Por ameno que uno quisiera hacer un libro de redacción, la naturaleza de la materia exige a veces que el lector sufra unos momentos de aridez. La terminología (nomenclatura) en sí puede ser árida, pero sin ella resultaría imposible saber de qué estamos hablando, y en lugar de simplificar las cosas, las volveríamos mucho más complicadas. Además, los nombres de los elementos dejan de ser áridos si los vemos como claves; son pistas de cómo usar dichos términos. Por ejemplo, si sabemos que adverbio significa «junto al verbo», podemos relacionar el uso de aquel con el de este, y —ciertamente— lo más común es que los adverbios modifiquen a los verbos, aunque también pueden modificar adjetivos y otros adverbios.
Con esto en mente, se somete al criterio de los lectores una breve tabla que explica, desde el principio, el significado de los términos que se emplearán a lo largo de este libro. Aunque será necesario comprender y —en su caso— memorizar estos términos, así resultará mucho más sencillo y agradable el aprendizaje de los conceptos más avanzados que se verán después.
sustantivo. Nombre de cualquier cosa, persona (en estos casos se llama nombre propio), animal o concepto abstracto. Ejemplos: libro, impresora, fotografía (cosas); Guillermo, Canadá, María Eugenia (nombres propios); belleza, concordia, amor (conceptos abstractos).
verbo. Palabra que suele expresar acción física o anímica; puede tratarse de acciones tanto exteriores y visibles como interiores o imperceptibles. Ejemplos de verbos de acción o movimiento: corro, abrieras, brincaron, comiste. Ejemplos de verbos de acción o movimiento imperceptibles: pienso, decidieses, odiaran, pudimos. Como se ve, los verbos se conjugan; es decir, varían en número (singular o plural), persona (primera, segunda, tercera), tiempo (pasado, presente, futuro) y modo (indicativo, subjuntivo, imperativo). También pueden ser transitivos o intransitivos. Los primeros se emplean cuando hay complemento directo, y los segundos se usan cuando no lo hay. (Todo esto se verá en el capítulo tres y, si se desea profundizar un poco más, en la tercera parte de este libro. No hay que preocuparse ahora).
adjetivo. Palabra que modifica, califica o determina al sustantivo. Ejemplos: música conmovedora, estas mujeres, pasos suyos, cinco libros. Los adjetivos concuerdan en número y género con el sustantivo al que modifican (aunque los únicos numerales que tienen género son un, una).
adverbio. Palabra que complementa o modifica un verbo, un adjetivo u otro adverbio. Se trata de palabras invariables; es decir, no concuerdan ni en número ni en género. Ejemplos: 1) Para modificar un verbo: estudia diligentemente, festeja cautelosamente. 2) Para modificar adjetivos: una cerveza bien fría, una actitud peculiarmente negativa. 3) Para modificar otros adverbios: lo hizo muy bien, se disculpó poco amablemente.
artículo. Hay artículos determinados (definidos) e indeterminados (indefinidos), y existen en singular, plural, masculino y femenino.
artículos determinados (o definidos)
Los determinados se anteponen a sustantivos de los cuales ya se ha hablado (es decir: quien escucha o lee ya tiene conocimiento de ellos). Por ejemplo: El libro me gustó. (Ya sabemos de qué libro se trata). Los cangrejos me dan risa. La feria empieza mañana. Las tonterías del jefe son chistosísimas.
artículos indeterminados (o indefinidos)
Los indeterminados se anteponen a sustantivos de los cuales no se tenían noticias anteriormente o que no son específicos. Por ejemplo: Me gustaría tomar un trago. ¿Me prestas unas monedas? Creo que se me ocurrirá una idea. Hay unos discos que valen la pena.
preposición. Palabra que indica la relación que existe entre dos elementos, el segundo de los cuales será un complemento sustantivo. Ejemplos: Estoy con la espalda contra la pared. Dejó el chocolate en la mesa. Dentro de la carta encontrarás la verdad (o: Encontrarás la verdad dentro de la carta). Lista de preposiciones: a, ante, bajo, con, contra, de, desde, en, entre, hacia, hasta, para, por, según, sin, so, sobre, tras. La preposición cabe («cerca de, junto a») es anticuada y casi no se usa en la actualidad. Las preposiciones son invariables: mantienen una sola forma.
conjunción. Palabra que enlaza dos frases u oraciones: y (e), o (u), que, pero, ni… Ejemplos: La bolsa o la vida; Llegó, pero se fue; Ni Míriam ni Carolina lo hicieron; Dijo que vendría.
pronombre. Palabra que se emplea para designar a una persona o cosa sin emplear su nombre, sea este común o propio. Está en lugar del nombre. Ejemplos: Él llegó, Me comprende a mí, Les dije la verdad, Aquella no me gusta.
