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Los tres fichajes más caros de la historia: Dembélé, Coutinho y Griezmann

«Cuando se marchó Neymar, todo el mundo se volvió loco. El club casi se hundió», recuerda André Cury, agente de futbolistas que trabajó en el Barça durante el mandato de Bartomeu.

Tras perder a Neymar, la directiva del Barça se puso nerviosa. El club azulgrana se lanzó al mercado con dinero en el bolsillo y los otros clubes se aprovecharon. Curiosamente, el primer fichaje después de Neymar no fue el de Dembélé, sino el de Paulinho, y en esa operación ya se pagaron las consecuencias del traspaso de Neymar. Paulinho jugaba en el Guangzhou Evergrande de China y, en principio, el Barça lo iba a fichar por 20 millones de euros, pero cuando los chinos supieron lo que había ingresado el Barça por Neymar, pidieron la cláusula de rescisión entera: 40 millones de euros. Fue lo que terminó pagando el Barça. A cambio, Paulinho se bajó el salario que iba a cobrar del club azulgrana. Al año siguiente se marchó. Con una ficha de cinco millones de euros, pidió un aumento a siete millones que el Barça no quiso pagarle, y como en China le pagaban catorce, pidió marcharse. El Barça aceptó porque así recuperaba el dinero invertido en el futbolista un año antes. Y aligeraba sus tensiones económicas. Fue una operación de ida y vuelta, que tuvo a Paulinho sólo una temporada en el Barça.

En seis temporadas, de 2015 a 2021, el Barça se gastó 1.100 millones de euros en fichajes. Se convirtió en el tercer club del mundo que más dinero invirtió, sólo superado por el Manchester City y la Juventus. Los datos fueron extraídos del portal Transfermarkt, referencia en el mundo de la dirección deportiva y la representación de futbolistas. Mientras el Real Madrid se gastó 674 millones o el Bayern de Múnich invirtió 502 millones, el Barça superaba la barrera de los 1.000.

«Se invirtió por encima de las posibilidades del club. Además, todas las inversiones fueron fallidas. La historia empieza con el turco (Arda Turan). La nueva era de Bartomeu arrancó con ese fichaje. Siempre se ha dicho que fue la Comisión Gestora la que fichó a Arda, pero... ¿Alguien se cree que Bartomeu no hablaba con Ramon Adell?», recuerda un exejecutivo del Barça.

Arda Turan fichó por el Barça en verano de 2015. El club estaba en pleno proceso electoral y fue la Comisión Gestora la que cerró formalmente esa incorporación. El Barça declaró públicamente que había 34 millones fijos más 7 en variables. Pero, en realidad, esos 7 millones eran un fijo diferido. Es decir, Arda Turan costó ya de inicio 41 millones. El turco nunca se adaptó al club y terminó marchándose dos años cedido al Besiktas, hasta la extinción de su contrato.

El Barça compró y vendió mucho. Éste es uno de los aspectos que explica que el impacto de la pandemia por COVID-19 le afectara más que a otros clubes. El coronavirus provocó un parón en el mercado de fichajes internacional, y eso afectó a los clubes que más vendían. Un antiguo miembro de la dirección deportiva del Barça cuenta: «Cuando llegué me dijeron que tenía la obligación de generar 80 millones de plusvalías en traspasos para cuadrar el presupuesto del club». La entidad azulgrana se obligó a vender.

Y lo hizo. En seis años, ingresó 703 millones de euros traspasando jugadores, 200 millones más que el Real Madrid o 450 millones más que el Bayern de Múnich.

En el diferencial entre incorporaciones y ventas, al Barça le salen 397 millones gastados en seis años. Al Real Madrid, le salen 170 millones. Son 227 millones de diferencia entre un club y otro. «Florentino supo guardarse el dinero de Cristiano Ronaldo mientras que Bartomeu malgastó el de Neymar», afirman varias fuentes del Barça. Ésa es una de las grandes diferencias en la gestión de ambos clubes, y este dato sirve para explicar la situación de uno y otro.

