El pilar de la astrología
La astrología se ha empleado durante milenios en la predicción de acontecimientos. Sin embargo, últimamente la gente ha empezado a considerar la astrología como una herramienta para el desarrollo y el crecimiento personal, tratando de comprender sus propios patrones de conducta, sus creencias limitantes y su verdadero potencial.
Así, la astrología puede contribuir a que vivamos en consonancia con los elementos y ciclos de la naturaleza, a escoger el momento más adecuado, ya sea para el cultivo, las relaciones o la vida laboral, y a involucrarnos en la prospección psicológica y en las lecciones de vidas pasadas. La astrología nos ayuda a sanar esa desconexión con los ciclos naturales del universo y a vivir en armonía con los ciclos cósmicos que surgen naturalmente en nosotros.
En su punto más álgido, la astrología aúna la conexión espiritual de cada uno de nosotros con el universo y sus ciclos, y nos ayuda a tomar decisiones conscientes encaminadas a desplegar nuestro pleno potencial. Mi enfoque de la conciencia es humanista y psicológico, y mi objetivo se centra en el escenario interior. Todos los planetas y signos trabajan en la conciencia de nuestra alma. Hasta ahora, el lenguaje de la astrología se ha expresado de forma inadecuada. Pero los tiempos cambian y el lenguaje de la astrología también debe evolucionar.
¿Por qué funciona la astrología? La eterna pregunta. Mi opinión es que tiene una base milenaria de observación. Aunque ha pasado por periodos de decadencia, la humanidad siempre ha retomado el estudio de la astrología, porque una interpretación experta de los movimientos del cosmos proporciona respuestas al significado y a los ciclos de la vida.
¿QUÉ ES LA ASTROLOGÍA?
La astrología es una ciencia milenaria que emplea la observación de los ciclos y movimientos planetarios en el tiempo para registrar los patrones y acontecimientos desencadenados como consecuencia del movimiento del cosmos.
Del mismo modo que los ciclos de la Luna tienen un claro impacto en las mareas de la Tierra, en los ciclos menstruales y otros ciclos biorrítmicos, así como en nuestras energías emocionales, los demás cuerpos cósmicos —luminarias, planetas, asteroides y otros— también ejercen su influencia sobre nosotros. Todo está conectado en el universo, una realidad conocida desde hace mucho tiempo por los astrólogos, pero que ahora reconocen los científicos mediante la mecánica cuántica, que sugiere que cada átomo afecta a otros átomos. En la física cuántica, todo está compuesto por ondas y partículas y funciona según la teoría del entrelazamiento, que plantea que ninguna partícula es totalmente independiente.
En pocas palabras, todo en el universo funciona al unísono y el movimiento de los cuerpos cósmicos activa la energía en nuestro interior y en el mundo de la naturaleza. Dicho de otra forma, estamos mezclados con todo el universo. Todas las energías se entrelazan en una danza fascinante de magia y ciencia planetaria, y el lenguaje de la astrología interpreta ese baile.
Los orígenes de la astrología se remontan a miles de años atrás. Los arqueólogos han hallado indicios de que los humanos han seguido los ciclos lunares desde tiempos remotos, como es el caso de las pinturas rupestres donde se marcan los ciclos lunares. Algunas de esas pruebas podrían datarse en 30.000 años antes de Cristo.
Por lo general, se dice que la astrología tiene como base los sistemas calendáricos, pero yo sugeriría que éstos se basan en el movimiento de los cuerpos cósmicos: los primeros calendarios se fundamentaban en el movimiento del Sol, la estrella Sirio (calendario egipcio) o la Luna (calendario griego).
Es decir, primero se observaron y registraron los ciclos planetarios y, más tarde, los sistemas calendáricos surgieron a partir del movimiento del cosmos. De ahí que la astrología esté presente en las raíces de nuestras vidas.
La astrología ha evolucionado en el transcurso de miles de años y existen diversas disciplinas astrológicas entre las que destacan la astrología védica (Jyotish Vidya o hindi), un sistema basado en el zodiaco sideral y no en el zodiaco tropical utilizado por la astrología occidental; la astrología china, que se basa en un ciclo de 12 años; la astrología helenística, que es una tradición grecorromana practicada desde el siglo I a. C. hasta el siglo VII d. C. y que actualmente está experimentando un renacimiento; y la astrología occidental moderna, la cual representa mi propia práctica y cuyo fundamento es el zodiaco tropical. La astrología occidental tiene su origen en la astrología ptolemaica y babilónica, que adopta un enfoque más psicológico y evolutivo.
