Conocí hace unos años a Marta por medio de las redes sociales. Coincidimos en algunos eventos virtuales como ponentes, hicimos algunos directos en Instagram y finalmente nos desvirtualizamos en Barcelona cuando presenté allí mi primer libro. Ambas compartimos la forma de entender la salud femenina, y por eso, a pesar de la distancia, hemos mantenido el contacto, hasta el punto de que cuando regresé a Barcelona quise que fuera ella la que presentara mis nuevos libros, y ahora Marta ha querido que yo participara en el prólogo del suyo. ¡Qué honor!
Admiro no solo su trabajo, sino también la gran mujer que es: de una amabilidad y un trato exquisitos, con las ideas muy claras, y que siempre deja entrever su generosidad y su pasión por ayudar a las mujeres a mejorar su salud con la alimentación, el autoconocimiento y los autocuidados.
Aparte de su labor divulgativa en redes sociales, cursos, ponencias y talleres, ya nos atrapó con su primer libro, todo un exitazo, y ahora vuelve a hacerlo con esta necesaria obra para las mujeres mayores de cuarenta años; el libro con el que ella soñaba desde que escribió el anterior, ya que no pudo dedicarle a la menopausia todo el espacio que cree que merecía.
A lo largo de sus páginas no solo nos habla de alimentación, sino que también nos invita a la reflexión, nos ayuda a conocernos mejor, a romper con los estereotipos, a desmitificar la idea de menopausia como sinónimo de ocaso de la feminidad. Gracias a su larga experiencia trabajando con mujeres, tiene muy claros todos los mitos y tabúes que hay que desterrar: con ella de la mano vas a poder resignificar la menopausia, ¡toda una revolución!
Te quedará claro que la menopausia no es pulsar un botón y que, de un día para otro, la vida entre en su ocaso. ¡Para nada! Con la edad vamos siendo más conscientes de que hay días de todos los colores posibles; los hay buenos, malos, neutros, tal como es la vida misma, pero desde la última menstruación todavía nos quedan muchos colores, un larguísimo camino por andar. Nos queda mucho por aprender, por vivir, por sentir…, y, sobre todo, mucho por disfrutar de la vida.