
Aladdín y la princesa Yasmín acababan de enamorarse cuando Yafar, el malvado visir real, capturó a Aladdín y quiso obligarle a ir en busca de una lámpara mágica, que se encontraba en la Cueva de las Maravillas. Allí, Aladdín encontró una alfombra voladora que lo condujo hasta la lámpara. Él la frotó y, por casualidad, hizo salir al genio azul que la habitaba y quien le ofreció tres deseos.
—Mi tercer deseo será liberarte de esta lámpara —le prometió Aladdín, gentil—. Pero mi primer deseo será convertirme en un príncipe para poder casarme con Yasmín.
¡Dicho y hecho! Poco después, Aladdín regresó al palacio del sultán bajo la identidad del príncipe «Alí Ababua».
Yafar, que había hipnotizado al sultán para que le permitiese casarse con su hija Yasmín, estaba bastante enfadado después de que ella, enamorada de un misterioso príncipe que la había llevado a dar un paseo en alfombra mágica, ¡hubiese aceptado casarse con el príncipe Alí Ababua! El visir real planeó el secuestro del príncipe Alí y ordenó que lo lanzasen al mar. Pero Aladdín utilizó su segundo deseo para no ahogarse y corrió hacia el palacio, para salvar a la princesa Yasmín.
Cuando llegó, exclamó:
—¡Yafar es un traidor! ¡Ha hipnotizado al sultán con su bastón con forma de cobra!
Aladdín rompió el bastón del visir, quien huyó y se escondió de los guardias del palacio, pero antes de desaparecer vislumbró la lámpara mágica que Aladdín guardaba en su turbante…
—¡Ya lo entiendo! ¡El príncipe Alí Ababua es en realidad Aladdín! —adivinó el malvado visir.
Esa misma noche volvió al palacio y… ¡le robó la lámpara a Aladdín! Frotó el dorado objeto y el Genio salió para concederle tres deseos.
—¡Quiero convertirme en el gran sultán! —exclamó Yafar con una risa malvada.
Después, deseó ser el hechicero más poderoso de todo el reino, para poder enviar a Aladdín al exilio y convertir a la princesa Yasmín y a su padre en esclavos. Pero ¡a Aladdín todavía le quedaba un as bajo la manga! Se montó en su alfombra y engañó a Yafar: le dijo que un genio siempre sería mucho más poderoso que un hechicero. Entonces, Yafar utilizó su tercer deseo para convertirse en un genio. Así, se vio encerrado dentro de la lámpara mágica, ocupando el lugar del Genio, a quien Aladdín había liberado ¡tal y como le había prometido! El sultán, impresionado por las hazañas de Aladdín, estableció una nueva ley en el reino de Ágrabah: a partir de ese día, la princesa podría casarse con quien quisiera, ya fuese un príncipe de sangre azul o un campesino. Como era de esperar, Yasmín eligió a Aladdín como su futuro esposo y vivieron felices por siempre con el sultán, el tigre Rajá y el mono Abú en el gran palacio real.