuelas.

MUJER 1 Mancebito, perdone las hembras

que comen y visten y no tienen renta.

220 ARRUMACO Pues, mocitas, malditas sean ellas,

o cosan, o labren, o cáiganse muertas.

FIN

EL RETABLO DE LAS MARAVILLAS

Se trata de una de las piezas más importantes de Quiñones de Benavente. Fechado con seguridad en 1631, Bergman deja claro que este entremés dista mucho de ser una copia servil del que compusiera Cervantes, a pesar de basarse en el mismo motivo.

Aparece en la Jocoseria (1645) y, como anónimo, en Mejor flor de entremeses (1679); también se publica en Entremeses y flor de sainetes (1657) bajo el título Dios te la depare buena, a nombre de Juan Vélez de Guevara. Conocemos de esta pieza un manuscrito con letra del siglo XVII y otro con letra del XVIII, y dos impresiones sueltas.

Su título remite inmediatamente al entremés cervantino, pero Quiñones efectúa un proceso de selección de los episodios que aparecían en la pieza primera, pone como figura principal al alcalde y no a los embaucadores, y dirige sus dardos principalmente contra la infidelidad conyugal. Por otra parte, presenta el episodio del retablo como segunda parte del entremés, dado que en la primera echa mano de otro motivo tradicional: la dispensa de soluciones al azar ante problemas que se le plantean a un médico o a un alcalde. Esta primera parte sirvió de base a Francisco de Avellaneda para su Entremés de los rábanos y la fiesta de toros (1664), que copia incluso textualmente varias partes de la obra; no obstante, añade un nuevo asunto en su pieza (la aparición de las mujeres sobre las tablas) y suprime la primera escena de las sentencias disparatadas y la competición poética.

Nuestro entremés, por otro lado, no depende únicamente del homónimo de Cervantes. Hay tres piezas que comparten un mismo contenido: las dos que tienen el mismo título de El retablo de las maravillas –la cervantina y la de Quiñones– y un fragmento de El lacayo fingido (1593) de Lope, que también hace gala del mismo asunto de los tejedores de la tela de viento, acaso inspirador del entremés o, lo que parece más probable, con una fuente común de por medio. La fecha que se ha dado para la obrita de Cervantes oscila entre los años 1599 y 1603, pero los estudiosos no se ponen de acuerdo en el año del entremés, que para unos sería pieza muy temprana (en torno a 1587), mientras que para otros, como Eugenio Asensio, apuntaría hacia años posteriores (1611). La inclusión del motivo de la condición de cristiano viejo para ver el retablo es genial creación cervantina, porque ni Lope ni Quiñones lo muestran en su obra; el primero habla solo de ser hijo legítimo, y el segundo de tener alguna desigualdad en el cabello para poder contemplar el retablo o la tela inexistentes, o, lo que es lo mismo, no ser cornudo.

El entremés de Quiñones de Benavente lo representó Cristóbal de Avendaño, autor desde 1621. Apoyándose en ese dato, en la posible cita de Tirso en Tanto es lo de más como lo de menos (donde se menciona una pieza benaventina como Los títeres, que podría corresponderse con esta) y en otras razones, Bergman sitúa la pieza entre 1620 y 1623, como ya se ha apuntado. Las prudentes dudas de Eugenio Asensio, según el cual la alusión a De un castigo dos venganzas de Juan Pérez de Montalbán podría retrasar la pieza hasta los años treinta, son rechazadas por Bergman, quien interpreta la referencia como proverbial, más que como una alusión precisa. No obstante, la alusión al moño y la jaulilla bien puede servir para argumentar que la pieza no fue escrita al menos hasta 1625, cuando empiezan a ponerse de moda este tipo de adornos capilares.

Hay, sin embargo, un dato más. En 1631, Lope trata de los bailes que se han introducido entre las últimas jornadas de su comedia La noche de San Juan (jornada 3ª, f. 88) y se queja de ello. Es decir, que en ese momento Lope deploraba la sustitución de las danzas por los bailes populares y, dice que «todas las danzas en España / se han reducido a zápiro y a cépiro, / a cípiro y a ñápiro», alusión concreta a los bailes que está imponiendo Luis Quiñones de Benavente, quien había representado justamente tres bailes con la comedia citada de Lope en esa misma noche de San Juan. En efecto, en El retablo de las maravillas del toledano encontramos los siguientes versos: «Si habla tantico / algún tabanico, / y mi villancico acaso le ofende, /que ¡por vida de Chápiro, Cépiro, Nípiro, Nápiro!, / que no lo entiende» (vv. 101-105). Sabemos que esta obrita de Quiñones fue representada por Avendaño, el mismo autor que puso en escena la comedia de Lope, luego es presumible que fuera uno de los entremeses que se escenificaron en aquella ocasión. Ahora bien, la pieza de Quiñones es un entremés representado, no un baile, y además da la impresión de que el entremesista también está citando un fragmento conocido. Es mucho más probable que ambos, Lope y Quiñones, aludan a un baile de este último, el Baile del Chápiro, el nombre de cuyo protagonista corresponde al de un jayán hampesco, Chápiro de Antequera, en consonancia con tantos otros que, como Escarramán, estaban de moda en jácaras y bailes del primer tercio del XVII. En dicho baile encontramos los versos: «que por vida de Chápiro, / Cépiro, Nípero, Nápiro, / que me lo pague». Seguramente se trataba un baile puesto de moda por Quiñones, que bien podría ser el autor de este Baile del Chápiro, por cuanto comparte partes importantes con su Jácara de doña Isabel la ladrona, incluida también en la citada Jocoseria. Si esto fuera así, es improbable que el benaventino El retablo de las maravillas fuese anterior a 1631 y quizá habría que pensar en ese año mismo como el de su representación.

En lo que se refiere a la métrica, la pieza consta de 275 versos, de los cuales 96 son silvas (34,9 %) que riman en un 87,5 %, tal y como corresponde a la costumbre del poeta; 26 villancico (9,5 %), 148 romances (53,8 %), y 5 quintillas (1,8 %).

ENTREMÉS FAMOSO EL RETABLO DE LAS MARAVILLAS

Representole Cristóbal de Avendañoa

Interlocutores

PILONGAb

TERESA

EL SACRISTÁN CHICHOTA

ALCALDE

REGIDOR

Sale el ALCALDE y el REGIDOR, villanos, y el ALCALDE trae llena la pretina y caperuza de cédulas.c

ALCALDE Mentís como borracho, y lleváis talle

de que os haga subir sobre una calle,

y aunque más me lo rueguen,

que por los asnos públicos os lleven,

5 y que a voz de verdugo, si yo quiero,

mil azotes os pegue un pregonero.

¿Qué diabros es aquesto? ¿Anda de balde

la vara en manos del señor alcalde?

REGIDOR ¿Qué es aquesto? ¿Con quién es la mohína?

10 ALCALDE Ahí es con Mari Orcajo, la vecina,

que dice maravillas

porque he preso los moños y jaulillas.

¡Por Dios, que están bien presos!, que no sirven

son de llenarnos el lugar de liendres,

15 pues no hay moño de buena y mala raza

que más de mil no tenga desta caza.

Hoy los he de quemar con el dimoño;

que a mil liendres por moño,

en cada uno de aquestas buenas lanzas

20 tomaré de un castigo mil venganzas.

REGIDOR ¿Qué cédulas son éstas

que con tanto cuidado traéis puestas?

¿Alquílase algún cuarto desechado?

ALCALDE No, regedor, que todo está ocupado;

25 pero como son tantas las audiencias

traigo escritas aquí muchas sentencias

con que despacho presos, que es joício,

pues en leyendo el preito el escribano,

hago que tome el preso por su mano

30 una destas sentencias, a buen ojo,

porque a mí no me achaquen que la escojo,

y al que llega con pena

le digo: ¡Dios te la depare buena!

REGIDOR ¿Y si es de muerte, y él no la merece?

35 ALCALDE Señor, si eso se ofrece,

yo le doy la sentencia:

confórmese él allá con su conciencia.

REGIDOR ¡Gentil alcalde!

ALCALDE Habrá mijor, hermano,

que yo no so gentil, son muy cristiano.

40 REGIDOR Alcalde, alcalde, mantené josticia.

ALCALDE Regedor, regedor, manténgase ella,

que es caro el año para mantenella.

Sale huyendo TERESA del SACRISTÁN CHICHOTA.

TERESA ¡Favor, alcalde! ¡Aquí, que me maltratan,

me desuellan, me hieren y me matan!

45 Que el sacristán Chichota me ha amagado,

y casi casi me dolió en un lado.

SACRISTÁN ¡Muliércula maldita!

Mentiris cum la lingua sin pepita,

que ego te la sacabo,

50 que aunque por la justiciam la pagabo,

femina masque genus

ALCALDE Borracho, aquí no hay quien masque frenos,

y si alzo la vara,

yo os haré que la pulla os cueste cara.

SACRISTÁN Tace, tace.

55 ALCALDE ¿Con esto me amenazas?

Aunque llueva Dios tazas,

prendedle, no os hagáis mojigatico.

SACRISTÁN Parce mihi.

ALCALDE ¿Qué parche ni qué mico?

SACRISTÁN Audi precor.

ALCALDE Vos solo sois el puerco.

60 ¿Qué es esto? ¡Vive Cristo!

¡Que venga, tome y haga! ¿Hánselo visto?

REGIDOR Señor alcalde, el sacristán Chichota

habla en latín ahora, y en su abono.

64 ALCALDE ¡Oh! Pus si habra en latún, yo le perdono.

¿Queréis habrarme más, buen licenciado?

SACRISTÁN Volo.

ALCALDE Aqueso es poco y mal habrado.

(Dale con la vara.)

REGIDOR Calle vuesamerced, que no lo entiende,

que habló en latín ahora, y en su abono.

ALCALDE ¡Oh! Pus si habra en latún, yo le perdono.

70 TERESA Señor alcalde, al sacristán Chichota

le di un par de conejos y una bota

porque dos villancicos compusiese

y buenos los hiciese;

ha hecho solo uno, y ese malo,

75 y pido que me vuelva mi regalo

pues no es hecha la venta.

SACRISTÁN Uno le hice que vale por cincuenta.

ALCALDE ¡Hola! Quedito el pico y decilde.

SACRISTÁN Pues va de villancico:

80 Que si lindo es el torongil

harto mejor es Antón Martín,

que tiene gozo infinito

de vivir junto al Lorito,

y el Lorito está sin pena

85 antes de la Madalena;

la Madalena de san

poco menos Sebastián.

San Sebastián en mitad

mira hacia la Trinidad,

90 y la Trinidad se abrocha

con el colegio de Atocha;

el colegio le hace el buz

a Santa Cruz,

y nada desto embaraza

95 para ser ancha la plaza.

Y repiten del coro grande de arriba:

¡Viva, viva, viva!

¡Chirlín, chirlín, chirlín!

¡Santa Cruz y Antón Martín!

100 Y responde de abajo en el coro chico:

Si habla tantico

algún tabanico,

y mi villancico acaso le ofende,

que ¡por vida de Chápiro, Cépiro, Nípiro, Nápiro!

105 que no lo entiende.

ALCALDE Y ¿qué quiere decir toda esa trápala

con que me habéis dejado medio loco?

SACRISTÁN ¿Vusted sábelo?

ALCALDE No.

SACRISTÁN Ni yo tampoco.

TERESA Sentencie vuesasted.

ALCALDE De mil amores.

110 De presto y a conciencia

tome de ahí cada uno su sentencia.

Sale PILONGA con una máscara con unas narices largas, y por detrás del ALCALDE le hace cosquillas con ellas en los carrillos y él se da de bofetadas pensando que son moscas.

TERESA ¿Cómo de ahí?

ALCALDE Haced luego lo que os mandan.

(Dase.)

¡Valgaos el diabro y qué de moscas que andan!

TERESA Tomo esta.

SACRISTÁN Y yo esta.

ALCALDE ¡Hola, escribano!

ESCRIBANO Señor.

115 ALCALDE Leedlas luego,

y ejecutad las dos a sangre y fuego.

ESCRIBANO Libre y sin costas dice al buen Chichota.

ALCALDE ¿Y a Teresa?

ESCRIBANO Esa dice que la ahorquen.

ALCALDE Pues ahórquenla.

TERESA ¿A mí? ¿No es inclemencia?

120 ALCALDE ¿Qué importa, si lo dice la sentencia?

¿Qué falta haréis donde hay tantas mujeres?

Abejón o dimoño, ¿qué me quieres? (Dase.)

Vuelve y ve a PILONGA y cae en tierra, y los demás se espantan.

¡Jesús, qué mala visión!

REGIDOR ¡Tirte afuera!

ESCRIBANO Vade retro!

125 ALCALDE ¿De adónde cayó esta araña

con más narices que cuerpo?

SACRISTÁN Ite maledicte, diabole.

TERESA ¡San Quirce, san Nicodemus!

PILONGA Sosiéguese la familia. (Quítase la máscara.)

130 ALCALDE Pues si tenéis otro gesto,

¿de qué sirve esa nariz,

que acatarrada en invierno

habrá menester un toldo

de la villa por lenzuelo?

135 PILONGA Dios guarde, asile, propague,

arrulle, arrolle.

ALCALDE ¿Qué es esto?

PILONGA Conglutine, halague, anhele,

circunloquie el reverendo,

raso, recio, romo, rucio

140 alcalde de aqueste pueblo.

ALCALDE Señores, ¡qué retahíla!

Obra cortada tenemos.

Dios guarde, albergue, alfeñique,

alferne, archive el aspecto

145 laso, leso, liso y lucio

del naquiracuso dueño.

PILONGA ¡Ay!

(Huyen como que se cae algo.)

ALCALDE ¡Ay!

PILONGA Que vengo a esta aldea…

ALCALDE Harto me pesa a mí deso.

PILONGA Con un retablo que llaman

150 de las maravillas ciento;

y pues el día del Corpus,

por faltalles el dinero,

no tienen vustedes fiestas,

aqueste retablo haremos.

155 ALCALDE ¡Vive Dios que sos honrada!

¿Qué es del retabro?, que quiero

pagárosle hasta las cachas,

si me dais la muestra luego.

PILONGA Hay un conque.

ALCALDE Venga el conque.

¿Es de comer?

160 PILONGA Majadero,

es el conque que ninguno

que tuviere en el cabello

alguna desigualdad

en que tropiece el sombrero,

165 verá nada del retablo.

REGIDOR No lo atino.

ESCRIBANO No lo entiendo.

SACRISTÁN Comentaos, por vida vuestra.

ALCALDE Tampoco yo lo empergeño.

PILONGA Digo, pues, que el que tuviere

170 la mujer de ojos traviesos,

de visitas y recaudos,

no podrá ver más que un ciego

cosa de lo que enseñare.

ALCALDE Yo, ¡groria a Dios!, satisfecho

175 estó, porque mi mujer

es como un padre del yermo;

que a ella no la vesitan

sino el doctor y el barbero,

el vecino, el sacristán,

180 el regidor, que es mi deudo,

el boticario y dos primos

suyos, y el tamboritero;

y no me quieren abrir,

si acaso entre día vuelvo,

185 aunque mil patadas dé,

tal es su recogimiento.

REGIDOR Por la mía, a Dios las gracias,

bien seguro podré verlo.

ESCRIBANO Pues yo pallas, ¡vive Dios!,

190 que una Porcia en ella tengo.

ALCALDE ¿Tenéis posta vos también?

SACRISTÁN A verlo todo me atrevo,

aunque enseñen un mosquito.

TERESA Todos decimos lo mesmo.

195 PILONGA Pues ¡ojo alerta, señores!,

que el retablo va saliendo.

Todos se aparten que sale

un torazo jarameño

más valiente que el que tiene

200 a san Lucas el tintero.

Corren todos como que hay toro en el tablado, y el ALCALDE se eche.

ESCRIBANO ¡Jesús, y qué bravo toro!

TERESA Échate, hombre.

ALCALDE Ya me echo.

Chichota, ¿veis vos el toro?

SACRISTÁN ¡Pues no! ¿Y vos?

ALCALDE También le veo,

205 craro está. (Aparte.) Me lleve el diablo,

si treinta veces no miento.

Una lanzada de a pie

quiero dar. ¡Fuera, mancebos!

¡Vente a mí, torillo hosquillo!

210 ¡Ay!, que las bragas me ha vuelto

todo lo de dentro afuera.

ESCRIBANO (Aparte.) Yo no veo nada desto.

REGIDOR (Aparte.) Nada desto veo yo.

PILONGA Ya el toro se ha entrado dentro,

215 y ahora se suelta el Nilo.

ALCALDE ¿Qué niño es el que se ha suelto?

PILONGA ¿Qué hará quien nadar no sabe?

¡Fuera capas, caballeros!

ALCALDE ¡Jesús, y qué golpe de agua!

Quítanse las capas y caperuzas, y hacen como que nadan echados.

SACRISTÁN ¿Mojaisos, alcalde?

220 ALCALDE Bueno;

el agua hasta la cintura.

(Aparte.) Vive Cristo, que estó seco

más que arenal por agosto.

ESCRIBANO A mí a la boca, y ya bebo.