Neymar se marchó en 2017. A partir de entonces y hasta 2021, el Barça se convirtió en el club que más dinero gastó en fichajes. En cuatro años invirtió 929 millones de euros, más que Juventus, Chelsea, Manchester City, PSG, Manchester United, Atlético o Real Madrid, que lo siguen en el ranking.

Fuente: transkfermarkt.es

El Barça fichó a veintiséis futbolistas en cuatro años, entre ellos los tres fichajes más caros de la historia. Según Transfermarkt, hay doce jugadores que han costado más de 100 millones de euros. Tres de ellos son del Barça: Dembélé, Coutinho y Griezmann. El PSG lo sigue con dos: Neymar y Mbappé. El Real Madrid también tiene a dos: Gareth Bale y Hazard. Y hay cinco equipos que han fichado a un jugador pagando 100 millones de euros o más. El Atlético de Madrid, a João Félix; el Manchester City, a Grealish; la Juventus, a Cristiano Ronaldo; el Chelsea, a Lukaku, y el Manchester United, a Pogba.

«Si cuentas traspaso y salario, sólo con Dembélé, Coutinho y Griezmann, el Barça se ha gastado casi 1.000 millones de euros —cuenta Josep Maria Minguella, exrepresentante de futbolistas—. Es una ruina —concluye.»

El fichaje de Dembélé

«Sabíamos que en Dortmund se dormía y llegaba tarde a entrenar, pero pensamos que en el Barça esa actitud cambiaría», admite un exejecutivo del club azulgrana. El entonces secretario técnico Robert Fernández fue la persona que más apostó por Dembélé. Contó con el visto bueno del entrenador, Ernesto Valverde, que quería algún futbolista que pudiera jugar de delantero por las bandas.

«Yo ya lo tenía fichado el año antes por 15 millones de euros del Rennes», contó Robert. Pero el club no se atrevió a apostar fuerte por él, y el jugador prefirió hacer un paso previo por otro equipo antes de dar el salto a un club grande como el Barça. Hay que tener en cuenta que un año antes, el Barça tenía a Neymar, Messi y Suárez en la plantilla. Cualquier jugador se lo hubiera pensado mucho antes de ir al Barça, porque sabía que sería difícil jugar. Dembélé prefirió marcharse al Borussia Dortmund, y sus representantes se aseguraron un futuro gran contrato. El Dortmund es un club trampolín. Ficha a muchos futbolistas jóvenes a los que después vende a grandes clubes. «Me iré al Dortmund y en dos o tres años ficharé por el Barça», le dijo Dembélé a Robert Fernández. No tuvo que esperar tanto, sólo un año después el francés aterrizó en Barcelona.

El Barça pagó 105 millones fijos más 40 en variables por Dembélé. Anunció su fichaje un 25 de agosto, es decir, veintidós días después del adiós de Neymar. Dembélé se convertía en el fichaje más caro de la historia del Barça. Tenía veinte años y había pagado casi diez veces más de lo que Dembélé le había costado al Dortmund tan sólo un año antes.

Los técnicos apostaron por el futbolista francés porque podía jugar por las dos bandas del ataque. Lo escogieron en lugar de Mbappé. «Hay decisiones que marcan la historia de un club, y ésta es una de ellas. Fue un error histórico», denuncia Josep Maria Minguella. Su opinión es compartida por mucha gente, tanto dentro como fuera del Barça.

Mbappé jugaba en el Mónaco, pero se quería marchar. El futbolista se quería ir al PSG porque había nacido en París y le hacía ilusión jugar ahí. Pero el Mónaco prefería venderlo a un club extranjero. A Mbappé se le abrieron dos posibilidades: Barça y Real Madrid. Desde pequeño se había sentido atraído por el club blanco, pero, en aquel momento, en lo futbolístico prefería el Barça. La explicación era sencilla. En el Madrid jugaban Cristiano Ronaldo, Benzema y Gareth Bale. Mientras que el Barça había perdido a Neymar. Es decir, con dieciocho años, Mbappé creía que le sería más fácil jugar de titular en el Barça que en el Madrid.