Entre las grandes figuras de la historia de la astrología destacan Ptolomeo (siglo II de nuestra era), que escribió uno de los textos astrológicos más importantes, el Tetrabiblos; Carl Jung (1875-1961), precursor del uso de la astrología en el campo de la psicología; Alan Leo (1860-1917), a quien se conoce como el padre de la astrología moderna; y uno de mis favoritos, Dane Rudhyar (1895-1985), que acuñó el término «astrología humanista» y contribuyó a la creación de las prácticas astrológicas modernas.
Este libro parte de la tradición occidental moderna. No obstante, todas las tradiciones son válidas y solo difieren en su enfoque: algunas son más predictivas, como la védica, y otras cuentan con un enfoque más psicológico o de crecimiento personal.
La astrología occidental moderna se centra en la creación de una carta u horóscopo que se proyecta para una hora, fecha y lugar específicos utilizando el zodiaco tropical, que a su vez está basado en la relación simbólica entre la Tierra y el Sol. El zodiaco tropical divide la eclíptica en 12 partes iguales de 30º cada una (los signos) y está orientado a las estaciones, con el inicio del zodiaco en el equinoccio de primavera, al entrar el Sol en Aries. La eclíptica es una línea imaginaria, o plano, en el cielo que marca la trayectoria anual supuesta del Sol a lo largo de la cual se producen los eclipses.
LOS ORÍGENES HISTÓRICOS DE LA ASTROLOGÍA
Más allá de las primeras evidencias del seguimiento de los ciclos lunares en las cuevas y en los huesos, la historia documentada de la astrología comenzó con los sumerios de Mesopotamia hace 6.000 años, que observaban los movimientos del cosmos, al igual que la astrología védica o Jyotish, que surgió en la India hace al menos 5.000 años.
Entre el 2.400 y el 331 a. C., los babilonios, también conocidos como caldeos, crearon la rueda zodiacal con planetas, las 12 Casas representando las distintas áreas de la vida y el desarrollo.
Tras la conquista de Babilonia por Alejandro Magno, los griegos profundizaron aún más en la astrología, asignando a los planetas y a los signos del zodiaco los nombres que tienen en la actualidad. En el año 140 de la era cristiana, Ptolomeo publicó el Tetrabiblos, en el que se incluían planetas, Casas, aspectos y ángulos, todas ellas técnicas que los astrólogos siguen utilizando hoy en día.
A lo largo de los siglos, el estudio y el uso de la astrología tuvo fases de auge y decadencia en Occidente, sin embargo, prosperó en la Edad Media al formar parte de las matemáticas, la astronomía y el mundo de la medicina. Había astrólogos de la realeza y en las universidades más antiguas había cátedras de astrología.
A medida que la Iglesia fue ganando poder, la astrología empezó a decaer. La llamada Edad de la Razón, incluyendo el movimiento reformista protestante de los siglos XVII y XVIII, comenzó a promover la razón y el escepticismo frente a lo que se consideraba un mero entretenimiento. La astrología, por tanto, perdió popularidad hasta su resurgimiento a finales del siglo XIX.
LA ASTROLOGÍA
EN LA ACTUALIDAD
La astrología occidental, tal y como la conocemos hoy, comenzó a resurgir a finales del siglo XIX. Por lo general, es a Alan Leo a quien se atribuye el interés renovado que despierta la astrología y el desarrollo de un enfoque más espiritual y esotérico como teósofo.
La teosofía es una enseñanza sobre Dios y el mundo basada en percepciones místicas. Alan Leo introdujo los conceptos de «karma» y «reencarnación» en su labor como astrólogo y comenzó a alejarse de la astrología orientada a los acontecimientos para adentrarse en el análisis del carácter.
En este resurgir también se involucró el teósofo Dane Rudhyar. Fue él quien comenzó el enfoque psicológico de la astrología y acuñó el término «astrología humanista». El trabajo de Rudhyar se basó en la teosofía y en las filosofías orientales principalmente, y recibió la influencia de la psicología de Carl Jung.