225 REGIDOR (Aparte.) ¡Que sea yo el más desdichado

de todos mis compañeros!

SACRISTÁN ¡Que cuando todos se mojan

ni aun húmedo no me siento!

(Aparte.) Hoy perece mi mujer.

230 REGIDOR (Aparte.) Hoy a mi mujer entierro.

ALCALDE (Aparte) Mujer mía, ¿destas sos?

Hoy habrá degollamiento.

PILONGA Ya se recogen las aguas.

(Vase y llévase las capas.)

sacristán Vamos a enjugarnos presto.

235 ALCALDE ¿Adónde está lo mojado,

que yo los veo muy secos?

REGIDOR Hechos estamos una agua.

ALCALDE De congoja, yo lo creo.

SACRISTÁN Cubrámonos nuestras capas,

240 no nos haga mal el fresco.

ALCALDE ¡Válgate el diabro la moza,

que nos trae al retortero!

REGIDOR ¿Y la mujer?

ALCALDE Afufón.

SACRISTÁN ¿Y las capas?

ALCALDE Volaverunt.

245 teresa Alcalde, la del retablo

es ladrona, y por el viento

va volando con las capas.

ALCALDE ¿Quién mos ha metido en esto?

TODOS Sigámosla.

ALCALDE «Ahora sale

250 un torazo jaramenón;

ahora se suelta el niño»,

y es que el dimuño anda suelto.

Diomos con la entretenida.

TODOS Vamos tras ella al momento. (Sale cantando.)

PILONGA ¿Para qué, señor alcalde?

256 ¿Para qué, si yo me vengo?

ALCALDE Mas ¿que trae otro retabro

para dejarnos en cueros?

PILONGA Las capas que les llevé

260 sahumadas se las vuelvo.

ALCALDE Como las capas mos traiga,

yo perdono el sahumerio.

PILONGA Sus mujeres son honradas

a pagar de mi dinero.

265 alcalde Y lo que vuested se lleva

es a pagar de los nuestros.

PILONGA ¿Cómo siendo tan poeta

no me dice algunos versos?

ALCALDE Escuche aquesta canción

270 que compuse a sus ojuelos:

«Esos ojos criminales,

si se miran con enfado,

son trompetas y atabales

que dicen a los mortales:

275 Suban, suban al terrado.»

Repitan y vanse.

FIN

EL MAGO

Incluido en la Jocoseria (1645), este entremés supone, sin duda, el triunfo del Quiñones de Benavente cortesano, que hace actuar simultáneamente a dos compañías con sus graciosos respectivos, demostrando un notable virtuosismo. Es obra de «gran espectáculo», como señala Bergman, que se representó ante los reyes en el Retiro en 1637 con una magnificencia y un lujo que nos hablan del aprecio del arte de Quiñones por parte de la corte y los propios monarcas.

Como Las dueñas, obrita a la que se parece grandemente, El mago fue representado por dos compañías de actores, la de Pedro de la Rosa y la de Tomás Fernández, y, como Los mariones, se puso en escena con motivo de los festejos con que se celebró la noche de San Juan, que aparece repetidamente aludida en la pieza. No se puede entender sin considerar los fastuosos gastos suntuarios con que se adornó el recién creado palacio del Retiro, a cuyo cargo se anotaron las sucesivas partidas de gastos secretos, reflejados puntualmente por el secretario Villanueva con la anuencia de Felipe IV y otros cronistas de la época.

Se trata de un entremés cantado que, como ha señalado Buezo, se acerca a la mojiganga por el desfile de personajes ridículos, los atuendos que utilizan los personajes, la relación con el carnaval y sus disfraces (especialmente de los locos), incluso la aparición de los dos alcaldes rústicos que reciben la comisión de organizar las fiestas de la corte.

Por la presencia de cantos y bailes y por la propia naturaleza de la pieza, esta tiene una riqueza métrica notable para tal tipo de obras; se compone de 278 versos, que se distribuyen así: 156 romance (56,7 %), 23 de gaita gallega (8,3 %), otros tantos irregulares, 12 romancillo (4,3 %), 42 octosílabos con diversas rimas (15,1 %), 4 redondillas (1,4 %), 4 hexasílabos pareados (1,4 %), 8 pareados hexasílabos y tetrasílabos (2,9 %), y 4 seguidillas (1,4 %).

ENTREMÉS CANTADO EL MAGO

Representáronle en el Retiroa las Compañías de

Tomás Fernández y Pedro de la Rosab

Interlocutores

JUAN MATÍAS

AMBROSIO

SAN MIGUEL

JOSEFA ROMÁN

JUAN RANA

BEZÓN

SALVADOR

JOSEFA LOBACO

TRES HOMBRES

CATALINA DE LA ROSA

LOBATO

INÉS

TRES MUJERES

ANA DE ORO

BLASCO

UNA NIÑA

RUFINA

CONTRERAS

NÁJERA

ANTONIA PATATA

ANTONIA DE SANTIAGO

ÍÑIGO

MARÍA DE JESÚS

Salen JUAN MATÍAS, AMBROSIO, SAN MIGUEL y JOSEFA.

JUAN MATÍAS Despertad, los del Retiro,

despertad…

AMBROSIO Que amanece el alba,

del señor San Juan.

5 S. MIGUEL Porque viene el alba,

el alba, el alba del señor San Juan.

LOS TRES Del señor San Juan.

JOSEFA Y en cláusulas perfetas

digan las trompetas:

10 Tú, tú, tú, tarán, tarán.

Y los atabalillos sonando dirán…

LOS DOS Tapa la tapa, tapa la tapa.

Tan, tan, tan,

noche del señor San Juan.

Salen JUAN RANA y BEZÓN, sin verse el uno al otro, de alcaldes villanos, y representan.

15 BEZÓN San Telmo vaya conmigo.

COSME Conmigo vaya san Tello.

BEZÓN ¿Qué estopendo roido es este?

COSME ¿Qué ruido es este estipendio?

BEZÓN Algún portento es sin duda.

20 COSME Sin duda es algún podenco.

BEZÓN Que el viento siento groñir.

COSME Que groñir el vientre siento.

BEZÓN Del cielo son estas voces.

COSME Estas voces son de ciego.

25 BEZÓN ¿Quién mis acentos repite?

COSME ¿Quién repica mis asientos?

BEZÓN Eco pienso que está aquí.

COSME Aquí pienso que está seco.

(Vanse los dos.)

BEZÓN ¡Alcalde!

COSME ¡Alcalde!

BEZÓN ¿Qué heis?

30 COSME Estó aforrando los versos

para que no se mos rompan;

que ha de haber gran falta dellos.

BEZÓN ¿Cuánto va, si alzo la vara,

que os vesita todo el cuerpo

35 la josticia hecha y derecha?

COSME ¿Cuánto va que me vo huyendo,

y que ahorro de visitas?

BEZÓN ¡Jo, jo! ¿Al alcalde del puebro?

COSME ¡Arre, arre!; y yo ¿qué so?

BEZÓN ¿Vos? Espantajo.

40 COSME ¡Ay, herejo!

¿Espantajo a la josticia!

Clin de leche es por lo menos.

BEZÓN Creo que dice verdad:

Vome a retraer. (Hace que se va.)

COSME Mostrenco,

besadme la mano.

45 BEZÓN ¡Ay!

¿Sin ser de la Igreja? Esto es

causo de equis y unción.

COSME ¡Mal haya mi luenga!

BEZÓN Huego,

y la lejía que heis dicho.

Vení a la cárcel.

50 COSME No quiero.

BEZÓN ¿Mas que os llevo?

COSME ¿Mas que os do?

BEZÓN ¿Mas que os casco?

COSME ¿Mas que os pego?

JOSEFA (Canta.) Oíd, alcaldes, oíd,

que hoy es San Juan en Madrid.

Quédanse los dos con las varas levantadas.

55 LOS DOS Pues, señora, errado se han,

que en nueso puebro es San Joán.

JOSEFA El señor don Tiempo manda,

que es mandón el señor Tiempo,

que al Buen Retiro llevéis

60 fiestas, danzas, bailes, juegos,

para mañana en la noche,

so pena que, de no hacerlo,

os saquen por todo el Prado

con las fiestas al pescuezo;

65 que intentéis por varios modos

al Buen Retiro alegrar:

y mándese pregonar

porque venga a noticia de todos.

COSME ¡Hola, alcalde!; ¿qué es so pena?

70 BEZÓN Bruja será por lo menos.

COSME ¿Bailes, y de aquí a mañana?

BEZÓN Pues ¿somos acá hechiceros?

Sale SALVADOR con muchas luces en la cabeza.

SALVADOR Yo lo soy.

BEZÓN ¡Santa Cecina!

¡San Turde!

COSME ¡San Reculemos,

y albarda Matías!

75 LOS DOS ¡Ay!;

no mos haga mal.

SALVADOR No quiero

sino llevaros a ver

lo más notable y más nuevo

de las ciudades de España,

80 para que carguéis con ello,

y lo llevéis al Retiro

en menos de cuarto y medio

de hora.

BEZÓN Este está borracho.

COSME Mi ánima con su cuero.

85 SALVADOR Simples, ¿no veis que soy mago?

BEZÓN Y los magros ¿saben eso?

COSME Sí, que los gordos no saben

sino resollar muy recio.

BEZÓN Y oler con mugre y sudor.

90 a hábitos de fraile lego.

(Cógelos de las manos y corren por el tablado.)

SALVADOR ¡Ea, partamos!

LOS DOS Partamos.

SALVADOR Ya estamos en otro reino.

BEZÓN ¿Hay tal mentir?

COSME Este es sastre.

SALVADOR Preguntadlo, majaderos.

95 COSME (Canta.) ¿Qué ciudad este aire goza?

TODOS(Dentro.) Zaragoza, Zaragoza.

BEZÓN (Dentro.) Y ¿qué hay bueno que llevar?

TODOS Los locos del hospital.

BEZÓN ¡Hola!; ¿locos diz que hay?

100 ¿Con qué tantos cargaremos?

COSME ¿Locos a Madrid? Eso es

llevar rábanos a Olmedo.

Vase el MAGO; sale la NIÑA, RUFINA, CONTRERAS, NÁJERA, todos de locos, y cantan los cuatro, y vístenlos de locos como van cantando.

LAS CUATRO (Cantan.) Y la caperucita de padre,

póntela tú, pues a mí no me cabe.

105 COSME ¿Por qué me tienen por loco,

si no he intentado casarme?

TODOS Cordura bien grande.

BEZÓN Ni yo he fiado en mi vida,

ni hecho fieros en la cárcel.

110 TODOS Cordura bien grande.

NÁJERA Por vestir de seda a un hijo,

ando yo de cordellate.

TODOS Locura bien grande.

RUFLNA Yo, sabiéndome mal, tomo

115 por vanidad chocolate.

JOSEFA Locura bien grande.

CONTRERAS Yo quiero bien a mi suegra,

locura que no ha hecho nadie.

TODOS Locura bien grande.

120 NIÑA Yo no siento andar descalza,

como traiga buenos guantes.

COSME y BEZÓN Pues la caperucita de padre,

póntela tú, pues a mí no me cabe.

CUATRO LOCOS A Segovia hemos llegado,

125 donde cierta puente hay,

que se hizo en una noche

sin yeso, arena ni cal. (Vanse.)

COSME (Representando.) Alcalde, ¿no tenéis miedo?

BEZÓN ¿Qué mienten estos salvajes?

Sale el MAGO.

130 SALVADOR Ahora lo veredes, dijo Agrajes.

BEZÓN ¡Hola!; ¿este es grajo?

COSME Es el magro;

son que por hernos rabiar,

sofato grajo se ha vuelto.

SALVADOR ¡Demonios, a trabajar!

135 COSME San Lucas en tentación.

BEZÓN Mas en líbranos de mal.

Vase el MAGO y sale la PATATA, ANTONIA, CATALINA, JOSEFA, de demonios, y sacan la puente de Segovia por hacer, y como van cantando, todas la van haciendo.

TODOS Hágase de Segovia la puente,

hágase en un hora cabal.

PATATA Si queremos una cosa…

140 ANTONIA Hasta venirla a alcanzar…

CATALINA Somos diablos las mujeres…

JOSEFA Y alcanzada, mucho más.

TODOS En un hora cabal.

(Pónenlos a los dos, dos vestidos de diablos.)

BEZÓN (Representa.) Llévenme todos los diabros,

145 si estos diabros hay acá.

COSME Por ahorrar de caminos

ya lo somos sin llevar.

TODOS (Cantan.) Hágase de Segovia la puente,

hágase en un hora cabal.

Cada una va poniendo su piedra hasta que queda acabada la puente.

150 JOSEFA Yo pongo mi piedra;

que quien tiene pereza no medra.

ANTONIA Esta es importante.

¡Si como ella tuviera un diamante!

CATALINA Aquesta es la mía,

155 que en el rollo tenella solía.

PATATA Yo pongo este canto;

que aun los hombres no dan otro tanto.

BEZÓN No entiendo el oficio;

que aun ahora soy diablo novicio.

160 COSME Yo soy tan moderno,

que aun no he puesto mi pie en el infierno.

JOSEFA Con Juan Rana, mi oficial,

y Bezón, mi peón reciente,

hízose de Segovia la puente,

165 hízose en un hora cabal.

Repiten y desaparécese todo, y sale SALVADOR representando.

SALVADOR Ya hemos llegado a Toledo.

Esta es la puente de Alcántara.

COSME Con un magro como vos

en cada ciudad de España,

170 los alquilones de mulas

malparieran muchas maulas.

BEZÓN Y nos vengáramos todos

de las leguas de la Mancha.

Salen cantando todas tres mujeres y tres hombres.

¡Afuera!, que va saliendo

175 el artificio del agua;

un pasadizo por donde

Tajo visita al Alcázar.

Pónenle al Alcázar pintado en la cabeza.

MARÍA Bezón será su rodezno,

y el Alcázar será Rana.

BEZÓN ¿Yo so torrezno?

(Anda BEZÓN como rodezno alrededor dél.)

180 COSME ¿Yo arcaz?

BEZÓN ¡Que me pringan!

COSME ¡Que me cravan!

Cantando en ala, cada una con una cazoleta de hoja de lata, van subiendo y bajando los brazos como que echan agua.

TODOS El agua viene recia:

donde el rodezno anda,

la máquina se mueve

185 de bombas y cucharas;

las unas van subiendo

cuando las otras bajan;

desde el profundo abismo

a las esferas altas

190 van recibiendo unas

lo que las otras vacian,

hasta que el agua viene

a dar en el Alcázar.

Dan a JUAN RANA con una jeringa de agua.

COSME ¡Ay!

BEZÓN ¿Qué hay?

COSME Que me han aguado

195 sin ser vino, camarada;

troquemos un rato oficios.

BEZÓN Con mi torrezno me haga

Dios bien.

COSME A mí mal; mas ¿cuándo

hizo cosa buena el agua?

TODOS (Cantan.) ¡Ay qué pena!; ¡ay, qué desgracia!

que por parecerse al vino,

202 se hace invencionera el agua!

Desaparece todo.

COSME (Representa.) ¡Jesús, que el arcaz se hunde!

(Suena ruido.)

BEZÓN ¡Que revienta el arteficio!

Sale SALVADOR.

205 SALVADOR Callad, que estáis en Madrid.

BEZÓN Luego lo vi en el roído.

SALVADOR Mirad las fieras, que a pares

se crían en el Sotillo,

desde Santiago el Verde

hasta San Juan.

210 BEZÓN ¡Jesocristo!

¡Hola!

COSME ¿Qué hay?

BEZÓN Cacemos fieras

para llevar al Retiro.

COSME ¿No es mijor cazar hermosas?

BEZÓN Hay más de esotras, pollino.

Sale cantando ANA DE ORO con una piel de tigre.

215 ANA Yo soy fiera declarada,

tigre en forma de cuñada,

porque pego manotada

al cuñado más sencillo.

COSME Fiera es, pero del Sotillo.

BLASCO, con una piel de gato montés.

220 BLASCO En este soto que ves

vengo a ser gato montés

con los descuidados, pues

araño todo bolsillo.

BEZÓN Fiera es, pero del Sotillo.

LOBATO, con una piel de zorra.

225 LOBATO No hay brindis que a mí me asombre;

que por no perder mi nombre,

llegando a un corrillo hombre,

zorra salí del corrillo.

COSME Fiera es, pero del Sotillo.

INÉS, con una piel de onza.

230 INÉS Onza soy, y verdadera

pues que, siendo vendedera,

en el peso es onza fiera

la que quita mi dedillo.

BEZÓN Fiera es, pero del Sotillo.

ÍÑIGO, con piel de lobo.

235 ÍÑIGO Diome la sed un corcovo,

y acercándome a lo bobo,

sin pensallo tomé lobo

en aquel bodegoncillo.

COSME Fiera es, pero del Sotillo.

240 ¡Locos, locos!

Llegan los locos.

RUFINA Estos son los pocos.

BEZÓN ¡Puente, puente!

JOSEFA Esta es de repente.

Llegan los que están de diablos.

COSME ¡Agua, agua!