El directivo Javier Bordas recibió la llamada de Josep Maria Minguella ofreciéndole la posibilidad de fichar al jugador, y Bordas lo trasladó al presidente y a la dirección deportiva. Bordas llegó a hablar con el padre de Mbappé, que era su representante. Según Minguella, la operación podía cerrarse en poco más de 100 millones de euros, pero el Barça no se decidió a ir a por él. Los técnicos del club consideraban que Mbappé era delantero centro y que en esa posición ya tenían a Luis Suárez. Escogieron a Dembélé porque era un extremo, un futbolista de banda, que era lo que necesitaban.

Bartomeu dio pocas explicaciones de este fichaje ante sus compañeros de junta. Un exdirectivo recuerda: «Cuando le pregunté por qué habíamos fichado a Dembélé en lugar de a Mbap­pé, Bartomeu me respondió que Mbappé era del Madrid. —Y añade—: Jordi Mestre me dijo: yo me entero de los fichajes por la prensa». Mestre era el vicepresidente deportivo.

El Barça fichó a Dembélé un 25 de agosto. Seis días después, el PSG fichó a Mbappé. Son momentos que pueden cambiar la historia de un club.

«Si Dembélé hubiera querido, ya tendría un Balón de Oro», afirma un miembro del cuerpo técnico del Barça que trabajó codo con codo con el jugador. Todos los técnicos destacan sus grandes condiciones futbolísticas, pero también su falta de profesionalidad. Come mal, duerme poco y no se deja asesorar.

«Cuando una vez entré en su casa y vi que comían en el suelo y todos de una misma cazuela y con la mano, pensé... nos queda mucho trabajo que hacer con él», recuerda un antiguo miembro de la dirección deportiva. «Un día fui a ver a Ousmane a su casa y me encontré a gente durmiendo en el suelo del comedor», cuenta una persona cercana al vestuario azulgrana.

Dembélé llegó tarde a entrenamientos tantas veces que incluso sus compañeros de vestuario le gastaban bromas. Un día lo engañaron con el horario para reírse de él. Y no sólo a entrenamientos. Llegaba una hora o, incluso, dos horas tarde a sesiones de recuperación sin dar ninguna explicación por el retraso.

En el club hablaron repetidas veces con Dembélé. Le pusieron una cocinera, pero la echó de casa. Intentaron que alguien del equipo técnico del club desayunara cada mañana con él, pero tampoco funcionó. Incluso hablaron con su madre para que se trasladara a vivir a Barcelona, pero terminó volviendo a París.

Los malos hábitos de Dembélé explican algunas de sus múltiples lesiones. En cuatro temporadas y media, el francés ha sufrido trece lesiones, casi todas musculares. Se ha pasado más de setecientos días de baja en menos de cinco años. Es decir, el segundo fichaje más caro de la historia sólo ha estado disponible la mitad del tiempo. Y en ciento veinticinco partidos ha marcado treinta goles. «Os va a sorprender lo que diré, pero por el tipo de lesiones que ha tenido, creo que difícilmente Dembélé se volverá a lesionar tanto como estos últimos años», asegura Juanjo Brau, exfisioterapeuta del Barça.

El Barça intentó vender al jugador varias veces. Lo quiso incluir en la operación de algún fichaje, intentó cederlo a otro club e, incluso, le ofreció la carta de libertad en el mercado de invierno de 2022. El fichaje de Dembélé por el Barça fue un gran fracaso.

El fichaje de Coutinho

El Barça empezó a gestionar el fichaje de Coutinho antes de que se marchara Neymar. El club lo veía como el futuro sustituto de Iniesta. Se pasó todo el verano negociando con el Liverpool, pero los ingleses no aceptaron las ofertas del Barça. El fichaje se retrasó hasta invierno. Finalmente, el 6 de enero de 2018, Coutinho se convirtió en jugador del Barça. El club azulgrana pagó 120 millones de euros más 40 en variables. Curiosamente, en el comunicado oficial del fichaje, el Barça no informó del precio del traspaso, cómo sí había hecho en las contrataciones anteriores.

