Las tres hadas del bosque, Flora, Fauna y Primavera, habían criado a Aurora con mucho amor y cariño. La joven se estaba preparando para casarse con el príncipe Felipe. Como era de esperar, las tres hadas buenas pidieron permiso para organizar la ceremonia.

—Será un gran honor —dijeron los reyes con sinceridad—. La boda se celebrará en un mes.

Las hadas se echaron a reír. ¡Un mes! ¡Les sobraría tiempo! Aun así, se morían de ganas por comenzar a organizar la boda de su ahijada. Ese mismo mediodía hicieron la lista de cosas que tenían que hacer… y ¡que no se les tenían que olvidar!

—Hay que diseñar las invitaciones —apuntó Flora.

—El ramo de la novia —añadió Fauna.

—Y el pastel —siguió Primavera.

No cabía duda de que el baile sería espectacular. La mejor orquesta de la región tocaría en la boda y lanzarían unos fuegos artificiales creados especialmente para la ocasión.

—¡Tampoco podemos olvidarnos del vestido! —gritó Flora de repente—. ¡Nuestra princesita tiene que estar despampanante!

Al día siguiente, las madrinas de Aurora decidieron centrarse un poco más en sus proyectos. Para el ramo de la novia, había tantas flores hermosas… ¿Cómo iban a elegir entre tantas?

—Tenemos mucho tiempo —dijo Primavera—. Pasemos a las invitaciones.

Pero había tantos colores diferentes de papel, y todos eran tan bonitos… ¿Cómo elegir entre tantos?

—Ya lo decidiremos más tarde —decidió Fauna—. Vamos a centrarnos en el pastel.

Pero con la vainilla, la fresa, la nata, el chocolate… ¿Cómo elegir entre tantos sabores?

—Todavía tenemos tiempo para elegir —declaró Flora—. Vamos a pensar en el vestido.

Pero tenían que elegir entre la seda, el satén, el rosa, el blanco, el azul… ¿Cómo elegir entre tantas opciones?

Y así transcurrió un mes… y ¡no habían preparado nada! Menuda vergüenza sentían las hadas: el día de la boda había llegado y tendrían que recurrir a la magia. Pero con las prisas perdieron el control y… El pastel medía diez metros de alto, las invitaciones estaban escritas al revés, la cola del vestido de novia atravesaba todo el bosque…

—¡Tranquilizaos! —gritó Flora—. ¡Vamos a usar la magia de la última oportunidad!

Y, con un toque de la varita, las hadas retrocedieron en el tiempo. Retrocedieron un mes sin que nadie se diese cuenta.

—¿Cómo van los preparativos, queridas? ¿Bien? —les preguntó la reina.

—Van bien —contestaron las tres hadas a la vez, muertas de la risa—. Con nosotras al mando, ¡todo estará listo a tiempo!