245 MARÍA Esa sube y baja.

Llegan los del artificio.

BEZÓN ¡Fieras, fieras!

BLASCO Estas son caseras.

Llegan los que hacen fieras.

COSME Fieras del Sotillo,

vayan al Retiro.

250 BEZÓN Locos, puente y agua,

al Retiro vayan.

JOSEFA De las fieras del Retiro,

¿cuáles más hermosas son?

COSME Los leones del salón.

255 MARÍA Y ¿cuál entre tantas buenas,

es la mejor de sus plazas?

BEZÓN La que tiene calabazas.

RUFINA ¿Qué es lo que más apeteces

desta máquina gallarda?

260 COSME Entrar antes que haya guarda.

(Por el tono de jácara.)

Juan Rana canta en su charco.

BEZÓN Bezón en su peujar.

JOSEFA Josefa en su compañía.

RUFINA Rufina en su soledad.

265 NIÑA Yo canto en entrambas partes,

que soy niña universal.

JOSEFA Que vaya y venga al Retiro el baile…

RUFINA Y entre tanta variedad…

COSME Huélguense con él si es bueno…

270 BEZÓN Disimulen si no es tal…

NIÑA Porque diga quien le hizo,

buscando más novedad…

TODOS Que vaya y venga al Retiro el baile;

y entre tanta, etc.

275 TODOS Acabose el baile

del señor San Juan.

Arrimemos la pluma

hasta el Carnaval.

FIN

LOS MUERTOS VIVOS

Incluido en la Jocoseria (1645), es uno de los entremeses más famosos de su autor. Se habría llevado a las tablas en 1636, según Bergman, que se basa fundamentalmente en factores de tipo histórico relacionados con los cómicos que lo pusieron en escena. Ahora bien, conforme los datos ofrecidos en los gastos secretos pagados por el rey en el Retiro, en 1637 Quiñones de Benavente habría cobrado ese año por un entremés representado por Rosa e interpretado por Isabel de Lara y Antonia Manuela, que muy bien pudiera ser el presente, dada la escasez de entremeses que el autor escribe en esas fechas. Debió de alcanzar bastante éxito, a tenor de las tres impresiones sueltas que conocemos y alguna más en antiguas colecciones (sin contar la Jocoseria): Flor de entremeses (1676), Mejor flor (1679), Verdores del Parnaso (1697) y Ramillete de entremeses (1700), en la primera y las dos últimas atribuido a Moreto. También se conoce un fragmento manuscrito, conservado en una biblioteca particular mallorquina.

Nos hallamos frente a lo que Huerta denomina un «entremés de acción», cuya trama desarrolla una pequeña burla, en este caso infligida a Juan Rana. Tienen gran importancia en él los factores paraverbales, como el accidentado movimiento en escena (con caídas, persecuciones, etc), que va desde el ajetreo de la acción principal al remansamiento amoroso y, luego, otra vez a la agitación.

Con el subtítulo «entremés famoso» se designa en la Jocoseria a los entremeses propiamente dichos. Recuérdese que las comedias de Lope y posteriores se denominan «comedia famosa», donde –independientemente de su éxito– famosa viene a significar ‘representada’. No obstante, sí parece que esta pieza de Quiñones tuviera fortuna en escena y en la imprenta, pues conocemos de él tres impresiones sueltas y otras tantas en colección. Además influyó en otras obras de entremesistas posteriores, como es el caso de Francisco Bernardo de Quirós y su entremés El muerto, Eufrasia y Tronera, también conocido como Entremés del muerto y Tronera, extraordinariamente popular, según García Valdés, en el cual Eufrasia hace creer al bobalicón de Lorenzo, su hermano, que ha muerto y que Tronera, disfrazado de astrólogo y con quien no consiente que se relacione, lo tiene que resucitar para que acabe concediendo su mano. Salvo la figura del astrólogo, que sustituye al demonio de la obra benaventina, el influjo no puede ser más evidente. También el entremés La tranca, de don José de Figueroa y Córdoba, es imitación del de Quiñones, según Cotarelo.

El título, Los muertos vivos, lo había utilizado ya Lope para una comedia. Obsérvese cómo el oxímoron se potencia con la dilogía con que se designa también el carácter espabilado de los personajes, en especial de la pareja de enamorados, ya que vivo significaba también en la época ‘sutil, ingenioso’.

Por lo que se refiere al aspecto métrico, la obra se compone de 266 versos, distribuidos de la siguiente manera: 180 romance (67,6 %), 59 silvas (22,1 %), 12 de gaita gallega (4,5 %), 11 irregulares (4,1 %), y 4 seguidillas (1,5 %).

LOS MUERTOS VIVOS

Representole Pedro de la Rosaa

Interlocutores

JUAN RANA (Cosme)b

SU HERMANA (Isabel)

UN GALÁN (Juan Pérez)

UNA CRIADA

UN VEJETE (Sánchez)

UNA CORTESANA (Antonia)

UN MÚSICO (San Miguel)

Sale JUAN PÉREZ con la espada desnuda tras COSME.c

COSME ¡Favor, socorro, ayuda!

JUAN Esperad, perro.

COSME ¡Confesión, testamento, unción, entierro!

¡Ay, que el arca del pan quiere horacarme!

JUAN Vengo hecho una onza.

COSME Yo un adarme.

5 JUAN ¡Pobre de ti, Juan Rana!

¿Por mujer me negáis a vuestra hermana?

¿Sois vos mi igual, camello?

COSME Si nos medimos, fácil es sabello.

JUAN Decid, ¿no os viene ancho este cuñado?

10 COSME No sé, por Dios; que aún no me le he probado.

JUAN ¿Merecéis descalzarme,

molde de mentecatos?

COSME Conforme hueren calzas y zapatos.

Híncase COSME de rodillas y JUAN alza la espada.

JUAN ¡Vive Cristo, que os mate!

15 COSME Abraham, ¡tate, tate!

JUAN Yo os quiero hablar sin cólera.

COSME Y yo quiero…

Recule un poco atrás, como cochero.

JUAN Juan Rana, el más bonito que yo he visto.

(Va tras él y suelta la espada, y él huye.)

COSME Esto es mucho peor, por Jesucristo.

20 JUAN Vida del alma que tu amor celebra.

COSME Acabose. ¡Por Dios, que me requiebra!

JUAN ¡Mi ángel!

COSME ¡Mi demonio!

JUAN ¡Mi fiel verdad!

COSME ¡Mi falso testimonio!

JUAN Mi amor es bueno.

COSME Pues parece malo.

JUAN Hazme favor de darme…

25 COSME Con un palo.

JUAN Has de darme la mano…

COSME Si la quieres de azotes, tome, hermano.

JUAN De amistades perfetas…

COSME Válgate Barrabás, y lo que aprietas…

30 JUAN Dándome por mujer tu hermana hermosa.

COSME ¿Eso es?

JUAN Claro está.

COSME ¿No es otra cosa?

JUAN ¿Qué habíades pensado?

COSME Lo que vos, si os hubieran requebrado.

JUAN Yo pido a vuesa hermana en casamiento.

COSME ¿Queréis que os la dé luego?

35 JUAN Ese es mi intento.

COSME ¿Bien puesta y bien vestida?

JUAN Eso deseo.

COSME ¿Con buen dote?

JUAN Parece que lo veo.

COSME ¿Que os la saque el padrino y la madrina,

que reviente de cena la cocina,

40 que haya baile, haya jira, haya locura,

y que os tome las manos luego el cura,

oliéndome las suyas a baptismo?

¿Esto es lo mismo que queréis?

JUAN Lo mismo,

y que me habléis muy claro y sin reparo.

45 COSME Pues no os la quiero dar: veislo ahí bien craro.

JUAN ¡Valga el diablo el cencerro!

¡Vive Cristo! ¿Y mi espada?

Va a tomar su espada y halla que la ha tomado JUAN RANA y da tras él.

COSME Esperad, perro.

JUAN ¡Donosa jerigonza!

Reportaos, digo.

COSME Vengo hecho una onza.

50 JUAN Quedo, amigo Juan Rana.

COSME ¿Por mujer me negáis a vuesa hermana?

JUAN Teneos, no me matéis sin merecello.

COSME ¿Sois vos mi igual, camello?

JUAN (Por los filos me da que yo le he dado.)

55 COSME Decid, ¿no os viene ancho este cuñado?

JUAN (Traza lleva de darme.)

COSME ¿Merecéis descalzarme?

JUAN ¡Oh, pese al hombrecillo de agua y lana!

(Acométele a COSME, suelta la espada y huye.)

COSME ¡Ay, que me lleva el diabro! ¡Hermana, hermana!

60 CRIADA ¡Que matan a mi señor!

¡Salga vuested, presto, presto!

ISABEL ¡Ay, hermano de mi vida!

¿Quién te ha muerto, quién te ha muerto?

(Abraza a JUAN PÉREZ, y dícele aparte:)

Vete, y vuelve luego a hacer

65 lo que concertado habemos.

COSME ¡Hola! Yo so vueso hermano.

ISABEL Cegome el dolor que tengo.

¿Quién te ha muerto, hermano mío?

¿Quién me dejó sin consuelo?

70 COSME ¡Juro a Cristo que estó vivo!

ISABEL No lo creo, no lo creo.

COSME Ni Dios te lo deje creer

ISABEL Ana, trae un candelero

con una luz, y algún paño

75 con que amortajar el cuerpo.

COSME ¿Estás borracha, demonio?

CRIADA ¡Ay, señora!; voy por ello. (Vase.)

COSME Vivo estó.

ISABEL ¿Quién te mató

y me dejó sin remedio?

80 ¿Qué haré yo huérfana y pobre?

COSME ¡Válgame Dios, si me he muerto

sin sentir!

CRIADA Aquí está todo.

(Saca una sábana y candelero con luz.)

ISABEL No tengo para el entierro;

mas, pues anochece ya,

85 a la puerta pediremos

limosna para enterralle.

Cúbrele con ese lienzo.

Échanle en el suelo y pónenle una sábana encima.

COSME ¿Que es cierto, hermana?

ISABEL ¡Pluguiera

a Dios no fuera tan cierto!

COSME Ana, ¿estó muerto?

90 CRIADA ¡Pues no!

Tan muerto como mi abuelo.

COSME También hay abuelos vivos (tiéndese);

mas sin duda es verdad esto,

pues todos lo dicen. ¡Alto!

95 Murámonos, y protesto

que muero de mala gana,

y por ensalmo me muero,

pues siendo yo venial,

mi hermana mortal me ha hecho.

Sale SÁNCHEZ con un jarro de vino y un panecillo en las manos vestido de viudo vejete.

100 SÁNCHEZ Si es segunda vida el pan

y el vino para los viejos,

a mi libreta me arrimo

y a mi cuartillo me atengo.

ISABEL Para el ánima deste hombre,

105 que sin confesión le han muerto.

SÁNCHEZ ¿Quién le mató?

ISABEL Un hombre.

COSME Una hambre.

SÁNCHEZ No llevo que dar dinero;

mas tomad para su ofrenda

pan y vino.

Váselo a dar, y COSME se levanta el medio cuerpo y se lo quita.

COSME ¡Oh, santo viejo,

110 que los muertos resucitas!

SÁNCHEZ ¡Conjúrote! Vade retro! (Vase huyendo.)

COSME ¿Qué barbecho? Anda, borracho.

Por Dios, que es bueno ser muerto;

que en efeto se halla pan.

115 ISABEL Cúbrele, que gente siento.

Sale SAN MIGUEL.

SAN MIGUEL (Canta.) Yo sé de un confitero

tan afamado

que vendiendo mil dulces,

hace milagros.

120 CRIADA Para el ánima deste hombre,

que sin confesión le han muerto.

Levántase el medio cuerpo y tropieza y cae, y vase huyendo SAN MIGUEL.

SAN MIGUEL Estuviérase él en casa.

COSME ¿Y si no pudo ser menos?

(Retírase y tropieza en el muerto y vase huyendo.)

SAN MIGUEL ¡Ay, que habla!

COSME ¡Ay, que me pisa!

125 SAN MIGUEL ¡Ay, que me ha quebrado el cuerpo!

COSME Estuviérase él en casa,

y tomara su consejo.

Salen cantando ANTONIA y dos MÚSICOS.

LOS TRES ¡Ay, qué desdicha, señores!

ISABEL ¿Quién canta?

COSME Este es el entierro,

130 y el no me le recordéis.

Hermanos, lo que habéis muerto

para con vuesas hermanas,

dejándolas sin remedio,

duélaos ver que sin hallar

135 el camino carretero

me muero por el atajo.

ANTONIA Aquí ha de ser, compañeros,

donde habemos de cantar.

Arañen los instrumentos,

140 gorgoriteen las voces

y chillen los pasaderos.

ISABEL Den, por Dios, para enterrar

este difunto.

ANTONIA ¡A buen tiempo!

Si vusted quiere cantada

145 una letra a lo moderno

entre jácara y romance,

tome, que aquí la traemos.

(Canta por la jácara.)

Reviente el mismo demonio,

muera el mismo Lucifer,

150 calle el mismo Barrabás,

y el mismo diablo también;

porque la misma endiablada

la misma jácara es,

sin que deje de mismar

155 desde su misma niñez;

y toquen y tañan esas guitarras

que ya se me bullen y brincan los pies.

Levántase COSME el medio cuerpo y baila, y ellos huyen.

COSME Sacristán, arrimad esas cruces,

que este son no es de perder.

160 ANTONIA ¡Jesús, que los muertos bailan!

COSME Pues ¡valga el diabro tus huesos!

Con aquese sonecillo

¿no has de hacer bailar los muertos?

Cansado estó de morirme:

165 comamos para este miedo

un bocadillo, que al fin

los muertos con pan son menos.

Venga mi ofrenda.

(Dale el panecillo y el jarro.)

ISABEL Hela aquí:

sal, Perico, que ahora es tiempo.

Sale JUAN PÉREZ con una sábana y tiéndese junto a COSME sin que le vea.

170 JUAN ¡Ay, Isabel, que de veras

me traes por hablarte muerto!

COSME Brindis, señores defuntos.

JUAN Aquí la razón haremos.

(Toma el jarro, bebe y vuélvese a echar.)

COSME ¡San Dimas, san Babilés,

175 poquito a poquito me echo,

que hay otro muerto en campaña! (Échase.)

¡Hermana, hermana!

ISABEL ¿Qué es eso?

COSME Otro muerto.

ISABEL ¿Qué os espanta?

A este enterraron primero,

180 y está en vuestra sepoltura.

Volveos acá.

COSME Ya me vuelvo.

ISABEL Ana, entretenle.

(Pásase junto a JUAN PÉREZ.)

CRIADA Sí haré.

¿Qué tienes?

COSME No más de miedo.

ISABEL ¿Es posible que te hablo?

185 JUAN ¿Es posible que te veo?

COSME Hermana, ¿qué hacéis?

(Vuelve y velos hablar.)

ISABEL Procuro

apartaros este cuerpo.

Levántase COSME y pónese en medio de los dos.

COSME Yo os le apartaré mejor,

que se pega mucho al vuestro.

190 JUAN ¡Ay, Isabel, no te vayas! (Tira della.)

COSME Señor muerto, estese quedo.

Tengamos la muerte en paz,

o le pegaré dos muertos.

JUAN Yo en mi sepoltura estoy:

195 hablemos de bueno a bueno.

(Échanse los dos y hablan.)

COSME Habremos muy en buen hora.

¿De qué murió, caballero?

JUAN De tercianas.

COSME Yo, de hambre.

Y ¿adónde está?

JUAN En el infierno.

COSME Y ¿quién está allá?

200 JUAN Juan Rana.

COSME Él miente como mal muerto (riñen);

que Juan Rana ha sido un santo,

pues sufrió a los mosqueteros.

(Vuélvense a echar y siéntase ISABEL en medio.)

ISABEL Señores defuntos, paz,

205 pues me pongo de por medio.

Vuélvanse a sus sepolturas.

JUAN Vuelto estoy.

COSME Y yo estó vuelto.

JUAN ¡Esposa de mis entrañas!

ISABEL ¿Qué quieres, hermoso dueño?

210 JUAN ¿Quién dilata nuestras bodas?

Levántase COSME; pónese en medio de los dos. Sale SÁNCHEZ de demonio.

COSME Yo, que pongo impedimento.

SÁNCHEZ ¿Estafarme el pan y el vino

con muertecitas y enredos!

¡Vive Dios, que ha de gormallo

215 con el disfraz que me he puesto!

A un mal muerto, un mal demonio.

ISABEL Hermano, ¿no ves aquello?

COSME Más me valiera cegar.

CRIADA Un demonio es por lo menos.

220 COSME Pues ¿qué será por lo más?

JUAN Mis pecados son aquestos.

SÁNCHEZ Dos muertos hay, y era uno;

mas ¿si fuesen verdaderos?

COSME ¡San Libéranos a malo!

Vanse levantando, hincándose de rodillas, y SÁNCHEZ también, teniendo miedo.

225 JUAN Señor mío, yo prometo,

si escapo desta, ser fraile.

COSME Yo prometo ser ventero.

Levántanse los muertos.

SÁNCHEZ ¡Vive Dios, que se levantan!