Si hacemos una suma rápida, los 105 fijos de Dembélé más los 120 de Coutinho, dan 225 millones de euros, casi calcado a lo que el Barça había ingresado por Neymar.

Bartomeu había conseguido su 2x1. Dos cracks al precio de uno. Dembélé y Coutinho por Neymar. Salvando las distancias, fue una operación que mucha gente comparó con la que hizo años atrás otro presidente del Barça, Joan Gaspart, que fichó a Overmars y Petit con los 10.000 millones de pesetas que el Real Madrid pagó por Luis Figo. Esa operación terminó siendo una ruina para el Barça, como años después lo fue esta otra de Bartomeu.

«La primera oferta por Coutinho fue de 80 millones de euros, distribuidos en cuatro pagos anuales. Es decir, 20 millones cada año», recuerda André Cury. «Ese precio era el máximo que queríamos pagar al Liverpool, pero al empezar la temporada se lesionó Dembélé y los directivos se pusieron nerviosos», añade el representante brasileño.

El Liverpool había rechazado las ofertas que el Barça le había presentado ese verano. Durante los meses siguientes, Bartomeu había mantenido el contacto con el jugador. Se escribían wasaps a menudo. Bartomeu decía a su entorno que había adquirido un «compromiso con Philippe» y que debían intentar ficharlo en el mes de enero. Luis Suárez, uno de los pesos pesados de la plantilla, presionó para que lo trajeran. Suárez y Coutinho habían sido compañeros en el Liverpool.

Coutinho llegaba para sustituir a Neymar, aunque mucha gente en el club repetía que era el recambio de Iniesta. No parecía muy clara su posición de juego ideal dentro del esquema del equipo.

En cualquier caso, cinco meses después del traspaso de Neymar, el Barça ya se había gastado el dinero que había ingresado en sólo dos futbolistas: Dembélé y Coutinho, 105 y 120 millones fijos más 40 en variables.

Los 40 en variables eran idénticos para ambos jugadores: 20 millones si llegaban a disputar 100 partidos con el Barça; 10 millones por clasificarse los dos primeros años para la Liga de Campeones, y otros 10 millones si el Barça conseguía ganar dos veces la Champions. Por tanto, 30 de estos 40 variables eran de fácil cumplimiento.

De esta manera, el Barça consolidaba una práctica que se hizo habitual en el mandato de Bartomeu: los variables. Variables tanto para traspasos a clubes como en sueldos de futbolistas. Con un peligro. Muchos de estos variables eran, en realidad, un fijo encubierto. Y otros muchos se convertían en fijo de una temporada a otra. La pelota se iba haciendo grande, pero se pegaba patadón hacia delante.

Coutinho llegó en enero de 2018 y firmó un contrato hasta 2023. En su primer medio año, jugó veintidós partidos y marcó diez goles. En la segunda temporada, disputó cincuenta y tres partidos y marcó once goles. Coutinho era un futbolista triste en Barcelona. No encontraba su sitio en el campo. Y la afición había empezado a silbarle. «Siempre está rezando —bromea una persona del vestuario—. Es triste.» Con el objetivo de que se revalorizara para poder traspasarlo al año siguiente, el Barça decidió cederlo una temporada al Bayern de Múnich. Coutinho no fue titular habitual en Alemania, pero completó una temporada aceptable en la que conquistó la Liga y la Champions. De hecho, el brasileño marcó dos goles al Barça en el 2-8 del Bayern de Múnich. El fichaje más caro de la historia del Barça le marcaba dos goles a su club en la mayor goleada encajada en la historia de la Liga de Campeones.

