CAPÍTULO 2 ESTRUCTURA DE LA PIEL

Seguro que habéis oído muchas veces hablar de las biopsias. Básicamente consisten en coger una muestra de piel muy pequeña y procesarla para poder ver su estructura microscópica. A esto he dedicado muchos años de mi carrera investigadora en el Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz y, además de ser mi pasión, ha conseguido darme una visión integral de este órgano. No hay mejor forma de entender la piel que verla cada día al microscopio: todas sus capas, las células, las partículas que se depositan en ella y hasta los bichos que la habitan. La dermatopatología, que es como se denomina el estudio de la piel al microscopio, nos ayuda muchísimo en el diagnóstico de las enfermedades de la piel, el cabello y las uñas. Resulta todo un privilegio, ya que no hay ningún otro órgano que sea tan accesible para su estudio, y es una de las razones por las que la dermatología es una especialidad médica tan interesante y bonita.

La piel es el mayor órgano del cuerpo. Pesa unos cinco kilos y tiene una superficie de unos dos metros cuadrados, pero no es el más largo: ahí gana el intestino. Además, la piel no es solo una capa externa o una cobertura sin más, sino un órgano lleno de vida y en continua regeneración. Contiene muchos tipos de células diferentes (queratinocitos, melanocitos, fibroblastos, células de Langerhans…) para poder cumplir con todas sus funciones, como la termorregulación, el sentido del tacto o la protección frente a agentes externos. Es sorprendente el nivel de implicación que tiene en nuestro día a día, desde regular nuestra temperatura, protegernos de agresiones, hacernos sentir sensaciones tan agradables como las caricias y un largo etcétera. Por eso, invertir tiempo en conocerla, entenderla y cuidarla es uno de los mayores regalos que os podéis hacer.

¿LA PIEL ES IGUAL EN TODAS LAS ZONAS DEL CUERPO?

Seguro que habéis oído la expresión «tener la piel muy fina», sobre todo ahora que ofenderse está de moda. No hay más que darse una vuelta por redes sociales para toparse con la figura del «ofendidito», especialmente en Twitter. Esta frase hecha se refiere a ser muy susceptible, saltar a la mínima, pero no tiene base científica, ya que la piel no tiene el mismo grosor en todas las partes del cuerpo y la susceptibilidad no está relacionada con el espesor de la piel. Las palmas y las plantas de los pies, por ejemplo, están sometidas a mucho más roce, y tienen una epidermis (o capa más externa de la piel) hasta cien veces más gruesa que el resto de nuestro cuerpo, en gran medida a expensas de la capa córnea, que es la parte más superficial de la epidermis y está formada por capas y capas de células muertas que han perdido el núcleo y se han cargado de queratina. Sin embargo, en otras zonas, como la cara o los párpados, la piel es mucho más fina.

¿Cuántas capas tiene la piel?

Algunas cremas que vemos publicitadas en televisión aseguran atravesar las «diez capas de la piel», pero muchos de estos anuncios terminan desinformando más que informando, porque la piel solo tiene tres capas. Lo que sucede es que la capa más superficial, la epidermis, de la que ahora hablaremos, está formada a su vez por varias hileras o filas de células compactas. Estos anuncios lo que están diciendo es que esa crema es capaz de atravesar la primera capa de la piel, lo cual no es nada fácil. Vamos a ver por qué.

Las capas de la piel son la epidermis, la dermis y la hipodermis. El prefijo epi-, de origen griego, se utiliza para indicar que algo está encima de algo; en este caso, la epidermis está sobre la dermis, que es la segunda capa. La función principal de la epidermis es protegernos de todos los agentes externos, por eso se compone a su vez de muchas capas de células apiladas y muy unidas entre sí (como ladrillos), para dificultar el paso de sustancias, denominadas capa basal, espinosa, granulosa y córnea. Las células de las diferentes capas de la epidermis se van cargando progresivamente de una proteína, la queratina, que les da dureza, hasta que pierden completamente el núcleo y mueren. Por eso las células de la capa córnea, que es la más superficial de las que forman la epidermis, son como pequeños «sacos» llenos de queratina. Para suavizar e impermeabilizar su superficie hay una fina capa de grasa (que secretan las glándulas sebáceas) mezclada con agua (que secretan las glándulas sudoríparas) y con bacterias (la microbiota), que constituye el famoso manto hidrolipídico de la piel. Imaginaos lo difícil que es atravesar una capa de grasa y una barrera de ladrillos como esa, que además se renueva por completo cada 28-30 días aproximadamente. Sí, el mismo periodo que el ciclo menstrual. Por eso, igual que sería un disparate decir que unos tampones son maravillosos porque renuevan el endometrio en siete días, ahora cuando leáis reclamos como «Tus arrugas desaparecen en siete días» sabréis que son un disparate, porque el tiempo mínimo que suele necesitar un cosmético para que se empiecen a notar sus efectos sobre la piel es al menos de un mes, que es lo que tarda esta capa de la piel en renovarse. Es cierto que existen la cosmética flash y el maquillaje, que son capaces de cambiar las cualidades superficiales de la piel de forma casi inmediata, pero, como indica su nombre, flash, desaparecen igual de rápido que aparecen.