(Acércase SÁNCHEZ.)

COSME ¡Que se acerca sin remedio!

JUAN Llegaos acá.

(Ásele JUAN a COSME.)

230 COSME ¡Ay, que me agarran!

SÁNCHEZ Castigo es este del cielo.

COSME ¡Huyamos!

(Dan carreras por el tablado, huyendo.)

SÁNCHEZ Yo quiero huir.

COSME ¡Cata la cruz!

SÁNCHEZ ¡Jesús bueno!

COSME ¿Qué? ¿El diablo dice Jesús?

235 SÁNCHEZ ¿Qué? ¿Los muertos tienen miedo?

Salen MÚSICOS cantando.

MÚSICOS Cesen, cesen los miedos,

y dejen los muertos los lienzos

y el diablo el disfraz.

ANA Yo le quito la sábana al mozo.

240 COSME Yo al viejo las canas sin ir al Jordán.

ANTONIA ¿Por qué niega su hermana a este hombre,

que llora, que gime, que quiere expirar?

COSME Porque temo que, en siendo cuñado,

me tire saetas por la hermandad.

245 JUAN No son todos los cuñados

como los pinta el refrán.

COSME De parientes por tablilla

muy poquito hay que fiar.

JUAN Yo no os quiero quitar nada,

250 antes os pretendo dar.

COSME Quien muerto me quita el vino,

vivo, ¿qué me quitará?

Y vaya y venga la cuñadería,

mas en casa no tiene de entrar.

255 Que, huéspeda, máteme ese cuñado,

que hasta el nombre me hace mal.

ANTONIA No hay peor gente

que hombres y mujeres.

COSME Cuñados y lechones,

260 los muertos los mijores.

TODOS De menguados y entremeses

se ríen todos siempre,

por una de dos.

Ríanse de aqueste, por amor de Dios;

por menguado, por alegre, o por estas causas dos.

Ríanse de aqueste, por amor de Dios.

FIN

EL REMEDIADOR

Incluido también en la Jocoseria (1645), este baile parece una adaptación para Juan Rana de un entremés anterior del mismo Quiñones de Benavente titulado Lo que pasa en una venta, publicado a nombre de Belmonte en Entremeses y flor de sainetes (1657). Sirvió de base a don Ramón de la Cruz para su obra El hambriento. Señala Bergman que su fecha estaría entre 1636 y 1640, por el reparto actoral, y aventura como más probable el mismo año 1636, por la posible alusión a la prisión de Juan Rana. Apunta también que inspiró el entremés Lo que pasa en una venta de Belmonte. En efecto, toda la parte correspondiente a la posada y al altercado con el posadero aparece casi de la misma manera en ese entremés atribuido a Belmonte Bermúdez en el impreso Flor de entremeses (1657), nada fiable, porque atribuye a Juan Vélez una pieza de la Jocoseria (1645); en cambio, Harold G. Jones describió un manuscrito existente en la Biblioteca Vaticana cuyo encabezamiento dice: «Entremés famoso del licenciado Benavente del Ventero», que él identificó con El remediador, pero que resulta ser justamente Lo que pasa en una venta, con lo que el problema de la atribución se complica, y también el de la fecha. La versión impresa no concuerda exactamente con el manuscrito, que tiene un insólito color aragonés (topónimos como Longares o Cariñena son inusuales en otros entremeses benaventinos; palabras como amane son más propias de aquel ámbito geográfico, según DHLE). Tampoco se puede resolver cuál de los dos entremeses es el más antiguo; el núcleo argumental de la venta ocurre casi exactamente en las dos piezas breves, pero parece tener más propiedad en El ventero que en El remediador, donde el altercado de la venta da la impresión de ser un añadido, porque lo que importa es la sarta de remedios que Juan Rana reparte. Puede resultar que El remediador no sea sino una adaptación de El ventero y que Quiñones haya utilizado un entremés primero para ajustarlo a otro en el que Juan Rana se luzca.

Como ha señalado Henri Recoules, el altercado entre el ventero y su huésped hambriento es una dramatización de un episodio del Quijote (II, 59), en el que Sancho se enfrenta igualmente a un ventero que le va negando uno a uno los manjares requeridos; la discusión finaliza cuando le ofrece al escudero unas uñas de vaca, que acepta con gusto. Por otro lado, el motivo está fuertemente arraigado en la tradición folclórica y, como trata ampliamente Monique Joly, es el origen de los dos entremeses benaventinos. Ahora bien, los dos estudiosos mencionados, como también todos los que se han ocupado de Lo que pasa en una venta, señalaban la anterioridad de El remediador, y que sirvió de modelo a aquel entremés. No obstante, Recoules hacía ver muy bien la mayor cercanía de Lo que pasa en una venta con su modelo cervantino.

Todo lo referido a la figura del remediador y a los enfermos que cura con sus remedios especiales lo recoge también el licenciado Pedro Morla en su Entremés famoso del doctor Rapado, en el que un doctor que sabe tanto de curar como su mula, se dedica a dar remedios fundados en el sentido común a gente corriente que repite acciones contra la lógica. De hecho, entre el repertorio conservado de bailes y entremeses se encuentra con facilidad un buen número que desarrolla este motivo; tal es el caso de obras como El examinador miser Palomo, de Antonio Hurtado de Mendoza –pieza muy vinculada con Quiñones de Benavente, pues termina con un baile suyo– y de otras del propio Quiñones, como El Martinillo.

También es usual en los entremeses la presencia de un personaje superior que actúa impartiendo justicia sobre los demás y proponiendo remedios perogrullescos pero que no dejan de tener su parte de razón. En cierto modo, comparten las características de un subgénero entremesil al cual también pertenecería El examinador Miser Palomo, en cuya segunda parte igualmente se presenta una figura extranjera encargada de impartir remedios y «examinar» a cuantos extravagantes se le presentan. Es lo que Huerta llama una «estructura de desfile», frente a la «de situación» que caracteriza a otras piezas.

El análisis métrico de esta obra de 226 versos desvela que 152 son romance (67,3 %); 8, romancillo (3,5 %), y 66, irregulares (29,2 %).

ENTREMÉS CANTADO EL REMEDIADOR

Representole Rosa.a

Interlocutores

COSMEb

JOSEFA ROMÁNc

SALVADORd

MUJER 2

MUJER 3

GALÁN 1

GALÁN 2

GALÁN 3

MÚSICOS

Sale COSME, de villano, con un caballito de caña y un cartel en la cabeza que dice: «El Remediador», y canta.

COSME Fueron tantos los remedios

de mi larga enfermedad,

que con los que me han sobrado

puedo a muchos remediar;

5 y así, para visitallos

don Esculapio me da

la vara y título de

remediador general.

Rana es muy en castellano,

10 y así, me pienso llamar

Ranet, con que haré más ruido

que en Madrid faltando el pan.

Remediador y extranjero,

mil almas acudirán,

15 aunque mueran del remedio,

solo por la novedad.

Yo me vo de puebro en puebro

con mi rocín alazán,

que como él y yo comamos,

20 mas que ayunen los demás.

Picar, picar, picar, picar,

que esta noche he de llegar

donde las pulgas engordan

y los estudios lo pasan mal.

25 JOSEFA ¡Ay, camaradita!; ¡ay, camarada!

Aquí hay posa, aquí hay posa,

aquí hay limpita la posada.

COSME No quiero limpito, que si entro allá,

será mi bol, será mi bol,

30 será mi bolsa la limpiada.

JOSEFA Tendréis en la venta,

cara de Juan Rana,

la hambre contenta

hasta la mañana.

35 COSME Hareisme la cuenta,

cara de taimada,

con su salpimienta,

y sin que me deis nada.

Será mi bol, será mi bol,

40 sera mi bolsa la limpiada.

Sale SALVADOR, de ventero, y vase haciendo muy aprisa todo lo que dicen los versos. Representado.

SALVADOR Oh, seor huésped!; ¡bien venido!

Juana, adereza la cena;

Pedro, lleva este caballo;

Tomé, quita esas espuelas;

45 Gil, llega presto una silla (siéntanle);

echa sábanas, Quiteria;

Bartolillo, mide vino;

Leonor, saca tú la mesa ( pónenle la mesa);

y ahora pida vusted

50 todo cuanto allá en su idea

le izgue la golosina,

que tanto hallará en la venta.

COSME ¿Sos jodío?

SALVADOR No, señor.

COSME Pareceislo en la agudeza.

55 SALVADOR Usté, ¿es casa que se alquila?

COSME No.

SALVADOR Pues parécelo en la cédula.

COSME Esta dice lo que so.

SALVADOR Bien se conoce sin ella.

JOSEFA Y ¿qué es?

COSME El Remediador

general.

60 SALVADOR Y ¿qué remedia?

COSME En cenando lo diré,

que es la hambre mala bestia.

Huésped, ¿habrá qué cenar?

SALVADOR ¡Cuerpo de Dios con su flema!

65 Pida por aquesa boca,

que será medida.

COSME Venga

un conejo.

SALVADOR ¿Guisadito

le querrá, a la portuguesa,

la alcaparra bien cocida,

70 reahogada la cebolleta,

con su picante?

COSME Sí, huésped.

SALVADOR ¿Y su agrio?

COSME Desa manera

tráiganle antes que se enfríe.

SALVADOR No le tengo en mi conciencia;

75 pero de conejo abajo

pida vusted cuanto quiera.

COSME Pues, ¿para eso le echaba

tanto recaudo y especia?

Ahora bien, venga un cuartillo

de cabrito.

80 SALVADOR Gran menestra,

¿gordito y tierno?

COSME Eso mismo.

JOSEFA Y ¿cómo le quiere?

COSME Apriesa.

JOSEFA ¿Cómele vusted asado,

con los cueros que parezca

que están dorados?

85 COSME Muy bien.

JOSEFA ¿Y un pebrecillo que tenga

sus hebritas de azafrán,

su polvillo de pimienta?

COSME Linda cosa.

JOSEFA ¿Que esté hirviendo?

90 COSME Tráiganle, hermana ventera.

JOSEFA No le hay.

COSME Pues vierta el pebre.

¿Para qué quiere que hierva?

JOSEFA Señor, de cabrito abajo

pida vusted cuanto quiera.

95 COSME Ahora, pues, venga un jigote

de carnero.

SALVADOR ¿De la pierna?

¿Bien manido?

COSME Sí, señor.

SALVADOR ¿Jugoso?

COSME Por excelencia.

SALVADOR ¿Con su vino y su limón,

100 por encima algunas ruedas?

COSME La boca se me hace agua.

SALVADOR ¿Vendrá desta suerte?

COSME Venga.

SALVADOR No le hay.

COSME No te dé Dios vida.

¿Mas que me quedo sin cena?

105 SALVADOR Pero de jigote abajo,

¿mas que no le falta un hebra?

COSME Pero de cintura arriba,

¿mas que le abro la cabeza?

(Hace que se levanta.)

JOSEFA No se me enoje, que yo

110 le tengo en la chimenea

brava olla.

COSME No muy brava,

que yo sé que es una oveja.

Sacan un plato cubierto sin nada dentro.

SALVADOR Coma vuested deste plato

de jigote de ternera.

COSME ¿Qué ternera?

115 SALVADOR Coma y calle,

y ayudémosle a comella.

(Hacen que comen con él.)

COSME Tengan; no hay necesidad:

bien me siento yo con fuerzas

para comer sin ayuda.

JOSEFA ¿No está muy tierna?

120 COSME Y tan tierna,

que no la siento en la boca.

SALVADOR Brindis.

(Hacen que beben y no hay vino ni jarro.)

COSME Déjela que venga.

SALVADOR Lindo vino.

(Hace el ventero que bebe, y luego COSME.)

COSME Lindo vino.

SALVADOR ¿A qué os supo?

COSME A la ternera.

125 Señores, ¡que rabio de hambre!

(Levántase.)

SALVADOR ¡Leonor!

JOSEFA ¿Señor?

SALVADOR Haz la cuenta.

COSME ¿Qué cuenta?; ¿estamos borrachos?

SALVADOR Haz la cuenta.

COSME Sin la hornera.

JOSEFA Diez reales menos un cuarto;

130 y hágale a su reverencia

muy buen provecho.

(Hace una reverencia.)

COSME ¿Querrá

el buen huésped su moneda?

SALVADOR Sí, mi amo.

COSME ¿Bien contada?

SALVADOR Sí, mi amo.

COSME ¿Y que en prata sea?

SALVADOR Sí, mi amo.

135 COSME Pues, mi amo,

no la tengo en mi conciencia;

pero de moneda abajo

pida vusted.

SALVADOR ¡Buena es esa!

COSME Mijor es esotra.

TODOS (Dentro.) ¡Ahó!

COSME ¡Jesocristo!

140 TODOS ¡Ah de la venta!

JOSEFA ¡Ah de allá fuera!; ¿quién llama?

Salen bailarines y músicos cantando.

TODOS El Remediador de fama,

¿dónde está, dónde está?

JOSEFA Aquí está, que no está perdido.

145 TODOS ¿Dónde está?

JOSEFA Hétele, el Remediadorcito;

hétele, que el cartel lo dirá.

COSME Pídanme los remedios a pares;

llévenlos, que baratos se dan.

150 JOSEFA Para no llegar a vieja,

¿qué remedio podré hallar?

COSME Que la maten cuando moza,

y a vieja no llegará.

JOSEFA Guárdele para darle a una suegra.

155 COSME Déjele, que mil yernos habrá.

GALÁN 1 Cierta dama a quien festejo

me pidió por amistad

para un almuerzo de pollos,

y en mi casa no hay un real.

160 COSME Para un almuerzo de pollos

vusted la puede enviar

un barreño de salvados,

que eso suelen almorzar.

HOMBRE ¡Óigame qué remedio me ha dado!

165 COSME Dígole un almuerzo pollar.

MUJER 2 ¿Qué remedio habrá en el mundo

para que me dé un galán?

COSME Hágale vusted por qué,

y al momento la dará.

170 MUJER 2 ¡Oiganle qué falsito que queda!

COSME ¡Mírenla qué corrida que va!

HOMBRE 2 Para ser rico y dichoso,

¿qué remedio podré hallar?

COSME El mayor remedio, hermano,

175 es que no lo merezcáis.

HOMBRE 2 Huélgome, si el remedio no miente.

COSME Pésame que sea tanta verdad.

MUJER 3 Para que un dotor no mate

a un enfermo, ¿qué se hará?

180 COSME Sí queréis que no le mate,

no se le dejéis curar.

MUJER 3 Llórolo, si lo dice de veras.

COSME Ríase, que me quise burlar.

HOMBRE 3 En este mundo perdido,

185 ¿qué remedio habrá eficaz

para desterrar los usos?

COSME Quebrar las ruecas no más.

HOMBRE 3 Quédese para orate, mancebo.

COSME Váyase para fratres, galán.

190 JOSEFA ¡Señor, señor Remediador!

COSME ¿Qué pide ahora la tal Leonor?

JOSEFA ¿Qué haré, que no tengo una blanca,

ni hay quien se comida

aunque se la pida,

195 y muero de hambre sin redención?

COSME Dice el señor Remediador…

JOSEFA ¿Qué dice?, y mire mi gran dolor.

COSME Que no esté noramala holgazana;

que hile y que cosa;

200 que no viva ociosa,

o ayune si quiere no hacer labor

la tal Leonor, la tal Leonor.

JOSEFA ¿Para qué se me llama…

TODOS Remediador…

205 JOSEFA Si no es de una dama…

TODOS Remediador…

COSME Para hallar el dinero…

TODOS Remediador…

Quítase el letrero, y al cabo dél tiene un látigo y comienza a dar.

COSME Este es el verdadero…

210 TODOS Remediador.

(Híncanse de rodillas, puestas las manos.)

TODAS No más, no más, por amor de Dios;

no más rigor, no más rigor.

COSME Pues ¿qué han de hacer?

TODAS Nuestra labor.

215 COSME ¿De qué han de comer?

TODAS De la labor.

COSME Y ¿en qué han de entender?

TODAS En la labor.

COSME ¿Qué dice aquí?

(Dales a leer el cartel.)

220 TODOS Remediador.

COSME ¿Qué dice acá?

(Dásele por esotra parte.)

TODOS Remediador.

COSME Oíd, señor, y vos, señor (dice a la gente):

224 en no habiendo remedio, que hagan

las hijas de casa o las madres labor:

aqueste es el lindo remediador. (Enseña el látigo.)

FIN

JÁCARA ROMERO

Incluida igualmente en la Jocoseria (1645), esta primera jácara para el autor Bartolomé Romero se puso en escena probablemente en 1638. La jácara aguda domina absolutamente en la década de 1630, cuando se pone de moda en todas las esferas de la sociedad, según autorizada opinión de Maxime Chevalier. La que nos ocupa demuestra una sorprendente modernidad en el manejo de la escena, donde varios personajes imitan el estilo rufianesco en un diálogo que utiliza en sus partes cantadas el tono característico de este tipo de composición. Bergman denunció que una copia manuscrita de dicha obra, perteneciente a la Biblioteca de Osuna, se habría perdido; pero tal testimonio existe en la Biblioteca Nacional, según hemos podido comprobar, porque es la misma que señalaba Paz y Melia como tonadilla de Quiñones de Benavente (ms. 15957-1). Dicho manuscrito aporta algunas variantes, que parecen indicar que se hizo para otra compañía.