participio. Los participios activos terminan en -ante o -iente: pensante, doliente. Los participios pasivos terminan en -ado, -ido. Los hay irregulares, que terminan en -ito, -erto, -echo, -eso…: cerrado, cumplido, impreso. Pueden tener valor adjetivo o sustantivo: libro cerrado, el pensante. Los pasivos, en los tiempos compuestos, también se emplean con el verbo auxiliar haber: He comido tres veces hoy.
interjección. Palabra o frase breve que suele pronunciarse de modo exclamativo y que tiene valor de oración completa, aunque no tenga verbo: ¡Formidable!, ¡Magnífico!, ¡Cuidado!, ¡Ay!, ¡Hola!, ¡Hasta luego!
B. Construcciones sintácticas básicas
sujeto. Es un sustantivo, frase sustantiva u oración subordinada sustantiva que rige al verbo principal de una oración. Por eso, si el sujeto es singular, también lo será el verbo principal: concuerdan o conciertan. Algunos definen el sujeto como aquello de lo cual, dentro de una oración, se afirma o niega algo. Esta definición, sin embargo, puede causar muchas confusiones. El tema de la localización del sujeto se ve detalladamente en los apartados §1.3, §1.4 y §1.5.
predicado. Dentro de cualquier oración, el predicado es todo aquello que no es el sujeto. Consiste usualmente en un verbo conjugado y diferentes complementos, aunque no siempre es forzoso que estos se incluyan. También puede decirse que el predicado es lo que se afirma o niega del sujeto. El predicado se estudia de manera minuciosa en los capítulos 3 y 4. En el capítulo 4 se ven con especial cuidado las oraciones compuestas (véase abajo: «oración compuesta»).
frase. Conjunto de palabras que tiene sentido, aunque no sea completo. Por ejemplo: el otro día, con mi novia, el hermano del cura, el de la izquierda, a su mejor amigo.
enunciado. Véase proposición.
oración. Palabra o conjunto de palabras con que se expresa un pensamiento completo. Suele estar compuesta de sujeto y predicado. Vista así, la oración es más completa que la frase. Ejemplos: Alicia ya no vive aquí. El cartero nunca llama dos veces. Rosencrantz y Guildenstern han muerto. No todos los hombres son románticos. También hay oraciones sin verbo o con verbo implícito; estas suelen ser exclamaciones, aunque no necesariamente: ¡Qué barbaridad! Zapatero, a tus zapatos. ¡Aguas con las aguas! Y hay, incluso, oraciones que carecen de sujeto. Estas se llaman unimembres, pues solo consisten en un miembro: el predicado. Suele tratarse de expresiones de clima: Está lloviendo, Nieva todos los días en invierno, Hace calor.
oración simple. Oración en que no existen subordinaciones o coordinaciones, debido a que posee un solo verbo conjugado. Ejemplos:
La radio es todavía un medio importante en gran parte del mundo.
El Banco Mundial aseguró la compra de granos con su promesa a los productores.
oración compuesta. Dos o más oraciones en una sola proposición, la cual se forma mediante la subordinación o coordinación. Ejemplos:
subordinación:
Los partidos desean que la gente se politice.
Cuando llegó el recibo, habían cortado la luz.
(Las oraciones principales tienen subrayado; las subordinadas están escritas con letra negrita; los verbos conjugados, con letra cursiva).
Coordinación:
El maestro habló, pero nadie hizo caso.
Explotó la bomba y murieron tres personas.
La autora habló durante una hora; se cansó visiblemente.
La coordinación o subordinación se da cuando en una misma proposición (véase abajo: proposición) hay dos o más oraciones, cada una de las cuales posee un verbo conjugado. En el caso de las coordinadas, no hay oración principal: ambas pueden considerarse como tales y se coordinan en una sola proposición mediante una conjunción o un signo de puntuación (punto y coma, dos puntos, o una coma simple cuando se trata de oraciones seriadas. Esto se verá cuando se hable del encabalgamiento en el capítulo 5).