Piel humana

Capas de la epidermis

Seguro que estaréis pensando: «¡Qué inteligente es el cuerpo humano! Lo que no entiendo es por qué la piel tiene más capas si solo con esta primera ya estamos más que protegidos». Pero no son ganas de complicarse la vida, la naturaleza es sabia y la segunda capa, la dermis, cumple un montón de funciones importantes.

Principalmente tres:

  1. Constituye los cimientos de la piel. Es la capa de soporte, y su componente principal es el colágeno, una proteína que da estructura a la piel y la mantiene firme. Entre estas fibras de colágeno hay otras de elastina, una proteína que aporta elasticidad, y también proteoglicanos y ácido hialurónico, que captan agua y ayudan a mantener hidratada la piel. El grosor de esta capa varía de unas zonas a otras: es muy gruesa en la espalda y superfina en los párpados.
  2. Se ocupa de la vascularización y la inervación de la piel. La epidermis no tiene vasos sanguíneos, sino que se nutre a través de la vascularización que le llega desde abajo, de la dermis.
  3. Alberga los anejos cutáneos, como los folículos pilosos, las glándulas sebáceas y las glándulas sudoríparas, que se abren al exterior por un conducto mínimo para salvaguardar la protección de la epidermis, pero que son estructuras complejas que ocupan espacio y necesitan estar «a sus anchas» en la dermis.

Ya solo nos queda la hipodermis, la última capa de la piel, la de grasa, esa que algunos preferirían no tener. Y aunque hay veces que sobra algo de esta capa en algunas personas, lo cierto es que no podríamos vivir sin ella. Se llama «hipodermis» porque el prefijo hipo- quiere decir «por debajo de», en este caso de la dermis. Está formada por lóbulos de grasa separados por tabiques, que cumplen la función de aportarnos aislamiento térmico. Es como nuestro abrigo de plumas particular, ya que los seres humanos hemos perdido la protección del pelo casi por completo. Además, nos aporta amortiguación frente a golpes y caídas, por eso es tan abundante en las nalgas. Pero no es un tejido estático, sino que metabólicamente hablando es muy activo, ya que está en metamorfosis continua y sirve como almacén de energía que podemos usar cuando necesitemos. También tiene una función endocrina importante y secreta hormonas que regulan nuestro metabolismo.

¿Se puede cerrar el poro?

¿Y el poro? ¿Dónde está el poro en esta estructura de la piel por capas? El poro no es más que el orificio por donde el folículo piloso y la glándula sebácea se abren a la piel. El tamaño del poro es diferente en cada persona. Tiene forma de embudo y en él se acumulan restos de grasa, células muertas, etc., que al estar en contacto con el aire se oxidan y ensucian, por eso se ve oscuro. El tamaño del poro está condicionado por factores genéticos, hormonales y de edad, así como por el daño solar. La edad es uno de los factores que más influyen en su tamaño, pues con la edad la piel pierde elasticidad y la capacidad de mantener el tamaño del poro. Los hombres también tienen más tendencia a tener el poro más grande, debido a que su capacidad hormonal provoca una producción de grasa extra.

Existen muchos productos cosméticos que aseguran «cerrar» o «disminuir» el tamaño del poro, pero esto es muy difícil, por no decir imposible. La única forma de que el poro parezca más pequeño es haciendo una buena limpieza de nuestra piel a diario, ya que un poro limpio ópticamente parecerá más pequeño. Para ello podemos utilizar agua y algún producto adecuado. Si además incorporamos hidroxiácidos como el ácido salicílico o retinoides a nuestra rutina cosmética, la limpieza será más completa y estaremos contribuyendo a la salud de nuestra piel. Otra opción son las cremas coloreadas que lo disimulan porque lo maquillan. Pero huid de las limpiezas manuales en casa: ese aprieta que te aprieta frente al espejo es una escabechina para nuestra piel.

LOCURAS BEAUTY: ¿SE PUEDE COMPRAR ROPA HECHA CON PIEL HUMANA?

Rotundamente no. La confusión comenzó cuando la empresa Human Leather, especializada en fabricar prendas de piel, empezó a asegurar que fabricaba prendas de vestir «exclusivas» para clientes VIP a base de piel humana. Desde entonces, las fake news han seguido alimentando esta especulación a base de marketing viral, con una información engañosa y escalofriante a partes iguales. Pero estas piezas no están elaboradas con piel humana, sino con látex y silicona. Al menos la polémica ha servido para que algunos artistas como Tina Gorjanc lancen campañas de concienciación como el proyecto «Pure Human», que quiere llamar la atención sobre la falta de marco legal que afecta hoy en día al genoma humano. Para ello ha diseñado prendas a base de piel de cerdo sintetizada en laboratorio reivindicando que no sería tan difícil ni tan lejano hacer lo mismo con piel humana si no se regula bien el mercado del ADN individual en el futuro. ¿Qué os parece? ¿Compraríais una chaqueta de piel sintetizada en laboratorio a partir del ADN de vuestro cantante de rock favorito?