Quiñones de Benavente escribió dos jácaras para Romero, que debieron de ponerse en escena con muy poca diferencia temporal (en la segunda parte se dice que la primera se cantó «ayer»). La novedad que presenta Quiñones en estas obras consiste en disponer a los actores en diversos sitios del lugar de representación, con lo cual el dramaturgo consigue implicar en la misma a todo el público.

Hay que prestar atención asimismo a los datos sobre la actualidad dramática del momento ofrecidos al comienzo de la jácara: antes de representar un entremés había costumbre de interpretar un tono o canción, y no ya una loa, modalidad que, como ha indicado Zugasti, estaba en franco retroceso desde principios de siglo; pero aquí lo que deja traslucir la actitud de los actores es que el público prefería la jácara cantada, tal y como se deduce también de la lectura de otras piezas de Quiñones Benavente.

Apoyándose en la presencia de los actores que las representaron, Bergman apunta como posible fecha de esta jácara la de 1638.

La métrica no puede ser más simple: 75 versos de romance que riman en aguda -á (100 %).

JÁCARA QUE SE CANTÓ EN LA COMPAÑÍA DE BARTOLOMÉ ROMERO

Interlocutores

TOMÁS, GRACIOSOa

JULIANA

MARÍA DE VALCÁZAR

INÉSb

PEDRO REALc

VALCÁZARd

Sale TOMÁS, gracioso.

TOMÁS Mientras se viste una niña

que un sainete ha de empezar,

salgo a cantaros un tono

de mediana gravedad.

5 Es la letra muy sentida,

porque le faltó la sal,

y el tono, de tanta obra,

que jamás se acabará.

«Corazón…»

JULIANA desde la cazuela, representado.

JULIANA ¡Jácara!

TOMÁS Mientes.

(Cantado.) «Corazón…»

JULIANA (Representado.) ¡Jácara!

TOMÁS ¿Hay tal?

JULIANA ¡Jácara!

TOMÁS Moñi-cazuela,

no alborotes el corral.

Cántala tú, si la quieres,

o calla con Barrabás.

TODOS ¡Jácara!

15 TOMÁS ¿Oyen vustedes?

Cantalla yo es por demás;

cántela quien la pidió,

o ¡juro a Dios que han de aullar!

(Hace que se va, y canta JULIANA en tono de jácara.)

JULIANA No quebrante el juramento;

20 repórtese el buen Tomás;

vuelva la voz a la vaina,

que aquí se la cantarán.

Pues no es para otro tanto

esa moza del solaz,

25 la Valcázar, a quien toca

la hermana graciosidad.

TOMÁS Valcázar, vuelve por ti,

que como picada estás

te rehogan en cazuela

30 por poderte sopear.

MARÍA (En lo alto del teatro.)

Cazolerilla, que cantas

como gallo en muladar,

dos jácaras de ventaja

te doy, si sales acá.

35 Miren, pues, qué Rufinica

o qué Jusepa Román

sino una voz baratillo

como picote de a real.

PEDRO (En una grada.)

Reales hay sin ser picotes,

40 que quince y falta os darán

cantando, pues solo callan

los viejos sin gusto ya.

VALCÁZAR, de vejete, en la grada segunda.

VALCÁZAR No falta gusto en los viejos:

dígalo el vino, que en más

45 (por su buen gusto) le estiman

en siendo mayor de edad.

TOMÁS ¡Jesús, que se jacarea

por mil partes el corral!

¡Vive Dios, que ya no falta

50 sino que hable el desván!

INÉS (En el desván.)

Desvanes y claraboyas

donde estoy pueden hablar,

que vida y alma a las piedras

mi voz les infundirá.

55 JULIANA Todo eso es hablar en alto.

MARÍA Todo eso es cacarear.

PEDRO Todo eso es cuento de cuentos.

VALCÁZAR Todo eso es un papasal.

MARÍA Todo esto es decir y hacer.

60 TOMÁS Guárdense della, que está

sobre cabeza de todos

como cuando hay priesa al pan.

TODOS ¡Al arma, al arma, al arma!

¡Guerra, guerra, al arma, al arma!

65 ¡Al arma, jacareadores,

los que frente a frente estáis!

TOMÁS Tened, oíd, parad,

los que jácara pedís

cuando salen a bailar.

70 Esta os coge todo el cuerpo;

hartaos della, y de piedad

dadla un vítor de limosna,

para que con él tengáis…

TODOS Aquí jácara, y después

75 baile, y más, si queréis más.

FIN

EL DOCTOR Y EL ENFERMO

Por su esquema métrico, este entremés se parece a la sexta parte de Los alcaldes, que Bergman fecha hacia 1636, si bien no hay seguridad en cuanto al año de composición o representación. Se publicó en Navidad y Corpus Christi (1664) y en una impresión suelta que no nos ha sido posible encontrar.

Se trata de un típico entremés novelesco de burla y enredo en que un pícaro enamorado tiene que disfrazarse para conseguir eludir la vigilancia de un padre celoso, que en este caso es doctor. La aparición de esta figura en escena sirve a Quiñones de Benavente para censurar el comportamiento de los médicos, en especial su avaricia y su ineficacia, tal y como aparece en varios entremeses tanto de este autor como de otros.

Quiñones se habría inspirado en la Farsa do fisico (1587) de Jerónimo de Ribeiro para componer su entremés, según David-Peyre. En ella también un escudero se finge enfermo ante un doctor para poder ver a su hija, cuya mano consigue al final, después de habérsela disputado a un estudiante de Salamanca. No obstante, esta farsa es mucho más amplia que el entremés que nos ocupa y se pierde en acciones secundarias que no aparecen en la pieza benaventina. Es más probable que ambas sigan una fuente tradicional común.

De hecho, el episodio en que el mozo se disfraza de médico y da consejos disparatados a sus clientes aparece en esta Farsa o Auto do fisico y también en otros entremeses de nuestro autor, como El doctor Juan Rana y El doctor Sanalotodo; por otra parte, figura asimismo en piezas como El doctor borrego, que Cotarelo atribuye a Quiñones de Benavente (aunque se publica como de Monteser en Verdores del Parnaso) y que sin duda está inspirado en el anónimo entremés en prosa El doctor simple. La sátira a los médicos es lugar común en el teatro menor, y Quiñones se suma a la censura que se hacía a los profesionales de la medicina por diferentes motivos, bien estudiados por Chevalier. Su crítica se centra en dos razones fundamentales: su escaso saber y los remedios terapéuticos disparatados, según ha señalado Sánchez Granjel.

Esta obra de Quiñones de Benavente combina además el motivo del falso indiano que engaña a un vejete para conseguir casarse con su hija. Tal tema se repite, sin duda por influencia directa de nuestro entremés, en la pieza de José Julián de Castro Los indianos de Hilo Negro (1753), donde también Pilatos y Bartolo, que se disfrazan de indianos ricos, engañan al vejete Don Judas. Además comienza de la misma manera que El doctor y el enfermo, con el intento de Pilatos de suicidarse, cosa que estorban Bartolo y Martincho, que son los que urden el enredo, como los dos criados de Crispín. A diferencia de nuestra pieza, sin embargo, el vejete no es médico, sólo ha dado en la manía de casar a sus hijas con indianos.

En cuanto a su fecha, por nuestra parte pensamos que la pieza no puede ser anterior a 1629-1630, cuando arrecian los ataques contra los cultos, después de la muerte de Góngora, y Quevedo compone La culta latiniparla, cuyo eco más o menos próximo se puede apreciar en varios de sus pasajes.

La métrica no puede ser más sencilla: 100 % de versos endecasílabos, de los cuales riman un 81,4 %, un porcentaje muy alto, tal y como corresponde a los usos del entremesista toledano, según señala Bergman.

ENTREMÉS FAMOSO DEL DOCTOR Y EL ENFERMO, DE LUIS DE BENAVENTE

Figuras que hablan en él

DON CRESPÍN, GRACIOSO

AVENDAÑO

CASTAÑEDA

MÚSICOS

EL DOCTOR GARATUSAa

DOÑA TOMASA, SU HIJA

MORMOJÓN, SIMPLE


Sale DON CRESPÍN con una daga desnuda en la mano, como que se quiere dar con ella, y AVENDAÑO y CASTAÑEDA deteniéndole, asidos dél, y él haciendo fuerza como que se quiere matar.

CASTAÑEDA Hombre de los demonios, ¿estás loco?

Detén la ejecución; aguarda un poco.

¿Qué causa te ha movido, mentecato?

AVENDAÑO ¡Suspende, aguarda, ten!

CRESPÍN Desta me mato.

5 CASTAÑEDA Hacednos sabidores, por lo menos,

de la causa de hacer estos extremos.

CRESPÍN ¿Es posible, Avendaño y Castañeda,

que sabiendo a qué sabe mi moneda,

y viendo que a matarme me provoco,

10 no echáis de ver que amor me tiene loco?

AVENDAÑO Pues ¿somos, por ventura, aquí adivinos,

que habemos de juzgar tus desatinos?

CASTAÑEDA Y ¿quién es la homicida, quién la ingrata?

CRESPÍN El doctor Garatusa es quien me mata.

15 CASTAÑEDA Pues ¿del doctor estáis enamorado?

CRESPÍN O no sabéis de amor, o sois menguado.

¿No tiene hija este dotor, salvaje?

AVENDAÑO ¿Y ha de ser al quitar el maridaje?

CRESPÍN Matrimonio ha de ser: aqueso pido;

20 que me tiene su amor de amor rendido.

CASTAÑEDA ¿Corresponde a ese amor?

CRESPÍN Pierde el sentido,

y he sido veces mil favorecido;

mas es su padre un Argos vigilante.

CASTAÑEDA ¿Hay más de ser Mercurio? Di, ignorante,

25 ¿qué me darás si yo te doy entrada

en su casa, por más que esté guardada?

CRESPÍN Fuera de plata y oro de mis minas,

porque es pedir aquesto bernardinas,

pide los imposibles que quisieres,

30 que nada es para mí cuanto pidieres.

CASTAÑEDA Tú has de fingirte enfermo, que con esto

vendrás a echar a tu fortuna el resto.

Yo y Avendaño, como tus criados,

iremos de camino disfrazados,

35 diciendo que está enfermo un caballero

con cantidad de joyas y dinero.

Que te cure en su casa; y si esto es cierto,

tú le darás al viejo perro muerto.

CRESPÍN Es traza milagrosa: ya no quiero

40 matarme, que desde hoy más vivir espero

con mi Tomasa, con descanso y gusto,

aunque esto de haber suegro es grande susto.

AVENDAÑO Pues vámoslo a poner por obra luego.

CRESPÍN Vamos, que ya me aliento y me sosiego.

Vanse, y sale el DOCTOR GARATUSA con ropa y montera, barba de doctor y guantes en la pretina, y MORMOJÓN, simple; el DOCTOR corriendo tras él con un palo, y él huyendo a todas partes que le siga.

45 MORMOJÓN Yo no he de estar en casa.

DOCTOR Hermano, hermano,

vuestro padre lo quiere; aquesto es llano.

MORMOJÓN No he de estar con doctor, aunque supiera

servir a un aguador o a una partera.

Los doctores no son como Dios manda

50 que sean los cristianos; pues mos dice

que se amen los unos a los otros,

y esto hacéis al contrario bien vosotros,

pues en lugar de amarmos y querermos,

como en la ley de Dios está ordenado,

55 mos deseáis dolores de costado,

callenturas, tercianas y otros males,

de que enferman también muesos reales.

DOCTOR Pues si no hubiera médicos, salvaje,

¿quién había de curar?

MORMOJÓN ¿Quién? El albéitar,

60 que para mí a ser todo uno viene.

No hay sino daca el pulso, toma el pulso,

y al fin viene a parar vueso discurso

en sangrar y purgar y echar ventosas.

DOCTOR A la salud son todas provechosas.

65 MORMOJÓN Llamaron a un doctor para un enfermo,

y dijo: «Mientras hago que me ensillen

la mula, vaya y diga que le sangren».

DOCTOR Son disparates cuantos aquí has dicho,

dignos de ingenio tal y tal capricho.

70 MORMOJÓN Viene el doctor a casa al medio día;

dice desde el portal: «Doña María,

¿ha venido a buscarme alguien, señora?».

«No, señor», le responde; y él la dice:

«No les dé Dios salud, que si ella falta,

75 me vendrán a buscar, como deseo».

DOCTOR ¿Es vejamen aqueste o regodeo?

MORMOJÓN Dicen que había un doctor de media talla,

que para acreditarse en el oficio,

dando de que era sabio algún indicio,

80 siempre que visitaba algún enfermo

miraba si en el suelo había caídas

cortezas de melón u de granada

y tomándole el pulso al tal doliente

le decía mostrándose sapiente:

85 «Vuesa mercé ha comido…» lo que vía,

y con esto su fama se extendía.

Pues viendo un día cerca de la cama

unas pajas de bálago, al enfermo

le dijo mesurado y muy fruncido:

90 «Vuesa merced albardas ha comido».

DOCTOR ¡Buen humor gastas hoy!

MORMOJÓN Si es bueno u malo,

yo no he de estar en casa.

DOCTOR Con un palo

os haré yo que estéis: entrá allá dentro.

MORMOJÓN Yo no quiero entender más con la mula,

95 que soy cristiano viejo y tengo bula,

y no he de consentir que a mí me hable

en latín una mula venerable.

Dentro AVENDAÑO y CASTAÑEDA, y luego salen.

CASTAÑEDA ¿Está en casa el doctor?

DOCTOR Mira quién llama.

MORMOJÓN No hay para qué, que ya dentro han entrado.

100 CASTAÑEDA Sea vuesa merced muy bien hallado.

Nosotros dos servimos, señor mío,

a un criollo que de Indias ha venido.

Viene indispuesto, y viendo que en su casa

en lo que es el cuidado no habrá tasa,

105 queremos que le cure, porque es hombre

que le dará (y de aquesto no se asombre)

gran cantidad de oro, plata y perlas

(que admirado estará si llega a verlas,

porque las trae como unas calabazas),

110 diamantes como ruedas de molinos.

MORMOJÓN(Aparte.) Añadid otro par de desatinos.

DOCTOR Digo, señores, que de buena gana

curaré a ese señor; tráiganle luego.

CASTAÑEDA En este sí consiste su sosiego.

Vanse los dos.

115 DOCTOR Aquesto es ser doctor; ¿qué te parece?

MORMOJÓN ¿A mí? Que el codicioso y el tramposo

presto se han concertado.

DOCTOR ¡Ah, Tomasica!

Sale DOÑA TOMASA, muy honesta.

TOMASA ¿Qué manda mi seor padre? Muy contento

está vuesa merced.

DOCTOR Hija, ¿es quien quiera

120 la ventura que a ti y a mí me espera?

Viene a curarse aquí un indiano, y tiene

gran cantidad de joyas, oro y plata;

y así, si nuestra dicha no es ingrata,

nos ha de dejar ricos: lindo dote

125 el tuyo vendrá a ser; un veinticuatro

de Sevilla es muy poco para yerno

del doctor Garatusa.

TOMASA (Aparte.) ¡Qué gobierno!

128 Hasta tener el caso en buen estado,

es necedad hablar de confiado.

MORMOJÓN (Aparte.) ¡Plegue a Dios no suceda a la trocada,

y venga a ser la fiesta al fin aguada!

Salen CASTAÑEDA y AVENDAÑO, trayendo entre los dos a DON CRESPÍN, muy tocajado y macilento, quejándose.

CRESPÍN ¡Quedito, requedito! ¡Ay, que me muero!

DOCTOR Llega acá tú esa silla, majadero.

(Siéntanle.)

Diga vuesa merced, ¿qué es lo que siente?

135 CRESPÍN Un infierno, un volcán, un accidente

que me constriñe adulto y melancólico.

Oiga, oiga vusted, y atienda.

DOCTOR Poco a poco.

TOMASA (Aparte.) ¡Ay Dios!; mi don Crespín es el que veo.

Por mí se finge enfermo, a lo que creo.

140 ¡Ingeniosa quimera de hombre amante!

DOCTOR Diga vuesa merced; pase adelante.

CRESPÍN Danme en las basas, ¡ay!, unos gurguces

tan desabridos, rápidos y fieros,

que me hacen, como a niño, hacer pucheros.

145 Vanme acudiendo en estos pedagogos,

circuncidando aquestas cantimploras,

entumiendo los músculos y arterias,

y con el gran pulsar de las materias…

DOCTOR No entiendo lo que dice, o yo estoy loco.

150 CRESPÍN Yo, yo me daré a entender: atienda un poco.

MORMOJÓN Crítico es este mal, pues no se entiende.

CRESPÍN Aqueste mal me sube y me decinde

por estos teglerifos con tal fuerza,

que no hay quien su designio aparte o tuerza

155 de que cerquen en todos estos métodos;

y son los espicinios de mil modos,

desabridos, picantes y traviesos,

que no tienen conmigo paz mis huesos.