El trabajo de Rudhyar es la base de buena parte de la astrología moderna desarrollada en las décadas de 1960 y 1970.
La mayor parte de la astrología occidental moderna se centra en la vertiente psicológica y humanista, aunque es cierto que actualmente están rebrotando algunas técnicas más antiguas y predictivas, especialmente entre los astrólogos más jóvenes.
Las asignaciones de género de los planetas y los signos representan un problema en nuestro mundo actual. Lo femenino se suele atribuir fundamentalmente a la pasividad, la receptividad, la debilidad, la oscuridad y la destrucción, mientras que lo masculino se considera poderoso, activo, ligero, positivo y dominante, sin tener en cuenta otros géneros. Los nombres de los planetas se basan en los panteones romanos y griegos, de naturaleza estrictamente patriarcal. Solo la Luna y Venus, de entre los principales cuerpos esenciales, fueron designados con el género femenino. En cambio, esto no es así en otras culturas más antiguas, en las que los planetas se concebían de forma diferente. Un ejemplo de ello es la gran cantidad de diosas del Sol que había en las culturas ancestrales, donde la Luna se consideraba el esperma para el óvulo del Sol. En este libro, me alejo de estas definiciones binarias, porque todos somos Sol y Luna, al igual que otros cuerpos planetarios, y cada cuerpo cósmico tiene sus puntos fuertes y débiles, sin distinción alguna de género.
En este punto, integraremos y ampliaremos la teoría de una antigua técnica helenística conocida como sectas, que distinguía entre planetas diurnos (del día) y nocturnos (de la noche). Según este sistema, el Sol, Júpiter y Saturno eran diurnos, y Venus, Marte y la Luna, nocturnos. Mercurio servía de transición. En la línea de algunos astrólogos actuales que están trabajando un enfoque más inclusivo y no binario del lenguaje astrológico, emplearemos las palabras «día» y «noche». Estas delimitaciones tienen sentido, ya que el día y la noche son visibles: el día es más yang u orientado hacia lo externo, y la noche es más yin, u orientada hacia lo interno. Como se muestra de forma clara en la tabla planetaria de la sección de tablas astrológicas, los cinco planetas personales —Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno— tienen cualidades diurnas y nocturnas, en función de la energía del signo que los rige tradicionalmente. De este modo, la interpretación es más profunda y nos aleja del lenguaje inherentemente patriarcal y binario de la astrología que se ha empleado hasta ahora.
Famosos adeptos a la astrología
A lo largo de la historia, la astrología ha sido popular entre líderes, gobernantes y otros personajes famosos. Los papas católicos se interesaban por la astrología en la Edad Media y confiaban en las predicciones y consejos de los astrólogos para programar las coronaciones y ayudarles a tomar decisiones importantes.
Carlos V fundó un colegio de astrólogos en París, Catalina de Médicis consultó a Nostradamus, y Ronald y Nancy Reagan acudían regularmente a astrólogos.
J. P. Morgan era uno de los muchos líderes empresariales que consultaban la astrología antes de adoptar decisiones empresariales, y en una ocasión manifestó en una declaración judicial: «Los millonarios no tienen astrólogos, los multimillonarios sí». Además, el que fue Secretario del Tesoro de EE.UU., Donald Regan, dijo en una ocasión: «Todo el mundo sabe que un gran porcentaje de los agentes de bolsa de Wall Street hacen uso de la astrología». Otras celebridades y personalidades conocidas de las que se sabe que han consultado a astrólogos son Lady Gaga, Madonna, Albert Einstein y Theodore Roosevelt.
El sistema solar es un organismo vivo, que respira y palpita, que inhala (diurno) y exhala (nocturno), y todos los cuerpos planetarios, signos, Casas y aspectos tienen energía diurna (inhalación) o nocturna (exhalación), y a veces incluso coexisten ambas. Yo asimilo el día con la energía de la inhalación, porque inhalamos el aliento de vida para dotarnos de energía para el día. Al llegar la noche, liberamos o exhalamos para recargarnos.
Así se refleja el entrelazamiento cuántico del sistema solar dentro de cada organismo vivo, y a su vez dentro de cada uno de nosotros.