Mi nombre es Octavio Bloom, soy director de Umbriel Editores y amigo íntimo de Eva Ki. Durante más de cuatro décadas fui el encargado de publicar buena parte de su obra literaria.
En esta ocasión, tengo la amarga tarea de poner a disposición de sus muchos lectores y sus tantos amigos, las memorias de nuestra querida Eva Ki, siempre presente en nuestros corazones. Estas fueron escritas durante su estancia en la residencia geriátrica Mis Años Felices, después de que fuera voluntad de sus hijos que pasara allí el final de sus días.
Considero indispensable puntualizar que, para respetar la voluntad de Eva Ki de conservar en el presente texto los nombres de las personas implicadas, tuvimos que incluir también las transcripciones de los informes psicológicos que llevó a cabo la doctora Uma Noemí Faltsua, durante la residencia de Eva Ki en Mis Años Felices.
Sus amigos y admiradores sabrán saltearse esos apartados que, si bien formaban parte del tratamiento terapéutico, insertados aquí no hacen más que deslucir un texto que exuda verdad a cada frase, y que demuestra que nuestra querida Eva Ki no perdió en sus últimos días ni un ápice de inteligencia.
Aunque fue una condición sine qua non integrarlos al presente texto, no es un requisito leerlos.
Por lo que respecta al correcto orden de los capítulos, espero haberme ceñido a su voluntad y que, así, el lector recorra el texto de la forma en que ella lo previó al escribirlo. Como íntimo amigo de Eva Ki, he procurado evitar cualquier mínimo error al respecto, del mismo modo que he trabajado con empeño para obtener información de primera mano acerca de lo ocurrido en el mundo el último 27 de abril, principalmente durante el terremoto de magnitud 5.9 que sacudió a Lisboa a las 18:32.
Las acotaciones intercaladas entre capítulos («Repercusiones», «In memorian», «Posdata», etcétera) persiguen un objetivo ambicioso y desinteresado: que el lector pueda componer y comprender, con cada uno de esos fragmentos, las mil vidas que Eva Ki vivió en sus setenta y tres años de creación artística. En relación a esos suplementos, cabe mencionar que, tras su fallecimiento, se acercaron a la editorial muchas y muy reconocidas figuras del mundo literario en particular (y artístico en general), para manifestarnos sus intenciones de participar en cualquier tipo de homenaje que decidiéramos organizar en su memoria. Teniendo en cuenta que nuestra Eva Ki era muy poco amiga de ese tipo de eventos, decidimos limitarnos a incluir solo los textos que creemos que le agregarán matices a su obra, y colaborarán para armar el rompecabezas que ha sido su vida literaria.
Hechas estas aclaraciones, invito al lector a avanzar con la lectura del (¿último?) texto de Eva Ki. Un pequeño retrato de sus últimos días, la extraordinaria exhibición de sus vastos recuerdos.
El final de una historia, que es apenas el principio.
Octavio Bloom
Director de Umbriel Editores