DOCTOR ¡Vive Dios, que a enfadarme me provoco!

160 CRESPÍN Yo, yo me daré a entender: atienda un poco.

Vaya vusted conmigo; andad vosotros;

mirad si mi recámara ha llegado,

porque al doctor estoy aficionado,

y he de dalle una joya birillante.

Vanse los dos.

165 DOCTOR Diga vuesa mercé; pase adelante.

CRESPÍN Como digo, señor, la requemada

sangre, con flemas grandes congelada…

¡Ay, ay que me acude el mal a aqueste lado!

Parece, parece que me siento algo aliviado.

Échase hacia DOÑA TOMASA, y abrázase de las faldas, y véelo MORMOJÓN, y pásala al otro lado de el brazo.

170 MORMOJÓN Pues pásese muesa ama a estotro lado.

CRESPÍN ¡Ay, ay!; ya se divide y se reparte.

TOMASA A lástima provoca ver un hombre

de tales partes con dolores tantos.

MORMOJÓN No pienso que ha venido él a hacer santos.

DOCTOR Diga vuesa merced.

175 CRESPÍN Sangrome en Lima

un barbero, cuñado de mi prima;

y como un indio me rasgó la vena,

tuvo desto el impulso alguna pena,

retrocediendo el músculo a la parte

180 donde el calor su agilidad reparte.

DOCTOR Ni al mal ni a vuesasté entiendo tampoco.

CRESPÍN Yo, yo me daré a entender: atienda un poco.

Ya, ya la melancolía se ha soltado (hacia TOMASA.),

y acude con más fuerza a aqueste lado.

185 Aliviado me siento cualque cosa:

no os quitéis deste lado, dama hermosa.

MORMOJÓN ¡Bercebú lleve el padre que te hizo!

(Pónese en medio.)

¿Es aqueste tu mal antojadizo?

CRESPÍN Tráeme debilitado la flaqueza,

190 que no sé adónde tengo la cabeza.

MORMOJÓN Veisla aquí.

(Dale una palmada en la cabeza.)

CRESPÍN ¡Ay, ay, ay, que me ha dado!

MORMOJÓN ¡Ay, ay, ay, por andar abajado!

193 DOCTOR Yo voy a prevenir lo que aquí importa,

porque sea la cura breve y corta.

(Vase.) Quédate aquí, Tomasa, mientras vuelvo.

TOMASA A darte gusto en todo me resuelvo.

CRESPÍN Id vos por una caja de perada.

MORMOJON Mejor fuera de guerra, y bien templada.

CRESPÍN Ásome de calor, amigo mío:

200 un búcaro de agua, que esté frío.

MORMOJÓN ¿Un pícaro de agua?

TOMASA Un barro, dice:

anda, ve, por tu vida.

MORMOJÓN Voy volando. (Vase.)

CRESPÍN Esta ocasión estaba deseando. (Levántase.)

TOMASA Don Crespín de mi vida, ¿qué es aquesto?

205 CRESPÍN A darte gusto en todo me he dispuesto.

Sale MORMOJÓN, y vuélvese DON CRESPÍN a sentar y quejarse.

MORMOJÓN No hallo ningún pícaro.

CRESPÍN ¡Ay, ay, ay!

MORMOJÓN ¡Válgate el diablo! ¿Soy yo basilisco,

que mato con la vista, o gato arisco?

CRESPÍN Señora de mi alma, yo soy muerto.

MORMOJÓN Pues vivo os vi yo agora.

210 CRESPÍN Unos bizcochos

tomara yo; ¡ay, Jesús!, la muerte he visto.

MORMOJÓN En galeras los gastes, ¡plegue a Cristo!

TOMASA En aquel escritorio he de tenellos:

entra por ellos, Mormojón amigo.

MORMOJÓN Yo los traeré. (Vase.)

215 TOMASA Mi don Crespín, yo digo

que la ocasión no pierdas, ya que diste

arbitrio tal y a entrar te dispusiste.

CRESPÍN Dame, Tomasa mía, aquesos brazos;

confirmaré mi amor con tales lazos.

Abrázanse, y sale MORMOJÓN, y vuélvese a caer en la silla.

220 MORMOJÓN No está la llave allí del escritorio.

CRESPÍN ¡Ay Jesús!; ¡confi…!, ¡confesión!

(Quédase desmayado.)

MORMOJÓN ¡Válgate el diablo!

En viéndome te caes. ¿Eres el puerco

de Juan de Ávila, vivo, y luego muerto?

223 TOMASA Él está desmayado: trae al punto

un jarro de agua.

MORMOJÓN (Aparte.) ¿Mas que está el difunto

vivo en saliendo yo deste aposento? (Levántase.)

CRESPÍN Tomasa amiga, lo que en esto siento

es poner tierra en medio, y desposarnos,

que fuerza vendrá a ser el perdonarnos

tu padre, andando el tiempo.

230 TOMASA Aqueso mismo

es lo que digo yo, que es barbarismo

andar con daca el coco, guarda el coco.

CRESPÍN Vamos, mi bien, que estoy de amores loco.

Vanse de las manos, y sale MORMOJÓN, con un jarro de agua.

MORMOJÓN ¡Hola, muesa ama, hola!; ¿ya volaron?

235 ¡Voto a tal, que esta vez mos la pegaron!

Sale el DOCTOR.

DOCTOR ¿Adónde está el enfermo?

MORMOJÓN Ya está sano;

que tu hija tomó en ello la mano.

DOCTOR Fingido era el enfermo: ¡vive el cielo!,

que no ha de estar seguro en todo el suelo.

Salen DOÑA TOMASA y DON CRESPÍN de las manos y dicen de rodillas, y el DOCTOR esté muy enojado.

240 TOMASA A tus pies llego humilde y vergonzosa,

padre mío; perdóname, y advierte

que son yerros de amor.

DOCTOR Solo verte

a cólera me incitas.

CRESPÍN Suegro mío,

no hagas, por san Gil, tal desvarío.

245 MORMOJÓN ¡Oh, ladrón! ¿Enfermito te fingías

para hacer en mi ama las sangrías?

DOCTOR Digo que yo os perdono y reperdono.

Échales la bendición y levántanse, y salen los MÚSICOS.

TOMASA Pues aquestos señores han llegado

a tiempo que esto está en dichoso estado,

250 toquen los instrumentos, bailaremos.

MÚSICOS Con muchísimo gusto os serviremos.

DOCTOR Toquen el rastreado y baile sola,

que no quiero en mi casa tabahola.

Tocan al rastro y baila doña TOMASA sola.

FIN

LOS SACRISTANES BURLADOS

Entremés cercano al año 1637 que presenta un típico conflicto entre sacristanes con todos los ingredientes del subgénero.

El entremés de sacristanes es un subgénero que tenía características propias en la época y en el que se permitía alguna licencia más que en el resto de entremeses. Solían escenificarse estas obras como contrapeso de la carga teológica que aportaban los autos sacramentales en las celebraciones del Corpus y la Octava. Normalmente respondían a unos patrones tipológicos bastante definidos, como son el requerimiento amoroso a una o varias mujeres, la competición poética disparatada y los invariables palos con que se dirimía el problema amoroso.

Quiñones de Benavente escribió diversas piezas de sacristanes, que guardan bastantes rasgos en común. Es el caso de Los sacristanes Cosquillas y Talegote, Las burlas de Isabel o el hasta hace poco mal atribuido a Moreto, y hoy adjudicado a su verdadero autor, Entremés nuevo de los sacristanes (1633); también Los sacristanes burlados, mal atribuido a Mira de Amescua en Autos sacramentales (1675), podría deberse a su pluma.

Los sacristanes burlados se nos ha conservado en el impreso Navidad y Corpus Christi (1664) y en un manuscrito con letra del siglo XIX pero que reproduce otro anterior, titulado El cesto y la escalera y burla de los sacristanes, que aporta buen número de variantes con respecto a la versión impresa.

No se puede precisar exactamente su fecha, si bien la alusión al esclavo negro que con toda probabilidad actuaba en la pieza se refiera al que llevaba Andrés de la Vega en su compañía, que actuó también en otra obra de Quiñones de Benavente: Las dueñas, cerca de 1637. Si esta hipótesis fuera cierta, María e Isabel designarían a sendas actrices de su compañía (quizá la primera podría ser la famosa María de Córdoba, «Amarilis», esposa del autor) y la fecha de la pieza cercana al año que queda mencionado.

En cuanto a la métrica, la obra tiene 237 versos, de los cuales 54 son silvas (22.8 %), 152 romance (64.1 %), 31 villancico (13.1 %).

ENTREMÉS FAMOSO DE LOS SACRISTANES BURLADOS, DE LUIS DE BENAVENTE

Representose en Madrid

Figuras que hablan en él

TARABILLA, sacristána

ZARANDA, sacristánb

MARÍAc

ISABELd

UN NEGROe

Salen TARABILLA y ZARANDA, sacristanes.

ZARANDA Sacristán de la legua, ¿tú me irritas,

y de solo mirarme no tiritas?

TARABILLA Oigan, oigan: ¿conmigo tan valiente,

sacristán de los autos solamente?

5 Pues sois de tabla en días semejantes,

tarascas, sacristanes y gigantes,

y el autor te sustenta doce meses,

porque haya sacristanes de entremeses,

¡vive Cristo!, si arranco de aquí un necio,

10 que se le he de tirar por menosprecio.

ZARANDA Pues ¡vive Dios! si un culto de aquí tomo

que le meta con él el memento homo.

TARABILLA Tírote un pobre, cuitadillo, ¡alerta!

ZARANDA Seguro estoy, que un pobre nunca acierta.

15 Tírote un valentón de vista lerda.

TARABILLA Eso es, ládreme el perro y no me muerda;

mas yo te tiraré un silbo picaño.

ZARANDA Si es con invidia, no hace mucho daño.

TARABILLA Un silbo aturde, si no mata.

ZARANDA Es cierto;

mas tírote un doctor.

(Cae en el suelo.)

20 TARABILLA ¡Ay, que me ha muerto!

ZARANDA Dile con un doctor, arma buida.

TARABILLA Pues porque veas que hay peor herida,

tírote un boticario.

ZARANDA ¡Ay, miserable!

(cae en el suelo),

que arma con hierba es irremediable.

Sale ISABEL.

25 ISABEL ¡Que se matan, María, que se matan!

MARÍA (Dentro.) ¿Quién, Isabel?

ISABEL La flor destos galanes;

Tarabilla y Zaranda, sacristanes.

Si apriesa no remedias tanto estrago,

la muerte les dará carta de pago.

Sale MARÍA.

30 MARÍA Acudiré al portal, aunque haya obstáculo,

y para no morir en mi habitáculo.

¿Adónde están los malogrados jóvenes,

las dos tumbas portátiles,

los que excusaron tanto el ser acuátiles

35 los que en tribuna y órgano eran ágiles,

y en lo ojitierno y derretido frágiles;

los de bolsas tan débiles,

que en lugar de reírnos hacían flébiles;

los que eran en el puribus tan prácticos,

40 ¿Es en la ciencia de amor malos gramáticos?

ISABEL Veslos aquí que sus heridas toco.

MARÍA ¡Ay, mis amantes! ¡Mal haya lo poco!

Tarabilla en el nombre y en lo hablado,

¿qué tienes?

TARABILLA De un doctor que me han tirado,

45 forastero en su arte,

atravesado estoy de parte a parte.

ISABEL Zaranda, en tu sotana revolcado,

¿qué tienes? ¿Cómo estás?

ZARANDA Boticareado.

MARÍA ¿Qué ha sido la pendencia?

50 TARABILLA Por tu amor se inventó la diferencia.

MARÍA Pues si para mi amor los dos se aliñan,

sírvanme, muchachuelos, y no riñan.

ZARANDA Faldilla, ¿quieres tú?

TARABILLA Sí, Faldulario.

ZARANDA Pues quítote el doctor.

TARABILLA Yo el boticario.

(Levántanse.)

MARÍA ¿Han convalecido, amigos?

55 los dos Sí.

MARÍA Pues digan qué es su intento,

porque si mi hermano viene,

los batirá como huevos

con un dedo que los toque.

60 TARABILLA ¡Bercebú lleve tal dedo!

ZARANDA María, el intentum meum

es del sanctum casamentum,

matrimonium tuorum.

MARÍA ¿Con quién, Zaranda?

ZARANDA Cum tecum.

65 TARABILLA Noli me tangere, tace,

que cum acompañamentum

famulorum, famulorum,

he de ser mi tu cum ego.

MARÍA Estos pícaros me enfadan.

ISABEL (A ISABEL, aparte.) Pues pégales pan de perro.

Hablan los dos aparte, y vase ISABEL.

MARÍA Oye aparte.

71 ISABEL Está muy bien. (Vase.)

ZARANDA Juzga destos dos ingenios,

María, el mejor de todos,

como en peras tu remedio.

75 MARÍA Yo tengo el alma poeta;

granjéenmela con versos.

ZARANDA Los deste son versos niños.

TARABILLA Los deste son versos nietos.

ZARANDA Pues oigan un villancico

80 que a san Jerónimo he hecho:

«Hoy san Jerónimo santo

con un cantazo se dio,

y la llaga le duró,

como era de cal y canto,

85 y aunque la sangre le salpica,

su león no le replica;

cuando el ángel le toca la trompeta,

tu, tu, tu, tu, Lucifer se da a Bercebú.

Porque un alma se le va

90 por aquí, por allí, por acá, por allá;

¡Uchuá! ¡Uchuá! que en el cielo está».

TARABILLA ¡Maldito sea el corazón

que tal villancico ha hecho!

ZARANDA ¡Cómo se ve que es invidia!

95 TARABILLA Oye y aprende, mostrenco:

al seráfico Francisco.

MARÍA Di tú, poeta manchego.

TARABILLA «Un run run anda en la villa,

Francisco, que tenéis vos

100 las cuatro llagas de Dios,

y esotra de la costilla;

¡gran maravilla!, ¡gran maravilla!,

desde Getafe a Sevilla;

¡gran milagro!,

105 desde San Martín a Almagro;

y repiten, repiten a coros:

al infierno se van los moros;

y responden a doces y a treces:

y los cristianos a veces.

110 ¡Dilín, dilín, dilín!,

a caballo va san Martín.

¡He, he, he!,

y el señor san Francisco a pie,

cuando un diablo fiero le coca;

115 mas viéndole en oración,

dice el infernal tizón:

con aqueso me tapa la boca.»

ZARANDA ¡Jesús, qué de disparates!

Sale ISABEL como asustada.

ISABEL ¡María!

MARÍA ¿Qué traes?; ¿qué es eso?

ISABEL Nuestro hermano viene.

120 TARABILLA ¡Zape!

ZARANDA Aquí nos mata.

TARABILLA ¿Qué haremos?

(Saca dos costales, y tengan dentro harina.)

MARÍA En ese par de costales

se entren, aunque están de yeso;

que yo voy a divertirle.

TARABILLA ¡Espera!

ZARANDA ¡Espera!

125 MARÍA No puedo.

Vase MARÍA.

ISABEL Dense prisa.

TARABILLA ¡Pesi a tal!

¿A qué convite opulento

vamos, sino a dos costales

de tierra y de yeso llenos,

130 donde, si nos echan agua,

tabiques quedamos hechos?

ISABEL ¡Presto, que viene!

ZARANDA ¡San Blas!

Métense en los costales los dos, y sale MARÍA con espada, daga y sombrero y ferreruelo, hablando a lo valiente.

MARÍA Isabel, ¿dónde se fueron?

(Por la boca del costal hablan.)

TARABILLA ¡Malo!

ISABEL ¿Quién?

MARÍA Los sacristanes.

ZARANDA Peor.

MARÍA Dilo.

135 ISABEL No lo entiendo.

MARÍA Dos que los vieron pasar,

que acá estaban me dijeron,

y ¡vive Dios! si tal fuera,

cuchilladas diera en ellos

140 como en estos dos costales. (Dales.)

TARABILLA Haga cuenta que es lo mesmo.

MARÍA Cierra esa puerta, cuitada,

que aquí voy, y al punto vuelvo.

(Salen llenos de harina cara y vestidos.)

TARABILLA ¿Fuese? ¡Jesús, y qué vista!

145 ZARANDA ¿Fuese? ¡Jesús, y qué gesto!

TARABILLA Brodista, sopón, gallofo,

tú tienes la culpa desto.

ZARANDA Ego? Mentiris.

(Tírale el bonete.)

TARABILLA Mentiris?

Accipe bonetum meum.

ISABEL ¡Que vuelve!

(Métense en los costales.)

TARABILLA ¡Zámpome!

150 ZARANDA ¡Arrúgome!

Sale MARÍA asustada, de dama.

MARÍA Isabel, sácalos luego,

antes que vuelva mi hermano.

ISABEL Bien pueden salir, mancebos.

Salen.

TARABILLA María, ¿aquesto es casarse?

155 ZARANDA Enyesarse es por lo menos.

MARÍA ¡Terrible miedo he tenido!

TARABILLA(Aparte a TARABILLA.) Nosotros palos y miedo.