encabalgamiento. Vicio común en la redacción; sucede cuando el que escribe une, en una sola proposición (véase enseguida la entrada de proposición), y separadas apenas por una coma, dos oraciones independientes que no sean seriadas. Por ejemplo: Ya llegó mi prima, está más guapa que nunca. Estas dos oraciones no son seriadas y no existe entre ellas una relación de coordinación o subordinación. Se dice, entonces, que son dos oraciones encabalgadas. Hay muchas maneras de resolver el encabalgamiento: se pueden coordinar las oraciones o subordinar una a la otra. Ya llegó mi prima y está más guapa que nunca (coordinación mediante la conjunción y). Cuando llegó mi prima, estaba más guapa que nunca (se replanteó la proposición para que la primera oración se subordinara a la segunda mediante la subordinante cuando). Las oraciones en serie sí pueden —y deben— ser separadas mediante comas: El abogado se levantó, tosió discretamente, encaró al juez, levantó las pruebas y empezó a entonar una canción de La Maldita Vecindad. (Nota: según la primera regla de la coma, que se verá en el capítulo 5, las comas que separan palabras, frases u oraciones seriadas también podrían ser y (o ni si estamos negando algo). Lo más común es que se use la y solo entre el penúltimo y último elementos, pero no es forzoso que así sea: El abogado se levantó y tosió discretamente y encaró al juez y levantó las pruebas y empezó a entonar una canción de La Maldita Vecindad. La solución anterior, sin embargo, produce un efecto de cantilena. A veces esto es precisamente lo que se busca. El redactor es libre de hallar la combinación de comas e y que mejor exprese su idea. Hay también un par de opciones negativas a la hora de evitar el encabalgamiento: No llegó mi prima ni está más guapa que nunca; Ni llegó mi prima ni está más guapa que nunca. También cabe evitar el encabalgamiento con una conjunción adversativa: Mi prima está más guapa que nunca, pero no llegó. El punto y coma también resuelve el problema: No llegó mi prima; está más guapa que nunca.
El fenómeno del encabalgamiento, y cómo evitarlo, se estudia con detalle en la sección §5.1.1 de este libro.
proposición. Algunas gramáticas consideran que proposición es sinónimo de oración. Puede que lo sea en muchas ocasiones, pero no siempre. Para los efectos de este libro, la palabra proposición es sinónimo de enunciado, término empleado en muchas gramáticas. Será una oración o un conjunto de oraciones —subordinadas o coordinadas— que empieza con mayúscula y termina con punto [.]. Entendido así, una proposición puede ser una oración, pero también incluye la noción de la construcción mayor que consta de dos o más oraciones; estas construcciones mayores son, como hemos visto, oraciones compuestas. Por ejemplo: las oraciones yo necesito + tú me des un beso pueden unirse en una sola proposición: Yo necesito que tú me des un beso. La segunda oración se subordina a la primera. También se pueden coordinar. Por ejemplo: el país entero se llenó de júbilo + la selección nacional apenas logró un empate. Coordinadas: El país entero se llenó de júbilo, pero la selección nacional apenas logró un empate.
Dos oraciones pueden también coordinarse mediante puntuación: La situación laboral está difícil; la mayoría de los trabajadores desea declararse en huelga. También: Ningún obstáculo real existe para alcanzar la victoria: solo hace falta enfocar la meta y no cejar en el esfuerzo. Esta clase de coordinación se llama yuxtaposición.
C. Modos indicativo, subjuntivo e imperativo
La noción de modo indicativo suele contraponerse a la de modo subjuntivo. El modo se considera independientemente del tiempo verbal. Según la gramática, los verbos en modo indicativo denotan seguridad; se usan para afirmar (indicar) algo: El cielo está nublado o María se casó con mi peor enemigo. Incluso, si digo Creo que va a llover, afirmo mi creencia.
Los verbos en modo subjuntivo, por otra parte, suelen responder a otro verbo —conjugado en modo indicativo— que indica mandato, consejo, duda, falta de certeza, permiso, posibilidad, deseo o petición: Quiero que vengas a verme mañana (deseo). Voy a dejar que visites a tu novia en París (permiso). Dudo que sepas la verdad (duda). Es poco probable que la oposición venza en las próximas elecciones (falta de certeza). Recomiendo que no vea usted esa película sin antes leer la novela (consejo). Deje ese dinero allí (mandato). En este último caso se ve que no hay un verbo conjugado en modo indicativo, como sí sucede en los demás ejemplos. Cuando se usa el imperativo, con el cual se da una orden, es como si hubiera un verbo implícito, en modo indicativo, a pesar de que no se incluye dentro de la oración: Yo quiero que usted deje ese dinero allí…
El subjuntivo también puede emplearse independientemente de otros verbos, como en estos casos: Ojalá que nos saquemos la lotería; Quizá nos hable desde Barcelona; No debiéramos abrir el sobre.
El modo imperativo se emplea para mandar o dar órdenes: Búsquenme una salida… Haz tu mejor esfuerzo… Dilo claramente… Existe principalmente en la segunda persona (tú, vos, usted, vosotros, ustedes), pero también en la primera: Vámonos. Hablemos claramente.
Algunos gramáticos también hablan del modo potencial o condicional: Escribiría si pudiera; Dijo que lo haría. Otros, como Andrés Bello, consideran que este modo forma parte del indicativo.