La escritura de cualquier libro implica un viaje. Y cuando el libro pasa por varias ediciones, como ha sucedido felizmente con este, el viaje se enriquece. Pero no solo por esto me siento afortunado. A lo largo de este proceso de 20 años, me ha acompañado mi hija Yliana, quien tenía apenas 15 cuando apareció la primera edición de Redacción sin dolor. Muy pronto se incorporó a mi equipo de trabajo, primero como asistente y después como maestra. Y para la sexta edición, Yliana ha preparado de manera especial un tratado sobre el uso de los verbos, algo que hacía mucha falta. De esta manera, Yliana se incorpora a Redacción sin dolor como coautora. ¡Bienvenida y enhorabuena!