MARÍA No sé qué tengo de hacer:

mi hermano anda con recelo.

160 Vuélvase dentro de un hora,

que en la garrucha que tengo

para que suban la leña,

subirá y entrará dentro;

que he de casarme con él.

165 TARABILLA A favor tan manifiesto,

callabuntur y afufón. (Vase.)

MARÍA Zaranda.

ZARANDA Mariembeleco,

¿qué me quieres?

MARÍA De aquí a un hora,

en este balcón primero

170 arrimará una escalera

que allí estará, y trataremos

cómo ha de ser nuestra boda.

(Salta de contento.)

ZARANDA Alleluia, kiries, credo!

Cum scaleris me fecit?

175 Apropinquabo al momentum. (Vase.)

ISABEL ¿Qué es aquesto?

MARÍA ¿Qué ha de ser?

Hacer con estos pobretes

como en entremés de auto,

mucha vista y poco seso. (Vanse.)

Sale TARABILLA.

180 TARABILLA ¡Qué escuridad!; ¡vive Dios!

que parece que mil negros

han bostezado a la par.

(En lo alto ha de haber un carrillo con soga.)

MARÍA ¡Ce, ce!

TARABILLA Llamaron, per Deum.

(Echa la soga, y atada en ella una espuerta.)

MARÍA Métase en aquesta espuerta.

TARABILLA ¿Soy basura?

185 MARÍA Poco menos.

TARABILLA Entro, y plegue a Dios que salga

tan entero como entro.

(Súbele hasta la mitad, y ata la soga a un clavo.)

MARÍA Tiro.

TARABILLA Tire: aquí entra bien;

¡Ay, Jesús, que me bamboleo!

MARÍA ¡Que me canso!

190 TARABILLA ¿Ahora se cansa?

El diablo me metió en esto.

(Dentro.) ¡Baja aquí!, ¡hola!

MARÍA ¡Que me llaman!

TARABILLA ¡Dios de mi alma, otro aprieto!

Responda que está ocupada.

MARÍA ¿Cómo ocupada?

195 TARABILLA Comiendo.

MARÍA Atado te dejo aquí:

ten paciencia, que ya vuelvo. (Vase.)

TARABILLA ¿Atado? Pues ¿soy yo Judas?

¿Soy zaque colgado al cierzo,

200 lámpara que alumbra imagen,

o alguna invención de fuego?

Sale ZARANDA con una escalera, y arrímala a la puerta adonde está TARABILLA.

ZARANDA Este ha de ser el balcón:

subo; pero gente siento,

y no soy yo muy valiente.

205 En esta esquina me embebo.

Arrímase a un lado, y sale un NEGRO con engrudo y unas células, y pégaselas en la cara.

NEGRO ¡Valga el diablo la beyaca

que a las doce envía al neglo

con cédula de alquileya

a pazar por simentelio!

210 ZARANDA Más de diez hombres se acercan.

NEGRO En eza ezquina pondlemo.

(Pónselo en la cara.)

¡Voto Anclisa, que no pega!

ZARANDA Pegado estés con un leño.

NEGRO ¡Jensú!, ¡Jensú!, que hablamo parede.

215 Cum, clum, cum, clum, vade a retrum.

ZARANDA ¡Barrabás lleve el engrudo!

(Quítase el papel de la cara.)

¡Oh, hideputa, el galguinegro,

y cómo cargó la mano!

Pero no perdamos tiempo:

220 subo, que me aguardarán.

(Comienza a subir.)

TARABILLA ¡Que suben, por Dios eterno!

Si es diablo, ¡cata la cruz!

ZARANDA ¿Luz?, pues no la habrá allá dentro.

TARABILLA ¡Que se acerca!

ZARANDA ¿Que estás puerca?

225 Será del polvo, mi dueño:

llega.

TARABILLA El diablo me requiebra.

¿Si bonito le parezco?

ZARANDA ¿Quiéresme mucho?

TARABILLA Tantico.

ZARANDA ¿Cómo hablas, mi bien, tan quedo?

230 TARABILLA Como estoy acatarrada…

ZARANDA Dame una mano.

TARABILLA Y aun ciento.

ZARANDA Asperita está.

TARABILLA Hace días

que nada en ellas me he puesto.

ZARANDA Dame un abrazo apretado.

235 TARABILLA Aqueso no, que entra en grueso.

ZARANDA ¡Jesús!; ¡válgame san Caigas!

(Dentro.) ¡Fuego, fuego, fuego, fuego!

Sueltan a TARABILLA de la garrucha, y cae en el suelo, y ZARANDA de la escalera, y éntranse rodando; con que se da fin.

DON SATISFECHO

Es muy probable que este entremés, que hasta hace poco tiempo no había recogido ningún editor de Quiñones de Benavente, haya sido escrito en torno al año 1627, aunque el testimonio más antiguo conservado sea su edición en Ramillete gracioso (1643).

Ramillete gracioso presenta un buen número de entremeses atribuidos a Quiñones, cuatro de los cuales no se habían impreso modernamente hasta fecha reciente, al menos bajo su nombre. Curiosamente, dos de estas piezas, Don Satisfecho y El marqués de Fuenlabrada, comparten la crítica jocosa a una figura protagonista que se presenta como ridícula; otras veces es la moda la que se censura, como aparece a propósito de los postizos en el primero de los dos entremeses.

Tanto Bergman como Recoules se han encargado de analizar la pieza que nos ocupa; la primera desde el punto de vista temático, el segundo desde el textual. Ambos coinciden en señalar que tanto por los temas tratados, el desarrollo argumental o la métrica, la atribución es bastante verosímil y que un entremés como el presente puede situarse a la altura de los mejores de su autor.

Don Satisfecho parece haberse escrito para burlar la moda de cubrirse con cabello ajeno, algo muy criticado por satíricos como Quevedo, y que se repite una y otra vez en los entremeses de Quiñones de Benavente, aunque no con la importancia que aquí cobra. El tipo pagado de sí mismo que representa Don Satisfecho aparece alguna vez más en otras obritas de nuestro autor. Ahora bien, no hay que olvidar que existe un motivo clásico, muy habitual en la literatura del Siglo de Oro, según el cual los novios se confiesan mutuamente sus postizos. Así lo documenta McGrady, que lo ejemplifica con algunas comedias de Lope, como La malcasada o El mayor imposible. Bien es verdad que se trata de matrimonios en los que al marido le suelen faltar los dientes y a la mujer el pelo.

Justamente del año 1627 es un romance que está muy estrechamente relacionado con el entremés que nos ocupa: nos referimos al «Romance contra las mujeres que se ponen moños y cabellos postizos y contra los hombre que disfrazan sus canas con cabelleras y tintas», obra que se debe a un «Bachiller Macatrefa, vecino de Barcelona» y que ha editado modernamente Bonilla y San Martín. Dicha composición da cuenta de «un caso tan nuevo y necio», sucedido cerca de Barcelona, en el que dos casados, ella con moño y él siempre con cabellera falsa, disputan sobre un quítame allá esas pajas para acabar arrancándose los postizos y volviéndoselos a poner pero equivocadamente ante la presencia de los vecinos. Nuestro entremés parece tener en cuenta dicho romance, con el que guarda ciertas semejanzas textuales, de tal manera que bien puede rondar la ya apuntada fecha de 1627, y quizá recuerde también, como ese romance, el caso sucedido cerca de Barcelona, si es que realmente sucedió.

Los entremesistas dan entrada en sus obras a personajes que se valen del socorro de estas prendas postizas, como ocurre en El marqués de Fuenlabrada, atribuido a Quiñones en Ramillete gracioso, en el cual otro figurón pretende ponerse al uso de la corte mediante la utilización de los postizos. También en La cabellera y los muertos, publicado como anónimo en Vergel de entremeses (Zaragoza, 1671), varios difuntos solicitan los cabellos de una peluca que Don Quiterio se había comprado por ir a la moda.

La censura de los moralistas no se hizo esperar mucho y ya en 1635 fray Tomás Ramón imprimía una obra, cuyo título es suficientemente explícito: Nueva premática de reformación contra los abusos de los afeites, calzado, guedejas, guardainfantes, lenguaje crítico, moños, trajes y excesos en el uso del tabaco. De la misma manera, el maestro Bartolomé Jiménez Patón arremetía en su Discurso de tufos, copetes y calvas contra los que traen guedejas, copetes y cogoteras, y contra las damas con moños formados de cabellos comprados.

Así pues, parece que el momento de máxima actualidad de este tipo de «añadidos» capilares se puede situar entre 1625 y 1635, fecha esta última en que tendría lugar la censura moral que también afectaría a los guardainfantes. Un dato adicional nos ayuda a datar la pieza: en Don Satisfecho encontramos un pasaje que se copia íntegramente en otro entremés manuscrito e inédito, La niña, 1ª parte, que por la alusión a María Candau tiene que ser anterior a 1636, según hemos intentado demostrar. Nuestra pieza tiene que tener, por tanto, un ad quem en ese año.

Por lo que respecta a su métrica, el entremés cuenta con 196 versos, y presenta el modelo clásico de Quiñones: 147 endecasílabos (75,5 %), de los cuales riman un porcentaje muy alto (83 % pareados), 28 romances (14,2 %) y 21 seguidillas y versos cantados (10,2 %).

DON SATISFECHO. EL MOÑO Y LA CABELLERA. ENTREMÉS FAMOSO DE LUIS DE BENAVENTE

SUSANA

GAIFEROS, VEJETE

DON SATISFECHOa

MÚSICOS

Salen SUSANA y DON GAIFEROS.

SUSANA Señor Gaiferos, ¿qué es lo que me cuenta?

GAIFEROS Mi señora Susana, esteme atenta.

Yo la quiero casar, porque ese talle

no es para que le arrojen en la calle.

5 Hay cierto galancete en esta villa

que de su soledad tiene mancilla

y quiere, pues también solo se halla,

de pura compasión acompañalla.

Cien reales me da por esta historia.

10 Ya se acabó: aquí gracia y después gloria.

SUSANA Pues ¿por cien reales, viejo miserable,

quieres darme un marido perdurable?

Si fuera, o ser pudiera, como un criado

que entra por quince días a contento,

15 aquesto del marido y casamiento

aún hiciéralo yo de buena gana.

GAIFEROS Eso en su mano está, seora Susana.

SUSANA ¡Qué juntos andan malicioso y viejo!

GAIFEROS Como boba y hermosa en un pellejo.

20 Mas ¿qué responde?, que el marido espera.

SUSANA Gaiferos, no me siento casadera.

Anda con Dios, yo te perdono el susto,

no me barajes libertad y gusto,

que para una mujer desenfadada

25 son estrechas las leyes de casada.

A cada alzar de ojos, darme voces,

«daca mi honra», «que me quitas mi honra»;

pidiéndome su honra por momentos,

como si fuera cosa este delito

30 que le puedo volver lo que le quito.

Pedir lo que no tengo es insufrible,

y nadie está obligado a lo imposible:

guarde su honra allá, si así la adora,

que yo no sé quién es esa señora.

35 «Buey suelto bien se lame», fuera leyes,

que no nos lameremos bien dos bueyes.

GAIFEROS Muchacha pertinaz, incorregible,

caprichuda, proterva, porfiada.

SUSANA Todo eso quiero ser y no casada.

40 GAIFEROS Calla, que te despeñas, que el marido

que te traigo es galán, rico y alegre,

y tiene coche.

SUSANA Tenga co…, ¿qué tiene?

GAIFEROS Coche.

SUSANA ¡Brava palabra!

GAIFEROS Que le ha echado

después que está a marido sentenciado.

SUSANA ¡Oh, lo que puede un coche!

45 GAIFEROS Ya te ablandas.

SUSANA Perdonad libertad, si os hago ofensa,

que obliga un coche a lo que nadie piensa.

Venga aquese marido.

GAIFEROS Aquesto es hecho.

Entre vusted, señor don Satisfecho.

Sale DON SATISFECHO.

SUSANA ¿Don Satisfecho?

GAIFEROS Sí.

50 SUSANA Si como el nombre

tiene la condición, necio es el hombre.

SATISFECHO Beso la ebúrnea y transparente mano,

cera en invierno y nieve en el verano,

y esos pigmeos pies, que entrambos juntos

55 tan llanos son que no miran en puntos.

¡Qué hermoso rostro!, ¡qué belleza y brío!,

casi, casi es tan bueno como el mío.

Es buena moza, a fee de Satisfecho,

hágale mi persona buen provecho.

60 Casamentero, dalde mi embajada

y encarece en su dicha, que me agrada.

GAIFEROS ¡Ah Susana, ah mi bien, Susana mía,

doña Susana, Susanica hermosa!

SUSANA ¿Hay tal susanear, hay más Susana?,

65 ¿qué quieres a Susana, di, demonio?

SATISFECHO Levantarle otro falso testimonio.

GAIFEROS A ti te le levanto, don establo,

pues digo que eres lindo, siendo un diablo.

SATISFECHO Congrio barbado, ¿pues a mí te atreves?

GAIFEROS Lámpara en pie, ¿por qué no he de atreverme?

71 SATISFECHO Soy muy discreto, no quiero correrme.

GAIFEROS Ni tiene qué le corra, que es muy seco.

SATISFECHO Decrépito, ¿queréis que os vuelva el trueco?

Idos allá al mendrugo y la gallofa.

75 ¿Oís, barba de felpa y alcachofa?

GAIFEROS Digo, y no quiero hacer lo que desea,

solomillo colgado en chimenea.

SUSANA Señor, el que pretende ser marido,

no me atrevo a salir a ese partido,

80 porque se precia tanto de lindura

con esa galliguísima figura,

que si a los rizos, aguas y melindres

tan propios de mujer no pone tasa,

no se sabrá quién es la novia en casa;

85 y yo quiero lucir, que soy tentada

por esto que llamamos celebrada.

SATISFECHO Tentación ordinaria, mas detente:

¿el moño no es también inconviniente?,

pues hoy carirredondo nos enseña

90 la dama que fue ayer cariaguileña;

y si a ponerse la invención no acierta

saca la cara o esquinada o tuerta.

GAIFEROS Una vecina mía tiene un moño

y a su marido a voces descomulga,

95 si todas las mañanas no le espulga.

SUSANA ¡Jesús, qué puerca dama!

GAIFEROS ¡Qué ademanes!

¿Son vuestedes camuesos y de carne?

Pues si de carne son, limpias o espesas

liendres han de criar, que no camuesas.

100 SUSANA Yo no me pongo moño, esto es lo cierto,

que bonita era yo para estas cosas.

No han menester adorno las hermosas,

eso se quede para las peladas,

anchifrentonas y descañonadas,

105 que yo para este jeme de carita

el moño ni me añade ni me quita.

Pero más mal parece un don babera,

muy peludo a poder de cabellera.

SATISFECHO Tenga vusted, escupa, no la miente.

110 ¡Vive Dios! No trujera cabellera

postiza, si tuviera mi persona

por mollera las ancas de una mona.

¿Cabellera? Por Dios que no la usara

si tuviera un cabello solamente

115 en el cogote y otro acá en la frente.

GAIFEROS Parecería el testuz con tal trabajo

los dos Caramancheles Alto y Bajo.

SUSANA Ahorre vuesasté de encarecello,

que por Dios que la trae.

SATISFECHO ¡Mentís, picaña!

120 SUSANA ¿A mí «mentís», guillote? ¡Cierra, España!

SATISFECHO Aquí perecerán moños y yerros.

GAIFEROS Ahí me las den todas, zuza perros,

hola oreja, traidores haced presa.

SATISFECHO Pague la frente.

SUSANA Pague la mollera.

(Riñe y quítense moño y cabellera el uno al otro.)

SATISFECHO ¿Aqueste es moño?

125 SUSANA ¿Aquesta es cabellera?

GAIFEROS Cada cual es, por Dios, soldado viejo,

pues dejan en la guerra hasta el pellejo.

SATISFECHO ¡Miren cuál queda sin el pelo muerto!

SUSANA ¡Miren qué calabaza he descubierto!

130 «¿Cabellera?, ¡por Dios no la trujera!»,

y tiene un salchichón por calavera.

SATISFECHO «¿Yo había de traer moño?», y apurado

como oveja en esquila la he dejado.

GAIFEROS ¡Ah, mundo, al más pintado le das comos!

135 Miren aquí vustedes lo que somos.

SATISFECHO (¡Que al primer estirón me haya pelado!)

SUSANA (¡Que trujese yo el moño mal atado,

cuando entendí que propio parecía,

malhaya la mujer que en moños fía!)

140 SATISFECHO Parece que nos han quitado el pelo

por algún tabardillo.

GAIFEROS ¡Qué consuelo!

Señores muertos vivos sean amigos,

y vuélvanse a poner los defensivos.

SUSANA Para aquesta de negra, picarote,

145 que me habéis de pagar todo el escote,

arrimo pesadumbres, que cantando,

don calvinista, me lo iréis pagando.

Vase DON SATISFECHO.

(Canta.) ¡Ah de mi guarda y mi gente,

acudid, socorro presto,

150 que me atosiga un marido,

escombrado de celebro!

 

(Dicen dentro.) ¿Qué mandas, señora mía,

que a tus postreros acentos

para acudir al socorro

155 todos en armas se han puesto?