Al finalizar esa temporada, Coutinho regresó a España. Al principio tenía dudas por cómo lo recibirían en el vestuario por haber participado en aquella goleada. Pero los compañeros lo trataron bien. Entendían que era un profesional. Coutinho sólo jugó catorce partidos en la temporada 2020-2021 y quince más al año siguiente. En enero de 2022, el Barça volvió a cederlo. Esta vez al Aston Villa.

Ya con muchas tensiones para encajar todos los salarios de los futbolistas dentro de lo permitido, el Barça se quitó de encima a Coutinho para ahorrarse su salario. El brasileño ganaba 24 millones de euros anuales. Su agente, Kia Joorabchian, se embolsó 800.000 euros por cerrar la cesión del jugador al Aston Villa. Los ingleses se guardaron una opción de compra definitiva por el jugador de 40 millones de euros. Sería la manera de que el Barça recuperara, en parte, la gran inversión que había hecho con él.

El problema con Coutinho ya fue de base. Se le fichó como sustituto de Iniesta y luego vendieron que iba a ser el recambio de Neymar. Nadie tenía clara cuál debía ser su posición en el campo. La poca calidad en los entrenamientos, unida a su flojo carácter provocaron que el fichaje fuera un fracaso.

Cinco años después, las dos incorporaciones más caras de la historia del Barça, Dembélé y Coutinho, certificaron su fracaso. Messi empezaba a enfadarse con la política deportiva del club.

El fichaje de Griezmann

«Eres un mentiroso», le dijo Messi a Bartomeu. El fichaje de Griezmann certificó el conflicto entre el presidente y la estrella del club. «Los Messi consideran a Bartomeu un embustero», reconoce un exejecutivo del Barça. La mentira fue la siguiente. Bartomeu se reunió con Messi y el argentino le pidió que intentara fichar a Neymar, y le preguntó si era verdad que Griezmann iba a venir al Barça. Bartomeu le respondió que no. Que no era verdad que lo tuviera fichado. Pocos días después, Piqué contó en el vestuario que Griezmann lo había llamado pidiéndole consejo para buscar una casa en Barcelona. Piqué dijo a sus compañeros que el francés jugaría en el Barça. Messi montó en cólera por la mentira de Bartomeu. Le mandó un wasap recriminándole que le hubiera escondido este fichaje. En privado, Bartomeu reconoció que fue así, que mintió a Messi. Pero lo justifica. Dice que no le podía decir la verdad porque, en el momento del acuerdo, Griezmann aún tenía contrato con el Atlético de Madrid. El Barça había negociado con un futbolista que tenía contrato en vigor con otro equipo, sin permiso, y, por tanto, no podía reconocer una ilegalidad. De hecho, el Atlético amenazó al Barça con llevarlo a los tribunales, ya que recibió por equivocación un correo electrónico en el que se revelaban detalles de la negociación entre el Barça y Griezmann. En ese correo se hablaba de un reparto de comisiones entre intermediarios. Para evitar posibles juicios, el club azulgrana pagó 15 millones de euros adicionales a los 120 de la cláusula de rescisión de Griezmann. El coste financiero de la operación fue muy alto debido a que el Barça tuvo que abonar 120 millones de golpe. Al ser el pago de una cláusula, el fichaje no podía pagarse a plazos, como se hace habitualmente. El Barça no tenía tanto dinero líquido disponible y tuvo que pedir dos créditos. Como desveló el diario Sport, el Barça tuvo que pedir 85 millones a un fondo de inversión y un crédito de 35 millones durante seis meses a una entidad bancaria.

«Bartomeu tomó decisiones irresponsables», asegura un exdirectivo. Y el fichaje de Griezmann es un claro ejemplo, porque endeudarse para hacer un fichaje era una temeridad. Este exdirectivo explica: «Para que la gente lo entienda, tú te endeudas para comprarte una casa, por ejemplo. Pero si te endeudas para pagarte unas vacaciones o un entrenador personal, estás siendo irresponsable. Con el Barça es lo mismo. La casa sería el estadio nuevo. Un fichaje son las vacaciones».