Salen a la ventana otros.

¡Ah de la gente de abajo,

contadnos ese suceso,

que se alborota la casa

sin saber la causa dello!

Más altos otros.

160 ¡Al arma, al arma, soldados,

guerra, que está nuestro dueño

apretado de marido,

como de algún pujamiento!

Sale SUSANA.

SUSANA Bajad todos y vengadme

165 deste tonto Satisfecho,

que por sacarme a mí un ojo

dos se sacó el majadero.

TODOS Vamos abajo y los tres

le daremos pan de perro.

Canta SATISFECHO en lo más alto de todo.

170 SATISFECHO No harán, juro a Jesucristo,

que ya estoy en salvamento.

SUSANA Baja, gallina, acá abajo,

verás si de ti me vengo.

Canta SATISFECHO.

SATISFECHO Si soy gallina, mejor

175 estaré en el gallinero.

 

SUSANA ¡Ah de arriba, galanes!

TODOS ¿Qué queréis, dama?

SUSANA Que la vaya le demos.

TODOS Démosle vaya.

180 SUSANA Quien promete y no cumple

promesas de amor,

es un gallina

pelado y pelón.

TODOS Quien promete, etc.

185 SUSANA Es un quitapelillos.

TODOS Pelado y pelón.

SUSANA Todo ruido y gritillos.

TODOS Pelado y pelón.

SUSANA Galancete y cuitado.

TODOS 190 Pelado y pelón.

SUSANA De interés desechado.

TODOS Pelado y pelón.

SUSANA Y el que en corte se ha hecho

de tal condición.

195 TODOS Es un gallina,

pelado y pelón.

LOS VOCABLOS

Este entremés, que hasta fecha reciente no ha sido recogido por ningún editor de Quiñones Benavente, bien merece colocarse a la altura de las mejores obras del ingenio toledano.

Los vocablos aparece publicado en Ramillete gracioso (1643) como obra de Quiñones, atribución hoy aceptada generalmente. Un año antes se había impreso, anónimo, en la antología entremesil Donaires del gusto (1642) con el título de El bigote, pero en una versión claramente inferior a la que aparece en Ramillete.

El tipo del jovenzuelo lindo, todo guedejas y bigote, como aparece por ejemplo en Amar sin saber a quién, de Lope, y en otras comedias y entremeses, resulta satirizado en esta pieza, donde se censura también una de sus características más acusadas: el empleo de vocablos nuevos. Porque lo que ahora interesa más al autor es censurar la manía de aquellos que utilizan un lenguaje que se está poniendo de moda, que tiene que ver con los «cultos». Algo que también estaban muy acostumbrados a criticar Quiñones de Benavente y otros escritores, como muestra, por ejemplo, La culta latiniparla de Quevedo.

Ya Quiñones se había ocupado del modo de hablar de sus contemporáneos en obritas como Las civilidades, donde lo que se ponía en tela de juicio era el empleo de muletillas y frases hechas en la conversación cotidiana, siguiendo el ejemplo del Cuento de cuentos de Quevedo; por el contrario, ahora lo que se satiriza es el empleo de un vocabulario pedantesco y latinizante, excesivamente culto e inapropiado para el registro donde se utiliza.

No obstante, señalaba Menéndez Pidal en un estudio sobre la lengua del siglo XVII que no era lo mismo el habla cortesana, de marcada preferencia por un vocabulario nuevo plagado de neologismos, que la culterana que se había puesto de moda por aquellos años también, más dada a la búsqueda de neologismos en la sintaxis. Y en la obrita que nos ocupa se muestra tanto la violencia en la sintaxis como el uso de neologismos, basados en ingeniosas asociaciones de sentido.

La pieza recrea el motivo clásico del «casamiento engañoso», magistralmente tratado por Cervantes en la novela de igual título, pero este entremés se parece más a otro del mismo Quiñones titulado Los condes fingidos, donde el objeto de burla es precisamente la nobleza que se aparenta para conquistar la mano de una joven que resulta ser igual de pobre que su pretendiente. El mismo tono irónico se aprecia en las dos obritas, parecidos recursos para conseguir la comicidad (fundamentalmente la hipérbole), el mismo desenlace también.

En cuanto a la métrica, Bergman ha señalado, además, que este entremés, más extenso que otros atribuidos al autor en el mismo volumen, pues llega a los 252 versos, se parece a Don Satisfecho en cuanto a su esquema métrico, si bien el número de pareados es sensiblemente inferior (68,1 %) y aparece un romancillo en lugar del romance. Su esquema sería: 190 endecasílabos pareados (75,8 %); 30 romancillo (11,5 %); 16 esquema irregular cantado (6,3 %), y 16 seguidillas (6,3 %).

LOS VOCABLOS
ENTREMÉS FAMOSO DE LUIS DE BENAVENTE

MERENDOTE, criado

CALAHORRA, sacristán

QUITERIAa

ESTEFANÍA

MÚSICOS

Sale MERENDOTE, criado.

MERENDOTE ¡Ah, señor licenciado Calahorra,

salga a ver luz y deje la mazmorra!

¿No teme en tal clausura y tal tristeza

que se le casquivane la cabeza?

5 Mire que viene para su reparo

a buscarle un amigo, salga luego.

Sale CALAHORRA.

CALAHORRA ¿Yo pobre y él amigo? Aqueso niego,

pobreza y amistad, honra y provecho

no caben en un saco, ¡gran proverbio!

10 Porque se usan ahora, Merendote,

amigos de agua como chamolote,

la fingida amistad quitapelillos

es como la mujer.

MERENDOTE ¿De qué manera?

CALAHORRA Que a donde la dan más, más persevera;

15 amiguitos usones de la bolsa,

cofrades de empanada y cantimplora,

y que bien merendados prometieron,

a la primer desdicha volaverunt.

MERENDOTE Pobre de mí, que el juicio se le ha vuelto.

20 CALAHORRA Ahora se acaba de ir, ¿pues cómo, hermano,

quiere que se me vuelva tan temprano?

MERENDOTE Venga acá que es pobrete.

CALAHORRA Aqueso digo,

y aun por eso no creo que es mi amigo.

MERENDOTE Déjese deso y cuénteme su vida.

25 CALAHORRA Quizá le importa, escuche atentamente:

después que empobrecí, en salud se miente,

di en ser calienta sillas.

MERENDOTE No lo entiendo.

CALAHORRA Mirón en buen romance, y el garito

contenía pintillas de dos cuartos,

30 y para cada pinta seis lagartos,

para cada lagarto seis soplones,

que pasaban con plaza de mirones;

para cada soplón seis alguaciles,

para cada alguacil mil escribanos,

35 obrando los milagros de sus manos,

gran calor, gran codicia y mal intento,

y todo esto en un palmo de aposento.

MERENDOTE ¿Y dábanle barato?

CALAHORRA Ni por lumbre,

pero ya que barato no me daban

40 por horas a la cárcel me llevaban

donde dije una vez desesperado:

«Si las ratas nos dan tan malos ratos,

¿de qué sirven en casa tantos gatos?».

MERENDOTE Mala vida.

CALAHORRA Endiablada.

MERENDOTE Pues consuélese,

45 que le quiero casar y enriquecelle.

CALAHORRA ¿Tan linda es ella y yo tan boquimuelle?

MERENDOTE Esa es malicia.

CALAHORRA Yo se lo confieso,

que hablar de casamientos a un poeta

es ponelle los cabes de a paleta.

50 MERENDOTE ¿Poeta es vuesarced? Desa manera…

CALAHORRA ¡Qué me faltara a mí si no lo fuera!

Poeta soy y he dicho a las doncellas

el soneto de don, once y ellas,

y a la alegre viudez con hermosura

55 llamé doña Fulana de Segura.

También me lo han pagado las solteras,

diciendo que el vivir aventureras

con nuevas invenciones de favores,

es por diferenciar mantenedores,

60 ni por esta ocasión se me ha escondido

para satirizar el Job marido;

y soy tan alocado, que faltándome

a donde ejercitar este lenguaje,

una sátira hice a mi linaje.

65 MERENDOTE Viene vusted medido a mi deseo

para lo que pretendo; en esta casa

vive una moza hermosa y con dineros,

perdida por vocablos estranjeros.

CALAHORRA Tenga vusted, como si yo dijera:

70 «Tus columbinas luces me han flechado

y el alífero cor supeditado».

MERENDOTE ¡Acertó, vive Dios!

CALAHORRA ¿Deso se espanta?

Yo conozco una moza que me dijo,

para darme a entender que estaba sola

75 y que de la ocasión gozar podía:

«Oyes, mi girasol, mi flor de malva,

fénix estoy, si quies gozar la calva».

MERENDOTE Vusted se ha de fingir un mozo rico,

de talle matador, de agudo pico,

80 y echando bernardinas en su lengua

decille esto de «amor», «pena» y «tormento»,

y dele por cuajado el casamiento.

CALAHORRA ¿Y quién me ha de vestir?

MERENDOTE Eso, a mi cargo.

CALAHORRA Vamos, pondreme unos bigotes buenos.

85 MERENDOTE ¿Dónde los ha de hallar que bien parezcan?

CALAHORRA ¡Cuerpo de Dios!, ¿no venden ya postizos,

pantorrillas, estómagos y rizos?

Pues ¿cómo ha de faltar di, Merendote,

en la calle Mayor barba y bigote?

90 Veamos esta moza, hermosa y rica,

amiga de lenguaje nunca oído,

que si la tientan por ahí los diablos,

tendremos plus a trueco de vocablos.

Vanse y sale DOÑA QUITERIA y DOÑA ESTEFANÍA.

QUITERIA No me conformo, doña Estefanía.

ESTEFANÍA Yo sí, doña Quiteria.

95 QUITERIA Es muy mal gusto

buscar otro lenguaje diferente

desvanecerse por vocablos nuevos,

porque a cuatro mocitos has oído

que han este nuevo modo introducido,

100 no hay que buscar de hablar otro camino

que el pan se llame pan y el vino vino

ESTEFANÍA ¡Oh, qué bozal que estás, doña Quiteria!,

qué a lo antiguo que hilas, ¿es posible

que nunca has de salir de tus mantillas?

105 Pues hay para el ingenio más cosquillas

que escuchar a un galán cuatro requiebros,

que a penas él ni yo nos entendemos,

como si entrara ahora y me dijera:

«Vengo a ostentar mi tosca superficie

110 a la deidad de aquese polo intruso»,

que esto es hablar, Quiteria, bien y al uso.

Por aquestos vocablos soy perdida,

estos me traen sin mí, desvanecida

y no los de unos niños baladíes:

115 «mi corazón, mis ojos, mis entrañas»

que cuando más me alaban, si se apura,

me han hecho su cabeza y su asadura.

Pobre soy, mas con título de rica,

y si algún mancebico se me aplica

120 que gaste estos vocablos y el lenguaje,

ten por cierto, Quiteria, el maridaje.

QUITERIA El diablo que te entienda, Estefanía.

Dentro MERENDOTE y sale.

MERENDOTE ¡Ah la casa!

QUITERIA ¿Quién es?

MERENDOTE Señora mía,

don Rufín, mi señor, viene con ánimo

125 brillante de parlar dama tan bella,

antes que Apolo la pretenda estrella.

ESTEFANÍA ¡Ay Dios, de aquesos es!, ¡qué bien hablado!

¿Cuál será el amo, si habla así el criado?

El señor don Rufín entre al momento.

Sale CALAHORRA, galán, con bigotes postizos.

130 CALAHORRA Apenas los adlantes de mi cuerpo

el hojaldre midieron del cubículo,

cuando vi que mentía a boca llena

la voladora lenguaraz en todo.

QUITERIA Señor galán, ¿quién es aquella dama?

135 MERENDOTE ¿La voladora lenguaraz? La fama.

ESTEFANÍA Arrastre ese descanso vueseoría.

CALAHORRA «Angular» es más propio, reina mía;

condúzgase vusted.

ESTEFANÍA Yo no he de hacello.

CALAHORRA Ese es tesón palpable, y no me agrada.

QUITERIA ¿Qué fue aquello?

140 MERENDOTE Llamola porfiada.

CALAHORRA Late el can por acá.

QUITERIA Gran calor hace.

CALAHORRA Ratera responsión, dígame ¿es fámula?

QUITERIA No, sino hermana.

ESTEFANÍA Ofrézcote a los diablos,

¡qué castellanos que usas los vocablos!

145 Absuelva vueseoría a una ignorante.

CALAHORRA Hable desde hoy más crespo y relevante.

¿Cómo está el individuo?

ESTEFANÍA A su servicio.

CALAHORRA Gratúlame el turquesco frontispicio,

mas los arcos tripulo.

MERENDOTE ¿Qué, las cejas?

150 CALAHORRA Sí, que no se usan negras, Merendote.

ESTEFANÍA Pues ¿cómo, señor mío?

CALAHORRA De achiote,

del indio chocolate, de limones,

y de azafrán romí, flor de invenciones.

Desto se ha de teñir pestaña y ceja,

155 que puños y valona es cosa vieja.

ESTEFANÍA ¡Ay, qué hombre aqueste, hermana de mi vida!

Si él quiere, da por hecho el casamiento.

CALAHORRA Yo soy, mi reina, un sátrapa opulento,

si gusta de que el preste nos bendiga,

160 a la fortuna le daré una higa.

Las mañanas daremos al adorno,

las tardes a los cómicos, las noches

encochizados al profundo piélago,

la refacción capones y chorlitos,

165 que destos en la corte hay infinitos.

ESTEFANÍA ¿Tiene vusía músicos?

CALAHORRA ¡Y cómo!

Tres orfeístas tengo y sin falsete,

que rabio en que un barbado al gusto aplique

quintaesencia de voz por alambiques;

pero un contrabajillo he recebido,

170 que no hay lechón que dé tan gran ronquido.

ESTEFANÍA Ya no puedo sufrillo, esta es mi mano,

mi voluntad, mi libertad y gusto.

CALAHORRA Volvereme cadáver con tal nueva,

175 parabienes me den los hijos de Eva;

quiero, aceto y otorgo por consorte

a la singularista de la corte.

(Va a besarle la mano y cáesele un bigote.)

ESTEFANÍA ¿Qué es aqueso, señor?

178 CALAHORRA El diablo suelto,

juro a Dios que el bigote lo ha revuelto.

ESTEFANIA ¡Ay qué embuste, ay qué fraude, y ay qué engaño!

¿no eres Calahorrilla, di, picaño?

CALAHORRA (Acábase de quitar los bigotes.)

Aquí fue Troya, dama enfurecida,

un gallofista soy, daca el dinero,

que a costa de tu dote comer quiero.

185 ESTEFANÍA ¿Hay desvergüenza igual? Pues, descarado,

hasta aqueste vestido es alquilado;

soy un mismo hospital, un mismo lázaro.

CALAHORRA Aun ahí sería el diablo, ¿no eres rica,

que yo quise engañarte?

ESTEFANÍA Yo a ti y todo.

190 CALAHORRA Henos aquí a los dos puestos del lodo.

Seora Estefanía.

ESTEFANÍA ¿Qué hay, seor Rufín?

CALAHORRA Yo pobre, ella hermosa.

ESTEFANÍA ¿Qué querrá decir?

195 CALAHORRA Que para…, ya entiendes,

no nos falta un tris.

ESTEFANÍA Diga, ¿es muy celoso?

CALAHORRA Si no como, sí.

ESTEFANÍA ¿Y si hay plato y felpa?

200 CALAHORRA Soy un serafín.

ESTEFANÍA ¿Mientras hay visita?

CALAHORRA Voyme por ahí.

ESTEFANÍA ¿Y en estando en ella?

CALAHORRA Suélome dormir.

205 ESTEFANÍA Ya le quiero un poco.

CALAHORRA ¿Solo un poco?

ESTEFANÍA Sí,

si es que ha de haber otros

con quien repartir.

CALAHORRA ¿Merendote?

ESTEFANÍA ¿Hermana?

210 MERENDOTE Tiene aquesto fin,

estáis ya contentos.

QUITERIA Que me quies di.

ESTEFANÍA Los músicos entren

del señor Rufín,

215 que la boda es cierta.

QUITERIA Ya vienen aquí.

CALAHORRA Bailemos, que siempre

entre pobres vi

poco que comer,

220 mucho que reír.

Cantan, y bailan lo siguiente.

TODOS Tal engaño y tal donaire

no lo ha visto nadie.

A una morenica

de gentil donaire,

225 de habla extraordinaria,

de nuevo lenguaje,

un socarroncito

cierto engaño le hace;

y ella por sus filos

230 ha querido dalle.

Sábese la burla,

hacemos las paces

y cantando alegre

bailan este baile.

235 Tal engaño y tal donaire

no le ha visto nadie.

Pobre, hermosa y casada

con escudero;

¡ay qué ayuda de costa

240 para estos tiempos!

Quien se casa sin blanca

no sé en qué piensa,

si en viniendo los años

cesa la renta.

245 Juros situados

en rostros bellos

son de fincas mejores

los más modernos;

que los que las damas

250 tienen antiguos

por milagro caben

en los partidos.

FIN