El Barça fichó a Griezmann un año más tarde de lo previsto. El club esperaba incorporarlo en 2018, pero terminó fichándolo en 2019. Fue una incorporación polémica porque Griezmann había dado plantón al Barça mediante un documental llamado La decisión, en el que anunció que continuaría en el Atlético de Madrid. Ese documental fue producido por Gerard Piqué, lo que provocó el enfado de la directiva del Barça. «Las formas de Piqué han provocado sorpresa y malestar. Hablaremos con él y Umtiti de manera interna», dijo Jordi Mestre, vicepresidente del Barça. Umtiti había puesto un emoticono de palomitas justo cuando se emitía el documental de Griezmann.

«Que me llamen. Tienen mi teléfono y saben dónde está el vestuario», respondió Piqué. La amenaza de sanción de la directiva terminó en nada. Griezmann se quedó en el Atlético de Madrid y meses más tarde volvió a contactar con Bartomeu.

El presidente no quería saber nada del francés. Pero Griezmann utilizó un contacto común para acercarse a Bartomeu: el abogado José Manuel González Franco.

González Franco trabajó para el Barça después de haberlo hecho para Bartomeu en particular. Según cuenta, había conocido a Griezmann durante un verano cuando coincidieron en unas vacaciones. Se hicieron amigos, y el abogado terminó asesorándolo en unos problemas jurídicos. González Franco fue la persona que rompió las reticencias de Bartomeu para volver a reunirse con Griezmann, porque, en un principio, el presidente no quería ni contestarle al teléfono. Que González Franco hizo de enlace lo reconoce el propio abogado. Incluso Bartomeu. Pero ambos aseguran que González Franco no cobró nada por esta intermediación. Laporta tiene dudas y sospecha de esta operación. Por eso mandó a la fiscalía detalles sobre el fichaje. Quiere que la justicia lo investigue. En concreto, un pago de siete millones de euros que, supuestamente, el Barça le hizo a Griezmann y posteriormente Griezmann hizo a González Franco.

Un ejecutivo cercano a Bartomeu le recomendó no fichar a Griezmann por todo lo que había pasado el año anterior. Bartomeu le respondió: «¿Por qué nos van a valorar? Por los resultados. Pues con este hombre tendremos más posibilidades de ganar».

El Barça contrató al francés el 12 de julio de 2019. En el club había unanimidad sobre el acierto de este fichaje. Era campeón del mundo, tenía calidad y ambición e iba a servir para apretar a Messi. Los consideraban compatibles, aunque ocupaban una posición similar en el terreno de juego. La dirección deportiva creía que Griezmann podía jugar de delantero centro. Pero el francés nunca se adaptó a su nuevo club. En el vestuario, algunos lo llamaban «El Posturitas». Y Messi lo miraba con recelo porque no terminaban de entenderse futbolísticamente. Paradójicamente, su relación personal no era mala. Estaba fomentada por la amistad que hicieron sus respectivas parejas, que se llevaban muy bien.

Ernesto Valverde intentó encajar a Griezmann en el juego del equipo con alguna variación táctica, pero no funcionó. Por su parte, el francés se sorprendió de lo poco que se entrenaba en el Barça. Él venía del Atlético, donde estaba Simeone, y las sesiones de preparación eran mucho más duras e intensas de lo que se encontró en Barcelona. Algo parecido ya había pasado con Arda Turan. El turco se echaba las manos a la cabeza cuando vio los primeros entrenamientos del Barça. La intensidad era mucho menor que en el Atlético de Madrid. Pero a Arda Turan ya le iba bien, puesto que reconoció haberse marchado del Atlético porque Simeone le hacía correr demasiado.

En el verano de 2021, el Barça cedió a Griezmann de vuelta al Atlético de Madrid. El club madrileño se guardó una opción de compra de 40 millones de euros.

De esta manera, el tercer fichaje más caro de la historia del club pasó sin pena ni gloria por Barcelona.